El cuadernillo Ascua de luna comienza con la imagen de una mujer, musa, ángel o demonio, llamada Brenda, y termina con unas exequias para ella. El lenguaje en el transcurrir del poemario, aún con su carisma experimental a la manera de Apollinaire, es enormemente evocador, nostálgico, solemne y de extremaunción. Es triste y, en efecto, es como un ascua que nos quema y nos consume como los cirios hacen lo propio con el oxígeno. Brindemos por Brenda, quien quiera que sea, porque es capaz de provocar este canto de tristeza, dulzón, sereno, pero firme. Y nos da la oportunidad de conocer a un excelente poeta nayarita como lo es Manuel Benítez.
José Luis Domínguez
El lienzo del muro está enfrente, para conjurar
el círculo de tu sueño.
Pero la imagen lanza su grito.
Saint John Perse
Brenda:
El cortinaje gris tamiza ascuas de luna contra la ventana,
sobre la
habitación abatida.
Enjambres de luciérnagas hacen heridas en el costillar
del muro.
Ya no hay más agitación en el aire que claraboyas mojando
de luz el eco de
tus sueños.
La vida no se apaga si la llama de Dios te llama.
Trazo inicial
A
Carboncillo
Dibuje vigorosas ondas para que sus llamas luzcan
verdaderas.
Encuadre la composición a ojos cerrados, no sea que el tizne
de las pupilas
ensucie valores tonales del aire.
i
Boceto
Con carboncillo, hueso de la lumbre, Luis Alberto
mancha carnes
de su memoria.
Un ventanal ahíto de reflejos intenta sofocar, a contrafuego,
la blanca
detonación del lienzo.
La tarde arroja sus cenizas contra el muro.
Alberto agita colores para heridas y lamentos.
Sólo entonces, el fuego, sangre del aire, fluye sobre
la tela fría.
Reflejo
Agonizaba,
pero la tierra húmeda besó su espalda.
Alberto: brotan retoños
contra la ceguera de la noche, dijiste.
Pero cuando el tronco
parecía
levantarse
a reconocer pájaros y nubes,
un micrópilo viral de luz
cundió por sus carnes aserradas,
y una flor incandescente abrió su himen
en los estanques
de la noche.