Mayo del 68 - Volumen I

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4 «La clase obrera ha dejado de constituir un mundo aparte dentro de la sociedad. Su nivel de vida, sus aspiraciones de confort, la han sacado del gueto en el fue confinada en los comienzos de la industrialización» (Serge Mallet. (1978). «Une classe ouvrière en devenir». Arguments 4: Révolution/classe/parti, Union Générale d’Éditions, París, p. 256).

5 Perdón por la autocita: «El baby boom no fue un mero rebote, pues de hecho empezó —¡oh, sorpresa!— en plena guerra. En Francia la natalidad tocó fondo en 1941 y repuntó vigorosamente a partir de 1942, pasando de 1.8 hijos/mujer a 3.1 en solo nueve años (después se quedaría rondando los 2.8 hasta mediados de los 60). En Gran Bretaña, tras tocar fondo en 1943 (1.75 hijos/mujer), también se eleva abruptamente en plena guerra, manteniéndose muy próximo a los tres hijos/mujer hasta finales de los 60. En EE.UU., la fecundidad se elevaría desde los 2.2 hijos/mujer de 1937 a unos increíbles 3.7 hijos/mujer en 1957 (una tasa hoy solo alcanzada por algunos países de Africa central). Sí, en el país más rico del mundo las familias tenían casi cuatro hijos en promedio hace no tanto tiempo. Una revolución muy seria tuvo lugar en los valores de Occidente en la segunda mitad de los años 60: se abrió entonces un ciclo en el que seguimos inmersos. Por cierto, dentro de unos meses celebraremos el cincuentenario de Mayo del 68. De allí venimos». (FRANCISCO J. CONTRERAS. «Se busca milagro demográfico», Actuall.com).

6 CHARLES MURRAY. (2012). Coming Apart: The State of White America, 1960-2010. Random House, Nueva York, p. 154.

7 JEAN PIERRE le GOFF (1998). Mai 68, l´héritage impossible. Éditions La Découverte, París, p. 43.

8 Buchanan apunta una pista interesante: precisamente porque habían conocido tiempos tan duros, tendían a ser indulgentes y sobreprotectores con sus hijos (o sea, los boomers que protagonizarán el 68): «Los padres que habían atravesado la Depresión y la guerra estaban decididos a que “mi hijo no lo tenga tan difícil como yo”. Por tanto, los baby boomers fueron educados de otra forma, pasando casi tantas horas frente a la TV como en la escuela. […] Y el mensaje que llegaba de la TV, especialmente en los anuncios, era la gratificación instantánea». (PATRICK J. BUCHANAN. (2002). The Death of the West. St. Martin’s Press, Nueva York, p. 29).

9 «[E]l hombre vulgar, al encontrarse con ese mundo técnica y socialmente tan perfecto, cree que lo ha producido la naturaleza, y no piensa nunca en los esfuerzos geniales de individuos excelentes que supone su creación. Menos todavía admitirá la idea de que todas estas facilidades siguen apoyándose en ciertas difíciles virtudes de los hombres, el menor fallo de los cuales volatilizaría rápidamente la magnífica construcción». (JOSÉ ORTEGA Y GASSET. (1986). La rebelión de las masas [1930]. Espasa Calpe, Madrid, p. 101).

10 «Hubo una “cultura juvenil” que acompañó a [la revolución] de 1968. Resultaba en parte del simple [gran] número de jóvenes, pero también del hecho de que la prosperidad y los nuevos medios de comunicación habían creado un nuevo sentido de lo que significaba “ser joven”. [...] Muchos asociaron juventud con rebelión y vinieron a definir a “los jóvenes” como si fueran una nueva entidad política, una que pudiera ser una alternativa a la [aburguesada] clase trabajadora». (RICHARD VINEN. (2018). Op. cit., p. 325).

11 R. VINEN. Op. cit., p. 31.

12 «[En los sesenta] se produce un retraso de la entrada en la vida profesional, y un alargamiento del periodo de ensayo y experimentación [vitales]. El estatuto de adolescente se extiende de unas decenas de millares de individuos a varios millones, y tendencialmente a toda una cohorte de edad» (JACQUES BAYNAC et al., op. cit., p. 114).

13 R. VINEN. Op. cit., p. 33. «A la edad a la que Alejandro Magno conquistaba el mundo, Napoleón ganaba sus batallas y Einstein y Planck hacían sus primeros descubrimientos, la mayoría de los estudiantes alemanes siguen sentados en sus aulas, escribió un periodista alemán crítico con el movimiento juvenil». (Op. cit., p. 171).

14 J. P. le GOFF. Op. cit., p. 37.

15 «[Los situacionistas] prepararon Mayo del 68 patrocinando un discurso público de raíces románticas y ácratas que encumbraba la autonomía del yo, pronosticando un futuro social utópico en el que el deseo individual fuera la norma». (JOSEMARÍA CARABANTE (2018). Mayo del 68: Claves filosóficas de una revuelta posmoderna, Rialp, Madrid, p. 67).

16 J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 41.

17 Y una de las obras más leídas de los situacionistas del proto-68 había sido De la miseria en el entorno estudiantil, considerada bajo todos sus aspectos económicos, políticos, psicológicos, sexuales y especialmente intelectuales, de MUSTAPHA KHAYATI (1966).

18 «El polo cultural-libertario interpreta Mayo del 68 ante todo como una revolución cultural que pone radicalmente en cuestión los modos de vida, los valores y las instituciones de las sociedades desarrolladas. Sus militantes conceden un lugar central a la lucha contra el moralismo mediante el humor y la ironía, y consideran la libre expresión de la subjetividad y del deseo como las armas esenciales de la subversión del orden social. La liberación sexual, la denuncia de los métodos educativos tradicionales, la valoración de los comportamientos de desviación y rebelión en todos los ámbitos… constituirán sus temas predilectos. Su perspectiva es la de cambiar ya la vida sin esperar al gran día de la revolución. Se trata de continuar la revolución cultural de mayo experimentando comportamientos y estilos de vida nuevos a partir de los deseos individuales. […] El polo neo-leninista es el de las organizaciones de extrema izquierda (trotskistas y maoístas) para las que Mayo del 68 solo encuentra su sentido a través del esquema de la lucha de clases, el enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado. La perspectiva sigue siendo la de una revolución que incluya la toma del poder estatal y la instauración de una sociedad nueva dirigida por la clase obrera y sus aliados». (J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 132).

19 Las interrupciones de clases obedecían más o menos a este modelo, según reconstrucción de Le Goff:

— Viejo carcamal, ¿condenas el imperialismo?

— Pero, señores, les prohíbo tutearme; y además, ¿qué relación tiene el imperialismo con la lección de hoy?

— Ninguna, precisamente. Es asqueroso que nos des el coñazo con las lenguas muertas, mientras que el imperialismo…».

20 J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 65.

21 «Durante un par de semanas, el país parecía estar al borde de una especie de revolución, pero nadie sabía muy bien de qué tipo» (R. VINEN. (2018). Op. cit., p. 122).

22 Perdón por la autocita: «Aquellos bobos (“burgueses bohemios”) quemaron parte del edificio de la Bolsa y asaltaron tres comisarías. […] El 24 de Mayo se produce el primer muerto: un comisario de policía arrollado por un camión con el que unos manifestantes embistieron en el pont Lafayette de Lyon contra las fuerzas del orden. Mayo del 68 —extendido ya de París a las provincias— se cobraría otras cuatro vidas (un estudiante de ultraderecha abatido por los maoístas, otro de ultraizquierda que se ahogó en el Sena cuando huía de una carga policial y dos obreros de Sochaux contra los que disparó la policía)». (F. J. CONTRERAS, «Ambivalencia del 68, de Praga a París», Actuall.com, 14 mayo 2018 [https://www.actuall.com/criterio/democracia/ambivalencia-del-68-praga-paris/]).

23 La carencia de un programa fijo o definitivo era, precisamente, una seña de identidad del espíritu sesentayochista, caracterizado por el cuestionamiento permanente y la crítica infinita: «Ya Cohn-Bendit había afirmado que era preciso evitar los programas, pues podrían paralizar el torbellino. Sartre, en sus conversaciones con el jovencísimo líder, elogió precisamente esa táctica de llevar “la imaginación al poder”, la intransigencia de los jóvenes a los compromisos, su negativa a aceptar medidas que amansaran el rapto anárquico y su vigor libertario». (JOSEMARÍA CARABANTE (2018). Op. cit., p. 27).

 

24 Perdón por la autocita: «El periódico Hara-Kiri, precursor de Charlie Hebdo (con los mismos dibujantes, algunos muertos en el atentado de 2015: Cabu, Wolinski, Gébé, etc.) y órgano humorístico oficioso de la doctrina sesentayochista, se especializó en la caricatura del francés medio, representado como un ser iletrado e imbécil, ovinamente sometido al “sistema”, satisfecho con su pisito, su autocaravana y su mujercita que ya tiene lavadora y va a la peluquería: “les ploucs illettrés”, “la chienlit vacancière”, o simplemente “les cons”». (F. J. Contreras. «Mayo del 68, o el triunfo de los niñatos». Disidentia. com, 4 mayo 2018 [https://disidentia.com/mayo-del-68-o-el-triunfo-de-los-ninatos/]).

25 RICHARD VINEN (2018). Op. cit., p. 142.

26 J. P. le GOFF. Op. cit., p. 97.

27 Y añade: «El subjetivismo, la importancia concedida a la diferencia, la tendencia individualista, el recelo ante la verdad, hacia los criterios normativos o las jerarquías, constituyen parte del capital cultural y psicológico que ha dejado el 68 en las formas de vida vigentes» (JOSEMARÍA CARABANTE, (2018.) op. cit., p. 21).

28 «Los jóvenes sensatos de la Primavera de Praga fueron aplastados por los tanques; los niños malcriados de París, en cambio, triunfaron al inocular en la sociedad el virus de la revolución sexual, el rechazo de la familia, el culto al deseo y la execración de la tradición y del principio de autoridad. Los ejércitos de Breznev, sin embargo, solo consiguieron ganar tiempo. Veinte años después, el socialismo real colapsaba sin apenas resistencia. Derribado, no por los misiles de la OTAN, sino por los vaqueros Levis, las zapatillas Nike […] y las guitarras Stratocaster, como ha escrito Niall Ferguson. […] El sistema socialista podía sostenerle el pulso al capitalista en materia de carros de combate y producción siderúrgica, pero no en artículos de consumo. Dani el Rojo y los suyos, al proclamar el imperio del deseo, desataron una onda de choque que iba a acabar con los rojos de verdad» (F. J. CONTRERAS, «Ambivalencia del 68, de Praga a París»Actuall.com, 14 Mayo 2018). La Primavera de Praga no era en sentido estricto salida del comunismo, sino apuesta del Gobierno de Dubcek por el socialismo de rostro humano, con mayor espacio para las libertades. Cuando Gorbachov aborde un experimento similar a partir de 1985 en la URSS, los hechos mostrarán que el comunismo no era humanizable, sino solo destruible.

29 Testimonio citado por J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 272.

30 «Los Peter Pan del 68 parecen haber creído sinceramente que la escasez de los recursos y la necesidad de trabajar eran siniestras imposiciones capitalistas o expresión de la falta de imaginación de unos antepasados ignorantes. […] En 1973, Jacques Doillon estrena la película “Año 01”, basada en un cómic de Gébé, dibujante de Charlie Hebdo. El paraíso está al alcance de la mano, y basta sacudirse los prejuicios burgueses para alcanzarlo (“vamos a poder, vamos a poder, por fin vamos a poder…”, dice uno de los personajes, presintiendo a Obama y Pablo Iglesias)». La revolución ha triunfado: «Todos los lugares son declarados públicos. Los franceses podrán circular libremente por todas partes y hacer uso de todo». El trabajo es reducido a un 10% del exigido en la era capitalista: «Les digo a todos los esclavos de una producción superflua en su 90%: ¡parad ya! Nos relevaremos para hacer el 10% restante. Así dejaremos de envenenar el planeta. Y además, por fin tendremos tiempo para la curiosidad, para la reflexión, para el deleite y el deseo, para preguntarse lo que es realmente importante y lograrlo entre todos». (F. J. CONTRERAS. «Peter Pan en la Sorbona», Disidentia.com, 3 junio 2018 [https://disidentia.com/la-inmadurez-de-1968-peter-pan-en-la-sorbona/]).

31 LUC WILLETTE. Longo Maï: Vingt ans d’utopie communautaire (citado por J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 273.

32 Citado en J. P. Le GOFF, op.cit., p. 277.

33 «La famille, c’est porno», Tout!, n.º 14, Junio 1971 (citado en J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 278).

34 «En 1970 surge el topless en las playas de Saint-Tropez: “Sea, sex, and sun”, canta Serge Gainsbourg. En 1971 es creado el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria. […] En 1975, la Seguridad Social ofrece anticonceptivos gratuitos a las menores de edad. […] Aparecerá después [1977] un manifiesto que reclama la despenalización de las relaciones sexuales con los menores; el texto es firmado por Louis Althusser, Roland Barthes, Simone de Beauvoir, Jacques Derrida, Jean-Paul Sartre […]. El 5 de abril de 1971 explota una bomba en el cielo de las ideas. En el Nouvel Observateur, 343 firmas desafían al escándalo: “Declaro haber abortado. […] Reclamamos el aborto libre”. […] [Entre las firmantes figuran] Simone de Beauvoir, Catherine Deneuve, Marguerite Duras, Ariane Mnouchkine, Jeanne Moreau, Françoise Sagan […]. El 17 de enero de 1975, la ley [del aborto] presentada por Simone Veil es aprobada por la Asamblea Nacional, contra la mayoría política del momento, con los votos de los diputados de la izquierda. […] [En definitiva] En los años setenta la sociedad digiere el legado de 1968. Transgresión de los límites y de las jerarquías, debilitamiento de la autoridad, rechazo de las tradiciones, relativismo moral: las referencias, comportamientos y actitudes introducidas por Mayo, erigidas ya en normas, se institucionalizan». (JEAN SÉVILLIA (2004). «Il est interdit d’interdire». En Le terrorisme intellectuel. Perrin, París, pp. 91-98).

35 «Le steak d’un révolutionnaire est aussi long à cuire que celui d’un bourgeois». (citado por J. P. le GOFF. (1998). Op. cit., p. 299).

36 Folleto citado por Hervé Hamon. Patrick Rotman. (1988). Génération: Les années de poudre. Seuil, París, p. 223.

37 En algunos casos, la militancia feminista es vivida como sucedáneo de una vida personal fracasada: «Me he deshecho de mi novio, ya no vivo más que para el Movimiento desde que conocí el MLF [Mouvement de Libération de la Femme]. Estoy angustiada porque, si el grupo se deshace, no me quedará nada», relata una activista a Naty García Guadilla (citado por le Goff. (1998). Op. cit., p. 314).

38 «Le torchon brûle». L’Idiot liberté, n.º 1, diciembre 1970; Anne Leclerc. (1974). Parole de femme. Grasset, París, p. 19 (ambos citados en J. P. Le GOFF, op. cit., p. 321).

39 El empleo del sacaleches hace que la mujer recién parida se parezca «a una oveja del Larzac». Las flores y regalos ofrecidos a la parturienta significan: «¡Ha cumplido usted bien su papel de gallina ponedora! ¡La patria y la familia le felicitan!» (Les Chimères. (1975). Maternité esclave. Union Génerale d’Editions, París, p. 154).

40 ELENA GIANINI BELOTTI (1973). Du côté des petites filles. Des Femmes, París.

41 «Detrás de los estudiantes se encontraba una élite cultural, una intelligentsia universitaria que, desde bastante tiempo atrás, había comenzado a emplear las cátedras para transmitir el radicalismo que los jóvenes adoptarían». (Josemaría Carabante, (2018), op. cit., p. 21).

42 FRANÇOIS FURET (1996). El pasado de una ilusión: Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. Fondo de Cultura Económica, México, p. 13.

43 «El “informe secreto” de febrero de 1956 trastorna de un solo golpe, en cuando se da a conocer, la posición de la idea comunista en el universo. La voz que denuncia los crímenes de Stalin ya no proviene de Occidente, sino de Moscú, y lo que es más, del sanctasanctórum de Moscú, el Kremlin. Ya no es la voz de un comunista que ha roto con su bando, sino la del primero de los comunistas del mundo, la del jefe del Partido de la Unión Soviética. […] Por ello esa voz adquiere una fuerza universal, tanto entre comunistas como entre no comunistas». (F. FURET (1996). Op. cit., p. 509).

44 «En 1968, el mundo parecía más izquierdista que nunca y fue más izquierdista de lo que sería ya en el futuro. Pero este izquierdismo era el de la Nueva Izquierda: presentaba, o acabó presentando, la revolución como un juego. La clase “redentora” no se encontraba ya en las minas y en las fábricas; se encontraba en las bibliotecas y en las aulas universitarias». (MARTIN AMIS (2004). Koba el Temible: La risa y los Veinte Millones. Anagrama, Barcelona, p. 20).

45 «Such a philosophy is extremely useful to the intellectual […] and it is the natural philosophy of student revolution». (ROGER SCRUTON (2015). Fools, Frauds, and Firebrands: Thinkers of the New Left. Bloomsbury, Londres, p. 205).

46 Ibídem. p. 208.

47 «Freud […] no se sintió llamado a formular terapias generales revolucionarias, pues consideraba insuperables los males e insuficientes todas las terapias». (JOSÉ TABERNER; CATALINA ROJAS (1985). Marcuse, Fromm, Reich: El freudomarxismo. Cincel, Madrid, p. 133).

48 SIGMUND FREUD (2004). El malestar en la cultura y otros ensayos. Alianza, Madrid, p. 30.

49 Ibídem. Op. cit., p. 33. De la misma forma, el alargamiento de la esperanza media de vida conseguido por la medicina moderna no es sinónimo de más felicidad: «¿De qué nos sirve una larga vida, si es tan miserable, tan pobre en alegrías y rica en sufrimientos […]?». (S. FREUD (2004). Op. cit., p. 34).

50 S. FREUD (2004). Op. cit., p. 28.

51 Ibídem, p. 43.

52 Citado en DAVID A. NOEBEL (1982). The Legacy of John Lennon: Charming or Harming a Generation? Thomas Nelson, Nashville (Tenn.), p. 53.

53 SIGMUND FREUD (2004). Op. cit., p. 49. La argumentación de Freud tiene, además, un matiz hoy muy políticamente incorrecto, pues da por supuesto que el sexo culturalmente creativo es el masculino, y que la mujer, en cambio, es una rémora que ancla al hombre en el instinto: «La obra cultural […] se convierte cada vez más en tarea masculina, imponiendo a los hombres dificultades crecientes y obligándoles a sublimar sus instintos, sublimación para la que las mujeres están escasamente dotadas. […] [Se hace necesaria] una adecuada distribución de la libido. La parte que [el hombre] consume para fines culturales la sustrae, sobre todo, a la mujer y a la vida sexual». (op. cit., p. 48).

54 WILHELM REICH (1972). La psychologie de masse du fascisme. Petite Bibliothéque Payot, París, p. 108.

 

55 «Así como Marx criminalizó a la clase capitalista, la Escuela de Fráncfort criminaliza a la clase media» (PAT BUCHANAN (2002). Op. cit., p. 81).

56 «Para despertar el interés de los niños por los asuntos sociales debemos apelar a su curiosidad sexual positiva y a su sed de conocimientos. […] Así conseguiremos su adhesión masiva en todos los países, los inmunizaremos contra las influencias reaccionarias y los vincularemos sólidamente al movimiento de liberación revolucionaria» (W. REICH. Op. cit., p. 180).

57 «Bajo el impacto de la Teoría Crítica, muchos de los miembros de la generación de los 60, la más privilegiada de la historia, se convencieron de que estaban viviendo en un infierno insoportable» (PAT BUCHANAN (2002) op. cit., p. 81).

58 HERBERT MARCUSE (1994). El hombre unidimensional: Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada [1964]. Ariel, Barcelona, p. 24.

59 «Falsas [son] aquellas [necesidades] que intereses sociales particulares imponen al individuo para su represión: las necesidades que perpetúan el esfuerzo, la agresividad, la miseria y la injusticia. Su satisfacción puede ser de lo más grata para el individuo, pero esta felicidad no es una condición que deba ser mantenida y protegida […]». Ibídem, p. 35.

60 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 38.

61 «Mientras se les mantenga en la incapacidad de ser autónomos, mientras sean adoctrinados y manipulados (hasta en sus mismos instintos), su respuesta a esta pregunta [¿cuáles son mis verdaderas necesidades?] no puede considerarse propia de ellos». (H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 36).

62 Esto «refleja el elitismo de los maestros de la sospecha, en la medida en que únicamente el intelectual comprometido, el visionario o terapeuta, es quien se halla inmune y a salvo de la tentación totalitaria, y el que muestra arrestos suficientes para resistir a las fraudulentas gratificaciones del capitalismo» (Josemaría Carabante. (2018). Op. cit., pp. 52-53).

63 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 35.

64 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 32.

65 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 34.

66 «Si el trabajador y su jefe se divierten con el mismo programa de TV y visitan los mismos lugares de recreo; si la mecanógrafa se viste tan elegantemente como la hija de su jefe; si el negro tiene un Cadillac […], esta asimilación indica, no la desaparición de las clases, sino la medida en que las necesidades y satisfacciones que sirven para la preservación del sistema establecido son compartidas por la población subyacente». (H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 38).

67 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 32. «La completa automatización en el reino de la necesidad abrirá la dimensión del tiempo libre, como aquel en el que la existencia privada y social del hombre se constituirá a sí misma». (p. 67).

68 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 37.

69 «El dominio de tal realidad unidimensional no significa que reine el materialismo y que desaparezcan las preocupaciones espirituales y metafísicas. Por el contrario, hay mucho de “oremos juntos esta semana” […]. Pero estos modos de protesta y trascendencia ya no son contradictorios del statu quo, ni tampoco negativos. Son más bien la parte ceremonial del behaviorismo práctico, su inocua negación, y el statu quo los digiere prontamente como parte de su saludable dieta». (H. Marcuse, op. cit., p. 44). En un sentido similar: «[Mi propuesta de una sociedad alternativa] no implica el resurgimiento de “valores” espirituales o de otro tipo que deberán suplementar la transformación científica y tecnológica del hombre y la naturaleza» (MARCUSE (1994). Op. cit., p. 260).

70 En la última página de El hombre unidimensional, Marcuse parece reconocer que no tiene alternativa, y que la teoría crítica se queda en la negación pura: «La teoría crítica de la sociedad no posee conceptos que puedan tender un puente sobre el abismo entre el presente y su futuro: sin sostener ninguna promesa, ni tener ningún éxito, sigue siendo negativa. Así, quiere permanecer leal a aquellos que, sin esperanza, han dado y dan su vida al Gran Rechazo». (H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 286). Como el Mefistófeles de Fausto, la izquierda es «el espíritu que siempre niega». Lo malo es cuando algunos, como Pol Pot en Camboya, se toman en serio la destrucción social total.

71 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 50.

72 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 12.

73 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 10. “Los trabajadores ya no aparecen como la contradicción viviente para la sociedad establecida», (p. 62).

74 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 61.

75 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 9.

76 H. MARCUSE (1994). Op. cit., p. 285.

77 «En algunos aspectos, el movimiento de los derechos civiles fue un movimiento conservador. Tenía objetivos claramente definidos. Sus militantes se preocupaban por instituciones concretas: escuelas, tribunales de justicia, el censo electoral». (RICHARD VINEN (2018). Op. cit., p. 80). Esta concreción y aceptación del marco institucional contrastan con la radicalidad gaseosa del sesentayochismo, que ya no pedirá reformas en instituciones determinadas, sino que rechazará el sistema en su totalidad.

78 El prólogo de Sartre —muy leído también por los jóvenes del 68— lanza un mensaje resumible en «venid y matadnos, que nos lo merecemos». Sartre parte de una interpretación distorsionada de la colonización europea del resto del mundo como puro expolio y masacre, olvidando que los españoles sacaron a los aztecas de los sacrificios humanos, los ingleses a los hindúes de la quema ritual de viudas (sati) y los franceses aportaron a los vietnamitas un alfabeto anamita mucho más funcional. Como Marcuse, Sartre se extasía con la violencia de africanos y asiáticos contra los blancos (que sea en el Vietnam o la Argelia franceses o en la Kenia británica asolada por el Mau Mau): «No os engañéis: son hombres gracias a esa ira loca, a esa bilis y esa vesania, a esa contractura permanente de los músculos poderosos que temen descargarse. […] El torrente de la violencia derriba todas las barreras. En Argelia, en Angola, se masacra a los europeos a plena luz del día. Es el momento del retorno del bumerán, el tercer tiempo de la violencia, que se vuelve contra nosotros, que nos golpea, sin que, como las otras veces, entendamos que es nuestro propio bumerán […]. Fanon muestra perfectamente que esta violencia irreprimible no es una tempestad absurda, ni siquiera es mero resentimiento: es el hombre mismo recomponiéndose. […] Cuando estalla su rabia, el descolonizado reencuentra su transparencia perdida […]. Desde lejos, su guerra nos parece el triunfo de la barbarie, pero en realidad está operando la emancipación progresiva del combatiente y liquidando, en él y fuera de él, las tinieblas coloniales. […] Con el último colono matado, reembarcado o asimilado, la especie minoritaria desaparece, dejando paso a la fraternidad socialista […]. Todo hombre, en Francia, es cómplice, ya que todos nos hemos beneficiado de la explotación colonial […]. Como los otros se hacen hombres contra nosotros, resulta que somos los enemigos del género humano; la élite revela su verdadera naturaleza: una banda de forajidos. Nuestros queridos valores pierden sus alas; vistos de cerca, no encontraremos ninguno que no esté manchado de sangre». (JEAN-PAUL SARTRE (2004). «Préface», En FRANTZ FANON, Les damnés de la terre [1961]. La Découverte, París.).

79 «Es después del fracaso de la Comuna estudiantil de Mayo que estos autores van a ver crecer su audiencia en el entorno universitario» (JACQUES BAYNAC et al. (1998). Op. cit., p. 80).

80 JOSEMARÍA CARABANTE (2018). Op. cit., p. 82.

81 Como señala Roger Scruton, cuando se ve en toda institución una estructura de dominación, el trabajo de liberación implica el arrasamiento de la sociedad civil: «[La nueva izquierda] significa emancipación de las “estructuras”: de las instituciones, costumbres y convenciones que configuraron el orden “burgués” y que establecieron un sistema compartido de normas y valores en el corazón de la sociedad occidental. […] Gran parte de su literatura está dedicada a deconstruir instituciones como la familia, la escuela, el Derecho y el Estado-nación. […] Esta literatura, de la que los escritos de Foucault son la expresión más fértil, representa como “estructuras de dominación” lo que otros ven simplemente como instrumentos del orden civil». (R. SCRUTON (2015). Op. cit., p. 3). La diferencia principal entre izquierda y derecha, afirma Scruton, estriba en que la primera ve conflicto y dominación allí donde la segunda ve instituciones civiles que, precisamente, evitan el conflicto y el imperio de la fuerza: «Al ver la sociedad en términos de [conflictos de] clases, [la izquierda] está programada para encontrar antagonismo en el corazón de todas las instituciones a través de las cuales la gente ha intentado, precisamente, limitar el antagonismo. Nación, ley, fe, tradición, soberanía: estas ideas denotan las cosas que nos unen. Intentamos articular en términos de esas ideas el estar-juntos [togetherness] fundamental que mitiga las rivalidades sociales». (R. SCRUTON (2015). Op. cit., p. 27).

82 «La Ilustración, que pretendía emancipar a los hombres, se habría tornado en su contrario: el universalismo habría engendrado el etnocentrismo o el eurocentrismo, y el racionalismo habría conducido a la irracionalidad absoluta de un mundo enteramente dominado por esa razón irracional que es la razón instrumental o técnica». (LUC FERRY; ALAIN RENAUT (1988). La pensée 68: Essai sur l’anti-humanisme contemporain. Gallimard, París, p. 16). Como es sabido, estas ideas sobre fracaso de la Ilustración y crítica de la razón instrumental habían sido expuestas por los francfortianos Horkheimer y Adorno en su Dialéctica de la Ilustración (1944).

83 «Para Foucault, el saber es discurso, un objeto del que se puede hacer la “arqueología”, encontrar el “espacio de orden” en el cual se inscribe y al cual obedece inconscientemente. El hombre ya no puede considerarse como un sujeto soberano que pretendería que esos saberes nazcan de él. […] El desarrollo de las ciencias humanas marca [según Foucault] […] la “muerte del hombre”. […] El inconsciente, según Lacan, estaría también “estructurado como un lenguaje”. “El lenguaje habla” a través del sujeto […]. El análisis marxista de la economía ¿no es también una ciencia que saca a la luz, a través de las relaciones de producción, una estructura específica en la que se insertan los agentes y los objetos, formando como un “teatro sin autor”? […] ¿El hombre, por tanto, no sería más que un peón en una lógica cuyas reglas no conoce, o una “figura del saber” en un “fondo de pensamiento anónimo”?». (JEAN-PIERRE LE GOFF (1998). Op. cit., pp. 29-30). «De la proclamación foucauldiana de “la muerte del hombre” con la que se cierra Las palabras y las cosas hasta la afirmación lacaniana del carácter radicalmente anti-humanista del psicoanálisis […] se afirma la misma convicción: la autonomía del sujeto es una ilusión». (LUC FERRY; ALAIN RENAUT (1998). Op. cit., p. 29).

84 «Al reputar toda norma, todo encauzamiento racional, todo significado, como opresor y desencadenante de patologías, se disipan los puntales de referencias que permiten al hombre descubrir el significado de la realidad y guiarse por él […], y el sujeto queda abandonado al albur de sus caóticos deseos, forzado a vagar sin criterio». (Josemaría Carabante (2018). Op. cit., p. 49). El plus que añaden los posestructuralistas es que esos caóticos deseos ni siquiera son realmente suyos, pues el sujeto no existe.