En pos de la humanidad

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—Soy un experto en tu motor de arranque para ponerte en marcha. —Tau sigue muy alegre. En esto Judit entra en el yacusi. El yacusi es muy amplio, tiene capacidad para diez personas y solo están ellos dos.

—¿Puedo sentarme a tu lado Sharon? —pregunta Judit.

—Claro que sí —la invita con simpatía.

—¿Qué le pasa a David? —pregunta Tau indiscreto soportando la fulminante mirada de Sharon.

—Nada —contesta Judit— ha venido Noé a buscarle cuando veníamos aquí.

—¿Para qué? ¿Les pasa algo? —pregunta Tau ya muy descarado.

—Ha dicho para reunirse a recordar viejos tiempos.

—Y claro tú Judit eres de sus nuevos tiempos —contesta Tau indignado con David, resulta mordaz.

—Claro —interviene Sharon para suavizar el tema—, ellos hace tiempo que se conocen y alguna vez es lógico que quieran estar de tertulia.

—Y temen que se les escape algún secreto íntimo —interviene Tau riendo queriendo hacerse el gracioso pero se le nota su malestar por lo que le están haciendo a Judit.

—¿Y si nos relajamos y disfrutamos de esta maravilla de baño? —sugiere Sharon. Judit asiente y debajo del agua coge la mano de ella que entiende la falta de consuelo y apoyo que sufre Judit y le oprime la mano mirándola para infundirle confianza, luego mira a Tau que entiende perfectamente lo que le pasa a Judit y piensa: «cada vez me gusta menos el grupo Omega». Un buen rato después Tau considera que ya han estado bastante rato entre burbujas.

—Sharon tendríamos que ir a la habitación hasta la hora de cenar.

—De acuerdo Tau, nos podemos duchar allí. —De repente Judit se dirige a Sharon.

—¿Puedo ir con vosotros? —le pide vehemente. Sharon se queda muy sorprendida pero accede.

—Sí Judit y podremos hablar de tu proyecto. —Entran en la habitación y directamente a la ducha. Sharon le sugiere a Tau—. Tú primero. —Y una vez que Tau se ha duchado le recuerda Sharon—. ¿No tenías que ir a la sala de conferencias a consultar algo sobre Titán?

—¿Eh? ¡Oh! Sí —se sorprende Tau pero lo pilla, ellas quieren estar solas, se viste el quimono y sale de la habitación con la intención de estar mucho rato fuera. Cuando están solas Sharon propone.

—Vamos a la ducha es muy amplia y cabemos las dos. —A la que entra en la cabina y el agua se les desliza por la piel Judit se abraza a Sharon aunque el agua le impide tener la certeza, cree que Judit está llorando a Sharon la invade la ternura y la abraza fuerte—. Algo va mal. ¿Verdad Judit? —Judit asiente con la cabeza—. Salgamos de aquí nos sentamos y hablamos. ¿De acuerdo Judit? —Verla tan triste le despierta sus instintos maternales y la ayuda a secarse, luego se sientan frente a frente—. Cuéntame lo que te pasa. ¿Se trata de David? ¿Verdad?

—Sí, estoy muy confusa.

—Entre las dos veremos si el tema es tan grave. ¿De acuerdo? —Le sonríe Sharon mientras que sus manos acarician sus mejillas limpiando sus lágrimas.

—Me prendé de él porque es muy guapo —sonríe Judit—, él fue muy amable y solícito conmigo y me gustó.

—Pero ¿desde cuándo os conocéis? —indaga Sharon.

—Dos días antes de viajar a la Luna la academia de ciencias me convocó por la tarde y me presentó a los Omega, yo me fijé en David y él se fijó en mí, aquella misma tarde me invitó a salir y yo acepté.

—A ver —resume Sharon alucinando— estuviste con David dos felices días en la Tierra antes de partir hacia la Luna y luego dos felices días en la Luna.

—En la Tierra siempre estábamos solos David y yo y todo iba bien —recuerda Judit—, pero en la Luna David prefería que estuviéramos con todo el grupo y a mí no me gustaba.

—Y luego están los doce días en la zona cero —prosigue Sharon—, y los primeros días preferías estar con nosotros que con David.

—Es verdad —reconoce Judit—. David y sus amigos estaban insoportables conmigo me sentía humillada —le vuelven a brotar las lágrimas—, pero luego todo cambió.

—Sí claro, Judit —la interrumpe Sharon—, fue el día de tu conferencia cuando Fermión les puso el alto quien vive. ¿Verdad?

—Pero solo estuvo bien unos días —objeta Judit—, el grupo viene a buscar a David y muchas veces él los prefiere antes que a mí.

—Ya… —contesta Sharon sarcástica— según necesidades.

—Cuando está conmigo —prosigue Judit— está cariñoso y amable y luego le cambia el humor, es muy variable, a veces creo que es hipócrita y empiezo a tener miedo.

—Ya lógico —prosigue Sharon sarcástica— antes de y después de. No te preocupes —la tranquiliza— estás más protegida de lo que crees sigue observando a David lo más desapasionadamente que puedas, entiéndelo con tu cabeza y no con tu corazón.

—Le prestaré más atención a los detalles —promete Judit.

—Solo llevamos un día de viaje —prosigue Sharon— nos quedan cuarenta y cuatro días más para estar juntos en esta nave, seguro Judit que llegarás a conclusiones, ahora vamos a cenar ve a ponerte el quimono, yo iré a buscar a Tau y nos vemos en el salón, te sientas con nosotros y a ver qué hace David. ¿De acuerdo? —Judit abraza a Sharon.

—Gracias no sé qué haría sin ti. —Sharon se emociona y se enternece.

Judit sale de su habitación encaminándose al salón y oye unos pasos que la siguen.

—Hola Judit. —Es David que ha salido de la suya y también se encamina al salón—. Cenamos juntos. ¿No?

—Pues no —le contesta Judit secamente—, no te he visto en todo el día y he quedado con Tau y Sharon.

—Bueno nos vemos después —le contesta él—. A Judit le ha parecido que está hasta contento de poder cenar con sus amigos en vez de con ella.

En el transcurso de la cena Judit no para de mirar de soslayo a David sentado de espaldas a ella unas mesas más atrás con sus amigos, están la mar de divertidos. Algo observa Sharon que no le gusta nada.

Todo el grupo acerca sus cabezas, David se da la vuelta mirando a Judit y luego siguen hablando todos en voz baja y rompen a reír con estentóreas carcajadas. Judit no se ha dado cuenta.

—Tau el grupo está muy divertido. ¿Verdad? —le comenta Sharon mirándolo intensamente.

—Sí, me he dado perfecta cuenta —le contesta Tau con tono de complicidad.

—Si David no me viene a buscar cuando os vayáis me iré con vosotros a mi habitación. —La voz de Judit es triste y afectada.

—Sharon, Judit, nos vamos a ir muy tarde —dice Tau— porque me apetece estar en la zona de relax en un buen sofá. ¿De acuerdo? —Sharon conoce mucho a Tau y le contesta divertida.

—De acuerdo a mí también me gusta, sobre todo porque papá y mamá están sentados en la barra sin perder detalle, a ver qué pasa.

Cuando se levantan para ir al sofá se les acercan papá y mamá.

—Tau, Sharon. ¿Dónde están los Aquiles? —les pregunta mamá.

—En la habitación —contesta Sharon.

—Ya sabéis que tenéis que llevarlos —interviene papá.

—Pero ¿para qué? —contesta Sharon mirando dulcemente a mamá.

—¿Para qué? No lo sé pero el porqué, sí que lo sé —le responde mamá con enfado—, porque lo manda Fermión y hay que obedecer, a partir de mañana os quiero ver siempre con vuestros collares del Aquiles. ¿De acuerdo?

—Sí mamá —contestan sumisos los dos.

Mientras se acercan a la zona de relax, que está algo alejada del restaurante pueden ver cómo el grupo se acercan entre ellos, están un rato hablando y luego rompen a reír y así una y otra vez.

—Sharon les vamos a aguar la fiesta —le asegura Tau en voz baja.

—Claro Tau la zona de relax no es muy amplia y nos podremos enterar de qué se habla, seguro que no les va a gustar.

En efecto, cuando llegan se sientan en lugares cercanos al grupo que les saluda de forma fría y cortés y desde luego no pueden disimular su contrariedad.

—Hola Judit, hola a todos me alegro de estar todos juntos —interviene David inteligentemente para romper el hielo y porque papá y mamá los observan con mucho interés.

—Hola David —le responde Judit.

—Hola a todos —saludan Tau y Sharon.

Fallidos todos los intentos para amenizar el encuentro interviene Sara que ya no puede con la tensión.

—Lo sentimos pero nos tenemos que despedir mañana temprano nos toca gimnasia. ¿Eh? Chicos —se refiere a su grupo.

—Claro —responde Tau— nosotros también nos retiraremos pronto.

—Judit ¿te acompaño a tu habitación? —le pide David muy solícito.

—Sí, David —consiente ella.

Papá y mamá saludan con la mano y desaparecen. Tau y Sharon se quedan solos.

—Tau los hemos echado a todos. ¿Y si nos vamos? —propone riendo.

—Está claro. ¿No? —le contesta Tau riendo también.

Ya en la habitación se plantan ante el ventanal.

—Fíjate hoy este firmamento se ve más denso y más claro.

—Sí Tau muy bonito —contesta ella poco poética—, cada día me caen peor los Omegas y anda que no quedan días de viaje.

—Olvídate ya —le dice Tau mientras se acuesta. Sharon acostada panza arriba comenta.

—Me siento aplastada. Tau se le pone encima.

—¿Y ahora qué?

—Ahora mucho más —suspira ella—, en la Luna para librarme de ti con un empujón te incrustaba en el techo hecho una pegatina.

—Y ahora no puedes. ¿Eh? —la reta él.

—Pues no lo sé, pero es que ahora no quiero librarme de ti, tonto —le contesta ella muy coqueta.

Son las ocho de la mañana, todo el equipo converge en el gimnasio, se saludan cortésmente, todos quedan repartidos como de costumbre, los omegas juntos, Judit y David juntos y claro Tau y Sharon juntos.

Aparece el «monigote holográfico» de monitor dando explicaciones y ejemplos de movimientos, no se llega a la media hora que empieza el cachondeo y las risas en el grupo omega. David los mira divertido.

 

—Oye Judit me voy un momento con ellos y ahora vuelvo. ¿Eh? —David no vuelve—. Judit se acerca a Tau y a Sharon.

—Veis qué pasa —les dice con voz muy triste.

Pero en el desayuno David esta con Judit y se muestra muy amable y solícito, a Judit no se la ve feliz.

Luego del desayuno van a la sala de conferencias como está previsto a estudiar cada uno por su cuenta temas de Titán a escoger entre la gran información disponible en los archivos. Solo se mantiene el orden la primera media hora en que el grupo, David incluido empieza su juerga y cachondeo.

—Siento bochorno —Judit se dirige a Sharon—, esto es intolerable

—Por favor levanta la voz Tau—, respetad a los que tenemos interés en algo, os ruego silencio.

—Vamos hombre que no hay para tanto —le contesta Isaac—, no podemos estar tantas horas aburridos.

—Desde luego que no —le contesta Tau—, pero hay otras horas y lugares para divertirse que no son precisamente ni esta hora ni este lugar. —Parece que va a haber pelea varios contra Tau oportunamente interviene Sara.

—Vamos Tau tiene razón, por favor comportaos. —Se miran entre ellos y habla Abraham.

—Tienes razón, perdona Tau estamos nerviosos y a veces nos desmadramos.

—Por mí todo zanjado —contesta Tau con una sonrisa.

Terminado el estudio ya en el comedor se forman los equipos de siempre.

—Mira Tau los omega le están haciendo señas a David para que vaya con ellos.

—Pero si se va dejará sola a Judit.

—Pues lo ha hecho —exclama Sharon.

—Anda ve y dile a Judit que venga con nosotros. —Sharon se levanta y va a la mesa de Judit.

—Ven con nosotros, ¿te ayudo con la bandeja?, veo que David ya se ha llevado la suya.

—Gracias Sharon —le contesta Judit con mirada agradecida.

Por la tarde a las 17h todos se reúnen en la sala de conferencias para escuchar a papá y a mamá.

—¿Estáis todos bien? —les pregunta mamá—. ¿Algún comentario sobre lo que habéis estudiado esta mañana?

—Sí —contesta Isaac—, ha sido muy interesante, aunque no sabría explicar lo que he aprendido, pero lo sé. —El grupo contiene la risa. Judit se avergüenza

—Muy bien Isaac —le contesta mamá—, me complace tu interés, todo lo que aprendas sobre Titán seguro que te será muy útil.

—Gracias mamá —responde Isaac hipócritamente emocionado. Lo que no saben es que en toda la nave hay grabadoras ocultas y que papá y mamá saben todo lo que ocurre.

Llega la hora de cenar Tau y Sharon están sentados en la mesa. Sharon observa.

—Mira Tau David esta con Judit y no se va.

—Esto es bueno —admite Tau.

Y así transcurren los días, prácticamente iguales en que David demuestra ser un maestro del fraude, sabe ser no demasiado bueno para hacer feliz a Judit ni demasiado malo para que esta no lo envíe a paseo.

Decimosegundo día de navegación espacial. Tau y Sharon están durmiendo cuando les despierta el desesperado aporreo de su puerta Tau se levanta de un salto, abre la puerta y ve a Judit y a David que la tiene agarrada por el cuello.

—¡Suéltala maldita rata! —le grita Tau mientras lo agarra por el pelo, el dolor hace que suelte a Judit y sale despedido un par de metros.

—Maldito viejo de mierda —le dice David a Tau acercándose—, te voy a romper todos los huesos. —Lanza un puñetazo directo que Tau esquiva con maestría a la vez que gira el cuerpo con gran rapidez impactando su codo con gran fuerza en la espalda de David.

—Me ahogo —se queja David sorprendido.

—Esto no es nada rata este viejo de mierda te va a enseñar algunas cosas. —Tau por detrás de David hace presa de sus testículos, David abre los ojos como platos y la boca también—. Y ahora lo que te mereces rata. —Aprovechando que el fuerte apretón testicular ha dejado a David fuera de combate, Tau lo coge por el cuello con una mano y con la otra lo abofetea con fuerza y rapidez hasta que David pide.

—¡Basta, basta, por favor!

—¡Lárgate! —le grita Tau y lo suelta. David se va renqueando—. ¡Pero criatura que te ha hecho esta bestia! —exclama Tau mirando el rostro de Judit donde se aprecia un moretón en un ojo y una mejilla muy colorada—, si te llego a ver antes le reviento los huevos.

—Vamos Tau cálmate —le pide Sharon porque las dos se escandalizan de la intervención de Tau.

—Mañana hablaremos con papá y mamá —decide Tau.

—Por favor no quiero ir a mi habitación tengo mucho miedo, quiero quedarme con vosotros —les pide llorando Judit con desespero.

—Claro que sí Judit la cama es ancha y cabemos los tres —accede Sharon. Tau alucina y piensa: «vaya noche me espera». Sharon organiza.

—Mira Judit tú en este extremo de la cama, yo en medio y tú en el otro extremo. ¿Vale Tau?

—Pues sí —asiente él.

Pasan un par de horas, Sharon y Judit duermen como troncos. Tau piensa:

«Coño parece que Sharon necesita espacio me está empujando» y él sin darse cuenta va cediendo hasta que se termina la cama y en un instante recorre los cincuenta centímetros que tiene de alto la cama con gravedad terrestre aterrizando con un gran porrazo.

«Voy otra vez a la cama», decide «pero es que no hay espacio, Sharon me lo ha ocupado. Vaya», observa «se han desplazado las dos, al lado de Judit hay un gran espacio pero si me meto ahí Sharon me mata».

Pasa la noche intentando acomodarse en el sofá de dos plazas.

Son las siete de la mañana suena el zumbador, a las ocho han de estar en el gimnasio. Judit y Sharon se levantan y muy sorprendidas ven a Tau en el sofá.

—¿Cómo has podido plegarte tanto? —le pregunta Sharon.

—No lo sé lo he hecho dormido.

—Vale levanta ya —insiste Sharon.

—No puedo —implora Tau— estoy entumecido.

—No te preocupes nosotras te ayudamos. —Empiezan a estirarle las piernas—. Mira Judit lo estiramos y cruje —se divierten las dos. Tau grita dolorido hasta que se ha estirado del todo.

—Gracias Tau. —Judit lo abraza y le da un beso. Sharon lo contempla sonriente.

—Estoy orgullosa de ti Tau.

—¡Anda ya! Sharon harás que me sonroje.

—Y ahora en serio —prosigue Tau—, vamos a ir al gimnasio y allí estará David con su grupo si no están papá y mamá puede que haya hostias a granel, voy a vender cara mi piel —se expresa Tau medio en serio medio en broma.

—Tau me asustas —exclama Sharon.

—Lo que tenéis que hacer —les ordena Tau— es quedaros un rato a ver qué pasa.

—Nosotras también sabemos pelear iremos contigo.

—¡Ni hablar! —les contesta Tau con energía. Mientras discuten aparecen papá y mamá por el pasillo, al llegar a su altura papá les dice.

—Os esperamos en el gimnasio. —Todos respiran tranquilos.

Entran en el gimnasio, allí están papá y mamá. David se acerca a Judit

—Perdóname no sé qué me ocurrió estoy avergonzado, Judit lo mira con una mirada muy fría y rencorosa en su rostro perduran las huellas de la agresión.

—Perdóname Tau me porté muy mal me merezco todo lo que me diste y más.

—Bueno yo lo siento quizá me excedí David, repito que lo siento —expresa Tau aún convencido de que David es un gran hipócrita. Luego se acerca el resto del grupo. Sara habla como su portavoz.

—Judit, Tau, Sharon lamentamos lo que ha ocurrido y hemos advertido seriamente a David, esto no tiene que volver a suceder, tenemos que convivir más unidos tenemos que hacer para olvidarlo.

—De acuerdo —contestan Tau y Sharon. Judit no dice nada. Papá y mamá observan. Con ellos todo transcurre con el mayor orden, David y su grupo se comportan de manera ejemplar.

Cuando se encaminan a desayunar David alcanza a Judit.

—Judit por favor quisiera sentarme contigo, quiero decirte muchas cosas.

—No David, todo es muy reciente y necesito pensar.

—Yo te ayudaré dame la oportunidad —insiste David que es un maestro en teatro y entonación. Judit cede y se sientan juntos. Se forman los mismos «equipos» pero buscan la proximidad. Sentados en su mesa Tau y Sharon observan.

—Mira Tau Judit se ha sentado con David, esa rata es un maestro en convencer.

—En efecto no para de hablarle con su dulce expresión, creo que Judit está llorando conmovida.

—Tau desayunemos rápido, quiero estar en la habitación para hablar de esto. —En quince minutos han terminado, se levantan, saludan con la mano al grupo que les contesta con gran simpatía—. Ahora sí que estoy muy preocupada Tau —comenta Sharon mientras se dirigen a la habitación.

—Creo que te entiendo yo también lo estoy. —Cuando están en la habitación y han cerrado la puerta ella opina.

—Tau los Omega no solo temen a papá y a mamá, hay otro u otros a quien realmente temen, los controlan y que quizá hayan promovido su selección, además tú sabes que todos tenemos derecho a que nuestro comunicador tenga una línea personal segura incluso en esta nave en cada habitación hay un conector de antena que permite la comunicación con la Tierra.

—En lo que me he fijado Sharon es que les cuesta muchísimo dejar de ser como son, cambiar de imagen les sale súper exagerado y grotesco.

—Desde luego Tau están ridículos en su nueva personalidad. —Él reflexiona.

—La pregunta que se me ocurre, ahora que los conocemos es, ¿por qué están aquí? no simpatizan con Judit, les importa un rábano su proyecto, odian ir a Titán les he oído en muchas ocasiones comentar lo mucho que echan de menos los ambientes que tenían en la Tierra, los clubs que frecuentaban y lo bien que lo pasaban. ¿Qué otro objetivo que tanto les importe tienen para estar aquí?

—Esto es lo que me da miedo Tau, ahora vamos a la sala de conferencias a estudiar.

—Sharon… Creo que en vez de estudiar asistiremos a un gran espectáculo de teatro. —Cuando salen de la habitación y se encaminan a la sala ven a los omegas juntos y más alejados a David acompañando a Judit.

—Mira Tau cómo David no para de hablarle a Judit.

—Claro Sharon intenta «comerle el coco». Llegan juntos a la puerta de la sala en primer lugar entran David y Judit, luego Sara, Isaac se aparta para que pase Sharon.

—Pasa por favor. —Le cede el paso con una sonrisa.

—Gracias Isaac —contesta Sharon.

Todos instalados cada uno escoge sus temas, Sharon se da cuenta de que los del grupo no escogen, se hacen con lo primero que pillan y se agrupan mirando sin ver la información de vez en cuando se les escapa algún conato de risa que reprimen muy bien, David al lado de Judit se limita a ver lo que ella visiona con interés. Cuando termina la clase se dirigen todos al restaurante Sharon retiene a Tau para quedar rezagados.

—Tau luego en la habitación hemos de hablar mucho de lo que está pasando.

—Estoy muy de acuerdo contigo. —Ya en el comedor David se sienta con Judit, el resto del grupo se sienta muy próximo a Tau y Sharon y se deshacen en cortesías. Tau y Sharon terminan antes que nunca en comer y se levantan para irse, todos se despiden jovialmente. Camino de la habitación ella comenta.

—Tau tengo ganas de que estemos solos para poder comentar todo esto. —A la que entran en la habitación y cierran la puerta exclama—. Tau ahora los soporto menos que antes y me dan más miedo, les cuesta tanto asumir una personalidad que no es la suya que caen en la exageración.

—Sí Sharon cada uno intenta superar al otro en sus dotes teatrales y cada vez están más tensos.

—¿Cuánto tiempo crees que aguantarán con esta tensión? —pregunta ella.

—Llevamos trece días de navegación —echa las cuentas Tau— faltan ocho días para la maniobra de vuelco y luego veinticuatro días para llegar a Titán, nos quedan treinta y dos días de viaje, van a sufrir mucho, si es que aguantan.

—Pero Tau incluso sin la tensión de mostrar una falsa personalidad ellos siempre hablan de sus correrías y juegos por los clubs de la Tierra.

—Sharon, solo podemos estar alerta para prevenir por dónde revientan. —Sin darse cuenta les llega la hora de asistir a la charla de papá y mamá.

En la sala cuando están todos acomodados entran papá y mamá. Mamá empieza.

—Felicito al grupo omega porque al parecer os empezáis a tomar en serio el conocimiento de Titán, de esto los únicos que se benefician sois vosotros. El 50 % de la seguridad en Titán lo da la tecnología y el otro 50 % es conocer Titán, si seguís así tendréis el 100 % de seguridad para sobrevivir. —Los omegas la escuchan con la expresión de que esto no va con ellos.

 

Todos los días siguen igual hasta tres días después, cuando llevan dieciséis días de navegación. En el gimnasio Judit se acerca a Tau y a Sharon despegándose de David, terminada la clase, se encaminan a desayunar y Judit se coloca al lado de Sharon.

—He roto con David —le dice con voz decidida.

—¿Qué te ha hecho esta vez? —le pregunta Sharon alarmada.

—Nada especial he descubierto que David no es más que un hermoso saco de mierda. —Judit habla tan claro y rotundo que escandaliza a Sharon.

—Judit por favor… Todos tenemos un lado bueno.

—Pues David es la excepción no tiene ningún lado bueno —contesta Judit cabreada y resoluta.

Llegados al restaurante se sientan los tres en una mesa y David y los omegas en otra pero alejada, saludan fríamente.

—Tau mira parece que ya prescinden de la amabilidad, pero todavía ejercen la cortesía —observa ella.

—Con esto me conformo —contesta Tau, observa la expresión que tiene David mirando a Judit.

—Sí Tau su mirada no es amable ni cortés es rabiosa. Y así en el transcurso de los días en grupo va reemplazando la cortesía por la hostilidad.

Las 20 horas del día veintiuno de navegación están todos en el salón, después de cenar papá y mamá les darán instrucciones para mañana, día veintidós de navegación en que se efectuará la maniobra del vuelco.

Papá y mamá están sentados en la barra, Tau, Judit y Sharon están en una mesa, los omegas en otra mesa pero esta vez la han elegido cercana a ellos. Sara se acerca.

—Oye Sharon —le habla amablemente—, quería preguntarte algo. —Detrás de Sara se acercan Isaac y Abraham.

—Dime Sara —responde Sharon amablemente también. A la que Sara llega a su altura los tres se lanzan sobre ellos, papá y mamá se incorporan, Sara sujeta con fuerza a Sharon mientras Isaac pulsa el Aquiles, Sharon ve horrorizada cómo papá y mamá caen al suelo inertes, desmadejados.

—Mira Tau lo que han hecho —exclama Sharon sollozando.

—Y ya verás lo que vamos a hacer con vosotros —dice Sara mientras Isaac y Abraham sujetan a Tau, Sharon y Judit están paralizadas por la sorpresa.

—Vamos a organizarnos —propone Sara.

—Espera un momento —interviene David—, ahora vuelvo. —Al rato vuelve del gimnasio con una barra de hierro y empieza a golpear con furia la cabeza de mamá.

—¡Maldita rata! ¡Deja a mamá! —grita Sharon lanzándose contra David, este deja la barra y le da un fuerte empujón que la derriba violentamente en el suelo.

—¡Asquerosa bestia! —grita Judit lanzándose también sobre David para defender a Sharon.

—¡Aparta estúpida! —grita David empujando violentamente a Judit que se golpea en la cabeza con uno de los baos de la nave y cae inerte.

—¡Soltadme cerdos! —grita Tau mientras trata de soltarse de los hermanos y casi lo consigue, Noé lo ve y también se lanza sobre él y entre los tres consiguen inmovilizarlo.

—¡Quietos todos! —grita Sara—, tenemos muchos días de viaje a la Tierra, prohibido romper los juguetes —se expresa señalando a Tau a Sharon y a la inerte Judit. Tau se da cuenta de la situación, cruza la mirada con Sharon y luego dirige la mirada a la pequeña cabina con la escalera metálica que baja al primer estrato, ella lo entiende.

Mientras el grupo está feliz riendo las gracias de Sara y están atando a Tau. Sharon se levanta de un salto y echa a correr hacia la cabina, David la ve y corre tras ella al pasar por el grupo que sujeta a Tau este consigue sacar una pierna y hacerle una zancadilla, David cae al suelo rodando, «¡cerdo!» le grita a Tau, se levanta y reanuda la carrera. A Tau le salta el corazón David es muy ágil pero Sharon también es muy ágil y fuerte, está a pocos metros de la cabina.

—¡Ya te tengo zorra! —le grita David con alegría, Sharon lo oye y hace una finta—. ¡Maldita! —grita David rabioso para seguirla a dado un traspiés y cae al suelo se levanta de un salto ve a Sharon que ha abierto la puerta y está dentro de la cabina, David cree que puede llegar a tiempo, pero solo consigue rebotar sobre la puerta cerrada. Sharon pone un código arbitrario a la cerradura piensa:

«Aquí ya no pueden abrir pero pueden bajar por el ascensor tengo que esconderme». Está cerca de un sector cerrado de almacén, abre la puerta y se lleva una desagradable sorpresa, está a oscuras pero al abrir la puerta automáticamente todo queda iluminado y al cerrarla se apaga la luz no tiene cierre de interior, en la penumbra de la poca luz que penetra por los ventanucos superiores de ventilación puede ver grandes estanterías con cajas de suministros. Piensa:

«Tengo que escalar la estantería y buscar un hueco para esconderme».

David regresa con el grupo está furioso y rabioso.

—Dónde está Sharon —pregunta Sara.

David se acerca a Tau.

—Se me ha escapado por culpa de ese cabrón que me ha puesto la zancadilla. ¡Lo voy a capar!

—Quieto —le ordena Sara—, esto lo podrás hacer cuando lleguemos a la Tierra, durante el viaje Noé lo quiere de juguete y lo quiere entero.

—Y esta zorra. ¿Está viva? —pregunta David mirando a Judit tendida inconsciente—, espero que sí porque ella será mi juguete hasta llegar a la Tierra. Se va a enterar de quién soy yo.

—Sí, todavía respira, ahora tenemos que atender nuestra misión —organiza Sara—, tú David con Abraham subid al tercer estrato para programar la trayectoria de la nave de regreso a la Tierra, tú Isaac y yo iremos al primer estrato, a la zona blindada a liberar a Tito, a Marcos y a Anker y tú Noé de momento te quedas aquí a vigilar a Judit por si se despierta, de Tau no te preocupes está bien atado y los robots solo son chatarra.

David está delante de los paneles de control de la nave.

—Estas naves interplanetarias son fáciles de manejar, las programas y todo es automático. —David empieza a manipular los controles—. Mira anulo la maniobra de vuelco programada para mañana a las 20 horas y desde este instante programo el regreso a la Tierra, será un giro suave que no lo notaremos, cerca de la Tierra el jefe ya nos enviará instrucciones.

—Oye David toda esta gente es muy imbécil. ¿Verdad?

—Por qué lo dices —le pregunta David.

—Papá y mamá son unos formidables guardianes y la llave de su desmantelamiento la ponen en el collar de dos confiados individuos.

—Es lógico Isaac —le razona David—, los Aquiles es un secreto de la zona cero a nosotros nos informó Anker ellos no podían imaginar que lo sabíamos.

—¿Y por qué llevan los Aquiles? —pregunta Isaac.

—Por lo que he podido saber los robots no son perfectos y en algún momento pueden originar algún desastre. Bueno esto ya casi está, ahora vamos al salón, tu hermano y Sara ya habrán liberado a Tito y los demás.

Sara y Abraham llegan a la puerta de la zona blindada.

—¿Y cómo abriremos? —pregunta Abraham.

—Bueno primero probemos, si no podían imaginar que alguien los liberara habrán programado la cerradura para que no se pueda abrir desde dentro pero sí desde fuera Sara pone la mano sobre la palanca de abrir.

—A ver… A ver… —Y la puerta se abre, ríen con ganas.

—Tito, Marco, Anker estáis libres —grita Sara con alegría. Los mencionados salen rápido de la zona blindada y se abrazan con Isaac y Sara.

—No perdamos tiempo —propone Sara vamos al salón. Por el camino al segundo estrato Tito los alaba.

—Sois fenomenales estoy orgulloso de vosotros seréis recompensados.

Sharon desde arriba de la estantería del almacén lo observa todo aterrorizada a través de un ventanuco de ventilación.

—Ahora son tres más contra nosotros. ¿Qué puedo hacer? —se pregunta desesperada.

Cuando llegan al salón y están todos reunidos Anker se encara con Tau.

—Hola Tau qué alegría este y su amiga —le explica al grupo—, nos hicieron la pascua escapando de los robots de la mina y ¿dónde está Sharon? —pregunta.

—Ha escapado y estará oculta en algún lugar del primer estrato.

—Qué lista es —comenta Anker divertido.

—Pero no os preocupéis —interviene David—, la nave ya está programada y tenemos mucho tiempo Noé y yo nos dedicaremos al antiguo deporte de la caza de la zorra. —Todos ríen con ganas, están muy contentos.

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