Vida en marte

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Z serii: Poesia #49
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DIOS MÍO, ESTÁ LLENO DE ESTRELLAS
1.

Nos gusta equipararlo a lo que ya conocemos,

Aunque más grande. Un hombre contra las autoridades. O un

Hombre contra una ciudad de zombis. Un hombre

Que no es, en realidad, un hombre, enviado para entender

A la ristra de estadounidenses de culo inquieto

Que ahora lo persiguen. Un hombre que huye.

Un hombre que debe coger un barco, desechar una carga,

Este mensaje lanzado al espacio… Aunque

Tal vez se parezca más a la vida debajo del mar: silenciosa,

Boyante, extrañamente benigna. Reliquias

De un diseño obsoleto. Hay a quienes les gusta imaginar

A una madre cósmica mirando a través del polvo de las estrellas,

Diciendo sí, sí, cuando nos tambaleamos hacia la luz,

Mordiéndose el labio si titubeamos al borde de algún precipicio. Anhelando

Estrecharnos contra su pecho, ella confía en que todo saldrá bien.

Mientras el padre irrumpe a través de habitaciones contiguas

Vociferando con la fuerza del Venga Tu Reino

Sin preocuparle nada lo que pudiera mordernos con su mandíbula.

A veces, lo que veo es una biblioteca en una población rural.

La amplia sala repleta de estanterías. Y los lápices

En una taza de Tráfico, mordisqueados por todo el vecindario.

Los libros han vivido aquí desde siempre, perteneciendo

Por largos periodos a uno u otro en la breve secuencia

De apellidos, hablando (sobre todo por la noche) a un rostro,

Un par de ojos. Las más extraordinarias mentiras.

2.

Charlton Heston está esperando a que lo dejen entrar. La primera vez lo pidió

[educadamente.

La segunda vez, con fuerza desde el diafragma. La tercera,

Lo hizo como Moisés: con los brazos alzados, el rostro un blanco apócrifo

Camisa impoluta, traje de corte, se inclina un poco al llegar,

Luego se estira. Examina la habitación. Permanece de pie hasta que le hago una señal,

Entonces se sienta. Los pájaros comienzan su charla nocturna. Alguien enciende

Una hoguera afuera. Si me queda, tomará whiskey. Si no, agua.

Le pido empezar por el principio, pero empieza su narración a la mitad.

Así fue una vez el futuro, dijo. Antes de que el mundo se volviera loco.

Héroe, superviviente, la mano derecha de Dios, yo sé que él ve la blanca

Cara de la luna donde yo veo un lenguaje construido con ladrillo y hueso.

Se acomoda erguido en su asiento, toma un largo y melodramático aliento,

Después lo deja escapar. Por lo que sé, fui el último hombre verdadero en la tierra, Y:

¿Puedo fumar? Las voces de fuera se apagan. Los aviones sobrevuelan yendo y viniendo.

Alguien grita que ella no quiere irse a la cama. Pasos sobre nuestras cabezas.

Una fuente en el patio del vecino balbucea para sí, y el aire de la noche

Suena dentro. Eran otros tiempos, dice, comenzando de nuevo.

Fuimos pioneros. ¿Vas a luchar para sobrevivir aquí, cabalgando la tierra

¿Hacia Dios sabe dónde? Pienso en la Atlántida sepultada bajo el hielo,

Un día perdida de vista, la orilla de donde emergió ya glacial y desolada.

Nuestros ojos se acostumbran a la oscuridad.

3.

Quizá el gran error sea creer que estamos solos,

Que los otros vinieron y se marcharon –en un abrir y cerrar de ojos–

Cuando en toda su extensión, el universo podría estar congestionado,

Repleto hasta los bordes de energías que jamás sentimos

Ni vemos, que se adhieren a nosotros, viviendo, muriendo, decidiendo,

Pisando con pies de plomo cualquier planeta

Doblegándose ante las estrellas gigantes que dominan, arrojando rocas

A cualquiera de sus lunas. Viven preguntándose

Si son los únicos, sólo conocen el deseo de conocer,

Y esa gran distancia negra en la que ellos –y nosotros– palpitamos.

Quizá los muertos comprendan, sus ojos por fin abiertos,

Viendo las luces largas de un millón de galaxias titilando

En el crepúsculo. Oyendo la ignición de los motores, bocinas

Que no dan tregua, el frenesí del ser. Lo quiero

Rayando la locura, como una radio sin dial.

Completamente abierto, para que todo se inunde de una vez.

Y bien sellado, para que nada escape. Ni siquiera el tiempo

Que ha de enrollarse sobre sí mismo y hacer un anillo como el humo.

Entonces yo podría estar ahora sentada con mi padre

Mientras pone un fósforo encendido en el hueco de su pipa

Por primera vez en el invierno de 1959.

4.

En esas últimas escenas de 2001, de Kubrick,

Cuando Dave es transportado al centro del espacio,

El cual se despliega en una aurora de luz orgásmica

Para luego abrirse ampliamente, como una orquídea salvaje

Para una abeja perdidamente enamorada, y después diluirse

Como la pintura en el agua, una gasa ondulando arrastrada por el viento,

Y, finalmente, la marea de la noche, luminiscente

Y confusa, se arremolina dentro, una y otra vez…

En esas últimas escenas, mientras él flota

Por encima de los grandes cañones y mares de Júpiter,

En los llanos inundados de lava y en las montañas

Congeladas, en todo ese tiempo, él no parpadea.

En su pequeña nave, pilotando a ciegas, transportado

A través de la pantalla panorámica del tiempo indivisible,

¿Quién sabe qué brillará en su mente?

¿Sigue siendo su vida a través de la cual se mueve,

O termina ésta al final de lo que puede nombrar?

En el plató, una toma tras otra hasta que Kubrick esté satisfecho,

Después el vestuario vuelve a sus estantes

Y la gran sala iluminada se apaga.

5.

Cuando mi padre trabajaba en el Telescopio Hubble, dijo

Que trabajaban como cirujanos: desinfectados y vestidos

De verde, un frío aséptico y luz blanca en la sala.

Leía a Larry Niven en casa, y bebía whiskey escocés con hielo,

Sus ojos exhaustos y enrojecidos. Eran los años de Reagan,

Cuando vivíamos con el dedo sobre El Botón y nos esforzábamos

Por ver a nuestros enemigos como a niños. Mi padre pasó temporadas enteras

Postrado ante el ojo del oráculo, hambriento de hallazgos.

Su rostro se iluminaba cada vez que alguien le preguntaba, y levantaba los brazos

Como si flotara confortablemente en la interminable

Noche del espacio. En el patio, atábamos a los globos mensajes

De Paz. El príncipe Carlos se casó con Lady Di. Murió Rock Hudson.

Aprendimos nuevos nombres para las cosas. Cambiamos de década.

Las primeras imágenes llegaron borrosas, y me sentí avergonzada

De todos aquellos alegres ingenieros, mi padre y su tribu. La segunda vez

Las lentes acertaron. Vimos hasta el confín de todo lo que allí había–

Tan brutal y tan vivo, que parecía observarnos.

THE UNIVERSE IS A HOUSE PARTY

The universe is expanding. Look: postcards

And panties, bottles with lipstick on the rim,

Orphan socks and napkins dried into knots.

Quickly, wordlessly, all of it whisked into file

With radio waves from a generation ago

Drifting to the edge of what doesn’t end,

Like the air inside a balloon. Is it bright?

Will our eyes crimp shut? Is it molten, atomic,

A conflagration of suns? It sounds like the kind of party

Your neighbors forget to invite you to: bass throbbing

Through walls, and everyone thudding around drunk

On the roof. We grind lenses to an impossible strength,

Point them toward the future, and dream of beings

We’ll welcome with indefatigable hospitality:

How marvelous you’ve come! We won’t flinch

At the pinprick mouths, the nubbin limbs. We’ll rise,

Gracile, robust. Mi casa es su casa. Never more sincere.

Seeing us, they’ll know exactly what we mean.

Of course, it’s ours. If it’s anyone’s, it’s ours.

EL UNIVERSO ES UNA FIESTA

El universo se expande. Mira: postales,

Y bragas, botellas con restos de carmín en la boquilla,

Calcetines huérfanos y servilletas exprimidas.

Deprisa, en silencio, todo rápidamente archivado

Con frecuencias diales de una generación anterior

Arrastrándose hacia el extremo de lo que no tiene final,

Como el aire dentro de un globo. ¿Brilla?

¿Entornarán nuestros ojos? ¿Es líquida, atómica,

Una conflagración de soles? Parece esa clase de fiestas

A la que tus vecinos olvidaron invitarte: graves sonidos que vibran

 

A través de las paredes, y todos caminando pesadamente, borrachos

En el tejado. Machacamos cristales con una fuerza imposible,

Lanzándolos hacia el futuro, y soñamos con seres

A quienes daremos la bienvenida con una infatigable hospitalidad:

¡Qué bien que hayáis venido! No vamos a retroceder

Ante las bocas afiladas y las extremidades granosas. Nos alzaremos

Gráciles, robustos. Mi casa es su casa. Nunca sonó tan sincero.

Al vernos, sabrán exactamente lo que queremos decir.

Por supuesto, es nuestra. Si es de alguien, es nuestra.

THE MUSEUM OF OBSOLESCENCE

So much we once coveted. So much

That would have saved us, but lived,

Instead, its own quick span, returning

To uselessness with the mute acquiescence

Of shed skin. It watches us watch it:

Our faulty eyes, our telltale heat, hearts

Ticking through our shirts. We’re here

To titter at the gimcracks, the naïve tools,

The replicas of replicas stacked like bricks.

There’s green money, and oil in drums.

Pots of honey pilfered from a tomb. Books

Recounting the wars, maps of fizzled stars.

In the south wing, there’s a small room

Where a living man sits on display. Ask,

And he’ll describe the old beliefs. If you

Laugh, he’ll lower his head to his hands

And sigh. When he dies, they’ll replace him

With a video looping on ad infinitum.

Special installations come and go. “Love”

Was up for a season, followed by “Illness,”

Concepts difficult to grasp. The last thing you see

(After a mirror—someone’s idea of a joke?)

Is an image of the old planet taken from space.

Outside, vendors hawk t-shirts, three for eight.

EL MUSEO DE LA OBSOLESCENCIA

Cuánto lo codiciábamos entonces. Tanto

Que nos habría salvado, pero vivió,

En cambio, su propio momento, regresando

A la inutilidad con la muda aprobación

De una nueva piel. Nos mira al mirarlo:

Nuestros ojos cansados, nuestra temperatura, corazones

Palpitando bajo nuestras camisas. Estamos aquí

Para reírnos de las baratijas, de las ingenuas herramientas,

De esas réplicas de réplicas apiladas como ladrillos.

Hay billetes verdes, y bidones de aceite.

Tarros de miel robados de alguna tumba. Libros

Sobre guerras, mapas de estrellas apagadas.

En el ala sur hay una pequeña habitación

Donde se exhibe a un hombre vivo. Pregunta,

Y te describirá antiguas religiones. Si

Te ríes, se echará las manos a la cabeza

Y suspirará. Cuando muera, lo reemplazarán

Por un video en bucle ad infinitum.

Habrá exposiciones itinerantes. «Amor»

Estuvo una temporada, seguida de «Enfermedad»,

Conceptos difíciles de entender. Lo último que ves

(Tras un espejo –¿un chiste de alguien?).

Es una imagen del viejo planeta tomada desde el espacio.

Fuera, hay quien vende camisetas a tres por ocho.

CATHEDRAL KITSCH

Does God love gold?

Does He shine back

At Himself from walls

Like these, leafed

In the earth’s softest wealth?

Women light candles,

Pray into their fistful of beads.

Cameras spit human light

Into the vast holy dark,

And what glistens back

Is high up and cold. I feel

Man here. The same wish

That named the planets.

Man with his shoes and tools,

His insistence to prove we exist

Just like God, in the large

And the small, the great

And the frayed. In the chords

That rise from the tall brass pipes,

And the chorus of crushed cans

Someone drags over cobbles

In the secular street.

CATEDRAL KITSCH

¿A Dios le gusta el oro?

¿Reflejan Su brillo

las paredes

Como ésas, cubiertas

Por los más delicados adornos del mundo?

La mujeres encienden velas,

Rezan a su puñado de cuentas.

Las cámaras escupen luz humana

Sobre la gran oscuridad sagrada,

Y lo que brilla de regreso

Está elevado y frío. Aquí siento al

Hombre. El mismo deseo

Que nombró a los planetas.

Hombre con sus zapatos y sus herramientas,

Su insistencia por demostrar que existimos

Como Dios, en lo grande,

Y lo pequeño, en lo grandioso

Y lo desgastado. En los acordes

Que se elevan desde los enormes tubos de cobre,

Y el coro de latas aplastadas,

Alguien se arrastra por los adoquines

De la calle secular.

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