El Corazón Del Tiempo

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El Corazón Del Tiempo
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El Corazón del Tiempo

Serie del Guardián del Corazón de Cristal

Libro 1

Author: Amy Blankenship

Translated by Gladys de Contreras

Copyright © 2012 Amy Blankenship

English Edition Published by Amy Blankenship

Spanish Edition Published by TekTime

All rights reserved.


La Leyenda del Corazón del Tiempo

Los mundos pueden cambiar pero las verdaderas leyendas nunca se desvanecen.

La oscuridad y la luz han batallado constantemente desde el principio de los tiempos. Los mundos se forman y aplastan debajo de los pies de sus creadores, pero la necesidad constante del bien y del mal nunca ha sido cuestionada. Sin embargo, a veces un nuevo elemento emerge, la única cosa que ambas partes quieren, pero que sólo uno puede tener.

Paradójico por naturaleza, el Guardián de Corazón de Cristal es la única constante que ambas partes se esfuerzan por alcanzar. La piedra cristalina tiene el poder de crear y destruir el universo conocido, sin embargo, puede terminar con el sufrimiento y el conflicto en un mismo aliento. Algunos dicen que el cristal tiene mente propia, otros dicen que los dioses están detrás de todo.

Cada vez que el cristal ha aparecido, sus guardianes siempre han estado dispuestos a defenderlo de quienes lo usarían de forma egoísta. Las identidades de estos guardianes permanecen inalteradas y ellos aman con la misma intensidad sin importar el mundo o el tiempo.

Una chica se encuentra en el medio de estos guardianes antiguos y es objeto de sus afectos. Ella tiene dentro el poder del cristal en sí. Ésta es la portadora del cristal y la fuente de su poder. Los límites a menudo desaparecen y proteger el cristal lentamente pasa a ser proteger la sacerdotisa de otros guardianes.

Esto es de lo que se nutre el corazón de la oscuridad. Es la oportunidad de hacer que los guardianes del cristal sean susceptibles y débiles al ataque. La oscuridad anhela el poder del cristal y también a la chica como un hombre anhelaría a una mujer.

Dentro de cada una de estas dimensiones y realidades se encuentra un jardín secreto conocido como el Corazón del Tiempo. Allí, una estatua de una joven sacerdotisa humana está arrodillada. Ella está rodeada por una magia milenaria que mantiene su tesoro secreto, oculto y bien preservado. Las manos de la doncella están extendidas como esperando que algo preciado sea puesto en ellas.

La Leyenda dice que ella está esperando que la poderosa piedra conocida como el Guardián del Corazón de Cristal vuelva a ella.

Sólo los guardianes conocen el verdadero secreto detrás de la estatua y cómo ésta llegó a existir. Antes de que los cinco hermanos inhalaran sus primeros alientos, sus ancestros, Tadamichi, y su hermano gemelo, Hyakuhei, protegían el corazón del tiempo durante su época más oscura. Por siglos, los gemelos protegieron el sello que previno que el mundo humano se mezclase con el reino demoníaco. Esta era una tarea sagrada y tanto las vidas de los humanos como de los demonios debían mantenerse a salvo y en secreto una de la otra.

Inesperadamente, durante su reinado, una pequeña banda de humanos accidentalmente cruzaron hacia el mundo del demonio debido al cristal sagrado. Durante un tiempo de agitación sus poderes causaron una ruptura en el sello que había separado las dimensiones. El líder del grupo humano y Tadamichi se habían rápidamente convertido en aliados, haciendo un pacto para cerrar la ruptura en el sello y mantener los dos mundos bloqueados el uno del otro para siempre.

Pero durante esa época, Hyakuei y Tadamichi se habían enamorado de la hija del líder humano.

En contra de los deseos de Hyakuhei, la ruptura había sido reparada por Tadamichi y el padre de la chica. La fuerza del sello había sido multiplicada por diez, separando el peligroso triángulo amoroso para siempre. El corazón de Hyakuhei estaba destrozado, hasta su propio hermano de sangre Tadamichi lo había traicionado asegurándose de que él y la sacerdotisa estuvieran separados eternamente.

El amor puede transformarse en la cosa más malvada una vez que se pierde. El corazón roto de Hyakuhei se convirtió en ira maliciosa y celos causando una batalla entre los hermanos gemelos, terminando con la vida de Tadamachi y separando sus almas inmortales. Esas astillas de inmortalidad crearon cinco guardianes nuevos para tomar el control sobre el sello y protegerlo de Hyakuhei, quien se había unido a los demonios dentro del reino demoníaco.

Prisionero dentro de la oscuridad, él se había transformado, Hyakuhei expulsó todo pensamiento de proteger el corazón del tiempo, en lugar de eso, él se enfocó en hacer desaparecer el sello por completo. Sus largos rizos de medianoche, llegándole más abajo de sus rodillas y un rostro que pertenece sólo a los más seductores, esconden el verdadero mal que se encuentra dentro de su apariencia angelical.

A medida que comienza la guerra entre las fuerzas de la luz y la oscuridad, una luz azul cegadora es emitida por la estatua santificada señalando que la joven sacerdotisa ha renacido y el cristal ha resurgido en el otro lado.

A medida que los guardianes son atraídos a ella y se convierten en sus protectores, la batalla entre el bien y el mal verdaderamente comienza. De ahí la entrada a otro mundo donde la oscuridad es dominante dentro del mundo de la luz.

´Ésta es una de sus muchas aventuras épicas...

Capítulo 1 "Recuerdos Destrozados"

"¡Kyoko!"

El grito de rabia de Toya se escuchaba por todo el bosque circundante. A medida que el sonido de su grito desesperado se desvanecía, todo se convertía en un silencio mortal, mientras que todos los ojos estaban puestos en el próximo movimiento de Hyakuhei.

Nadie pudo haberlo detenido. Todo había pasado muy rápidamente para que alguien reaccionara. Lo que pasó había paralizado de miedo a los cinco guardianes. No podían creer que se habían unido como los protectores del guardián del corazón de cristal para luchar con Hyakuhei sólo para que él ganara, sólo para perder a la única persona que todos ellos amaron y protegieron.

Allí, flotando en el medio del campo de batalla, su peor pesadilla se hizo realidad.


Hyakuhei sostuvo a Kyoko contra él, mientras éste miraba hacia abajo en su rostro aterrorizado. La mitad inferior de su cuerpo había empezado a fundirse con el suyo, justo como él lo había planeado. Estaba tratando lentamente de devorarla a ella y al Guardián del Corazón de Cristal en su cuerpo y el vacío dentro de su alma. Todos los que observaron pudieron ver la corrupción del Cristal mientras brillaba con la oscuridad nacida del mal.

Las manos de Kyoko estaban contra el pecho de Hyakuhei, mientras ella se alejaba frenéticamente de él, tratando con todas sus fuerzas de liberarse de este señor guardián convertido en demonio, sólo para que riera de ella.

Hyakuei estaba lleno de un poder que corría por su piel y sangre, esos débiles intentos de ella por escapar lo entretenían enormemente. Su largo cabello de tono ébano nadaba alrededor de ellos, como sí tuviera vida propia. Los extremos sedosos de los mechones medianoche se tejieron detrás de Kyoko como una cinta de hierro para ayudar a someter su pequeño cuerpo contra el de él.

Sus piernas le picaban como si se formara hielo por toda su piel, como si un millón de alfileres la pincharan a la vez. Ella no quería caer en el frío y el oscuro vacío que era su alma. Ella podía sentir todos los demonios ahí esperando por ella. Mientras más era arrastrada dentro de su cuerpo, más frío se iba volviendo. Sus piernas le picaban como si se formara hielo a lo largo de su piel, como si un millón de alfileres la pincharan a la vez.

Ella sabía que si no hacía algo rápido, estarían todos perdidos. Podía ver a los cinco hermanos que la habían protegido los últimos dos años, quedándose ahí observando.

Todos ellos querían ayudarla, pero estaban muy asustados como para hacer algún movimiento mientras ella seguía siendo usada como escudo.

Ella no quería perder a este traidor de los guardianes. Éste era su propio tío ¿por qué se había puesto en contra de sus sobrinos desde hace tanto tiempo? Los ojos verdes esmeralda de Kyoko se voltearon para bloquear al enemigo en su temerosa ira. Esto no podría estar pasando, no después de todo lo que ella había pasado, era su culpa.

Sus ojos se estrechaban en la mirada fija y oscura de Hyakuhei. Ella había traído el Cristal a este mundo y ella lo sacaría de este mundo así tuviera que llevarlo con ella al infierno.

Kyou se quedó a no más de 20 metros y en una furia cegadora sacó rápidamente su espada de destrucción "Hakaisha". A él no le gustaba el pensamiento de que su tío… su enemigo, estuviera tocando la única chica humana a la que él había llegado a respetar. Ella se veía peligrosamente frágil en los brazos de un hombre enfurecido, la pelea era ahora de la pureza contra la maldad.

El señor del reino guardián, Kyou, el mayor de los hermanos, no podía hacer nada sin que Kyoko sufriera en el proceso. Secretamente, él sabía que el poder del Cristal no podía lastimarlo porque él había usado un hechizo para bloquear todos los hechizos antes de la batalla. Él había estado preparado en caso de que Hyakuhei hubiera tratado de usar el Guardián del Corazón de Cristal en su contra.

 

Pero esto no lo había anticipado. Él no quería que Kyoko saliera lastimada…nunca, no mientras él tuviera el poder de prevenirlo.

Él no luchó cuando los fantasmas oscuros y demoníacos enviados por Hyakuhei, salieron de la tierra, como si vinieran de una pesadilla oculta y envolvieron su letal cuerpo para someterlo. Kyou vio a Toya mirar la furia ardiente en los ojos plateados de su hermano menor.

Hyakuhei había atrapado a Toya en un ataque de fantasmas demoníacos, tratando de mantenerlo a raya pero Toya seguía luchando con venganza hacia ellos. En su interior, Kyou estaba agradecido por las restricciones puestas a su hermano porque sin ellas, Toya hubiera atacado sin importar las consecuencias. Sólo la mirada de Kyoko en tal peligro había empujado a Toya más allá del punto de quiebre.

Kyou podía sentir el poder protector de Toya intensificarse con cada latido, junto con su poder y el poder de sus hermanos.

Ni a diez pies de distancia, los ojos azul hielo de Kotaro se abrieron sorprendidos. Él no quería ver a Kyoko lastimada, pero no podía hacer nada para impedirlo. Sus brazos estaban sangrando por la batalla y sus piernas no estaban en la mejor forma. Mientras luchaba por mantenerse de pie, él estaba tan débil que ni podía atacar en ese momento, luchando contra el dolor. Su mente todavía se congelaba de miedo por la chica que amaba más que nada.

"No te atrevas a lastimarla o yo te cazaré hasta en el infierno, Hyakuhei", Kotaro murmuró con voz ronca, revelando sus colmillos afilados mientras sus ojos azules ardían con su necesidad de represalia. El aire a su alrededor parecía cobrar vida de venganza mientras los escombros volaban formando un círculo a su alrededor gracias a sus poderosos vientos.

Kamul tenía miedo, pero ver a Kyoko luchando en los brazos de Hyakuhei lo había hecho reaccionar. Polvos multicolores brillaban en sus ojos enfurecidos. Sin pensar en las consecuencias, Kamul corrió directamente hacia Hyakuhei con sus garras expuestas y un coraje inimaginable nacido de su amor por la sacerdotisa y visto por todos.

Los demonios sombríos de Hyakuhei, lo repelieron, golpeando su cuerpo contra la dura suciedad y lanzando escombros.

Kaen atrapó a Kamui fuertemente, el fuego salía de sus pies mientras saltaba colocándose a salvo, cuidando siempre al guardián más joven durante la batalla. Con Kamui en el suelo y fuera de peligro, Kaen miró a Hyakuei con furia y se mantuvo de pie entre el guardián más joven y el peligro.

Suki estaba de rodillas, aún sosteniendo a su padre en sus brazos. Su cuerpo ahora sin vida y su odio por Hyakuhei hervía dentro de ella por matar a Sennin. Su mirada ahora se fijaba en Kyoko, deseaba que ella pudiera salvar a su mejor amigo del mismo frío destino en el que cayó tan sabio anciano.

Shinbe se puso de pie en actitud protectora en frente de Suki, bloqueando su cuerpo de la vista de Hyakuhei. El viento proveniente de la rabia de Kotaro, sopló el cabello azul medianoche de Shinbe sobre su rostro, dándole una expresión de hechizo a sus ya conocidos ojos amatistas. Su preocupación por Kyoko se intensificaba a medida que él sentía el poder del Cristal aumentar.

"No..." la palabra lo dejó como si el viento repentinamente lo hubiera noqueado. Shinbe sabía que si Hyakuhei obtenía el poder completo del guardián de corazón de cristal, ambos mundos estarían en gran peligro. Una lágrima escaldada corría por su mejilla, mientras sentía que su corazón se destrozaba, con el hecho de que no podía hacer nada. "...Kyoko."

Hyakuhei miró a su alrededor a los enemigos que se habían interpuesto en su camino por tanto tiempo, la propia descendencia de su hermano. Él sabía que ellos tenían miedo de atacarlo porque él ahora mantenía a Kyoko como escudo y podía sentir la rabia formándose a su alrededor.

Sus alas de ébano se expandieron, creando un fondo oscuro detrás de él, mientras sus ojos igualmente oscuros encerraban a la chica entre sus brazos. "Ellos tratan de protegerte", expresó con una voz calmada y relajada, como si no estuvieran en el medio de una batalla sino viéndola desde afuera.

Él podía sentir que el guardián sagrado del corazón de cristal estaba aún visible en el centro de su pecho desnudo. Su amor por los guardianes que peleaban para protegerla era lo único que evitaba que el cristal se hundiera por completo en el cuerpo de él y que le diera el poder que deseaba.

La pureza de ese amor era su poder y ella lo estaba usando para tratar de alejarlo del cristal… él podía sentirlo. Pero él también podía sentir el poder que ya estaba corriendo por sus venas, y sólo lo hacía querer más.

Sus ojos se suavizaron por un momento mientras le susurraba como si hablara con un amante, "No es suficiente"

Hyakuhei decidió que usaría el poder que ya había obtenido del cristal en contra de Kyoko para destruir el lazo de amor que rodeaba al pequeño grupo. Él sabía que tenía que detenerla porque sólo su poder ya era tan fuerte como el del cristal que una vez ella llevó dentro de sí. El mismo cristal que una vez le permitió sentir amor sólo para después arrancarle ese amor cruelmente.

Él atrajo el rostro de Kyoko a la suya y le dio un suave beso sobre sus labios inocentes. Mirándola a sus tempestuosos ojos verdes, él entró a su mente usando el poder del guardián de corazón de cristal.

Hyakuhei buscó entre sus recuerdos el de los guardianes a quienes tanto amaba para quitárselos. Al robar los recuerdos de las personas por las que ella luchaba debilitaría su poder y fortalecería el de él.

Kyoko no podía pestañear. Ella sintió sus garras maliciosas dentro de su mente tratando de destruir sus recuerdos arrancándole la razón de esta pelea y tratando de arrancarle el amor. Sus amigos, todos ellos, ella no lo permitiría.

Kyoko sintió que su control se quebraba, dejándole sólo una cosa que podía usar en contra de él, y esa cosa era aquello que él intentaba tomar y destruir. Sus ojos destellaron de rabia, la cual ya no se encontraba reprimida. Ella colocó sus manos en sus suaves rizos de medianoche y juntó sus frentes, temblando con una oleada de poder.

Su voz atravesaba el silencio del campo de batalla, ella gritó. "¿Lo deseas con tanta fuerza? ¡AQUÍ! ¡Tómalo!"

Los ojos dorados de Kyou brillaron intensamente, mientras el miedo lo atravesaba cual cuchillo caliente. ¿Qué estaba haciendo la sacerdotisa? Él sabía que algo estaba terriblemente mal y sintió que sus poderes psíquicos lo llamaban… le urgían para escuchar y ver ¡antes de que fuera demasiado tarde! Él combatió ese poder y entró en la mente de Kyoko, tratando de ver qué estaba pasando. Él habría caído de rodillas con lo que vio si no hubiera tenido a los demonios sombríos tan envueltos a su alrededor manteniéndolo inmóvil.

Las imágenes y los sonidos estarían grabados en su mente para siempre y Kyou de alguna forma sabía que nunca sería capaz de alejar los sentimientos que lo invadían. Porque al mirar dentro de sus recuerdos, él se dio cuenta que Kyoko había escondido el amor que tenía por él como también el que tenía por sus hermanos. Él podía ver cada toque, sentir cada emoción acariciándolo y cada lágrima escondida, destruyéndolo tal como si fuera ella.

Kyou también estaba estremecido hasta el alma por la premura, mientras se daba cuenta que Kyoko tenía más poder del que nadie hubiera pensado; un poder del que ni siquiera ella estaba consciente. Él podía ver y sentir cada recuerdo, mientras pasaba de su mente a la de Hyakuhei, como si le dispararan directo al corazón de donde nunca lo liberaría.

Años de amor, tristeza y sacrificio, todo entregado en un instante.

Lágrimas de tristeza corrían por las mejillas de Kyoko, mientras entregaba a la mente de Hyakuhei cada recuerdo, amistad, dolor y sentimientos secretos que tenía por cada persona que luchó con ella. Era la única arma que le quedaba.

Instantáneamente, la maldad de Hyakuhei estaba desestabilizada. Todo el mundo sintió el cambio de poder, mientras el cristal empezó a cambiar su brillo, de una luz oscura a una luz blanca cegadora y las apariciones sombrías que sometían a Toya y a Kyou se desintegraban en el aire.

Kyoko vio como el ángel de la oscuridad estaba confundido, su pálido y perfecto rostro se distorsionaba con el dolor.

Apenas se sintió liberada, Kyoko estiró ambas manos y tomó el cristal sacándolo de su carne. Ella sabía que debía hacerse porque ya podía sentir su mente libre de la lucha y con los recuerdos que no quería perder. Las lágrimas cristalinas corrían por sus manchadas mejillas.

Ella había entregado sus recuerdos para poder salvarlos a todos. Rápidamente, antes de perder el pensamiento, ella sostuvo al Guardián del Corazón de Cristal contra su pecho, paralelo a su corazón.

Mirando a Toya y a Kyou saltando directamente hacia ella, ella susurró "Recuérdenme., por favor. Encuéntrenme".

La última cosa que Kyoko alcanzó a ver, mientras su vista se oscurecía, fue a los dos gritando su nombre y tratando de alcanzarla. Uno tenía los ojos líquidos y dorados y el otro fundidos y plateados, luego su mundo se oscureció.

Kyou sentía que Kyoko se desvanecía y pensó que ella estaba muriendo. Él saltó al unísono con Toya, tratando desesperadamente de alcanzarla cuando todo cambió, como si una gota de agua hubiera caído sobre la superficie de su mirada. De Kyoko emergían olas y de repente se desvaneció en el aire. Luego Hyakuhei gritó con rabia mientras se desvanecía también.

La mente de Kyou se aceleró mientras el grito de su hermano que se había unido al de él se detuvo de forma abrupta, como si ese sonido hubiera sido cortado con el parpadear de un ojo, allí él supo que Toya se había desvanecido también. Kyou descendió con gracia al lugar que tenía sólo un segundo antes de desarrollar el objetivo previsto. Su mirada furiosa brilló a su alrededor en total negación. Todos se habían desvanecido.

Kyou sintió la adrenalina corriendo por sus venas y mezclándose con su sangre de guardián. Él había visto y sentido todo, él ahora poseía todos sus recuerdos. Kyoko había entregado todo su ser para salvarlos, y en el último segundo él había escuchado su deseo. Ella probablemente no sabía lo que había hecho pero se los había llevado a todos dejándolo a él atrás.

El hechizo que había lanzado a su alrededor para evitar que el cristal sagrado fuera usado contra él, le había impedido ir a donde quiera que los otros se hubieran ido. Con tan sólo el susurro de un par de palabras, ella había tomado todo de él.

Su cuerpo se mantuvo alto y orgulloso. El largo cabello plateado que llegaba sus rodillas revoloteaba a su alrededor y la seda blanca de su camisa temblaba con la brisa como si estuviera de pie en el ojo de alguna tormenta invisible que encajaba con la tormenta furiosa dentro de su corazón atormentado.

Su apariencia era como la de un ángel majestuoso, poderoso y perfecto, mientras contemplaba el desértico campo de batalla. Hasta que él llevó su mano a su mejilla, atrapando una lágrima solitaria y de color carmesí, que ni siquiera él había tenido el poder de detener.

La visión de Kyou nadaba como plumas doradas haciendo remolinos junto a él provenientes de las alas que habían brotado a su alrededor en un vasto resplandor dorado, revelando su verdadera identidad por primera vez en su vida eterna.

La única herida que dejó la batalla fue el corte que apareció a través de su corazón, un corazón que nadie pensó que él poseía. Su mirada se fijó en la estatua de la doncella que se encontraba sólo a unos pocos pies de distancia, luego suspiró, "Kyoko, no te he abandonado. La distancia de más de mil años no es suficiente para evitar que vuelva a encontrarte".


Capítulo 2 "El Lado Opuesto"

Al otro lado del Corazón del Tiempo, dos años después y más de mil años hacia el futuro.

La carta fue dirigida al Santuario de Hogo. El abuelo Hogo miró el elegante sobre que el mensajero le había entregado, mientras lo llevaba a la mesa donde él había estado tomando el té. Antes de que tocaran la puerta, había estado disfrutando de la paz y quietud de la casa que usualmente era muy activa.

 

Todos habían salido por la tarde. Tama estaba en el salón de juegos con unos amigos, y Kyoko había ido a la biblioteca a estudiar, mientras la Sra. Hogo se había ido a comprar los víveres.

Con un pequeño cuchillo que tomó de la mesa, el abuelo deslizó cuidadosamente el filo por el sobre enmarcado en oro. Tomó y sacó una carta notariada en papel, un papel resistente enmarcado en oro y luego comenzó a leer. Mientras más leía, más se abrían sus ojos de par en par. Era una beca, una beca completa para ir a una escuela muy costosa en las afueras al otro lado de la ciudad.

"Universidad K.L." Su vieja voz mostró asombro por primera vez en muchos años. Mientras leía que todo sería costeado, incluso el cuarto donde ella se quedaría y estaba firmaba por el fundador de la escuela usando sus iniciales K.L.

El rostro envejecido del abuelo mostraba la sonrisa más brillante de toda su vida. Kyoko iba a estar más que feliz. Él sabía que ella había estado preocupada de que por faltar tanto a la escuela, ninguna academia la aceptaría, y ahora estaría asistiendo a una que había superado a cualquier otra academia de la región.

Frunció el ceño de forma pensativa, era muy difícil entrar a esa escuela ya que sabía que todo el que había aplicado no había tenido éxito. También se rumoreaba que tenía muy pocos estudiante debido a que los requisitos de inscripción eran tan exigentes. ¿Cómo había sido aceptada en un lugar donde ni siquiera había ingresado una solicitud?

Su mente viajó al pasado dos años atrás. A Kyoko le había tomado un tiempo volver al ritmo de las cosas, después de que había regresado a casa tan desorientada. Todos se sintieron confundidos a su regreso, porque ella no recordaba nada del tiempo en que estuvo ausente.

La familia Hogo sabía a donde había ido, porque ella había viajado de atrás hacia adelante en el portal del tiempo muchas veces. Kyoko era la que de pronto tenía amnesia sobre ese tema.

Ella ni siquiera recordaba a Toya. Pero para el abuelo no había problema, porque era mejor si ella se olvidaba del guardián del cruce del tiempo de todas formas. Era mejor si ella olvidaba todo lo relacionado al otro lado y el peligro que había traído.

Sus ojos se entristecieron por un momento. Sí, la familia sabía casi todo lo que había pasado, porque Kyoko viajaba entre mundos, iba y venía y mientras estaba en este mundo, los ponía al tanto de los últimos acontecimientos. Él también podía decir que ella había callado mucho de lo que no quería que ellos supieran. Cosas que ahora nunca sabrían porque ella había olvidado esos secretos.

Incluso después de que su hermano menor Tama le hubiera contado mucho de lo que sabía; ella sólo había sacudido la cabeza y bajado la mirada. Ella sólo recordaba haber estado sola en el otro mundo, un mundo lleno de monstruos.

El abuelo afinó sus labios mientras reflexionaba. Él sabía que las cosas estaban bien, porque Kyoko dijo que recordaba algo acerca de que el Guardián del Corazón de Cristal entró a su cuerpo de nuevo, y luego todo terminó. Después de un par de semanas, ella se había metido de lleno en sus tareas escolares y estaba obteniendo excelentes calificaciones y ahora todo eso había valido la pena. El abuelo oyó que se abría la puerta principal y sonrió aún más.

Besando la carta como si fuera un amuleto de la buena suerte, él vio como su nieta entraba en la cocina. A Kyoko le iba a encantar esto.

Tres semanas después...

Los ojos dorados miraban como la chica del pasado se acercaba a la academia. Él la había encontrado y de alguna forma haría lo correcto esta vez. Él sintió que su escudo humano se resbaló por un momento mientras sus ojos ardían como oro líquido, al recordar todo lo que había pasado ese fatídico día en medio del campo de batalla.

Los rayos del sol de la mañana que entraban por la ventana albergaban una extraña sombra detrás de él como una imagen de alas. Él alzó sus garras y estrechó los ojos, mirando como las garras regresaban a su manto humano.

Mirando con sus ojos hechizados a la sacerdotisa, él calmó sus poderes internos. Ya era hora, y con la pureza de Kyoko, él también sintió el despertar de la maldad a su alrededor. La inconclusa batalla comenzaría pronto. Esta vez él no cometería los mismos errores.

Kyoko miró hacia el gran edificio. Para ella se veía casi como un gran castillo de algún pasado desconocido. Ella sonrió para sí misma; no podía evitarlo, aún estaba muy feliz después de saber lo de la beca y por el hecho de que ella viviría allí.

Se volteó para mirar a Tama. Él había sido una gran ayuda al venir y ayudarla con sus maletas y a instalarse. Kyoko estaba contenta porque había hablado con su mamá y su abuelo cuando estaba en casa y había podido despedirse allá. Ahora ella se sentía casi mareada con esta gran libertad y respiró profundamente para saborearla.

"Kyoko, ¿te vas a quedar parada ahí todo el día, o vamos a ir a buscar tu habitación?" Tama se quejó, aunque la vista también lo impresionó. Él miró hacia arriba con asombro al arco gigantesco que llevaba a las puertas principales.

Kyoko sostuvo el mapa en sus manos y apuntó al enorme edificio que conectaba el lado derecho de la academia. "Ese debe ser el edificio correcto". Ella se volteó y le hizo un guiño a Tama. "Gracias por ayudarme esta mañana".

Tama sonrió, sintiéndose un poco avergonzado. "De nada Kyoko, después de todo me deshago de ti por un tiempo, y eso es pago suficiente". Él se agachó y se fue tratando de escapar de ella mientras se moría de risa.

Kyoko empezó a perseguirlo pero paró a mitad de camino, sintiendo que unos ojos la miraban.

Mientras la brisa soplaba su cabello castaño alejándolo de su rostro, ella miró al edificio preguntándose qué ojos la acariciaban, pero no podía ver a nadie. Ella había sido capaz de percibir cosas extrañas en los últimos años, y sabía sin duda alguna que alguien estaba ahí vigilándola. Ella casi podía sentir que la tocaban.

Pensó que había visto movimiento en una ventana alta, pero al inspeccionarla de cerca vio que estaba vacía. Kyoko lanzó un suspiro al darse cuenta que esos sentimientos extraños se habían ido. Ella suavemente mordió su labio sopesando la decepción de irse. Rindiéndose, finalmente se encontró con Tama cuando entró a los dormitorios. Ambos se paralizaron al mirar a su alrededor.

"Ese lugar es asombroso", susurró Tama, mientras se inclinaba y añadía con una voz seria. "Deberías conservar ese mapa, conociéndote te vas a perder aquí”.

Kyoko parecía no escucharlo mientras sus ojos miraban el pasillo principal. La habitación en la que ellos se encontraban era de al menos tres pisos de alto, con escaleras que serpenteaban su camino a los otros pisos en forma de espiral. Por un lado, había una librería enorme, mientras que el otro lado parecía un área recreacional, y directamente en el medio había una lámpara gigantesca colgando del techo abovedado.

"Realmente odiaría ver eso caer", dijo ella mientras movía la cabeza.

Debajo había áreas para sentarse con muebles lujosos. Ya había estudiantes despiertos y ocupados haciendo cosas, aunque era muy temprano en la mañana. Ella quería estar aquí tan temprano como fuera posible, y ya eran las 7:30 a.m. Miró rápidamente el papel, preguntándose a donde se suponía que debía ir.

Quejándose, ella miró por encima de su hombro a Tama y señaló hacia arriba por las escaleras de espiral frente a ellos. Ellos tenían cuatro maletas entre los dos debido a que Kyoko estaba mudándose y estaban muy pesadas.

Tama se descorazonó. "Tienes que estar bromeando". Él soltó la manija de la maleta más grande sabiendo que las ruedas del fondo no ayudarían esta vez. "Tengo sólo 12 años por favor".