Correspondencia 1928-1940

Tekst
0
Recenzje
Przeczytaj fragment
Oznacz jako przeczytane
Czcionka:Mniejsze АаWiększe Aa

21. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
PARÍS, 28/4/1934


Dr. Walter Benjamin París (14e), 28 de abril de 1934
28, place Denfert-Rochereau
Hôtel Floridor

Querido Sr. Wiesengrund:

Aprovecho el ímpetu que me ha dado el dictado de una larga conferencia160 que vengo de terminar para poner en marcha la máquina ahora para usted. Es una coincidencia de lo más feliz, porque hay todo tipo de asuntos importantes que tratar.

Pero comienzo agradeciéndole su carta londinense. Va de suyo que lo que atañe a mi relación con la Cámara de Escritores no es una cuestión de principios, sino meramente de oportunidad. Por ese motivo, establecería contacto con esa gente una vez que en la editorial Reiss estén dilucidadas todas las demás cuestiones previas. Lamentablemente, por el momento no parece ser el caso. Porque ni escuché nada directamente de él ni me llegaron novedades al respecto por medio de Felizitas. Para el caso de que lleguen noticias favorables, sin embargo, he notificado a Scholem,161 que está a disposición de la editorial si le llegaran a solicitar su opinión sobre el libro.

Entretanto estuvo aquí Arnold Levy. Creo haber conocido en él a un hombre de una inteligencia extraordinaria y –gracias a usted– enorme amabilidad. Hemos conversado en detalle sobre mi situación, y surgió que él sí ha considerado una ayuda que fuera más allá de la de Neunkirchen, pero que por el momento no la pudo organizar. Tampoco sé si las posibilidades de que tal organización se logre son consideradas auspiciosas por él.

Como antes de venir solo tuvo un breve intercambio con la señora Herzberger, no estaba informado cabalmente acerca de su posición respecto de este asunto. Por eso me preguntó a mí si está previsto que la ayuda procurada por Neunkirchen por el momento continúe otorgándose. Según su penúltima carta yo creía poder responder afirmativamente a esta pregunta, y tampoco sabría cómo enfrentar de otro modo lo que se avecina.

Gracias a usted ya casi nos hemos acostumbrado a conversar estas cuestiones entre nosotros. No resulta fácil poder poner en palabras por carta aquello que, sin detrimento de todo lo práctico del asunto, sucede en mí cuando pienso en este nuevo lazo que nos vincula. También por eso deseo fuertemente verlo pasar por París.

Si usted ahora estuviera aquí, creo que la conferencia de la que hablé al comienzo nos daría mucho tema de debate. Se titula “El autor como productor”, será pronunciada aquí en el “Instituto de Investigación del Fascismo”162 frente a un auditorio muy reducido pero cuya calificación dudo que sea de la misma índole y representa el intento de proveer para la literatura una contraparte del análisis que realicé para la escena en el trabajo sobre “El teatro épico”.163

Quiero que usted sea el primero en conocer mi nuevo seudónimo, que reservo para el uso en el extranjero. O.E.Tal = lateo estoy oculto.

Escribí de inmediato a Frankfurter Zeitung por el texto sobre Kierkegaard. Y pedí que me confirmaran el encargo,164 que por mi lado desde luego solicité con premura. No es necesario que le diga lo mucho que me agradaría escribir esa reseña.

La dirección de Kracauer es París (6e), Madison Hôtel, Boulevard St. Germain. La dirección de Schoen es muy posible que sea vieja, hace muchos meses que no sé nada de él. Ernst Schoen c/o Lea Steps, Vale of Health, Hampstead (Hampstead 3410).

Espero recibir muy pronto buenas noticias de usted y del avance de sus tratativas académicas. Le pido que me mantenga al corriente con el mayor detalle posible.

Con afecto, suyo

[Walter Benjamin]

22. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
PARÍS, 24/5/1934

Querido señor Wiesengrund:

Estas pocas líneas tienen el propósito de traerle a la memoria el pedido final de mi última carta: que por favor en la medida de lo posible me mantenga al corriente acerca de su derrotero por Inglaterra. Porque hace tiempo que no escucho nada de usted y solo una breve postal de Schoen, cuyas comunicaciones se siguen a intervalos meteóricos, habla de usted.

No sé si la próxima noticia que reciba de usted me alcanzará aquí o ya en Dinamarca.165 Todavía no está del todo segura mi fecha de partida, pero será cuanto antes. Si aun me escribiera a esta dirección –antes del 4 de junio no me iré de ningún modo–, me daría gran alegría. Si escribe después, tendría que esperar una noticia mía de Dinamarca, porque no hay que descartar que el correo que se reenvíe de aquí a Dinamarca pase eventualmente por Alemania.

De allí no faltan noticias confiables del último tiempo. Cuanto mejor informados están los observadores, menos tienden a emitir pronósticos, desde luego. Es muy probable que se avecine una crisis; lo que es incierto es su desenlace.

Ya no sé si le escribí sobre mi último trabajo. Se titula “El autor como productor” y es una suerte de contraparte de aquel escrito previo sobre el teatro épico. Al momento estoy negociando su publicación con “Sammlung”,166 a la que esto le exige por supuesto cierto poder de resolución.

Se habrá enterado de que Reiss rechazó la “Infancia”. Eso no va en detrimento de que yo vuelva a agradecerle todos los esfuerzos que dedicó a esta causa.

Antes de mi partida tengo previsto ver a algunas personas importantes: Paulhan,167 Pierre-Quint,168 Du Bos.169 Después también a Kracauer, quien –por lo que percibo– cada vez está menos visible. Parece haberse recluido por completo mientras concluye el trabajo en su novela.170 Es mi deseo que las intenciones que ve aparejadas a la traducción de la novela se cumplan, sin por eso poder negar los reparos literarios que me despierta el escrito.

¿Le pregunté en mi última carta por aquel Paul Binswanger, que hizo publicar un libro escandaloso171 sobre “La problemática estética de Flaubert” en Klostermann?

Y ahora, para cerrar, un pedido: ¿podrá recordarle a Geck172 o a Reifenberg por su cuenta otra vez la reseña del Kierkegaard? Pregunté dos veces sin haber obtenido información alguna al respecto.

Esto es todo por hoy. Escriba, de ser posible, a aquí. Lo saludo con mucho afecto


24 de mayo de 1934 Suyo
París XIV Walter Benjamin
28 place Denfert-Rochereau
Hotel Floridor

23. WIESENGRUND-ADORNO A BENJAMIN
OXFORD, 6/11/1934

Oxford, Merton College

6 de noviembre de 1934

Querido Sr. Benjamin:

Muchísimas gracias por su carta.173 Mi largo silencio no se relaciona en absoluto con las rigurosas exigencias de la asimilación con las que me confronto, y bajo ningún aspecto puede perdurar este estado de silencio entre nosotros. Por eso le respondo enseguida. Usted sabe desde la visita de Gretel174 lo que me llevó a mantenerme en silencio tanto tiempo; esa visita, así como las alusiones de su carta pusieron a un lado las dificultades. Estas correspondían por completo al ámbito de nuestro trabajo; no me resultó posible disimular mis grandes reservas hacia algunas de sus publicaciones (por primera vez desde que estamos en contacto); me refiero al trabajo sobre la novela francesa175 y sobre el ensayo de Kommerell, que también me lastimó enormemente en el ámbito personal176 después de que este autor hubiese expresado que hombres como yo tenían que ser mandados al paredón… no hace falta dar más explicaciones al respecto. Sin embargo, las cuestiones polémicas esta vez eran demasiado determinantes y delicadas desde todo punto de vista como para admitir que se discutieran por carta, sobre todo durante su estadía en Copenhague;177 por otra parte, durante los tres meses que estuve en Londres yo también me sentí muy lejos de aquella libertad y seguridad que hubiesen presupuesto una discusión de esa índole. Por lo tanto, me llamé al silencio, a la espera de que alguien viniera a sacarme de ese estado, lo cual sucedió al aparecer su carta, que logra este efecto cuanto más se distancia de la otra. Espero no incurrir en una intromisión injusta al admitir que toda esta problemática conflictiva se vincula con la figura de Brecht o con el crédito que usted le daba; y que esta complejidad también concierne a cuestiones fundamentales de la dialéctica materialista, como el concepto de valor de uso al que hoy, como ayer, solo le puedo dar un lugar menor. Si no me equivoco, usted ya se desentendió de estos asuntos y me parece que lo más importante es que le asegure mi total participación en esta gestión, sin temer que usted entienda eso como una expresión de conformismo y de instintos de preservación. Lo que usted dice acerca del cierre del período de ensayos y sobre todo de la decisión de dedicarse por fin a los Pasajes es, por cierto, la mejor buena nueva que he recibido de usted desde hace muchos años. Usted sabe que en ese trabajo veo verdaderamente la parte de prima philosophia que se nos ha encargado y no anhelo nada más que usted pueda ahora llevar a cabo este inmenso asunto tal como este lo requiere, después de haber sufrido un estancamiento tan largo y doloroso. Y si pudiera depositar cierta esperanza en este trabajo, sin que usted lo tome como una falta de modestia: esta sería, en primer lugar, que el trabajo presente en las tesis más extremas, sin reparo alguno, todo lo referido al contenido teológico y a la literalidad que concernía a él (sin reparar en las objeciones de aquel ateísmo brechtiano que quizás aún nos quede pendiente salvar como teología inversa, ¡pero de ningún modo adoptar!); luego, que este trabajo, en beneficio de su propósito, se abstenga por completo de la comunicación externa con la teoría social. Pues me parece que al tratarse realmente de lo más decisivo y lo más serio, tiene que ser expresado total y completamente y alcanzar la profundidad categorial completa, sin que la teología sea dejada de lado; además también pienso que en este ámbito decisivo de la teoría marxista más ayudamos cuanto menos nos la apropiamos sometiéndonos externamente a ella: aquí lo “estético” intervendrá revolucionariamente en la realidad de un modo mucho más profundo que la teoría de las clases como deus ex machina. Por eso me parece imprescindible que precisamente los motivos más lejanos –el “siempre lo mismo” y el motivo del infierno– sean puestos en funcionamiento sin ser disminuidos, y que al mismo tiempo el concepto de la imagen dialéctica sea expuesto con total lucidez. Nadie mejor que yo sabe que cada enunciado está cargado con dinamita política y que así tiene que ser; sin embargo, cuánto más profundamente se lo hunda, más arrastrará consigo. No me atrevería a darle “consejos”; lo que intento no es más que presentarme ante usted como si fuese un abogado de su propia intención frente a una tiranía, la cual, tal como usted lo hizo con Kraus, no necesita sino ser llamada por el nombre para desaparecer. Por lo demás, pareciera que justo ahora viene un fuerte impulso de afuera a los Pasajes. Leí en una revista de cine inglesa una reseña del libro nuevo de Breton (Les vases communicants),178 que, si no me equivoco, se aproxima en gran medida a muchas de nuestras intenciones. Está en contra de la interpretación psicológica del sueño y propugna una interpretación dirigida a las imágenes objetivas; y parece adjudicarles a estas un carácter histórico clave. Todo esto se encuentra demasiado cerca de su temática como para que no sea necesario un giro radical, probablemente justo en el punto central (dónde ha de ser, no lo puedo saber a partir de la reseña); sin embargo, el libro podría resultar muy importante, ya que suscita este giro, quizás igual que Panofsky y Saxl para el libro del Barroco, ¡qué paralelismo! Además quisiera agregar algo sobre los Pasajes: me parecería una desgracia que este trabajo, que ha de significar la integración de toda su experiencia lingüística, fuese escrito en francés, es decir, en un médium, que a pesar del dominio magistral que usted tiene de él, ¡no sirve para la integración que presupone precisamente la dialéctica de su propia vida lingüística! Si surgieran problemas a la hora de publicarlo, entonces me parece que el camino adecuado sería el de la traducción; sin embargo, no contar con el original alemán significaría para mí, sans phrase, una pérdida tan enorme como la que sufrió nuestra lengua cuando Uhland quemó su parte del legado de Hölderlin.179 Es obvio que haré todo lo que esté a mi alcance para que pueda publicarse; las mejores perspectivas están en Austria, donde Křenek180 ocupa en este momento una serie de puestos importantes, y quien sin duda haría todo lo imaginable para apoyar este trabajo.

 

A mi ensayo sobre Husserl181 entré como quien sube al patíbulo con los ojos vendados, quizás sea una oportunidad no tan mala tratándose de un ensayo lógico. Originariamente se había tratado de una especie de retraducción de un lenguaje eminentemente “filosófico” a uno de imágenes; lamentablemente no depende solo de mí que pueda lograrlo aquí y ahora; sin embargo, esto no avanzará sin mostrar las contradicciones inmanentes de esa ontología formal y su fundamentación; a partir de la posición más avanzada de su clase, que en este punto, donde el objeto es la “filosofía”, no puede dejar de comprometerse de inmediato. Sin embargo, me encuentro todavía en una etapa muy prematura como para poder decir algo que no sea sino tonteras y le pido que tenga paciencia durante los próximos tres meses, entonces veré con más claridad. Las perspectivas externas de que los ensayos alcancen el título de doctor en Filosofía por Oxford, muy poco frecuente y difícil de adquirir,182 y, por lo tanto, mis propias perspectivas después de dos años, no se presentan del todo mal; las relaciones personales son muy agradables; no tanto la vida de estudiante medieval de toga y birrete, que estoy casi obligado a llevar.

A Brecht no lo vi, ni supe nada de él. En cambio, me encontré en Londres en la calle con Eisler,183 quien aprovechó la oportunidad para comportarse con una arrogancia tan vergonzosa que, por mi parte, no me quedaron ganas de dar ningún paso hacia los ámbitos de un pensar, que, si bien es una “conducta”, no es un comportamiento adecuado. Al menos más tarde Eisler consideró conveniente disculparse a través de Schoen, pero sunt certi denique fines.184 Dos veces vi a Schoen y gracias a que con mucha astucia logré que Hansi185 se mantuviera alejada, el encuentro fue sumamente agradable… más que su situación que veo muy negra, y sin tener la menor posibilidad de ayudar. Ahora me quedé también sin noticias de él, salvo una postal. Probablemente las cosas sean tan desesperantes que de ninguna manera sería conveniente discutir con él. Su dirección en Londres es NW, 32 Belsize Park.

¿Podría enviarme el ensayo sobre Kafka186? No hace falta que le diga cuán importante sería para mí. Escribí una disertación bastante extensa sobre el sociologismo187 burgués de Mannheim, el trabajo marxista más agudo que emprendí hasta ahora; pero Mannheim me pidió que postergara la conclusión de este tratado hasta que se publicara su libro y por lealtad no pude negarme a su pedido; por lo tanto, estará suspendido por un par de semanas. En cuanto esté terminada la versión en limpio, recibirá un ejemplar (se está convirtiendo en un opúsculo; contiene elementos de una teoría del fascismo).

La decisión de ir a San Remo188 le resultará, espero, más fructífera de lo que pueda parecerle ahora y mis mejores deseos lo acompañarán en todos los sentidos. ¿Sabe que viví ahí varios meses?189 Le recomiendo que sepa elegir el Café Morgana sobre el mar como lugar de trabajo. Y de ningún modo debería perderse de visitar en las montañas el pueblo abandonado de Bussana Vécchia,190 un lugar que se asemeja a los distritos más nobles de Positano. Si le dieran ganas de comer un bouille à baisse, el mejor especialista es el dueño del Hotel de l’Europe, el signor Coddoni, quien seguramente lo compartirá con gusto con usted y a quien le pido que salude de mi parte. Quizás también quiera iniciarlo en los secretos de un uòva all’ òstrica.191

Tengo un gran cargo de conciencia con Kracauer,192 sin considerar por eso que mis resistencias sean fortuitas. Todavía no vi la Novela de los tres centavos.193 Con gran provecho estoy leyendo a Richard Hughes194 y a Norman Douglas.195

Recibí de Sternberger196 los trabajos para la Rundschau197 y les di una hojeada. No me resultan tan indignos como a Felizitas, sobre todo en el ensayo sobre fotografía hay cosas magníficas, por ejemplo, la crítica a la “objetividad”; el trabajo sobre el Jugendstil no es, naturalmente, más que un inventario. Sin embargo, me alegraría si fuese posible que uno no se pudiera instalar sin más en tales espacios y que hubiese un cartel que anunciara “Solo para adultos”. Le escribí, con mucha cautela, que los ensayos que vayan contra Heidegger, Jaspers y la filosofía como forma son convenientes, pero que precisamente ahí solo son pertinentes las categorías filosóficas más preciadas y de mayor peso. Todo esto se solucionará con la mera existencia del trabajo de los Pasajes.

Con los más cordiales saludos, siempre suyo

Teddie Wiesengrund

Estaba anunciado que Else Herzberger vendría a Inglaterra, sin embargo, no la vi como usted tampoco se encontró con los amigos ingleses.198 Si se me presentara la oportunidad de verla, no me olvidaré de la cuestión práctica. ¡Por favor, salude de mi parte a la señora Dora Sophie!199

24. BENJAMIN A WIESENGRUND-ADORNO
SAN REMO, 30/11/1934

[El inicio de la carta no se ha conservado.]

acaso se realizara, solo sería de manera fragmentaria y en ese caso tendría usted a disposición de inmediato el texto completo en su forma manuscrita.200

Espero ansioso su escrito contra Mannheim; espero recibirlo muy pronto.

Ernst Bloch, del que por lo demás no sé ni oigo prácticamente nada, anuncia un nuevo libro.201 Pero la editorial Oprecht und Helbling aún no lo ha publicado. Hace pocos días llegó finalmente una noticia de Schoen, que lamentablemente no desmiente sus avisos. Que Eisler202 se lleva mejor con la música para cine que los demás con él es algo que ya percibí en el verano.

Su recomendación del Café Morgana me llenó de melancolía. Porque efectivamente, gracias a su ubicación me parece haber sido apropiado como ningún otro para trabajar. Los demás cafés de la zona lo abandonan a uno como no sucede en el más pequeño nidito de montaña italiano. Pero –para hacerla corta– el Morgana acaba de fallite y está cerrado. Próximamente subiré a Bussana Vécchia. Hace poco caminé en esa misma dirección y llegué hasta Tággia. Es una ciudad en las montañas con un trazado magnífico en la que descubrí “la escalera más hermosa del mundo”. ¿Cuándo estuvo usted aquí?

Mi exesposa le retribuye sus saludos con la mayor de las amabilidades.

Me daría alegría volver a escuchar algo de usted y le envío mis saludos más afectuosos


30 de noviembre de 1934 Suyo
San Remo Walter Benjamin
Villa Emily

25. WIESENGRUND-ADORNO A BENJAMIN
OXFORD, 5/12/1934


5 de diciembre de 1934 Merton College.
Oxford.

Querido Sr. Benjamin:

Su carta me ha alegrado enormemente y la respondo de inmediato para poder hacerlo todavía desde Inglaterra: pues a mediados de la próxima semana viajo a Berlín a lo de Felizitas. Hasta ese momento mi dirección es Albemarle Court Hotel, Leinster Gardens, Londres W 2, y si usted me enviara unas líneas con la antelación necesaria, todavía podría recibirlas a tiempo. Si no, me temo que tendremos que interrumpir nuestra correspondencia hasta mediados de enero, en todo caso como correspondencia abierta.

En lo que concierne al plan de nuestro meeting, nadie podría desearlo más que yo y es obvio que no podemos dejar que pase el año próximo sin que conversemos largamente. No obstante, será difícil que lo logremos en los primeros meses, a no ser que usted fuese a Londres. Desde mediados de enero hasta mediados de marzo y luego desde fines de abril hasta mediados de junio no puedo moverme de Oxford y, muy probablemente, tenga que viajar entremedio a Estados Unidos, debido a que no puedo rechazar las insistentes invitaciones de Horkheimer203 sin que eso signifique poner en peligro intereses de distinta índole, para no hablar del compromiso humano. Ahora bien, debido a que aquí las vacaciones son extremadamente prolongadas –desde mediados de junio hasta por lo menos mediados de octubre–, sin duda alguna podremos organizar algo durante ese tiempo y ya estoy pensando dónde y cómo.

 

Else Herzberger: mi esperanza de hablar con ella no se concretó, debido a que no vino a Inglaterra. Podría darse la casualidad de que la vea en Frankfurt para Navidad –pero esto no es seguro– y no me parece apropiado dirigirme a ella por carta. En principio, me parece que solo habría que recurrir a esta posibilidad (que lamentablemente es limitada) en un caso extremo y urgente, para justamente luego poder contar con ella en cierta medida. Por eso le agradecería alguna indicación de su situación –si esta necesita de una ultima ratio o si por el momento está bien así–. En este último caso (justamente y solo por las cuestiones aludidas) consideraría que sería mejor renunciar a tal posibilidad. Esto seguro lo es, considerando la resolución del Sarre204 que tiene un gran peso también para Else. Entonces, ¿puedo pedirle alguna indicación?

Nuevamente un par de palabras sobre los Pasajes. Sin duda, no puede negarse la relación entre su “sueño del colectivo” y el inconsciente colectivo de Jung (de cuyas publicaciones recientes no vi nada salvo un ensayo nada insignificante sobre Joyce205). Pero siempre me produjo cierto grado de asombro que usted se distanciara del modo más férreo y severo de aquello que, por lo pronto, parecía interesarle más: tanto de Gundolf en Las afinidades electivas206 como de los “Homenajes” del Barroco207 desde el expresionismo hasta Hausenstein y Cysarz, cuyo libro sobre Schiller208 supera los temores más oscuros. En efecto, quisiera atribuirle una dignidad sistemática a esta intención suya; en cierta vinculación con la categoría de “extremo”, la cual en este momento tiene para mí una peculiar importancia. Así, todavía recuerdo bien cuán profundamente me impresionó, hace más o menos diez años, que usted se enfrentase al Scheler209 de ese entonces de la manera más aguda, aunque en ese momento se expresaba aún de un modo menos premeditado en enunciados teológicos: teocrático-ontológicos. Solo en este sentido, sin embargo, puedo imaginarme la vinculación con Jung e incluso con Klages (cuya teoría de los “fantasmas”210 en la “Realidad de las imágenes” de El espíritu como adversario del alma se encuentra relativamente cerca de nuestras cuestiones). O para decirlo con mayor precisión: justo aquí se encuentra la línea limítrofe entre las imágenes arcaicas y dialécticas, o como lo formulé una vez en contra de Brecht, de una teoría materialista de las ideas. Sin embargo, me parece muy probable que pueda encontrarse un vehículo en esta discusión de Freud con Jung, que si bien no conoce en absoluto nuestra cuestión, sin embargo, somete a Jung precisamente a esa prueba de resistencia nominalista, la cual, en efecto, se requiere para tener el acceso a la protohistoria del siglo XIX. En estrecha relación con eso, es decir, con el carácter dialéctico de estas imágenes, me parece que se encuentra el hecho de que tengan que ser interpretadas no como “psíquicas” en sentido inmanente, sino como objetivas. Si comprendo bien la constelación de los conceptos, entonces la crítica individualista pero dialéctica de Freud ayudará a quebrar el arcaísmo de aquella gente, pero luego ayudará también a superar dialécticamente el punto de vista de inmanencia del propio Freud. Discúlpeme estas menciones vagas y topológicas, desarrollarlas de un modo concreto significaría casi nada menos que anticipar su teoría y es lo último a lo que me atrevería. No obstante, me parece indudable que los escritos de Freud sobre la interpretación del análisis211 con respecto a esta problemática compleja son sumamente importantes. En el libro sobre el Barroco usted ha salvado la inducción:212 así habrá que salvar en este caso al nominalista y al psicologista para aniquilar y batir el ontologismo burgués. Además me interesaría consultarle si en Copenhague estuvo en contacto con Reich y su círculo.213 Ahí hay algo provechoso e incluso un Feuerbach romántico, una recaída en el anarquismo y en el dudoso enaltecimiento de la sexualidad “genital” y, por lo tanto, ahistórica.

Con mucho gusto, con ferviente gusto, quisiera leer las partes nuevas de Infancia214 y sobre todo el Kafka:215 hasta ahora todos le debemos a Kafka la palabra liberadora, Kracauer216 más que cualquiera… y cuán imperioso sería, sin duda, el deseo de liberarlo de una teología existencialista y prepararlo para otra teología. Debido a que tenemos que contar con que no pasará poco tiempo hasta nuestro reencuentro, ¿no sería posible entonces examinar estos trabajos ahora?

Pensé en Křenek porque en este momento se está ocupando de encontrar un editor para una colección de mis escritos musicales217 (Felizitas le puso el nombre El gran Pan está muerto, y ahora encontré un lema de George218 realmente extraordinario). Křenek se desarrolló de un modo sumamente favorable y en nuestra actual correspondencia revela un saber sobre las cuestiones más ocultas de la música como nunca lo he visto antes en otra persona. Por suerte, no hace falta entenderlo desde el punto de vista de su política.219

¿Ha visto usted Ocaso?220

Le deseo todo lo mejor para su trabajo; del mío hoy solo una frase de Bolzano221 que yo respaldo y que espero no habérsela enviado ya a usted: según esta frase la lógica es “aquella ciencia que nos indica cómo debemos presentar la ciencia en los manuales pertinentes para ello”.

Conocí San Remo en el año 1927, primero estuve brevemente con Gretel, luego varios meses solo; en esa época me dediqué a Freud. La imagen de los Alpes y del mar es inigualable. Sobre todo en las montañas mismas que tienen los más bellos caminos en altura.

Le pido que le retribuya los saludos a su exesposa, del modo más cordial. Con la cordialidad de siempre, suyo

Teddie Wiesengrund