¿Campesinos, indígenas y migrantes?

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BASES TEÓRICAS PARA EL ESTUDIO DEL CAMPESINADO

En este capítulo se efectúa una exposición sistemática de las principales orientaciones teóricas dedicadas al análisis de la cuestión agraria en México.

EL PROBLEMA DE LA ARTICULACIÓN,
DISCUSIÓN TEÓRICA DE LOS AÑOS SETENTA

A partir de finales de la década de los sesenta y durante los setenta del siglo XX, se produjo un auge sin precedentes de estudios dedicados a analizar los problemas del campo mexicano impulsados por la crisis agrícola y los estallidos de lucha de clases. Se analizaba al campo desde el terreno de la producción y a sus actores desde una perspectiva de lucha de clases. Como menciona De Teresa (1992), la discusión de aquellos años estaba centrada en entender los procesos de subordinación de la producción campesina al modelo de acumulación de capital, y con ello el destino de los pequeños productores agrícolas en el contexto de la industrialización y modernización económica. El debate, presente en la literatura de esos años, se preocupaba por discutir la coexistencia del modo de producción capitalista con el modo de producción campesino, se proponían métodos de análisis para entender la lógica de producción de los campesinos y los mecanismos de explotación del sistema dominante sobre las comunidades campesinas.

Roger Bartra (1975) atendió la cuestión campesina a través de la teoría de los modos de producción y la lucha de clases como resultado de las contradicciones inherentes a la base económica de la sociedad. Bartra (1974) aludía a la resistencia de la economía campesina para indicar que se trataba de un modo de producción distinto del modo de producción capitalista, definiéndolo como una combinación peculiar de fuerzas productivas y relaciones de producción. Entre las investigaciones que acompañaron a la de Roger Bartra (1974, 1975, 1977 y 1982), destacan las realizadas por Wolf (1973), Stavenhagen (1976), Díaz Polanco (1976), Palerm (1976a, 1976b) Castaingts (1979), Warman (1980), entre otras. En todas ellas se discutía el problema de la articulación entre el modo de producción capitalista y la economía de mercado. Asimismo, se hacía énfasis en el método de análisis adecuado para comprender que se trataba de dos modos de producción distintos.3 Además, se cuestionaba sobre el instrumental teórico adecuado para estudiar a las economías campesinas, considerando que en el caso de México también se trataba de comunidades indígenas. Stavenhagen (1976) señalaba, reiteradamente, que al campo y a sus actores no se les debía estudiar de la misma manera que se hacía con cualquier empresa privada; es decir, determinando costos de producción, niveles de inversión, funciones de producción y tasas de ganancia. Stavenhagen, Castaingts, Díaz Polanco, Bartra y Palerm criticaban el uso indiscriminado de las categorías teóricas economicistas a todos los problemas del campesinado, debido a que conducían a falsear la problemática del campo mexicano y de la economía en su totalidad.

En ninguno de estos trabajos se niega la articulación del modo de producción campesino con el sistema capitalista. Proponiendo como método de análisis a la teoría marxista se buscaba la identificación de las distintas clases sociales y de las relaciones sociales de producción, tanto al interior de las comunidades campesinas como en el modelo de articulación. La aplicación del método conducía a analizar los mecanismos de explotación del sistema capitalista sobre los campesinos a través de la transferencia del excedente y del intercambio comercial. Castaingts planteó un modelo de articulación en el que se representaban los mecanismos de explotación del campesino, fundamentalmente los que tienen que ver con la formación de valores y precios en el mercado y cuyo origen reside en la articulación de los dos modos de producción (Castaingts, 1979:142-170).

A partir de 1980, la discusión sobre el campo mexicano fue cambiando de rumbo y prácticamente se dejó de tratar a través de la óptica de la articulación de los modos de producción. De 1990 a la fecha ocurrieron cambios importantes en la economía mexicana que reorientaron las investigaciones del sector rural. Los últimos trabajos han girado en torno a temas como los problemas del desarrollo rural, el impacto de la globalización y el ajuste estructural en el campo mexicano, los efectos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sobre los productores agrícolas y las repercusiones de la reforma del Artículo 123 Constitucional. También se analizan las transformaciones del sector rural y de un posible proceso de desagrarización del campo mexicano. Cabe señalar que a partir del levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) resurgió una línea de estudios políticos enfocados a estudiar el papel de los campesinos en los movimientos sociales.

TEORÍAS DE LA ARTICULACIÓN

DUALISMO, HETEROGENEIDAD ESTRUCTURAL Y COLONIALISMO INTERNO

La coexistencia de distintos modos de producción en México se ha abordado desde diferentes enfoques teóricos y disciplinas. El dualismo económico es uno de ellos. La literatura económica acerca del dualismo es amplia y con enfoques teóricos que van de los modelos de crecimiento endógeno de Lewis (1954), Kuznets (1955), Lydall (1979), hasta las concepciones teóricas alternativas de Furtado (1967), Benetti (1974), Pinto (1985), Gannagé (1964), Hernández Laos (2003), De Oliveira (2003), Castaingts (2007) y Pérez (2008). La noción de dualismo, tal y como la presenta Lewis (1954), se basa en la asimetría significativa entre dos sectores de la economía: un sector capitalista, moderno y dinámico y otro, no capitalista, atrasado y estancado. En el sentido neoclásico, el sector atrasado corresponde al sector de subsistencia y el adelantado al capitalista. En el sector atrasado se presupone la existencia de una oferta ilimitada de fuerza de trabajo en relación con el capital y a los recursos naturales. Bajo este enfoque se supone cierta organización en el mercado laboral de ambos sectores que permita la expansión del sector industrial hacia el polo atrasado, absorbiendo de manera inmediata el excedente de fuerza de trabajo proveniente del sector de subsistencia. El enfoque de Lewis señala al dualismo económico como un problema de yuxtaposición más que de articulación de modos de producción.

A diferencia de Lewis, Furtado (1974), Prebisch (1981) y Pinto (1985) establecen la coexistencia de distintos modos de producción en un sistema de dependencia. Pinto (1991) acuñó el término “heterogeneidad estructural” en 1975 para referirse a la coexistencia de distintos modos de producción con grandes desniveles de productividad (Valenzuela, 2011:10). De manera similar, Benetti (1974) habla de las economías subdesarrolladas duales, caracterizándolas como economías con una estructura particular con un modo específico de desarrollo en las que no sólo existe un sector moderno y otro atrasado, sino más bien un conjunto de sectores significativos en el desarrollo y crecimiento de cierta economía. La idea de dualismo basada en elementos de coexistencia, interdependencia, relaciones recíprocas e interacción entre las partes también fue propuesta por Castaingts (2007). De esta manera, bajo el enfoque de heterogeneidad estructural se entiende al dualismo como parte de una economía nacional heterogénea en la que las partes o sectores definen su naturaleza específica por sus relaciones recíprocas, sin las cuales no existen como fenómeno específicamente determinado.

Por otro lado, Stavenhagen (1981) y González Casanova (2003b, 2006) recurren a la categoría teórica de “colonialismo interno” para explicar la articulación y coexistencia de distintos modos de producción en una misma región. Esta propuesta teórica, a diferencia de las tesis de dualismo, considera a las relaciones interétnicas como parte de la coexistencia y dinámica de las áreas atrasadas con las desarrolladas. Stavenhagen aclara que el análisis diacrónico y sincrónico propuesto por él no confunde a las relaciones interétnicas con las relaciones de clases (Stavenhagen, 1996:108). Lo que el autor propone es examinar las relaciones que se producen entre regiones, grupos y sistemas productivos, estableciendo una relación de funcionalidad entre dos dinámicas distintas. El análisis parte de considerar a la sociedad como un todo interrelacionado y no a través de dos polos yuxtapuestos, como se hace en la tesis del dualismo de Lewis (1954). Stavenhagen considera que la articulación entre regiones atrasadas y adelantadas es funcional y específica para ambas sociedades, aclarando que las zonas adelantadas se benefician de mano de obra barata y de bienes de bajo costo.

Por su parte, González Casanova (2006) define al colonialismo interno en el terreno económico, político, social y cultural, explorando los vínculos entre las relaciones de clase y las relaciones étnicas de México. González Casanova (1965, 2003b y 2006) advierte mecanismos generadores de dominación, explotación y desigualdad instituidos durante la época colonial en México. De acuerdo con este autor:

La definición del colonialismo interno está originalmente ligada a fenómenos de conquista, en que las poblaciones de nativos no son exterminadas y forman parte, primero, del Estado colonizador y, después, del Estado que adquiere una independencia formal, o que inicia un proceso de liberación, de transición al socialismo o de recolonización y regreso al capitalismo neoliberal (González Casanova, 2003b:410).

Finalmente, tanto Stavenhagen (1996) como González Casanova (2003, 2006) se oponen a las tesis evolucionistas que presuponen que las sociedades pasan del esclavismo al feudalismo y después al capitalismo. En este punto es importante aclarar que el análisis propuesto por ambos autores no es estático pues consideran que las relaciones de funcionalidad se transforman al igual que el capitalismo. Asimismo, rechazan las tesis de modernización de las zonas atrasadas a través del consumo inducido.

 

EL PROBLEMA DE LA ARTICULACIÓN

De acuerdo con Palerm (1986), el problema de la articulación se encuentra en los Grundrisse, texto en el que Marx problematiza sobre la articulación entre diversos modos de producción de una misma formación socioeconómica. Palerm aborda la cuestión de la articulación de distintos modos de producción a lo largo de sus obras: Modos de producción y formaciones socioeconómicas (1986) y Antropología y marxismo (1976a). Palerm (1976a) habla de la coexistencia de distintos modos de producción en México a través de la reflexión que hace sobre el papel que jugaron los modos de producción no capitalistas durante la época colonial. En esta dirección, establece una cadena de interdependencia entre el sistema económico mundial que va de la Corona española, las haciendas mexicanas, las comunidades indígenas y llega a las pequeñas unidades de producción; cadena que muestra la articulación de diversos modos de producción. Asimismo, critica a las teorías del evolucionismo lineal apelando a la coexistencia de distintos modos productivos en una misma formación socioeconómica y señala que la articulación de éstos no sustituye o elimina la relación social de producción capitalista-obrero (Palerm, 1986).

Rosa Luxemburgo (1967) veía necesaria la articulación y la dominación del capitalismo sobre otros sistemas no capitalistas para la realización del proceso de reproducción ampliada del capital, debido a que, desde su perspectiva, la expansión del sistema dominante se efectúa a expensas de los otros modos de producción. Luxemburgo argumenta la necesidad de considerar la coexistencia de distintas formaciones no capitalistas en el estudio analítico o teórico del capitalismo. De lo contrario, señala, se falsea radicalmente el funcionamiento del sistema dominante. Es así como a partir del problema de la articulación, y de la dominación del capitalismo sobre el resto de los modos de producción, Luxemburgo presentó la existencia del sistema colonial, entre naciones y/o segmentos coloniales, como un elemento necesario para el desarrollo y reproducción del capitalismo.

Por otra parte, para Godelier (1974) las sociedades se organizan sobre la base de varios modos de producción articulados entre sí de manera específica y con la dominación de uno de ellos. La articulación apunta a la coexistencia del modo de producción capitalista con otros modos de producción no capitalistas en determinada formación económica y social. En México, el capitalismo es el sistema dominante que organiza y controla la producción mercantil en un entorno en el que subsisten relaciones de producción no capitalistas propias de las sociedades campesinas e indígenas. La confrontación se localiza principalmente en tres vías: 1) la compraventa de fuerza de trabajo, 2) el intercambio comercial y 3) el crédito. Desde luego, todo ello sin olvidar el cacicazgo y el control político como elementos necesarios para la articulación.

Al estudiar el caso concreto para México, Juan Castaingts apuntó a un modelo de articulación intermedio en el que subsisten relaciones de producción no capitalistas fundadas en distintos regímenes de propiedad. La confrontación entre distintos modos de producción se formaliza a través de las relaciones de producción ligadas a la mercancía. El autor diferencia la concepción sobre la producción de mercancías en cada uno de los modos de producción identificados. Sostiene que en las comunidades indígenas los valores de uso producidos sólo se transforman en mercancías por presiones del modo de producción capitalista, considerando que en este modo de producción no se produce con el objetivo de obtener una ganancia (Castaingts, 1979:40-59).

De acuerdo con este mismo autor, existe una lógica indiferenciada de validez social tanto en el mercado de bienes y servicios como en el del trabajo. En el mercado capitalista se realizan mercancías y el plusproducto que se obtiene proviene de la explotación de la fuerza de trabajo del sistema no capitalista. Por medio del intercambio mercantil, los distintos trabajos realizados en una sociedad tienden a validarse de acuerdo con el modo de producción en el que se encuentren. Además, ocurre la explotación que hacen los acaparadores obteniendo ganancias al comprar barato a las comunidades indígenas y venderles caro. En el caso del mercado del trabajo se indica que la validación social de los trabajadores individuales implica un cierto número de relaciones de indiferenciación social, a la vez que la validación de los trabajos por sistemas diferentes prevalece. Los términos de sanción social del trabajo son diferenciados en el modo de producción capitalista en relación con los otros modos de producción. El modelo de articulación propuesto por Castaingts es un intermedio entre los modos capitalista y no capitalista. En él, se enfrentan, se difuminan y persisten ciertas relaciones sociales de producción, al mismo tiempo que surgen nuevas clases sociales funcionales para la articulación. Tal es el caso de los usureros que obtienen ganancias de las altas tasas de interés que cobran a los campesinos.

EL CONCEPTO DE CAMPESINO: DEBATE CIENTÍFICO

¿Quiénes son los campesinos? ¿En qué tipo de sociedades viven? ¿Son conservadores, como lo afirmaba Redfield? O bien, ¿son revolucionarios?, ¿constituyen una masa homogénea, o están divididos en clases sociales?

(Stavenhagen, 1968:4).

En la literatura dedicada al campesinado existe una vasta diversidad de definiciones y categorizaciones acerca del campesinado, generando fuertes debates entre los estudiosos del tema. La discusión gira en torno a la definición y limitaciones del propio concepto. Lenin (1899) escribía que el concepto de campesino no estaba muy bien definido y que en Occidente la cuestión resultaba ser aún más imprecisa. De acuerdo con De la Luz (2007), el concepto de campesino es una categoría teórica en constante transformación debido a que a lo largo de la historia los enfoques teóricos y las perspectivas de análisis con las que se ha estudiado a los campesinos también han cambiado. Por su cuenta, Cortés y Cuéllar afirman que el concepto de campesino se ha convertido en un verdadero enigma para las ciencias sociales debido a que existen ciertas dificultades para entender a las economías campesinas (Cortés y Cuéllar, 1987, en De la Luz, 2007:1).

En la actualidad, el debate sigue y se cuestiona la validez de las definiciones clásicas; se muestra la necesidad de investigar las propiedades económicas, sociales, políticas y culturales de los nuevos campesinos. Appendini y Torres Mazuera (2008) señalan lo imperioso de rebasar los términos tradicionales en los que se conceptualizaba a los campesinos debido a que las condiciones socioeconómicas de éstos se han modificado drásticamente en los últimos 30 años. Por su parte, José Luis Calva sostiene que los campesinos actuales no corresponden con los estudiados por Chayanov, Thoner, Redfield, Wolf y Stavenhagen. El autor considera que a lo largo de la historia los campesinos han resultado ser parte de una sociedad heterogénea y cambiante, además de única y específica para cada lugar (Calva, 1988:285). En atención a lo anterior, en esta sección primero se presentan algunas de las definiciones clásicas del campesinado y posteriormente se exponen las principales líneas del debate.

Chayanov (1974) argumentaba que a los modos de producción reconocidos y enunciados por Marx se les debía de agregar uno más: el modo de producción campesino. Desde su punto de vista, éste era un sistema económico con bajos niveles de capital invertido, cuya organización se basaba en la familia (explotación familiar) y con una producción destinada a la subsistencia y no a la acumulación. Chayanov define al campesino como el representante de un determinado tipo de relaciones de producción, en las que se encarna cierta fase del desarrollo de las fuerzas productivas (Glocker, 1980, en Calva, 1988: 228). Las tesis de Chayanov4 respecto a la economía campesina han originado un sinnúmero de críticas que a la vez han alimentado el debate científico sobre el tema. De acuerdo con Kochanowicz, una de las limitaciones del enfoque teórico de Chayanov es la suposición tácita que hace sobre la fácil disponibilidad de tierras para todos los campesinos. Para Kochanowicz, dicho supuesto deja fuera a los campesinos que no cuentan con tierra. Además, suponer un fácil acceso a la tierra conduce a no considerar que la tierra sea un factor productivo limitado y que en comparación con la fuerza de trabajo sea mucho menor (1989:109-110).

En 1948, Kroeber define a los campesinos como un sector completamente rural con un fuerte apego a la tierra e interconectado con economías de mercado. Según el autor, las sociedades campesinas son sociedades parciales con culturas parciales que carecen de autonomía política y de autosuficiencia económica. De acuerdo con Domínguez (1992), la idea de Kroeber por definir a los campesinos en razón del espacio geográfico rural condujo a incluir entre los campesinos a la otra población rural (countrymen). Esto significa que se incluye a pescadores, artesanos y comerciantes porque también son agricultores de tiempo parcial (Firt, 1964:18). Según Villegas (2003), la caracterización realizada por Kroeber, es decir, el campesinado como una sociedad parcial con cultura parcial, permitió a Redfield analizar la subordinación de la sociedad campesina a la sociedad urbana.

Redfield (1948) señala que el estudio de los campesinos debe considerar la relación de dependencia que existe entre este sector rural y los núcleos urbanos de la economía, debido a que los campesinos se encuentran incrustados en sistemas sociales más amplios con los que mantienen relaciones diversas. Redfield (1930) planteó el término de “sociedad folk” definiendo al poblado campesino como una sociedad homogénea, caracterizada por una división del trabajo más compleja que la de las sociedades tribales, con fuertes instituciones religiosas y de parentesco que resultan ser necesarias para el control social. De acuerdo con el autor, en esta sociedad prevalece lo sagrado sobre lo profano y es una economía distinta a la del mercado por el destino que se le da a la producción. Domínguez (1993) subraya la aportación de Redfield en el sentido de considerar a la cohesión colectiva, pero no por extensión de los lazos de parentesco como uno de los principales atributos de la economía campesina. Del legado de Redfield han surgido dos controversias entre los estudiosos del campo. La primera se formula en torno a la idea de considerar que el campesino forma parte de una categoría social uniforme. Y la segunda, se dirige a la consideración que hizo sobre la idea evolutiva del campesinado.

Por otro lado, Wolf (1982) define a las sociedades campesinas como productos históricos de la expansión del colonialismo, distinguiendo entre comunidades cerradas, abiertas e intermedias.5 En 1955, acuñó el término de “campesino corporativo” ubicándolo en una comunidad “cerrada” con una producción agrícola de subsistencia, un pequeño fondo de renta y mecanismos sociales para el control de las tierras. Al mismo tiempo, señaló que en el proceso productivo campesino intervienen relaciones de parentesco, instituciones religiosas y lazos de solidaridad que permiten su reproducción. En esencia, Wolf define al campesino como un productor agrícola con control efectivo sobre su tierra y con una producción orientada al consumo y no al mercado. De acuerdo con el autor, los campesinos mantienen relaciones asimétricas que pueden ser de interdependencia con los centros urbanos. Es decir, considera al campesinado como un segmento social permanentemente explotado en su relación con las clases dominantes de la sociedad.

De acuerdo con Krants (1977), los escritos del Wolf (1955,1967 y 1971) han sido de importancia decisiva en la conceptualización teórica del campesino, debido a que en ninguna de sus aportaciones analíticas encasilló a los actores del campo en una categoría social estática. En esta misma dirección, Molina y Valenzuela (2006) subrayan la gran aportación que hizo Wolf en la construcción de los conceptos de campesino y economía campesina al hablar de sociedades tradicionales y considerar los cambios y reacciones de los campesinos frente al avance del capitalismo. Los escritos de Wolf han sido el punto de arranque para varias investigaciones sobre el comportamiento económico de los campesinos.

 

Teodor Shanin definió, en 1973, al campesinado en función de sus actividades productivas: explotación agrícola, labranza de la tierra y cría de ganado. De acuerdo con Shanin (1971), la familia es la unidad básica multifuncional en la que se apoya la organización social del campesinado, señalando que la organización familiar constituye la unidad básica de propiedad, producción, consumo, reproducción social, identidad, prestigio y sociabilidad. La heterogeneidad entre los campesinos fue otro de los aspectos atendidos por Shanin (1971). En 1979 escribía que la utilización de la generalización como concepto no implica de ninguna manera homogeneidad de los campesinos (Shanin, 1979:17, en Domínguez, 1993:110). De ese modo, el autor estableció una relación específica y de apego entre el campesino y la tierra, señalando que la posesión de este medio de producción otorgaba al campesino cierta autonomía frente a otros campesinos y al mercado capitalista. De este último aspecto han surgido controversias en las que se afirma que ninguna economía campesina es autónoma de las fuerzas del mercado. Por ejemplo, Domínguez (1993) afirma categóricamente que la vinculación entre los campesinos y el mercado es absolutamente ineludible, tomando en cuenta que la unidad económica familiar campesina siempre ha sido dependiente de recursos externos, tanto para la producción como para el consumo. De ese modo, queda en entredicho la supuesta autonomía de los campesinos señalada por Shanin.

Gilberto Giménez (1996) señala que el modo de producción campesino es caracterizado por la lógica del valor de uso como orientación de todo el proceso productivo; considerando que en este modo de producción se produce para el consumo, la autosuficiencia y no para la acumulación. El autor caracteriza a las colectividades campesinas bajo la lógica del modo de producción campesino, señalando los siguientes elementos: a) autonomía relativa, b) importancia estructural del grupo doméstico en la organización de la vida económica y social del grupo y c) importancia estructural de la colectividad local, caracterizada por las relaciones internas de interconocimiento y las relaciones internas de traslación. Finalmente, apunta que el sistema de modo de producción campesino mantiene relaciones con la economía capitalista englobante, principalmente a través del mercado y la existencia de roles de mediación entre las colectividades campesinas y la sociedad mayor.

LOS ELEMENTOS DEL DEBATE

El debate acerca de los conceptos de campesinado y economía campesina ha surgido de la caracterización que se pretende plasmar para cada concepto. Como bien señala Domínguez (1993), el problema fundamental radica en encontrar un equilibrio entre lo general (teórico) y lo concreto (histórico). El debate se ha producido principalmente en tres direcciones. La primera surge de definir al campesino a partir de la posesión y control de los medios de producción; discutiendo si se deben de considerar como campesinos a aquellos que no cuentan con el control de la base económica, es decir de la “tierra”, y que tienen que recurrir al mercado para rentarlas.6 En la segunda, se debate sobre las implicaciones que genera la vinculación del campesinado con el mercado capitalista. Se cuestiona en qué grado el campesino pierde su condición al vender su fuerza de trabajo de manera parcial y no ocupándose en actividades agrícolas. En esta misma dirección, se reflexiona sobre qué ocurre cuando la unidad campesina no sólo produce para el autoconsumo sino también para el mercado, aunque sea sólo para obtener liquidez. Y, finalmente, en la tercera línea, se discute sobre si existen o no clases sociales al interior de las comunidades campesinas.

A continuación, se presenta un cuadro que resume los principales elementos de la discusión considerando los criterios de identificación del campesinado, tanto en los estudios clásicos como en los más actuales: el tipo de organización familiar, el trabajo agrícola como principal actividad productiva, un stock de producción destinado a la subsistencia, mecanismos de cohesión colectiva y el reconocimiento de la pluriactividad de los miembros de los hogares.

Una vez expuestos los principales elementos de la discusión teórica se presentan distintas conceptualizaciones del campesino. Según Calva (1988), existen tres categorizaciones clave de las cuales se derivan todas las demás. La primera se refiere al “campesino en sentido estricto”, definido como cultivador del suelo que obtiene sus medios de sustento de la tierra que posee y que trabaja por su cuenta (solo o asociado en comunidad o cooperativa). En esta categoría se excluye al obrero agrícola y al esclavo supeditado a la pequeña hacienda. En la segunda, se describe al “campesino en sentido lato” como trabajador agrícola, incluyendo tanto al labriego que cultiva por su propia cuenta la tierra como al asalariado agrícola con o sin tierra. Finalmente, en la tercera y en un sentido más extenso, se habla de countryman englobando a todos los habitantes del campo. De acuerdo con Firth (1964), en esta categoría se incluye a toda la población rural aunque no se dedique exclusivamente a cultivar la tierra.

En el cuadro 2 puede verse la evolución de los conceptos y la argumentación de cada autor en su definición.

CUADRO 2

EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CAMPESINO


Autor Tipología Argumento
Lenin (1899) • Campesinos acomodados Diferenciación a partir de la disponibilidad de tierra. Obtención de ganancia. Producción agrícola como actividad principal.
• Campesinos medios
• Campesinos pobres
Kautsky (1899) • Puro y singular agricultor Sostiene la hipótesis de la inevitable absorción del campesinado por el capitalismo.
Chayanov (1925) • Campesino tradicional independiente de la sociedad mayor Organización familiar. Producción agrícola como actividad principal. Autosuficiencia y subsistencia. Sin relaciones con el mercado.
Redfield (1948) • Campesinos-sociedad folk Sociedad homogénea caracterizada por una división del trabajo más compleja que la de las sociedades tribales. Diferencia entre la economía campesina y la de mercado por el destino que se le da a la producción.
• Campesinos rurales dependientes de los centros urbanos
Kroeber (1948) • Campesinos rurales interconectados con el mercado y los centros urbanos Definición a partir del espacio geográfico rural. Se trata de sociedades parciales con culturas parciales insertas en una sociedad mayor.
Wolf (1955,1957 y 1971) • Comunidad campesina cerrada-campesino corporativo Productor agrícola con control efectivo sobre la tierra y con una producción orientada al consumo y no al mercado. Relaciones asimétricas que pueden ser de
Wolf (1955,1957 y 1971) • Comunidad campesina intermedia interdependencia con los centros urbanos y de explotación por las clases dominantes de la sociedad.
• Comunidad campesina abierta
Foster (1964) • Campesinos tradicionales Las sociedades campesinas son resistentes a cambios generados por la aplicación de tecnología. Definición en función de sus actividades productivas: explotación agrícola, labranza de la tierra y cría de ganado.
• Campesinos resistentes al cambio
• Campesinos irracionales
Shanin (1971) • Campesino agrícola La utilización de la generalización como concepto no implica de ninguna manera homogeneidad de los campesinos. La posesión de tierra otorgaba al campesino, cierta autonomía frente a otros campesinos y al mercado capitalista. Resistencia de la economía campesina frente al sistema dominante.
• Comunidad campesina heterogénea
• Campesino autónomo
Bartra (1974) • Campesino articulado al capitalismo El autor alude a la resistencia de la economía campesina para indicar que se trataba de un modo de producción distinto del modo de producción capitalista; definiéndolo como una combinación peculiar de fuerzas productivas y relaciones de producción. Bartra no niega la articulación del modo de producción de la economía campesina con el sistema capitalista y aplica la teoría de Marx en el análisis de la cuestión agraria, identificando distintas clases sociales.
• Campesino-productor independiente
• Campesinos acomodados
• Campesinos medios
• Campesinos pauperizados
• Campesinos semiproletarizados
• Proletario rural
• Burguesía rural
Meillassoux (1975) • Campesinos-modo de producción doméstico Articulación del modo del modo de producción capitalista con el modo de producción precapitalistas. Actividad productiva: agricultura. Subsistencia basada en un principio de justicia y equidad.
Scott (1976) • Comunidad campesina-economía moral Moralidad institucional, principio de comunidad y ética de la subsistencia, aversión al riesgo y resistencia al cambio. Producción agropecuaria (con actividades conexas) en la que el productor y su familia trabajan directamente la tierra generalmente con sus propios medios de producción.
• Comunidades campesinas-comunidades corporativas
Stavenhagen (1976) • Economía campesina Actividad agrícola, subsistencia. Forma de producción agropecuaria (con actividades conexas) en la que el productor y su familia trabajan directamente la tierra, generalmente con sus propios medios de producción, con el objetivo de satisfacer directamente sus necesidades básicas. Identifica distintas clases sociales en las comunidades campesinas.
• Pluriactividad en las unidades campesinas
• Sociedad campesina heterogénea
Warman (1980) • Campesino tradicional Argumenta que al campesinado mexicano sólo se le puede entender en términos de la articulación orgánica entre dos modos de producción: uno, el capitalista dominante y, el otro, el campesino dominado.
• Campesino-empresario
Appendini (2001) • Economías campesinas Diferenciación a partir del destino de la producción, el ingreso, la tecnología aplicada y la disposición de los factores productivos.
• Agricultores empresariales

FUENTE: elaboración propia.