Amigo del perro cojo

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Amigo del perro cojo


Tedi López Mills




















Amigo del perro cojo





Tedi López Mills
















Esta obra se escribió con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes a través del programa Sistema Nacional de Creadores de Arte.



DERECHOS RESERVADOS



© 2014 Tedi López Mills



© 2014 Almadía Ediciones S.A.P.I. de C.V.



Avenida Patriotismo 165,



Colonia Escandón II Sección,



Alcaldía Miguel Hidalgo,



Ciudad de México,



C.P. 11800



RFC: AED140909BPA



© De las ilustraciones y el diseño: Alejandro Magallanes





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@Almadia_Edit



Edición digital: 2021



ISBN: 978-607-8764-29-7



Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del

copyright

, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.






Misceláneo










Diálogo de sordos





(Para Pirjo, mi única amiga finlandesa)





Se queja de las golondrinas



mi amigo del perro cojo,



sus picos en los poros de la piedra,



el rumor de las alas esquivando las vigas,



tanta sombra donde revolotean y chillan



que huele a baño, tanto hollín o tizne



por cada tramo de claustro virreinal,



cuándo termina este país, me pregunta



mi amigo, el perro cojo ya tumbado a sus pies,



la pata delantera con las uñas rayando un listón de sol,



cuándo comienza lo que viene;



quiere irse a Helsinki mi amigo,



lo invito a Toluca a pasar una tarde,



comer chorizo bajo el cielo neutro,



hablar de los tiempos de aquí y de allá,



cómo se repiten o se parecen,



cómo se enquista siempre la luz



aquí o allá en algún polvo pasajero



y la casualidad no cambia aunque varíen los horarios,



uno se topa aquí o allá con alguien en la calle,



exclama lo mismo:

¡ey, tú!, estuviste conmigo, recuerdas

...



y uno es igual de modesto, imagina paredes blancas,



rocas en declive o plazas extensas



con follajes que no se mutilan cada vez



que un cable truena contra el aire;



en Toluca uno se despide largamente,



se felicita por la hermosa anchura del río Lerma,



pero la paz en Helsinki es perpetua, me interrumpe



mi amigo del perro cojo, y entonces elijo



otro tema, las aduanas al sur del mapa,



por ejemplo, sin la sangre ni el gentío,



o la leyenda incansable del amor



en Huixquilucan, se ríe mi amigo,



en Helsinki hay tedio, me reta,



las horas son reflexivas



se curvan como espejos cóncavos,



hay diamantes de nieve,



hay concordia y las personas finlandesas



en las fotos que ha visto mi amigo



son idénticas por dentro y por fuera,



eso lo explica todo, cuando pongo la mano



en mi corazón la figura escarlata



me alcanza como un dolor de la especie,



¿eso es finlandés?

, le pregunto



a mi amigo del perro cojo,



sé que en Toluca el amor tiene dos partes,



una viva, otra muerta,



y que acaban embonando en las riberas



de alguna avenida, pero aquí la canícula



o el agua dispersa divide



a las buenas conciencias,



se queja de nuevo mi amigo,



en Helsinki ocurre lo contrario, el amor



es un idilio que se trenza con su plagio



y se prolonga hasta que los ritos



pierden elasticidad



y se mezclan suavemente con su origen,



o algo así se lee en los complejos manuales



donde mi amigo busca más palabras



para alterar el rumbo, le digo que Metepec



bien vale una misa, quiere



mi bendición, la purga de alguna tierra suelta,



mi amigo del perro cojo antes



de abrir la brecha de Helsinki



y seguir pensando si la falla



es un paradigma



o una excepción.










Compromisos

1



La mística de las causas no la entiende



mi amigo del perro cojo, aunque



me explica que le interesan las causas,



las busca en los periódicos,



qué marcha, qué reunión, qué protesta



habrá durante la semana



para ir preparando los volantes,



la pancarta ingeniosa, definitiva,



los colores simbólicos de la ropa,



la gorra ofensiva o alusiva,



los zapatos perdurables,



todo lo ordena mi amigo del perro cojo



el día anterior y visualiza de noche,



en la cama boca arriba,



la marcha avanzando por la calle,



las multitudes gritando:

viva el pueblo unido





o muera el gobierno y su violencia







o mejores salarios para los trabajadores





o las mujeres exigen justicia

,



mi amigo se imagina al frente



con el puño en el aire



más arriba que los otros puños,



su voz más fuerte que las otras voces,



se imagina conmovido, lastimado por la causa,



alrededor las personas



admirando su entrega y mi amigo



sin su perro cojo en la imagen



dentro de la cabeza, se detiene un instante,



mira a las personas directamente a los ojos,



les pregunta

¿están conmigo?

,



las personas responden

¡sí!

,



mi amigo las conduce con

ternura

,



me aclara luego, hacia otro lugar



que en su cabeza no está lejos,



algunas vueltas, dos o tres esquinas,



unos cuantos semáforos,



y de repente helo ahí, al alcance de todos,



mi amigo se duerme siempre antes de verlo,



pero conoce el lugar y le gusta,



me dice con lágrimas en los ojos,



mientras tomamos nuestros vasos de jugo



y afuera un pregonero desiste bajo las ramas,



en política la congruencia de las ideas



con los hechos no importa,



me señala mi amigo,



sólo cuenta el mensaje.





2



Hace poco alguien vio a mi amigo



del perro cojo en una marcha por Reforma,



su pancarta decía:

Muéstrenos sus caras mutiladas

,



la gente iba en silencio,



sólo el ruido de las suelas en el pavimento,



el color de la ceniza no es triste,



apagado quizás, homogéneo,



como una muerte que perdió a su muerto,



pienso abusivamente,



mi amigo quiere representarme,



me pide que firme una carta abierta,



¿qué caras?

, le pregunto,



una ráfaga no es igual a un viento rápido,



ni la sangre tiene sucedáneos,



mi amigo cambia la consigna,



en vez de

caras mutiladas



pone

canasta básica y gastos

,



prefiere las manifestaciones largas



donde todos gritan al mismo tiempo



y él sin su perro cojo



se coloca en el centro.










Una vida en el día



This is the house that Jack built

...



RIMA INFANTIL



This is the house of Bedlam

.



ELIZABETH BISHOP



Éste es el periódico,



ésta es la página en blanco y negro



(me dice mi amigo del perro cojo).



Ésta es la foto de un cubo que es una casa



en un barrio que se llama El Paraíso



donde muchos cubos iguales son casas como esa casa.



Éste es el señor Gómez con sombrero,

 



el señor que preside la foto en el periódico



de un cubo que es una casa en el barrio blanco y negro



que a la hora de la luz se llama El Paraíso.



Éste es el señor Gómez que miramos y nos mira



con la cabeza grande en un sombrero



hacia el primer plano de la foto en el periódico



donde las líneas en blanco y en negro



parecen rayas de carbón en El Paraíso.



Éstas son las dos camas,



el piso de tierra suelta y cascajo,



la tele al fondo con cruces de cristo encima,



la virgen colgada de un clavo en la pared



de la casa que es un cubo en el barrio llamado El Paraíso.



Estos son los tres niños del señor Gómez,



dos en una cama, otro en el piso con un gato,



tres niños del señor Gómez



que juegan a que no hay pared



con el gato en un cubo



que es su casa metida en El Paraíso.



Éstas son las piedras rotas en blanco y en negro



detrás de la foto en el periódico.



Ésta es la ruta que se repite en las laderas



de las piedras rotas del barrio de cubos breves



donde el señor Gómez con sombrero



camina sin cara buscando agua en El Paraíso.



Ésta es la señora del señor Gómez,



sonríe parada en su cubo junto a unos palos



que son los tablones que serán el piso



de su casa donde los tres niños



tienen tres vidas y el gato siete al mismo tiempo



que el tiempo de la foto en blanco y negro



con las piedras rotas en El Paraíso



que me enseña mi amigo del perro cojo



en la primera página de un periódico.



Ésta es una vida en el