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Recorriendo el Museo Histórico de Gendarmería Nacional

El Museo de la Gendarmería Nacional reposa a la sombra del edificio Centinela, en el barrio de Retiro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De acuerdo con la página web de prensa de la Gendarmería y el sitio oficial del Ministerio de Seguridad de la Nación,3 la inauguración del Museo Histórico de Gendarmería Nacional se realizó el 26 de julio de 1979. En estos sitios oficiales de internet se explica también que el Museo cuenta con una superficie de mil metros cuadrados dividida en cinco salas, cada una de las cuales lleva el nombre de antiguos integrantes de la fuerza, reconocidos por motivos disímiles, como referentes institucionales.

La primera vez que visitamos el Museo de Gendarmería Nacional fue en 2015, en el marco de un convenio de asistencia técnica entre la Universidad Nacional de Lanús y el Ministerio de Seguridad de la Nación. La visita fue circunstancial: en realidad, nos encontrábamos trabajando en el Archivo Histórico de Gendarmería Nacional que se encuentra en una oficina colindante al museo. En aquella ocasión, el comandante principal a cargo de ambas dependencias nos invitó a conocerlo, guiados por un joven oficial que llamaremos Javier4 y que es, además, historiador. Fue una visita de carácter recreativo antes que indagatorio, realizada en un descanso que nos tomamos entre revisiones de Órdenes del Día y otros documentos institucionales; a lo sumo podemos decir que fue exploratoria. Por ello, este trabajo se concentrará casi exclusivamente en los datos construidos en visitas posteriores y solo excepcionalmente haremos referencia a la del 2015, cuando lo consideremos necesario.

Tres años después, a lo largo del 2018, regresamos en dos ocasiones más al Museo Histórico de Gendarmería Nacional con el objetivo de recabar información para el trabajo que aquí presentamos. En la primera de estas dos visitas, nos recibió nuevamente Javier, que nos guió a lo largo de todo el recorrido. En la segunda realizamos un recorrido sin guía pero acompañados por un suboficial que llamaremos Franco. En esa ocasión nos recibió, además, el encargado del Museo y Archivo Histórico de la GNA, a quien nos referiremos como Gustavo. Si bien no es nuestro objetivo dar cuenta de las diferencias entre las visitas, es importante aclarar que del 2015 a la fecha se realizaron modificaciones, principalmente en la disposición de las vitrinas y de los objetos, aunque también se incorporaron nuevos temas y se quitaron otros (Escolar, 2017: 113-131).

En todas nuestras visitas iniciamos el recorrido por la sala I, que lleva el nombre de General de Brigada Don Manuel María Calderón, quien fue el primer director general de la institución al momento de su creación en 1938.5 La sala está conformada por diversos elementos organizados con el fin de representar el origen y los antecedentes históricos de Gendarmería como fuerza de frontera. Javier inicia la visita con un breve repaso por la historia de los primeros directores y nos cuenta que en los orígenes, y durante la mayor parte de la historia institucional, el director de Gendarmería debía provenir de las filas del Ejército Argentino. Continúa aclarando que esta condición fue revertida cuando el 29 de junio de 1984, por el decreto 2048 del Poder Ejecutivo Nacional, se designa como director nacional de Gendarmería al comandante general Arturo Lopetegui, un miembro que provenía de las propias filas de la institución. Así, a partir de dicho decreto del entonces presidente Raúl Alfonsín, se establece que el director de la GNA deberá provenir de las propias filas. Javier nos dice además que el 28 de julio de 2018 se cumplió el 80º aniversario de la creación de la Gendarmería.

El guía prosigue explicándonos que, en sus orígenes, la GNA era una fuerza dependiente del Ejército Argentino, por lo que se encontraba bajo la órbita del Ministerio de Defensa, y que luego en 1992 pasa a tener una doble dependencia sumando su filiación al Ministerio de Interior en lo referido a cuestiones de seguridad interior.6 Finalmente, desde 2010 y con la creación del Ministerio de Seguridad de la Nación, la GNA cambia su subordinación a este ministerio, dependencia que se mantiene hasta la actualidad.

El siguiente punto de nuestro itinerario se organiza en torno a un sector del Museo que hace referencia al Cuerpo de Blandengues. Una vitrina conserva un uniforme histórico de dicha milicia. En otra se observa una maqueta a escala del Fortín de Salto, donde se reproduce con gran detalle de dicha fortificación de madera, su empalizada o muro formado de troncos, el mangrullo, tres “ranchos”, una miniatura de un caballo “ensillado” y otras seis de blandengues distribuidos en diferentes partes de la maqueta. Otro objeto que se exhibe del Cuerpo de Blandengues es una lanza con un banderín perteneciente al fuerte El Zanjón de Chascomús, de 1770.

Una vez que nos detenemos frente a estas vitrinas, Javier retoma su relato explicando que el Cuerpo de Blandengues era una fuerza militar fronteriza de la época colonial, y sigue:

Sus inicios fueron en 1724 hasta 1810. Nosotros lo tomamos como orígenes al Cuerpo de Blandengues principalmente por las funciones que cumplía. Era la función de proteger la frontera de los aborígenes porque en ese entonces el español había dominado la parte del territorio argentino, pero no la Patagonia y tampoco lo que conocemos hoy como Chaco y Formosa. Eso estaba bajo el dominio de los aborígenes. El Cuerpo de Blandengues estaba distribuido en tres sectores: Buenos Aires, Santa Fe y la Banda Oriental. La Banda Oriental principalmente por los portugueses. Sobre todo el sur de la provincia de Buenos Aires, la frontera para evitar los malones aborígenes que atacaban a los pobladores. Eran los tres puntos estratégicos. Obviamente la mayoría de ellos eran criollos, conocedores del terreno. Al principio eran españoles y después los hijos de españoles empezaron a ocupar sus lugares. Incluso el mismo Ejército toma al Cuerpo de Blandengues como sus orígenes. Compartimos ese antecedente. Tenemos que remontarnos porque, bueno, uno trata de encontrar las funciones similares y buscamos los Blandengues como un antecedente.

El relato institucional presenta a esta milicia colonial como su primer antecedente histórico y funda dicha descendencia en la tarea de control o protección de las fronteras que, por otra parte, los gendarmes7 reconocen como la función que los caracteriza por encima de cualquier otra.

El recorrido continúa entre uniformes de la GNA; se puede ver el primero que fuera utilizado por la institución expuesto en esta primera sala, que era el mismo que usaba el Ejército y al que llaman “uniforme histórico”. El 25 de octubre de 1939, la Gendarmería cambia el verde oliva característico de sus uniformes para pasar a utilizar el bicolor con la incorporación del color arena en la camisa y el pantalón. Javier refiere que esto se hizo para diferenciarse del Ejército. Prestando atención a sus palabras, esta distinción también se construye alrededor de las funciones de cada una de estas fuerzas:

Siempre fue una fuerza policial, una policía militar. El Ejército estaba para otra cosa, no estaba para custodiar la frontera, el Ejército estaba para eventos más importantes como una guerra. Entonces necesitábamos una fuerza que protegiera las fronteras. Ya había proyectos de creación de una Gendarmería. De hecho en 1917 se creó la Gendarmería de Línea que estuvo en la provincia de Formosa. Siempre en los territorios nacionales que precisaban de una fuerza que defienda la frontera. La presencia de Gendarmería fue fundamental para la consolidación del país, fundamentalmente, y para dejar una impronta de la soberanía nacional. Esa misión la llevó a cabo la Gendarmería Nacional.

Como se aprecia en sus palabras, Javier reitera la mención a la defensa de la frontera como la función propia de la GNA, que justificó su creación. Asimismo, se cita el antecedente histórico de la Gendarmería de Línea, institución a la que podemos asignar un linaje común y, claramente, menos forzado que con el Cuerpo de Blandengues.

A medida que continuamos, el guion que ordena el recorrido insiste en describir la función de la GNA en la frontera. Luego de mostrarnos unas antiguas fotos de excavadoras, nos cuenta que parte de las actividades de Gendarmería era construir los caminos provinciales: “Una ruta provincial de Formosa está hecha por Gendarmería. Era la llegada del hombre civilizado a lugares totalmente vírgenes”. Aparece en esta frase el “rol civilizador” que la institución se autoadjudica.

Si bien volveremos más adelante sobre varias de las cuestiones que venimos mencionando, baste afirmar aquí que desde el punto de vista nativo se realiza una particular apropiación simbólica de los territorios de frontera, definiéndolos como salvajes e inhóspitos, un entorno siempre lejano de las comodidades de los centros urbanos. Dicha apropiación construye un “ambiente natural” del gendarme que trae aparejadas connotaciones distintivas y fundantes sobre lo que significa ser gendarme. Una de estas connotaciones es, como ya dijimos, su “rol civilizador”. Con dichas connotaciones nuestro guía nos explicó cómo se establecieron los escuadrones de GNA a lo largo de las fronteras nacionales:

Lo que hacía Gendarmería antes de instalarse era llevar a cabo las inspecciones territoriales. Eran tres bloques: norte, centro y sur. En aquellas provincias que estaban cerca de las fronteras iba una patrulla o un grupo para conocer el terreno y saber dónde tenían que instalarse. Después, una vez que ya estaba establecido el lugar, iba un escuadrón de treinta o cuarenta efectivos con nada, acampaban ahí en medio de la nada, imagínense con cero luz, cero personas, cero gas, y después el destacamento de perforaciones que se encargaba de buscar agua potable para abastecer a las unidades. Y las primeras unidades vivían en carpas…

 

Siguiendo el relato sobre el despliegue de la fuerza y su establecimiento en el terreno, vemos que se describe un territorio desconocido y sin ninguna comodidad ni adelanto tecnológico como electricidad, agua potable, o cualquier otro servicio. Asimismo, la frase “en medio de la nada” expresa lo lejano e inhóspito de dicho entorno.

Junto al sector referido al Cuerpo de Blandengues se aprecia otro dedicado al General Martín Miguel de Güemes (foto 1) y su División de Gauchos Infernales. En dicho espacio, un conjunto de significantes se ordenan en torno de un busto del prócer. Javier nos explica que en 1959 Güemes es adoptado como numen tutelar de la institución por su labor histórica durante la independencia nacional conteniendo las ofensivas realistas desde el Alto Perú. El discurso institucional traza una analogía entre dicha función y el rol de custodios de las fronteras de la GNA. Además, nos cuenta que a partir de dicho año la Escuela de Oficiales tomará también el nombre de Martín Miguel del Güemes. El ya citado trabajo de Escolar (2017: 131) da cuenta de esta referencia cuando afirma que “Güemes fue seleccionado hace muchos años por la institución como ancestro debido a su famosa lucha, durante la guerra de independencia, en las fronteras del territorio independizado de los españoles. Por su identificación con las fronteras, era el símbolo perfecto de una historia militar de la Gendarmería, una fuerza de fronteras, que se remontaría al nacimiento mismo de la nación”.

Entre las referencias a Güemes se exhiben una réplica de su sable, el típico “poncho de Güemes”, una caja de madera con tapa de vidrio que contiene tierra extraída de la Quebrada de la Orqueta, lugar donde falleciera el general, un retrato del prócer y una imitación de su uniforme. También hay un cuadro que representa una batalla librada por Güemes y sus Gauchos Infernales durante las invasiones inglesas y un dibujo de tema ecuestre de un soldado de este ejército.

Pasamos luego a la sala II, que se denomina Comandante Inspector Don Marcelo Barbieri, en conmemoración del director general de Gendarmería Nacional que fuera nombrado en agosto de 1955 en reemplazo de Manuel M. Calderón.8 En esta sala se destaca, por un lado, un sector dedicado a las actividades de montaña de la GNA y, en el otro extremo, un espacio formado por cuatro vitrinas dedicado a fallecidos en actos de servicio. Javier aclara que “actualmente tenemos 167 efectivos que murieron en estos ochenta años”. Agrega a continuación que las escuelas de suboficiales llevan el nombre de suboficiales de la fuerza que fallecieron en acto de servicio.9

Pasamos luego a la sala V, que se denomina Gendarme Miguel Ángel Tripepi, primer integrante de la fuerza caído en cumplimiento del deber el 7 de octubre de 1941 durante un enfrentamiento con contrabandistas en la provincia de Misiones. En el ingreso a la sala se destaca una vitrina dedicada a Tripepi; llama la atención la estética similar a la de un santuario. Así, al interior de dicha vitrina se encuentra una mesa cubierta hasta el piso por un paño rojo punzó o bordó, que simula un altar. Sobre ella se posa un busto de mármol de Tripepi junto a algunos objetos personales. La pared del fondo de la vitrina está cubierta por banderas argentinas y toda la escena está tenuemente iluminada.

En el resto de la sala se exponen diversos vehículos utilizados por GNA, entre ellos un auto antiguo, un camión Unimog, un vehículo para nieve, un helicóptero y carruajes de tiro que utilizaban para instalarse inicialmente en territorios en los que no había caminos, junto a una montura de cuero, entre otros. Asimismo, una de las paredes de la misma sala se encuentra cubierta por escudos pertenecientes a los diferentes destacamentos de la institución, algunos de los cuales ya se “desactivaron”. Es posible ver también un espacio destinado a la exposición de banderas de diferentes escuadrones.

Nuestro recorrido continúa por la sala III, que se denomina Comandante General Don Arturo Lopetegui, quien fuera el director general designado por el presidente Raúl Alfonsín a la vuelta de la democracia en 1983. Allí se exponen uniformes de distintas fuerzas de seguridad de Europa y de América Latina. Esto tiene que ver, nos explica el guía “con la participación de Gendarmería en misiones en el exterior. Esto comienza a principios de la década del 90. En 1991-1992 ya empiezan las primeras misiones en Angola, después en Haití. Estuvieron en Kosovo. Hoy en día hay gendarmes en la Embajada de Francia. Están uno, dos años, y después vuelven. Entonces la Gendarmería empezó a tener contacto con otras fuerzas y se aprovechaba la oportunidad para, además de conocerse, intercambiar objetos protocolares y de ahí los uniformes que tenemos en esta sala”.

Javier nos explica que estas tareas remiten al carácter de fuerza intermedia de la Gendarmería. Esta característica de ser una fuerza intermedia implica que mujeres y varones gendarmes están habilitados para realizar funciones tanto militares como policiales. En la misma línea, la página web institucional define a la GNA en los siguientes términos:

Una Fuerza de Seguridad, de naturaleza Militar con características de Fuerza Intermedia, que cumple su misión y sus funciones en el marco de la Seguridad Interior, Defensa Nacional y apoyo a la Política Exterior. Por fuerza intermedia entendemos una organización con estado militar con capacidades para disuadir y responder a amenazas, crisis, contingencias e incidentes en los ámbitos de la Seguridad Interior y de la Defensa Nacional, generando aptitudes para su empeño en operaciones de Apoyo a la Política Exterior de la Nación.10

Entre las misiones que nombra Javier se destacan las actividades en Misiones de Paz en el marco de las Naciones Unidas, en referencia a las cuales se exhibe también un uniforme de la GNA con los característicos brazalete, pañuelo y boina azules de las Fuerzas de Paz de Naciones Unidas (foto 2). Asimismo, las tareas netamente militares de la Gendarmería se describen en la última sala que visitamos en nuestro recorrido, la IV.

Además de esta colección de uniformes de otros países, la sala III también posee un espacio destinado a la exhibición de cámaras de cine, proyectores antiguos y diversos elementos de fotografía, relacionados con la especialidad de policía científica que también incumbe a la GNA. Se muestra asimismo una colección de armas antiguas, algunas de las cuales fueron utilizadas por la institución desde sus orígenes.

Por otra parte, hay una sección dedicada a las “gendarmes esposas” o familiares de los oficiales que hacen “ayuda social”. En este sector se muestra un uniforme de mujer con la insignia “Voluntarias Gendas” de la Asociación de Damas de Acción Social de Gendarmería.

Llegamos finalmente a la sala IV, que lleva el nombre de Sargento Ayudante Gumersindo Acosta en honor a uno de los siete gendarmes caídos en la guerra de Malvinas,11 muerto en combate el 10 de junio de 1982, en un enfrentamiento armado con las tropas británicas.

Este espacio está dedicado a la función militar de la GNA mediante la rememoración de su bautismo de fuego durante la guerra de Malvinas. Javier nos relata que “la guerra de Malvinas comenzó el 2 de abril y la Gendarmería empezó a participar a partir del 30 de mayo. Ese 30 de mayo en un vuelo, el helicóptero fue derribado y ahí fallecieron siete gendarmes, entre ellos Acosta”. Asimismo, se conserva en una vitrina la bandera original utilizada por el Escuadrón Alacrán en las islas (foto 3), rodeada de fotos de los ex combatientes y de diferentes momentos del conflicto bélico.

De todos los elementos que se exponen en el Museo, esta bandera es quizás el que más se asimila a una reliquia, un objeto que por su historia es digno de veneración para los actores institucionales. Javier nos contó dicha historia en la primera de nuestras visitas en 2015 y la reiteró luego, tres años más tarde. El Escuadrón Alacrán es el grupo de operaciones especiales de la Gendarmería Nacional Argentina que fue creado en 1982 con el fin de que combatiera en Malvinas, para lo cual se designaron 65 gendarmes que formaron parte de las tropas 601 y 602 del Ejército Argentino, institución a la que pertenecían por entonces. Nuestro guía nos cuenta que “el 27 y el 28 de mayo se encontraron en Comodoro Rivadavia, compraron ahí la bandera y como no se sintieron identificados con el nombre de la tropa 601 y 602, se bautizaron como Escuadrón Alacrán. Buscaban algo para diferenciarse del Ejército porque el uniforme era igual y además la única diferencia que había era lo que nosotros le decimos «la bananita» que ven acá, al costado del brazo [nos señala un uniforme]. No había algo que marcara la diferencia […] Entonces compraron esta bandera y con cinta aisladora negra pegaron y con un hilo negro lo cosieron [se refiere a la leyenda de la bandera: GENDARMERÍA NACIONAL / ESC. “ALACRÁN”]. Y el 29 de mayo parte el primer contingente en un avión Hércules, con el riesgo que eso llevaba, ¿no?, porque el control aéreo y por mar lo tenían los británicos”.

Javier también nos contó que cuando finalizó la guerra y los integrantes del Escuadrón Alacrán cayeron prisioneros a manos de tropas inglesas, uno de los gendarmes descosió su campera y ocultó la bandera en el espacio entre el forro interior y la tela externa, para que la insignia no fuera sustraída como botín de guerra por los ingleses. Así fue como la bandera pudo llegar a territorio argentino y hoy se encuentra atesorada en el Museo Histórico de Gendarmería Nacional. Este punto marca el final del recorrido que nos propone la GNA cuando visitamos su Museo.

Tomando nuestras diferentes visitas, hemos presentado hasta aquí una descripción general del recorrido que nos propone el Museo Histórico de Gendarmería Nacional. Es esta una descripción focalizada que, si bien respeta el guion que Javier nos relata, omite algunos aspectos que no son tan importantes a los objetivos de este trabajo. Pero, además de nuestros objetivos, es la propia narrativa del Museo Histórico la que destaca ciertas dimensiones, al tiempo que oculta otras. Al respecto, Diego Escolar afirma que esta narrativa museística resulta “una composición con el foco colocado en ciertos eventos o en ciertos objetos, pero de un modo discontinuo, es decir, no existía un claro hilo conductor histórico, y el silencio sobre algunos hechos era interrumpido por estridentes «ruidos» museográficos sobre otros” (2017: 127).

Nuestra descripción inicial da cuenta de la manera en que, a lo largo del recorrido, se ofrece a quienes visitan el Museo Histórico una imagen deseada de lo que se quiere ser (Escolar, 2017). Dicha imagen se ordena en torno a dos ejes principales: por un lado, aquel que da cuenta del origen y de ciertas milicias históricas que ellos señalan como sus antecedentes; por otro, el eje que se refiere a las diversas funciones que realizan, destacando entre ellas el control en las fronteras.