El legado bibliográfico de Roque Chabás (1844-1912) a la Universitat de València

Tekst
Z serii: CINC SEGLES #40
0
Recenzje
Przeczytaj fragment
Oznacz jako przeczytane
Czcionka:Mniejsze АаWiększe Aa

5. UBICACIÓN DEL FONDO EN LA ACTUALIDAD

En este apartado analizo el fondo Chabás desde otra perspectiva, al encontrar una etiqueta específica en diferentes libros de la Biblioteca d’Humanitats «Joan Reglà» que los individualiza, como ya mencioné en la introducción, pero que no aparecían señaladas en ninguno de los estudios sobre la biblioteca de Roque Chabás hasta ahora citados.

Esas etiquetas como exlibris de Roque Chabás ya despertaron la atención de Enrique A. Llobregat, arqueólogo del MARQ de Alicante, tal como lo explicaba en el prólogo de la edición facsímil de 1985 de la revista fundada y dirigida por el ilustre canónigo, El Archivo. Allí explicaba que, llevado por su interés en el aprendizaje del árabe y el hebreo en sus años como universitario, Llobregat solicitó consultar, del fondo de la biblioteca de Filosofía y Letras de la Universitat de València, en ese momento ubicada en la calle de la Nau, un Corán árabe y una Biblia hebrea: «al abrir uno y otro volumen me encontré con una etiqueta impresa que aludía a que se trataba de donaciones de don Roque Chabás».28 Unos recuerdos que le servían para homenajear, por su parte, a Roque Chabás con la nueva edición de su obra más emblemática, la revista El Archivo.

Sin embargo, antes de adentrarme en más detalles sobre la descripción del fondo de Roque Chabás en la Universidad conviene pormenorizar el fondo general en el que se integra, es decir, el estudio de la formación de la propia biblioteca de la antigua Facultad de Filosofía y Letras. Investigar sobre los orígenes de esta biblioteca tropieza con el serio problema de la escasez de documentación al respecto. Esa deficiencia no hay que confundirla con el propio origen y evolución de la Facultad, ampliamente estudiada de manera detallada por el profesor Marc Baldó29 y por otros investigadores, de forma más generalista, dentro del contexto general de la propia Universitat de València.30

La escasez de documentación apropiada sobre el origen de la biblioteca es consecuencia del fruto de la ignorancia, aunque parezca paradójico, de la propia institución universitaria, que realizó un menosprecio sobre la documentación administrativa conservada, la cual fue expurgada sin criterio archivístico, además de otras causas, como los diversos avatares políticos sufridos por este país que también han contribuido a la merma de este tipo de documentación. Todo ello ha conllevado a la situación actual de una documentación administrativa paupérrima y que a la hora de investigar los fondos bibliográficos abre muchos interrogantes difíciles de contestar. A continuación, detallaré toda la información recopilada que obra en mi poder para proyectar un poco de luz sobre los orígenes de la Biblioteca de la antigua Facultad de Filosofía y Letras en relación al fondo Chabás hasta ahora mencionado por todos como lote fundacional.

De las primeras referencias a la biblioteca destacan los escasos recuerdos aportados por el que había sido catedrático de la Universidad de Barcelona, Felipe Mateu y Llopis, sobre sus años de estudiante en Valencia hacia 1920:

los escolares de Filosofía y Letras comenzaron –ingenuamente, como todo lo que hacían– a formar una «Unión Escolar de Filosofía y Letras», sin más propósito que procurarse libros, excursiones –una a Sagunto–, un más estrecho contacto con el profesorado y un ensayo... creando y nutriendo el Laboratorio de Arqueología y catalogando la Biblioteca de la Facultad.31

Ese comentario demuestra, bien a las claras, la gran precariedad de personal bibliotecario cualificado que padecía la biblioteca en ese momento, hasta el punto de verse obligada la institución a recurrir a la ayuda estudiantil para la catalogación de sus fondos bibliográficos como prácticas bibliotecológicas. Por el contrario, más explícitos son los comentarios publicados por el profesor Deleito y Piñuela al explicar la vida de la Universidad entre 1919-1924. En ellos se explayaba en el éxito de los opositores a plazas de archivos, bibliotecas y museos procedentes de Valencia por la gran calidad en la formación que recibían desde las cátedras de Latín y Bibliología, esta última creada en 1914 en la Facultad de Filosofía y Letras. Sin embargo, en tanto en cuanto a la propia biblioteca, la referencia era somera:

En la actualidad, la Facultad de Filosofía y Letras se dispone también a instalar su Biblioteca corporativa en un local «ad hoc», catalogando sus fondos y estableciendo servicios públicos, especialmente para estudiantes. A tal fin recibió en 1923, con cargo al presupuesto universitario de ampliación de cultura, la suma de 15.000 pesetas, con la cual, algunos pequeños auxilios de material, y la desinteresada labor del profesor de Bibliología y sus ayudantes, que tienen tal centro a su cargo, «podrá inaugurarse en breve».32

En realidad esa cantidad de 15.000 pesetas era el total que repartir con las otras tres facultades existentes (Ciencias, Derecho y Medicina), por lo que tan solo le correspondían 5.000 pesetas, según consta en una instancia remitida por el rector al Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública en Madrid y consignada en la sección de contabilidad de la propia Universidad con fecha de 7 de junio de 1923.33 Por todo ello, se deduce que la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras todavía no funcionaba como tal, pero, desde el rectorado, reconocían la necesidad de un fondo específico y un espacio apropiado.

En esa misma línea la revista Anales de la Universidad de Valencia, como publicación oficial de la institución, incluía otra noticia al respecto en el sumario de su primer año de publicación, 1920-1921. En dicho sumario se especificaba que Anales constaba de ocho cuadernos que se podrían adquirir en «los primeros meses de 1922». En el índice adelantado correspondiente al cuaderno 3, Bibliotecas y museos de la Universidad, figuraba en el punto tercero, Biblioteca del Dr. Chabás. Sin duda, se manifestaba la intención, por parte de las autoridades académicas, de dar detallada información sobre los fondos bibliográficos correspondientes a su biblioteca personal y que iban a ser el lote inaugural de la propia biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras. Desafortunadamente, no existe ningún rastro del mencionado cuaderno (también faltan muchos otros de años posteriores) por lo que, después de diversas pesquisas, dudo que incluso llegase a ser publicado ese cuaderno tercero, más por motivos económicos que de otra índole. Además, como ya he señalado antes, la escasa documentación administrativa conservada de la antigua Facultad de Filosofía y Letras, hoy custodiada en el Arxiu Universitari de València, dificulta cualquier noticia más pormenorizada sobre ella. De momento, de esa exigua documentación, la única referencia documental sobre la adquisición de fondos bibliográficos está datada el 23 de abril de 1925 como respuesta al agradecimiento del que fuera decano de la Facultad de Filosofía y Letras, Pedro María López (1861-1941), en un oficio anterior del 6 de abril del mismo año al rector Rafael Pastor González, rector de la Universidad entre 1916-1928, en el que se aceptaba la relación de obras más necesarias para la biblioteca incluidas en un listado adjunto. En el mismo oficio se le daba traslado al bibliotecario para que lo cursara.34 La hoja adjunta no consta en el dossier ni hay ninguna otra noticia relacionada con el tema que dé más información; posiblemente, en ese adjunto estuviera detallada una selección de obras pertenecientes al fondo general de la Biblioteca Universitaria y que constituirían el lote fundacional de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, donde coincidiría, en parte, con el legado de Roque Chabás.

Llegados a este punto, y antes de adentrarme en más detalles sobre el fondo universitario Chabás, es importante retrotraerme a la relación testamentaria realizada por el propio canónigo. Como ya señalé y expliqué en el apartado De tertulias y testamentos de este estudio, Chabás, a causa de una grave enfermedad que sufrió y de la que creyó morir, otorgó un primer testamento en Valencia, ante el notario José Calvo Dasí, el 5 de mayo de 1894, aunque finalmente logró superar dicha enfermedad. No obstante, hubo un segundo y definitivo testamento ordenado en Denia ante el notario José Casado Santos, el 13 de abril de 1912, lugar donde falleció el 20 de abril del mismo año. En la actualidad, no existe copia de dicho testamento, pues durante la Guerra Civil fue destruida la documentación notarial; solo ha pervivido la relación de los índices notariales en donde figura la ordenación del testamento. Este contratiempo ha sido suplido, en parte, porque, afortunadamente, todavía se conserva el documento notarial de la división de bienes de sus disposiciones testamentarias, suscrito en Sueca ante el notario Juan Fernández Molina, el 27 de mayo de 1912, por orden de su albacea, el mismo que ya figuraba en el primer testamento, el sacerdote Vicente Peretó Sapena.35 En ese mismo documento se adjunta el certificado de últimas voluntades testamentarias de Roque Chabás, dado en Madrid el 21 de mayo de 1912 y en donde se ratifican las fechas y los notarios, ya enumerados, ante los que el fallecido testó.

Sobre la partición de bienes, se deduce que en el último testamento también se habían dispuesto todos los bienes en lotes, tal como figuraba en el primero; pero en este último caso los lotes eran más abultados puesto que había pasado el tiempo y la acumulación patrimonial, por parte de Chabás, era mayor.

De todo ese reparto de bienes, solo resulta de interés para este estudio su biblioteca, la cual figura en el apartado quinto de las disposiciones. Allí, además de mencionar la cesión de obras a la Catedral de Valencia, como ya ha sido explicado en el apartado correspondiente al estudio realizado por el archivero diocesano D. Ramón Fita, se incluían dos beneficiados más que no habían sido mencionados en la documentación catedralicia, uno era el propio Vicente Peretó y el otro la Universidad de Valencia:36

 

Quinta. Es voluntad que todas las obras, libros, opúsculos y demás que diga relación con la historia y literaturas valencianas y obren en poder del señor otorgante a juicio del Excelentísimo Cabildo Metropolitano de la ciudad de Valencia los escoja y retire el mismo sin que los albaceas, herederos ni otra persona en sus nombres oponga obstáculos al libre deseo de elegir que concede al repetido su amado cabildo el que los guardará todo en su archivo como débil recuerdo de cariño.

Así mismo y en prueba de amistad y cariño que profesa el testador a Don Vicente Peretó, presbítero, le lega y manda los libros que trata de liturgia y ciencias eclesiásticas. Los demás libros pasarán a la Universidad de Valencia.

Esta es la prueba documental que explica y justifica el porqué del fondo Chabás en la Universitat de València. Tal vez en el testamento hubiese alguna explicación motivada de la misma disposición, pero, por el momento, es la única constancia legal que justifica y legitima la aparición de su fondo en la Universidad. Por lo demás, resultaría un poco aventurado indicar que, una vez realizada la retirada de obras por parte de la Catedral de Valencia, pudiera ser el propio albacea, Vicente Peretó, quien hubiera decidido la relación de obras que debían engrosar el fondo de la Universidad; sin embargo, a tenor de lo dispuesto en otro apartado del documento, y después de asignar herederos a sus hermanos y sobrinos, no se puede descartar puesto que se detalla:

Designa albacea con el carácter de contador, árbitro y arbitrador a Don Vicente Peretó Sapena con amplias facultades para practicar todas las operaciones y con prorroga de plazo legal, operaciones que deberá practicar sin ingerencia [sic] ni intervención alguna de los interesados ni de sus legítimos representantes en términos que si alguno de los herederos instituidos no se mostrare conforme con esta su última voluntad, la impugnare o no se sometiera a las decisiones del testamento perderá ipso facto cuanto le deja en el presente que acrecerá a los demás que se muestren conformes y sumisos.

Ninguna otra referencia específica sobre la Universidad figura en el mencionado documento notarial. Tampoco tengo más noticias sobre lo que motivó a Chabás a esa disposición y, quizás, lo que más se aproxima sea el comentario que recoge el profesor Marc Baldó en el estudio antes citado sobre la Facultad de Filosofía y Letras:

Paradoxalment, fora de la universitat, a finals del segle XIX i començos del xx, es desenvolupava una imponent escola historiogràfica, l’escola històrica valenciana. Es tracta del grup dirigit per Roc Chabàs, on a mes d’aquest trobem Pasqual Boronat, Sanchis Sivera, Minguet Albors, Martínez Aloy, Teodor Llorente, Tramoyeres Blasco...37

Unas deficiencias historiográficas de las que podía ser conocedor Chabás y que procuró, en la medida de lo posible, contribuir a subsanar al facilitar un material bibliográfico de gran calidad y que complementaba al ya existente en la biblioteca universitaria.

Chabás conocía los fondos de la biblioteca de la Universitat de València, pues a ella alude, de manera explícita, en un donativo personal que realizó con motivo de la edición de la obra de Jaume Roig Spill o Llibre de les dones.38 En la dedicatoria manuscrita que figura en el libro conservado, Chabás agradece a la Biblioteca Universitaria de Valencia el haberle dejado consultar el ejemplar que poseen para el estudio de esta nueva edición y que yo he incluido como parte del propio fondo Chabás de la Universidad a pesar de haber sido donado en vida por él mismo:

El ejemplar a la edición de Barcelona de 1561 que posee la Biblioteca Universitaria de Valencia sirvió para el estudio de esta nueva edición, verán será, que en ella se conserva y al efecto le dedica este ejemplar del Spill o Libre e les dones, su restaurador Roque Chabás.

También es llamativo que en vida suya no donara a la propia Universidad ningún ejemplar de otros trabajos personales de su autoría, pues el documento notarial recoge un listado de remanentes de obras de las que era autor Chabás. Además, también se incluyen disposiciones personales sobre pagos de encuadernaciones que mandó realizar o de gastos en trabajos de mantenimiento de su biblioteca. Una muestra más que subraya la importancia personal que dio a su propia biblioteca al asignarle esas partidas económicas. De este modo, entre la relación de pagos consignados para cumplimentar destacan las siguientes cantidades y conceptos:

1. para el fondo de su propia biblioteca, 165 ptas.;

2. para pagar a la imprenta Hijos de Vives Mora,39 450 ptas.;

3. gratificación a Federico Porquet y otro por arreglo de libros, 20 ptas.

Todo ello queda constatado en muchos de los registros bibliográficos descritos en el catálogo adjunto de este fondo, ya que aparecen encuadernados diferentes documentos sin relación aparente entre sí excepto por su tamaño. Chabás tuvo una especial preocupación por encuadernar todos aquellos documentos que, por su propia naturaleza, eran susceptibles de estropearse o perderse con facilidad, como era el caso de: folletos, separatas o prensa diaria, entre otros.

Otro de los apartados del mencionado documento notarial sobre el reparto de bienes con interés para este estudio corresponde al apartado sexto, donde son inventariados los remanentes de obras de su autoría y que todavía obraban en su poder. Allí también figura una mención expresa al hecho de la despreocupación que sentía Chabás por el registro de la propiedad intelectual de todos sus trabajos; sin embargo, este detalle sí que preocupó al propio notario, pues hizo constar una llamada de atención sobre esa carencia y la conveniencia de registrarlos:

Al hablar de los bienes incluidos en el inventario se ha consignado que parte de ellos lo constituye en varios ejemplares de obras originales del causante Don Roque Chabás sin hacer mención de la propiedad literaria que sobre las mismas se hubiere reservado el autor porque ni en las mismas se expresa ni se ha encontrado entre sus papeles documento alguno que acredite haber hecho el depósito que previene la ley para hacer valer en forma sus derechos contra tercero.

Por este motivo se ha limitado a consignar el valor intrínseco de los ejemplares hallados en el domicilio del causante, reservando a sus herederos las gestiones conducentes a la adquisición de los derechos a la propiedad literaria de las mencionadas obras si lo estimaran conveniente previo el pago de los impuestos reglamentarios.40

A continuación, detallo, por la información que aporta, todo lo que aparece inventariado en el documento notarial sobre su obra personal y que constituía un remanente importante y al que, hasta ese momento, no se le había dado salida:

1. Ciento cuarenta y cuatro ejemplares del folleto titulado Génesis del derecho foral41 escrito por Don Roque Chabás a 25 céntimos de peseta el ejemplar, 36 ptas.

2. Ochenta y un ejemplares encuadernados del primer tomo único42 publicado de la obra Episcopologio Valentino43 a 13 pesetas el ejemplar, 243 ptas.

3. Quinientos setenta ejemplares encuadernados en rústica también del Episcopologio Valentino, a 2 pesetas el ejemplar, 1.140 ptas.

4. Cincuenta y siete ejemplares de la obra titulada Monumentos históricos de Valencia y su Reino. Observaciones críticas donde con instrumentos auténticos se destruye lo fabuloso, dejando en su debida estabilidad lo bien fundado,44 a 1 peseta el ejemplar, 57 ptas.

5. Ciento veinte ejemplares del folleto titulado El Archivo Metropolitano de Valencia,45 a 10 céntimos de peseta cada ejemplar, 12 ptas.

6. Treinta y nueve ejemplares del folleto titulado Lahors de la Verge Maria, escrito por Jaime Roig, traducido por Don Roque Chabás,46 a 10 céntimos de peseta cada ejemplar, 3,90 ptas.

7. Nueve ejemplares de la obra titulada Spill o Libre de les Dones,47 a 1 peseta el ejemplar, 9 ptas.

8. Ciento treinta y dos ejemplares del opúsculo titulado Serie Pontifical Valentina,48 a 10 céntimos de peseta cada ejemplar, 13,20 ptas.

9. Cuarenta y dos ejemplares del folleto titulado Iconografía de los capiteles de la puerta de la Almoina en la Catedral de Valencia,49 a 10 céntimos de peseta el ejemplar, 4,20 pesetas.

10. Quince ejemplares del folleto titulado Resúmenes de las cinco conferencias dadas por Don Roque Chabás en la institución para la enseñanza de la mujer,50 a 10 céntimos ejemplar, valen 1,50 ptas.

11. Seis ejemplares de la obrita titulada Los mozárabes valencianos,51 a 10 céntimos ejemplar, valen 60 céntimos.

12. Seis ejemplares completos de la obra en dos tomos titulada Historia de la ciudad de Denia,52 a 2 pesetas el ejemplar, valen 12 ptas.

13. Cuarenta y dos ejemplares de la Historia del venerable Fray Pedro Esteve,53 a 15 céntimos el ejemplar, valen 6,30 ptas.

14. Treinta ejemplares de la Doctrina cristiana en lengua arábiga y castellana para instrucción de los moriscos, de Martín de Ayala,54 a 10 céntimos cada uno, valen 3 ptas.

15. Diez y ocho ejemplares del opúsculo titulado Homenaje a San Vicente Mártir, que le ofrecen sus devotos en 22 de enero 1904 con motivo del Centenario XVI de su martirio,55 a 10 céntimos cada uno, valen 1,80.

16. Quince ejemplares del primer tomo de El Archivo, a 1 peseta, valen 15 ptas.

17. Cuarenta y ocho ejemplares del cuarto tomo de El Archivo, a 1 peseta, 48 ptas.

18. Cuarenta y cinco ejemplares del quinto tomo de El Archivo, a 1 peseta, valen 45 ptas.

19. Treinta y seis ejemplares del sexto tomo de El Archivo, a 1 peseta, hacen 36 ptas.

20. Cuarenta y ocho ejemplares del séptimo tomo de El Archivo, a 1 peseta, valen 48 ptas.

De toda la relación anterior que todavía obraba en su poder a su fallecimiento, se puede deducir que el reconocimiento intelectual e investigador que tuvo en vida no se tradujo en beneficios económicos. Los remanentes de publicaciones de autoría propia conservadas a su muerte eran bastante cuantiosos; sobre todo los de su revista El Archivo. El último número de la revista fue el número VII, cuaderno VIII de diciembre de 1893. A pesar de la advertencia final del número (p. 404), «un cese temporal para redefinirla», la realidad era otra bien distinta, pues las dificultades económicas para sostenerla justificó su cese. Sobre los problemas económicos de la revista, por la falta de suscriptores, ya se había hecho eco el propio Chabás en una carta a su amigo Manuel de Bofarull.56 El propio Teodoro Llorente Falcó lo reafirmó en una conferencia dada sobre el ilustre canónigo en 1944 en la Universidad sobre su figura científica: «Era costumbre muy general por aquellos tiempos, cuando cesaba una publicación, decirle al público que se suspendía para realizar reformas y salir de nuevo con más empuje pero la realidad fue la falta de suscriptores».

No obstante y a pesar de todos los contratiempos económicos, El Archivo siempre será la obra principal por la que será identificado Chabás, ya que marcó un hito historiográfico al sacar la historia de Valencia del ámbito local e impulsarle un marcado carácter científico internacional.

Después de todo lo expuesto hasta aquí y ante la falta de documentación más explícita que justifique la presencia del fondo bibliográfico de Chabás en la Universitat de València, otro documento que adquiere una relevancia extraordinaria es el libro registro original de la primigenia biblioteca de la antigua Facultad de Filosofía y Letras que, afortunadamente, aún se conserva.

5.1 LIBRO REGISTRO

El libro registro original es un cuaderno de tapas duras de color azul jaspeado, de 20 × 30 cm, con hojas pautadas a renglones. En total hay 200 páginas numeradas a paginador más dos hojas sin paginar al final. El libro comienza con fecha de 1 de agosto de 1925 con el primer registro numerado del 1 al 30 en el mismo renglón, «Almanaque Las Provincias», correspondiente al «legado de D. Roque Chabás» y finaliza en la página 175 con el registro número 5.284 correspondiente a Goetz, Historia Universal, Tomo X. Este último registro junto a los cuatro precedentes fueron datados el 24 de febrero de 1945 y adquiridos como fondos por compra.

 

A partir de esa fecha se abre un libro registro nuevo, también de tapas duras de color marrón, de mayores dimensiones, 27 × 41 cm, para 5.000 registros. El nuevo libro registro, que da origen a la nueva serie, lleva escrito en la portada: «Universidad de Valencia. Facultad de Filosofía y Letras. Libro Registro de Entrada de su Biblioteca. 1945». Contiene una selección de fondos del libro primigenio en el que se respeta la numeración original. Más tarde será creado otro libro registro para las posteriores adquisiciones de fondos que empieza en el número 5.001 hasta el 10.000 y así, de manera sucesiva, en los posteriores libros registro.

Después de todos estos preliminares paso a describir y analizar el fondo Chabás a partir de los libros registro no sin antes recordar, otra vez, la etiqueta incluida en la contracubierta de cada uno de los ejemplares: «Librería de la Universidad. Legado por el M. I. señor D. Roque Chabás, canónigo del Cabildo de la Catedral de Valencia».

Esa leyenda retrotrae al ya mencionado fondo de José Enrique Serrano Morales donado al Ayuntamiento de Valencia, según acta notarial de 3 de junio de 1909, y debió de servir de modelo para la donación de Chabás. Por tal motivo, en este punto, es conveniente recordar el acta de cesión del fondo Serrano Morales al Ayuntamiento de Valencia. En ella figura el propio alcalde José Maestre Laborde como representante de la institución receptora, por parte de los albaceas: Roque Chabás, canónigo; Vicente Ribera Tarragó, sacerdote; Teodoro Llorente Olivares, rentista; José Martínez Aloy, abogado; Vicente Vives Liern, abogado; José Nebot Pérez, bibliotecario; Isidoro Fourrat Vallier, propietario; José Ruiz de Lihory y Pardines, barón de Alcahalí; San Juan de Mosquera, propietario, y, como representante de la familia del testador, Manuel Atard Serrano, abogado, todos ellos comisionados para encargarse de depositar en el Ayuntamiento de Valencia: «toda su biblioteca, o sea, del conjunto de todos sus libros, folletos y papeles impresos o manuscritos que se hallen en su casa habitación de esta ciudad, sin otra excepción que los relativos a intereses o administración de bienes de su familia».

A cambio, el Ayuntamiento se comprometía a una «buena colocación y conservación de los libros y papeles porque debe ser la base para una ciudad tan culta como Valencia necesita y merece». Ahora bien, se establecía un plazo de dos años para su cumplimiento, pues, de lo contrario, todo el fondo sería donado a la Real Academia de la Historia en Madrid. Con esta condición, el propio Serrano Morales forzaba a la institución municipal a no demorar una buena ubicación del legado y a facilitar, cuanto antes, su plena disposición a la ciudadanía, es decir, el lema bibliotecario: custodiar, conservar, catalogar, clasificar y difundir. El fondo se integró en el Ayuntamiento junto al Archivo Municipal, pero identificable en todo momento, puesto que el mismo Ayuntamiento había aprobado unas bases en donde la cláusula cuarta especificaba:

Con el fin de que a todo el tiempo se pueda justificar la procedencia de las obras de esta biblioteca, se fijará en la vuelta de la primera tapa de la encuadernación, un tejuelo impreso que diga: «Biblioteca del Excmo. Sr. D. José E. Serrano Morales» y se colocará también en la parte alta o remate de la librería la leyenda: «Biblioteca Serrano Morales».57

Este modelo parece ser el adoptado, en el caso del propio Roque Chabás, para identificar e individualizar su fondo en la propia Universidad. Lo que no he podido verificar es si esa disposición la incluyó en su último testamento al no existir ese documento en nuestros días, como ya he explicado con anterioridad, o si, por el contrario, fue una disposición administrativa de la propia Universidad. Por lo demás, es indudable que esa etiqueta me ha resultado de gran utilidad para identificar y contrastar el fondo originario y su permanencia hasta hoy. Ahora bien, esa etiqueta también obliga a plantearse una primera cuestión: que fuera donada a la Librería de la Universidad no justifica por qué decidieron convertirlo en el lote fundacional de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras. Resulta incuestionable que los cambios planteados en la estructura organizativa de la universidad española a principios del siglo XX con el establecimiento de la autonomía universitaria (R. D. 21 de mayo de 1919) en la que también se vio inmersa la Universitat de València y con ellas sus diferentes facultades58 debió de influir en la necesidad de fondos bibliográficos específicos para cada titulación.

Sobre la reestructuración y como afectó a la Facultad de Filosofía y Letras, el replanteamiento de los planes de estudios obligó a priorizar el estudio de la historia, la lengua y el arte de Valencia. Esa nueva área de estudios exigía disponer de un fondo acorde con esa formación además de un espacio apropiado para ubicarlo. Este era el primer escollo dado, puesto que la Facultad se encontraba inmersa ya en una precariedad de espacios docentes y administrativos. De todo ello da puntual información el catedrático José Deleito en el ya citado artículo «La vida de la Universidad de Valencia desde 1919 a 1924»:

en dos o tres aulas tienen que darse todas las enseñanzas de una Facultad. La de Letras ha tenido que acomodar en una sola sala, lóbrega y contrahecha, su lugar de juntas, despacho de secretario, biblioteca, cuarto de recibir o trabajar, y armarios para togas. El buscar un local para instalar sus libros en sitio donde puedan utilizarse, ha ocupado durante un curso la actividad del claustro con el Rector a la cabeza.59

Esa preocupación claustral, con su rector a la cabeza, que en ese momento era el catedrático de medicina Rafael Pastor y González (rector de 1916 a 1928), se tradujo en 1923 en una necesaria asignación económica para llevarlo a término:

En la actualidad, la Facultad de Filosofía y Letras se dispone también a instalar su biblioteca corporativa en un local «ad hoc», catalogando sus fondos y estableciendo servicios públicos, especialmente para estudiantes. A tal fin recibió en 1923, con cargo al presupuesto universitario de ampliación de cultura, la suma de 15.000 pesetas, con la cual, algunos pequeños auxilios de material, y la desinteresada labor del profesor de Bibliología y sus ayudantes, que tienen tal centro a su cargo, podrá inaugurarse en breve.60

Solo cabe recordar, de nuevo, que la cantidad percibida por la Facultad de Filosofía y Letras fue, en realidad, de 5.000 pesetas y remarcar, otra vez, la importancia del ya mencionado oficio con fecha de 23 de abril de 1925, donde se realizaba una invitación al decano de la Facultad para que solicitara la compra de libros. Incluso fue anunciado en la revista Anales de la Universidad de Valencia en 1920-1921, como ya he referenciado más arriba. Esos libros del fondo Chabás existentes en la Biblioteca Universitaria (actual Biblioteca Històrica) cabe la posibilidad de que fuesen disgregados de ella para iniciar el fondo propio de la Facultad de Filosofía y Letras debido a su temática acorde y específica sobre las materias impartidas y a las que contribuía el propio prestigio historiográfico adquirido por el propio canónigo en los círculos académicos nacionales e internacionales.

Pero, más allá de estas consideraciones, la importancia de crear una biblioteca ad hoc para la Facultad de Filosofía y Letras traspasaba el propio ámbito académico desde el momento en el que el Almanaque del periódico de Las Provincias se hacía eco de él. Todo ello contribuye a recalcar la trascendencia, no solo académica, sino también social, que se le concedía a su creación: «con el pasado curso [1925-26] comenzó a funcionar la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras, con abundante material científico referente a las disciplinas que le son propias».61 Un proyecto que ya había sido anunciado previamente en el Almanaque del año anterior 1926: «el proyecto de Biblioteca que desde hace tiempo acaricia la Facultad de Filosofía y Letras, para la cual tiene preparados más de 2.000 volúmenes y un gran número de revistas nacionales y extranjeras».62

To koniec darmowego fragmentu. Czy chcesz czytać dalej?