Czytaj książkę: «Defienda su matrimonio», strona 3

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Hacia el final de 1944, los ejércitos alemanes estaban destrozados y Hitler se confinó a sí mismo en Berlín. Si bien el resultado final de la guerra ya no estaba en duda, esto les importó poco a los soldados que defendían al Tercer Reich. Algunos conflictos del final de la guerra, tales como la Batalla de las Ardenas, fueron las luchas más feroces. ¿Por qué? Los soldados alemanes, al enfrentar cierta derrota, continuaron implacablemente con la lucha para defender su patria. De hecho, algunas de las tropas más empedernidas de Hitler continuaron luchando durante semanas luego de que Alemania se hubiera rendido oficialmente el 7 de mayo de 1945. Lo mismo ocurre con nuestra batalla contra Satanás. Las Escrituras nos afirman que la tierra es el dominio de Satanás (1 Jn 5:19), y aunque él sabe que al final saldrá perdedor, todavía defiende ferozmente su territorio. Pedro, cuando describió a esta criatura angelical derrotada, explicó que era “un león rugiente” que buscaba devorar a aquellos a su alrededor (1 P 5:8). Pedro utilizó un lenguaje gráfico intencionalmente para capturar nuestra atención y provocar que nos preparemos para posibles ataques.

PARA CONTINUAR LA CONVERSACIÓN

1.¿Qué imágenes asocia con Satanás o el diablo? Realice una lista de cinco descripciones del diablo que vengan a su mente inmediatamente. ¿Estas imágenes son estimuladas por las Escrituras o por la cultura popular?

2.Mientras que la mayor parte de la iglesia global considera a Satanás de forma seria, la iglesia en occidente lucha por aceptar la realidad de la batalla espiritual. ¿Por qué?¿Por qué la incómoda idea de la batalla espiritual provoca que los cristianos de occidente se mantengan al margen de la realidad de Satanás?

3.¿Qué evita que como pareja acepten la realidad de la batalla espiritual? ¿Con qué frecuencia usted o sus amigos discuten acerca de Satanás o de la posibilidad de una oposición espiritual?

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¿POR QUÉ LE INTERESA MI MATRIMONIO A SATANÁS?


Sarah es una mesera común y corriente que trabaja en un restaurante de poca monta. Además de sus clientes regulares, se da cuenta de que siempre hay un extraño que merodea por el lugar. Lleva campera de cuero negra y anteojos oscuros de sol, nunca entra, simplemente observa a través de la ventana que está al frente del restaurante. A Sarah cada vez le resulta más difícil pensar que sea una coincidencia. Inesperadamente, una mañana el extraño ingresa al restaurante, aparentemente esconde algo por detrás de su espalda. De repente, desenfunda una escopeta y comienza a dispararle ¡a ella! Mientras ella corre hacia la parte trasera del restaurante, él la persigue con la intención de matarla. ¿Por qué me persigue? ¿Por qué me eligió a mí? ¿Qué fue lo que hice? Sus pensamientos la aturden mientras logra escapar por poco.

Con el tiempo, Sarah se da cuenta de que ella es el blanco de un robot asesino del futuro que intenta matarla. ¿Por qué? Más adelante comprende (junto con millones de fans del clásico de ciencia ficción Terminator del año 1984), que en un futuro cercano la humanidad estará prácticamente extinta en manos de unas hostiles máquinas hiperinteligentes. Sin embargo, a su vez, los humanos liderarán exitosamente una rebelión contra las máquinas que estará a cargo de una líder poco probable: Sarah Connor. Para detener la rebelión, las máquinas envían a un robot (interpretado por Arnold Schwarzenegger, “¡Volveré!”) al pasado para que haga desaparecer la rebelión antes de que comience, ¡y Sarah se da cuenta de cuán importante es ella! Para aquellos que no conocen la saga Terminator, la trama puede parecer demasiado irreal: ¿una mesera que lidera una rebelión humana contra robots asesinos de alta tecnología? ¿Qué hará? ¿Arrojarles el dinero de la propina?

Irónicamente, las Escrituras nos presentan una trama que parece igual de improbable. La Tierra ha sido profundamente influenciada por un ser angelical siniestro y su horda de seguidores rebeldes. Aprendemos que esta fuerza angelical ha influenciado a países enteros y a sistemas mundiales. ¿Cuál es la respuesta de Dios? En un acto poco probable, Dios asume la forma humana y lidera personalmente una fuerza invasora que termina liberando a la tierra. En un giro inesperado que presagia Terminator, El no elige venir a la tierra como un líder militar o político, sino como un carpintero de un lugar de poca monta sin demasiada descripción llamado Nazaret. La fuerza invasora de Dios no está compuesta por religiosos de elite, sino por personas ordinarias como agricultores, campesinos, pescadores e incluso por los marginados recolectores de impuestos. En otras palabras, son de la misma clase de Sarah Connor que todavía deben darse cuenta del lugar de importancia que ocupan, pero de todas formas son blancos del enemigo. ¿De qué forma nuestros matrimonios encajan en los planes de invasión de Dios? La respuesta es mucho más clara cuando entendemos qué es lo que motiva la rebelión de Satanás contra Dios.

LA ÚLTIMA PAJA DEL CAMELLO

Cuando era niño, en mi familia jugábamos a un juego llamado “La última paja del camello.” Es un juego simple en el cual, basado en las tarjetas que uno recibe, debe colocar pajas de plástico en la espalda de un camello de juguete. Si usted llega a ser el desafortunado que coloca demasiadas pajas en la espalda del camello y éste se abre en dos, pierde el juego. Aparentemente, Satanás hizo su propia versión de este juego con Dios. ¿Cuáles fueron los agravios (pajas) sufridos que llevaron a Satanás a cruzar los límites hacia una rebelión cósmica? Como describimos en el capítulo uno, como querubín, Satanás tenía acceso exclusivo al trono de Dios y su tarea era otorgarle a Dios la adoración que merecía por derecho. Lo que le comenzó a molestar a Satanás fue el hecho de que no poseía su propio trono o dominio sobre el cual pudiera reinar (Is 14:13). Con el tiempo, su deseo de ser superior a Dios comenzó a crecer. Sin embargo, ¿cuál fue la última paja que impulsó al lucero de la mañana a convertirse en el adversario de Dios (Satanás)? Sorprendentemente, ¡fue cuando nosotros fuimos creados! La posición especial que le fue otorgada a la humanidad fue el desprecio final.

Cuando el Rey David reflexiona sobre el amor especial que Dios tiene por los seres humanos, nos proporciona una profunda percepción de las muchas pajas que le provocaron celos a Satanás. En una rápida sucesión, David detalla los factores que afectaron el ego de Satanás. Primero, mientras David reconoce todas las obras de Dios (los cielos, la luna, las estrellas) se maravilla de que Dios esté más atento de los seres humanos que de las galaxias. Escribe lo siguiente: “¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides?” (Sal 8:4 LBLA). Los términos acordarse [o ser consciente ] y cuidar revelan mucho del afecto que Dios tiene por nosotros. La palabra hebrea para consciente proviene de la raíz zkr, que se refiere a una persona que recuerda a otra con amor. En el protector de pantalla de mi laptop tengo una foto de mis tres hijos de pie, hombro a hombro. Cada vez que enciendo la computadora, esa foto me recuerda el afecto que tengo por cada uno de ellos. Lo mismo ocurre con la amorosa consciencia de Dios con respecto a nosotros. El término cuidar proviene de la raíz pqd, que puede significar buscar o anhelar a una persona. El erudito en el Antiguo Testamento, Gerald Wilson, concluyó: “Es como si el hecho de que Dios se acordara de sus criaturas humanas provocara tal anhelo por ellas que siente el deseo de buscarlas y prodigarles cuidado.”19 ¿En qué medida este cuidado y plena atención de Dios por las criaturas humanas comenzó a afectar a Satanás?

Otro desprecio, o paja, percibidos fue la posición de exaltación que Dios le otorgó al ser humano. David afirma que Dios hizo al ser humano “poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra” (Sal 8:5). Los seres humanos, aunque somos frágiles, según la opinión de Dios somos un poco menores que los seres angelicales que habitan en los cielos.20 Además, somos coronados de gloria y de honra. En el mundo del Cercano Oriente, los reyes les mostraban a los demás que tenían un estatus especial otorgándoles coronas. Sorprendentemente, David escribe que somos coronados de gloria: el mismo término hebreo (kabod) generalmente se utiliza para referirse a Dios. En otras palabras, cuando Dios nos mira, ve aspectos de su propia gloria. En su clásico Cartas del Diablo a su sobrino, C. S. Lewis imagina de qué manera un demonio respondería al amor de Dios por los mortales. Escrutopo, un demonio mayor, está disgustado de que ¡“este animal, esta cosa engendrada en una cama” pudiera contemplar a Dios y encontrar tan íntima gracia!21

Otra paja significativa es que Dios nos hizo “señorear sobre las obras” de sus manos y puso todo “debajo de [nuestros] pies” (Sal 8:6). Dios distinguió a los seres humanos “con la gloria y honor de su imagen, por lo tanto, también los distinguió al otorgarles la responsabilidad sobre la tierra.”22 Se nos ha entregado un mundo (considerado bueno por Dios) para que ejerzamos dominio sobre él. Un lugar para nosotros que implica responsabilidad, privilegio y honor.

Para resumir, el gran anhelo de Satanás era obtener la gloria a la par de Dios y tener un lugar en el cosmos que fuese suyo: un lugar sobre el cual pudiera tener dominio y transformar a otros a su propia imagen. ¿Cuán grande fue la ofensa que sintió cuando descubrió que los seres humanos no solamente eran objeto del cuidado de Dios, sino que esencialmente fueron colocados al mismo nivel que los seres angelicales, y que a ellos (y no a Satanás) se les otorgaría un lugar para gobernar? El resultado de tantos aparentes desprecios despertó una rebelión incorregible contra Dios. Derrotado, Satanás fue desterrado del cielo y enviado a la tierra. ¿Qué ha estado haciendo desde entonces?

INVESTIGUEMOS CON MAYOR PROFUNDIDAD

Las Escrituras mencionan que los ángeles poseen gran interés en los asuntos de los seres humanos. Un aspecto de interés particular es la voluntad de Dios de sacrificar a su único Hijo para salvar a los rebeldes seres humanos. Pedro escribe respecto a este tema que son “cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles” (1 P 1:12). El verbo parakypto, “anhelar ver” significa “inclinarse para ver,” y sugiere una exploración profunda, en vez de un vistazo. Sin embargo, lo que provocó gozo para algunos ángeles, sin duda enfureció a otros. ¿Es posible que para los ángeles caídos (demonios) el hecho de que Dios se ocupara de los pecadores seres humanos haya solidificado su rebelión? ¡Pecan y Dios los sigue amando! ¡Se rebelan y, aun así, Dios envía a su Hijo para salvarlos! ¿Por qué son tan especiales?

LOS MITOS DE SATANÁS SOBRE EL MATRIMONIO

Escrito en el siglo V antes de Cristo, El arte de la guerra es considerado uno de los libros definitivos sobre tácticas de batalla. El autor, Sun Tzu, dedica trece capítulos a los distintos aspectos de la guerra. Sin embargo, el capítulo más importante no está dedicado a las armas, al liderazgo o a la moral, sino al terreno. Sun Tzu afirma que las batallas se ganan o se pierden debido a quién controla el terreno (como por ejemplo quién asegura el terreno elevado). Si el terreno no se adapta a sus propósitos, entonces modifíquelo para que se adapte a su estrategia (arranque árboles de raíz, realice una presa con fuentes de agua, cree su propio terreno elevado con materias primas). Al parecer, Satanás tomó una página del libro El arte de la guerra.

Desde que fue desterrado del cielo y arrojado a la tierra, Satanás ha estado modificando el terreno para que se adapte a sus propósitos. Pero, ¿de qué manera? Las Escrituras nos dan un indicio cuando Juan afirma alarmantemente: “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn 5:19). El erudito en el Nuevo Testamento, Clint Arnold, desentraña esta inquietante declaración. Arnold explica que para Juan el “mundo” hace referencia a “la sociedad de los seres humanos en cuanto a su oposición a Dios” y se extiende hasta “las instituciones y organizaciones humanas, el orden social y político.”23 En otras palabras, Satanás está cambiando el terreno de nuestro mundo, en parte al influenciar profundamente la forma en que nuestra cultura considera a Dios, al sexo, al matrimonio, al amor y al dinero, entre otras cosas. Recuerde que “la cultura no es más que la conversación constante y curiosa que se lleva a cabo entre cada uno de nosotros y el entorno en el cual vivimos: nosotros mismos como parte de ese entorno.”24

Las siguientes observaciones nos ofrecen un indicio en cuanto a la forma en que Satanás ha intentado influenciar nuestras conversaciones sobre temas clave, al moldear el terreno cultural sobre el que nos encontramos. Si bien la lista no es exhaustiva, nos ayuda a comprender cómo es que el objetivo de Satanás no se trata solamente de solidificar su oposición contra Dios, sino también de debilitar las relaciones humanas en el proceso.

El matrimonio como un contrato. Con el transcurso del tiempo, los norteamericanos han adoptado una visión contractual del matrimonio como una obligación legal. Al igual que en cualquier contrato, dos partes acuerdan cumplir con su parte del acuerdo. Si alguna parte infringe el contrato o viola alguna parte clave del mismo, todo el contrato se considera inválido. Bob Larkin, en una nota para la revista Men’s Health, declara con osadía: “El secreto para la felicidad a largo plazo es simple: considere su matrimonio como una transacción.”25 Sin embargo, ¿qué sucede cuando la transacción sale mal?

El verano pasado hicimos pintar nuestra casa. Con anticipación, acordamos con el pintor la calidad y el color de la pintura, los imprevistos por mal clima y el plazo de entrega del trabajo. Firmamos un contrato y le pagamos un anticipo. Cuando finalizó el trabajo, caminamos por la casa para inspeccionar la calidad del trabajo. Entonces nos dimos cuenta de que el pintor había utilizado otro tono de blanco (¿quién hubiese pensado que existían tantas variedades?) del que queríamos. ¿Cuál fue nuestra respuesta? Retuvimos el pago final hasta que cumpliera con su obligación. Bienvenido al matrimonio norteamericano.

Muchas parejas en la actualidad se manejan según la visión que sugiere; tú haz tu parte, y yo hago la mía. Sin embargo, ¿qué sucede cuando un cónyuge siente que el otro no está haciendo su parte? ¿Y qué sucede si siento que estoy haciendo más que el otro? Un antiguo refrán afirma: una persona que dice que se encontrará contigo a mitad de camino, generalmente no sabe juzgar correctamente las distancias. Los psicólogos señalan que un error fundamental que cometemos al juzgar a los demás es que estamos influenciados por la calidad y la cantidad que creemos que aportamos a las relaciones. En otras palabras, desde mi perspectiva, ¡siempre estoy haciendo más! Desde el punto de vista contractual del matrimonio, las parejas siempre se están evaluando mutuamente y, en muchos casos, llegan a la conclusión de que su cónyuge no está haciendo su parte. Con el tiempo, surge la decepción y las personas buscan una salida.

David Popenoe, un investigador social en la Universidad de Rutgers, afirma que el matrimonio solía ser un vínculo de dependencia mutua arraigado en familias extensas y “un vínculo religioso de valor sacramental.” Nos brinda una evaluación escalofriante sobre el estado actual del matrimonio: “El matrimonio se ha convertido en una búsqueda puramente personal; en un contrato implícito y no muy aplicable entre dos personas, en una relación destinada a satisfacer las necesidades básicas de intimidad, dependencia y sexo. Cuando estas necesidades cambian, o cuando se encuentra una pareja supuestamente mejor, los matrimonios se disuelven rápidamente.”26

Matrimonios con múltiples tareas. Me siento frente a la televisión con mi laptop abierta. Mientras miro la televisión de vez en cuando, paso de responder los correos electrónicos, a revisar los últimos resultados deportivos a las últimas noticias informativas. En el mundo atareado en el que vivimos hoy, me adapté a trabajar en varios proyectos en simultaneo. Mi esposa entra a la habitación y me pregunta si puedo darle mi opinión. “Seguro,” le respondo. Mientras habla, inmediatamente me doy cuenta de que mi atención se enfoca en los correos que todavía no terminé de escribir o en la vibración del celular que siento en mi bolsillo. Le ofrezco una respuesta rápida y le sugiero que hablemos más tarde. Ansiosamente regreso a mis tareas sin terminar. Justifico mi distracción ya que me prometo a mí mismo que cuando discutamos sobre su preocupación más tarde, ella tendrá toda mi atención. Los investigadores afirman que no es tan así.

Clifford Nass, un profesor de comunicación de Stanford que estudia la capacidad de atención del ser humano, asegura que pasar continuamente de una tarea a otra puede generar dificultad para realizar una tarea a la vez (enfocarse en una sola cosa). Explica: “Tenemos escalas que nos permiten dividir a las personas que realizan muchas tareas al mismo tiempo de manera continua, de aquellas que rara vez lo hacen, y las diferencias son extraordinarias. Las personas que siempre realizan varias tareas al mismo tiempo no pueden filtrar lo que es irrelevante. No pueden utilizar una memoria funcional. Están distraídas de forma crónica.”27

En otras palabras, cuando asumo que ni bien retomemos la conversación con mi esposa podré brindarle toda mi atención puede ser una promesa que no pueda cumplir fácilmente. Si realizo múltiples tareas regularmente, ¿pierdo la habilidad de enfocarme en una sola cosa o persona? Nass concluye que cuando realizamos múltiples tareas “entrenamos a nuestro cerebro para una nueva forma de pensamiento. Y cuando intentamos volver a la forma anterior, nuestro cerebro es plástico, pero no elástico. No puede volver rápidamente a su forma anterior.”28

Surge un resultado abrumador a partir de nuestra proclividad a las tareas múltiples. Las personas que realizan tareas múltiples en simultáneo de forma regular comienzan a considerar que todas las distracciones tienen el mismo peso o importancia.29 En otras palabras, la distracción de un cónyuge se encuentra a la par de la distracción de responder correos electrónicos no leídos. Nuestra habilidad de reconocer o de otorgarle preferencia a los asuntos importantes se va viendo afectada lentamente.

El amor romántico puede completarnos. En 1995 se lanzó la página web Match.com. Muchos se burlaron de la idea de poder encontrar un alma gemela a través de un sitio web. En la actualidad, Match.com opera en veinticinco países diferentes, sin señales de detenerse. Si bien Match.com puede ser el sitio de citas más popular, no es el único, ya que eHarmony, Elite Singles, Zoosk, ProfessionalMatch y Christian Singles también van ganando terreno. En realidad, el setenta por ciento de más de 2.500 servicios y aplicaciones en línea de hoy en día son utilizados por norteamericanos solteros.30 Si bien algunos usuarios simplemente buscan relaciones casuales o conectarse con otras personas, muchos son impulsados por el deseo de finalmente conseguir aquel amor que los complete.

Sin importar cuál sea la comedia romántica más reciente (Por eso lo llaman amor, Mi nueva yo, Entanglement [Enredados]) todos mis estudiantes pueden citar diálogos palabra por palabra de dos películas emblemáticas que son las que más han moldeado la forma en que consideran el amor. En la película Jerry Maguire, un agente deportivo perdidamente enamorado (Tom Cruise) finalmente se da cuenta de que está enamorado de una madre soltera (Renee Zellweger) y decide colarse en una reunión entre ella y sus amigos. Mientras traspasa la puerta, pronuncia el guion ampliamente conocido por millones de amantes desolados: “¡Tú me completas!” A lo que ella responde: “Ya me tenías con el ‘Hola’.”

Las películas románticas también transmiten el mensaje de que la persona que lo completará puede ser completamente diferente a usted. Un año después de Jerry Maguire, se estrenó la emblemática película Titanic. Además de contar la historia del desafortunado viaje del RMS Titanic, le presenta a la audiencia el poco probable romance entre Rose DeWitt de diecisiete años (una pasajera de primera clase comprometida con un millonario) y Jack Dawson (un artista sin dinero). Cuando están en la proa del barco, y Jack la sostiene firmemente, Rose dice: “¡Estoy volando!” Se enamoran apasionadamente en un instante, consuman su relación incipiente en el asiento trasero de un auto que se encontraba en el depósito y sueñan con el futuro.

“Cuando el barco atraque, voy a irme contigo,” le dice Rose.

“¡Eso es una locura!,” le responde Jack.

“Lo sé,” afirma Rose. “No tiene sentido. Por eso lo haré.”

¿Cómo? ¿Adónde irán? ¿Cómo pagarán las cuentas? ¿Realmente se puede vivir del amor? Sí, concluyen millones de amantes desafortunados sentados en auditorios a oscuras.

¿Son las películas como Jerry Maguire y Titanic simplemente fantasías románticas inofensivas? Los investigadores de la universidad de Heriot Watt en Edinburgo buscaron determinar si ver regularmente ficciones románticas puede influenciar de forma negativa la forma en que consideramos el amor, el sexo y el matrimonio.

Su conclusión fue la siguiente: ver películas tales como Jerry Maguire o Titanic pueden arruinar su vida amorosa, ya que generan expectativas demasiado irreales que ninguna persona o relación puede llegar a cumplir.31

INVESTIGUEMOS CON MAYOR PROFUNDIDAD

Un momento crucial de la tentación de Cristo en el desierto es cuando Satanás lo lleva a lo más alto de un monte y le muestra todos los reinos del mundo y su esplendor. Satanás le dice: “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mt 4:9). Es importante destacar varios factores. Primero, en un intento por engañar a Cristo, Satanás le presenta los reinos terrenales “y la gloria de ellos” (Mt 4:8) y convenientemente pasa por alto el pecado de la humanidad; una fachada de lo que realmente son. Segundo, mientras Jesús rechaza su oferta, no desafía la autoridad de Satanás para darle los reinos. Jesús reconoce que las estructuras de poder del mundo se encuentran temporalmente bajo su gobierno. Pablo concuerda con la valoración que hace Jesús cuando califica a Satanás como “el dios de este siglo” (2 Co 4:4).

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