Amor inhalado

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Ausencia y presencia

Esa mañana te vi.

Casi como cada mañana.

Te sentí.

Pero había algo ausente en ti.

No supe si eras tú o tu ausencia.

Pero estaba ahí.

De todas formas, como cada mañana te besé.

Solo que ese día, también.

Te extrañé.

Fuego y miel

Fuiste fuego.

Fuiste miel.

Eres enigma y estigma.

Tu mirada lacerante.

Cuerpo complaciente.

Fertilidad oculta. Virtudes somnolientas.

Piel suave y su tintura.

Delineada tu cintura.

Tu mirada lacerante.

Y esa mente, que descubre y se descubre.

Que perturba y disimula.

Y este cuerpo se masturba.

Y ese fuego.

Y esa miel.

Inmenso e intenso

Sabor a café.

Aroma a sudor.

Plenitud y clímax.

Vida y sueño, todo inmenso

Nada pequeño.

En la soledad y compañía de un orgasmo.

Todo intenso, nada pequeño.

Brilla el sol de la mañana.

Sigue el sabor a café.

Aroma a amor.

Ahora el mar.

Veamos que dice ESE mar.

AmAr en el mAr.

Esencia de dama

Podría parecer que busca fama.

Pero en general, la gente en realidad le inflama.

Exigente e insolente. Resiliente.

Maravilla, bella con mucha estrella.

Doncella y plebeya.

Mujer y su carácter. Siempre bella.

Y que opinen o que no.

Pero mejor, que no.

Descubierta como mujer.

Descubriéndose como dama.

Puta piltrafa

Despertar.

.

.

.

De pronto, incapacidad bruta.

Día inhábil.

Lumbares y cervicales que traicionan.

Queman la existencia.

Y el muelle. Y lo eterno.

Y lo bello hecho cenizas.

Y ella.

Y no sé que sigue.

Puto dolor.

Puta piltrafa. Puta. ¡Carajo!

Y el muelle me espera.

Pero el sol, no.

Ella es todo

Esas noches.

Esas hermosas madrugadas.

Ese fino despertar.

Y ese deseo.

Perpetuo.

Ese cariño hecho destino.

Ella es ombligo y centro.

Y mis pulgares en recorrido milimétrico de ella.

Y esa mirada.

Y esa saliva adictiva.

Me nubla.

Me inspira.

La absoluta entrega.

Ella es humedad conjunta y ella es calor.

Ese calor.

Ella es clímax.

Ella es todo.

Confianza y desafío

El amor confía y desafía.

Este amor busca con esperanza a esa incomprendida confianza.

Y la esperanza.

La delgada tentación.

La brutal tentación convertida en café y cama,

en miradas, en sudor, en saliva, en semen.

La línea fina entre primavera y tormenta.

Dependiente.

Suficiente.

Emocionante la que crece, la que se arraiga.

La que no se sabe en donde está, la que no se sabe en donde estuvo.

Dos bocas o tres, o tal vez cuatro.

Esas horas.

Esa angustia.

Esa falsa esperanza. Esa falsa confianza.

El amor confía. El amor desafía.

La mirada múltiple

Una mirada puede ser suficiente.

Un sol brillante o una luna decreciente.

Esa risa cómplice y esa mueca incompleta.

Esa perfección en curso o ese curso a la imperfección.

A esa mirada la adornan mil señales.

Metales.

Rubor y resplandor.

A veces la música suena y excita la mirada. A veces la mirada se cierra en sueño sincero.

Y luego, esa mirada que baja y luego sube a encontrarme y a desearme.

Es justo ahí cuando yo ya no digo nada.

Es cuando ya nada importa. Es cuando todo hace sentido.

Esa mirada era una y ahora son dos, con la mía.

Mejor así, decimos ambos.

Cada tarde

Cada tarde te espero. A veces desespero.

Las ganas de verte me consumen. Las ganas de tenerte presto me asumen.

Y con el corazón y con los brazos. A veces sin razón y sin pedazos.

Y con mis piernas y con las tuyas.

Y ya de tarde, ya cansados, ya muy deseados. Que nuestros cuerpos se funden.

Que las verdades se infunden.

Ser y conocer.

Amar y destilar. Soñar y luego despertar.

Quisiera repetir este amor no una ni mil, sino cien mil veces en ti.

Contigo.

Esta tarde.

Cada tarde.

Nunca es tarde.

Futuro

Anhelo futuro. Me desvelo en el presente. Cancelo el pasado.

Y mi amor.

Mi amor por ella, que se doblega, que se repliega y que se confirma buscando más.

Buscando futuro.

Nada mundano ni cotidiano.

Pero estas vidas que quieren ser, comparecer y engrandecer.

En el futuro.

En el presente.

Ese cuello que acepta.

Esa frente dulce.

Y su dulzura.

Y su cadencia.

Quiero futuro. Quiero presente.

Pero sobre todo, quiero ser con F de futuro.

Nubes sin lluvia

Mientras te veo dormir, te deseo.

Mientras te deseo, solo te veo dormir.

Y pasan horas y pasan nubes. Pasan días y sigue sin llover.

Y yo deseo.

Yo te deseo.

Pero mientras, tú solo duermes.

Dormida se va la vida, dormido se queda tu deseo.

Tal vez el día que llueva ya no caiga lluvia y sean solo nubes secas de deseo antiguo.

Nubes de horas, nubes de días.

Por eso yo solo te veo dormir.

Por eso no duermo, porque si duermo, tal vez se duerma también el deseo.

Complacencia y cómplice

El rigor de esa nube complaciente. Llueve insolencia cómplice.

Se aferra la piel a sí misma.

La cavidad de mi vida. El calor de mi fuerza.

Dar y sentir que se recibe.

Amar hasta el orgasmo.

Llueve semen.

Canta el cielo inquieto e insolente.

Huele a café. Huele a vida.

Dama de compañía

Colecciones de amantes, condiciones y paisajes.

Alejarse es circunstancia.

Acercarse es voluntad.

El camino circunda el destino y ese sueño interino.

En tu útero.

Seguir buscando y buscar amar.

Que nunca pase pero también que no termine.

Dama de compañía: ¿Se busca usted o es ya usted mía?

¿Cómo haríamos?

Desde lo alto del balcón, un parapente.

Más abajo, el destino.

Desayuno. Hambre tibia.

Miradas que son versos.

¿Cómo haríamos?

Cielo gris. Intenciones rosas.

Y el mar como testigo.

Anochece. Suenan las piedras al vaivén del oleaje. Cala.

Él, vino tinto. Ella, también.

¿Cómo haríamos?

Corazón sorprendido

Insospechadas sorpresas.

Explicaciones inexplicables.

Tiempo sanador. Tiempo tirano.

El espacio se hace flexible y en su flexibilidad,

se roba el amor.

Se diluye la lealtad.

Y el corazón sorprendido.

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