Crepúsculo 2020 - Amanecer de estados plurinacionales

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Introducción

Este libro contiene la tesis que reunió reflexiones y perspectivas críticas de la investigación durante 7 años, dentro de la Maestría en Estudios Latinoamericanos FCPYS-UNCuyo; que indagó la historia, antropología y arqueología cuyana para aproximarnos a la reconstrucción espiritual, histórica y política del Cuyum, partiendo de las y los “Huarpes históricos” para ser enlazados con los “modernos”, y de esta manera no restar importancia a la verdadera matriz fundante abyahuarpe milenaria, que es anterior al capitalismo, por lo tanto no es ni cristiana ni occidental. Si no se reivindica a los/as Huarpes históricos/as difícilmente pueda tratarse la problemática étnica ancestral en la Mendoza contemporánea.

También incluye los aportes que realizó el Tribunal evaluador de la UNCuyo durante la defensa pública de la tesis; respecto al tratamiento político, epistémico y teórico de la problemática (Fanon 1974, Mignolo 2008, De Oto 2012, Bhabha 2002, Tubino 2002, 2005)3, dentro de la construcción de los estados modernos plurinacionales, esta parte, se expone resumidamente en el primer capítulo; por ello constituye solo el inicio de una labor que todavía tiene mucho camino por recorrer. Por lo tanto, este libro es solo una mirada útil, si se quiere, para comenzar a rever desde una antropología jurídica la construcción de democracias más tolerantes, biocéntricas (sustentables) e inclusivas. Por lo tanto, la tesista pasa la posta a generaciones futuras de investigadores e investigadoras de la ciencia.

La tesis intentó llegar a conclusiones que, en parte, pudo hacer comprensible los efectos del plan colonizador en el actual sincretismo y dispersión huarpe, para ajusticiar desde la historia que no pudieron contar las y los vencidos. Para ello, desde una epistemología de la visión descolonizadora, se construyó una sociología de emergencias-ausencias de las culturas orales (Sociología primal de las heridas étnicas huarpes). Quizás esta tesis de maestría sea una invitación a romper con la colonialidad del poder eurocéntrico del “saber”, del “ser” y del “hacer”, pero el trasfondo primal muestra heridas que supuran de muchos transgeneracionales que es necesario y justo cauterizar.

Este trabajo descoloniza la dicotomía superior-inferior del acto fundacional de Mendoza de Pedro del Castillo, aquel 2 de marzo de 1561, activando para ajusticiar también la memoria del prócer huarpe Omta Millcayac Ucchuquimini, que resistió sin éxito la llegada de la colonización.

Si bien entre Pueblos Originarios y Academia hay discrepancia respecto a cómo denominarlos, tratamos de evitar, lo que más se pudo, llamarlos “indígenas” o “aborígenes”, etc. La Academia, sin reparos, lo denomina en su mayoría “indigenismo”; en nuestro caso, queremos darle otro sentido identitario a su derecho milenario, y desde esta tesis se los/as enuncia con el prefijo “abya”.

Abyayala, se estima, es una de las enunciaciones que debe distinguirse dentro de la diversidad. Desde esta obra se utiliza para ser incluida sin ánimos de menospreciar lo “occidental” en sí; seremos críticos solo en aquellos aspectos del etnocentrismo eurocéntrico que, en muchos casos, todavía impera. Por lo tanto no responde a un anti-occidentalismo, ni anti-cristianismo, sino a un anti-colonialismo eurocéntrico para integrar lo que éste destruyó, y pueda convivir el pensamiento de Abyayala interculturalmente con un occidentalismo: donde todos y todas podamos ser “gente”; porque incluso la palabra “indígena”, “indios” o “indigenismo”, son representaciones coloniales que no le corresponden; pero que, para evitar el mestizaje o sincretismo, es necesario diferenciarlo, o bien activar los dialectos locales (el nuestro cuyano sería el millcayac-allentiac); hasta tanto persista la estructura encubierta de un colonialismo internalizado y/o maquillado.

Un asimilacionismo cultural uniformador (colonialismo internalizado) que enajena, en algunos casos, ciertas culturas de procedencia; asimilándose a la cultura hegemónica para poder acceder a la educación, trabajo, justicia, medios de comunicación, etc. (Tubino 2005).

Todo ello deja como resultado una herida colonial en las subjetividades (pensamiento fronterizo), dada la degradación de una parte de la humanidad de este continente, que fue desvalorizada como aquella inferioridad con el rótulo de paganos, primitivos, subdesarrollados, etc.; cuando Europa y/o EE.UU, continúan infligiendo misión civilizadora y modernizadora (Mignolo 2005).

Es intentar en Cuyo, desde los/as Huarpes ancestrales, acortar la brecha, y poder convertir al pensamiento de Abyayala en una promesa profundamente auto-reflexiva, y sobre todo un “conocimiento prudente para una vida decente” (Santos 2009:196); porque los paradigmas siempre serán parciales e incompletos (Ibíd 2009).

Al respecto, la socióloga aymara Silvia Rivera Cusicanqui4, nos impulsa a hacer frente a una constante tensión del “colonialismo interno”; porque al enemigo lo llevamos “dentro”, por ello sigue vigente, porque está internalizado. Por ello, buscará superar esa visión miserabilista de la memoria como lamento, pero sin trivializar el dolor; así es como a su modo de ver se debe enfrentar la tarea de “descolonización5, en sus estructuras políticas, económicas y sobre todo mentales, es decir en sus modos de concebir el mundo” (Rivera Cusicanqui 2010A:56), para que convivan las dos visiones.

Del mismo modo se explayarán, en este libro, las dos propuestas que nos aporta en materia sociológica andina Rivera Cusicanqui6, la “Epistemología cheje” y “Sociología de la visión”.

Y así permitir la inclusión de nuevas visiones de comunidades e identidades con múltiples diferencias culturales que no se funden, sino que antagonizan o se complementan (según sea el grado de integración, desde la solidaridad y la tolerancia). Por lo tanto, esta obra es una invitación para preparar a la sociedad, democráticamente, en el ejercicio de ciudadanía intercultural, como así también de un constitucionalismo que tenga en cuenta la raíz multicultural de Abyamérica, sin perder de vista su labor desde la antropología jurídica, que a través de este libro comienza a trazarse de manera introductoria, ya que sus páginas cuentan con datos debidamente documentados y respaldados por la ciencia.

3. Fanon 1974, Mignolo 2008, De Oto 2012, Bhabha 2002:

Bhabha 2002. El lugar de la cultura. Trad. de César Aira. Buenos Aires: Manantial.

De Oto, Alejandro (2012). Siempre se trató de la modernidad y del colonialismo. Una lectura entre teorías coloniales desde una perspectiva fanoniana. CILHA - a. 13 n. 17 - 2012 - Mendoza (Argentina) ISSN 1515-6125

Fanon, Frantz (1974). Piel Negra, máscaras blancas. Traducción de G. Charquero y Anita Larrea. Buenos Aires: Schapire Editor, 1974. [Pimera edición en francés y la edición comentada. Las dos ediciones son relevantes: a) París: Seuil, 1952; b) Peau noire, masques blancs. Prefacio y postfacio de Francis Jeanson. París: Editions du Seuil, 1965.].

Mignolo, Walter (2008). “La opción decolonial: desprendimiento y apertura. Un manifiesto y un caso”, Tabula Rasa, n. 8, enero-junio 2008: 243-281.

Tubino Arias-Schreiber, F. (2002). Entre el multiculturalismo y la interculturalidad: más allá de la discriminación positiva. Derecho & Sociedad, (19), 299-311. Recuperado a partir de http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoysociedad/article/view/17276, 2005

Tubino, F. (2005). “La interculturalidad crítica como proyecto ético-político”, En: Encuentro continental de educadores agustinos. Lima, 24-28 de enero de 2005. Disponible en: http://oala.villanova.edu/congresos/educación/lima-ponen-02.html.

4. Entrevista FACSO UChile a Silvia Rivera Cusicanqui 19/10/2012 http://uchile.cl/s85824. http://www.facso.uchile.cl/noticias/85824/lo-indio-es-parte-de-la-modernidad-no-es-una-tradicion-estancada#

5. Silvia Rivera Cusicanqui se refiere al pensamiento crítico descolonizador de Franz Fanon y Alberto Memmi; también la del sociólogo Pablo González Casanova y del pensamiento indianista radical de Fauto Reinaga (Rivera Cusicanqui 2010c).

6. Panelista del II Coloquio Internacional Pensamiento Crítico del Sur, “Existencias cuerpos y comunidad”, organizado por CCT CONICET Mendoza. 02/09/15.

Capítulo 1

Sociología primal y antropología jurídica

Para sanar la herida identitaria ancestral y construir una ciudadanía intercultural incluyendo la perspectiva biocultural

Perspectiva biocultural abya-americana, para la interculturalización

de la Gestión de Políticas Públicas, y los Derechos Humanos Emergentes.

Conocer y comprender datos claves para la próxima conquista social: la perspectiva biocultural, que en tanto pacífica, requiere de capital de solidaridad, en ámbitos formales e informales, dentro de estructuras sociales, educativas, políticas, culturales, jurídicas, legislativas y económicas.

El presente capítulo 1 no corresponde de manera exacta con el que obra en la Maestría de Estudios Latinoamericanos de la FCPYS-UNCuyo (2015); dado que se decidió tomar solo algunos elementos para complementarlos con los aportes (2020) que realizó por una parte, el Tribunal examinador de la tesis7; y por la otra, la necesidad de generar aproximaciones para una antropología jurídica en la práctica legislativa con perspectiva biocultural, para incluir el pensamiento de los Pueblos Originarios, y así se pueda dar solución a los reclamos desde su lógica comunitaria biocéntrica. Asimismo, incluir la acción de referentes de un nuevo pacto eco-social para asistir la crisis civilizatoria 2020 que está transitando la humanidad.

 

1.1 Crepúsculo 2020 de un binarismo excluyente y colapso ambiental

La revolución pasó a ser ante todo de consciencias; que este crepúsculo 2020 nos permita el tránsito hacia un nuevo amanecer, como base para la construcción de Estados Plurinacionales y gestión con triple impacto de sustentabilidad, dado que incluso antes de la pandemia este no era el mundo deseable a nivel social, ni sustentable a nivel ambiental, ni justo a nivel económico.

Esas tres dimensiones no se pueden separar ni desarticular de lo filosófico. Verificamos que los valores sociales no se condicen con los del sistema económico, por lo tanto, si no cambiamos los objetivos, no podremos cambiar el rumbo para aunar la economía con la sociedad; en tanto el sistema capitalista de acumulación por la acumulación misma no fue diseñado para cubrir necesidades, resolver problemas sociales y ambientales, poniendo en riesgo la vida del planeta8.

Al respecto, los Pueblos Originarios pueden legarnos enseñanzas sobre el Buen Vivir “Suma Qamaña- (la Constitución Nacional argentina se refiere al término “bienestar general”); por lo tanto, así como se está avanzando a nivel provincial y nacional sobre políticas públicas con perspectiva de equidad para la inclusión de la diversidad (género, discapacidad, etc.), sería necesario hacer un aporte en lo que respecta a la visión de Abyayala9 que se ha dado en llamar “perspectiva biocultural”.

Por respeto y dignidad, la visión de nuestros pueblos milenarios, merece ser incluida con su hierofanía10 cargada de inteligencia afectiva, cuando se refieren al trato del medio ambiente, al planeta que llaman “Madre Tierra” y todos sus seres vivos (no solo humanos), previniendo de no ser desvalorizadas sus prácticas ancestrales.

El crepúsculo 2020 nos muestra que estamos parados al borde de un abismo; al coronavirus (COVID 19) se suma otra pandemia tan peligrosa que amenaza la vida, es aquella del extractivismo y uso del plástico que llevó al colapso ambiental, como así también la indolencia humana y la desidia de aquellos estados que mantengan pendiente la reparación histórica de nuestros pueblos milenarios.

La tierra, el agua, flora, fauna, el trabajo digno, la desconcentración de la riqueza, la obsolescencia programada del uso del plástico, la agroecología, soberanía alimentaria, serían contextos esenciales para la vida, ese sería el “cambio cultural” del que hay que hablar, y no la profundización de brechas dogmáticas entre posturas irreconciliables y poco tolerantes.

¿Cómo salir del binarismo? Una de las respuestas proviene de Derrida11 quien nos dice que es a través de la deconstrucción. Es importante ser conscientes sobre la base de que no existe una verdad absoluta, sino circulación de ideas, perspectivas que siempre serán resignificadas frente a la diversidad.

De esta manera se cuestiona toda certeza que se precia de ser verdad, mostrando detrás una construcción histórica que persigue intereses desde parcialidades; porque desde el auto deconstruirse asumo que todo es interpretación, y que todo en última instancia es poder12.

Llegar a una convivencia para pensar la comunidad desde la diferencia, y no solo desde lo común (Espósito 200913), para llegar a una síntesis articulada dentro de una democracia real. Sobre todo cuando las interpretaciones no se presentan como tal, sino bajo la máscara de la verdad.

Mucha literatura actual suele decir que la generación millennials está desestructurando sistemas organizacionales piramidales; quisiera destacar, que en realidad lo vienen haciendo las mujeres desde siglos atrás… constituyendo la base de movimientos libertarios, para co-crear una sociedad más justa, eco-sustentable, equitativa e igualitaria. La igualdad deriva de un derecho humano, mientras que la equidad es una consideración de carácter ético, con la que se intenta aplicar medidas que corrijan el desequilibrio histórico entre los géneros y entre el euroccidente colonizador y Abyayala.

Muchas mujeres de los pueblos originarios, e incluso aquellas que más recientemente se están reconociendo como descendientes; disponen y aportan un pensamiento específico donde la tierra es tratada como una madre (Madre Tierra) dentro de la perspectiva de Derechos Bioculturales y también reclaman por el resarcimiento del genocidio y etnocidio que padecieron. Muchas de ellas, se están sumando al histórico movimiento de mujeres desde el paradigma del “Buen Vivir”. Por lo tanto los movimientos eco-feministas luchan por la decolonización de las mujeres, la naturaleza (territorio, agua, soberanía alimentaria, etc.) y el futuro. Si salimos de los dualismos, debemos cuidar de no quedar entrampados con un antropocentrismo depredador del planeta, darle derechos a la madre naturaleza. Estamos asistiendo a una sexta extinción masiva provocada por la humanidad, y no por cataclismos naturales.

La base del movimiento de mujeres en el mundo, no es ir en contra del varón, sino cuestionar al sistema androcéntrico, es decir que el fin sería la igualdad con equidad. Desde éste libro, la visión no busca destruir al euroccidentalismo, sino deconstruir su imposición dominante, colonizadora, jerárquica, invisibilizadora de la historia, depredadora y pretenciosa de universalidad.

Ahora tenemos el desafío del debate dialógico, aprovechando el amparo de un marco jurídico y legal que ratifica conquistas, y la adhesión del Estado Argentino, a la Convención Internacional de Derechos Humanos, con rango constitucional. El enfoque basado en Derechos Humanos constituye una perspectiva estructurante para la conceptualización de las políticas públicas, que proporciona contribuciones sustantivas en cuanto a sus objetivos, contenidos, procesos de gestión, institucionalidad pública e inclusión de las personas (Laura Elisa Pérez Gómez: Maestra en Ciencias. Investigadora del Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH-UNAM); integrante del “Grupo de Trabajo para el análisis de los informes nacionales previstos en el Protocolo de San Salvador” (GTPSS) de la OEA).

Por lo expuesto, no poner en duda jamás al Estado de Bienestar Plurinacional fundado en el bien común y la sostenibilidad, para incluir la diversidad de los pueblos ancestrales, a través de la perspectiva de los derechos bioculturales.

1.1.1 Práctica Legislativa y Gestión de Políticas Públicas, con perspectiva Biocultural

La gestión de Políticas Públicas debería ejercerse de manera no uniforme para sostener la diversidad desde la lógica del Bien Común, con sostenibilidad económica, social y ambiental. Una de las vías propuestas es el asociativismo de la Economía Social y Solidaria, como tercera fuerza productiva que no persigue la lógica del fin de lucro, sino la reproducción de la vida desde una economía al servicio de las comunidades locales y amigabilidad con el medio ambiente.

De esta manera se gestaría una Política Pública para empoderar a cada territorio, pensando a escala de Desarrollo Local Sustentable donde los principios del cooperativismo, la reciprocidad y la solidaridad permiten reconstruir el tejido social, y encadenamientos socio-productivos a pequeña escala, que recupere el valor de lo ancestral y de las relaciones en comunidad. De esta manera se fomenta la agroecología y se acercan consumidores y productores para permitir un comercio con precios justos14.

Tomar medidas concretas para el repoblamiento regional y buena conectividad con el mundo, abriendo posibilidades para las y los jóvenes; debilitando aquellas cadenas de valor que privilegian a las finanzas y distribución del producto cuyo valor agregado no queda en el territorio; de esta manera se abren las puertas para propiciar ferias urbanas a través de una economía que se coloca al servicio de la humanidad y la sustentabilidad planetaria15.

Para efectos de soportar jurídica y sociológicamente los mandatos imperativos de un sistema perverso y no sustentable que nos llevó a este colapso 2020, se intentará una aproximación para que quizá se incluya una nueva categoría de perspectiva de la diversidad, mediante la creación de derechos bioculturales:

“Los denominados derechos bioculturales (…) resultan del reconocimiento de la profunda e intrínseca conexión que existe entre la naturaleza, sus recursos y la cultura de las comunidades étnicas e indígenas que los habitan, los cuales son interdependientes entre sí y no pueden comprenderse aisladamente16”.

Esta vinculación histórica del pueblo huarpe con su tierra y comunidad es innegable, y los cambios se dieron, dados los procedimientos de gubernamentalización provincial, repercutiendo en su modo de vida; así y todo continúan con la idea de “ocupación histórica” del campo y no que lo “hereden” (Katzer 2013).

En consecuencia, las marcas de etnoterritorialidad que internalizaron los poblados huarpes del secano lavallino, comenzarán a demarcarse desde la colonia, primero cuando los colonizadores se apropian de tierras y una vez evangelizados con los “aparicionismos católicos”; “le rogamos a la virgen que no nos deje perder la fuerza y la identidad del pueblo” (Katzer 2009:581).

Existen dos enfoques de la Técnica legislativa17 siguiendo a Alberto Castells (198818): uno jurídico académico y otro político legislativo. El primero es más cientificista, la mayor parte del conocimiento sería teórico y estaría centrado a interpretar la ley, pero no a crearla. Por lo tanto, la inclusión de la perspectiva biocultural constituiría un esfuerzo de tolerancia epistémica que se da cuando se habla del conocimiento práctico. En ese sentido el enfoque político legislativo significa un cambio epistemológico muy importante en función del rol legislativo y de la elaboración de las leyes, tal cual se desarrolla en la actualidad.

Y al decir epistemológico se refiere a un intercambio con nuevas miradas, perspectivas, respecto a posiciones científicas, intelectuales y profesionales necesarias, para la reparación integral e inclusión de los pueblos abyamericanos, en tanto fueron víctimas de epistemicidio, genocidio y etnocidio.

En la dimensión política legislativa, este conocimiento supone un saber práctico donde la motivación profunda de ese saber consiste en conocer la acción legislativa desde su esencia, en armonía con lo que es la función legislativa y política, para que una antropología jurídica pueda integrar visiones constituyéndose desde una ciudadanía intercultural, para fortalecer la democracia y en especial la elaboración de las leyes.

Se considera que esta nueva mirada permite un aporte más crítico sobre la creación de la ley y un mayor análisis desde el punto de vista de la participación ciudadana y la voluntad política, que está supeditada a marcos jurídicos19. Por lo tanto, esta nueva forma de ver la técnica legislativa puede ayudar a superar las formas tradicionales de creación de las leyes y generar formas innovadoras para incluir la perspectiva biocultural, en el proceso de formación y sanción de las leyes.

El Poder Legislativo es el que reuniría características como: vigencia, aplicabilidad, eficacia y conveniencia; que respectivamente requiere de voluntad política, preceptiva de contenido y participación democrática intercultural. Esto implica que la formación y sanción de leyes ha de visualizarse desde la práctica con una mirada crítica de esta instrumentación contextualizada20.

1.1.2 Crisis civilizatoria. Cambio Sistémico 2020 para un Pacto Eco-social

Estamos ante un sistema económico, político y social en plena crisis, dada las externalidades económicas y culturales negativas, arrolladoras y sin precedentes, que traen como consecuencia el cambio climático, la desigualdad, exclusión, discriminación, inequidad y pobreza. De la “Resistencia” a la “Re-existencia contra la extinción”21, proteger y tejer al caminar los territorios, las vidas y la memoria integral… partiendo de la ancestral.

La actual crisis generada por el coronavirus nos permite reflexionar desde otras perspectivas más biocéntricas, para pensar el cambio urgente hacia un modelo más amigable con el medio ambiente (cambio climático y agotamiento de los recursos energéticos) y compatible con los valores y la cultura de los pueblos.

A esta altura del colapso civilizatorio, el alto desarrollo tecnológico parecería todavía no solucionar los problemas de pobreza y de derechos vulnerados, no hace más que llamarnos la atención. La pobreza no es la causa, sino el efecto de un sistema de desigualdad socio-económica y, en algunos casos, de falta de tolerancia ante la diversidad. Por lo tanto hay que repensar reflexionando, deconstruyendo y dialogando acerca de los modelos de seres humanos-humanas, comunidad, organización, universalidad-relatividad y su interacción con la tierra, el agua en relación con la diversidad identitaria intergrupal22.

 

Entre caminos utópicos y distópicos transitemos aquel que requiere de aprovechar las redes para generar un pacto eco-social, una construcción más amigable, si es que la palabra amor pudiera estar vigente, con mismo rango de validez que se le otorga al “odio”, activado como motor de cambio organizacional y combustible de reforzamiento de brechas ideológicas.

El agua es un recurso esencial y escaso� ¿qué nos pasó?, tenemos todos los climas, profesionales de nuestra educación superior pública y gratuita, tenemos la energía y nos tenemos a nosotros y nosotras que ponemos la ciencia al servicio de acciones amigables con el planeta. Repensar 2020 para el cambio en las formas de organización socioeconómica requiere del apoyo de comunidades nacionales e internacionales desde una consciencia global planetaria, y a la vez local con las y los vecinos. Un pacto eco-social entre la humanidad y la biodiversidad; aquí la Argentina es clave por sus reservas acuíferas respecto al mundo, y la soberanía alimentaria23.

Repensar el rol del Estado, del Mercado (empresas) y el Tercer sector; en la nueva matriz civilizatoria deconstruir los sistemas de creencias y la forma en que estos condicionan e impiden el advenimiento de nuevos modelos de valores naturales y sociales, más sustentables, amigables con el ambiente y menos concentradores de la riqueza.

Un pacto eco-social para la reducción del consumo global (obsolescencia programada) y apoyo permacultural para frenar el colapso ambiental, y así rever la matriz energética y el uso contradictorio del agua (revisar su uso industrial)24.

Tradicionalmente existen tres lógicas de la planificación estratégica del Desarrollo Local25, donde el Bien Común solo le competería a la sociedad civil, mientras que el Estado busca el bien público y el Mercado la ganancia. Es importante que los tres actores articulen sus lógicas desde el eje rector del Bien Común, porque la economía y política ha de estar al servicio de la humanidad, el cuidado del planeta y sus seres vivos (humanos y no humanos).

Fomentar Municipios y Regiones del Bien Común, una estrategia de cambio desde abajo. La Economía del Bien Común26 (EBC), puede ser inspiración que describe un completo orden alternativo económico, un movimiento desde abajo; que tiene como nodo de conocimiento entre sus objetivos el promover los recursos necesarios para fomentar el conocimiento desde una perspectiva comprometida, y construida en todas sus facetas: educación, Academia, cultura, ciencia, arte, leyes y gestión de políticas públicas.

Un movimiento que pretende recuperar una economía basada en valores (Dignidad humana, Solidaridad, Sostenibilidad ecológica, Justicia social, participación democrática y transparencia) en contra del detrimento actual que produce la búsqueda de la máxima rentabilidad, mediante la competencia y justificando cualquier medio para conseguirlo27.

La crisis 2020 nos amenaza con el tránsito de puentes distópicos si no torcemos para siempre los malos hábitos que nos llevaron a este colapso ambiental. Se requiere una urgente reconversión de economías hipo-carbónicas hacia el reciclaje y energías limpias, poner límites al extractivismo (megaminería, deforestación, fracking y agrotóxicos) que no son actividades esenciales, sino la “otra” gran pandemia del planeta.

Descentralizar las urbes y crear aldeas sustentables con lazos próximos y sentidos de comunidad... dado el riesgo irreversible a que hemos llevado al planeta, y no que solo se concentre el interés en crear redes meramente tecnológicas. Por ello una educación biocéntrica a la juventud en relación con la tierra, las huertas y el reciclado; a través del tercer sector. Un asociativismo que planifique a corto, mediano y largo plazo; formar a quienes estén más organizados y organizadas para poder asistir el colapso ambiental desde una obsolescencia programada de un sistema que ya no puede continuar, no es sustentable y un peligro para la vida del planeta.

Requiere de mucho diálogo acerca de los factores ambientales, dar lugar a los y las jóvenes para que las redes tengan una función social a manera radial y no vertical, rescatar la función de las sociedades de fomento, promover las huertas orgánicas sin tantos intermediarios que encarecen los alimentos, y socializar nuestra relación con la tierra, controlar los presupuestos públicos y gradualmente rever la matriz energética.

Lo concreto es que algo nos trascendió como humanidad a través de una emergencia planetaria pandémica, obligándonos a un aprendizaje digital por la cuarta revolución tecnológica� que estaba por llegar de manera gradual en la Argentina… cerca del 2030; se adelanta disruptivamente en medio de un aislamiento físico obligatorio, como medida preventiva sin respuestas por parte de la ciencia y adelantos tecnológicos. Por primera vez, sin hacer alusión explicita a doctrinas ideológicas, las mayorías comienzan a poner en tela de juicio al sistema capitalista, dadas las externalidades negativas que llevó a una crisis de sostenibilidad planetaria sin precedentes en la historia humana.

Por lo expuesto, uno de los debates postulan un ¿”pos-capitalismo”, un “anti-capitalismo” o sin más un “socialismo”28? Sea el debate que fuera, la visión ancestral de Abyayala, anterior a cualquier “ismo” occidental ha de ser integrada dentro de los Estados Plurinacionales; revalorizando su matriz mítica fundante, sus lenguas madres y su visión espiritual; sobre la certeza y oportunismo histórico de debilidad de un capitalismo 2020 agonizante.

La visión espiritual de estos pueblos no dejan de asombrar al mundo, pero también de ser discriminados en algunas ocasiones. El Psiquiatra Almendro (2008) intenta marcar las diferencias entre “clínica” y “cultura”, para evitar la “patologización” de lo que se desconoce; dice que Occidente no debe imponer su cultura reduciendo lo que desconoce solo a su forma de pensamiento, “ya que no se puede explicar lo desconocido en términos de lo conocido y, por lo tanto, Occidente no debe imponer su cultura reduciendo lo que desconoce a categorías diagnósticas” (Almendro, M. 2008: 68).

Las habilidades con la psiquis que poseían estos ancestros fue catalogada en la época colonial, sin más, como manifestaciones o posesiones demoníacas; que Reyes (2009) tipificará en tres tipos de interpretaciones: la primera decía que eran dioses inexistentes, producto de la ignorancia y superstición; la segunda, que algunos dioses eran encarnaciones de apóstoles cristianos o de la trinidad; y por último, que se trataban de entidades del mal, opuestos a lo que consideraban el único y verdadero Dios cristiano-católico (Ibíd. 2009:98).

El y la sanadora ya tiene su mente ampliada por el hecho de haberse educado en un grupo humano, cuya matriz de pensamiento responde a una “dualidad complementaria”; pero anclada desde el “más acá”, la tierra; a la que se siente muy ligado/a y será desde un “monoteísmo panteísta”, con una concepción del dios doble. Lamentablemente esto fue lo que trajo prejuicios y desvalorizaciones en los conquistadores, que no comprendieron este panteísmo de hierofanías, creyéndolo un politeísmo inculto (Reyes 2009)29.

La y el sabio no están desprotegidos en el universo, sino contenido por el espacio-tiempo, que es ni más ni menos que: la madre tierra y el cosmos; en las eras complementarias de luz-oscuridad, determinadas por su ciencia astronómica antigua, para nada improvisada (Reyes 2009)30.