El ABC de la iluminación

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Asombro

Deja que la vida penetre en ti; hazte más abierto y vulnerable: siente y experimenta más. Por todas partes hay pequeñas cosas repletas de maravillas. Fíjate en un niño; llévalo al parque y quédate observándolo. Así debes ser tú también: tan asombroso y tan lleno de asombro; corriendo tras aquella mariposa o a recoger una flor; jugando con el barro, revolcándose en la arena… el niño está imbuido de divinidad.

Si vives en el asombro serás capaz de celebrar. No vivas en el conocimiento; vive en el asombro. No sabes nada. La vida es sorprendente: vayas adonde vayas, es una continua sorpresa. Vívela como una sorpresa; como un fenómeno imprevisible en que cada momento es nuevo. ¡Inténtalo!, ¡dale una oportunidad! No perderás nada con ello y puedes ganarlo todo.

Ateísmo

Siempre me gusta contar esta pequeña historia:

Un gran ateo escribió con letras mayúsculas en la pared de la sala de estar: «GOD IS NOWHERE» (DIOS NO ESTÁ EN NINGUNA PARTE). Por descontado, todo aquel que iba a visitarle no tenía más remedio que leerlo, pues las letras eran muy grandes y le quedaban justo delante de los ojos.

Tuvo su primer hijo y, un día estaba jugando con él. El niño estaba aprendiendo a leer despacito, de modo que se puso a leer la frase de la pared. Tenía que leer «God is nowhere», pero “nowhere” era una palabra muy larga y el niño no conseguía leerla de un tirón. Así que la partió en dos y leyó: «GOD IS NOW HERE» (DIOS ESTÁ AQUÍ Y AHORA): la palabra “nowhere” dividida en dos partes.

Por vez primera, el padre miró la frase y exclamó: «¡Dios mío! Este niño me ha despertado la conciencia. Ya no podré leer nunca más la frase de un tirón; siempre recordaré “aquí y ahora”».

Fue un momento de transformación para el ateo. Por primera vez, pensó: “¿Sé a ciencia cierta que Dios no está en ninguna parte? ¿Acaso he explorado la totalidad del universo? ¿He explorado mi ser interior?”.

Tan ciegos están los teístas como los ateos; ambos son creyentes. El único que está en lo cierto es el agnóstico, que no es teísta ni ateo; simplemente busca la verdad. No tiene sistema de creencias ni prejuicios, ni ideología preestablecida.

Yo no veo mucha diferencia entre el ateísmo de un comunista y el teísmo del Vaticano. El teísmo del Vaticano se basa en la fe. Das Kapital es la Biblia para el comunista, y como Marx afirma que dios no existe, eso se convierte en dogma para cualquier niño de un país comunista. En la India, todos los niños creen en la existencia de Dios. Ambas son creencias: una es positiva y la otra negativa; pero creencias al fin y al cabo. Ni los comunistas saben ni el Vaticano tampoco.

Los que saben, afirman que es imposible decir nada acerca de la realidad última; no puede traducirse en palabras. Sigue siendo un misterio que puedes penetrar, pero del que no puedes decir nada. Puedes disfrutarlo, recrearte con él e incluso bailarlo; pero el lenguaje es demasiado limitado.

Ésa es la verdadera carencia de la filosofía: no puede expresar la experiencia suprema de los meditadores.

Sólo el agnóstico puede ser un meditador. Renuncia a cualquier programación sin importarle si proviene de los teístas o los ateos. Hay que dejar a un lado toda programación, la totalidad de la mente, y penetrar en el espacio de la no-mente.

En la no-mente no existe el tiempo, sólo el momento presente y un profundo silencio, y una gran claridad, y tú eres un ser luminoso aquí y ahora.

Atención

Todo el mundo habla de su sufrimiento. ¿Por qué se pone tanto énfasis en ello? ¿Por qué se le dedica tanta atención? Recuerda una de las leyes: todo aquello a lo que se dispensa mucha atención, crece. La atención es alimento: cuanta más atención dedicas a algo, más crece.

Actualmente los biólogos dicen que un niño crece más si es querido, porque a través del amor recibe mayor atención. Hasta una planta crece más si el jardinero le presta atención. Si la descuida; aunque le proporcione de todo: suelo adecuado, fertilizantes, riego y luz solar, de todo excepto una atención consciente, tarda más en crecer. Se trata de un hecho científico, observado y comprobado. Si quieres a una planta y le dedicas mucha atención, si le hablas y le dices de vez en cuando «te quiero», crece más deprisa.

La atención es una vitamina, lo más importante de la existencia. Si nadie te quiere, empiezas a marchitarte. Si nadie te presta atención, la muerte se instala en ti; sientes deseos de morir. Si alguien te presta atención, te hace revivir. La atención es vida: impulso vital.

Si nadie te quiere, acabarás suicidándote, pues eres incapaz de quererte a ti mismo. Si fueses capaz de quererte a ti mismo, si fueses capaz de prestarte atención a ti mismo, no necesitarías la atención de nadie más. Un buda puede vivir solo en este mundo, pero tú no. Si estuvieses solo, te suicidarías inmediatamente. Dirías: «¿Para qué? ¿Por qué he de vivir? ¿Quién va a quererme? ¿A quién querré yo?».

Las mismas leyes también se aplican interiormente; psicológicamente. Si concedes mucha atención al sufrimiento, le estás ayudando a crecer, y si prestas mucha atención a la felicidad, contribuyes a que aumente.

No te conviertas en tu propio enemigo. Si te encuentras inmerso en el sufrimiento es debido a que has prestado atención a cosas equivocadas. Desvía tu atención. Con que recuerdes un solo momento de felicidad es suficiente; dispénsale atención y aumentará. La semilla crecerá y se convertirá en un gran árbol.

Autenticidad

Ser auténtico significa mantenerte fiel a tu propio Yo. Ahora bien, ¿cómo te mantienes fiel? Has de tener en cuenta tres cosas. La primera es no escuchar nunca lo que otros digan que has de ser, sino escuchar en todo momento tu voz interior; lo que a ti te gustaría ser. De lo contrario malgastarás toda tu vida.

No lo olvides: sé fiel a tu voz interior. Si te conduce al peligro, afróntalo; pero mantente fiel a tu voz interior. De ese modo puede llegar un día en que alcances un estado que te permita bailar de satisfacción interior. Mantente alerta, lo primero es tu yo, y no permitas que los demás te manipulen ni te controlen. Y son muchos: todo el mundo está dispuesto a controlarte, a cambiarte y a indicarte una dirección que tú no has pedido; todo el mundo quiere proporcionarte una guía para tu vida. La guía está en tu interior; nadie más que tú tiene el plano original.

Ser auténtico significa ser fiel a uno mismo. Se trata de un fenómeno sumamente peligroso; pocas personas pueden hacerlo. Pero cuando la gente lo hace, triunfa; no te puedes imaginar la belleza, la elegancia y la simpatía que se pueden alcanzar. La razón por la que todo el mundo parece tan frustrado es que nadie ha escuchado su propia voz interior.

Escucha siempre tu voz interior y haz oídos sordos a todo lo demás. A tu alrededor hay mil y una tentaciones, pues mucha gente va pregonando su mercancía. El mundo es un supermercado en el que todo el mundo está interesado en venderte lo suyo. Todo el mundo es un vendedor, pero si atiendes a demasiados vendedores acabarás loco. No escuches a nadie, simplemente cierra los ojos y escucha tu voz interior. Eso es al fin y al cabo la meditación: escuchar la voz interior. Es lo principal.

Avaricia

Ser avaro es vivir en la miseria, pues la persona que no es capaz de dar, tampoco lo es de recibir. La persona que no es capaz de dar, se cierra; tiene miedo a dar. Tiene que ser muy precavido y mantener las puertas y las ventanas cerradas, herméticamente cerradas, para que nada se le escape. Pero esas puertas son las mismas por las que entran las cosas. Si mantienes las puertas cerradas, no podrán afectarte ni el viento ni los rayos del sol; pero tampoco podrás ver las estrellas ni las flores, y su fragancia no impregnará tu yo. El avaro está destinado a vivir en la miseria; está aislado. Vive desterrado; desarraigado como un árbol sin raíces. Su vida no es más que un lento progreso hacia la muerte; no sabe nada de la abundancia de la vida.

Ayer

Ayer ya no existe; sólo existe hoy, e incluso hoy ya ha pasado. Sólo existe este momento.

Ayer me escuchaste; lo dejamos resuelto. Ayer ya no existe, pero la mente lo lleva consigo. Si realmente me escuchaste ayer, no puedes llevarlo contigo, pues si lo llevas contigo, ¿cómo podrás escucharme hoy? El humo del ayer será una molestia: estará el humo y me escucharás a través del ayer y te perderás. Hay que olvidarse del ayer para poder estar aquí y ahora.

Cargar con el pasado causa problemas. El problema no es lo que dije ayer o lo que digo hoy, el problema es que por cargar con los ayeres te pierdes el hoy.

No hay pasado ni futuro; sólo existe este momento.

Belleza

La belleza es propia de la naturaleza; nunca es civilizada. En cuanto la civilizas se vuelve fea. No hay manera de civilizar a la belleza. La belleza ha de ser intrínsecamente natural, pues es parte integrante de la naturaleza. Es natural; no puede educarse. Por eso los árboles, las bestias y los pájaros son bellos. Es imposible encontrar un pájaro o un ciervo que sean feos. La naturaleza es bella espontáneamente.

El hombre es el único que es feo, y el dilema se plantea porque el hombre es el único que trata de ser bello. El propio esfuerzo por volverse bello trae consigo la fealdad. La idea misma de ser bello demuestra que has admitido que eres feo; supone tu propia condena. Una cosa es cierta: la persona que trata de ser bella ha admitido su inferioridad, su fealdad y su vileza, ya que trata de ocultarlas, disimularlas o mejorarlas. El hombre es el único animal que se esfuerza por ser bello, y el único que es feo.

 

Así pues, lo primero que hay que tener presente en la vida es que cuanto más próximo estés a la naturaleza –a su aspecto salvaje, como el océano salvaje, las montañas salvajes o la jungla salvaje–, más bello eres. En la belleza hay alegría y de ella surge el amor, la expresión y la creatividad.

Sólo una persona bella puede ser creativa, porque se acepta a sí misma. Está tan contenta y agradecida de ser quien es, que de su alegría, su gratitud y su aceptación brota naturalmente la creatividad. Puede que le apetezca pintar un retrato, crear música, hacer el mundo un poco mejor o contribuir al desarrollo de los seres humanos; pero le gustaría hacer algo por lo mucho que la existencia ha hecho por ella. La creatividad sólo surge del agradecimiento: la verdadera fuente de la creatividad.

Ahora bien, eso sólo es posible si te aceptas a ti mismo; si no tratas de ocultarte tras una máscara, de pergeñarte un camuflaje o de crearte una personalidad y permites que tu esencia se pronuncie.

Los animales no tienen personalidad –no me estoy refiriendo a los animales domésticos, que tienen un principio de personalidad–. Ningún perro salvaje tiene personalidad, sino esencia; pero una vez domesticado, empieza a ser político y se vuelve diplomático. Deja de ser un individuo y empieza a ser una persona: finge. Le pegas y sigue moviendo la cola en señal de alabanza –eso es personalidad–. Le gustaría hacerte pedazos, pero sabe que eres el jefe y conoce sus limitaciones. Sabe que pronto será la hora de la cena y se verá en un aprieto; le pegarán y le castigarán. Es consciente de su desamparo y por eso se crea una persona: una máscara. Se vuelve falso y empieza a fingir; se civiliza y se vuelve educado… y pierde la belleza. La belleza está asociada a la naturaleza y a la inmensidad. El océano es natural e inmenso; no puedes ver la otra orilla. Nunca puedes ver la otra orilla de la belleza. Puedes sentirla, pero no asirla; no puedes sujetarla entre tus manos. Puedes vivirla, gozarla y zambullirte en ella, pero jamás serás capaz de comprenderla, pues es insondable e inconmensurable.

La belleza es oceánica: inmensa; tremendamente extensa. La belleza, como el océano, tiene profundidad. La persona civilizada vive en la superficie: es un nadador, no un buceador. Sabe desenvolverse muy bien en la circunferencia, con la que está muy familiarizado, con sus costumbres, sus maneras, su etiqueta y todo eso. Justo debajo tiene un inmenso abismo, pero él permanece indiferente.

La belleza tiene que ver con la profundidad: cuanto más profundo te vuelves, más bello eres. La belleza, por tanto, no es de este mundo, pues la profundidad es la dimensión de lo divino. Cuanto más profundices, más cosas irán brotando de tu núcleo más secreto. La belleza no es un maquillaje sino un manantial. El maquillaje está en la superficie; la belleza, en las profundidades.

Benefactores

Los llamados funcionarios públicos han sido las personas más maliciosas del mundo; han provocado más sufrimiento que nadie. Si consiguiéramos librarnos de todos los funcionarios públicos, la humanidad estaría en mucho mejor situación; pero esos benefactores no dejarán tranquila a la humanidad. ¿Y qué consiguen con ello? Sólo consiguen una cosa: como son desgraciados y quieren olvidarse de ello, la mejor manera es ponerse a pensar en las desgracias de los demás; eso les proporciona una huida de su propio entorno miserable. Cuando estás muy preocupado por los problemas de los demás, tus propios problemas quedan naturalmente eclipsados.

Es un hecho muy conocido que lo que tratan de evitar las personas que se interesan en el psicoanálisis y las que se hacen psicoterapeutas son sus propios problemas psicológicos. Tienen miedo de afrontarlos, y el camino más fácil es concentrarse en los problemas de los demás. Cuando estás rodeado de problemas ajenos, que son tantos y más grandes que los propios, empiezas a olvidarte naturalmente de los tuyos. No te queda tiempo para pensar en ti mismo.

Beso

El beso es simbólico; simboliza cualquier encuentro entre el yin y el yang, entre lo masculino y lo femenino, entre Shiva y Shakti. Si das la mano a una mujer, es un beso, pues las manos se besan entre ellas; si tocas sus labios con los tuyos, es un beso; la unión de los genitales también es un beso. Por eso, en el Tantra, el beso simboliza todo encuentro entre opuestos. A veces se puede besar con sólo mirarse. Si tus ojos se encuentran y entran en contacto, es un beso, pues se ha producido el encuentro.

Biblias

¿Quién lee esas Biblias o esos Vedas? Sólo los viejos que se aproximan a la muerte y temen, tal vez, que pueda existir un Dios. Puede que se encuentren con Dios y si les hace alguna pregunta, que por descontado las hará, más vale que tengan hechos los deberes. Para mayor seguridad, estudia el libro sagrado; lee un poco de aquí y de allá. Como Dios te encuentre, te haga una pregunta y no sepas responderla, seguramente tendrás problemas.

Bien

Quédate en silencio y se hará el bien. El bien sigue al silencio como tu sombra a ti. Y no hay manera de hacer el bien si no estás en silencio. Aunque trates de hacer el bien, si no estás en silencio saldrá todo mal. Por eso los llamados benefactores no paran de hacer mil y una maldades en el mundo. Vuestros llamados benefactores son la gente más maliciosa, pero hacen el bien en tu lugar. Lo hacen por su bien, pero ni siquiera puedes librarte de ellos.

Bocado de Adán

Esta glándula de la garganta recibe ese nombre porque Adán se comió la manzana pero no pudo engullirla, se le quedó atascada en la garganta porque tenía sentimientos encontrados: una parte de él quería comérsela y explorar, y la otra parte estaba asustada. Se la comió, por tanto, sumido en un conflicto. De modo que no crees más bocados de Adán; ¡nunca! Haz las cosas totalmente de tal manera que puedas engullirlas y digerirlas.

Buscar

Hay que trabajar en uno mismo, pero sólo de manera negativa. Uno no puede trabajar en sí mismo de manera positiva, pues no se trata de crear algo, sino de descubrir algo que ya está ahí.

Cuando pintas es un acto positivo –estás creando la pintura–; pero cuando cavas un pozo es un acto negativo. El agua ya está ahí; no tienes más que eliminar algunas capas de tierra, rocas y piedras. Una vez eliminadas tienes el agua a tu disposición. El agua está ahí y tú estás ahí, pero entre los dos hay una barrera que debe ser eliminada. Eso es lo que quiero decir con trabajo negativo.

El hombre ya tiene todo lo que anda buscando. La verdad está ahí, la felicidad está ahí y el amor está ahí; en una palabra: Dios está ahí. Dios no es una persona, sino la totalidad de los valores que están más allá de la mente. Pero la mente es la barrera, de modo que has de cavar un pozo. Tienes que eliminar varias capas de pensamientos, recuerdos, deseos, fantasías y sueños. En el momento en que abres en la mente una puerta hacia el más allá, todo lo que siempre habías deseado se pone a tu alcance.

Cuando Gautama Buda alcanzó la iluminación, sonrió, y sin dirigirse a nadie en particular, dijo para sí: «¡Es ridículo! Lo he estado buscando durante miles de vidas y estaba adormecido en lo más profundo de mí mismo!».

Lo buscado está en el buscador. Por eso las Upanishads dicen que el método de investigación es neti neti. Neti neti significa “ni esto ni eso”; es un proceso de eliminación. Vas negando y eliminando hasta que finalmente, cuando ya no queda nada que eliminar ni que negar, cuando te has vaciado del todo, lo encuentras.

Búsqueda

La vida es una búsqueda y no una pregunta; un misterio y no un problema, y la diferencia es inmensa. El problema ha de ser resuelto, puede ser resuelto y debe ser resuelto; pero el misterio es insoluble: ha de ser vivido y experimentado. La pregunta, una vez resuelta, desaparece; para descubrir un misterio tienes que disolverte en él. El misterio permanece, el que desaparece eres tú. Es un fenómeno completamente diferente. En filosofía el problema desaparece, pero tú permaneces; en religión, el misterio permanece y tú desapareces: te evaporas.

El ego está muy interesado en las preguntas y tiene mucho miedo al misterio. Las preguntas surgen del ego, que juega con ellas y trata de encontrar las respuestas; pero cada respuesta genera a su vez más preguntas. Es un proceso interminable; por eso la filosofía no ha llegado a ninguna conclusión.

Las preguntas son alimento para la mente.

Cálculo

La vida se puede vivir de dos maneras: como cálculo o como poesía. El ser interior del hombre tiene dos facetas: la calculadora, que produce la ciencia, los negocios o la política, y la no calculadora, que produce la poesía, la escultura o la música. Ambas facetas se mantienen incomunicadas y llevan existencias separadas, por eso el hombre está enormemente depauperado e innecesariamente desequilibrado; hay que tender puentes.

En lenguaje científico se dice que el hombre tiene dos hemisferios. El hemisferio izquierdo calcula, es matemático y prosaico, mientras que el derecho es poesía, amor y canción. Un lado es lógica; el otro, amor; un lado es silogismo; el otro, canción, pero en realidad no están comunicados, de ahí que el hombre viva en cierto modo escindido.

Todo el esfuerzo por mi parte va encaminado a tender puentes entre esos dos hemisferios. El hombre ha de ser tan científico como pueda por lo que se refiere al mundo objetivo, y tan musical como pueda en lo que atañe al mundo de las relaciones.

Hay dos mundos fuera de ti. Uno es el mundo de los objetos: la casa, el dinero, los muebles; y el otro es el mundo de las personas: la mujer, el marido, la madre, los niños, los amigos. Con los objetos, sé científico; pero nunca con las personas. Si eres científico con las personas, las reduces a objetos, y eso es uno de los peores crímenes que puedas cometer. Si tratas a tu mujer como un simple objeto, como un objeto sexual, te estarás comportando de manera muy deplorable. Si tratas a tu marido como un mero soporte financiero, como un medio de subsistencia, será una inmoralidad y, por consiguiente, la relación será inmoral; será prostitución, pura y simple prostitución.

No trates a las personas como medios, pues son fines en sí mismas. Relaciónate con ellas con amor y respeto. No las poseas nunca ni te dejes poseer por ellas. No dependas de ellas y no vuelvas dependientes a las que están a tu alrededor. No generes ningún tipo de dependencia; sigue siendo independiente y deja que los demás lo sean.

Eso es música; es la dimensión que denomino la dimensión musical. Si logras ser todo lo científico posible con los objetos, tu vida será rica, incluso opulenta; pero si consigues ser todo lo musical posible, tu vida tendrá belleza. Hay, además, una tercera dimensión que está más allá de la mente. Las dos anteriores son propias de la mente: la científica y la artística; la tercera, que es invisible, es la dimensión de la no-mente y es propia de la mística. Ésa es accesible a través de la meditación.