Za darmo

Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030

Tekst
0
Recenzje
Oznacz jako przeczytane
Czcionka:Mniejsze АаWiększe Aa

Radicalización y “armamentización” de grupos marginados

Entiéndase como el conjunto de actividades con el que se busca reclutar, adoctrinar, adiestrar, preparar, financiar, transportar, manipular y dirigir a grupos de personas pertenecientes a grupos marginados (refugiados, migrantes, inmigrantes, minorías, etc.) para cometer actos vandálicos, ilegales, de desobediencia civil, allanamientos, etc. El objetivo principal es el de manipular a la opinión pública (nacional e internacional), afectar la moral ciudadana y causar el divisionismo racial, social e ideológico, con el potencial de llegar a enfrentamientos violentos.

Nuevas capacidades militares necesarias

En general, las nuevas amenazas aquí definidas caben dentro de la definición comúnmente aceptada de “guerra no convencional”, con la principal diferencia de que el “campo de batalla” no es un área denegada, si no una de libre acceso. Por tanto, las principales capacidades militares que son necesarias para hacerle frente a estas amenazas que atentan y vulneran principalmente la moral y voluntad popular y soberanía de las naciones, incluyen habilidades personales conocidas en inglés como “habilidades blandas” (“soft skills”), capacidades analíticas, y sistemas tecnológicos de análisis, fusión de información, ciberdefensas y guerra cibernética.

• Capacidades analíticas (que lo importante no sea desplazado por lo urgente)

Fortalecimiento de las capacidades de inteligencia y análisis estratégico de mediano y largo plazo en las unidades de inteligencia militar. Es decir, dedicar capacidad y personal a la recolección y análisis de información de efecto a mediano y largo plazo, en todos los ámbitos de interés y poder nacional.

• Sistemas que faciliten la cooperación, colaboración y coordinación

Fortalecimiento de las entidades de fusión de inteligencia, cooperación inter e intrainstitucional, incluyendo plataformas y sistemas de análisis e información conjunta.

• Sistemas de monitoreo de información abierta (incluyendo redes sociales)

Desarrollo de sistemas tecnológicos que faciliten el análisis e identificación de desinformación, información maliciosa, noticias falsas, rumores e información errónea.

• Sistemas de ciberdefensa y guerra cibernética

Fortalecimiento de capacidades y sistemas que permitan negar el acceso al ciberespacio nacional a todos aquellos sitios, aplicaciones, plataformas y usuarios identificados como hostiles y que atenten contra la seguridad de las naciones, la estabilidad social y gobernabilidad; que busquen desinformar o crear enfrentamientos internos; que busquen debilitar los gobiernos legal y democráticamente electos; que atenten contra las instituciones del Estado, etc.

Conclusión

Aunque la era de la globalización busca acercar a las naciones y difuminar fronteras, está creando también nuevos campos de batalla en los que las milicias se enfrentan y enfrentarán. Si bien no son de los tipos de guerra convencional, las fuerzas armadas de las superpotencias son ahora los principales actores y facilitadores de las guerras de información, guerras cibernéticas, espionaje estatal, industrial, económico y corporativo. Ante esto, las fuerzas armadas, paralelo a sus capacidades para la defensa convencional del territorio nacional, y la lucha contra las amenazas transnacionales, como el narcotráfico y las maras, necesitan también desarrollar y fortalecer todas aquellas capacidades que ayuden a proteger la soberanía de las naciones, en todo sentido. Es decir, las fuerzas armadas, sin vulnerar ni violar las libertades y derechos universales de sus ciudadanos, deben estar preparadas para liderar la defensa en contra de los intereses externos que por medio de profundas guerras de baja intensidad (subversión, manipulación, desinformación, etc.) atentan contra la seguridad de las naciones, la soberanía de los pueblos y la voluntad popular de la ciudadanía.

Es apremiante que los gobiernos centroamericanos comprendan la necesidad de fortalecer y financiar estas capacidades en las fuerzas armadas, para proteger desde la seguridad de los sistemas bancarios y los sistemas interconectados de infraestructura crítica, el espacio informativo de consumo abierto, hasta la integridad de los sistemas y procesos electorales.

En los próximos años habrá intentos de injerencia en los países centroamericanos con compromiso de sus soberanías, pero no serán de tipo convencional. Poderes foráneos (no necesariamente estatales) intentarán influir sobre los países centroamericanos por medio de presión internacional y multinacional, negociaciones y tratados económicos malintencionados, monopolios tecnológicos, justicia “tutelada”, reingeniería social y adoctrinamiento. Es deber de las fuerzas armadas y de las agencias de inteligencia velar porque sean siempre y exclusivamente las ciudadanías las que dicten el rumbo y cambios en cada una de las sociedades, y que la voluntad de los pueblos nunca sea sometida a ninguna élite, ni económica ni ideológica.

Bibliografía

Armada de República Dominicana, “¿Quiénes somos?”, http://www.marina.mil.do/armada/mision-y-vision/ (Consultado el 09/11/2020)

Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, “Ejes Temáticos de la CFAC”, CFAC, https://www.conferenciafac.org/organizacion/ejes-tematicos/ (Consultado el 08/11/2020).

Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, “Historia de la CFAC”, CFAC, https://www.conferenciafac.org/presentacion/ (Consultado el 08/11/2020).

Constitución de la República de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1983), artículo 212.

Constitución de la República Dominicana (República Dominicana, 2010), artículo 252.

Constitución Política de la República de Guatemala (Guatemala: Reformada por Acuerdo legislativo N.° 18-93 del 17 de noviembre de 1993), artículo 244.

Constitución Política de Nicaragua (Nicaragua: Asamblea Nacional de la República de Nicaragua, 1948), artículo 273.

Ejército de la República Dominicana, “¿Quiénes somos?”, https://www.ejercito.mil.do/sobre-nosotros/quienes-somos (Consultado el 09/11/2020).

Ejército de Nicaragua, “Fuerza Aérea”, https://www.ejercito.mil.ni/contenido/unidades-militares/fa/fa.html (Consultado el 09/11/2020).

Ejército de Nicaragua, “Fuerza Terrestre”, https://www.ejercito.mil.ni/contenido/unidades-militares/ft/ft.html (Consultado el 09/11/2020).

Fuerza Aérea de República Dominicana, “Sobre nosotros”, http://fuerzaaerea.mil.do/Sobre-Nosotros/Instituci%C3%B3n (Consultado el 09/11/2020).

Fuerzas Armadas de Honduras, “Ejército”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=512 (Consultado el 09/11/2020).

Fuerzas Armadas de Honduras, “Fuerza Aérea”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=532 (Consultado el 09/11/2020).

Fuerzas Armadas de Honduras, “Fuerza Naval”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=357 (Consultado el 09/11/2020).

Fuerzas Armadas de Honduras, “Fuerzas Armadas”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=491 (Consultado el 09/11/2020).

Gobierno de El Salvador, “Libro de la Defensa Nacional”, CEDOH, http://www.cedoh.org/Biblioteca_CEDOH/archivos/00237%20LIBRO%20DE%20LA%20DEFENSA%20NACIONAL.pdf (Consultado el 08/11/2020).

Gobierno de Nicaragua, “Nicaragua”, RESDAL, https://www.resdal.org/Archivo/nica-libro-blanco-capitulo2.pdf (Consultado el 08/11/2020).

ILO, International Standard Classification of Occupations: ISCO-08 (Ginebra: International Labour Office, 2012), https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_172572.pdf (Consultado el 07/11/2020).

Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1994), artículo 44.

Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1994), artículo 46.

Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1994), artículo 49.

Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de la República Dominicana, N.° 139-13 del 13 de septiembre de 2013. G. O. N.° 10728 del 19 de septiembre de 2013 (República Dominicana: Congreso Nacional, 2013), artículo 5.

Ministerio de la Defensa Nacional de Honduras, “Honduras: Libro de la Defensa Nacional”, RESDAL, https://www.resdal.org/Archivo/hon-lb-indice.html (Consultado el 08/11/2020).

Ministerio de la Defensa Nacional, “Fuerzas de Aire”, https://www.mindef.mil.gt/Organizacion/3fuerzas_aire_mar_tierra/fuerza_aire/3fuerzas_aire.html (Consultado el 09/11/2020).

 

Ministerio de la Defensa Nacional, “Fuerzas de Tierra”, https://www.mindef.mil.gt/Organizacion/3fuerzas_aire_mar_tierra/fuerza_tierra/3fuerzas_tierra.html (Consultado 08/11/2020).

Ministerio de la Defensa, “Fuerzas de Mar”, https://www.mindef.mil.gt/Organizacion/3fuerzas_aire_mar_tierra/fuerza_mar/3fuerzas_mar.html (Consultado el 09/11/2020).

Red de Seguridad y Defensa de América Latina, “Atlas comparativo de la Defensa”, RESDAL, https://www.resdal.org/assets/atlas_2016_esp_21.pdf (Consultado el 09/11/2020).

Sistema Nacional de Inteligencia, “Agenda Nacional de Riesgos y Amenazas 2020”, SIE, https://www.sie.gob.gt/portal/DOCS/ANRA/ANRA_2020.pdf (Consultado el 08/11/2020).

1 ILO, International Standard Classification of Occupations: ISCO-08 (Ginebra: International Labour Office, 2012), https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---dcomm/---publ/documents/publication/wcms_172572.pdf (Consultado el 07/11/2020).

2 Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, “Historia de la CFAC”, CFAC, https://www.conferenciafac.org/presentacion/ (Consultado el 08/11/2020).

3 Conferencia de las Fuerzas Armadas Centroamericanas, “Ejes Temáticos de la CFAC”, CFAC, https://www.conferenciafac.org/organizacion/ejes-tematicos/ (Consultado el 08/11/2020).

4 Constitución Política de la República de Guatemala (Guatemala: Reformada por Acuerdo legislativo N.° 18-93 del 17 de noviembre de 1993), artículo 244.

5 Ministerio de la Defensa Nacional, “Fuerzas de Tierra”, https://www.mindef.mil.gt/Organizacion/3fuerzas_aire_mar_tierra/fuerza_tierra/3fuerzas_tierra.html (Consultado 08/11/2020).

6 Ministerio de la Defensa Nacional, “Fuerzas de Aire”, https://www.mindef.mil.gt/Organizacion/3fuerzas_aire_mar_tierra/fuerza_aire/3fuerzas_aire.html (Consultado el 09/11/2020)

7 Ministerio de la Defensa, “Fuerzas de Mar”, https://www.mindef.mil.gt/Organizacion/3fuerzas_aire_mar_tierra/fuerza_mar/3fuerzas_mar.html (Consultado el 09/11/2020).

8 Constitución de la República de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1983), artículo 212.

9 Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1994), artículo 44.

10 Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1994), artículo 46.

11 Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador (El Salvador: Asamblea Legislativa de la República de El Salvador, 1994), artículo 49.

12 Fuerzas Armadas de Honduras, “Fuerzas Armadas”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=491 (Consultado el 09/11/2020)

13 Fuerzas Armadas de Honduras, “Ejército”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=512 (Consultado el 09/11/2020).

14 Fuerzas Armadas de Honduras, “Fuerza Aérea”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=532 (Consultado el 09/11/2020).

15 Fuerzas Armadas de Honduras, “Fuerza Naval”, http://www.ffaa.mil.hn/?page_id=357 (Consultado el 09/11/2020).

16 Constitución Política de Nicaragua (Nicaragua: Asamblea Nacional de la República de Nicaragua, 1948), artículo 273.

17 Ejército de Nicaragua, “Fuerza Terrestre”, https://www.ejercito.mil.ni/contenido/unidades-militares/ft/ft.html (Consultado el 09/11/2020).

18 Ejército de Nicaragua, “Fuerza Aérea”, https://www.ejercito.mil.ni/contenido/unidades-militares/fa/fa.html (Consultado el 09/11/2020).

19 Red de Seguridad y Defensa de América Latina, “Atlas comparativo de la Defensa”, RESDAL, https://www.resdal.org/assets/atlas_2016_esp_21.pdf (Consultado el 09/11/2020).

20 Constitución de la República Dominicana (República Dominicana, 2010), artículo 252.

21 Ejército de la República Dominicana, “¿Quiénes somos?”, https://www.ejercito.mil.do/sobre-nosotros/quienes-somos (Consultado el 09/11/2020).

22 Armada de República Dominicana, “¿Quiénes somos?”, http://www.marina.mil.do/armada/mision-y-vision/ (Consultado el 09/11/2020).

23 Fuerza Aérea de República Dominicana, “Sobre nosotros”, http://fuerzaaerea.mil.do/Sobre-Nosotros/Instituci%C3%B3n (Consultado el 09/11/2020).

AMÉRICA DEL SUR

ESCENARIO DE DEFENSA DE ARGENTINA 2030 Prioridad: el Atlántico Sur

Rosendo Fraga


El presente trabajo esboza los objetivos de la defensa en la República Argentina hacia 2030, con especial énfasis en la soberanía de sus espacios marítimos y la Antártida. Este planteamiento se inicia reconociendo, con ejemplos concretos, las dificultades que este tipo de análisis sobre escenarios futuros plantean en un país como la Argentina, donde este tipo de proyecciones se ven habitualmente ensombrecidas por la irrupción de imponderables. Hecha esta aclaración, abordaremos la problemática del Atlántico Sur, espacio que integra el Mar Argentino, la llamada “Cuestión Malvinas” y la Antártida, donde radica, según nuestra opinión, el interés estratégico concreto para la Argentina hacia 2030. Luego repasaremos el futuro de la soberanía y la importancia del dominio efectivo en su forma terrestre como condición necesaria para la existencia de la soberanía marítima y la explotación de sus recursos, para después enfocarnos en un caso concreto a modo de ejemplo: el conflicto por la soberanía en el Mar Meridional de China. Tras este análisis, nos centraremos en la visión que tiene Estados Unidos respecto de sus propios espacios marítimos y su soberanía en el Ártico, para culminar con un repaso de la situación en la Antártida y el Atlántico Sur en la Argentina de la actualidad.

1. La defensa dentro de 10 años

La Argentina es un ejemplo acabado sobre la imposibilidad de definir conflictos y amenazas a 10 años. Imaginar en 1972 que el país iba a tener una guerra contra Gran Bretaña —el segundo país de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, según su capacidad militar— por las islas Malvinas, no era previsible ni parecía posible, pero así fue. Las Fuerzas Armadas argentinas tienen hipótesis de conflicto internas, con Brasil y con Chile, pero no con el Reino Unido en términos militares. En ningún momento desde que Gran Bretaña usurpó las islas Malvinas en 1833, la vía militar para recuperarlas estuvo planteada. En 1974 hubo un plan para hacerlo presentado por la Armada, pero el entonces presidente Juan Domingo Perón lo desechó por considerarlo impracticable e imprudente.

Desde el punto de vista terrestre, la frontera norte —y en especial la noreste— es y seguirá siendo el punto vulnerable en términos estratégicos. En los últimos años se ha ubicado la Triple Frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay como una región en la cual el terrorismo, el narcotráfico y el tráfico de armas encuentran otra situación favorable para su desarrollo. A ello se suma ahora el avance hacia el sur de las dos organizaciones más importantes del crimen organizado brasileño: el Comando Vermelho, con base en Río de Janeiro, y el Primer Comando Capital, que actúa desde las cárceles de San Pablo. Estas organizaciones ya están presentes en Paraguay y ha habido acciones en la provincia argentina de Misiones, en el extremo noreste del país. Esto se vincula con la hidrovía que conecta el sudoeste de Brasil con el este de Paraguay e incluso el este de Bolivia a través de los ríos Paraná y Paraguay como arteria principal. El tráfico de drogas por esta vía fluvial ya se ha planteado y es motivo de preocupación.

En el otro extremo, en el sudoeste, en la provincia de Neuquén, Vaca Muerta —el principal yacimiento de hidrocarburos de Argentina— es un objetivo de seguridad a preservar. Ya hay usurpaciones de grupos indígenas en este lugar. Todo esto se vincula también con un movimiento indigenista de origen mapuche que se ha extendido hasta la provincia de Río Negro y Chubut. Es de alcance limitado, pero ya han llegado a usurpar y ocupan cientos de hectáreas en el campo de instrucción de la Escuela Militar de Montaña del Ejército. El problema indigenista argentino se vincula por razones étnicas y geográficas con el conflicto que —más desarrollado— enfrenta Chile del otro lado de la cordillera.

Es probable que ambas regiones de Argentina, el noreste y el sudoeste, dentro de 10 años sigan siendo áreas vulnerables y de conflicto.

Por otro lado, la Argentina está lejos de participar en la carrera espacial, pero es el país de la región que tiene mayor desarrollo nuclear y satelital. A partir del 2030, Estados Unidos tiene previsto poner en ejecución los proyectos para llegar a Marte. El espacio se ha transformado en un escenario global de conflicto. Estados Unidos ha creado en 2019 su sexta fuerza militar: la Aeroespacial. Francia modificó la denominación de su Fuerza Aérea por la de “Fuerza Aérea y Espacial”, transfiriéndole a esta el área espacial que Estados Unidos le dio a su sexta fuerza. China y Rusia tienen sus políticas espaciales dentro de la órbita militar. Esta problemática cobrará más relevancia durante la década que comienza y posiblemente sea en 2030 un área de conflicto entre las potencias globales. La base de observación que tiene China en la provincia argentina de Neuquén es la instalación del hemisferio sur que monitorea las misiones de este país a la Luna (el monitoreo completo se hace con otras dos estaciones de observación en el hemisferio norte).

Pero es la problemática del Atlántico Sur, que integra el Mar Argentino, la “Cuestión Malvinas” y el futuro de la Antártida, la que en conjunto se proyecta como de más interés estratégico concreto para la Argentina. Definido este planteo, nos centraremos en este último escenario.

 

2. El futuro de la soberanía

Mirando el mapa oficial de la República Argentina con todo el territorio en la misma escala —de acuerdo con la ley sancionada en 2010, que después se transformó en optativa—, el centro de la Argentina deja de estar en Córdoba y pasa a estar en Tierra del Fuego.

Es aproximadamente la misma distancia la que separa a nuestra provincia más austral —que de acuerdo con la Constitución Nacional incluye la Antártida y Malvinas— tanto del Polo Sur como de la Quiaca.

Con un golpe de vista queda una Argentina que territorialmente puede dividirse en dos mitades: una es el territorio continental, mientras que la otra mitad está constituida por el Mar Argentino, las islas Malvinas y la Antártida.

He visto en repetidas oportunidades criticar este mapa con todo el territorio en la misma escala, con el argumento de que crea un “mito nacionalista” en la población que carece de base real, con lo cual se termina creando una suerte de “chauvinismo” o de “frustración nacional” al no poder concretarse en los hechos.

En 2020, un nuevo mapa oficial de nuestro país ubicó la Antártida con una nueva visión, la que generó observaciones de Chile, país con el cual Argentina tiene superposición territorial en sus respectivas pretensiones de soberanía. Pero el nuevo mapa también pone los territorios del Atlántico Sur, en especial la Antártida, en una posición central.

Cuando abordamos temas como el futuro de la Antártida o del Mar Argentino a largo plazo, la clave depende de la perspectiva que tengamos sobre si la soberanía nacional seguirá siendo o no un principio ordenador, tanto en las relaciones internacionales como en la organización de los Estados-naciones.

Si creemos que la soberanía es un valor o concepto en declinación y que será superada por los gobiernos multinacionales en los planos político, económico y militar —idea que dominó el mundo académico en la última década del siglo XX y la primera del XXI—, no pareciera tener demasiado sentido invertir esfuerzos y recursos tanto en la política antártica como en la preservación y defensa del Mar Argentino, porque en última instancia Argentina nunca va a poder ejercer derechos soberanos en estos territorios.

Por el contrario, pienso que en la tercera década del presente siglo habrá una tendencia impulsada por los Estados-naciones que son actores globales, a reforzar el concepto de soberanía en las relaciones internacionales y su entorno geográfico y que ello puede ser una tendencia de largo plazo. En ese contexto, la política hacia la Antártida y el Atlántico Sur debe apuntar a contemplar que, en el futuro, la Argentina podrá ejercer soberanía tanto en la Antártida como en el Mar Argentino.

Un ejemplo histórico de este concepto es el comienzo de la presencia estatal argentina en la Antártida. El 4 de enero de 1904, el presidente de la Nación, Julio A. Roca, firma un decreto por el cual la República Argentina compra a un ciudadano inglés de origen escocés (William S. Bruce) instalaciones de observación que estaba terminando de construir en la isla Laurie, en el archipiélago de Las Orcadas.

El entonces presidente dispone que se las ocupe con gran celeridad y como la corbeta “Uruguay” —el buque de la Marina de Guerra de la Armada argentina apto para navegar en los mares del sur— estaba en reparaciones, dispone que seis funcionarios del Ministerio de Agricultura se embarquen en el buque del expedicionario escocés para llegar rápidamente a destino. El 15 de febrero están en el territorio antártico y el 22 izan la bandera en las instalaciones de la isla Laurie.

Por decisión expresa del presidente, han llevado estampillas y sellos del correo argentino. Desde la isla Laurie escriben cartas tanto a su familia como a las autoridades. Se genera así, en forma planificada, el primer acto de ejercicio concreto de soberanía de Argentina en la región.

Pasarán 36 años hasta que un segundo país, el Reino Unido, también instale bases de carácter permanente en la Antártida: lo hizo por el temor a la presencia de buques alemanes en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

3. No hay soberanía marítima y aérea sin la terrestre

Por lo general se sostiene que el Estado-nación es una categoría política nacida en Francia y aplicada a los Estados desde el siglo XIV.

La expansión colonial entre los siglos XV y XX se desarrolló en función de los Estados nacionales, más allá de alguna excepción. Las naciones europeas fueron trasladando el ejercicio de su soberanía a América, África y Asia. A finales del siglo XIX y principios del XX, las potencias europeas se disputaban el control de puertos chinos para el establecimiento de bases militares, que eran la entrada económica hacia el interior de China.

El Papa Alejandro VI a finales del siglo XV intentó poner cierto orden para evitar conflictos entre las potencias europeas, pero más allá del Tratado de Tordesillas, que fijó límites en América entre España y Portugal, sus decisiones tuvieron un efecto relativo y muchas veces no se cumplieron.

La soberanía se estableció sobre la base del dominio terrestre: dominaba los mares quien tenía la flota más poderosa (el dominio aéreo en esos años no se planteaba ni existía).

Pero en la tercera década del siglo XXI se plantea la expansión de la soberanía sobre espacios marítimos, donde la soberanía terrestre es punto de partida inevitable para la proyección de la soberanía marítima y también aérea.

Fenómenos y conflictos, como la construcción de islas artificiales por parte de China en el área marítima de mayor conflicto estratégico, el llamado Mar del Sur de China, lo confirman. La idea es simple: construye sus islas en torno a un peñón y a partir de ellas reclama la soberanía marítima.

La soberanía en el Ártico —que es sobre el fondo del mar— es ejercida por los cinco países que tienen proximidad geográfica: Estados Unidos, Rusia, Canadá, Dinamarca (por Groenlandia) y Noruega.

Los reclamos de soberanía antártica —de los cuales solo está suspendido el ejercicio mientras se mantenga el Tratado Antártico— provienen de seis países por proximidad geográfica: Argentina, Chile, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelandia y el Reino Unido; y otros dos por otras razones: Francia y Noruega.

La disputa por la soberanía en los mares del Sur y el Este de China, de los que participan China, Vietnam, Filipinas, Japón y otros países, se plantean a partir de la proyección de soberanía marítima desde la terrestre.

La proximidad geográfica es una ventaja relativa de Argentina para la Antártida. La posibilidad de establecer un “polo logístico” para ella se plantea a partir de esta proximidad. El establecimiento de una base conjunta en Ushuaia, desde la cual se concentran los medios marítimos, aéreos y terrestres empleados en las campañas antárticas, sería una acción importante como parte de dicho “polo logístico”.

La soberanía sobre el Mar Argentino se reclama a partir de la que el país ejerce sobre la Patagonia y más al norte, hasta la desembocadura del Río de la Plata. Si Argentina perdiera el ejercicio de su soberanía efectiva sobre la Patagonia, y en particular su costa, perdería el ejercicio efectivo de la soberanía sobre este mar.

La explotación de recursos naturales, tanto en el Ártico como en la Antártida, en el fondo del mar y próximamente en el espacio —incluyendo los asteroides, la Luna y los planetas— hoy no es un tema de ciencia ficción, sino una realidad práctica y concreta que constituye una prioridad para las potencias globales.

La prospección de hidrocarburos en el fondo del Ártico ya se ha realizado y Noruega ha llamado a licitación para la explotación de petróleo dentro del Círculo Polar Ártico; la explotación del fondo del mar avanza aceleradamente con nuevas tecnologías, como la que permite a China la explotación del “hielo combustible”; tanto el Libro Blanco de China sobre la Antártida como la política antártica presentada por Rusia, destacan no solo la importancia estratégica de la Antártida, sino también su riqueza en recursos naturales; su explotación —en particular de minerales— es una de las causas por las cuales la inversión privada se ha volcado a financiar la carrera espacial en los Estados Unidos.

En el caso del Mar Argentino, sus recursos naturales son muy valiosos y ellos deben ser asegurados y preservados. En la Antártida, aunque el futuro es más abierto, el interés nacional requiere no descartar que a largo plazo se avance en la explotación de recursos naturales, aunque haya normas que hoy lo impiden. Los avances científicos y tecnológicos van abriendo posibilidades hasta hace poco tiempo insospechadas.

4. Un ejemplo: la tensión en el mar del sur de China

El 19 de mayo de 2018, bombarderos chinos H-6K aterrizaron en pistas montadas en islotes artificiales construidos por China en el llamado Mar del Sur de China.

Casi de inmediato, Estados Unidos suspendió la participación china en ejercicios multinacionales en la región y dos buques de su Armada navegaron junto a las islas Paracel, que China reivindica como propias y están en disputa con otros países, generando un fuerte reclamo del gobierno chino.

En los primeros días de junio del mismo año, el entonces jefe del Pentágono, general Jim Mattis, en viaje hacia el foro de Shangri-La, que anualmente se realiza en Singapur para discutir los temas de seguridad regionales, tuvo definiciones importantes sobre el conflicto en esta región.

Dijo que China busca “militarizar” el Mar del Sur de China —reclama soberanía sobre su totalidad— para “intimidar y coercionar” a los países de la región. Argumentó que violando compromisos con Washington acordados en 2015, ha incumplido el de no militarizar las islas e islotes artificiales que ha construido en esta región marítima. Mattis sostuvo que los chinos habían desplegado armas sofisticadas, como misiles antibuques, misiles tierra-aire y radares.

Se trata de una región marítima clave en términos estratégicos (control de la navegación por donde pasa el 50% del comercio chino y explotación de recursos naturales), que está en disputa con Vietnam, Filipinas, Taiwán, Malasia y Brunéi.

Mattis sostuvo en el foro que su país buscaba promover un “Indo-Pacífico” libre y abierto, buscando asegurar la estabilidad de Asia Oriental y África y la cooperación entre países que comparten valores como la libertad de navegación y el estado de derecho para “contener a China”, dado su “extremado contraste con la estrategia estadounidense”.

Esta tensión se da en el marco de la prevención con la cual Washington observa el proyecto chino de la “Nueva Ruta de la Seda”, que combina rutas terrestres, marítimas e instalaciones aéreas desde Asia hasta Europa, pasando por África, Medio Oriente y que tiene capítulos específicos para el África subsahariana y América Latina.

Mattis pidió también que “no cometan errores: Estados Unidos está destinado a permanecer en el área del Indo-Pacífico”. Agregó que “no le pedimos a ningún país que elija entre nosotros y China, porque un amigo no pide ser elegido” y matizó al decir que “la cooperación con China es bienvenida en todo momento”, recordando que próximamente visitaría Beijing para discutir temas de seguridad internacional.

Pero también se refirió a la cumbre que iba a acontecer entre Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un, diciendo que la presencia de 28.500 hombres de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Corea del Sur estaba fuera de discusión.

Acá aparece una vez más la estrecha relación entre la presencia militar terrestre y la marítima en conflictos estratégicos. A dicha base se agregan otros 40.000 efectivos posicionados en Japón.

Sin dichas bases, se haría inviable la presencia naval estadounidense prolongada en el Mar del Sur de China.