Formar-se en psicología

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En cualquier caso, en la relación profesor-alumno es importante la clarificación, desde el principio, de qué se va a enseñar y también de qué buscan aprender los alumnos, es decir, cuáles son los objetivos y qué se persigue con esta formación. Hay que clarificar si los alumnos en su mayoría buscan formarse para el ejercicio profesional, o como investigadores, o para cultivar la curiosidad del conocer y saber cómo se está desarrollando nuestra disciplina. Todos esos objetivos son legítimos y se pueden atender. Bien es verdad que dependiendo de los énfasis habría que enfocar la formación de una u otra manera. Por ejemplo, existen países en los que, desde la acreditación de los estudios, se diferencia entre títulos de psicología que preparan para el ejercicio profesional y otros que ponen el énfasis en objetivos formativos como el conocimiento de la disciplina. Se puede formar en el conocimiento de la disciplina para la investigación u otras finalidades.

De todos modos, no podemos olvidar que, en la sociedad actual, al menos en las sociedades avanzadas, muchos jóvenes estudian en la universidad con la aspiración de prepararse para el ejercicio profesional y mejorar sus oportunidades de carrera. Esa parece ser la aspiración predominante hoy de los alumnos y no se puede perder de vista. Ante este hecho existen diversos riesgos: el primero es que parte de los formadores deberían ser profesionales con muy buena base en investigación y buen conocimiento de los avances de la evidencia científica, por tanto no puede tenerse una plantilla docente únicamente compuesta por investigadores, porque podría quedar comprometida la parte profesional de esa formación. Un segundo riesgo es que se plantee la formación como una mera adquisición de conocimientos cuando al final lo que necesitará la persona que va a trabajar profesionalmente son competencias; esto no significa que los conocimientos no importen, sino que esa adquisición ha de completarse con la formación de competencias y es fundamental crear las condiciones para que se adquieran; para ello, el mecanismo fundamental es aprender haciendo bajo supervisión y retroalimentación experta. Tenemos pues, el reto de crear un espacio de aprendizaje que además de la adquisición de conocimientos, potencie la reflexión crítica sobre los mismos y facilite su articulación con las habilidades y actitudes que se requieren en el ejercicio profesional basado en competencias.

Aquí es fundamental hacer referencia a otra cuestión puesto que podría dar la impresión de que estoy contraponiendo las competencias y la práctica profesional a la investigación científica, y no es así. La práctica profesional, en la medida en que se basa en una disciplina científica, y esta es una característica esencial de la misma, tiene que sostenerse en el rigor y en los conocimientos científicos; esto es lo que avala el poder experto del profesional. Con base en su conocimiento y preparación científica puede recomendar, plantear y, en ocasiones, prescribir lo que hay que hacer y cómo hacerlo. Estas recomendaciones y planteamientos han de basarse en un conocimiento riguroso y científico cuya adquisición requiere enfoques y metodologías complejas y, en ocasiones, diversas.

La formación que se proporciona por parte de los profesores debe tener tres elementos fundamentales: el primero es que la relevancia, el conocimiento y las competencias que se transmiten deben ser sobre fenómenos pertinentes que respondan a las necesidades de la sociedad; el segundo es el rigor que se basa en la investigación científica; y el tercero, pero no por ello menos importante, es la ética profesional. Además, el profesional ha de ser capaz de adaptar y concretar sus conocimientos y competencias al contexto en el que opera. Por esto junto a la investigación básica es importante la realización de investigación aplicada y el desarrollo de metodologías y tecnologías que faciliten y contribuyan a esa contextualización. Todos estos son aspectos a resaltar y en todos ellos, la relación fructífera y positiva entre profesor y alumno es fundamental. Esa relación estimula, anima y apoya al alumno a desarrollarse, trabajar, buscar sus propias preguntas y respuestas, y elaborar estrategias para un aprendizaje integral que le permitan la práctica profesional.

El alumno en este momento tiene muchas oportunidades de aprender. Recuerdo un estudiante que, cuando le pregunté en qué universidad había estudiado, me dijo: “Yo hice una parte de mis estudios en la universidad en que me han dado el título. Ahora bien, también he estudiado en otras universidades”. Y me mencionó varias universidades importantes añadiendo: “En YouTube encuentro grabaciones de lecciones, clases y conferencias de profesores de esas otras universidades y he aprendido mucho. Así pues, me considero alumno en ellas porque he estado siguiendo su formación en los programas que tienen”. Hay que ser conscientes de esta realidad, y hay que estimular a los estudiantes a aprovechar esos recursos en Internet y otras fuentes.

Juan Pablo: Creo que esto lo podemos enlazar con la siguiente pregunta sobre las implicaciones subjetivas para los estudiantes y para los docentes, que hemos entendido como implicaciones más personales: la disposición al aprendizaje constante, a formarse con las nuevas tecnologías, etc.

José María: Yo recomendaría a docentes y a estudiantes que su desarrollo y aprendizaje se enmarque en una reflexión más fundamental en torno a su propósito y su misión en la vida. Se trata de una cuestión fundamental que tiene que ver con la propia realización personal; y esa realización no es una realidad vital estática sino el desarrollo de la propia biografía. Nuestro desarrollo no es solo biológico y el reto que tenemos es ir haciendo nuestra vida personal y construyéndonos como personas con otros. Me resultan muy interesantes los cuatro pilares de la educación que señaló Delors:12 el primero, tiene que ver con aprender a conocer, desarrollarse como persona es ser capaz de entender con mayor riqueza y con mayor adecuación el mundo en que vivimos, eso es aprender a conocer, a interpretar y a entender la realidad en la que vivimos. Además, hemos de aprender a convivir, a vivir con otros y a entender que esa convivencia nos ayuda o ha de ayudarnos a realizarnos como personas. El tercer aspecto es aprender a hacer y a construir nuestro mundo, juntos. Vivimos en un entorno físico ambiental que está ahí, pero nuestro medio no es solo físico y natural, como lo puede ser el de un animal; nuestro entorno es un mundo que hemos creado y que podemos transformar, reorganizar, reconstruir o incluso destrozar. Por eso, como diría Zubiri, el animal está “enclasado” en su medio, pero las personas vivimos en un mundo que es en buena medida construido por las personas en sociedad y que podemos modificar deteriorándolo o, por el contrario, contribuir a su mejora. Todos esos procesos de aprendizaje (aprender a conocer, a convivir y a trabajar) nos permiten ir haciéndonos como personas y ello hace referencia al aprendizaje más fundamental: el aprender a ser. Ir respondiendo a las preguntas ¿quién soy yo?, ¿quién quiero ser?, ¿cómo me estoy realizando como persona?, y ¿cómo lo hago con otros?, es un aspecto fundamental de la propia vida. Para mí, esa es la subjetividad, y el gran reto que tenemos los profesores, los alumnos y cualquier persona en general: desarrollar una vida que no sea meramente biológica, sino biográfica. En el vivir, la persona puede atravesar etapas difíciles, quizás de desorientación, pero es importante tener un proyecto, un horizonte, un propósito hacia el futuro. Un presente sin que veamos un futuro como situación habitual en la vida, tiene poco sentido, por no decir ninguno.

Juan Pablo: Ahora pasamos al tema del currículo oculto, que entendemos, en el contexto de esta entrevista, se trata de un plan de estudios de carácter más “informal” que oculto...

José María: Sí, sin embargo, podemos darle la vuelta en otra dirección. Yo les digo a mis estudiantes, “nosotros os hacemos una propuesta durante los dos años de máster13 de lo que hay que estudiar, pero después vais a tener que organizaros vosotros el currículum”. Por lo tanto, ese currículo es abierto en el qué y en el cómo; desde luego hay unos mínimos de lo que hay que estudiar, aunque prefiero decir aprender, apropiárselos y tratar de mostrar que uno ha mejorado y ha cambiado en esos aspectos que necesita mejorar personal y profesionalmente. Al final, una persona entra en el máster sin ser un profesional o científico, y en gran medida el objetivo de la formación es que, al finalizar, la persona sea más profesional, más científica, aparte de que sea mejor persona, viviendo en sociedad y en convivencia. Se trata de cambiar, o mejor, de transformarse a sí mismo.

Para mí, el currículo que caracterizas como “oculto” –y que yo creo que ha de hacerse visible– es el que cada uno se plantea conseguir con sus estudios. Por ejemplo, en mi caso, en un determinado momento quería estudiar psicología y el psicodiagnóstico lo vi como una asignatura fundamental, pero lo que yo pude estudiar en Psicodiagnóstico de manera oficial fueron algunos pocos temas, porque ese año fue el año en que murió Franco14 y las circunstancias sociopolíticas hicieron que estuviéramos de huelga el ochenta por ciento del curso académico. Así, mi currículo oculto al participar en dicha huelga y asumir sus contingencias supuso que tenía que prepararme en aquello que no había estudiado en la formación académica formal de ese año. De esta manera tuve que organizar mi propio currículo porque era inadecuado salir al mundo profesional sin tener una formación y cualificación adecuada en psicodiagnóstico. Para ello, me estudié varios manuales, entre ellos el de Vicente Pelechano de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),15 tratando de entender los distintos temas e incluso intenté hacer, mal que bien, algunas prácticas. Afortunadamente, me ayudaron y me asesoraron algunos profesores, entre ellos el de la asignatura, que también estaba de huelga; y eso lo hice, en parte, durante ese año y me quedó tarea pendiente en ese campo después de aprobarla.

 

Ese currículo que cada uno “se hace”, y que está vinculado a lo que uno quiere y a su proyecto, es para mí el que denominas como “oculto”. Si uno se cree que la nota de una asignatura y, de forma más amplia, el documento del título que dice que uno está preparado en una determinada materia o disciplina, pero en realidad nada de eso refleja la realidad de lo que sabe, entonces no vamos bien. Por lo tanto, hay que dar fundamento y realidad a lo que certifica el título (nuestra preparación y cualificación), de lo contrario, nuestra preparación está desvinculada de la realidad formal que quiere reflejar ese título.

Juan Pablo: En términos de obstáculos y apalancadores del proceso formativo en psicología, ¿qué nos podrías comentar a partir de tu experiencia?

José María: Creo que habría que analizarlo en distintos contextos, porque los obstáculos y las palancas pueden ser diferentes en unos contextos y en otros; mi experiencia puede estar influida por aspectos concretos y específicos de nuestra cultura. Entre los obstáculos que yo veo, se encuentran todas aquellas situaciones que pueden llevar a que estudiantes y profesores pasen de una convicción de que lo que hacen es importante, a plantearse que lo que hay que hacer es un mero cumplimiento de unos requisitos y tareas establecidos; creo que la pérdida de ilusión, de sentido, de empeño y de implicación en lo que hacemos es el obstáculo más importante. Considero que en este momento hay muchos recursos; en mi experiencia, comparando mis años de estudiante con la realidad actual, nunca ha sido tan fácil como ahora tener recursos útiles para formarte; sin embargo, a veces parece que eso desestimula, desincentiva el empeño y las ganas de buscar esa formación. Por lo tanto, si los recursos acaban siendo un obstáculo, estos se convierten en un peligro.

En cuanto a las palancas, veo muchas. Creo que es impresionante y retador tratar de comprender y entender los fenómenos psíquicos y psicológicos de las personas, comprender y conocer lo que se sabe de esta disciplina para ayudar a las personas en su bienestar y su convivencia –con justicia– en los diferentes ámbitos de sus vidas. En especial, comprender mejor las organizaciones y los grupos sociales en una mejor organización que los haga más eficaces y humanos, ayudando a que las personas construyamos mejor nuestro propio proyecto de vida y en convivencia con otros. Para mí esto es una palanca importante para los que quieren trabajar como psicólogos de las organizaciones.

Hay palancas más concretas, mencionaré aquí algunas, aunque es importante que cada uno analice cuáles son relevantes para él o para ella, con el fin de entender mejor qué puede hacer para aprovecharlas y utilizarlas en la superación de las dificultades y obstáculos, y en el desarrollo y progreso personal y social. Por ejemplo, en el curso de orientación del Máster, una de las cosas que hacemos con los estudiantes es un análisis identificando las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades (DAFO) de la profesión en cada uno de sus países. En nuestro Máster tenemos estudiantes de muchos países y ellos hacen ese análisis para entender cuáles son las oportunidades y cuáles pueden ser las barreras. Esto nos permite un conocimiento amplio y, en nuestro caso, al haber estudiantes de varios países, nos ofrece una perspectiva internacional.

De hecho, una palanca interesante es la internacionalización de la formación, creo que ello abre muchas perspectivas y ayuda a entender mejor la realidad al tiempo que relativiza lo que uno cree que es esa “realidad” estimulando el diálogo. El diálogo es un aspecto importante en la formación, en la convivencia y en el trabajo. Para comprender el sentido más genuino de esta actividad humana creo que conviene acudir a su etimología que combina dos vocablos griegos dia y logos. Este último, en griego, significa la manera de entender y razonar que cada uno tenemos y que puede ser más o menos rigurosa o elaborada, mientras que dia significa “a través”. Así pues, “dia-logar” es considerar diversos logos, siendo capaz de comprender el logos de otros y su manera de entender la realidad. Es también poder comprender nuestra propia forma de captar esa realidad y a partir de ahí ver cómo es posible la revisión y enriquecimiento de nuestro logos, el respeto del otro, y el intercambio de puntos de vista y formas de entender la realidad para enriquecer la nuestra y las del grupo. Este es el sentido, a mi comprender, y el valor del diálogo.

La experiencia que todos los años realizamos en el Máster Erasmus Mundus, en este orden de ideas, es magnífica. Por lo general, tenemos un grupo de alumnos que proceden de los cinco continentes; cada uno viene con su logos, con su manera de entender, que en parte es común porque vivimos en un mundo en cierta medida globalizado, además todos han estudiado psicología, al menos en el grado. Ahora bien, es también en parte diferente porque la han estudiado en contextos muy diferentes. Por eso es importante tomarse en serio el dia-logos, atravesar y pasar a estudiar los distintos fenómenos, y hacerse cargo de los diferentes logos con que pueden ser abordados. Por ejemplo, es interesante preguntarse cómo se hace la selección de personal en diferentes regiones y países del mundo y por qué se hace de manera diferente: ¿cuál es la lógica? Creemos que desde Europa podemos compartir planteamientos y estrategias de actuación que pueden ser interesantes para otros países. Ahora bien, al compartirlas nosotros mismos las reconsideramos desde esas diferentes perspectivas y contextos y ello nos ayuda a entenderlas mejor y a acotarlas en su alcance, identificando mejor sus límites y posibilidades. Entonces ese dia-logos se convierte en un proceso fundamental para hacer progresar nuestra propia formación y preparación como profesores, y la de los estudiantes, en un contexto de internacionalización que nos prepara mejor para un trabajo transnacional y transcultural, necesario pese a que no nos movamos de nuestro propio entorno y cultura, porque también este es cada vez más internacional. Estas experiencias nos ayudan también en la mejora de la propia investigación científica, porque también en ella es importante contemplar los componentes culturales y contextuales en los cuales la ciencia se identifica, se produce y en los que se utiliza.

Juan Pablo: Nos queda el último bloque de la entrevista, el cual está referido a cómo ves el porvenir de la psicología como ciencia y como profesión…

José María: La psicología emergió hace casi siglo y medio por hibridación de dos ciencias, la fisiología y la filosofía, y así se planteó buena parte de la investigación que se hizo en el laboratorio de Wundt, aunque de forma interesante fue también el propio Wundt quien estudió la psicología de los pueblos y de las culturas. No sé cómo será el futuro de la psicología. Podría ocurrir que, igual que emergió por la hibridación de dos disciplinas académicas, también evolucione integrándose en diversas disciplinas nuevas junto con otras ciencias (por ejemplo, la neurociencia, la economía comportamental, etc.); de hecho, cabe constatar fuerzas centrifugas que dispersan los conocimientos psicológicos integrándolos en un buen número de ámbitos multidisciplinares. En estos momentos vemos cómo la investigación psicológica en combinación con la investigación en economía está produciendo avances importantes reconocidos por premios tan prestigiosos como el Nobel de Economía; también vemos el fuerte progreso de las neurociencias en el cual la psicología juega un papel muy significativo; y podríamos seguir analizando cómo diferentes ramas de esta disciplina se integran en nuevos ámbitos interdisciplinares de la investigación. Por tanto, cabe constatar que hay una serie de tendencias que son muy valiosas, que suponen un enriquecimiento importante para nuestra disciplina en sus diferentes ámbitos, pero que pueden tener riesgos, siendo el más importante la desaparición de la identidad mínima y básica para que la psicología como tal se reconozca como una ciencia. Esta es una cuestión crítica y un gran reto que tenemos encima de la mesa, y creo que lo tenemos en un entorno y en unos planteamientos globales, o si queremos “glo-cales”, puesto que la globalización está planteando nuevas cuestiones y demandas a este respecto.

De hecho, la cuestión de la identidad de la psicología cobra mayor transcendencia cuando se plantea en el nivel global: ¿cuál es la visión que de la psicología se tiene a nivel global?, ¿en qué se coincide al definir la psicología en África, Latinoamérica, Asia, Europa, Norteamérica y en Oceanía?, ¿qué integra y cuáles son los rasgos fundamentales de lo que pudiéramos caracterizar como la identidad mínima de lo que es un psicólogo? Es importante constatar que se han realizado esfuerzos en diversos ámbitos, y desde luego la IAAP y la International Union of Psychological Science (IUPsyS) han realizado contribuciones importantes. Ahora bien, la demanda y la necesidad es de tal magnitud que queda mucho camino por hacer. Creo que también las grandes empresas editoriales juegan un papel, puesto que a su vez venden identidad de la psicología en sus publicaciones. Ahí hay un reto importante.

Rainer Silbereisen, en su periodo como presidente de la IUPSyS, editó un libro16 en el que se publicó una encuesta sobre la enseñanza de la psicología en distintos países del mundo, en más de ochenta o cien países. Ahí se reflejan algunos aspectos comunes, pero también la importancia de seguir avanzando en la clarificación de cuáles han de ser esos aspectos. Ha habido otros esfuerzos importantes como la “Declaración universal de los principios éticos de los psicólogos” y la “Declaración universal del modelo de competencias de los psicólogos” que, basándose en parte en planteamientos regionales como el modelo europeo Europsy, el norteamericano o el de Latinoamérica, y con inputs de países asiáticos, han planteado una declaración sobre las competencias nucleares en la formación y en la práctica profesional de los psicólogos en el ámbito universal. Se trata de mostrar los componentes comunes y fundamentales de lo que es un psicólogo y de lo que puede hacer, de forma que sea visible y comprensible en el nivel global. Lógicamente, eso se ha de enriquecer para que tome concreción en los diferentes contextos, con una aproximación “glo-cal”. Sin embargo, los localismos sin más, tampoco contribuyen en gran medida al desarrollo de la psicología y al reto que tenemos en un entorno global.

Si hay algo que completar en estas reflexiones, habría que decir que hay instituciones y entornos de carácter global en que se integran los diferentes países; organizaciones como las Naciones Unidas, International Labor Organization o la World Health Organization, entre otras, que tienen un ámbito global y donde la psicología tiene que estar y debe jugar un papel relevante de promoción y defensa de sus contribuciones y su potencial para el abordaje y mejora de cuestiones fundamentales a las que se enfrenta la humanidad y las sociedades; cabe mencionar la convivencia, la calidad de vida, el bienestar y la justicia en el mundo y de la sostenibilidad. El reto es inmenso, porque la tentación que tenemos es la de focalizar los esfuerzos de los psicólogos, incluso los de los líderes de la psicología, en nuestro propio país o como mucho en nuestra región. Sin embargo, es importante promover las actuaciones a nivel mundial y global, tanto mediante la federación de las organizaciones internacionales, como en la promoción de las relaciones y cooperación internacional de los psicólogos, en especial las de los líderes, para que en el marco de organizaciones internacionales contribuyan a la construcción y desarrollo de la función internacional de la psicología.