Europa a tu aire. 80 rutas sobre ruedas

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Endemismos del cabo de Gata

Adaptadas a la aridez del cabo de Gata hay más de mil especies de plantas que sobreviven a la escasez del agua, con una veintena de endemismos como el dragoncillo del cabo de Gata (Antirrhinum charidemi), la cabezuela del cabo (Cheirolophus mansanetianus), la aulaga morisca (Ulex canescens), el gordolobo del cabo (Verbascum charidemi), el cardo heredero del cabo (Atractylis tutinii), la clavelina del cabo (Dianthus charidemi), Sideritis osteoxyla, y la zamarrila del cabo (Teucrium charidemi).

Volcanes y torreones

Siguiendo la carretera AL-5106 llegamos a Mesa Roldán, una inmensa formación rocosa que combina un domo volcánico submarino sobre el que hace seis millones de años creció el coral formando un arrecife. Eso le da un aspecto curioso al promontorio, con una pendiente escasa junto al mar que se escarpa hacia la parte superior. En la parte más proyectada de la formación se encuentra el faro de Mesa Roldán, construido en 1863, y a doscientos metros localizamos la solitaria torre homónima, erigida en el siglo XVIII para controlar la costa. Frente al mar posee forma redonda, pero mirando hacia tierra es cuadrada. Se levanta sobre la estructura de una torre árabe anterior y, gracias a su ubicación solitaria en medio de la meseta calcárea de Mesa Roldán, ha hecho que se utilizara en varias películas. Su última aparición estelar fue en la serie de televisión Juego de Tronos, en la que representa la ciudad ficticia de Meereen.

Regresamos a la carretera N-341 y en Venta del Pobre tomamos la A-7 hasta Campohermoso, donde siguiendo la AL-3106 llegaremos finalmente a Las Negras, una pequeña población junto a la costa cuyo nombre proviene de la vestimenta enlutada que llevaban las mujeres que lo fundaron, todas ellas viudas de marineros. Aquí dejaremos el coche para realizar una excursión a una de las playas más bonitas de todo el parque: la cala de San Pedro. Hay que andar cuatro kilómetros (una hora) para llegar a la preciosa cala de arena blanca y fina rodeada de formaciones rocosas de piedra caliza. Iniciamos el camino en la cortijada del Estanquillo; desde allí una pista ancha y cómoda nos lleva cuesta arriba para seguir después por encima del acantilado junto a la costa. Desde lo alto se distingue la cala y se nota que tiene algo especial por el verdor de su vegetación: un manantial natural riega un auténtico oasis en medio de la seca sierra. Dominando la cala encontramos las ruinas del castillo de San Pedro, con una torre del siglo XVI, construido para proteger la cala y su fuente del ataque de los piratas berberiscos. Alrededor se distinguen varias chozas y tiendas de campaña que pertenecen a la pequeña comunidad hippy instalada en la cala, que sobrevive vendiendo artesanía. En la playa, por lo recóndito de su ubicación, se practica el nudismo.

De vuelta en el coche continuamos por la carretera AL-4200 para llegar al valle del Rodalquilar, donde se encuentra el volcán mejor conservado de la zona: en realidad, el volcán es todo el valle (la antigua caldera volcánica tiene cerca de ocho kilómetros de diámetro), y la única salida es el mar, en el arenal de El Playazo, una preciosa franja de arena situada entre dos arrecifes. En el promontorio norte se levanta el castillo de San Ramón, una fortaleza construida en el siglo XVIII sobre una duna fosilizada. En la Casa de los Volcanes de Rodalquilar termina la llamada Ruta de los Volcanes y las Flores, que empieza en Níjar.

La riqueza marina del Parque Natural del cabo de Gata-Níjar fue aprovechada desde antaño por los pescadores. Para conocer sus tradiciones hemos de conducir hasta La isleta del Moro, accesible desde la AL-4200. Se trata de una pequeña población de casas blancas situadas al pie de dos enormes rocas que se adentran al mar; una de ellas se encuentra ligeramente separada de la otra, por lo que recibe el mismo nombre del pueblo. Aquí se respira tranquilidad durante todo el año (incluso en verano) y media docena de restaurantes locales lo convierten en uno de los mejores lugares de la ruta para probar alguno de los pescados recién sacados del agua: sargo, pollico, gallo pedro, breca o lecha.

La siguiente parada en la ruta es en Los Escullos, tres kilómetros más al sur. Aquí la costa es rocosa y el viento y el mar han formado esculturas surrealistas modelando la piedra con el cincel del tiempo. La piedra es política, creada al fosilizarse una duna prehistórica cuyos bloques, que se van rompiendo, caen en el mar formando un peligroso arrecife. En 1771 Carlos III hizo construir un baluarte defensivo sobre la duna, restaurado en la década de 1990, y desde cuyos muros se obtiene una de las mejores vistas de la costa torturada, que ha figurado en películas como Los Dalton o Nunca digas nunca jamás.

Cimas rocosas y calas de cine

De regreso al coche seguimos por la AL-3108 hasta llegar a la playa de los Genoveses, al sur de San José. El nombre le viene de la flota de doscientas naves genovesas que estuvo recalada en la bahía durante dos meses antes de la conquista de Almería liderada por Alfonso VII en 1147. Se trata, posiblemente, de la bahía más bella del parque natural, enmarcada por dos extremos rocosos. Desde el más alto, el Morrón de los Genoveses, se obtienen muy buenas vistas sobre la playa de San José y las montañas del cerro del Fraile. La escasez de construcciones cercanas, su arena dorada y fina y el agua casi transparente la convierten en una de las joyas del espacio natural, un lugar magnífico tanto para bañarse como para admirar la belleza geológica de la zona. La arena, empujada por el viento, forma pequeñas dunas pobladas por plantas desérticas como chumberas y agaves.

Encerrada por prominentes rocas y protegida de los vientos, la playa de la ensenada de Mónsul es una de las más conocidas de la costa de la provincia, especialmente por la singularidad de la roca volcánica llamada Peineta (un acantilado en forma de cresta de ola en medio de la playa) y por su duna de arena fina. La belleza del lugar no ha pasado desapercibida para los localizadores de exteriores del mundo del cine, y la playa de Mónsul ha acabado figurando en varias películas, muchas de ellas tan conocidas como Indiana Jones y la última cruzada, Bwana o Hable con ella.

Cabo de Gata: roca y sal


Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar. © lunamarina - shutterstock.com

Varias calas, promontorios y playas se suceden en la costa hasta llegar al cabo de Gata, que da nombre al parque. Antiguamente había habido aquí un castillo del siglo XVIII, que fue sustituido en 1863 por el faro que domina el cabo. Sus dieciocho metros de altura levantan su haz de luz hasta los 55 metros sobre el nivel del mar. A sus pies se encuentran la casa del faro y otras construcciones relacionadas, así como el mirador de las Sirenas, uno de los puntos aventajados para admirar la costa y una de las vistas más emblemáticas del parque. Antiguas chimeneas volcánicas se levantan como pináculos por encima de un agua casi transparente, pero de reflejos turquesas, verdes y azules que parecen emular una paleta de colores. El arrecife de las Sirenas seguramente se llama así por las focas monje (Monachus monachus) que antiguamente debían tomar el sol en las rocas. Hace ya tiempo que desaparecieron de aquí, pero el nombre ha quedado y, sobre todo, la belleza del lugar se mantiene.

Cerca del cabo de Gata se dan las mejores condiciones para explorar la diversidad del fondo marino, ya sea realizando buceo o esnórquel por debajo del agua, o deportes como el kayak o el paddlesurf que nos permitan verlo desde la superficie. A solo una milla mar adentro, por ejemplo, se encuentran los restos del pecio Arna, un carguero de vapor checo de cien metros de eslora que se hundió en 1928 con toda su carga de mineral de hierro. Hoy en día es un arrecife artificial en el que proliferan anémonas, gorgonias, ceriantos, laminarias, nudibranquios y, sobre todo, enormes peces como sargos, mojarras, reales, morenas, salpas y, nadando por encima del barco, grupos de barracudas, lechas, hurtas, e incluso algún pez luna.

Hay que destacar también en la Reserva Marina el buen estado de conservación de las praderas de Posidonia oceanica, una especie vegetal presente a partir de los quince metros de profundidad y que son indicadores de la calidad del agua, que comparten con otras 250 especies.


Arrecife de las Sirenas. © Lourdes GF - shutterstock.com

Al oeste del cabo de Gata se encuentran las salinas, de origen fenicio y de cuatrocientas hectáreas de extensión, que aprovechan la fuerza del sol para evaporar el agua de mar y extraer unas 40000 toneladas de sal al año. La recolección suele ser a finales de agosto o principios de septiembre, pero incluso durante esta época la presencia de aves es constante. Se han contabilizado más de cien especies que aprovechan las salinas sobre todo como área de descanso en sus migraciones. Tres miradores permiten observar a las aves más características del lugar: flamencos (Phoenicopterus roseus), que llegan a millares entre julio y agosto, avocetas (Recurvirostra avosetta) y cigüeñuelas (Himantopus himantopus). Cerca se encuentra el Centro de Visitantes de las Amoladeras, donde podremos obtener información sobre varias rutas para descubrir la zona y conocer la variedad biológica del entorno y, en especial, de su fondo marino.

Los amantes del buceo quedarán fascinados por la variedad de especies presentes en el pecio Arna y la buena conservación de este, en el que se pueden apreciar el puente de mando, la caldera, las hélices e, incluso, una bañera y un WC.

 

Tabernas: un desierto de película

Los paisajes rocosos del cabo no han sido los únicos de Almería en aparecer en películas por su espectacularidad. 55 kilómetros al norte del cabo de Gata se halla la población de Tabernas, en el límite del desierto que lleva su nombre. Con una extensión de 280 kilómetros cuadrados de montaña árida, polvorienta y poblada de arbustos secos y cactus, contiene algunos endemismos como el Euzomodendron bourgeanum, un arbustillo de la familia de las crucíferas que se encuentra en peligro de extinción. Y entre las piedras y rocas, allá donde hay un poco de agua, crecen plantas adaptadas a las condiciones desérticas que dan un poco de tonalidad verde a la roca blanca: raspalengua (Rubia peregrina), jara blanca (Cistus albidus), gamonita (Asphodelus ramosus) e incluso plantas parásitas como el Cynomorium coccineum. Estas plantas mediterráneas son lo único que diferencia este desierto de alguno del lejano oeste americano, cosa que aprovecharon los productores de cine europeos para rodar aquí películas ambientadas en él (u otras regiones áridas del mundo) a bajo coste.

Para conocer a fondo el desierto de Tabernas más allá de las películas, merece la pena iniciar una excursión a pie. Desde el parque Oasys Mini Hollywood sale una pequeña rambla que llega a un punto de vegetación abundante, llamado «el oasis». A partir de aquí seguiremos un lecho que nos lleva hasta los decorados de Western Leone. Subiendo por las montañas al este, cruzando el Llano del Duque, llegamos otra vez a la rambla de Tabernas. Siguiéndola hasta la zona de El Chortal alcanzamos finalmente al punto de partida. Esta excursión de 7,5 kilómetros de largo (unas cuatro horas) va a ser el colofón de la ruta, ya que nos va a dar la posibilidad de descubrir la espectacularidad del paisaje desértico y, especialmente, la diversidad de especies que la habitan y que convierten a esta parte de España, junto al cabo de Gata, en uno de los paisajes más sorprendentes de Europa.


Desierto de Tabernas. © Karel Gallas - shutterstock.com

Info práctica

ÁREA Camper Cabo de Gata

Paraje El Nazareno. AL-3108, km 15,1

0410 Níjar

N 36° 49’ 00’’, W 2° 08’ 56’’

) +34 673 821 888

www.cabogatacamper.com

info@cabogatacamper.com

Abierto todo el año.

Un área ideal para pernoctar y disfrutar del clima mediterráneo almeriense y relajarse. Aceptan mascotas.

Área Camper Park El Rancho

Paraje La Hoica

04140 Carboneras

N 37° 00’ 12.2’’, W 1° 54’ 40.3’’

) +34 666 656 133

Muy cerca de la playa de los Muertos, el área se halla en un paraje privilegiado en el que se pueden practicar diferentes actividades acuáticas. Dispone de servicio de vaciado de aguas grises y negras, agua caliente, wifi, seguridad e, incluso, servicio de reparación de caravanas y autocaravanas.

Campingred Cabo de Gata

Ctra. Cabo de Gata s/n

04150 Cabo de Gata

N 36° 48’ 7’’, W 2° 14’ 41’’

) +34 950 160443

www.campingcabodegata.com

info@campingcabodegata.com

27,50 euros para dos personas por noche.

Este camping se encuentra en un paraje privilegiado, a un kilómetro de la plaza. Cuenta con todos los servicios imprescindibles (lavadora, descarga de aguas e inodoros, electricidad, wifi, baños...), y en un lugar tranquilo para relajarse y disfrutar del paisaje. Además, hay restaurantes y tiendas cerca.

Camping Sopalmo

Carretera, ALP-118, km 9,5

04638 Mojácar

N 37° 03’ 54.8’’, W 1° 52’ 08.4’’

) +34 950 478 413 y 660 735 368

www.campingsopalmo.com

campingsopalmo@gmail.com

A 20 minutos de Carboneras, las parcelas de este camping están rodeadas de abundante vegetación que da sombra. Es una zona muy tranquila y dispone de wifi, agua caliente y toma de electricidad. No permite autocaravanas.

Península Ibérica

Vinos de Jerez

Muchos son los motivos para visitar esta zona de la costa gaditana, que coincide en parte con la denominada Costa de la Luz: playas, gastronomía, historia, patrimonio, sus gentes… Nosotros nos hemos decantado por el vino, pues los vinos de Jerez son los más internacionales de la geografía española.

Visitar el triángulo de la provincia de Cádiz que conforman las localidades de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda y adentrarse en su manera de elaborar vinos permite no solo descubrir un estilo vinícola muy diferente, sino también entender un modo de vida muy particular.

Esta ruta no podía tener otro punto de partida que Jerez de la Frontera, la ciudad que presta su nombre a un vino que lleva siglos dando la vuelta al mundo. El itinerario no es muy largo en kilómetros, pero seguro que será intenso en emociones. Ya sea al recorrer los paisajes de relieve básicamente llano que reciben la luz y el calor de un sol a menudo hiriente, o bien en los núcleos urbanos que seducen por su patrimonio y calor humano. El itinerario se dirige a Sanlúcar de Barrameda, en la desembocadura del Guadalquivir y a las puertas del Parque Nacional de Doñana, antes de virar para reseguir la línea de la costa pasando por Chipiona, Rota y El Puerto de Santa María. El final de trayecto se encuentra en Cádiz, cuyo casco antiguo está repleto de pequeñas plazas, calles estrechas y lugares típicos.


• Distancia: 100 kilómetros de ruta

• Puntos de la ruta: Jerez de la Frontera - Sanlúcar de Barrameda - Chipiona - Rota - El Puerto de Santa María - Cádiz

Jerez de la Frontera

Los vinos de jerez toman directamente prestado su nombre de la ciudad de Jerez de la Frontera y lo han universalizado como Sherry (en inglés). Se trata de una población histórica y monumental donde, según se dice, se elabora vino desde hace 3 000 años. Su estructura arquitectónica responde a las influencias dejadas por las diferentes culturas que se han asentado en sus tierras a lo largo de la historia: la Xera de los fenicios, la Ceret romana, la Sherish musulmana y, finalmente, la Jerez cristiana.

Entre los puntos de interés imprescindibles destaca el conjunto monumental del alcázar, situado en el punto más alto de la población. Esta fortaleza-palacio rodeada por murallas y con bellos jardines se construyó en el siglo XII bajo el dominio musulmán y, además de la mezquita y los baños, acoge también el palacio de Villavicencio, en cuya segunda planta se encuentra ubicada la Cámara Oscura, un particular punto de observación de Jerez. Además del alcázar, no se pierda la catedral, consagrada a San Salvador y construida en el siglo XIII.

Existen más de veinte bodegas de vino y destilerías de brandy visitables, con algunas marcas tan conocidas como Tío Pepe, Domecq, Garvey, Lustau, Sánchez Romate o Sandeman. Las más renombradas son las bodegas Tío Pepe (www.bodegastiopepe.com), que son las más visitadas de España. Ofrecen un paquete de visita básico con recorrido en tren y cata de fino. También es interesante la bodega Fundador Pedro Domecq (www.bodegas_fundadorpedrodomecq.com), que incluye la Bodega del Molino, la más antigua de Jerez, y que durante el mes de agosto se puede visitar por la noche. Otra bodega recomendable es Bodegas Tradición (www.bodegastradicion.com), también del siglo XIX y que se dedica exclusivamente a la elaboración de vinos añejos V.O.S. (20 años) y V.O.R.S. (30).


Interior de una bodega de Jerez. © Konstantin Kalishko

Pero Jerez no se queda solo en arquitectura y vino. La población es también conocida como capital del caballo cartujano, tierra del toro de lidia y cuna del arte flamenco; además, cada año respira la gasolina de las grandes competiciones de motociclismo. Todas estas facetas se despliegan ante el visitante en forma de eventos de gran colorido y tradición. Uno de los más seguidos es la exhibición Cómo bailan los caballos andaluces, que ofrece la Fundación Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre; un auténtico ballet ecuestre con vestuario del siglo XVIII y amenizado con música, en el que se pueden ver de seis a ocho coreografías tan elegantes como espectaculares. Conviene reservar con anticipación vía online, pues suelen agotarse las entradas. Si queremos una aproximación más activa al mundo de la equitación, varias empresas ofrecen rutas guiadas a caballo, algunas combinadas con actividades enoturísticas. Si le gustan los equinos, programe su visita a Jerez para mayo y coincidirá con la Feria del Caballo, una auténtica maravilla.

LAS SOLERAS

Probablemente, el elemento que mejor define los vinos de Jerez es el sistema de crianza por soleras. Este viejo proceso parte de la base de una mezcla sistemática y homogénea de diferentes añadas con el objetivo añadido de aportar mayor complejidad al resultado final. Su representación gráfica son las típicas botas ordenadas de forma piramidal a diferentes alturas en las bodegas. En las de más arriba se introduce el vino nuevo recién encabezado, que va trasvasándose a las botas inmediatamente inferiores a medida que estas se vacían parcialmente.

Sanlúcar de Barrameda

El pueblo de la manzanilla se extiende sobre la desembocadura del río Guadalquivir, a las puertas del Parque Nacional de Doñana. Dicen que precisamente la influencia claramente atlántica que penetra desde el río contribuye a aportar la salinidad característica a las manzanillas que las diferencia de los finos de Jerez, eso sí, siempre que las naves de crianza estén construidas con la orientación correcta.

Sanlúcar de Barrameda ofrece numerosas opciones para el visitante: disfrutar de una comida o cena en uno de sus restaurantes, saborear las tapas en sus numerosas tabernas, tomar un baño en las playas del Guadalquivir, vivir la animación de las floridas plazas del centro, contemplar la monumentalidad del barrio Alto con el palacio Ducal Medina Sidonia o el castillo de Santiago...

Sin olvidarnos, por supuesto, de la decena de bodegas donde se elabora la manzanilla. Entre ellas destacan: La Cigarrera (Pl. Madre de Dios, s/n; T. 956 381 285; www.bodegaslacigarrera.com), donde pasar un rato agradable degustando su buena manzanilla en un gran patio andaluz a la sombra de las parras; Hidalgo-La Gitana (C/ Banda de la Playa, 42; T. 956 385 604; www.lagitana.es), que ofrece un Ratito Bodeguero; o Barbadillo (C/ Sevilla, 1; T. 956 385 500; www.barbadillo.com), cuyas grandes instalaciones albergan el Museo de la Manzanilla.

Chipiona y Rota

La ruta prosigue en dirección a la vecina Chipiona y su característico faro, el más alto de España. Las vistas desde arriba son impagables. Las playas de arena fina y blanca de la Costa de la Luz son el principal reclamo turístico de la población, aunque aquí se cultiva y elabora el afamado Moscatel de Chipiona. Dedicado a este vino dulce está el Museo del Moscatel, que repasa los métodos de elaboración e historia, y comparte instalaciones con la bodega de crianza de la Cooperativa Católico-Agrícola.

Siguiendo la línea de la costa se llega hasta la villa de Rota, marcada por la gran base naval adyacente. Las playas continúan siendo preciosas y muy agradables. En su núcleo urbano destaca el castillo de Luna, del siglo XIII, así como las murallas que lo rodean, construidas en la misma centuria.

El Puerto de Santa María

La tercera gran ciudad del vino de Jerez, después de Jerez de la Frontera y Sanlúcar de Barrameda, es El Puerto de Santa María. Situada en primera línea de mar, dentro de la bahía de Cádiz y en la desembocadura del río Guadalete, es una población costera reconocida por las antiguas residencias nobles, castillos y magníficas bodegas. Pero, sobre todo, es un destino que atrae a gente ávida por consumir el marisco y el pescado frito característicos del lugar, que se sirven permanentemente acompañados de una copita de fino bien frío. También disfruta de las tranquilas playas de la Costa de la Luz.

 

Algunas de las bodegas más grandes de la región, como Osborne, Terry o Caballero —famosa por el ponche y cuya visita se hace de forma conjunta con la del castillo de San Marcos—, se encuentran aquí. El conjunto bodeguero de Bodegas Osborne (C/ Los Moros, 7; T. 956 869 100; www.osborne.es), con su emblemático e icónico toro, está formado por edificios históricos y luminosos patios. Vale la pena también fijarse en una más pequeña, Gutiérrez Colosía (Avda. Bajamar, 40; T. 607 450 066; www.gutierrezcolosia.com), de carácter familiar y dedicada tanto al vino de Jerez como al brandy y al vinagre desde 1838, que ofrece una visita con degustación de seis vinos.

Cádiz

El punto final de la ruta se encuentra en la ciudad de Cádiz. La capital provincial no se halla stricto sensu en el territorio del Marco de Jerez pero resulta un buen lugar en el que hacer balance de lo vivido y experimentado entre viñedos y bodegas.

Su casco histórico amurallado es de visita obligada, como lo son sus playas, el mercado o la catedral. Además, su oferta gastronómica es envidiable, con una enorme cantidad de buenos restaurantes de comida típica y tabernas donde saborear unas excelentes tapas. A ello hay que añadir el ambiente alegre de sus calles, especialmente durante los días de Carnaval.

Info práctica

Camping Las Dunas de San Antón

Paseo Marítimo Playa de La Puntilla

11500 Cádiz

N 36° 35’ 15’’, W 6° 14’ 27’’

) +34 956 872 210

www.lasdunascamping.com

Abierto todo el año.

El camping dispone de un área de acampada con parcelas de 70 a 100 m². Asimismo, disponen de tomas de corriente y de fuentes y tomas de agua potable. Entre sus servicios encontramos el restaurante La Puntilla, que está abierto durante todo el año, un supermercado y piscinas para niños y adultos. Asimismo, cuenta con un aseo adaptado para personas con movilidad reducida y bebés.

Camping Playa Aguadulce

Carretera A-491, km 6,5

11520 Rota

N 36° 40’ 15.6’’ W 6° 24’ 21.8’’

) +34 956 847 078

www.playaaguadulce.com

cpa@playaaguadulce.com

Los precios varían dependiendo de la temporada.

A 11 minutos de Chipiona, dispone de amplias parcelas separadas por setos, con conexión eléctrica. Admite caravanas de hasta 8 metros y cuenta con los principales servicios: agua, wifi, baños adaptados, supermercado, bar, duchas, etc.

Sanlúcar AC Parking

Camino de la Reyerta

11540 Sanlúcar de Barrameda

N 36° 45’ 41’’, W 06° 23’ 45’’

) +34 656 970 409

Abierto todo el año.

Precio parcela: 8 euros en temporada baja y 12 euros en temporada alta. La toma de electricidad 2-3 euros día.

Perteneciente a la Asociación de Áreas Privadas de Autocaravanas, este aparcamiento ajardinado se halla a 50 metros de la playa de Montijo y a tres kilómetros del centro.

Península Ibérica

La Ruta del Quijote

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es la joya más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal. A pesar de los más de cuatro siglos transcurridos, en las tierras de Castilla-La Mancha, por las que cabalgaron el hidalgo y su fiel escudero, aún reconoceremos los pueblos, las ventas, los molinos y los paisajes que describe la novela.

Las llanuras de La Mancha parecen una extensión de tierras baldías, secas y amarillentas bajo el intenso sol de verano. Al recorrerlas, entenderemos por qué los árabes llamaron a esta tierra al-Mansha (la tierra sin agua).

Pero en La Mancha está también ese lugar «de cuyo nombre no quiero acordarme», como escribió Miguel de Cervantes Saavedra al inicio de su obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Por estas tierras cabalgó Alonso Quijano a lomo de su escuálido caballo Rocinante y seguido por su impertinente escudero Sancho Panza, siempre montado en su rucio. Con la obra de Cervantes como mapa, seguiremos las andanzas de don Quijote. Esta ruta ha sido declarada Itinerario Cultural Europeo (www.rutaquijote.es) y cuenta con cerca de 2500 kilómetros, que recorren 148 municipios, entre caminos de carro, carreteras secundarias, senderos históricos y riberas fluviales. Para esta ruta hemos seleccionado aquellas zonas relacionadas con la novela original o que son importantes para la historia, el arte o la cultura.


• Distancia: 433 kilómetros de ruta

• Puntos de la ruta: Toledo - Consuegra - Campo de Criptana - Alcázar de San Juan - El Toboso - Daimiel - Almagro - Argamasilla de Alba

Toledo: la ciudad de las tres culturas

Nuestra aventura, como la de Cervantes, comienza en Toledo, catalogada como Patrimonio de la Humanidad. Pues fue aquí, según comenta el propio Cervantes, donde encontró los manuscritos escritos por Cidi Hamete Benengeli, que explicaban la vida del ingenioso hidalgo. Aunque este recurso narrativo es similar a los utilizados por las novelas de caballería que Cervantes quería ridiculizar, sí es cierto que el escritor tenía casa en Toledo, en la plaza de los Tintes, y que conocía bien el lugar. Según el relato, Cervantes compró los papeles a un muchacho desconocido en una de las sederías del Alcaná, el barrio judío de la ciudad donde se encontraban las mejores tiendas. Cervantes nos introduce, así, en uno de los aspectos que hacen única a esta ciudad: su gran riqueza cultural, producto de la convivencia durante siglos de las tres grandes religiones monoteístas. A pesar de que tanto los musulmanes como los judíos fueron expulsados, aún quedan vestigios de esas culturas. Por ejemplo, de las doce sinagogas que existían en Toledo en el siglo XV, aún quedan dos, con los curiosos nombres de Santa María la Blanca y Nuestra Señora del Tránsito.

Una de las joyas de la ciudad es el monasterio de San Juan de los Reyes, un cenobio iniciado por Isabel I de Castilla en 1477. Su estilo, llamado de los Reyes Católicos, se encuentra entre el gótico flamígero y el renacimiento inicial, como veremos en la capilla mayor, que muestra algunos detalles mudéjares que podremos observar en el artesonado del claustro. El convento fue la construcción más importante erigida por Isabel I, en honor de su santo favorito, y lo terminó su nieto.


Toledo. Vista panorámica de la ciudad, con la catedral y el alcázar. © MAY_LANA - SHUTTERSTOCK.COM

Otro de los edificios cristianos importantes es la catedral, conocida como la Dives Toletana, la gran joya del gótico en España, construida entre 1226 y 1493. Tendremos que disponer de bastante tiempo para descubrir todos sus secretos: desde las tres grandes puertas de su fachada principal hasta la torre solitaria con su coronación de tiaras, pasando por la capilla mayor y su precioso retablo gótico policromado, las tumbas reales y cardenalicias, la sala capitular, el tesoro y la capilla mozárabe.

Muy cerca encontraremos el famoso Alcázar, una fortificación cuadrangular ubicada en la parte más alta de Toledo, convertido en Museo de la Guerra. Su nombre viene del al-Qasr, construcción árabe. De esa época todavía quedan restos visibles en la puerta antigua de Bisagra, entrada principal a la ciudad desde la Vega. En ella podremos observar la típica forma de herradura de las puertas árabes, cuando Toledo era musulmana.

La gastronomía toledana tiene, como la cultura, influencias moriscas, sefardíes y cristianas, que se ven reflejadas en sus dulces típicos: los mazapanes y las toledanas.

Consuegra: los molinos en el cerro

Desde Toledo, la autovía de los Viñedos nos acercará a Consuegra, a solo 64 kilómetros, atravesando campos de olivos, viñedos y trigales. Para hacernos una idea del paisaje, lo mejor será subir al castillo situado en cerro Calderico, una pelada colina que domina el pueblo. Desde sus almenas podremos ver una docena de los viejos molinos de viento que desde principios del siglo XIX decoran la montaña. Son como los que desde el siglo XVI han dado carácter al paisaje manchego, con sus altas torres redondas y blancas y sus grandes aspas de madera que nos recuerdan inmensos brazos. No nos extrañará, al verlos, que don Quijote los confundiera con peligrosos gigantes: «ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos las vidas». Los molinos de Consuegra tienen nombres relacionados con el mundo quijotesco: desde Sancho, Bolero y Espartero, hasta Rucio. Deberíamos visitar uno de ellos para observar la maquinaria original, con las dos grandes piedras que molían el trigo, uno de los pocos productos que crecían en estas tierras tan secas.

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