Movilidad Urbana y Espacio Público

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El medio urbano es entonces resignificado por el caminante según sus formas de identificación con el medio y la actividad. Al respecto, Goffman (1973) muestra que el individuo tiene una apuesta, una intención principal que corresponde a su compromiso principal. El caminar, sí domina el régimen utilitario o el ocio durante la marcha, sí domina el régimen lúdico. No obstante, este compromiso es compartido con compromisos secundarios, entendidos como actividades ejecutadas distraídamente, subordinadas y derivadas del compromiso dominante, por ejemplo, cantar cuando el trabajo es el compromiso principal.

Ahora bien, esta relación de dominación y subordinación no es sistemática. El desplazamiento de un lado a otro puede llevarse a cabo de manera automática cuando el individuo está enfocado en otras actividades efectuadas durante la caminata. Estas últimas actividades en las que se ocupa el sujeto mientras camina pueden devenir dominantes al momento de redireccionar el desplazamiento. La legitimidad de seguir ciertos compromisos en lugar de otros, y la tolerancia del otro respecto a la manera que alguien tiene de implicarse como individuo social, es un cuestionamiento que se relaciona con otras dimensiones como la identidad de género, las relaciones socioculturales, etc. Por tanto, el caminar tiene lugar en un medio urbano que puede estar caracterizado por cuatro dimensiones (ver figura 1), a saber, el ambiente físico (disposición urbana fija y móvil) y su gestión, los usos y tipos de usuarios (la [in]hospitalidad urbana), las regulaciones y normas relativas al contexto (el [des]orden urbano) y el paisaje o espacio sensible (que corresponde a las atmósferas). Se trata del prisma de análisis utilizado en esta investigación para diagnosticar un espacio urbano.


Figura 1. Las cuatro dimensiones del análisis del medio urbano.

Elaboración propia.

Las dimensiones del medio urbano son: i) el ambiente, que define potenciales actividades y usuarios en espacios-tiempos restringidos (la disposición urbana, los servicios públicos y comerciales, etc.), ii) la hospitalidad, que define la percepción de seguridad en los espacios-tiempos con base en la identificación social con el otro (la relación con el otro, las formas de interacción interindividuales, los marcos de socialización, etc.), iii) el paisaje nocturno, que define el sentimiento de comodidad en los espacios-tiempos (atmósferas urbanas, la dimensión sensible), iv) el orden urbano, que define el marco de desarrollo de las actividades para garantizar su legitimidad (las normas, las regulaciones, etc.), y v) las movilidades urbanas, que corresponden a la manera de negociar los cambios de actividades, lugares, tiempos y grupos sociales15.

2.2. El paso de un régimen a otro, un modelo de análisis para una actividad social

El análisis del caminar urbano es multiforme, depende del punto de referencia que se tome y del campo teórico articulado a éste. En el mundo de la ingeniería, el caminar es analizado como un medio de transporte, es decir, en cuanto a flujo con una duración, una velocidad, una longitud, un motivo, un origen y un destino, que puede entrar en colisión con otros flujos (automóviles principalmente). En su mayoría, los análisis se centran en los cruces por la calle y en la manera de hacerlos más seguros, especialmente para los grupos vulnerables (niños y ancianos). Este es el caso del grupo de investigación Géri-Copie, del Institut français des sciences et technologies des transports, de l’aménagement et des réseaux (Instituto Francés de Ciencias y Tecnologías de Transporte, Planificación y Redes), que tiene como punto de anclaje la forma en que se toma la decisión de cruzar o no en función de las capacidades cognitivas y fisiológicas del peatón, es decir, en función del aprendizaje en la manera de gestionar las interacciones con otros usuarios (motorizados o no). La metodología utilizada se relaciona con una modelación del comportamiento peatonal, incesantemente complejizada cuando se tiene en cuenta la diversidad de tipos de usuarios (peatones, ciclistas, automovilistas, etc.), de situaciones (iluminación, reflexión, etc.) y de características sociodemográficas de los usuarios. Consiste, por tanto, en abordar la articulación entre el rol social del cruce y el deseo de cruzar (una dimensión axiológica).

Por su parte, el mundo médico analiza el caminar como movimiento del cuerpo, es decir, como un gesto más o menos exitoso en función de la actividad muscular. Se tiene como punto de partida la manera en que se efectúa dicho movimiento, esto es, el análisis de las fuerzas que lo originan. La metodología se basa en la comparación entre las características físicas y la organización del movimiento, vía análisis fractal. No obstante, los investigadores del mundo de la salud analizan el caminar más bien como medio para mejorar la salud física, dicho de otra manera, como herramienta para la pérdida de peso, un mejor funcionamiento cardiovascular, etc. Su metodología es mucho más socio-médico-geográfica asociada a la articulación entre el estado de salud de un paciente, sus características sociodemográficas y su territorio de vida. Estos aspectos pueden alentar al paciente a caminar. Si bien se tiene en cuenta la situación contextualizada del paciente y el medio en el que se desarrolla, lo que se mide, en últimas, a partir de determinantes ambientales, son los efectos técnicos sobre su salud.

Del lado de las humanidades y las ciencias sociales se deben tener en cuenta varias corrientes o enfoques. Asumiendo que estas se pueden categorizar, la primera se refiere a los vínculos entre el caminante y la situación en la que camina (su medio), ya sea en términos de confort urbano (desde la psicología socioambiental16 y la arquitectura17) o de adecuación entre la disposición concebida y los usos (lo que permite la filosofía urbana18 y el urbanismo19). Aquí la mirada se enfoca en la interacción entre los comportamientos condicionados por una disposición y por la producción social del territorio urbano y entre un producto edificado y las expectativas sociales e individuales20. Los análisis de algunos trabajos se orientan a una visión determinista de la disposición espacial frente a los comportamientos humanos. La metodología se relaciona con diagnósticos urbanos y con un análisis de los usos, especialmente a través de la observación. Consiste en abordar la manera en que se efectúa el recorrido y en las condiciones urbanas del mismo que puede leerse como una gramática o incluso como una retórica (la dimensión lógica, la capacidad de signo).

La segunda categoría tiene que ver con las representaciones sociales del caminar urbano y la manera en que condicionan el acto de caminar. Los trabajos que abordan esta cuestión son realizados en su mayoría por historiadores21, sociólogos o geógrafos22, permitiendo redefinir la noción misma de caminar y las representaciones sociales históricamente construidas alrededor de ella. Consiste, por tanto, en abordar lo que significa (dimensión lógica) el caminar y la manera en que se desarrollan las relaciones entre caminantes23. Esto permite aportar una comprensión compleja de los fenómenos sociales en la actualidad, es decir, una articulación entre la socialización en el caminar (el rol social) y el deseo de caminar (una dimensión axiológica) teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas y culturales de un contexto determinado.

Una última categoría estaría relacionada con el acto de caminar en sí mismo y lo que éste produce. Se consideran los efectos del caminar urbano, especialmente en términos políticos (como las manifestaciones a pie examinadas por los politólogos), filosóficos (como los procesos intelectuales relacionados con el arte de la contemplación) o estéticos (como los paseos en que se elogia la escucha del medio y de sí mismo24, o las caminatas propuestas por artistas). El análisis se centra en el proceso en acto, lo que éste permite y lo que produce para sí y para la sociedad en la voluntad de comprender el mundo.

Este panorama de trabajos sobre el caminar urbano no pretende ser exclusivo y las categorías utilizadas no son homogéneas ni herméticas. Por el contrario, permite señalar algunos elementos esenciales para comprender el caminar como actividad social que articula cuatro dimensiones (ver figura 2).


Figura 2. Las cuatro dimensiones de análisis del caminar.

Elaboración propia.

Estas dimensiones se articulan con atributos del caminar o con especificidades que modifican su desarrollo tales como el caminar solo o en grupo, el motivo (compromiso principal) o la experiencia. Así, el noctambulismo se debe a la interacción entre un régimen utilitario de desplazamiento o de consumo del espacio urbano y un régimen lúdico de deambulación o de producción del espacio urbano. En este contexto, el régimen utilitario se caracteriza por la manifestación de cuerpos cerrados sobre sí, direcciones dadas e instrumentos que agilizan el desplazamiento, el rol social del vehículo sin interacción focalizada, el deseo de fluidez y el conocimiento de las trayectorias directas. El régimen lúdico se caracteriza por la manifestación de cuerpos que capturan el territorio sin objetivo, el rol social de la apertura al otro (alteridad y hospitalidad urbana), la identificación con aquellos que tienen el mismo estado de ánimo, el deseo de sorpresa y el saber en construcción.

3. La disposición urbana: entre exploración y restricciones del medio

El desarrollo del noctambulismo no se da en una unidad temporal o espacial. En su mayoría, las salidas tienen lugar durante la temporada de calor, los jueves, viernes y sábados en la noche; comúnmente entre las 9:00 p.m. y las 3:00 a.m. Pero estas configuraciones temporales varían según los perfiles de los noctámbulos, por ejemplo, los hombres, las personas de entre 19 y 26 años y los estudiantes presentan las configuraciones más borrosas y difusas. También, las vacaciones escolares de los estudiantes pueden constituir una serie de noches festivas que se prolongan hasta la madrugada.

 

Por su parte, los lugares de salida se transforman durante la noche para convertirse en polos con actividades homogéneas. El comienzo de la noche (5:00 p.m. a 8:00 p.m. o 9:00 p.m. a 11:00 p.m.) es el momento en que las actividades urbanas son plurales, y los usuarios, mixtos. Luego, los noctámbulos pueden cambiar de lugar hasta las 12:00 a.m. o 2:00 a.m. La repartición de los bares es homogénea, con una preeminencia del centro y norte de París y Madrid. Después de las 2:00 a.m., los noctámbulos calculan la proporción de costo-beneficio para continuar en la discoteca hasta las 5:00 a.m. o 6:00 a.m. Lo que buscan es evitar un desplazamiento sin acontecimientos y con formas de violencia o el gasto innecesario de dinero en una noche que no valía la pena. Se reconoce, además, que los establecimientos están ubicados en un sector festivo o turístico específico, luego, los noctámbulos deben escoger volver a casa o irse de after. Es importante notar aquí la relevancia de los espacios no comerciales, pues la frecuencia y el volumen de ventas de los establecimientos comerciales disminuyen de manera general.

Situar el noctambulismo en un medio permite examinar un espacio dispuesto, es decir, un paisaje ordenado y hospitalario según regulaciones. A través de una exploración amplia y flotante, la mirada se centra entonces en los lugares con el fin de categorizarlos con diagnósticos urbanos. Se recurre a caminatas urbanas exploratorias nocturnas para comprender la constitución de redes entre los polos festivos y una calle comercial parisina, objeto de estudio en esta investigación. Se busca señalar los elementos del medio que se convierten en recursos para los noctámbulos, es decir, en mecanismos potenciales para su actuar que también se desvían y transforman el medio no humano.

A gran escala, los polos de salida han evolucionado históricamente según las transformaciones urbanas del barrio. Tal es el caso del barrio de Chueca en Madrid que estaba degradado en términos de edificaciones y agrupaba a toxicómanos. El reconocimiento social, político y simbólico de la homosexualidad y la implantación de establecimientos destinados a los homosexuales, debido a los precios accesibles de las propiedades, alentaron el cambio del barrio25. Con los años, los dueños de establecimientos se agruparon y constituyeron un entorno gay, convirtiendo a los homosexuales en uno de los grupos de residentes que están cambiando el rostro socioeconómico del barrio. Como resultado, Chueca se ha vuelto próspero económicamente y atractivo para el turismo y las salidas festivas.

Para los noctámbulos, la elección de un lugar adecuado es importante, pues permitirá encontrar el evento que constituirá el recuerdo de la noche. La elección de espacios frecuentados obedece a varios criterios, a saber: i) su accesibilidad para el grupo de noctámbulos (proximidad geográfica al lugar de residencia o de trabajo, a las paradas de metro o de RER), ii) la atmósfera del sector (iluminación, sonido, decoro, hospitalidad, etc.), iii) la interconexión con las zonas festivas y iv) la identificación con las personas presentes, ya sea en términos socioeconómicos o relación a los gustos relativos a un grupo.

Por ejemplo, en París se frecuentan las orillas del Sena o los parques ya que en esos lugares no hay prohibiciones de edad mínima. Allí, los grupos grandes de noctámbulos pueden encontrar espacio sin ningún inconveniente, la formación en círculo puede reconfigurarse rápidamente y los desplazamientos son fáciles. La presencia de elementos naturales, de una arquitectura de calidad y la peatonalización formal, hacen que este grupo de personas se sientan cómodos. Se crea una pertenencia entre los grupos al identificarse unos con otros y al descartar las predefiniciones indeseables. Estos son signos de una fuerte urbanidad (como los automóviles o los ruidos de la ciudad), de la presencia de turistas o de potenciales residentes-reclamantes. Esto permite expresar una libertad comportamental.

Pero estos espacios también pueden ser vividos como lugares autorizados y normalizados. Un estudiante de ciencias sociales de 23 años cuenta su experiencia así:

Si tú quieres salir, tienes dos opciones: estar solo en un lugar o ir al único lugar donde tienes derecho a divertirte, pero allá te enfrentarás a muchísima gente y a posibles conflictos […] en un momento en el que te dices: “La noche me va a brindar un espacio de libertad” […] encuentro que hay todavía una frustración más grande en la noche, cuando finalmente te bloqueas […]. Porque en el día tú te lo esperas, mientras que en la noche te dices: “vamos a ambientarnos”.

Para superar este condicionamiento se ponen en práctica algunas tácticas. Así, los que quedan rezagados de los establecimientos se apropian de los espacios circundantes; hacen de un escúter, de un banco o de cualquier otro recurso del entorno, un bar improvisado. Algunos amplían el abanico de posibilidades de lugares de salida a través del turismo urbano nocturno y festivo de corta duración, por ejemplo, ir de París a Berlín para vivir las fiestas underground y techno en los clubes26. No obstante, este tipo de apropiación genera diversos problemas de gestión.

4. Las interacciones sociales: el noctambulismo permite la expresión de una contraorden social

en situación

En el seno de estos espacios-tiempos y siguiendo un enfoque socioantropológico centrado en el sujeto, la investigación se ha interesado por la manera en que se vive el noctambulismo. Esto consiste en comprender el sentido que los noctámbulos dan a sus acciones, un sentido que se construye a través de sus interacciones cara a cara o virtuales. Este enfoque da acceso a la manera en que ellos se comunican para justificar sus acciones y sus formas de identificación. Se han examinado estas experiencias por medio de la aplicación de cuestionarios y entrevistas semiestructuradas, así como de la observación de grupos de noctámbulos en sus peregrinaciones, vinculando de ese modo la práctica y el relato.

4.1. Las apuestas de interacción de una actividad social colectiva

Si bien el noctambulismo es un momento de regocijo colectivo, el comportamiento y la presentación de una persona dependen de la familiaridad con los otros (entre vínculos fuertes y vínculos débiles). La participación debe corresponder adecuadamente con el lugar y las interacciones con los demás, los encuentros, incluyen la mezcla y los intercambios breves, a partir de bromas, información o el mismo espíritu festivo, entre diversos grupos de noctámbulos a los que pertenece un individuo. Podría decirse que los códigos de interacciones diurnas (desatención civil y derecho a la tranquilidad) son transformados en la noche por el estado compartido de un espíritu festivo. De este modo se expresa un verdadero gusto por las salidas que de hecho requiere de un aprendizaje. Pero las angustias de los noctámbulos pueden resurgir con base en los comportamientos que se juzgan como excesivos, por ejemplo, la relación triste con el alcohol que se entiende como inapropiada o mala por las otras personas que disfrutan de la dinámica nocturna, pues corresponde a un “exceso” que no lleva al gozo. Esto último sólo es aceptado al principio de la carrera en el noctambulismo, cuando la norma es alcanzar la ebriedad. No obstante, la integración en un grupo y la continuidad en él dependen de la actuación en el escenario, que es evaluada por el público del grupo y otros presentes. Esto no quiere decir, sin embargo, que haya una comunidad de noctámbulos.

Esta ambivalencia entre la pertenencia y la alteridad puede leerse a través de uno de los objetivos implícitos de las salidas, ligar. Entre seducción sentimental y búsqueda sexual, el arte del ligue reconfigura las relaciones sociales. El ligue permite comprender las relaciones entre lo masculino y lo femenino, entre los juegos sobre la apariencia corporal y la pertenencia social en apariencia. Béatrice, una estudiante de Literatura de 20 años, relata de la siguiente manera la fatiga sufrida ante las interpelaciones:

En Aubervilliers, a las tres de la madrugada, incluso en el bulevar, a veces hay personas que molestan. Después en general todo va muy bien. Pero bueno, solo creo que hay que saber cómo manejarlo […] Tú caminas y luego ya está, no van a correr detrás de ti. Pero, ya ves, después hay chicas que van a responderte: “Pero, ¿cómo hablas tú?”, y todo es un fastidio. Eso toma tres horas cada vez (Guérin, 2017, p. 262).

Estas mujeres ponen en práctica algunas tácticas para jugar con aquellos códigos, incluso para desviarlos cuando participan de una interacción con un hombre. Además, otros tipos de relaciones sociales entran en juego como la generación o las relaciones sociales racializadas27. En éstas, los individuos que tienen una trayectoria de inmigración son hipersexualizados, pero rechazados para relaciones sentimentales. Aparece así, la problemática de sentir que su lugar social es la calle y la noche.

4.2. El modelo de análisis de noctambulismo aplicado en situación de interacción

La aplicación del modelo de análisis de la actividad social del caminar permite desarrollar las cuatro dimensiones vinculadas al noctambulismo en situación de interacción:

(a)Caminar es un conjunto de gestos corporales técnicos adquiridos por el aprendizaje (a través de la educación o la imitación) en un ambiente social. Marcel Mauss (1950) define las técnicas como “las formas en que los hombres, en cada sociedad, saben servirse de su cuerpo de una manera tradicional” (p. 366). En general, en la noche el enfoque lúdico se relaciona con una deambulación en forma de pisoteos, lo que facilita el giro del cuerpo y de la mirada para entregarse a diversas solicitudes. Cuando el ritmo se acelera al nivel de un espacio que presenta pocos o nulos estímulos posibles, los caminantes carecen de tiempo para aprehender el entorno urbano y sus atmósferas. Se opera en el grupo una contracción alrededor de un objetivo común de desplazamiento hacia un cierto punto, así como un estrechamiento de las miradas hacia el otro y sus discusiones. Estar en grupo alienta la homogenización del ritmo, pero las digresiones del mismo y de la trayectoria son mucho más notables en caso de ausencia de intercambios verbales. Estos últimos necesitan de la orientación del cuerpo, o al menos de la cabeza, y una distancia lo suficientemente cercana para ser entendidos y no perturbar las demás interacciones posibles en el lugar. No obstante, a lo largo de la caminata y con el frescor del clima, el ritmo disminuye y hay una tendencia a formar subgrupos de caminantes entre aquellos conocidos cercanos. En la temporada fría el caminar es más rápido y el cuerpo está más cerrado sobre sí a fin de señalar una necesidad de calor. Más allá de la preparación de algunos para vivir esta experiencia como un paseo (con los zapatos adecuados, un gorro, una chaqueta, una mochila, etc.), lo que juega un papel importante es el hábito de caminar y la formación en paciencia.

(b)Caminar también expresa un cierto ser-en-el-mundo y una relación con el otro y consigo mismo; todo esto expresado bajo la forma de un rol social. El rol del noctámbulo se define como el rol que él cree que debe desempeñar y el rol que le es asignado. Así, el rol esperado por los otros miembros del grupo es que siga el ritmo sin imponer demasiadas pausas por la alcoholización (lo que impide un caminar al ritmo del grupo) o por las capturas urbanas que conducen a lo lúdico. Se espera que sea una persona agradable al interactuar (no utilizar siempre el teléfono celular, ser gracioso, etc.) y que permita llegar a un evento. Sin embargo, esta expectativa puede entrar en contradicción con el rol que los miembros del grupo creen que deben desempeñar en función de un rasgo característico. Así, este rol social esperado remite a un conjunto de reglas informales apropiadas para determinar aquello que se admite o excluye en el grupo, en función de lo que produce un desvío en el grado de tolerancia.

(c)El caminar remite a cierto número de normas caracterizadas por el dominio del deseo, la ética y el querer. En caso de una larga deambulación fatigante, sin objetivo alguno, se pueden entrever gestos de irritación y de lasitud, aunque no sean necesariamente expresados. Es un verdadero trabajo sobre sí el control de los deseos inmediatos, es decir, probar que se es capaz de superarse a sí mismo y permitir la realización de una empresa colectiva. Se puede observar una distensión de sangre fría que conduce a un fuerte dominio en la calle, permitido por la baja densidad de otros caminantes, de negocios, de automóviles, etc. El control del cuerpo al nivel de su rectitud y de la presentación de una imagen que está a su favor tiene tendencia a aminorarse en beneficio de la aparición de movimientos desordenados. Esto es relativo a la emoción provocada por la desestructuración progresiva de la imagen presentable (cabello despeinado, olor a sudor, mejillas rojas, etc.) como forma de resistencia (incluso de resignación) al deseo de escapar para vivir una noche festiva o confortable.

 

(d)Finalmente, el acto de caminar conduce a una capacidad de signo y lenguaje. El caminar colectivo conduce a un discurso sobre las experiencias compartidas y a la necesidad de verbalizar la experiencia propia. La puesta en co-presencia de actores diferenciados bajo un rol social común, al seguir la misma técnica y compartir los mismos deseos, conduce a un diálogo con el otro y a abrirse a su universo de significaciones. De esta manera, el lenguaje versa y se manifiesta en y el caminar, versa sobre la fatiga y el dolor, el ritmo y la manera de efectuarlo, se manifiesta durante la marcha y las solicitudes urbanas y a través del caminar que en experimentación compartida es creadora de una cohesión social.

Al articular las cuatro dimensiones de análisis del medio urbano y del caminar es posible analizar el desarrollo del noctambulismo. El medio influye, desde la configuración espacio-tiempo, sobre el comportamiento y las representaciones del noctambulismo y, en situación, éste produce el medio. Así, el sistema de análisis global puede corresponder a.


Figura 3. El sistema global de análisis del nocambulismo en situación

Elaboración propia

5. Una política pública de la vida nocturna desconectada de la ciudadanía de los noctámbulos

Para comprender los desafíos del noctambulismo en el ámbito político se intentó articular una perspectiva macrosociológica y microsociológica en la que una escala influencia a la otra. Así, se logró analizar la participación de los actores que se encuentran en el origen de las regulaciones del noctambulismo. Se entrevistaron a aquellas personas que elaboran políticas de la vida nocturna en París, discursos puestos en perspectiva con la observación de reuniones temáticas organizadas por el ayuntamiento y de encuentros relacionados con cada grupo de actores. Igualmente se realizó un seguimiento informal a los actores clave en París y Madrid. Se observó la puesta en práctica de dispositivos tales como Les Pierrots de la Nuit y Fêtez Clairs28, y el detrás de bambalinas del funcionamiento institucional en la realización de los balances relacionados con el noctambulismo.

A primera vista parece que las consecuencias de las actividades festivas resultan problemáticas en París y Madrid, pero el gobierno madrileño se centra poco en su gestión salvo por el establecimiento de una zona de protección acústica especial en el distrito del centro. Por su parte, en París se realizaron talleres de movilidad nocturna cuyos objetivos fueron los siguientes: i) valorizar la oferta de transporte en la noche, ii) mejorar la conexión París-Región parisina y iii) tener en cuenta los usos y los desplazamientos simplificados29. No obstante, respecto a la ampliación de los horarios del metro en París, el ayuntamiento, la RATP y la Île-de-France Mobilités (antiguamente STIF) están negociando el asunto desde hace quince años y cada uno se remite a los argumentos sobre las competencias y el financiamiento. Los funcionaros locales encargados de la noche están a favor de una extensión de los horarios de los transportes, pero señalan problemas técnicos para abrir el metro toda la noche (ausencia de doble tramo en París y tiempo de mantenimiento más largo que en Londres) y problemas financieros (líneas automatizadas requieren de gestión). De hecho, el desafío para las autoridades urbanas consiste en desarrollar el turismo nocturno y festivo en París y mejorar su atractivo cultural con el fin de posicionarse en la competencia económica y de imagen pública de las grandes metrópolis.

El reciente reporte presentado ante el Ministerio de Asuntos Extranjeros (Barillet y Steinbach, 2015) plantea que el turismo nocturno es uno de los polos de excelencia para renovar la imagen turística de Francia y propone una mejor información y ampliación de los horarios y frecuencias de los transportes durante la noche y una mayor seguridad en los polos de movilidad. No obstante, el conjunto de actores que hacen parte de las autoridades públicas no desean una ciudad que funcione las veinticuatro horas, pues señalan que no tiene sentido para los ciudadanos. En vez de copiar el funcionamiento diurno (así los usuarios de la ciudad nocturna sean menos numerosos que en el día), ellos desean conservar una especificidad nocturna. Pese a ello, el gran ausente en estos debates es el caminar. Sólo una interviniente durante el EGN (2010) hizo un llamado para que se tenga en cuenta, pero fue rápidamente olvidado:

Sería interesante reflexionar sobre el desarrollo del caminar como una verdadera red. Y en lo que respecta al caminar de noche, expreso mi deseo de que el caminar nocturno, que genera miedo en cierto número de personas, sea desarrollado, se vuelva amigable y ameno. Imaginamos un sistema de senderos urbanos acondicionados que serían visibles y claros, y esto no es solamente una gestión del transporte, se trata verdaderamente de un trabajo sobre la ciudad (Guérin, 2017, p. 358).

Indicar que la gestión del noctambulismo resulta difícil es fundamentalmente incierto. Esto ha permitido a los actores interesados plantear la necesidad de una gestión colectiva de la fiesta, así como de una agenda política de las problemáticas vinculadas. Los ribereños han expresado su molestia individual ante el ruido vecinal (que proviene de las terrazas formales de los establecimientos y de las reuniones informales en los andenes) interpelando a los propietarios y luego presentando quejas. Más que la cantidad de decibeles, se trata de expresar un malestar respecto a las rupturas con el medio sonoro habitual y deseado. Ello se debe a que las calles festivas multifuncionales (residenciales y comerciales) son estrechas y están en el corazón de los perjuicios sonoros.

Los residentes parecen considerar el espacio público vecino como un territorio familiar pues ellos redefinen un en-casa fuera de la vivienda. Por su parte, los propietarios de los establecimientos han interpelado a los poderes públicos a través de cartas abiertas con el objetivo de luchar contra los cierres administrativos. Ellos pretenden que se reconozca la importancia de la economía nocturna, poniendo de relieve los constreñimientos reglamentarios. De hecho, las autoridades urbanas se han posicionado como mediadoras, pero han traducido estas reivindicaciones según sus propios intereses ya que la noche deviene una cuestión electoral. Con el fin de legitimar su posición se hace hincapié en el vivir juntos, por lo que los États généraux de la nuit se convierten en un dispositivo de cooperación que ofrece orientaciones futuras.

En términos generales, los recursos materiales son utilizados para legislar y promulgar la cooperación (mapas, planes, leyes), pero su implementación concreta consiste en dispositivos de asociación y colaboración administrados conjuntamente. Ahora bien, en la medida en que las representaciones sobre el noctambulismo sean sesgadas, estas soluciones favorecen a los actores en negociación y olvidan a los noctámbulos quienes no aparecen en los debates. Los dispositivos demuestran tener una eficacia menor y un alcance de corto plazo, su financiación plantea preguntas y no son evaluados de manera independiente. Por ello, esta experiencia permite que las políticas públicas se dirijan hacia la elaboración de acciones pertinentes.

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