Psicoterapia Integrativa EIS

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En una investigación de Bloom (2010), se constató que infantes de un año de edad – sin aprendizajes previos en el territorio de lo que es "justo" – ya tienen un sentido y una valoración de la "justicia". Es así como muestran molestia y conductas "reparatorias", al constatar conductas injustas y deshonestas de parte de marionetas. También aquí se cuestiona el que los humanos nazcamos "amorales", o el que en nuestros orígenes seamos tan "perverso-polimorfos".

La biología se expresa también, con fuerza, a través deltemperamento. "El temperamento es el fundamento básico de la personalidad; se asume que está biológicamente determinado y que se manifiesta tempranamente en la vida. Incluye características tales como nivel de energía, responsividad emocional, tiempo de respuesta, y voluntad para explorar" (apa,Dictionary of Psychology, 2007, p. 928). A partir de su temperamento, por ejemplo, cada persona se perfila como más inclinada hacia los afectos positivos o hacia los negativos. Un Pavarotti o un Ronaldinho, ejemplifican bien un temperamento positivo; un Hemingway o un Beethoven, ejemplifican bien un temperamento afectivamente negativo.

En pocas palabras: las personas biológicamente predispuestas hacia los afectos positivos, disfrutan más de las experiencias positivas, y sufren menos con las experiencias negativas. Lo opuesto ocurre cuando las predisposiciones biológicas son negativas (Layard, 2005).

El caso de Pavarotti ilustra bien lo anterior. El tenor ontaba que fue un niño pobre pero feliz; y ha declarado reiteradamente que fue positivo y optimista a través de toda su vida. En sus días finales, y aquejado por un cáncer al páncreas, el cantante señalaba: "La enfermedad no me angustia. Soy optimista y lo seré hasta la muerte" (2007, A8).

Recientemente Jerome Kagan y Nancy Snidman, de la Universidad de Harvard, editaron un libro bajo el sugerente títuloLa Larga Sombra del Temperamento(2004). Luego de un seguimiento de 500 niños, desde los primeros meses de vida hasta que cumplieron 11 años, los autores señalan que diversas características se preservaron por más de 10 años. Por ejemplo, las guaguas altamente reactivas, que gritaban y se asustaban ante ruidos fuertes o ante juguetes nuevos, se convirtieron en tímidos púberes, que se angustiaban ante cualquier situación imprevista. A su vez las guaguas de baja reactividad, tenían ciclos de sueño/vigilia más ordenados, eran tranquilas y poco excitables; estas guaguas se desarrollaron como niños calmados y sociables.

Investigaciones realizadas por Diener et al. (1999) llevan a la conclusión de que los rasgos de personalidad están fuertemente asociados con el bienestar subjetivo y que son los predictores más potentes del estado de ánimo en el presente de la persona. Posteriormente, Wei Zhang y Howell (2011) informan que – de los cinco rasgos de personalidad de la teoría "Big-Five" – el neuroticismo bajo y la extroversión altason los más fuertemente asociados con satisfacción de vida. Más específicamente, estos investigadores concluyen que los extrovertidos tienden a percibir su vida pasada en términos positivos y tienden a disfrutar más de las situaciones actuales de sus vidas; por el contrario, las personas con neuroticismo alto, tienden a recordar su pasado en términos negativos. Puesto que ambos factores involucran una fuerte predisposición biológica, se puede hipotetizar que la biología y la satisfacción de vida están altamente correlacionados.

De Young et al. (2010) trabajaron con 116 adultos saludables, utilizando imágenes de resonancia magnética. La investigación se propuso establecer la asociación entre ciertos rasgos de personalidad y determinadas regiones del cerebro. Laextroversiónco varió con el volumen del córtex orbitofrontal medial; se trata de una región del cerebro involucrada en el procesamiento de la información de recompensa (en relación a esto resulta de interés que se haya constatado que una amígdala grande correlaciona con una mayor sociabilidad). Elneuroticismoco varió con el volumen de las regiones cerebrales asociadas con amenaza, castigo, y afecto negativo; en otras palabras, el neuroticismo estaría asociado con un volumen reducido del córtex prefrontal dorsomedial, y también con una reducción del lóbulo temporal medial izquierdo incluyendo el hipocampo posterior. Latoma de conscienciaco-varió con el volumen del córtex prefrontal lateral, una región involucrada en la planificación y en el control de la conducta voluntaria. Los autores priorizan el rol de la biología como facilitadora inicial de estos rasgos; pero admiten también que – en alguna medida – la experiencia puede facilitar el rasgo con los consiguientes ecos biológicos de todo esto.

La capacidad de empatía puede verse facilitada por la biología. Las así llamadascélulas espejo, fueron descubiertas por casualidad en experimentos con monos macacos (di Pellegrino et al., 1992). En humanos, estas células están ubicadas en el giro frontal inferior; son activadas – de la misma manera –cuando la persona ejecuta un movimiento y cuando la persona observa a otros ejecutar ese mismo movimiento.En esta perspectiva, el mero observar emociones en otro puede activar esas mismas emociones en el observador (Kilner et al., 2009; Iacoboni, 2009).

Por otra parte, se ha constatado que el tamaño de la amígdala está directamente relacionada con cuán sociable es una persona (Bickart, Wright, Dautoff, Dickerson y Barrett, 2011). En el estudio, se utilizaron neuroimágenes y cuestionarios psicológicos. Los autores señalan que la amígdala es importante para procesar las caras de las personas, sus expresiones emocionales. Concluyen que la "causalidad" operaría desde amígdala desarrollada "causando" sociabilidad y no al revés. Encuentran muy poco probable que la frecuencia de relaciones sociales pueda "cultivar" la amígdala.

Cuando las personas experiencian sentimientos positivos, sus electroencefalogramas muestran una mayor actividad eléctrica en la sección frontal izquierda de sus cerebros. Por el contrario, cuando experiencian sentimientos negativos, hay mayor actividad en la sección frontal derecha de sus cerebros. Usando imágenes de resonancia magnética (mri) y escáner cerebral se encontró una respuesta cerebral diferente ante experiencias positivas y negativas. Fotografías de guaguas felices activaban el lado izquierdo del cerebro; fotografías de guaguas deformes activaban el lado derecho (Davidson, 2000). Resulta interesante destacar que el bienestar emocional de una personase puede establecer con máxima exactitud a partir de su actividad prefrontal izquierda; adicionalmente, los informes de autorreporte entregan datos más precisos – de bienestar emocional – que el hecho que la persona despliegue una sonrisa auténtica, es decir, una sonrisa de Duchenne (Diener y Suh, 1999).

A finales del siglo xix, los médicos descubrieron que el daño en el lado izquierdo del cerebro facilitaba el surgimiento de depresión. Y el daño en el lado derecho en ocasiones producía agrado o satisfacción. "Los sentimientos buenos son experienciados a través de actividad en el cerebro izquierdo detrás del ‘forehead’; la gente se siente deprimida si esa parte de su cerebro muere. Los sentimientos malos están conectados con actividad del lado derecho; cuando esa parte del cerebro queda fuera de acción las personas pueden sentirse muy alegres" (Layard, 2005, p. 11). Davidson (2000) señala que el lado izquierdo está especialmente activo en el tipo de felicidad experienciada cuando nos aproximamos a una meta (aunque también a través de la meditación). El lado derecho está particularmente activo en la autocrítica y en el automonitoreo.

Y desde la biología misma pueden verse favorecidas ciertasrespuestas afectivas. Infantes de diez meses, que tenían como línea base una mayor actividad prefrontal izquierda, exhibieron una mayor "resiliencia" ante la separación de la madre, la cual se evidenciaba en no llorar y en el despliegue de conducta exploratoria (Davidson y Fox, 1989). Por su parte los individuos adultos, con mayor activación prefrontal izquierda como línea base, informan de un mayor afecto positivo, se deprimen menos, se recuperan más rápidamente después de estimulación emocional negativa, y muestran una mayor capacidad para disfrutar (Davidson, 2002). "Cuando la gente tiene en cuenta sentimientos como la alegría, el altruismo, el interés y el entusiasmo, y manifiesta una gran energía y vivacidad mental, presenta una importante actividad cerebral en el córtex prefrontal izquierdo; estas características son relativamente estables, y se manifiestan desde la primera infancia" (Ricard, 2005, pp. 273-274).

En un sentido genérico, para la "felicidad" existen estudios para "todos los gustos". Por ejemplo, hay investigaciones que concluyen que la felicidad no tiene edad, que la edad no favorecería especialmente ciertos estados de ánimo. Otros estudios establecen que la felicidad muestra una curva, específicamente una "curva en u": los seres humanos seríamos más felices en la niñez y adolescencia, menos felices entre los 35 y los 50 años, para recuperar felicidad de a partir de esa edad en adelante. Y si bien esto se ha tendido a atribuir "psicogénicamente" a las diferentes experiencias de vida en las diferentes edades, un estudio reciente tiende a desafiar esta explicación ambientalista. Es asi como Oswald y su equipo (Oswald y Powdthavee, 2005), lograron establecer que esta curva en u se replica calcada en chimpancés y en orangutanes. ¿Es que en esto pesa más la predisposición biológica que las tensiones y desafíos que las personas enfrentan entre los 35 y los 50 años?

Por otra parte, las diferentes personas aprendenrespuestas condicionadascon diferente facilidad y perdurabilidad; esto opera para asociaciones clásicas "positivas", pero también para la génesis de ansiedades y fobias. "La condicionabilidad es la capacidad para adquirir y mantener respuestas condicionadas. La investigación indica que los introvertidos adquieren respuestas condicionadas más fácilmente, y las retienen por un tiempo más largo, que los extrovertidos" (Corsini, 2002, p. 202).

 

Un buen ejemplo de esta predisposición hacia la condicionabilidad – con fuerte componente biológico – lo encontramos en los bombardeos de Londres durante la Segunda Guerra Mundial. Solo un bajo porcentaje de las personas que experimentaron bombardeos cercanos generó una fobia al ruido de los motores de avión, fobia a observar un avión, etc.

Evidencias de influencias genéticas

Se ha señalado que "dondequiera que miren los científicos, se encuentran la mano invisible de la influencia genética moldeando nuestras vidas" (Miller, 2012, p. 18). La afirmación no es menor.

Laheredabilidadconstituye una medida acerca de cuánto contribuye la herencia a la variabilidad de un fenotipo; usualmente es expresada a través de un decimal o de un porcentaje. En el territorio de la heredabilidad, la ciencia ha comprendido que los genes son los planos de construcción para nuestros cuerpos y cerebros. En el ámbito de lo psicológico, esto no resulta fácil de asumir. "Es suficientemente difícil, para los no científicos, concebir que unas pocas partículas de ácido nucleico contengan las instrucciones para el crecimiento de un brazo, una oreja, o un riñón. Ahora la investigación dice que debemos asumir también que similares partículas, pueden ir tan lejos como para determinar si vamos a ser felices o malhumorados, pasivos o agresivos, brillantes o lerdos, liberales o conservadores, religiosos o ateos" (Wright, 1999, p. 6).

Matthew Taylor nos aporta una historia muy ilustrativa. Solo algunos meses después de nacer, fue adoptado por una familia británica conservadora. Casi todos los integrantes de esta familia trabajaban en temas relacionados con la música clásica y la pintura; Matthew no mostró interés en estas temáticas. Poco a poco fue optando por la política, nada menos que por la fracción más liberal del partido laborista y llegó a ser miembro del Parlamento inglés.

A los 35 años Matthew se decidió a investigar su pasado. Su madre biológica vivía en Nueva Zelanda y había formado otra familia. Cuando Matthew la contactó, logró entender mucho de su propia vida: su bisabuelo había sido parlamentario por el Partido Liberal Demócrata y hacia 1945 había sido uno de los más férreos defensores del voto femenino igualitario. "En ese momento sentí que todo lo que creía sobre mí se trastocó totalmente. En la batalla entre la naturaleza y la crianza, la naturaleza resultó vencedora. Heredé características como la voluntad de resistirse al statu quo. Por lo que sé, ese era también un rasgo de mi bisabuelo biológico", dijo Taylor a "The Times".

Lo anterior ejemplifica los hallazgos de las investigaciones más recientes. James Fowler et al. (2008) han encontrado que "una significativa proporción del voto político deriva de la influencia de los genes" (p. 233). Estos autores agregan que la evolución ha favorecido que en la sociedad haya conservadores y liberales: los liberales nos ayudarían más cuando necesitamos innovar y los conservadores nos serían más útiles cuando estamos bajo amenaza. Al respecto Alford et al. (2005) trabajaron con una amplia muestra de gemelos norteamericanos (25 mil) y australianos (dos muestras de 5960 y 4260 respectivamente); los resultados indicaron que "las actitudes políticas están influenciadas en mucho mayor medida por la genética que por la socialización parental. Para el índice general de conservantismo político, la genética da cuenta de aproximadamente la mitad de la varianza en ideología, mientras que el ambiente compartido incluyendo la influencia parental solo da cuenta del 11%" (Alford et al., 2005, p. 164). Especificando aún más lo anterior, se ha encontrado una fuerte relación del gen d4dr con conservantismo y del gen drd4 con el liberalismo (Fowler y Dawes, 2008).

A su vez Amodio et al. (2007) encontraron que "el mayor liberalismo estaba asociado con una mayor actividad relacionada con los conflictos que estaba ligada con en cíngulo anterior, lo cual sugiere una mayor sensibilidad neurocognitiva ante claves para la alteración del patrón de respuesta habitual" (p. 1246).

En un estudio reciente dirigido por Sarina Rodríguez (2009), se trabajó con 200 alumnos de la Universidad de Berkeley, de distintas razas y con un promedio de edad de 20 años. Quienes poseían el gen rs53576 (en una variación denominada gg), mostraron un 23% de mayor capacidad de empatía, una menor propensión a reaccionar con estrés y una mayor disposición para comprender los estados emocionales de los demás. El gen identificado se relaciona con el procesamiento de la oxitocina, hormona ligada a la activación de diversas emociones.

Por otra parte, la búsqueda del "gen de la felicidad" se ha desplegado por doquier. Recientemente De Neve et al. (2012), han documentado hallazgos en pro del rol que el gen 5-httlpr juega, a la hora de facilitar el bienestar emocional. Al respecto, se ha logrado establecer que este gen influye en el reciclaje de la serotonina, con el consiguiente impacto en la transmisión de los mensajes emocionales. El 5-httlpr, sin embargo, sería tan solo uno de los genes relacionados con el bienestar emocional.

Una investigación desarrollada por Cole et al. (1994) centró su atención en muestras de sangre de ochenta voluntarios norteamericanos; más específicamente, se centraron en el genoma de los glóbulos blancos. Lograron delimitar un perfil que involucraba una facilitación biológica hacia el logro de satisfacciones "inmediatistas"; en la línea de "un buen placer ahora". Otro perfil se correlacionaba con la búsqueda del compartir y con la lucha por la felicidad de los demás. Este último grupo más ligado a un sentido existencial de una "vida con propósito", presentaba mejores índices en los sistemas inmunológicos. Los autores concluyen que, estos hallazgos, se avienen bien con el valor evolutivo del trabajo por el bien común.

En un sentido inverso – y adentrándonos un tanto en el terreno de la psicopatología – desde la biología pueden facilitarse afectos más disfóricos. Desde una vertiente de transmisión genética "negativa", pueden verse facilitados, por ejemplo, niveles altos deintroversióny niveles altos deneuroticismo. La introversión alta involucra poca sociabilidad, seriedad, reflexividad, rigidez, dificultad para disfrutar, pesimismo; la introversión baja correlaciona a su vez con afecto positivo (Gómez et al., 2000). El coeficiente de heredabilidad de la introversión es de 0,50 (Bouchard, 1999).

Por su parte el neuroticismo alto involucra inestabilidad emocional, vulnerabilidad a la angustia, susceptibilidad, tensión, irritabilidad, inclinación a la preocupación, a la inseguridad; el coeficiente de heredabilidad del neuroticismo es de 0,49 (Eysenck y Eaves, 1974).

El neuroticismo alto involucra también una fuerte correlación con afecto negativo (Robinson et al., 2007). "El neuroticismo está asociado con autoculpa, con pensamiento de deseo, con tornarse pasivo y solitario. La extroversión está correlacionada con hablar, con el pensar positivo y con la moderación" (Kato y Pedersen, 2005, p. 148).

En un estudio realizado en Alemania y Polonia – con mil gemelos idénticos y fraternos – se encontró que los gemelos idénticos correlacionaban 0,56 en extroversión, en tanto los fraternos correlacionaban 0,28. A su vez el neuroticismo correlacionaba 0,53 en idénticos, y 0,13 en fraternos (Angleitner, Riemann y Strelau, 1995).

De relevante interés científico es que se haya documentado que la extroversión está asociada con el volumen del córtex orbitofrontal medial. A su vez el neuroticismo estaría asociado con un volumen reducido del córtex prefrontal dorso medial; y también con una reducción del lóbulo temporal medial izquierdo incluyendo el hipocampo posterior (De Young et al., 2010, p. 820).

Por otra parte, personas que presentan extroversión alta, tienden a presentar también ánimo positivo, mejores recuerdos acerca de su propia historia, y mejores expectativas acerca del futuro (Wei, Zhaeng y Howell, 2011).

El "Minnesota Twin Study" (Bouchard, 1983-2000), ha significado un prolongado trabajo longitudinal de investigación. Ha involucrado a más de 13 mil pares de gemelos monocigóticos y dicigóticos, criados juntos o separados.

En el estudio Minnesota, llama la atención el nivel de concordancias mostrado por dos gemelas norteamericanas idénticas, de edad mediana, que habían sidocriadas separadas. "Las gemelas también compartían desórdenes más rutinarios. Como niñas, ambas habían mojado la cama y el problema se había superado hacia los 12 años. Como adultas, pero antes de haberse reunido, ambas habían tenido problemas con la estabilidad emocional, habían abusado de las anfetaminas y tenían períodos de intensa depresión. Y, lo más sorprendente de todo, es que cuando aún eran teenagers ambas habían tenido la misma pesadilla recurrente; la pesadilla en cuestión a su vez era muy específica.Sentían que se estaban sofocando porquesusbocas estaban rellenas con perillas de puertas, agujas yanzuelos" (William Wright, 1999, p. 80). Aunque esto no lleva a concluir que los sueños son "hereditarios", el dato resulta provocativo y sugerente. Sería interesante observar las "interpretaciones" que estas gemelas habrían recibido, en el marco de psicoterapias individuales que incluyeran el análisis de los sueños.

En el territorio de losrasgos de personalidad, los coeficientes de heredabilidad son altos, a la luz del "Estudio Minnesota en Gemelos" (Bouchard, 1994). Por ejemplo, el coeficiente de heredabilidad fue de 0,60 para tradicionalismo, de 0,55 para bienestar emocional, de 0,55 para reacción al estrés, y de 0,45 para agresividad. Recientemente Laura Koenig y Matt McGue (2005), del equipo Minnesota, han enfatizado el hecho que los gemelos idénticos tienden a mostrar una conducta religiosa similar; los autores concluyeron que los factores genéticos son más determinantes del perfil de comportamiento religioso, que la influencia educacional y ambiental.

En un estudio precedente Bouchard (1981) asumió la hipótesis de que podrían encontrar algunos rasgos de personalidad cuya etiología fuerapuramente ambiental.Quedaron muy sorprendidos cuando les resultó imposible encontrar tales rasgos. "Mientras el grado de heredabilidad varió ampliamente – desde 0,30 hasta 0,70 – cada rasgo que midieron mostró al menos algún grado de influencia genética" (William Wright, 1999, p. 40).

Los estudios con gemelos criados separados pueden contribuir sustancialmente a esclarecer el rol de las predisposiciones genéticas en el ámbito de la personalidad. En una investigación conducida por destacados investigadores del "Minnesota Twin Study" (Tellegen, Lykken, Bouchard, Wilcox, Segal y Rich, 1988), se trabajó con 44 parejas de gemelos idénticos criados separados; y se los comparó con 44 parejas de gemelos criados juntos. Luego de responder a cuestionarios de autoevaluación, se encontró que las diferencias en características de personalidad – entre ambos grupos – eran muy pequeñas. Las correlaciones puntuaron entre 0,28 (para proximidad social en gemelos criados aparte), hasta 0,65 (para fuerza social en gemelos criados juntos). En bienestar emocional, los gemelos criados separados correlacionaron 0,47 y los criados juntos 0,58. Es importante señalar que, desde una perspectiva crítica, estos estudios han sido fuertemente cuestionados, en especial en lo relativo a la edad de separación y al grado en que esta separación haya operado. En el "Minnesota Twin Study", la mayoría de los gemelos criados separados habían sido separados entre los cinco y los seis meses de vida.

En otra variante del "Minnesota Twin Study", relacionada con gemelos criados aparte, se encontró que alrededor del 70% de la varianza en el coeficiente intelectual estaba asociado con variaciones genéticas. Adicionalmente, se encontró que "en múltiples medidas de personalidad y temperamento, intereses ocupacionales y uso del tiempo libre, actitudes sociales, los gemelos monocigóticos criados aparte fueron tan similares entre sí como los gemelos homocigóticos criados juntos" (Bouchard, Lykken, McGue, Segal y Tellegen, 1990, p. 223). Culminan su análisis señalando: "Esta evidencia en favor de una fuerte heredabilidad de la mayor parte de los rasgos psicológicos no significa que no importen las actitudes de los padres, la educación, y otras intervenciones propedéuticas" (p. 223).

 

Esta línea de conclusiones del "Minnesota Twin Study" se ha mantenido a través de los años. En un sentido genérico, y sintetizando la temática de los gemelos criados separados, los investigadores del "Minnesota Team" concluyen: "Aprendimos también que los gemelos idénticos criados separados eran tan parecidos en rasgos de personalidad como los gemelos idénticos criados juntos, demostrando que los genes compartidos y no los ambientes compartidos, subyacen primariamente a la similitud de los miembros de la familia" (Segal, 2000, p. 122). La conclusión es muy fuerte.

Curiosamente, el ambiente compartido por los gemelos no pareciera ser fuente de similitudes en rasgos. De este modo, se ha sostenido que "las nociones de entorno compartido y no compartido son el descubrimiento más importante de la genética del comportamiento" (Plomin, 2010, p. 65). Y existirían "muy pocas pruebas de influencia familiar compartida" (Plomin 2010, p. 66). Más aún, desde la genética conductual moderna, se viene cuestionando insistentemente la importancia del rol de los padres en la génesis de la personalidad del niño (Harris, 1999; Plomin et al., 2001). "En psicología y en psiquiatría se supuso, durante mucho tiempo, que las similitudes familiares se "aprendían por contacto con los padres. Pero hoy, con la genética, sabemos que la mayor parte de esas similitudes se explican por los genes" (Plomin, 2010, p. 65). De confirmarse esto, sería de la mayor importancia para nuestras teorías psicológicas acerca de la génesis de la personalidad.

Los niños adoptados, que crecen en hogares perturbados, aumentan su probabilidad de presentar alteraciones emocionales, en comparación con aquellos que fueron adoptados y crecieron en hogares menos perturbados. Sin embargo, a medida que los niños adoptados van creciendo, el efecto de sus padres adoptivos se va desvaneciendo, y el efecto de sus propios genes se va incrementando (Plomin et al. 2001).

El tema de latimidezinvolucra también significativas disposiciones genéticas. En el denominado "Estudio Louisville" con gemelos (R. S. Wilson, 1976), el rasgo inhibición social correlacionó 0,25 para gemelos fraternos y 0,71 para gemelos idénticos. Por otra parte, la tendencia a sentirse avergonzado presenta una correlación de 0,50 en gemelos idénticos (Plomin, 1990). Adicionalmente, se puede señalar que los gemelos idénticos tienden a reaccionar de un modo muy similar ante los extraños (Plomin y Rowe, 1987). Recientemente Plomin ha ratificado el relevante rol de la genética en la génesis de timidez: "La timidez es uno de los aspectos más hereditarios de la personalidad" (Plomin, 2010, p. 67).

A su vez niños que se muestran como muy tímidos a los dos años, tienden a mantenerse tímidos a los siete años (Kagan, Raznick y Snidman, 1988), lo cual sugiere también una fuerte predisposición biológica. En la revistaScience, Kagan (1988) ha señalado: "Sugerimos, aunque especulativamente, que la mayor parte de los niños que llamamos inhibidos, pertenecen a una categoría de niños cualitativamente distinta, que nacieron con un más bajo umbral de arousal límbico-hipotalámico para cambios inesperados en el ambiente, o para eventos novedosos que no pueden ser asimilados fácilmente" (Kagan, citado por William Wright, 1999, p. 92).

El supuesto de que la autoestima se adquiere fundamentalmente a través de la interacción con otras personas ha venido siendo desafiado desde el paradigma biológico. "Contrario a esta perspectiva, recientemente hemos mostrado en un estudio mujeres-mujeres monocigóticas y dicigóticas, que la semejanza en autoestima aparecía como generada ampliamente por factores genéticos" (Roy, Neale y Kendler, 1995, p. 820).

Por su parte Kendler et al. (1998) trabajaron con una muestra total de 3793 gemelos, de los cuales 1346 eran monocigóticos. A todos los gemelos se les realizaron entrevistas telefónicas y entrevistas cara a cara; todos respondieron la Escala de Autoestima de Rosenberg (1965). Los autores encontraron que las diferencias en autoestima eran ampliamente atribuibles a factores genéticos. "Ni en hombres ni en mujeres pudimos detectar evidencia de algún efecto del ambiente familiar sobre las semejanzas en autoestima entre los gemelos" (Kendler, Gardner y Prescott, 1998, p. 1407). Los autores no encontraron tampoco, una influencia relevante – sobre la autoestima – derivada de los niveles socioeconómicos, de los estilos de crianza, o de la orientación religiosa. Finalmente loa autores concluyen: "Nuestros resultados son inconsistentes con la hipótesis de que la autoestima es ampliamente ambiental en sus orígenes. La autoestima no emerge solamente a través de la interacción con otra gente; más bien es sustancialmente influenciada por factores genéticos, probablemente actuando vía características temperamentales" (p. 1408).

Hemos visto que la genética tiene un rol relevante en la etiología delneuroticismoy de laintroversión.Hace algún tiempo logramos establecer una clara correlación entre identidad-introversión-neuroticismo. Trabajando con una muestra de 2950 personas, logramos documentar que a mayor introversión y neuroticismo, mayor empobrecimiento de la autoimagen, de la autoestima y de las expectativas de autoeficacia. Una clara constatación de que las predisposiciones biológicas inciden fuertemente en el cómo nos concebimos, nos percibimos y nos apreciamos… a nosotros mismos (Opazo, 2001).

Años después, los hallazgos de Kendler et al. (1998) y nuestros propios hallazgos del 2001, han venido recibiendo creciente apoyo. La temática, por supuesto, tiene una significativa relevancia clínica.

Es así como nuestros hallazgos de 2001, se ven ratificados por una investigación realizada más recientemente en el King’s College de Londres. En un estudio que analizó a 3785 pares de gemelos, cuyas edades fluctuaban entre los 9 y los 10 años de edad, se constató que la autoconfianza y las expectativas de autoeficacia reciben un 51% de influencia genética; el 49% restante fue atribuido a la influencia del ambiente y de la experiencia (Greven, 2009).

El rol del gen receptor de la oxitocina, el oxtr, ha sido documentado en una investigación de la Universidad de California dirigida por Saphine Bernstein, Shelley Taylor et al. (2011). Los autores constataron que este gen tiene dos alelos o versiones: la versión A (adenina) y la versión G (guanina). Las personas portadoras del alelo A presentan niveles más bajos de optimismo, autocontrol y autoestima; adicionalmente, presentan mayores índices de depresión.

Por su relevancia, es necesario explicitar la investigación realizada por Saphire-Bernstein et al. (2011).

La muestra del estudio estuvo compuesta por 326 estudiantes y empleados universitarios. Cada persona fue evaluada en su adn a través del análisis de una muestra de saliva. Y cada participante fue evaluado en su optimismo, maestría y autoestima.

El optimismo fue definido como "el grado en que la persona tiene expectativas favorables acerca del futuro" y fue medido a través del "Test de Orientación de Vida". La maestría fue definida como "la creencia de que uno puede determinar su propia conducta, influir en su propio ambiente, y generar resultados deseados"; fue medida a través de la "Pearlin Mastery Scale". La autoestima fue definida como "una auto evaluación general de la persona como valiosa"; fue medida a través de la "Escala de Autoestima" de Rosenberg. Los autores asumieron que estos tres conceptos están muy relacionados y que niveles altos de optimismo, maestría, y autoestima, protegen contra la depresión y otros desajustes psicológicos.