I. Las lunas de tus ojos
1
Soy la ciega que deambula
en la ciudad de tus ojos
en la longitud de tus dedos
que no terminan de escribir
El aliento de octubre enfría
no oculta su muerte pronta
(no tarda)
Las escaleras bajan
La transeúnte estática:
una niña se muerde las uñas
Tan sólo con la luz de la vela podría ver
al hombre de tinta
determina su cuerpo
Entre las comisuras de tus dedos
de los callejones sin entrada
de ventanas no construidas
de las puertas
me detiene el tacto
la posibilidad
el disparate de lo permanente
de ser la torre más alta, más vista
el puente macizo por donde cruzas
con la ciudad en los ojos
y la luna
2
Para encender las luces está la noche
para apagarlas
Tengo un ataúd con vista al mar
Santificado
No hay coro que le cante a la erosión
de las manos desiertas
Desde ayer, antier había un lugar
la localidad no se agotaba
Hoy me transcurro en la calle
(el canto no lo define, sólo lo explica)
Asombra la noche en su día
la inclinación, el rugir de tierra
rota
por el temblor de veinticinco pisos
al descubrir al alacrán y
cómo morimos de tan sólo pensarlo
oscurecidos
3
Cruje la silla
Pulsa el tiempo anómalo
Siempre la medianoche
por supuesta
y la muerte cautiva en este asiento
4
Sobre la marcha de la calle
puedes contar cadáveres de casas
portones tapiados
Tener la impresión
de ser presa
tras ladrillos vigas atravesadas
Continúas con la cuenta al caminar
tres cuadras antes del Hotel Corea
se abate la puerta del sol
donde entras a las tres
cuando su luz te pega en la cara y
hemos perdido la salida
Pero vi caer una pestaña tuya
sobre la mesa
Cuando la silla chirrió
pienso que esto es real y
me trago también con la bebida
Así la vamos pasando
hasta ahogarnos en el mar de mosaico
blanco, negro, blanco, negro y decides
prestarme palabras
para que suceda
revuelta en la cama de tu ausencia
Entonces resbaló con prisa
salida de alguna grieta profunda
Tú también observabas
la caída
la exactitud
Vi caer una gota de sangre
5
Tu tierra era arena movediza
Las raíces cuerdas de paja
Cuántas palabras se hundieron ahí
no sé cuáles
Ahora entiendo que cuatro lados
sostienen un eje
No es el corazón
6. Nocturno
Los trenes dejaron esta huella atrás
el río se fue sin la piedra
el otoño escupió la última hoja muerta
cuando el cerro perdió su color
Cuántas veces se suicida el día
Ensayo de luto
a pesar de los cohetes, las luces de bengala
hay vírgenes cautivas en la estrechez de sus úteros
7
En estos días tan sucios
donde una tierra rota
no se desmorona
no termina
Nos arremolinamos
Pulsa la aorta
Recupero un nombre y