Fiesta y drama

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4. La reforma Agraria-Unidad Popular

La Reforma Agraria es concebida como un proceso simultáneo y complementario con las transformaciones generales que se desea promover en la estructura social, política y económica del país. (…)La experiencia ya existente en esta materia y los vacíos o inconsecuencias que de ella se desprenden, conducen a reformular la política de distribución y organización de la propiedad de la tierra en base a las siguientes directivas: 1) Aceleración del proceso de Reforma Agraria expropiando los predios que excedan a la cabida máxima establecida … incluso los frutales, vitivinícolas y forestales, sin que el dueño tenga derecho preferencial a elegir la reserva. (…); 2) Incorporación inmediata al cultivo agrícola de las tierras abandonadas y mal explotadas de propiedad estatal; 3) Las tierras expropiadas se organizarán preferentemente en formas cooperativas de propiedad. Los campesinos tendrán títulos de dominio que acrediten su propiedad sobre la casa y el huerto y sobre los derechos correspondientes en el predio indivisible de la cooperativa. Cuando las condiciones lo aconsejen, se asignarán tierras en propiedad personal a los campesinos, impulsando la organización del trabajo y la comercialización sobre bases de cooperación mutua. También se destinarán tierras para crear empresas agrícolas estatales con la tecnología moderna; 4) En casos calificados se asignarán tierras a 1os pequeños agricultores, arrendatarios, medieros y empleados agrícolas capacitados para el trabajo agropecuario; 5) Reorganización de la propiedad minifundaria a través de formas progresivamente cooperativas de trabajo agrícola; 6) Incorporación de los pequeños y medianos campesinos a las ventajas y servicios de las cooperativas que operen en su área geográfica; 7) Defensa de la integridad y asegurar la dirección democrática de las comunidades indígenas, amenazadas por la usurpación, y que al pueblo mapuche y demás indígenas se les asegure tierras suficientes y asistencia técnica y crediticia apropiadas30.

Con estas palabras, el Programa de Gobierno de la Unidad Popular, en su acápite titulado «Profundización y extensión de la Reforma Agraria», sentaba las bases de su política agraria, en tanto segundo momento del proceso de R.A. iniciado en Chile de acuerdo a la Ley Nº 16.640 de 1967. En cuanto 2do. momento de dicha R.A., la Unidad Popular dejaba claro que la R.A.-UP buscaba acelerar, expandir y radicalizar el proceso de expropiaciones, así como tomar el control productivo de las propiedades agrícolas del Estado (1er. y 2do. punto del programa). Los restantes cinco puntos buscaban superar y responder a los problemas de la 1ra. etapa de la R.A., de acuerdo al diagnóstico proporcionado por el exvicepresidente de INDAP y responsable de la R.A.-DC, Jacques Chonchol: se referían a la voluntad de construir, de estimular y de proteger las formas cooperativas de producción en el seno de todo el campesinado, en sus distintas figuras, incluyendo el pueblo mapuche; asimismo, dichos puntos del programa manifiestan la voluntad de ampliar los beneficiarios de la R.A.-UP a todas las figuras del campesinado, más allá de los trabajadores agrícolas e inquilinos: a pequeños agricultores, arrendatarios, medieros, empleados agrícolas, afuerinos, etc. Es decir, la continuidad y, al mismo tiempo, la diferenciación R.A.-UP consistía básicamente en la decidida voluntad política de seguir avanzando en las expropiaciones y en construir un modo de producción cooperativo ampliado en el campo chileno que formase una red territorial social, productiva y comercial, contando con el apoyo técnico y crediticio del Estado y erigiéndose como una modalidad de propiedad social cooperativa paralela a la propiedad privada tradicional a nivel territorial, conformando una nueva fuerza social en los territorios y comunas del país.

¿Cómo y en qué medida se llevaría a la práctica esta modalidad de relación social y económica cooperativa en el campo chileno en la fase de la R.A.-UP? En los párrafos que siguen intentaremos delinear algunos de los caminos que se trazaron en la fase R.A.-UP en vista de la construcción de lo que llamaremos una «Reforma Agraria como Democracia Social» (RADS).

a. aceleración y profundización de la R.A.-UP

Con la voluntad férrea de poner todo el aparato gubernamental al servicio del cumplimiento del mandato de la Ley de R.A. Nº 16.640, Jacques Chonchol tomó el timón de dicho proceso en 1970 en su calidad de ministro de Agricultura bajo el lema de hacerla rápida, drástica y masiva. «El deseo del Gobierno es acelerar al máximo el proceso de expropiaciones. Ojalá, antes de terminar el actual año agrícola y empezar el nuevo, pudiéramos expropiar todo lo que en el programa de 1971 tiene que ser expropiado»31. Esto, con el fin de cuidar el ciclo anual de producción agrícola y de evitar la exacerbación del conflicto que, naturalmente, el proceso de R.A. en democracia conllevaba. En efecto, las cifras muestran esta voluntad política en acción:

Avance de las expropiaciones anuales


Nº PrediosHectáreas Totales% expropiaciones% de tierras expropiadas
1965-19701.4083.563.5543040
1971-1972 (30 junio)4.6908.860.3107060

Fuente: Susana Bruna, «Luchas campesinas en Chile», op. cit., p. 121

Así, el proceso de transformación de la tenencia de la tierra en Chile se realiza en un tiempo total menor de siete años, alcanzando su culminación en el último tramo de 1 ½ año, correspondiente a la fase R.A.-UP. Proceso de aceleramiento de la R.A. que, al mismo tiempo, contemplaba «la restitución de tierras a los mapuche», asunto que quedó en manos de la Dirección de Asuntos Indígenas, con el «respaldo material y humano de otros organismos del sector del agro»32.

La R.A. despertaba los sueños de miles de campesinos a lo largo del país, percibiendo en ella la llegada, al fin, de la justicia y de la protección, superando su centenario desamparo, iluminando su esperanza y activando sus proyectos de futuro.

Con un acto público de hondo significado, los campesinos de Ninhue celebraron algo que para ellos ya parecía un sueño: la aplicación de la reforma agraria en esa comuna. Y no era para menos. Después de sufrir las más increíbles explotaciones, miseria y abandono y luego de dar una larga y hasta ayer, infructuosa pelea, por fin vieron que un gobierno, el Gobierno de la Unidad Popular se acordó de ellos y ordenó la expropiación de los siete latifundios que los tenían verdaderamente en la desesperación. En la provincia de Ñuble y también fuera de ella, hablar de Ninhue era referirse al símbolo del sufrimiento y de la humillación de los campesinos. Los trabajadores del fundo «Coroney», por ejemplo, cuentan que su ex propietario, Federico Benavente, no los dejaba acercarse a él sino hasta una distancia de 20 metros y que jamás les escuchaba sus peticiones. (…) Los predios expropiados servirán de base para la creación de una gran empresa regional campesina. (…) Galvarino Andrade agradeció a nombre de todos los campesinos de Ninhue al gobierno del compañero Allende, a INDAP, a CORA, al SAG, «por lo que se ha hecho, por estas expropiaciones: lo que antes era un sueño para nosotros y hoy es una realidad. Unidos y organizados saldremos adelante y haremos más grande y masiva la R.A. para bien nuestro y de nuestro país»33.

De modo que, en los dos primeros años del gobierno de la UP, el fenómeno legal y legítimo de R.A. es ya un hecho consolidado, habiendo alcanzado su culminación, transformándose radicalmente el ancestral sistema de latifundio en nuestro país, construyéndose una nueva modalidad de tenencia de la tierra: el «asentamiento campesino» o el «Centro de Reforma Agraria», como figuras transitorias de tenencia colectiva hacia su consolidación, ya como propiedad cooperativa o como asignación individual y, especialmente, como espacio de liberación de los trabajadores agrícolas exapatronados y sus familias –conformando un total de 55.800 familias34– que llegaban, al fin, a la Tierra Prometida que acogía y realizaba su histórica desproletarización.

La R.A.-UP no solo se preocupó del cumplimiento de las expropiaciones determinadas por ley, las que hacían justicia principalmente a los trabajadores asalariados de los latifundios, sino que también buscó hacer justicia en el ámbito de otras relaciones sociales campesinas que ancestralmente sufrían de explotación y abuso, cual era el caso de los medieros. Trabajador de tierra ajena, en que, a cambio de la cesión temporal por parte de un propietario, de un pedazo de tierra para trabajar, el mediero ponía toda la fuerza de su trabajo, debiendo repartirse a medias los frutos producidos35. Al momento de intervenir la UP sobre estos sujetos, ellos estaban regidos por el Decreto Ley Nº 9 de 1968 que mantenía el hecho de que «el dueño es quien pone las condiciones y el trabajador mediero no tiene a quien recurrir para defenderse en forma efectiva, (…) encontrándose en sus derechos totalmente limitado porque no tiene ni dinero, ni tierra, ni contactos sociales para defenderse». Ante lo cual Allende envió al Congreso, el 31 de marzo de 1971, un Proyecto de Ley que planteaba que las medierías o aparcerías imperantes en los campos tienen la «verdadera calidad de un contrato de trabajo, puesto que las modalidades usadas constituyen un verdadero vínculo de subordinación o dependencia del campesino en relación al dueño de la tierra, que es la característica de la relación laboral»36.

 

Lo natural sería que este tipo de trabajador campesino tuviera la misma causa que sus compañeros de clase como son los obreros agrícolas. Esto es justamente lo que persigue el proyecto de ley del compañero Allende: hacer del mediero un verdadero trabajador agrícola con las mismas posibilidades de defensa a través de las organizaciones sindicales campesinas y de las leyes laborales y de previsión. El proyecto le reconoce su calidad de trabajador agrícola al mediero para que así pueda obtener «los beneficios de la explotación de la tierra, de la cultura, de la educación y de la vivienda»37.

Un proyecto que buscaba, así, integrar al mediero –una de las figuras ancestrales del trabajo sufrido y expoliado de los campos– al proceso de R.A., especialmente buscaba incorporarlo al proceso de construcción de su sujeto como parte del sujeto colectivo-trabajador campesino que en esos momentos vivía la revolución de su condición, de sus derechos y de su conciencia histórica.

El proceso de Reforma Agraria buscaba alcanzar su culminación el año 1971 con la expropiación de 1000 latifundios, especialmente avanzando hacia el sur del país (Malleco, Valdivia, Llanquihue), casi intocado en el período de gobierno anterior, incluyendo varias estancias ganaderas de Tierra del Fuego («561.386 hectáreas de ricas tierras de praderas y bosques maderables»). Al mismo tiempo, el gobierno procedía a crear un «gigantesco complejo maderero en Panguipulli» a través del traspaso de 19 fundos expropiados por la CORA a la CORFO, ubicado en la zona precordillerana de Valdivia38. Realizadas estas expropiaciones, el ministro de Agricultura Jacques Chonchol anunciaba a la Confederación Nacional de Asentamientos que «en mayo se iniciarán las asignaciones de tierras a los asentados», abocándose la CORA «a la entrega de los títulos de dominio a más de 5.000 campesinos asentados», abriéndose para ellos los «créditos del Banco del Estado», para lo cual «cada asentamiento tendrá su propia cuenta corriente previa presentación del plan de explotación del predio»39.

Es así que en 1971 el campo agrario chileno se encontraba configurado en base, al menos, a cinco modalidades de tenencia de la tierra: a) el ancestral de «comunidad indígena»; b) el tradicional de propiedad privada familiar o individual; c) el tradicional de propiedad fiscal o estatal (0,5%)40; d) formas cooperativas de tenencia y producción y e) el área reformada como preparación al modo cooperativo de propiedad de la tierra (2% de los predios)41. Cinco modalidades entre las que la propiedad privada seguía siendo hegemónica, principalmente en cuanto pequeña propiedad (80% de los predios de menos de 5 HRB). Cinco modalidades que significaban el reconocimiento histórico al modo diverso de habitar, producir y relacionarse con la tierra los distintos grupos y sujetos en Chile; modos plenamente legítimos y avalados por la legalidad vigente en Chile, llamados a incorporar a todos los rostros del campesinado a participar del habitar la tierra con pleno derecho de pertenencia y propiedad.

b. La R.A.–UP como democratización social ampliada: los Consejos Comunales Campesinos.

Simultáneamente con el activo y masivo proceso de expropiaciones y fiel al sentido democratizador del gobierno UP, con especial énfasis puesto en la generación de instancias a través de las cuales el pueblo, en este caso, el campesino organizado, ejerciese poder directamente, influyendo con sus decisiones las propias políticas de gobierno, apenas asumido el gobierno de la Unidad Popular, el presidente salvador Allende dictó el Decreto Nº 481 del 21 de diciembre de 1970 que creó los Consejos Campesinos a nivel comunal, provincial y nacional, «en virtud del cual todas las grandes definiciones en materias agrarias debían tratarse en dichos consejos para asegurar la participación consciente del movimiento campesino en la marcha del proceso»42. Dichos Consejos estarían compuestos por representantes de los sindicatos agrícolas, de las cooperativas, de los comités de asentamientos y centros de reforma agraria43.

La creación de los Consejos Campesinos (C.C.) permite a los trabajadores agrícolas transmitir sus propias opiniones al gobierno en materias que tienen que ver con los planes nacionales de desarrollo rural, producción agropecuaria y reforma agraria. El sistema de los C.C. permite que sean ellos los que aporten sus sugerencias ante el Ministro de Agricultura respecto de los programas y presupuesto de los organismos públicos, semi-fiscales y de administración autónoma del sector agrícola. Corresponderá a estos campesinos así organizados dar su opinión en relación a los problemas generales en materia social y económica del sector laboral campesino44 .

Estos Consejos Campesinos se constituirían a lo largo del país a partir de las comunas, donde estarían los Consejos Comunales Campesinos, desde los cuales se formarían los Consejos Provinciales Campesinos y de estos saldría el Consejo Nacional Campesino. «Los campesinos y sus organizaciones tendrán las mayores responsabilidades en la elaboración, discusión y ejecución del proceso de R.A.», por lo que el gobierno llamaba «a los campesinos a actuar en conjunto con el gobierno y no en forma aislada para favorecer la R.A.» hacia su total cumplimiento45.

A poco andar, las autoridades se dieron cuenta de que la representación campesina vista a través de las «organizaciones» señaladas se había quedado corta, quedando muchos campesinos fuera de dicha representación, principalmente «los afuerinos», que representaban «el 32% de los hombres activos de la agricultura (los que), por su movilidad… no pueden estar en un sindicato»; además de «los pequeños propietarios que, por no estar organizados ni legalmente reconocidos, quedan sin representación oficial en los Consejos Campesinos». En efecto, el gobierno estaba consciente del diagnóstico realizado por el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol en 1969 –así como por parte de otros estudiosos de la realidad agraria de la hora–, de que las transformaciones profundas que necesitaba la agricultura chilena no pasaban solo por reformar parcialmente la tenencia de la tierra, sino que ello también exigía un proceso largo, progresivo y continuo, de articulación entre todos los sujetos campesinos, en sus distintos rostros, a nivel territorial, con el fin de realizar una alianza social campesina que tendiese a generar relaciones cooperativas y de amplia participación social en la toma de decisiones relativas al agro en proceso de transformación; esto, a través de instancias de organización para la toma de decisiones conjuntas y de socialización hacia formas de asociación cooperativa, tanto en el plano de la comercialización como de la producción. Planteamiento de Chonchol que surgía de un sólido conocimiento de la realidad agrícola y la histórica situación de pobreza, falta de capacidad productiva y de acceso al capital, así como de subordinación de los pequeños propietarios (que eran la mayoría de los propietarios agrícolas) respecto de hacendados y comerciantes locales y nacionales, poderosamente organizados a través del país y en centrales gremiales como la Sociedad Nacional de Agricultura. Con el fin de contrarrestar este poder hacendal, la R.A.-UP debía invitar a participar a los pequeños y medianos propietarios de un proceso profundo de reforma de la estructura agraria, que decía relación con el empoderamiento social amplio en cada territorio por parte del campesinado en sus distintos rostros, con el fin de propiciar la toma de decisiones conjuntas en vista de constituir un poder de influjo y demanda ante el Estado (especialmente crediticias y técnicas), así como para incentivar formas cooperativas de producción y comercialización de sus productos.

Ante este vacío, el Ministerio de Agricultura determina, en enero de 1971, la ampliación de la representación campesina en dichos C.C., generando un impacto progresivo y decisivo, tanto a nivel de la correlación de fuerzas sociales en los territorios agrarios como en el plano de la democratización de las estructuras de decisión sobre las políticas agrarias en el país.

La posibilidad de representación de estos grupos campesinos permitirá que el Consejo Comunal Campesino quede constituido realmente por la base, lo que implica una representación democrática. Serán los campesinos, entonces, quienes determinarán el ritmo y la profundidad que quieren imponerle a la revolución agraria. Salvaguardaremos, así, los intereses de la gran mayoría que no ha tenido respuesta a sus inquietudes. ¿Cuál será el beneficio de una mayor representatividad campesina en los Consejos Comunales? El más importante: constituir un Consejo generado por las bases integradas por campesinos que nunca antes tuvieron voz en las organizaciones. Evitaremos, así, los hechos del pasado cuando la R.A. se hizo un poco a nombre de los campesinos, pero realizada por los técnicos, sin que los campesinos tuvieran voz. Nosotros creemos que la participación campesina tiene que ser fundamental en la planificación de la R.A. y en que el campesino diga dónde, cómo y en qué forma la desea. Este cambio nos parece revolucionario e indispensable para el desarrollo campesino»46.

De este modo, la Unidad Popular no solo estaba realizando y llevando a su culminación la R.A., sino que estaba transformando, en el terreno mismo de su accionar histórico, el propio sistema político democrático, al propiciar una «democracia social» surgiendo desde el seno mismo del campesinado (en todas sus expresiones sociales), el segmento social históricamente más excluido y marginalizado de toda representación y participación en el ámbito de la toma de decisiones políticas. Esto, obviamente generaría un fenómeno de politización ampliada en los territorios agrarios y, especialmente, un proceso de empoderamiento y concienciación acerca de su ser-sujeto-colectivo-campesino: una cuestión sin duda trascendente, desde el punto de vista de la superación de la autoinferiorización de clase y del desarrollo social y político chileno como construcción de comunidad. Esto lo podemos apreciar, por ejemplo:

En la ceremonia realizada en Lautaro, la Asamblea Comunal Campesina acordó que las tierras nuevas que se consignan a través de las expropiaciones se pondrán bajo el control de la Asamblea Comunal y serán trabajadas por todos los compañeros sin tierra de la comuna en beneficio propio y de todos los trabajadores de nuestro país47.

Con la asistencia de más de 2.000 campesinos se constituyó en Carahue el C.C.C. de esa localidad. En el acto participaron representantes de los pequeños y medianos agricultores, de los mapuche, de los trabajadores agrícolas y autoridades de gobierno. (…) Adrián Vásquez, Vice-Presidente de INDAP, señaló la importancia que tiene para el campesinado chileno la constitución de estos C.C., ya que ellos aseguran la construcción de un verdadero poder campesino. (…) Expresó que es necesario crear una responsabilidad común para que las cosas salgan adelante con el esfuerzo de todos y no solamente con la participación del gobierno. Mora, del campamento A. Ríos, de Rucalán, señaló que la creación del nuevo C.C. permitirá a los campesinos defender sus derechos aún a costa de sus vidas. Agregó que él estaba dispuesto a luchar por sus demás compañeros, porque tenía una conciencia clara de las injusticias que han tenido que soportar hasta ahora los trabajadores de la tierra. Dijo que serán los campesinos quienes, con su apoyo al gobierno, hagan realidad la R.A. en Chile48.

«Ha llegado el día en que levantemos la voz como Caupolicán y Lautaro. Este Consejo se levanta para apoyar al mapuche pobre, pero que puede ser verdaderamente hombre y para que pueda elevar su condición de vida. (…) Nosotros, que hemos sido tan postergados, tenemos ahora la oportunidad de participar, con nuestras opiniones y experiencia, en la política agraria del gobierno (…) la voz de los campesinos nunca habría sido escuchada si no hubiera triunfado en Chile un gobierno popular». Así se expresó Francisco Llanquinao, representante de la Confederación Mapuche, al iniciar el acto de constitución del Consejo Comunal Campesino de Temuco, el nº 15 que se formaba en la provincia de Cautín. (…) A la Asamblea asistieron representantes de los pequeños agricultores, de los mapuche, de los obreros agrícolas y del gobierno. Todos los oradores estuvieron de acuerdo en que la formación del gran frente de masas con obreros, campesinos, estudiantes y las fuerzas políticas de izquierda permitirá la auténtica toma de poder por parte del pueblo chileno49.

 

Con este discurso, tendiente a generar conciencia entre el campesinado acerca del profundo cambio histórico que se estaba generando en Chile y en sus propias vidas, se estaba construyendo el poder campesino en Chile a través de los Consejos Comunales Campesinos, elegidos por sus propias bases, los que se comenzaban a levantar progresivamente a lo largo del país. Dichos CC, como lo decían sus dirigentes, constituían un espacio para que, por primera vez en la historia republicana tuviese lugar la manifestación pública de la voz de sujetos no solamente explotados, sino también dominados y subordinados a través de su invisibilidad y silenciamiento. La democracia popular chilena entonces en gestación estaba levantando, por todas partes y territorios, los escenarios donde ocurriese lo opuesto, es decir, su visibilidad, su voz y su encuentro colectivo, formando una nueva unidad social y un frente social y político de lucha por sus derechos.

Los Consejos Campesinos están orientados en el sentido de dar unidad al movimiento de los trabajadores de la tierra, terminando con el divisionismo que significan las distintas organizaciones. Esta unidad significa, al mismo tiempo, mayor fuerza para enfrentar a la burguesía del campo y la ciudad que está empeñada en impedir el proceso de R.A.. Con la organización de los campesinos a través de los Consejos, se pretende crearles una conciencia de clase para vencer, de este modo, la división natural que existe entre los trabajadores de la tierra debido a sus distintos estratos sociales50.

En este esfuerzo de construcción de un poder campesino ampliado a lo largo del país se estaba realizando, en su real profundidad, el cambio estructural en Chile, no solo puntualmente en el agro chileno, sino a nivel de toda la sociedad, hacia la cual aquel cambio irradiaba. En efecto, la remoción del estrato más rígido de la sociedad histórica chilena cual era el estrato rural, donde anidaba, se criaba y fundaba históricamente la relación dominación/subordinación social, irradiando su ordenamiento hacia el resto de la sociedad, configuraba un panorama de pacífica pero, al mismo tiempo, telúrica revolución político-social en Chile: se trataba de un fenómeno removedor de la estructura social más profunda de Chile.

El 26 y 27 de marzo se efectuó en Temuco el 1er. Encuentro de Consejeros de los Consejos Comunales Campesinos de la Provincia de Cautín. Los campesinos discutieron un amplio temario que se refirió a la participación en el proceso de R.A. y visión crítica de la Ley de Sindicalización Campesina, participación en el crédito y en el proceso de comercialización y organización de la producción, (…) el nuevo decreto de los Consejos Campesinos, constitución del Consejo Provincial Campesino y la sedición que tiene orquestada la burguesía agraria.

En el acto inaugural del Encuentro habló el presidente de la Federación de Estudiantes de la U. de Chile con sede en Temuco, Antonio Coloma, quien llevó el saludo de los universitarios a los campesinos:

Quiero hacer llegar el saludo revolucionario y fraternal de los estudiantes universitarios a los compañeros campesinos por esta iniciativa que Uds. han comenzado a gestar en toda nuestra patria, que es la constitución de estos C. C. C. (…) La verdad es que si antes la historia de nuestra patria la escribía un grupo reducido de personas, ahora la están escribiendo la mayoría de los chilenos. La historia la están escribiendo los propios campesinos que, cansados de la tramitación a que fueron sometidos en regímenes anteriores, cansados de la explotación y de la humillación, hoy día alzan la voz, se organizan y se incorporan, junto al gobierno de la UP, a dirigir su destino y a escribir su propia historia51.

30.000 trabajadores del campo y la ciudad, estudiantes y otros sectores obreros se reunieron el domingo 28 de marzo en la Asamblea Provincial de Trabajadores con el Presidente Allende en Temuco. (…) Fue la ocasión en que los campesinos se encontraron con el compañero Allende para plantearle sus inquietudes y problemas. No fue una concentración política, fue una auténtica Asamblea (en que) los Consejeros Comunales Campesinos entregaron al Presidente Allende las conclusiones del Encuentro del 26 y 27 de marzo. (…) Fue el día en que se juntaron trabajadores del campo y de la ciudad, estudiantes y otros sectores laborales. El domingo 28 sirvió para demostrar con hechos el empuje y la fuerza del movimiento popular que se juntó en el corazón mismo de la burguesía agraria52.

Al diferenciar «una asamblea» de un «encuentro político», al afirmar positivamente la primera y negar lo segundo, el discurso de los C.C.C. apunta a valorar la presencia allí de una voz que surge desde el pueblo, voz que se emite ante las autoridades en su propio lugar de emisión y donde aquella ha acudido especialmente a escucharla. Se trata, por otra parte, de una voz que ha construido previamente un discurso y texto escrito propio, el que porta su opinión y sus demandas colectivamente establecidas. Expresión del ejercicio de una práctica de democracia social que estaba llamada a cambiar el contenido y significado de la democracia en Chile, generando descentralización en las decisiones y democracia social territorial; como decía uno de los oradores, esta amplia participación popular y social territorial estaba escribiendo, con otros lápices y otros actores, una nueva historia de Chile.

Reclamo con legítimo orgullo el honor de haber establecido la participación real de los campesinos, que no sólo puede medirse por entrevistas más o entrevistas menos con altos ejecutivos, sino básicamente en la participación real y consciente de todas las masas campesinas en el avance del proceso de Reforma Agraria y en la campaña de producción agropecuaria53.

* * *

Habiendo, efectivamente, finalizado el gobierno de la Unidad Popular el proceso de expropiaciones determinadas por la ley a inicios del año agrícola de 1971 (1.400.000 hectáreas ya reformadas), Salvador Allende y su ministro de Agricultura, Jacques Chonchol, hicieron un llamado a la responsabilidad de los campesinos reformados y productores agrícolas en general, a producir bien la tierra para generar los alimentos que la población chilena requería –especialmente en un momento histórico de ampliación social de la demanda–, proceso que debía ser controlado por los propios Consejos Campesinos. Con el fin de alcanzar el gran objetivo productivo –en el cual se jugaba el éxito inmediato de la R.A.–, el gobierno constituyó el Comando Nacional de la Campaña de Aumento de la producción Agropecuaria para 1971, presidido por el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol; comando constituido por los jefes de los Servicios Agrícolas y representantes de la CUT, y de los Consejos Campesinos54.

Como parte y motor de esta «campaña por la producción agrícola», el gobierno y los trabajadores del agro, a través de sus representantes, firman un Acta de Compromiso por el aumento de la producción agrícola: «Los trabajadores agrupados en la Confederación Nacional de Trabajadores del Agro, conscientes de que nuestro destino e intereses son los de la clase obrera y el campesinado, hemos firmado un Acta de Compromiso para luchar por el aumento de la producción agropecuaria, junto a las organizaciones campesinas y a la Central Única de Trabajadores»55.

En el acto de firma de este pacto de compromiso, al que asistieron las autoridades de gobierno y los representantes de los trabajadores agrícolas, el gobierno dio inicio, en abril de 1971, a la «campaña nacional de aumento de la producción agropecuaria». En dicho acto, el ministro Chonchol señaló que