Correr con el alma es posible

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Templar el espíritu

La palabra atletismo proviene del vocablo griego athlon, que significa lucha, combate, fuerza. En el caso de maratón la lucha es contra uno mismo y los límites propios puesto que no se compite contra un rival. Como deportistas de alto rendimiento nos moviliza el deseo de superación, de vencer circunstancias, barreras, obstáculos y llegar a la meta. La adversidad hace templar el carácter, saca lo mejor de las personas y se resuelve en fortaleza. Es el propio guerrero interior porque el oponente no está frente a uno sino dentro de uno. Así: no sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción.

Cuando estoy detrás de la línea de largada de una carrera de ultra distancia y comienza el conteo regresivo: 5…4…3…2…1… miro a mis compañeros y me digo que estamos aquí porque tenemos confianza, porque nos sabemos fuertes, porque nada será fácil una vez largada la carrera. Horas corriendo kilómetros y kilómetros, con temperaturas extremas, con lluvia, con vientos, con nieve, con sol, en terrenos de montaña, de desierto, atravesando ríos… con el cuerpo cansado, cansadísimo, con ampollas en los pies y a veces con calambres. Es entonces cuando surge el guerrero interior y voy repitiendo una y otra vez: el cuerpo no siente nada, todo está en la mente, la mente puede ser conscientemente influenciada por la voluntad y la voluntad por el espíritu. Cuando decae la voluntad comienza el fracaso.

Si los cuerpos están conformados de manera similar ¿dónde reside la diferencia? Pues en el espíritu. La vida se expande o se contrae en proporción al coraje. Es la diferencia entre tener voluntad para realizar los sueños o tener solo deseos. Pues, la mente es todo, en lo que piensas te conviertes. (Gautama Buda)

Libertad consciente

Correr es un acto de libertad que me hace sentir feliz, pleno, conectado a mi ser. Encontré el despertar de mi vida en el camino señalado por Buda, ese príncipe que quinientos años antes de Cristo se sentó debajo de un árbol hasta encontrar la liberación. Logró liberarse del sufrimiento y nos legó cuatro verdades. El camino embarcado se llama Bodhisattva, término compuesto por Bodh: supremo conocimiento, iluminación; sattva: ser. Un ser iluminado lleva a un estado de paz, de gozo y de bienestar del alma. Me dije: por qué no tomarlo y comencé a transitarlo.

Liberar la mente de la cautividad egocéntrica, del querer –función de la mente- al sentir –función del corazón-. De la ignorancia a la sabiduría, de la bipolaridad de la mente a la unidad del amor, de Dios, de uno, de la energía universal indiferenciada.

La verdad hace libre y es necesario ir aprendiendo a morir en cada acto, es la única manera de encontrar la libertad consciente. Es un trabajo del alma. Ser libre es vivir el milagro de la vida, la aventura de lo imprevisto, el asombro.

El individuo atado al consumismo, creyendo calmar la ansiedad y la angustia existencial carece de luz interior y por ello no tiene paz, pero cree que satisfaciendo sus deseos logra esa paz. Pero inmediatamente surge otro y otro deseo de cosas, y las cosas no satisfacen la necesidad interior de luz. Como establece mi amigo Néstor Almagro, tomar conciencia es el primer paso para dar el salto cualitativo para encender la lámpara interior y compartirla. Salir de la zona de confort para disfrutar con el alma, un goce especial que surge del sentido trascendente de la vida.

La libertad consciente es un estado del alma humana que no sucumbe, no claudica, no se rinde ni en el cautiverio ni en la muerte. Está más allá de todo pensamiento, dogma o estructura porque ha dado el salto cuántico cualitativo, se aproxima a vivir en libertad, armonía, paz y amor. Ha trascendido todo condicionamiento, apego al dolor, sufrimiento, lucha o egoísmo. Da un carácter sagrado a la existencia, cambia la calidad de la conducta, el valor de las relaciones, la autoestima, jerarquiza al prójimo sin discriminación. Percibe el amor de una manera diferente, mira directo al alma de la gente, aprecia la vida. Vive cada minuto como el milagro de estar vivo y se maravilla de la existencia de todo el universo.

Albert Einstein sostenía que un ser humano es parte de un todo al que llamamos universo, una parte limitada en tiempo y espacio. Experimenta sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto, una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esa ilusión es para nosotros una especie de prisión que nos limita a nuestros deseos personales y al afecto por unas pocas personas que tenemos cerca. Nuestra tarea debe consistir en liberarnos de esa prisión ampliando nuestro círculo de compasión hasta llegar a abrazar todas las criaturas vivientes y a la totalidad de la naturaleza en su belleza. Nadie es capaz de lograrlo completamente, pero la búsqueda es un logro en sí misma, parte de la liberación y base de la seguridad interior.

La libertad consciente solo es posible a través de la experiencia, de la práctica, del ejemplo, sobre todo del hacer. Nadie es buen jinete porque solo habla de caballos.

La libertad es una aspiración máxima del ser humano, es la forma única de humanidad, por eso está en las canciones, en los himnos, en las constituciones, en los escudos, en las declaraciones. Pero es necesario romper los condicionamientos mentales para poder ejercerla realmente. Tanto condiciona al ser humano, que no hay humanidad sin libertad. Es más importante que el amor porque sin libertad no hay amor y sin amor no hay humildad y sin humildad no hay atención, pues sin atención no hay observación, la observación lleva a la comprensión y la comprensión a la comunión. Entonces la comunidad es posible. La libertad consciente está en la cima de toda condición.

Tao te ching

Tao significa camino, vía. Ching, libro sagrado. Un testamento espiritual dejado por Lao Tse. Estas enseñanzas milenarias fueron impartidas en forma verbal de maestro a discípulo para el pueblo de China porque sufrían, estaban continuamente en guerras, con la intención de dar un camino de alivio. Busca vivir en armonía con todos los seres vivientes porque todo tiene vida en el cosmos. También tomé las enseñanzas del taoísmo y las integré a las de Buda porque no se diferencian demasiado. Más bien son complementarias.

Yo quisiera transmitirles los cinco pasos del camino elegido, sin exactitudes, pues fueron transmitidos en forma oral porque en China no existía la escritura en esa época, al menos no estaba al alcance de las personas. Pues se interpreta de esta manera:

El movimiento es energía, es vida, es el correr. Todo lo que vive está en continuo movimiento: el agua es vapor, es nube, es lluvia. La semilla es planta, es flor, es fruto. Lo que cambian son las formas, de modo que no deben ser rígidas las formas porque la vida es un proceso y cada uno de nosotros es un proceso.

Ser flexible y suave como el pasto tierno, no duro como un árbol viejo. Ser fluido es ser como el agua que penetra en todos los poros, como un río manso que riega las orillas y no se detiene, ya sea que vea algo hermoso o algo malo, nunca se detiene, siempre sigue su curso. Así es la humildad, es la aceptación de lo que nos toca en el curso de la vida.

Ser conscientes con solo respirar. La vida debe vivirse a conciencia. La respiración es el sustento de la vida, con la primera respiración venimos al mundo y nos despedimos con la última. Ser conscientes es lo que nos diferencia de los animales. Si se está consciente de la respiración, no se está pensando en otra cosa. La meditación consiste en ser consciente de vivir cada minuto del presente. La mente debe dominar los deseos. Nadie hace sufrir tanto como la propia mente, y al mismo tiempo nadie puede dar más paz, gozo y bienestar que la propia mente. En lo más profundo del ser se encuentra esa serenidad que lleva a la armonía si se consigue traspasar la agitación de la superficie del pensamiento. La mente debe ser el alumno de cada uno, no el maestro.

Tierno y puro como un niño recién nacido que no está condicionado por la sociedad. Los niños disfrutan lo que hacen y no tiene ningún propósito. El niño juega porque le da placer, sin intereses y sin prejuicios. Hasta que le enseñan a tenerlo. El proceso educativo lo condiciona ya sea por parte de los padres, de las escuelas o de las iglesias. La educación no debiera ser como vasos para llenar sino fuegos para encender. No hay más cielo ni infierno que el que está dentro de uno. El mensaje de Cristo es de amor, jamás puede castigarte. Así la vida debe vivirse cada momento con un disfrute sin más propósito que dar alegría al espíritu.

Al final del camino haber logrado ser un hombre centrado en sus principios espirituales. Este camino eleva, centra, equilibra para llegar a ser un hombre sabio. Conectado al interior de uno mismo que se maravilla de la vida y de la magia de estar vivo.

En la sociedad occidental, llevar una vida espiritual elevada es muy difícil. Es difícil abstenerse del consumismo y sentir que no se necesita casi nada de lo que nos ofrecen porque en ninguna de todas esas cosas radica ni mi realización espiritual ni mi felicidad. Un día, caminando por el centro me encontré un amigo. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y entablamos un diálogo acerca de nuestras vidas. Le comenté lo que hago en mi diario vivir y cuando terminé me dijo: vos no sos normal. Le contesté: sí, en este mundo no soy normal, pero ¿sabés una cosa? soy muy feliz. Mi amigo no tuvo respuesta.

Me quedé pensando y pensé mucho. Y supe de mí mismo que yo soy una persona normal pero mis hábitos no son los que todos tienen. Es decir, mis comidas, mis entrenamientos, mis reflexiones, mi espiritualidad no condice con el consumismo y con el materialismo excesivo que se impone en esta sociedad. Yo no encuentro satisfacción en las cosas. Las cosas las necesito, pero no son el centro de mi vida. Pero me dije también que si vivo en Mendoza es por algo, que tengo una misión aquí. Y aquí me quedo. Porque cada copo de nieve cae en el lugar que tiene que caer. Mientras me aferro a la sabiduría del budismo y del taoísmo y a mis reflexiones diarias y al tai chi chuan. A mis entrenamientos diarios y a mis ultra maratones.

 

Yo siempre me identifiqué con estos principios y cuando los conocí supe que estaban hechos a mi medida. Tratar de vivir según ellos me llena de alegría. Pues según estas creencias y que yo comparto, no somos seres humanos con experiencia divina, somos seres divinos con experiencia humana. Es decir, todo ser humano es sagrado.

La búsqueda del tesoro.

El tesoro más valioso está muy cerca de cada uno de nosotros. Encontrarlo nos hace afortunados: cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente.

El cuerpo es el templo del alma y es necesario cuidarlo lo mejor que se pueda. En primer lugar, con alimentación saludable, no contaminados con químicos. Procurar alimentos orgánicos de alto valor energético: frutas, verduras, hortalizas frescas de la temporada y del lugar.

En cuanto a la mente, también es necesario cuidar y vigilar bien lo que entra. Procurar que los pensamientos sean positivos y como en un jardín, quitar las malezas. El universo no castiga, no bendice, no controla, el universo responde a las vibraciones que cada uno emite. Si se es feliz, si se piensa feliz, la felicidad viene, si se es negativo, la negatividad vuelve. Lo que enviamos al universo el universo nos devuelve como un eco.

La energía es movimiento de vida que nunca se detiene. Cuando esto sucede es como el agua estancada que se pudre. Entonces el cuerpo se enferma. Este concepto es la base de la medicina china. La acupuntura es el desbloqueo de la energía. Cuando el cuerpo se mueve fluye la vida, el oxígeno, y los órganos y músculos se masajean. Es necesario moverse para mantener el cuerpo sano. Si quieres que algo muera, déjalo quieto.

En esas tradicionales y antiquísimas culturas, saben que la longevidad se logra con tres actitudes básicas: cuerpo sano, pensamientos positivos y movimiento permanente.

El amor es la propia existencia porque estamos hechos de esencia amorosa. No se busca el amor porque lo tenemos en nosotros como persona amorosa que somos. El amor es la fuerza más poderosa del mundo, el amor no es ser bueno, sino ver lo bueno en todo. Vivir en el ser es servir al amor.

La felicidad es la conquista de un viaje interior y se encuentra cuando no se busca. La felicidad es simple, lo difícil es ser simple.

La armonía es equilibrio, es percibir la eternidad del presente dejando atrás las oscilaciones egocéntricas entre la ansiedad del futuro y las angustias del pasado. Armonía se logra viviendo el aquí y ahora sin temor, en paz. La energía interior vital, que es invisible, fluye y sale a la superficie si se logra armonía, y entonces simplemente aparece la felicidad.

El tesoro está al alcance de la mano, dentro de cada uno.

Alimentación consciente.

Decidí empezar en el camino del naturismo, no por enfermedad ni otros problemas, fue una decisión personal. Me sentía muy bien físicamente, pero quería estar mejor, con más energía, más vitalidad, ligero, limpio de mente y mantenerme sano. Porque comprendí que sin alimentos sanos no existe salud posible. Cuando hay salud y paz interior, se manifiesta el talento.

Este cambio de alimentación me significó el comienzo de una nueva vida, más rica y plena, con más salud y energía. Me permitió alcanzar rendimientos máximos en el deporte hasta la más avanzada edad. Sentí alegría de vivir.

A mi entender, se trata de estar atento a lo que se come. Se llama alimentación consciente. El cuerpo dice, pide, dictamina lo que se debe comer. La mente dice lo que quiere comer y ahí radica la diferencia: si haces caso al cuerpo o a la mente. El cuerpo dice cuánto, cuándo. Si tienes hambre o no. Y cuando algo cae indigesto o el cuerpo se siente mal, no se trata de tomar digestivos, se trata de escuchar: el cuerpo rechaza aquello que no debe ingerirse. Entonces hay que escucharlo. En cambio, la mente continuamente quiere, quiere y quiere. Pide todo lo que no se debe comer: salado, dulce, graso y en cantidad. Entonces viene la obesidad y sus consecuentes enfermedades. La mente tiene dependencias, apegos, condicionamientos y es adictiva. A cada rato está pidiendo comida, ropa, cosas. El único freno a la mente es la conciencia. Si la persona no es consciente de lo que debe, la mente maneja y a través de ella, intereses que solo quieren lucrar con la salud. La propaganda y los comerciales de todo tipo han estudiado muy bien cómo manejar la mente, y lo hacen todo el tiempo. Es el efecto del marketing. Llenan a las personas de necesidades superfluas e innecesarias a través del mensaje subliminal. Así tenemos una sociedad enferma y una economía próspera . Para alimentarse en forma saludable, cada uno busca en forma instintiva, lo que el cuerpo necesita y la naturaleza lo brinda. Pero es necesario tener una conciencia muy clara sobre esto.

El otro aspecto importante es evitar el ambiente hostil porque entonces seguro que la comida caerá mal. Sin televisión ni noticias tóxicas, sin celulares a la mesa, sin discusiones. Los problemas deben tratarse fuera de la hora de la comida. Buscar temas amigables, tranquilos y en armonías. Sin sonidos altos ni molestos. Sin apuro. Poca cantidad, es sano levantarse de la mesa con algo de hambre. No es bueno nunca el exceso de comida. Es recomendable un buen desayuno, una comida abundante al mediodía, y cenar muy poco. No es bueno ir a la cama con el estómago lleno porque al dormir no se gastan energías y se acumulan transformándose en grasa. Es decir: desayunar como un príncipe, almorzar como un rey y cenar como un mendigo.

No es mi intención darles recetas ni indicar a nadie qué debe o no comer. Solo quiero testimoniar que mi experiencia con el naturismo es que he llegado a los 70 años con excelente salud y con mucha energía y vitalidad, lo que me permite pensar en nuevos proyectos. No he padecido enfermedad alguna y no tomo ningún medicamento, salvo analgésicos o antiinflamatorios luego de largas carreras por esguince o torceduras.

Para resumir, es necesario ser conscientes de lo que comemos. Prestar mucha atención a la hora de elegir los alimentos procurando que sea comida sana, de altos valores nutritivos, energéticos, en lo posible orgánicos (sin químicos ni aditivos), frescos, de la temporada y propios del lugar. Por el contrario, evitar las comidas procesadas, aditivos minerales sintéticos, edulcorantes, transgénicos, densos en calorías y con exceso de azúcar o sal, así como las grasas. Todos ellos son nocivos para la salud. Las legumbres y cereales que consumo son integrales, sin refinar, pues este proceso le quita nutrientes que se encuentran en las cáscaras. Recomiendo no consumir harinas, arroz y azúcar, pan ni pastas. En mi alacena no hay productos envasados, procesados ni refinados.

Suelo hacer una relación útil para comprender: si tienes un auto de alta gama, pero le echas un combustible de mala calidad, éste no responderá en toda su potencia. Si tienes un buen auto, buscas el mejor combustible. Igual pasa con el organismo: si tienes muy buena salud, busca cuidarla y mantenerla con buen alimento, pueslas enfermedades son el resultado de transgredir las leyes naturales. Tener un organismo libre de toxinas nos proporciona una vida llena de salud y fuerza. Nos facilita los buenos resultados y una vida de alegría y actividad.

En mi diario vivir consumo frutas, verduras, legumbres, semillas, alimentos frescos. Laben que yo preparo con cultivo madre. Bebo tisanas, infusiones, mate, té. Todo natural y sin azúcar. Pan integral hecho con harinas de trigo, amaranto y una mezcla de semillas, dulces caseros. También, para darme energías, y sobre todo antes de entrenar consumo nueces, almendras, pasas de uvas, frutos secos porque tienen gran aporte de vitaminas y grasas saludables, así como minerales. Durante el entrenamiento bebo agua de los bebederos y evito las botellas de agua mineral, porque el plástico, a partir de los 40º contamina el agua, es necesario tener esta información. El agua de los bebederos es corriente, es decir, corre, no está estancada en una botella, y por lo tanto tiene más energía y más oxígeno, es más saludable… y es gratis. Jamás tomo energizantes ni bebidas gaseosas. Luego del entrenamiento, como una buena cantidad de frutas. Las frutas son una fuente inagotable de salud. Uso sal del Himalaya o sal marina para reponer las sales que el organismo ha perdido porque son ricas en sulfato de calcio, potasio, hierro y magnesio. También consumo miel, que es un azúcar natural que aporta hidratos de carbono y glucosa.

Yo preparo mi comida y lo hago con amor, con gusto de hacerlas. Eso le da una energía adicional por el cariño y la creatividad puesta en las manos. La comida casera es más saludable y además es mucho más económica, además del ahorro en medicinas. Tengamos en cuenta el siguiente principio: nuestro alimento proviene de una planta, no de una planta industrial. Tenemos que ser conscientes, insisto, y cuidadosos cuando escogemos los alimentos.

Optar por ser vegetariano naturista es una elección de vida sana, segura. Es tener soberanía sobre nuestros alimentos. No se trata de seguir una dieta o un régimen de comidas para adelgazar o para aliviar enfermedades. Es un estilo de vida, es un cambio de hábitos para mantenerse sano y lleno de energías. Es una valoración de la salud por sobre todas las cosas, una conciencia de valorar que todo lo que se pierde se puede recuperar, menos la salud, y sin salud, la vida es muy penosa.

Ser más que pertenecer

La vida es tan corta que solo tengo tiempo para vivirla intensamente, disfrutar y ser feliz. Esto pasó por mi mente cuando cumplí 50 años. Me prometí a mí mismo ser lo que mi persona es. Alimentar mi alma, enriquecer mi espíritu con esa fuerza interior que nada la detiene. Esta firme decisión me llevó a cambiar mi vida, no solo quiero que me recuerden como odontólogo, también quiero dejar algo más trascendente. Quise ser capaz de vencer límites que impone el medio en que vivimos, vencer los no, responder por el sí. El mundo deportivo, el de maratón específicamente se abrió ante mí.

Además del deporte, me llena de satisfacción pintar. Decidí entonces tomar cursos de dibujo y pintura para aprender técnicas que no sabía y el arte complementa mis necesidades espirituales. Pinto todas las semanas y mis cuadros son otro diploma de logros. Me pasó lo mismo que con el deporte, nunca había pintado, pero siempre llevaba en mí la inclinación a hacerlo. Pero empecé, y como todo en la vida, hay que empezar despacio para llegar lejos. Me permitió sentirme identificado con ese yo que siempre quise ser, creando, disfrutando lo que hago, seguir experimentando.

Luego tomé clases en la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Cuyo como alumno libre. A mí solo me interesa aprender. Fue toda una experiencia porque yo soy treinta años mayor que los otros alumnos, y provengo de otro medio como es la odontología, que poco se espeja en el arte. Pero fui flexible y me adapté, me integré bien y fue un intercambio enriquecedor para todos.

Decidí pintar al óleo y el estilo hiperrealismo: figuras humanas, rostros y algún que otro paisaje. A pesar de que lo disfruto, pintar me tensiona, me pone mal y no sé si es un defecto o parte de mi personalidad, pero soy demasiado exigente y perfeccionista y casi nunca estoy totalmente conforme con el resultado, siempre encuentro que algún detalle no está del todo bien.

He realizado más de cuarenta obras en óleo sobre tela, he plasmado vivencias, rostros de personajes, momentos inolvidables vividos y experimentados durante las carreras y que gravé en mis retinas.

Como he corrido en el desierto de Sahara, he dormido en una carpa con los beduinos en medio de las arenas y con todas las estrellas sobre mí, los genes árabes que llevo despertaron y danzaron. La música y el baile árabe que escuché de muy niño y que llevaba dormidos en mi corazón se hicieron presentes. De regreso a Mendoza comencé a tomar clases de baile y música árabe. Otro desafío a mis 50. Comencé con el folklore árabe, el dabke, el derbake, la música de percusión. Sin darme cuenta ya estaba bailando. Finalmente me di el gusto de participar de una presentación en el Teatro Independencia, el más importante de Mendoza. Pude seguir una coreografía y experimenté los aplausos del público. Me sentí muy feliz, y pensándolo bien, es por la única razón que lo hago, porque me pone muy feliz.

 

Aprendo a tocar derbake, un instrumento musical de percusión. Me gusta la conexión cósmica que siento al ejecutar sus ritmos: los agudos elevan, contactan con el cielo, los graves contactan con la tierra y ése es el mensaje de este sonar que proviene de tiempos ancestrales. Siento tanto gusto la relación con este instrumento que no quisiera jamás dejar de tocarlo.

Dos experiencias relacionadas con la música me marcaron con huellas profundas. La primera hace más de diez años en la maratón de Sables que exigió 250 km en el desierto de Sahara –que ya mencioné- en autosuficiencia con más de 50º de temperatura. Finalizaba el tercer día de competencia y terminábamos la etapa más larga, de 80 km. Al llegar a las jaimas (tiendas de campaña), el director, el francés Patrick Bauer, nos anunció una sorpresa para esa noche, como para compensar el esfuerzo realizado. El tercer día de competencia siempre es difícil porque el cuerpo se agota, duele, se sienten las ampollas en los pies, se pierden kilos, se arriesga deshidratación y cuesta saber cómo se van a enfrentar los dos días que faltan. Así que una sorpresa que compense es muy importante para levantar el ánimo y las energías.

Fue maravilloso, toda mi vida agradeceré a Patrick Bauer el gesto para con nosotros: estábamos todos los corredores tirados en la arena, contemplando la infinita bóveda estelar en la noche con tantas estrellas brillando, sintiéndolas tan cerca que nadie se atrevía a hablar para no romper el encantamiento. La noche tibia, acunados por las arenas inmensas del desierto, con todas las estrellas sobre nosotros titilando bellamente. De repente se iluminó una de las dunas y apareció un escenario, sobre él, la Orquesta Sinfónica de Francia y una cantante lírica japonesa. Comenzó a sonar la música y el aleluya invadió el espacio y el alma. Con la piel encrespada y lágrimas en los ojos, sentimos elevarnos en un momento sublime que jamás se ha repetido. Supe que la música puede elevar el espíritu a dimensiones sagradas.

Creo que me cambió para siempre porque el Ramón que volvió era muy distinto al que fue. Los kilómetros que faltaban no se sintieron ni importaban, estábamos con el espíritu elevado y nada nos podía vencer.

Una segunda experiencia la viví en la maratón en los Alpes franceses: cien kilómetros sin paradas (modalidad non stop) en el Mont Blanc. Horas previas a la competencia se descargó una tormenta de viento y nieve que hizo descender la temperatura a -10º, pero esa carrera no se suspende por mal tiempo. Éramos unos 1000 corredores listos en la línea de largada, muertos de frío y de dudas. Repentinamente por los amplificadores comienza a escucharse Vangelis, y su obra “Conquista del paraíso”. Y todo cambió. Nos sentimos con fuerzas, optimistas, seguros de resistir porque no hay tormenta ni frío que nos detenga. Después de veintidós horas de correr, cruzaba yo la línea de finisher (finalista). Toda la vida agradecido a Vangelis y su bella música, así como a los organizadores por el obsequio.

En mi escala de valores ocupa el primer lugar el atletismo y esa actividad requiere dedicación, entrenamientos, descanso, alimentación adecuada. Ese tiempo es muy valioso y no lo negocio por nada del mundo por una razón muy clara: sin buen estado, sin buen entrenamiento, sin poner el cuerpo y la mente a punto es imposible lograr los ultra maratones, que son mi felicidad. Si no se está en condiciones, solo se sufren y se pone la vida en riesgo, por eso me tomo muy en serio cada una de las actividades que mi cuerpo y mi mente requieren para esta actividad deportiva que no es nada sencilla. Para lograrla necesito buena alimentación, buen ejercicio y buen descanso. Eso requiere dejar de lado actividades sociales que son comunes a casi todas las personas de esta sociedad, pero lo hago con gusto.

Además del atletismo, siento gozo y felicidad cuando pinto, cuando bailo, cuando aprendo música. He decidido dejar todo de mí de la mejor manera posible a aquello que quiero hacer. El objetivo de la vida es ser feliz, pero eso también requiere de esfuerzos.