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Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030

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Aumento de la capacidad de los hospitales

En toda la región, las fuerzas armadas latinoamericanas aumentaron las capacidades de los hospitales nacionales poniendo los hospitales militares a disposición del público, usando los barcos de sus armadas o marinas para proporcionar capacidades hospitalarias y construir hospitales de campaña.

En México, desde el principio de la pandemia, sus Fuerzas Armadas78 pusieron sus hospitales militares a disposición de los pacientes del covid-19. Hacia fines de junio de 2020, el Ejército de México abrió las puertas de 13 de sus hospitales a pacientes del covid-19, además de proporcionar otras 48 instalaciones médicas más pequeñas o temporales. La Armada de México, menor, puso a disposición ocho hospitales para pacientes del covid-19, suministrando 4.000 camas, y usó dos de sus barcos logísticos para proporcionar servicios hospitalarios (en Acapulco, costa del Pacífico, y en Veracruz, Golfo de México)79. También administró hospitales públicos y contrató a personal médico80. El Ejército, de forma semejante, supervisó 32 hospitales públicos, y construyó al menos cuatro hospitales de campaña81.

En Guatemala, se usaron ingenieros del Ejército para construir cuatro hospitales de campaña, incluido uno en una instalación de la Fuerza Aérea en la parte norte del país82. También proporcionaron seguridad a hospitales existentes donde se trataban a pacientes del covid-1983.

En Barbados, la FDB dedicó parte de su base de adiestramiento de Paragon, en Christ Church, incluidas las barracas, para poner a los pacientes en cuarentena, y estableció instalaciones médicas de campaña84. También apoyó la transformación de una antigua base militar de EE. UU. para recibir pacientes de nivel de cuidados intensivos, incluido el almacenamiento de equipos donados hasta que la instalación pudiera ponerse a punto mediante el trabajo de un contratista privado.

En Colombia, sus fuerzas armadas usaron sus hospitales, incluidas sus instalaciones principales en Bogotá85 y Cartagena86, para aumentar la capacidad médica a fin de tratar el covid. Como en el caso de otras fuerzas armadas de la región, también se construyeron hospitales de campaña87. La Armada de Colombia puso a disposición tres barcos hospital: en Cartagena, Málaga y Puerto Leguizamo88. También llevó a cabo un adiestramiento especial para médicos en la Universidad Militar de Nueva Granada89.

En Perú, su Ejército construyó un hospital de campaña con 3.000 camas en Villa Panamericana, en el área de la gran Lima90.

En Chile, su Ejército puso el Hospital Militar de Santiago a disposición de los pacientes del covid-1991, así como se utilizaron buques de la Armada para proporcionar camas de hospital92. También se usaron barcos de la Armada para suministrar servicios médicos a pacientes que no eran del covid-19, desocupando camas hospitalarias para aquellos afectados por la pandemia93. Chile también envió equipos médicos para apoyar a poblaciones remotas, como en la zona del Alto Bio Bío94.

Ayuda a las poblaciones vulnerables

En la esfera de necesidades económicas importantes creadas por el aislamiento social, es interesante observar que las fuerzas armadas latinoamericanas jugaron un papel considerable en llevar alimentos y otros artículos necesarios a poblaciones vulnerables. Dichas actividades, supuestamente, tuvieron un efecto beneficioso en las relaciones entre las fuerzas armadas y las personas que recibían ayuda.

En México, sus fuerzas armadas distribuyeron más de 477.000 paquetes de alimentos95. Las Fuerzas Armadas de Honduras llevaron a cabo actividades similares96. Las Fuerzas Armadas de Guatemala también lo hicieron en áreas pobres como Alta Verapaz97. En El Salvador, de forma similar, sus fuerzas armadas suministraron ayuda de alimentos a comunidades necesitadas como Ahuachapán98, entre otras. En Barbados, la FDB participó en el ensamblaje de “paquetes de ayuda humanitaria” para poblaciones vulnerables, aunque no participó directamente en su distribución99, como lo hicieron las Fuerzas Armadas de Paraguay100.

En Colombia, sus fuerzas armadas usaron su sistema de logística para el transporte aéreo de alimentos y otros bienes a áreas remotas, registrando unas 582 caravanas que transportaron 46 toneladas de alimentos. La Armada de Colombia suministró agua potable, incluidos más 235.000 litros de agua a residentes de Vichada y la Isla de San Andrés101.

En Ecuador, su Ejército suministró más de 238.000 paquetes de ayuda humanitaria a mediados de mayo de 2020102. Sus operaciones, en junio de 2020, incluyeron el suministro de 3.500 paquetes de ayuda humanitaria en el fuertemente golpeado Departamento de Guayas103.

En Perú, sus fuerzas armadas distribuyeron alimentos, incluidos “panecillos del bicentenario” entre los pobres104. En apoyo del Instituto de Defensa Civil Nacional (INDECI), el Ejército de Perú ensambló y suministró 43.000 paquetes de ayuda humanitaria a gobiernos locales para los necesitados, entre otras medidas cívicas105. En Chile, además de distribuir mercancías a las poblaciones necesitadas, sus fuerzas armadas transportaron agua a áreas remotas106.

En el caso de Argentina, su Ejército cocinó realmente comidas calientes para residentes marginalizados en el gran Buenos Aires usando sus “cocinas de campaña”107. Hacia el 14 de mayo de 2020, presuntamente preparó 2,2 millones de raciones calientes y suministró 437.000 bolsas de alimentos108.

Producción de mercancías relacionadas con el covid-19

Algunas fuerzas armadas fueron más allá de la preparación y el suministro de paquetes de ayuda humanitaria, para incluir la producción y el ensamblado de artículos médicos y otros artículos esenciales.

Las Fuerzas Armadas de México produjeron uniformes médicos, botas y mascarillas protectoras109. En Colombia, la industria de producción militar, Indumil, y el astillero militar, Coctecmar, ayudaron a fabricar camas de hospital. Diversas unidades militares colombianas también participaron en la producción a pequeña escala de otros artículos relacionados con el covid-19110. En Perú, sus Fuerzas Armadas, junto con las universidades, ayudaron al gobierno a construir y reparar ventiladores111. Las unidades más pequeñas construyeron cabinas de descontaminación, y productos higienizadores mixtos112. En Chile, la organización de la industria de las Fuerzas Armadas participó en la fabricación de higienizadores y la construcción de cabinas desinfectantes, entre otras actividades113.

Otras actividades

Más allá de las actividades tratadas en los párrafos anteriores, las fuerzas armadas latinoamericanas y del Caribe de la región también apoyaron las respuestas de sus gobiernos ante el covid-19 de diversas formas.

En México, la Armada y la Fuerza Aérea del Ejército ayudaron a regresar a casi 10.000 ciudadanos mexicanos atrapados fuera del país114.

En Guatemala, como en otros varios países de la región, se usaron unidades militares para desinfectar espacios públicos115. Además, se utilizaron los recursos de asuntos públicos del Ejército de Guatemala, por ejemplo, para ayudar a diseminar el mensaje de salud pública del gobierno en lo que se refiere al covid-19.

En Paraguay, sus fuerzas armadas crearon y administraron refugios temporales (centros de cuarentena) para acomodar a los ciudadanos que regresaban del extranjero de modo que estuvieran aislados del resto de la población, dedicando barracas militares para este fin116.

En Chile y otros países, se utilizaron las fuerzas armadas para proteger la infraestructura de salud crítica, como hospitales y depósitos de suministros, frente a una variedad de amenazas como contaminación potencial, protestas y robo de mercancías117.

Retos

Las fuerzas armadas latinoamericanas, reflejando la escala y naturaleza sin precedentes del reto del covid-19, se enfrentaron a una serie de retos como respuesta al virus.

Retos de implementación

Aunque muchas acciones de las fuerzas armadas eran similares a los planes de otros tipos de desastres y se ejecutaron de manera relativamente sencilla, hubo naturalmente algunos problemas que hubo que resolver. En Guatemala, las fuertes lluvias estacionales complicaron en particular las operaciones en terrenos montañosos. Por otra parte, las barriadas y otros terrenos urbanos densos exigieron mucha demanda de dispositivos de geolocalización, dispositivos de visión nocturna y otros equipos de suministro limitado dentro de las Fuerzas Armadas de Guatemala118. De modo similar, en Chile, un experto en seguridad observó que el suministro de ayuda y otras operaciones en barrios marginales hacía énfasis también en la importancia de buenas capacidades de geolocalización119.

En Chile, y otros lugares, la adaptación de aviones y otros vehículos para el transporte de pacientes de covid-19 también presentó sus retos120. En Perú, cuando sus fuerzas armadas movilizaron a 10.500 reservistas a la región del gran Lima durante 60 días, resultó muy difícil encontrar lugares saneados donde alojarlos121.

Riesgos para la salud

En muchas partes de Latinoamérica, en la fase inicial de la respuesta, las entidades militares participaron en actividades de apoyo en la que se incluía el contacto con poblaciones potencialmente infectadas con equipos de protección limitados. Las Fuerzas Armadas de Ecuador y Paraguay122, estaban entre las que, de acuerdo a los expertos, no disponían de equipos de protección personal en la fase inicial de la respuesta. En Paraguay, según un experto, sus fuerzas armadas tenían que basarse en higienizadores y mascarillas caseras123. Aunque un experto de seguridad con conocimientos de Barbados dijo que la FDB estaba protegida de forma adecuada, los miembros de la FDB tuvieron que improvisar para obtener mascarillas124.

 

En general, los expertos de seguridad consultados para este trabajo recalcaron que las fuerzas armadas se basaban en la disciplina entre las tropas, incluido el lavado de manos frecuente y medidas similares125, para gestionar el riesgo de contagio126. En Guatemala, por ejemplo, sus fuerzas armadas se basaban principalmente en mascarillas y medidas como lavado frecuente de las manos, aunque seguía habiendo muchas infecciones.

A pesar de los equipos de protección personal y los equipos militares, el contacto con las poblaciones locales requerido por muchas de las misiones a las que se asignaron muchas fuerzas armadas latinoamericanas127 hizo que un número elevado de personal militar acabara infectado. En Ecuador, 152 miembros de las fuerzas armadas han resultado infectados desde mediados de abril128. En Chile, hacia principios de julio, 3.300 miembros de las fuerzas armadas habían dado positivo por covid-19129.

Recursos inadecuados

En varios países, los expertos del sector de seguridad consultados para este trabajo acordaron que el personal y otros recursos disponibles eran inadecuados para las tareas que se le pidió al personal militar. En Ecuador y Perú, por ejemplo, el número de personas para hacer cumplir los toques de queda fue inadecuado en vista de los incidentes propagados de ciudadanos que respetaban esas restricciones y asociadas con las medidas de distanciamiento social. En Argentina, como en otras partes de la región, años de financiación insuficiente de sus fuerzas armadas han limitado considerablemente el número vehículos y haberes que tenían disponibles para apoyar la logística y otras misiones más allá del área del gran Buenos Aires130.

Doctrina y capacitación

Como muchas de las misiones relacionadas con el covid-19 eran variaciones de tareas efectuadas como respuesta ante desastres y seguridad interna, la doctrina y la capacitación militares para esas misiones proporcionó una estructura general para la respuesta ante el covid-19. En Chile, el uso de sus fuerzas armadas como complemento de los carabineros para relacionarse con la población fue similar a la función que había desempeñado al responder a los disturbios de octubre de 2019131. Específicamente con respeto a las operaciones relacionadas con la salud, las Fuerzas Armadas de Guatemala tenían experiencia en acciones para combatir el dengue y el chikungunya, mientras que las Fuerzas Armadas de Brasil se utilizaron contra el dengue132.

Aunque la experiencia anterior proporcionó cierta ayuda a las fuerzas armadas latinoamericanas a medida que se enfrentaban a la pandemia, la mayoría carecía de experiencia en relaciones con el público en el contexto de un patógeno muy contagioso y letal. En ciertos grados, los expertos de seguridad consultados para este trabajo en El Salvador, Barbados, Ecuador, Paraguay y Perú observaron la doctrina y la capacitación para apoyar una respuesta que era insuficiente, requiriendo un aprendizaje y una adaptación considerables133.

La respuesta ante el covid-19 también creó retos exclusivos, como tener que operar durante períodos prolongados como fuerzas dispersadas, dando importancia a tener comunicaciones de trabajo, y cómo ejercer influencia de mando y mantener la moral cuando las unidades no se congregaban durante un período prolongado. También resaltó el valor de las comunicaciones estratégicas, para dar el mensaje correcto a las fuerzas a fin de transmitir la intención del comandante por su operación continua en un despliegue dispersado, así como para mantener la moral cuando se enfrentan a la soledad y al estrés.

En general, la ejecución de actividades estándar, basadas aproximadamente en un desastre anterior análogo y respuestas de salud, no garantizó que la respuesta dada por las fuerzas armadas en el contexto de la pandemia del covid-19 fuera el uso más efectivo de la fuerza para combatir la pandemia.

Marco legal

Las autoridades de seguridad en múltiples países latinoamericanos y caribeños consultados para este trabajo expresaron preocupación sobre las carencias del marco legal en el que se llamó a las fuerzas armadas para apoyar la respuesta ante el covid-19.

En la mayoría de los países, las declaraciones de emergencias de salud o seguridad nacionales, y las estructuras existentes para el apoyo militar a las autoridades civiles proporcionaron un marco básico satisfactorio. En Guatemala esto incluía el “estado de calamidad”. En Barbados, incluía a autoridades bajo la Ley de Defensa Nacional, complementadas por la autorización de la FDB para apoyar a la policía en enero de 2020 (por diferentes razones), y la declaración subsiguiente del gobierno de un estado de emergencia de salud pública134. En Ecuador, incluía la declaración de un “estado de excepción” y el acuerdo ministerial 179 para el uso progresivo de la fuerza. En Chile, incluía la declaración de un “estado de excepción constitucional por el desastre”, seguido por el Decreto Supremo Nº 8 para establecer las reglas de uso de la fuerza en este contexto135.

A pesar de estos marcos legales habilitadores, las autoridades entrevistadas para este artículo expresaron preocupación referente a las protecciones legales para miembros de las fuerzas armadas, en particular cuando se les llamó para relacionarse con poblaciones civiles en formas que podrían desembocar en un conflicto, incluida la ejecución de toques de queda y la respuesta de la gente, en particular a medida que aumentan la frustración y la agitación social con el deterioro de las condiciones económicas, y la relajación de algunas medidas de distanciamiento social.

Responsabilidades en pugna

A medida que se propaga la crisis del covid-19 con el tiempo y sin un fin inmediato a la vista, las fuerzas armadas latinoamericanas están cada vez más fatigadas para cumplir con sus nuevas responsabilidades ante el coronavirus, mientras también realizan sus otras misiones, particularmente en un entorno presupuestario donde una remuneración adicional es poco probable.

En la mayoría de los países de la región, la respuesta ante el covid-19 se ha convertido en la prioridad máxima para las fuerzas armadas y el resto del gobierno136. En México, Centroamérica y el Caribe, la respuesta del covid-19 coincidió con el inicio de la temporada de huracanes que se esperaba que fuera más activa de lo normal137, empezando por el huracán Amanda y después Cristóbal que asolaron El Salvador y Guatemala138. De hecho, en Guatemala, se requirió que sus fuerzas armadas realizaran operaciones de apoyo civil para ambos huracanes, además de su trabajo de rescate tradicional y otras actividades como respuesta a las inundaciones que se produjeron al inicio de la temporada lluviosa, incluso si continuaba su apoyo a la respuesta del gobierno ante el covid-19139.

En México, entre las responsabilidades en pugna se incluía ayudar a restringir los flujos de inmigrantes centroamericanos por el país, además de niveles récord de violencia por parte de grupos delictivos organizados en un entorno cada vez más fragmentado e impredecible140, incluidos participantes importantes como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) que está tomando medidas osadas sin precedentes contra líderes políticos mexicanos141.

En Colombia, entre las responsabilidades en pugna se incluía tratar con más de 1,8 millones de venezolanos mientras combatían a un conjunto de grupos organizados armados incluidos un Ejército Nacional de Liberación (ELN) en expansión y disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que se duplicó de tamaño en menos de un año pasando a 4.600142, alimentadas en parte por un santuario relativo para operar dentro de Venezuela143.

Además del reto de las fuerzas armadas en la región y a pesar de la caída inicial de los delitos, al poner limitaciones a la vida pública para implementar medidas de distanciamiento social144, el colapso económico de la región unido al virus y a los intentos de controlar su propagación, está ampliando la población de personas desesperadas, probablemente estimulando la violencia delictiva145. El mismo malestar económico, y la alteración de las cadenas de suministro delictivas146 también es probable que estimule una competición violenta entre grupos delictivos147. Se convocará a las fuerzas armadas latinoamericanas probablemente para responder a la expansión de la violencia delictiva, incluso aunque se les requiera continuar el apoyo a la respuesta del gobierno ante el covid-19.

A medida que responden esas fuerzas armadas, el covid-19, de alguna forma, ha dificultado el reto. A medida que se han evaporado las opciones para trasladar drogas en cargamentos comerciales y el movimiento de las personas entre fronteras, los grupos delictivos han cambiado sus rutas148. En Argentina y en otros lugares, los traficantes están dejando de usar los cruces de fronteras formales para usar rutas más clandestinas149. La desesperación económica, supuestamente, facilitará a los delincuentes la corrupción y la compra en economías debilitadas150. Los grupos delictivos también se han aprovechado de la crisis para consolidar su control en áreas geográficas en las que operan. Esto incluye milicias repartiendo mascarillas y otros bienes necesarios y haciendo cumplir toques de queda en barrios marginales, como las favelas de Rio de Janeiro151. Dichas tendencias harán que sea más difícil para las fuerzas armadas desempeñar sus funciones de seguridad doméstica, incluso a medida que sus recursos y su tiempo para desempeñar esa función compiten cada vez más con otras actividades.

Al relajarse las restricciones en la interacción social en la región, es probable que se vuelvan a producir disturbios sociales significativos o incluso a una mayor escala, como los vistos en Ecuador152, Chile153 y Colombia154 a fines de 2019155. En el grado en que los disturbios de 2019 fueron motivados en gran parte por la frustración con el rendimiento del gobierno156, la respuesta ante el covid-19 ha dado a sus ciudadanos una amplia gama de problemas por los que estar frustrados, incluidos los robos o la mala gestión de los fondos relacionados con la pandemia, las muertes debidas a las carencias de los sistemas de salud públicos, los errores percibidos del gobierno al parar las economías durante demasiado tiempo, o no lo suficiente, los recortes de gobiernos en programas sociales y otras actividades para apoyar la respuesta ante el covid-19, y la carencia percibida del gobierno para responder antes el aumento de los delitos y la inseguridad ciudadana, entre otras cosas.

Ya han empezado a producirse protestas en la región, incluidas demandas para facilitar las restricciones de los toques de queda en Guatemala157 y fortalecerlas en Brasil158. Hacia junio de 2020, las protestas relacionadas con el covid-19 también habían empezado a producirse de nuevo en Colombia159, Ecuador160 y Chile161. A principios de julio, el ministro del interior de Perú expresó su preocupación por la probable escalada de protestas allí debidas a los niveles elevados de adversidades sociales y otras frustraciones, a medida que se relajaban las medidas de distanciamiento162. En Paraguay, las protestas empezaron en julio en ciudades fronterizas afectadas por restricciones comerciales para controlar el covid-19163. Al igual que en 2019, probablemente las fuerzas armadas latinoamericanas serán llamadas a responder, si se produce una escalada de la situación.

A medida que las fuerzas armadas se enfrentan a dichas demandas en pugna en su tiempo, los recursos de los que disponen para hacer eso probablemente se contraerán, o al menos, no aumentarán, aun cuando en Argentina y en otros lugares, las fuerzas armadas han solicitado apropiaciones complementarias para cubrir los gastos relacionados por la emergencia del covid-19164. Tanto en Guatemala como en Barbados, las operaciones del covid-19 se realizaron utilizando presupuestos existentes, con la reprogramación de algunos fondos165. En numerosos países de la región, incluidos Ecuador166, Colombia167 y otros lugares168, los gobiernos ya han anunciado recortes pronunciados de presupuestos para combatir el covid-19.

En el lado positivo, el covid-19 puede contribuir a mejorar las relaciones entre fuerzas armadas latinoamericanas y las sociedades en las que operan. Algunas personas consultadas para este trabajo expresaron con razón su preocupación sobre el potencial de conflicto con la sociedad, a medida que las fuerzas armadas hicieron cumplir los toques de queda y las medidas de distanciamiento social. No obstante, el covid-19 también ha hecho hincapié, de forma diferente a otras cuantas amenazas, en la función de las fuerzas armadas en la región como protectores de sus sociedades contra amenazas multidimensionales complejas. De hecho, en Argentina, a pesar de la profunda desconfianza de algunos contra las Fuerzas Armadas como legado de la “guerra sucia” contra insurgentes izquierdistas en los años 70, la respuesta del covid-19 ha ayudado a aumentar el índice de aprobación de sus Fuerzas Armadas a un nivel de popularidad sin precedentes de más del 66%169. La distribución de ayuda junto con la pandemia ha sido beneficiosa de manera similar para la imagen de las Fuerzas Armadas de Colombia170.

 

Impactos a largo plazo en las fuerzas armadas latinoamericanas

El impacto del covid-19 en las fuerzas armadas latinoamericanas y caribeñas será transformativo. A corto plazo, el reto de apoyar la respuesta ante el covid-19 del gobierno durante un período prolongado, junto con otras misiones desde la respuesta ante desastres naturales hasta la lucha contra el crimen organizado y la respuesta ante los disturbios sociales puede desviar recursos de modernización y capacitación171. De forma similar seguirá causando estragos en la vida útil de los equipos172. Al igual que ocurrió a Estados Unidos en conflictos prolongados en Afganistán e Irak, los despliegues militares sostenidos en las misiones internas relacionadas con el covid-19 también pueden tener impactos a largo plazo en la retención de personal173.

A largo plazo, la pandemia del covid-19 impactará profundamente en la doctrina, los procedimientos y el pensamiento estratégico dentro de las organizaciones. Al igual que con otras sorpresas estratégicas, desde el ataque a Pearl Harbor hasta el ataque del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, para las fuerzas armadas latinoamericanas, las amenazas bacteriológicas han formado parte desde hace tiempo de una planificación de desastres naturales. No obstante, antes del covid-19, la posible magnitud y el efecto global de dicha pandemia eran inconcebibles para la mayoría de los líderes militares previo a la crisis actual174. Así pues, el reto del covid-19 es transformar el pensamiento dentro de las fuerzas armadas latinoamericanas en lo que respecta a qué tipos de amenazas son posibles y la necesidad de planificación si se presentan.

En términos generales, los expertos que se consultaron para este artículo observan que la respuesta ante el covid-19 resaltó la importancia de la flexibilidad y agilidad dentro de organizaciones militares. Esta experiencia puede así apoyar argumentos para una fuerza más multifuncional, en particular en fuerzas armadas menores como las del Caribe. Dicha funcionalidad múltiple, aunque es difícil y costosa de lograr, permite al personal poder “readaptarse” a las destrezas especiales que surjan como necesidad, como médicas, cuando la necesidad de ciertas destrezas exclusivas sobrepase el número de especialistas que se mantienen ordinariamente para esa función en la fuerza.

Los retos de las operaciones ampliadas en la pandemia también han resaltado la creciente importancia del mando y de las operaciones descentralizados, incluido el ejercicio de liderazgo y el mantenimiento de la moral en circunstancias donde las tradiciones militares como la concentración de personal, y las interacciones asociadas entre miembros de la unidad, no es posible.

La exclusividad de la pandemia del covid-19 resalta la probabilidad de que las futuras amenazas del orden mundial global interconectado pueden ser, de forma similar, simultáneamente globales en cuanto al alcance, y se desvían de los modelos de planificación, doctrina y adiestramiento existentes. Esta realidad hace hincapié en la importancia de no solo la agilidad, sino de una mayor conciencia de dinámica global e interconexión entre liderazgo militar, inteligencia y organizaciones de planificación, incluso en las fuerzas armadas más reducidas de la región. La pandemia del covid-19 ha cambiado de forma inmutable la dinámica política, económica y social de Latinoamérica, incluida la forma en que la población se ve a sí misma, ve al mundo y ve su seguridad a largo plazo. Las fuerzas de seguridad de Latinoamérica desempeñaron un papel clave en la pandemia del covid-19 en la defensa de esas poblaciones contra la amenaza, pero como una parte integral de esas sociedades, también están siendo transformadas por la pandemia, en formas que requieren, y merecen un estudio continuado y detallado.

1 Al autor le gustaría agradecer a las siguientes personas: general (r) Juan Pérez Ramírez, teniente general (r) Julio Hang, Coronel Glyne Grannum, Dr. Juan Facetti, Enrique Alvayay, Nicholas López, Fabian Calle, Julio Cirino, Steve Salsbury y Diego Solís, entre otros, por sus contribuciones a este trabajo.

2 Gustavo Aimone Arrendondo, “Las fuerzas armadas y su apoyo al combate contra el coronavirus”, Revista de Marina, No. 975, 9 de abril de 2020, https://revistamarina.cl/articulo/la-fuerzas-armadas-y-su-apoyo-al-combate-contra-el-coronavirus.

3 Lisa Haugaard y Antonio Saadipour Sellés, “covid-19 in Latin America and the Caribbean: A Deadly Virus in a Vulnerable Region” (El covid-19 en Latinoamérica y el Caribe: un virus mortal en una región vulnerable), Latin America Working Group, 22 de abril de 2020, https://www.lawg.org/covid-19-in-latin-america-and-the-caribbean-a-deadly-virus-in-a-vulnerable-region/.

4 David Ignatius, “Colombia planned well for covid-19. The region is reeling” (Colombia hizo buenos planes para el covid-19. La región se tambalea.), The Washington Post, 22 de junio de 2020, https://www.washingtonpost.com/opinions/2020/06/22/colombia-planned-well-pandemic-region-is-reeling/.

5 R. Evan Ellis, “covid-19: Shaping a Sicker, Poorer, More Violent, and Unstable Western Hemisphere” (Conformación de un hemisferio occidental más enfermo, más pobre, más violento e inestable), US Army War College, 15 de mayo de 2020.

6 Terry Tang, Ken Moritsugu y Lisa Marie Pane, “Coronavirus outbreaks spur debate over personal freedoms as new covid-19 infections spike in several US states” (Los brotes de coronavirus espolean un debate sobre las libertades personales a medida que las nuevas infecciones de covid-19 aumentan al máximo en varios estados de EE. UU.), Associated Press, June 17, 2020, https://www.chicagotribune.com/coronavirus/ct-nw-coronavirus-world-updates-20200617-qoirqdfqm5hktkgzjbpowm5mwy-story.html.

7 Elizabeth Shim, “PepsiCo China closes factory following covid-19 outbreak” (PepsiCo China cierra la fábrica después del brote de covid-19), UPI, 22 de junio de 2020, https://www.upi.com/Top_News/World-News/2020/06/22/PepsiCo-China-closes-factory-following-covid-19-outbreak/2471592833541/.

8 David Ignatius, “Colombia planned well for covid-19. The region is reeling” (Colombia hizo buenos planes para el covid-19. La región se tambalea.), The Washington Post, 22 de junio de 2020, https://www.washingtonpost.com/opinions/2020/06/22/colombia-planned-well-pandemic-region-is-reeling/.

9 “La OPS alertó de brotes de covid-19 en lugares de Latinoamérica donde tenía poca incidencia”, Infobae, 10 de junio de 2020, https://www.infobae.com/america/america-latina/2020/06/10/la-ops-alerto-de-brotes-de-covid-19-en-lugares-de-latinoamerica-donde-tenia-poca-incidencia/.

10 David Ignatius, “Colombia planned well for covid-19. The region is reeling” (Colombia hizo buenos planes para el covid-19. La región se tambalea.), The Washington Post, 22 de junio de 2020, https://www.washingtonpost.com/opinions/2020/06/22/colombia-planned-well-pandemic-region-is-reeling/.