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INTRODUCCIÓN UNA NOTA PERSONAL AL LECTOR ¿DÓNDE ESTAMOS? ¿QUIÉNES SOMOS? ¿CUÁNDO SOMOS SERES HUMANOS? UNA CUESTIÓN COMPLEJA EN LA PRÁCTICA: PRINCIPIOS BASICOS EN LA PRÁCTICA: PREGUNTAS FRECUENTES ¿CÓMO SE LLEVA A CABO UN ABORTO? EL ABORTO NATURAL: UN DOLOR EXTRANO Y SOLITARIO EL EVANGELIO DE LA RECONCILIACIÓN OTROS RECURSOS AGRADECIMIENTOS GUÍA DE DEBATE APÉNDICE: EL ABORTO EN ESPAÑA Notas al pie
LIZZIE LING
VAUGHAN ROBERTS
EL ABORTO

INTRODUCCIÓN
UNA NOTA PERSONAL AL LECTOR
¿DÓNDE ESTAMOS?
¿QUIÉNES SOMOS?
¿CUÁNDO SOMOS SERES HUMANOS?
UNA CUESTIÓN COMPLEJA
EN LA PRÁCTICA: PRINCIPIOS BASICOS
EN LA PRÁCTICA: PREGUNTAS FRECUENTES
¿CÓMO SE LLEVA A CABO UN ABORTO?
EL ABORTO NATURAL: UN DOLOR EXTRANO Y SOLITARIO
EL EVANGELIO DE LA RECONCILIACIÓN
OTROS RECURSOS
AGRADECIMIENTOS
GUÍA DE DEBATE
APÉNDICE: EL ABORTO EN ESPAÑA
INTRODUCCIÓN
El mundo está cambiando con rapidez.
No solo la política, la tecnología y la comunicación, sino toda nuestra cultura, moral y actitudes. Los cristianos que vivimos en la cultura occidental hemos tenido la ventaja de hacerlo en un mundo que compartía, en gran medida, nuestras ideas sobre lo que está bien y lo que está mal; pero ya no podemos dar por hecho que esto sigue siendo así.
En tan solo dos generaciones hemos pasado a adoptar de forma generalizada los valores liberales, muchos de los cuales entran en conflicto con la enseñanza bíblica. Cada vez más, los creyentes se ven como la minoría incomprendida, sintiéndose incómodos con la dirección en la que el mundo avanza.
Pero no seamos ciegos, pues parte de ese cambio ha sido bueno. A veces los cristianos no hemos sabido diferenciar entre nuestros valores culturales y aquellos establecidos por las Escrituras. Somos tan susceptibles a caer en el fanatismo como los demás. Tenemos mucho de lo que arrepentirnos si pensamos, por ejemplo, en nuestra actitud hacia la libertad de la mujer y su papel en la sociedad, o nuestra falta de compasión y comprensión hacia los que luchan con la atracción por el mismo sexo.
Y, cada vez más, nos encontramos en territorio desconocido, sin estar capacitados para caminar por él. En ocasiones, resulta más fácil protestar y quejarnos por el transcurso de la historia, que volver a la Biblia y reflexionar sobre lo que Dios dice, contrastando los puntos de vista de la sociedad y los nuestros propios con la verdad que encontramos en la Palabra de Dios.
En nuestros mejores momentos, los cristianos hemos estado al frente de las reformas sociales. Pensemos en los grandes reformadores del siglo XIX que lucharon contra la esclavitud, la pobreza y el sistema de prisiones: William Wilberforce, Elizabeth Fry y Lord Shaftesbury. Pero hoy nos encontrarnos casi siempre en las últimas filas, incapaces de articular una respuesta clara ante los temas candentes. Y cuando sí entendemos qué piensa Dios sobre un tema en concreto, no sabemos aplicarlo con compasión, ni a nuestro discurso ni a nuestras relaciones. Los cristianos estamos llamados a ser sabios y amables, aun cuando nos sentimos tentados a condenar las injusticias y nos enfadamos con motivo. La mejor forma de tratar estos temas es orar y, con humildad, intentar entender la cultura y discernir los tiempos.
Esta breve serie pretende ayudar a los cristianos a pensar de forma constructiva sobre varios temas —de carácter moral, ético y cultural— que suponen un desafío para quienes seguimos a Cristo como Señor. También pretende animar a los creyentes a hablar entre nosotros de estos temas, mientras profundizamos juntos en las Escrituras. El objetivo de estos libros es ayudarnos a pensar de forma bíblica, constructiva y compasiva, y a no sentirnos intimidados o quedarnos callados cuando nos pregunten o nos acusen. Este libro nos aportará una perspectiva y guía bíblica sobre cómo seguir a Dios y amar a las personas como él nos ama.
LO QUE ESTE LIBRO NO ES...
En un libro tan breve, solo podemos aportar algunas nociones sobre los muchos aspectos de un tema tan complejo y controvertido. En ningún momento hemos pretendido presentar de forma exhaustiva todo lo que la Biblia dice sobre este tema. Más bien, nuestra intención es ofrecerte una introducción a las muchas cuestiones que rodean el tema del aborto. Cuando hayas terminado este breve libro, nuestra esperanza es que tengas ganas de leer más. Si ese es tu caso, puedes consultar la sección de recursos al final.
Por otra parte, también esperamos que este libro te lleve más allá del debate: que te impulse a amar de forma compasiva y genuina a los que están considerando la posibilidad de abortar o que se están enfrentando a los problemas personales que causan sus secuelas. Nuestra oración es que este libro sea un primer paso para entender los entresijos de este tema, y te anime a conocer y compartir el amor, la esperanza y la libertad que tenemos en Cristo.
Tim Thornborough
Editor de la serie | Diciembre 2019
Aborto
Sustantivo:
La finalización voluntaria de un embarazo humano, que se lleva a cabo con mayor frecuencia durante las primeras 28 semanas de gestación.
Sinónimos:
Finalización, interrupción; poco común feticidio.
“Ha abortado”.
[Fuente: Google]
Ninguna mujer aborta por diversión.
Elizabeth Joan Smith, política canadiense
Ninguna mujer puede considerarse libre hasta que haya elegido de forma deliberada si quiere o no quiere ser madre.
Margaret Sanger, fundadora de Planned Parenthood
Me he fijado que todo el mundo a favor del aborto ya ha nacido. Ronald Reagan
La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes. Martin Luther King Jr.
Una persona es una persona sin importar lo pequeña que sea.
Dr. Seuss, Horton Hears a Who
Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos
vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
Salmo 139:15-16
UNA NOTA PERSONAL AL LECTOR
Desde el principio queremos reconocer que, como lector, puedes estar abordando el tema desde una gran variedad de perspectivas diferentes.
Quizás seas alguien que siente una gran preocupación por el aborto como un asunto político y social en nuestra sociedad, y buscas comprender mejor y aclarar lo que la Biblia enseña y lo que los cristianos creen sobre este tema.
O quizás tus preguntas sean mucho más persona- les: tú misma has abortado y estás procesando algunas cuestiones y emociones, incluso años más tarde. Quizás te estés planteando ahora mismo abortar y no sabes qué hacer al escuchar varias voces fuertes y opuestas —la tuya propia al igual que las de otras personas—. O quizás estás experimentando las consecuencias del aborto como pareja, padre, abuelo o abuela, hijo o hija.
Queremos que sepas que, por muy difícil que sea tu situación en este momento, creemos que Dios es, ante todo y sobre todo, un Dios de amor y de compasión. Por favor, perdónanos si decimos algo de manera torpe a la hora de hablar de este tema. Sin duda, no queremos causarte ningún dolor innecesario. Por el contrario, esperamos que encuentres consuelo, sanidad y esperanza en el mensaje del evangelio y de la comunión del pueblo de Dios.
Lizzie Ling y Vaughan Roberts
¿DÓNDE ESTAMOS?
CAPÍTULO UNO
Se estima que cada año, en todo el mundo, se llevan a cabo alrededor de 40 millones de abortos. En Estados Unidos, de media 2400 abortos al día y, en el Reino Unido, alrededor de 600.
Esto tiene consecuencias. Algunas personas expe- rimentan relativamente pocas, aunque muchos re- conocen que son reales y dañinas, tanto para los hombres como para las mujeres.
Entonces, llegamos a las preguntas aún más importantes. ¿Qué opina Dios de estas cosas? ¿Qué tiene que decir la Biblia? ¿Es así cómo debería ser? ¿Está bien?
Asimismo, queremos comprender nuestra responsabilidad individual. ¿Cómo deberíamos apoyar a aquellas personas para las que se trata de un tema muy personal (quizás estén planteándose abortar o están sufriendo debido a que llevaron a cabo uno en el pasado) y cómo podemos hacerlo bien? ¿Qué ocurre con las campañas políticas para concienciar a la gente y promover el cambio legislativo?
El objetivo de este breve libro es explorar algunas de estas cuestiones a medida que reflexionamos de manera práctica y bíblica sobre este tema.
Con frecuencia, acusan a los que están en contra del aborto de adoptar su opinión como parte de un “conjunto de medidas” sin haber reflexionado en ello. Debido a sus creencias religiosas o afiliaciones políticas, la gente se considera antiaborto o provida, pero en realidad no saben por qué.
Un gran número de los que lean este libro serán creyentes cristianos. Otros lectores quizás no se con- sideren cristianos, pero quieran saber por qué los cristianos piensan de la manera en la que lo hacen. Esperamos que este libro permita a todo el mundo sentirse con más confianza para hablar sobre el tema, ya sea en la esfera pública o simplemente tratando de ayudar a algún amigo o familiar.
¿DÓNDE ESTAMOS?
No podemos negar que ya no existe un consenso moral sobre muchas de las cuestiones a las que nos enfrentamos hoy en día; algunos dirían que hemos perdido el rumbo. Los valores que en el pasado respaldaban nuestras acciones en el día a día, ya no se reconocen y no estamos seguros, entonces, de lo que es correcto o incorrecto (de lo que está bien o mal).
Esto es lo que ocurre con el aborto, respecto al que existe un amplio rango de pensamientos y opiniones (opiniones que se defienden con mucha intensidad). El debate es acalorado, por lo que es difícil implicarse con quienes tienen opiniones diferentes a las nuestras. A menudo, este gira en torno a casos extremos, que, aunque son poco comunes, presentan situaciones desesperadas y desgarradoras. Las emociones están a flor de piel.
Este es el contexto en el que los cristianos estamos llamados a pensar, hablar y actuar. Sin embargo, se trata de una tarea complicada por lo que tendemos, por defecto, a retirarnos y mantenernos callados. No solo evitamos las conversaciones sobre este tema con nuestros familiares y amigos que no comparten nuestra fe, sino que evitamos también hablar del aborto en las iglesias. Esto se debe en gran medida a dos razones. Primero: no hemos dedicado el tiempo suficiente a pensar con detalle sobre esta cuestión y a desarrollar convicciones firmes. Segundo: nos resulta difícil debatir sobre un tema tan sensible y no sabemos por dónde empezar.
El resultado es que somos vulnerables a seguir la corriente cuando esta cuestión afecte a nuestras vidas. Al enfrentarnos de repente a un embarazo no deseado, por ejemplo, corremos el riesgo de tomar decisiones de las que quizás nos arrepentiremos. Por otra parte, los que están sufriendo como resultado de un aborto también se quedan sin la ayuda y el cuidado que necesitan.
Para empezar, vamos a reflexionar un poco más sobre la cultura y el ambiente en el que nos encontramos.
UN MUNDO QUE NO TIENE SENTIDO
La falta de consenso moral que caracteriza al mundo actual implica que, como sociedad, actuamos con frecuencia de maneras contradictorias. La mayoría del tiempo, el comportamiento humano no tiene sentido. Esta es la consecuencia natural de rechazar el marco moral de Dios para la vida, que implica que ahora dependemos de nosotros mismos, confiando en nuestra propia sabiduría e inventando nuestras propias normas. Esta es la razón por la que terminamos jugando a lo que podríamos denominar un “pillapilla ético”.
Imagina a un médico en el ala de neonatología que pasa muchas horas tratando de salvar la vida de un bebé prematuro. En el ala de al lado, un compañero está acabando con la vida de un bebé totalmente sano en el útero de la misma edad gestacional. Un tercer médico, en una clínica del mismo hospital, está tratando de ayudar a una pareja infértil que está desesperada por tener su propio bebé. Por desgracia, estas escenas están relacionadas, ya que, al tratar de resolver nuestros problemas, hemos creado más.14
La práctica médica no es la única en la que se refleja esta contradicción, sino que también la vemos en dos áreas más: el lenguaje que usamos y las leyes que creamos.
EL LENGUAJE QUE USAMOS
Cuando Meghan Markle, la Duquesa de Sussex, anunció su embarazo, todo el mundo estaba encantado. Es como si su bebé ya hubiese nacido: la prensa debatía cómo se llamaría y a qué escuela iría. Si le hubiese pasado algo a Archie durante el embarazo, el dolor nacional e internacional hubiese sido enorme. Ya era un niño.
En la clínica prenatal, asumen lo mismo. Los padres, absortos en las imágenes de la ecografía, se maravillan al ver los dedos de la mano y del pie de su bebé. ¿Es un niño o es una niña? ¿Qué nombre le pondrán? ¿Qué harán? Hay una sensación de anticipación y celebración.
Sin embargo, esto no es lo que ocurre en la clínica de abortos. Allí también les harán una ecografía a las madres, pero en este caso la pantalla mira hacia el otro lado. Al no verlo es más fácil suprimir la verdad de lo que está ocurriendo y evitar parte del dolor. Por razones parecidas, se refieren al bebé como un “embarazo” cuando hablan, y al acto del aborto como a “vaciar el útero” o “interrumpir el embarazo”. La realidad de la situación no ha cambiado, pero el efecto de transformar la terminología es que han suavizado el procedimiento y han deshumanizado al niño —lo que hace que sea más fácil llevar a cabo el aborto—.
A veces, el lenguaje se cambia por compasión (incluso si es erróneo y a corto plazo). En ocasiones, se altera para manipular. Sea cual sea la razón, debemos reconocer que las palabras que usamos tienen poder. Cuando las repetimos una y otra vez, pueden producir de manera sutil grandes cambios en la manera en la que pensamos. Debemos ser conscientes de esto y tener cuidado con el lenguaje que usamos.
LAS LEYES QUE CREAMOS
Es evidente también que hay contradicciones en las leyes que creamos, las cuales se han basado por tradición en los principios judeocristianos. Estos principios valoran la vida y la protección del débil. Sin embargo, la legislación se ha apartado de estos principios para dar cabida al aborto y, al hacerlo, las leyes y el pensamiento que las respalda se han vuelto contradictorios.
La ley, históricamente, ha protegido la vida de los no nacidos. En la actualidad, en Estados Unidos, la Ley sobre la violencia contra víctimas no nacidas (2004) es una ley federal que reconoce a un bebé no nacido como víctima legal si le matan o lesionan al perpetrar algunos de los 60 crímenes violentos enumerados en dicha ley. En el Reino Unido, existe un delito legal de “destruir la vida de un niño” para alguien que mata a un no nacido que era capaz de nacer vivo. La ofensa conlleva una posible cadena perpetua, al igual que ocurre con el asesinato.
No obstante, en los últimos 50 años, las cosas han cambiado de manera dramática en el mundo occidental y los no nacidos ya no reciben la protección de la que una vez disfrutaron. En un gran número de países, el aborto es legal bajo una serie de circunstancias. Y, en la práctica, esto supone que el aborto está disponible bajo demanda. En Estados Unidos, el caso Roe contra Wade25fue crucial en 1973. En el Reino Unido, fue la Ley del aborto de 1967. Ambas produjeron un aumento drástico del número de abortos realizados.
Uno de los factores que provocó el cambio fue el movimiento feminista y la lucha por la igualdad de género, aunque también las angustiosas historias de abortos clandestinos peligrosos y con terribles resultados supusieron una fuerte influencia.36Detrás de todo ello se encuentra el abandono de la cosmovisión cristiana.
En el Reino Unido, bajo los términos de la Ley del aborto de 1967, este se permite durante todo el embarazo si la madre está bajo peligro, si es probable que sufra daños serios y permanentes, o si es posible que el bebé nazca con una discapacidad grave. Una persona puede abortar por motivos mucho menos restrictivos hasta las 24 semanas de gestación, por lo que el aborto, en la práctica, es a demanda hasta ese momento. En 1967, se podía abortar originalmente hasta las 28 semanas, pues, en aquel momento, se consideraba que era el “límite de la viabilidad” —la edad a la que, si el bebé naciese, podría tener posibilidades de sobrevivir—. En 1990, lo redujeron a 24 semanas como resultado de la Ley de fertilización humana y embriología. Sin embargo, en la actualidad, con los avances en el cuidado neonatal, los bebés sobreviven a partir de las 22 semanas de gestación y abundan en el ala de neonatos aquellos que nacen entre las 22-24 semanas de gestación, muchos sobreviven sin ninguna complicación relacionada con el nacimiento prematuro.
En Estados Unidos, cada Estado puede imponer restricciones a la ley federal que legalizó el aborto. A menudo, cambiar estas leyes estatales causa una gran controversia y provoca que se presenten apelaciones a los tribunales superiores.
En el plano internacional, las leyes respecto al aborto varían según el país, pero, en general, se dirigen hacia una relajación y liberalización de las medidas. Sin embargo, Polonia es una excepción llamativa. En 1993, este país eliminó de la legislación una cláusula que permitía el aborto para mujeres que “viviesen en circunstancias difíciles”, que, en realidad, permitía el aborto a demanda. En la actualidad, en Polonia, el acceso al aborto es mucho más complicado y solo es legal si el embarazo supone una amenaza grave para la salud de la madre, como resultado de un acto criminal (como una violación) o si los análisis prenatales confirman que el feto tiene problemas graves e irreversibles.NT7

N. de la T. Véase, por ejemplo: https://www.lavanguardia.com/vida/ junior-report/20210201/6209063/polonia-limita-forma-total-aborto. html
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