Aires de revolución: nuevos desafíos tecnológicos a las instituciones económicas, financieras y organizacionales de nuestros tiempos

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Una de las implicaciones importantes de esta forma de operar es que cada criptomoneda que se negocia dentro de la plataforma blockchain lleva consigo el registro de todas las transacciones en las que ha estado involucrada desde el inicio. Es esta característica la que da completa trazabilidad a la criptomoneda haciéndola imposible de falsificar e impidiendo que los usuarios puedan gastarla dos veces (Banco Central Europeo, 2012).

Como se mencionó en la introducción, detrás de la creación de las criptomonedas hay una perspectiva ideológica, que busca que nada ni nadie pueda ejercer el control sobre el sistema de pagos ni sobre la oferta monetaria (Rodríguez Quejido, 2019). Para lograrlo, la estructura del sistema minimiza el requisito de confianza entre los usuarios; todas las transacciones son validadas en un proceso complejo y son aprobadas por el consenso de los usuarios del sistema. Así, se permite un anonimato completo en las transacciones a la vez que se garantiza su trazabilidad y legitimidad.

Otros factores que motivan la aparición de las criptomonedas tienen que ver con la búsqueda de retornos financieros a sus inversiones en sistemas y tecnología, así como ofrecer menores costos de transacción a los usuarios del sistema (Ali, 2014a). Sobre este último punto, una crítica importante es que a medida que el uso de las criptomonedas se vuelve más extendido, los costos tienden a aumentar. Esto se debe a que el proceso criptográfico de validación y registro de transacciones se vuelve más complejo, incrementando el consumo de energía y la demanda por equipos de alta tecnología. Además, se comienza a desarrollar una competencia entre las partes que buscan registrar transacciones de forma rápida, quienes, buscando atraer a los mineros más eficientes, elevan los valores de las comisiones ofertadas.

Actualmente, el universo de criptomonedas puede dividirse entre aquellas que tienen la posibilidad de creación ilimitada de unidades (criptomonedas de oferta ilimitada, COI) y aquellas que tienen un tope máximo para su oferta total (criptomonedas de oferta limitada, COL). Nos enfocaremos en las últimas, pues, como se mostrará en el cuarto apartado, estas representan el grueso de la capitalización del mercado de criptomonedas. El tener una oferta limitada presenta retos importantes para la adopción generalizada de criptomonedas desde una perspectiva macroeconómica (Ali, 2014a). Una oferta limitada de dinero, como ocurrió en ocasiones durante el patrón oro clásico (1870-1914) y durante el patrón de cambio oro (1925-36), puede causar deflación en los precios de bienes y servicios, así como en los salarios (Eichengreen, 1996; Eichengreen & Sussman, 2000; Eichengreen, 2008; Forero-Laverde, 2018, 2019). Además, puede causar volatilidades excesivas en los salarios y en el precio de bienes, lo que en definitiva podría conducir a una reducción en el bienestar social (Ali, 2014b). Finalmente, la oferta limitada del producto hace que su precio fluctúe solo por cambios en la demanda. En el caso de las criptomonedas, que no tienen una demanda intrínseca al no ser un factor de producción y no ser un bien de consumo, las variaciones en la demanda se asocian únicamente con las expectativas de los agentes que pueden dar lugar a movimientos especulativos. Eso hace que desde una perspectiva económico-financiera sean un objeto de estudio interesante.

1.2 LOS COMMODITIES Y SU PARECIDO CON LAS CRIPTOMONEDAS

El 6 de marzo de 2018, un juez federal en los Estados Unidos indicó que las criptomonedas eran commodities (bienes básicos) y que por lo tanto la Comisión de Negociación de Futuros sobre Commodities (Commodity Futures Trading Commission, CFTC) tenía potestad para regularlas (Bergman, 2018). Así, es pertinente identificar qué características comparten los bienes básicos con las criptomonedas.

En primer lugar, es relevante identificar que los productos que se negocian bajo la categoría de commodities son materias primas, bienes básicos o el resultado de un proceso de transformación industrial12. Esto quiere decir que entre los bienes básicos se incluyen activos que tienen tanto un valor de cambio como un valor de uso y que, por tanto, se pueden utilizar como un factor de la producción.

Los metales preciosos, sin embargo, son un caso particular. Por características que les son propias, como la resistencia a la degradación, la divisibilidad, la escasez y la densidad, fueron utilizados como moneda hasta bien entrado el siglo XVI, e intermitentemente como ancla del patrón monetario hasta la caída de Bretton Woods el 15 de agosto de 1971 (Forero-Laverde, 2018, 2019). Esta tradición ha hecho que, aun hoy, se consideren como un activo financiero. Además, se les trata como activo refugio, pues ofrecen beneficios de diversificación en un portafolio de inversiones por sus correlaciones bajas o negativas con respecto a los precios de acciones y bonos (Hillier, Draper, & Faff, 2006). Eso explica por qué, durante períodos de inestabilidad financiera como la crisis de 2008 o la crisis del Covid-19, el precio del oro aumenta hasta los US$1.800 cuando en momentos de estabilidad (2013-2018) se ubica en el intervalo entre US$1.100 y US$1.300.

En la tabla 1 se ofrece una comparación entre las criptomonedas y los metales preciosos de acuerdo con diferentes categorías de análisis. La primera similitud, meramente semántica, está relacionada con los responsables de la extracción: así como hay mineros que se encargan de la obtención de los metales preciosos, también los hay que se encargan de validar transacciones y subir bloques para extraer criptomonedas.

TABLA 1. COMPARACIÓN ENTRE MONEDAS METÁLICAS Y CRIPTOMONEDAS DE OFERTA LIMITADA


Metales preciososCriptomoneda de oferta limitada (COL)
Oferta limitadaSí. Los metales preciosos (oro, plata) y semipreciosos (cobre) son escasos por naturaleza. Hay periodos históricos documentados en que la falta de metal para acuñar moneda condujo a problemas de deflación y un regreso temporal al trueque.Sí. Viene determinado en el interior del algoritmo que remunera unidades de criptomonedas a los mineros en el proceso de registro de transacciones.
DivisibilidadSí. Los metales preciosos son blandos, maleables y fácilmente fraccionables.Sí. Las criptomonedas son negociables en fracciones. El bitcóin, por ejemplo, se puede fraccionar en cien millones de satoshis.
PortabilidadSí. Requería transportarse físicamente de una ubicación a otra para poder utilizarse.Sí. Se puede transportar físicamente (usb o wallet digital en el móvil). También se pueden hacer transferencias electrónicas.
DegradabilidadNo. El oro y la plata no se degradan con el paso del tiempo.No. Los registros electrónicos no se degradan con el paso del tiempo.
DensidadDepende. Hay criptomonedas muy caras (que concentran mucho valor) como el bitcóin que en el momento de escribir estas líneas costaba US$50.200 y otras como dogecoin cuya unidad cuesta dos décimos de centavo de dólar (https://coinmarketcap.com/).
Dificultad en su falsificaciónAlta. El metal precioso es imposible de falsificar. De ahí que haya surgido el mito del alquimista que logra transformar metales burdos como el plomo en metales preciosos como el oro.Alta. El proceso descentralizado de verificación de transacciones hace que sea técnicamente imposible falsificar criptomonedas o utilizarlas para pagar dos veces con la misma unidad digital.
AnonimatoSí. El pago con especie metálica permite el anonimato de comprador y vendedor.Sí. El sistema está predicado sobre la idea de compradores y vendedores anónimos.
Persona a persona (peer to peer)En el intercambio del metal precioso sin acuñar se puede hacer persona a persona, sin un intermediario.Sí. En las transacciones se registran de forma descentralizada, sin necesidad de un intermediario entre compradores y vendedores.
Valor de usoSí. Los metales preciosos pueden utilizarse en diversas actividades desde la joyería y la decoración hasta las aplicaciones tecnológicas.No. Las criptomonedas no tienen utilidad ni como factor de producción ni como bienes de consumo.
FísicoSí.No. Son productos digitales.

En resumen, encontramos similitudes entre las criptomonedas y los metales preciosos en nueve de once categorías de análisis. Sin embargo, las dos principales características de los commodities, su valor de uso y el hecho de ser activos físicos, los diferencian de forma irreconciliable de las criptomonedas.

 

Además, los estudios acerca del papel de las criptomonedas, en particular del bitcóin, como reserva de valor o como activo refugio son contradictorios. Por un lado, Dyhrberg y Haubo (2016a, 2016b) encuentran que el bitcóin comparte características con respecto al oro y al dólar, y Brière et al. (2015), Baur et al. (2017) y Wu y Pandey (2014) encuentran correlaciones bajas entre la criptomoneda y varias clases de activos, lo que indica que puede servir para diversificar el riesgo del portafolio. Por otra parte, Kristoufek (2015) encuentra que el bitcóin se comporta como activo riesgoso, y no como activo refugio. Así, tampoco se puede garantizar que las criptomonedas puedan sustituir a los metales preciosos en su papel dentro de portafolios de inversión diversificados.

2. LA MONEDA: UN MARCO CONCEPTUAL

De acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales (Bank for International Settlements, BIS), la oferta de cualquier tipo de moneda se puede caracterizar a partir de cuatro rasgos dicotómicos específicos (Carstens, 2018).

1. El emisor puede ser un banco central u otro tipo de emisor.

2. La moneda puede ser física o electrónica.

3. Puede ser de amplio acceso o estar restringida a un territorio limitado.

4. El mecanismo de transferencia puede ser persona a persona (peer-to-peer, P2P) en la que no hay intermediario entre quien paga y quien recibe el pago o intermediadas por una entidad centralizadora.

Así, distintos tipos de monedas pueden clasificarse dentro de la flor monetaria descrita por Bech & Garrat (2017) y que se presenta en la figura 1.

FIGURA 1. FLOR MONETARIA


Fuente: Bech & Garrat (2017, p. 5).

De la figura se colige que ninguna de las características que son propias de las criptomonedas las excluyen ex ante de tratarlas como monedas, pues pueden ser incluidas en el diagrama. De hecho, al comparar el efectivo con las criptomonedas, por ejemplo, encontramos que las dos diferencias principales son que el primero tiene una naturaleza física y es emitido por un banco central, para quien representa un pasivo, mientras que las segundas son electrónicas y no representan un pasivo para nadie, pues el emisor es descentralizado.

2.1 LAS FUNCIONES DE LA MONEDA

Sin embargo, la prueba de la existencia de una moneda no se puede restringir a sus características básicas, sino que debe estar asociada con sus funciones. Así las cosas, desde los trabajos de Hicks (1967) se sabe que la moneda, como convención social, debe cumplir tres funciones esenciales. Estas se pueden ordenar, además, por el grado de dificultad en su cumplimiento, donde se considera que una función es más fácil de cumplir si requiere el acuerdo de menos individuos y si el número de activos que cumple con la función es mayor (Ali, 2014b).

En primer lugar, una moneda debe fungir como reserva de valor, es decir que debe ser capaz de almacenar poder de compra para utilizarlo en el futuro. Esta es la función más fácil de cumplir por parte de una moneda, pues solo requiere que un agente le asigne esta capacidad al menos temporalmente. Aun así, hay muchos activos que fungen como reserva de valor, por ejemplo, inversionistas y ahorradores acumulan valor en propiedades inmobiliarias, obras de arte o joyas, y sin embargo estas no se consideran dinero. En una definición más estricta de la reserva de valor, el activo que busque cumplir con esta función debe poder garantizar el diferimiento del flujo de caja que se lleva a cabo a través del sistema financiero. En este esquema, para transferir poder de compra al futuro se utilizan vehículos de inversión, mientras que para transferir poder de compra al presente se utilizan instrumentos de crédito. En tanto una entidad financiera recibe depósitos y ofrece créditos denominados en una moneda, se puede decir que esta cumple con la definición estricta de reserva de valor. Adicionalmente, en este escenario, el sistema financiero tiene la capacidad de crear dinero por encima de la oferta monetaria, ya que al otorgar un crédito, aumentando el activo de su balance, puede crear un depósito correspondiente aumentando su pasivo en la misma proporción (McLeay, Radia & Thomas, 2014).

En segunda instancia, la moneda debe servir como medio de pago para el intercambio de bienes y servicios y para el pago de deudas e impuestos. Esta función requiere el acuerdo, al menos, de un comprador y un vendedor, de un deudor y un acreedor, o de un contribuyente y un gobierno. Es esencial que, en el momento en que dos partes tratan un activo, cualquiera que este sea, como medio de pago están, simultáneamente, confiriéndole características de reserva de valor. Si el agente vendedor no esperara que el pago que va a recibir lo puede transformar en otro bien o servicio que le satisfaga una necesidad en el futuro, no lo aceptaría. Esta función, además, requiere que asociado a la moneda haya un sistema de pagos. En el caso del patrón monetario metálico, la moneda fungía como medio de pago solamente con su entrega física en una transacción comercial. A medida que aparece y se consolida el sistema financiero, la moneda comienza a representarse en activos financieros, como cheques, pagarés y aceptaciones bancarias que comienzan a funcionar como medios de pago. Esto complejizó el sistema de pagos, pues el hecho que un banco A recibiera como pago un cheque girado de un depósito en el banco B requería que el primero reconociera en el segundo un sujeto de crédito. La expansión del sistema y el crecimiento en el volumen de transacciones requirió el desarrollo de bancos de compensación, los antecesores de los bancos centrales, que se ubicaban en el centro del sistema. Así, el desarrollo histórico del sistema de pagos ha fomentado que la red tome una forma centralizada alrededor de un solo nodo que garantiza la estabilidad del sistema (Ali, 2014a).

En tercer lugar, la moneda ha de servir como unidad de cuenta, lo que requiere decir que debe ser el numerario de una economía, de una región o de una zona geográfica particular. Esto, por tanto, exige del acuerdo de varias personas que eligen expresar todos los precios de la economía en términos de una criptomoneda. Esta es la función más difícil de cumplir para una moneda, pues se trata de un problema de coordinación entre un número diverso de agentes dentro de una economía.

Adicionalmente, para que la moneda pueda cumplir con estas funciones es indispensable que se transforme en una convención social que le dé uso generalizado, y para ello es menester que sea percibida como segura y confiable (Milkau & Bott, 2018).

2.2 EL PROBLEMA DE LA CONFIANZA

Son muchos los objetos y materiales que han fungido como moneda a lo largo de la historia. Como ejemplo, durante la Edad Media en Europa se desarrollaron diversas zonas monetarias en las que circulaban monedas metálicas que eran emitidas por un conjunto de casas de acuñación (cecas) (Goetzmann, 2016). Estos sistemas monetarios independientes eran bastante descentralizados, lo que reflejaba la debilidad de los incipientes estados de la época, que distaban mucho de los estados nacionales que conocemos hoy en día (Neal, 2015). Era una industria que, a excepción de Inglaterra, podría caracterizarse como competencia monopolística en la que cada señor feudal, por medio de su casa de acuñación, recibía el señoreaje de la emisión monetaria (Eichengreen & Sussman, 2000). En la moneda metálica la confianza de la red que la utiliza y su alcance geográfico están vinculados directamente con el sello que el soberano le imprime en el momento de la acuñación. Este sello, además de atestiguar cierto contenido metálico, indica que puede emplearse para realizar transacciones y liberar de deudas14.

Actualmente, la confianza en la moneda fiduciaria en la mayoría de los países está dada por el Banco Central. Por tanto, en este arreglo institucional, para que la moneda mantenga su credibilidad y siga cumpliendo las tres funciones, la responsabilidad del emisor es garantizar la estabilidad del patrón monetario. Esto ha transformado recientemente la función objetivo de los bancos centrales de una enfocada en agregados monetarios, como en las décadas de 1950 y 1960, a esquemas de inflación, objetivo desde finales de la década de 1990 (Bernanke & Mishkin, 1997; Mishkin, 2008). Hay evidencia de que cuando se pierde la confianza en la moneda nacional por episodios de hiperinflación, por ejemplo, suceden fenómenos de dolarización parcial de las economías en las que comienzan a circular paralelamente la moneda nacional y otra moneda como el euro o el dólar que cumplan plenamente con las tres funciones arriba descritas (Savastano, 1996). Esto trae como consecuencias negativas la pérdida de la autonomía monetaria, del señoreaje y de la capacidad del banco central de obrar como prestamista de última instancia (Claeys et al., 2018; Arango et al., 2018, 2019).

En el caso de las criptomonedas, el problema de la confianza se ha resuelto con el blockchain, pues la emisión de nueva criptomoneda y el registro de transacciones y saldos es un proceso colectivo que involucra a todo el sistema y que requiere del consenso de todos para operar. En este sistema, en tanto modificar la cadena de bloques sea imposible, será igualmente imposible degradar la moneda. Esto, sin embargo, es requisito necesario mas no suficiente para poder considerar a las criptomonedas como monedas en todo derecho.

2.3 LAS FUNCIONES DE LA OFERTA MONETARIA

Para concluir esta sección es importante mencionar que la moneda, y en particular la oferta monetaria, cumplen funciones esenciales para garantizar la estabilidad financiera y el crecimiento económico tanto de corto como de largo plazo. En primer lugar, se requiere que la oferta monetaria sea elástica en el corto plazo para reaccionar a cambios en la demanda y así garantizar la estabilidad de las tasas de interés. En segunda instancia, la oferta monetaria debe ser elástica y creciente en el largo plazo para prevenir la deflación estructural en los precios que se presenta en patrones monetarios excesivamente rígidos como el patrón de cambio oro del período entreguerras15. En un escenario de oferta monetaria excesivamente rígida, un aumento de la producción de bienes y servicios conducirá necesariamente a una caída en los precios. Este fenómeno es a todas luces indeseable, pues genera distorsiones en las decisiones de inversión de las firmas y lleva a la postergación del consumo de los hogares, lo que conduce a una reducción en el empleo y en el crecimiento. Finalmente, la oferta monetaria debe poder reaccionar ante crisis bancarias y pérdidas súbitas de la confianza en el sistema financiero. Esto requiere que el emisor de la moneda tenga la capacidad de reaccionar como prestamista de última instancia (He et al., 2016; Williamson, 2018). El papel del prestamista de última instancia ha sido esencial en la resolución de crisis financieras a lo largo y ancho del planeta desde el siglo XIX (Kindleberger & Aliber, 2005).

3. EL MERCADO DE CRIPTOMONEDAS: CARACTERIZACIÓN Y BASE DE DATOS

Las decenas de noticias que aparecen cada semana acerca de la evolución de los precios de las criptomonedas, la propaganda en redes sociales de esquemas de trading para obtener ingresos en casa y las inmensas cantidades de dinero que se invierten en el ecosistema fintech, del cual las criptomonedas hacen parte, han hecho que aparezcan diversas fuentes de información gratuita acerca del mercado de criptomonedas.

 

Para caracterizar el mercado actual de criptomonedas consultamos la página CoinMarketCap (www.coinmarketcap.com) que provee información acerca de la capitalización bursátil, el precio y el volumen de negociación de todos los criptoactivos que se negocian en plataformas públicas (public exchanges). Además, ofrece una base de datos histórica de precios de la mayoría de los criptoactivos desde su fecha de emisión o desde el 28 de abril de 2013, lo que haya ocurrido más tarde. A 26 de abril de 2020, había 2.541 criptoactivos registrados, con una capitalización bursátil total de US$220,5 millardos16. Si bien esta cifra es cercana al PIB de países como Perú (US$228 millardos a diciembre de 2019), es poco menos del 1 % de la capitalización bursátil de la bolsa de Nueva York que para junio de 2018 era de US$28.528 millardos17. Esta diferencia de tamaño ha llevado a varios analistas a indicar que el mercado de criptoactivos aún no tiene un tamaño suficiente como para representar un riesgo para la estabilidad financiera global (Corbet et al., 2018; Financial Stability Board, 2018; Sauer, 2016).

Siguiendo a Feder et al. (2018), elegimos solamente los 75 criptoactivos con mayor capitalización bursátil en la fecha de corte, 24 de febrero de 2020, pues sus precios sufren menos de estrategias de manipulación como el pump & dump18. Estos criptoactivos suman una capitalización bursátil de US$214,8 millardos, equivalente al 97,4 % del total. Posteriormente filtramos la base de datos para excluir los tokens, lo que nos dejó con 44 criptomonedas con una capitalización bursátil de US$199,5 millardos, equivalente al 90,4 % del total. Dentro de estas criptomonedas se incluyen 20 referencias que no requieren un proceso de minería para su emisión y por lo tanto se excluyen de la base de datos. Esto nos deja con 24 criptomonedas que requieren de mineros para emitirse. Finalmente, eliminamos aquellas criptomonedas que no tienen un límite preestablecido en su oferta. Esto nos deja con 13 criptomonedas que se pueden minar y que tienen oferta limitada19. Esta base de datos final contiene una capitalización bursátil de US$175,1 millardos, equivalentes al 79,4 % de la capitalización bursátil total del mercado de criptoactivos. En la tabla 2 presentamos información básica acerca de los componentes de la base de datos.

TABLA 2. DESCRIPCIÓN DE LOS COMPONENTES DE LA BASE DE DATOS


Fuente: datos tomados de www.coinmarketcap.com a cierre del 24 de febrero de 2020.

De la construcción de la base de datos podemos identificar que este es un mercado altísimamente concentrado en unas pocas especies y que las COL representan el grueso de dicha capitalización. Esto se debe a que el bitcóin, principal COL en la base de datos y criptomoneda de mayor reconocimiento a escala global, representa el 63,4 % de la capitalización bursátil total del mercado de criptoactivos. Con esta base de datos crearemos un índice para evaluar el comportamiento de los precios de las criptomonedas a lo largo del tiempo. Idealmente, para construir dicho índice no se debe alterar el número de COL que lo componen, por lo que enfrentamos un trade-off entre tener una serie más larga o tener una serie más representativa del universo de COL.

El índice lo construiremos a partir del 24 de julio de 2016, fecha de la emisión del ethereum, pues al incluir las primeras seis criptomonedas de la tabla en la canasta se estaría cubriendo el 94,5 % del mercado de COL y el 75 % del mercado total de criptoactivos. Esto indica que el índice será representativo del objeto de estudio del presente capítulo. Además, en línea con la literatura financiera, el índice será construido como un promedio ponderado por capitalización bursátil de cada una de las criptomonedas. En la figura 2 presentamos la evolución del índice desde el 24 de julio de 2016 hasta el 24 de febrero de 2020, fecha en la que termina la base de datos.

FIGURA 2. EVOLUCIÓN DEL ÍNDICE DE CRIPTOMONEDAS ENTRE JULIO DE 2016 Y FEBRERO DE 2020


Fuente: información de www.coinmarketcap.com y cálculos del autor.

El índice de criptomonedas, con base 100 el día 24 de julio de 2016, llega a un valor máximo de 4.572 el 17 de diciembre de 2019. Es decir que un inversionista que hubiese invertido en la canasta el día de su creación habría multiplicado su riqueza por un factor de 45 en tan solo 513 días. Es precisamente este inmenso crecimiento en los precios lo que ha hecho que las criptomonedas sean de mucho interés no solo desde una perspectiva académica sino para inversionistas noveles y expertos por igual.

Para realizar un estudio más profundo de la serie realizaremos una comparación de los retornos diarios de las criptomonedas frente a una selección de monedas nacionales. En la figura 3 presentamos dos medidas de la evolución del índice de criptomonedas (CRY) en comparación con monedas nacionales entre las que se incluyen: euro (EUR), yen (JPY), libra esterlina (GBP), peso colombiano (COP), peso mexicano (MXP), peso chileno (CLP) y real brasilero (BRL). En el panel superior, para comparar rentabilidades, presentamos la media móvil de 60 días de la tasa de crecimiento diaria de las series. En el panel inferior, para comparar el nivel de riesgo, presentamos la desviación estándar móvil de 60 días de la tasa de crecimiento diaria de las series.

FIGURA 3. COMPORTAMIENTO DEL ÍNDICE DE CRIPTOMONEDAS FRENTE A MONEDAS NACIONALES


Fuente: datos de Bloomberg y www.coinmarketcap.com. Cálculos del autor.

Como se puede ver en la figura 3, la rentabilidad de las monedas nacionales es mucho más estable que la de las criptomonedas. Además, la volatilidad de las criptomonedas excede la de las monedas nacionales durante todo el período observado. Para evaluar si hay diferencias entre las monedas de países desarrollados y de países en desarrollo, construimos dos portafolios, uno con las monedas de la Unión Europea, Gran Bretaña y Japón y otro con las monedas de los países latinoamericanos20. Encontramos que las volatilidades anualizadas del primer y el segundo portafolio son 4,18 % y 8,92 %, respectivamente. La canasta de criptomonedas por su parte tiene una volatilidad anualizada de 70,42 %, 16,8 veces mayor que el portafolio de monedas de países desarrollados y 7,9 veces mayor que el portafolio de monedas de países latinoamericanos.

Aunque sería deseable caracterizar el mercado en términos de la cantidad de participantes y del tipo de transacciones que se realizan sobre cada una de estas criptomonedas, la información es escasa e incompleta. Esto se debe a la naturaleza anónima de las transacciones que no permite identificar usuarios sino billeteras digitales (wallets) y, aun así, no hay información para todas las especies de la base de datos21.

3.1 DETERMINANTES DE LOS PRECIOS DE LAS COL

Para concluir esta caracterización del mercado de las criptomonedas de oferta limitada, vale la pena resaltar lo que indica la literatura acerca de los determinantes de sus precios. Revisaremos estudios acerca de criptomonedas en general y del bitcóin en particular. El hecho de que el bitcóin represente el 79,9 % de la capitalización bursátil de las COL sugiere que los resultados serán extrapolables al universo de COL.

En primer lugar, dado que las criptomonedas tienen una oferta fija y carecen de utilidad como factor productivo o bien de consumo, lo único que puede alterar el precio de estas es un cambio en las expectativas de los agentes que aumente o reduzca la demanda (Arango et al., 2019). Por tanto, la psicología de los agentes juega un papel importante en la determinación de los precios y puede explicar, al menos en parte, su excesiva volatilidad. El tener que identificar las variables que más afectan la toma de decisiones individual y cómo aquellos forman sus expectativas presenta un reto para los investigadores, pues es difícil caracterizar así a los agentes del mercado, en particular cuando estos pertenecen a un grupo heterogéneo y geográficamente disperso. De hecho, esta podría ser la causa principal para que diversos estudios encuentren resultados contradictorios.

Por una parte, trabajos como los de Panagiotidis et al. (2018), Kjærland et al. (2018) o Bouoiyour y Selmi (2017) indican que la incertidumbre política en países desarrollados, los cambios en la regulación de las criptomonedas y los cambios drásticos en las expectativas de crecimiento económico de China parecen ser determinantes importantes de los precios del bitcóin.

Por otra parte, estudios como los de Ciaian et al. (2016), Liu y Tsyvinski (2018) y Sovbetov (2018) no encuentran que variables macroeconómicas como tasas de crecimiento, interés o inflación tengan efecto sobre el precio de las criptomonedas. En estos estudios también controlan por precios de commodities como el petróleo y de divisas nacionales, sin encontrar resultados estadísticamente significativos. Sí encuentran, en cambio, que hay componentes idiosincráticos como la autocorrelación de los retornos y el momentum de estos que pueden explicar el comportamiento de las tasas de crecimiento de criptomonedas como el bitcóin o el ethereum, los dos componentes más importantes de nuestra canasta de criptomonedas. En este mismo sentido, García et al. (2014) encuentran efectos de retroalimentación en los precios del bitcóin cuando los relaciona con las búsquedas acerca de criptomonedas y otros criptoactivos en buscadores y redes sociales.

4. EL CASO BITCÓIN (BTC): ¿ES UNA MONEDA?

Como se vio en la sección anterior, el bitcóin es la criptomoneda de mayor capitalización de todo el conjunto de criptoactivos (63,4 %). Además, es la primera criptomoneda presentada en dos documentos por su creador, Satoshi Nakamoto (2008, 2009) y negociada por primera vez en enero de 2009 (Ali, 2014a). Para obtener bitcoines, los mineros deben validar bloques de transacciones y subirlos a la cadena de bloques. Al comienzo, por cada bloque se pagaba al minero 50 bitcoines, y esa cifra se mantuvo para los primeros 210.000 bloques. La regla del algoritmo es que cada 210.000 bloques validados la compensación a los mineros por cada bloque se reduce a la mitad. Como el tiempo de validación de un bloque es de 10 minutos, el pago a los mineros se reduce a la mitad cada 4 años (Kuo Chuen, 2015). En la tabla 3 se presenta una proyección de la oferta total de bitcoines.

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