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Desafíos para la seguridad y la defensa en el continente americano 2020-2030

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14 Berwick, A. “How ZTE helps Venezuela create China-style social control”. Reuters. 14 de noviembre de 2018. https://www.reuters.com/investigates/special-report/venezuela-zte/.

15 Barbosa, R. C. “Chinese Long March 2D Launches Venezuela’s VRSS-1 Satellite”. NASASpaceFlight.Com (blog), 29 de septiembre de 2012. https://www.nasaspaceflight.com/2012/09/chinese-long-march-2d-launches-vrss-1/.

16 Zamost, S.; Griffin, D; Guerrero, K y Romo, R. “Venezuela May Have given Passports to People with Ties to Terrorism.” CNN, 14 de febrero de 2017. https://www.cnn.com/2017/02/08/world/venezuela-passports-investigation/index.html.

17 While there are 57 nations worldwide that have recognized and diplomatically support Interim President Juan Guaidó, there are approximately 100 nations, mostly in the Non-Aligned Movement, that still recognize Nicolás Maduro as the head of state for Venezuela.

18 Armes, C. “Iran’s military network comes out of the shadows in Venezuela”. PanAm Post. 25 de julio de 2020.

19 “Treasury Designates Iranian Commercial Airline Linked to Iran’s Support for Terrorism”. U.S. Department of the Treasury. 12 de octubre de 2011. https://www.treasury.gov/press-center/press-releases/Pages/tg1322.aspx.

20 Lobel, O. “Iran Doubles Down in Venezuela”. AIJAC. 15 de julio de 2020. https://aijac.org.au/fresh-air/iran-doubles-down-in-venezuela/.

21 “Venezuela.” United States Department of State (blog). https://www.state.gov/reports/country-reports-on-terrorism-2019/venezuela/.

22 Walsh, N. P.; Gallón, N. y Castrillon, D. “Corruption in Venezuela has created a cocaine superhighway to the US”. CNN. 17 de abril de 2019. https://www.cnn.com/2019/04/17/americas/venezuela-drug-cocaine-trafficking-intl/index.html.

23 “Drug Trafficking within the Venezuelan regime: the Cartel of the Suns”. InSight Crime. 17 de mayo de 2018. https://www.insightcrime.org/investigations/drug-trafficking-venezuelan-regime-cartel-of-the-sun/.

24 “Nicolás Maduro Moros and 14 Current and Former Venezuelan Officials Charged with Narco-Terrorism, Corruption, Drug Trafficking and Other Criminal Charges”. U.S. Department of Justice. 26 de marzo de 2020. https://www.justice.gov/opa/pr/nicol-s-maduro-moros-and-14-current-and-former-venezuelan-officials-charged-narco-terrorism.

25 Moreno, J. “‘Take This Humanitarian Disaster in Venezuela Seriously’ Says Ambassador Brownfield”. Diálogo Americas. 31 de diciembre de 2019. https://dialogo-americas.com/articles/take-this-humanitarian-disaster-in-venezuela-seriously-says-ambassador-brownfield/.

26 Humire, J. “Iran, Turkey, and Venezuela’s Super Facilitator: Who Is Alex Saab?” Center for a Secure Free Society. 30 de junio de 2020. https://www.securefreesociety.org/research/who-is-alex-saab/.

27 “Treasury Disrupts Corruption Network Stealing from Venezuela’s Food Distribution Program, CLAP”. U.S. Department of the Treasury. 25 de julio de 2019. https://home.treasury.gov/news/press-releases/sm741.

28 “Updated Advisory on Widespread Public Corruption in Venezuela”. Financial Crimes Enforcement Network. 3 de mayo de 2019. https://www.fincen.gov/resources/advisories/fincen-advisory-fin-2019-a002.

29 Berwick, A. “Special Report: How Cuba taught Venezuela to quash military dissent”. Reuters. 22 de agosto de 2019. https://www.reuters.com/article/us-venezuela-cuba-military-specialreport/special-report-how-cuba-taught-venezuela-to-quash-military-dissent-idUSKCN1VC1BX.

30 “UN Human Rights Report on Venezuela Urges Immediate Measures to Halt and Remedy Grave Rights Violations”. OHCHR. 4 de julio de 2019. https://www.ohchr.org/EN/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=24788.

31 Cumming-Bruce, N. “Venezuela Forces Killed Thousands, Then Covered It Up, U.N. Says”. The New York Times. 4 de julio de 2019. https://www.nytimes.com/2019/07/04/world/americas/venezuela-police-abuses.html.

32 Smith, S. y Sánchez, F. “Venezuela opposition says lawmaker’s death was assassination, not suicide”. Global News. 9 de octubre de 2018. https://globalnews.ca/news/4528238/venezuela-fernando-alban-nicolas-maduro/.

33 “‘Tortured’ Venezuela Captain’s Burial Angers Wife”. BBC News. 11 de julio de 2019. https://www.bbc.com/news/world-latin-america-48949723.

34 “Was Óscar Pérez Murdered? You Could Help Us Find Out”. The New York Times. 13 de mayo de 2108. https://www.nytimes.com/2018/05/13/opinion/oscar-perez-venezuela-forensic-architecture.html.

35 “Report on Repression in Venezuela”. Foro Penal. 24 de agosto de 2018. https://foropenal.com/en/report-on-repression-in-venezuela/.

36 Ibid.

Figura 3: Represión


Fuente: Foro Penal.

Desde el 2002, los militares y efectivos de las fuerzas de seguridad del Estado han sido objeto de represalias en caso de demostrar su descontento o no querer participar en las actividades criminales del régimen. Hugo Chávez creó en 2012 un comando especial antigolpe de Estado con la finalidad de monitorear y ejercer vigilancia sobre el aparato criminal. A pesar de la creación de este comando, desde el 2014 han ocurrido más de veinte conspiraciones fallidas, con un resultado de más de trescientos militares detenidos y muchos de ellos sometidos a torturas y desapariciones forzadas.

Los expertos de la ONU señalan que el objetivo de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) es el personal militar y los civiles asociados presuntamente implicados en rebeliones o intentos de golpe de Estado. La DGCIM ha sido efectiva instaurando el terror, por su historial de desapariciones forzadas y centros de tortura clandestinos en Venezuela.

La DGCIM, bajo el mando del general Hernández Dalas, sancionado por violación de derechos humanos y jefe de la Guardia de Honor Presidencial, se ha transformado en el órgano de propaganda, infiltración para la implementación de medidas activas y pasivas que deslegitimen cualquier acción en favor de la libertad en Venezuela.

Una premisa falsa

La convergencia del crimen organizado transnacional, que se encuentra en aumento en América Latina, con redes internacionales de terrorismo, y otras amenazas transregionales han ayudado a endurecer el aparato represivo del régimen de Maduro en Venezuela. Igualmente, el consentimiento del régimen a esta convergencia ha expandido el alcance y rango de los actores globales irregulares que usan a Venezuela para construir redes logísticas que benefician a la empresa criminal. Las FANB son el epicentro de esta convergencia de amenazas transregionales en Venezuela.

 

La convergencia de crimen y terror en Venezuela se superpone a una ideología antioccidental que ha desarrollado herramientas asimétricas que juegan en beneficio de los intereses globales de Rusia, China e Irán. Mientras tanto, Cuba —con un contingente militar considerable en Venezuela— continúa administrando las operaciones diarias con el régimen de Maduro debido a sus ventajas comparativas en idioma, cultura, contrainteligencia y conocimiento de los sistemas militares ruso y chino. Estos actores externos han ayudado al régimen de Maduro a ampliar sus capacidades, es decir, en cibernética, inteligencia, vigilancia y desinformación, manipulando a la comunidad internacional mediante la discusión abierta del diálogo y la postura política para las elecciones locales en Venezuela.

Las Fuerzas Armadas venezolanas han sido sometidas a un proceso de desprofesionalización por más de veinte años, cediendo el monopolio legítimo de la violencia a diferentes grupos armados organizados que hacen vida en territorio venezolano. Sus antiguos pilares fundamentales constitucionales de obediencia, subordinación y disciplina fueron desmantelados y reemplazados por un sistema compartimentado de incentivos basados en intereses políticos, criminales e ideológicos, creando una estructura no piramidal, sino de redes de intereses. Cada comandante militar de región, zona y área de defensa se transforma en un nodo de relaciones militares, políticas, criminales y represivas que se adapta a las dinámicas del poder y del territorio compartimentado.

La convergencia permite generar equilibrios para evitar que individuos actúen por propios intereses, salvo los ya establecidos por el alto mando político-militar de la Revolución y sus aliados extrarregionales. Por ese motivo se ha apreciado que, a pesar de haber existido deserciones de un número importante de miembros de las Fuerzas Armadas y hasta de altos directivos, como el exdirector del Sebin, general Cristopher Figuera, no han ocurrido cambios sustanciales más allá del aumento de la represión a disidentes y la creciente duda sobre los factores políticos.

La profunda ideologización a la que han sido sometidas las Fuerzas Armadas las han transformado en fuente de cuadros políticos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); dieciséis militares retirados, entre ellos, miembros del reciente alto mando militar, iban como candidatos a diputados a la fraudulenta elección de diciembre de 2020.

Una transición democrática de Venezuela sin recuperar el monopolio legítimo de la violencia podría aumentar los riesgos de expansión de organizaciones trasnacionales criminales con armamento de actores extrarregionales soportadas por economías ilícitas. Las Fuerzas Armadas venezolanas en la actualidad y bajo el mando del general Padrino López, ministro de Defensa, y del almirante Ceballos Ichazo, comandante operacional de la Fuerzas Armadas, han cumplido el rol de facilitadores de la convergencia criminal terrorista que utiliza a Venezuela como su epicentro en la región.

EPÍLOGO


Retos de las Fuerzas Armadas de Latinoamérica para responder a la pandemia del covid-19

Evan Ellis1


Después de sus orígenes en Wuhan, China, el virus covid-19 se propagó inicialmente mucho más rápido por Europa y los Estados Unidos, que por Latinoamérica y el Caribe, creando la ilusión de que su impacto en estas últimas regiones podía ser menos severo. Cuando la Organización Mundial para la Salud declaró el 11 de marzo que el covid-19 había alcanzado el nivel de pandemia global2, el número de casos en Latinoamérica era todavía relativamente limitado. Los gobiernos latinoamericanos y caribeños, al ver la dinámica letal y explosiva del virus en Europa y los Estados Unidos dispusieron de un tiempo valioso para prepararse, pero también se enfrentaron a vulnerabilidades críticas frente a los países occidentales de mayores ingresos. Los sectores informales grandes, las empresas pequeñas y medianas frágiles, y los gobiernos con recursos limitados dificultaron el sostenimiento efectivo del distanciamiento social. Estructuras económicas como los mercados públicos, tradiciones sociales que hacen énfasis en un contacto entre personas y una interacción relativamente mayores, y una desconfianza arraigada del gobierno hizo que dichas medidas fueran difíciles de hacer cumplir por parte de las autoridades3. Los sistemas de salud pública débiles4, especialmente fuera de las ciudades importantes, la mala coordinación con los sistemas de salud del sector privado, y la corrupción y la ineficiencia enquistadas en la burocracia gubernamental socavaron la capacidad de los sistemas de salud de la región para responder de forma efectiva y adaptarse al reto5.

Hacia mayo de 2020, incluso cuando el covid-19 persistía con brotes recurrentes en Estados Unidos6 y China7, la Organización Mundial de la Salud había declarado que Latinoamérica era un nuevo epicentro del virus8, con un nivel de infecciones que se extendía por la región9. La respuesta de los líderes políticos regionales fue desigual pues había líderes como los de Perú, Colombia10 y El Salvador que se apresuraron a tomar fuertes medidas, mientras que otros, como los presidentes de México11, Brasil12 y Nicaragua13, respondieron de modo menos agresivo, y en algunos casos, no se tomaron en serio inicialmente el peligro o demoraron económicamente las respuestas como consecuencia para contenerlo.

En prácticamente todos los países de la región, los gobiernos, abrumados, llamaron a sus fuerzas armadas para apoyar sus respuestas ante el covid-19. La función desempeñada por esas fuerzas armadas en cada país varió de acuerdo a su amenaza particular, a la naturaleza del gobierno, a las capacidades de sus fuerzas armadas, y a las estructuras de ley y tradición, en las que operaban. Las semejanzas y diferencias entre países en lo que respecta a la función de las fuerzas armadas, y los éxitos y retos asociados, proporcionan detalles y lecciones importantes en la lucha continua contra la pandemia. Dicho análisis contribuye de forma similar a la preparación para futuros retos médicos a gran escala y otros, así como para entender cómo la pandemia actual impacta en las fuerzas armadas latinoamericanas y caribeñas, incluidos sus recursos, pensando sobre los retos de seguridad nacional, y su relación con las sociedades en las que operan.

Este trabajo analiza, compara y contrasta la función y los retos de las fuerzas armadas en la región al responder a la pandemia del covid-19, con un enfoque particular en México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Barbados, Colombia, Perú, Paraguay, Argentina y Chile. Estos casos proporcionan una muestra relativa- mente representativa de las regiones secundarias en el contenido, incluidas fuerzas armadas de diferentes tamaños y capacidades, y países con diferentes retos relacionados con el covid-19 y respuestas de política. Dada la ausencia de análisis publicados de múltiples países de respuestas de covid-19 por fuerzas armadas latinoamericanas, este trabajo se concentra en un análisis limitado de muchos casos, en vez de llevar a cabo un análisis detallado de un número menor, para identificar pautas posibles que puedan ser investigadas y confirmadas por obras posteriores. Este artículo empieza por examinar pautas de actividades para las que se han usado fuerzas armadas latinoamericanas y caribeñas a fin de combatir el covid-19, y después examinar los retos asociados. Concluye con un examen de los posibles efectos del covid-19 en fuerzas armadas como instituciones latinoamericanas.

Fuerzas armadas latinoamericanas se enfrentan al covid-19

Los gobiernos latinoamericanos generalmente llevaron a sus fuerzas armadas a luchar contra el covid-19 bajo estructuras legales existentes, complementadas por la activación de autoridades legales especiales por líderes políticos de sus países, incluidos estados de emergencia y mecanismos similares14. Esas acciones en apoyo de otras agencias, implementadas típicamente por medio de un plan militar con nombre, fueron generalmente adaptaciones de planes ya preparadas para apoyar a la sociedad civil como respuesta a desastres naturales.

México fue uno de los pocos países de la región en tener un plan preexistente detallado adaptado específicamente para contrarrestar epidemias (que había preparado en 2009 como respuesta al reto del virus H1N1). Al usar esta estructura, México activó su sistema para la gestión de incidentes para una emergencia de salud pública15, y llevó a las fuerzas armadas a apoyar la respuesta nacional, en coordinación con organizaciones de salud civiles gubernamentales16. En esta estructura, México activó su plan de respuesta ante desastres DN-IIIe17, que incluía la activación de un Centro de Coordinación Nacional18, para apoyar la interacción entre entidades federales, estatales y locales para llevar a cabo acciones logísticas que incluyen artículos médicos y de otras clases para la respuesta, la contratación de personal médico, y la construcción o adaptación de hospitales, entre otros artículos19. En México, solo la Armada desplegó más de 12.000 personas en tareas relacionadas con el covid-1920.

En El Salvador, las fuerzas armadas se utilizaron para apoyar una de las respuestas más tempranas y restrictivas ante el covid-19 entre países de la región, incluido el cierre de fronteras y la puesta en práctica de un toque de queda nacional antes de que el país hubiera registrado su primer caso oficial21. La autoridad legal de las fuerzas armadas, que ya había desempeñado una función nacional sustancial en la lucha contra las bandas y el crimen organizado, se basaba principalmente en el Artículo 86 de la Constitución, dándole autoridad para apoyar a las autoridades civiles en respuesta a desastres naturales22. Se expandió aún más debido a la declaración de un estado de emergencia por la Asamblea Nacional el 14 de marzo de 202023. La función ampliada centrada en apoyar un esfuerzo interagencial se formó alrededor del apoyo a organizaciones de protección civil.

En Guatemala, a sus Fuerzas Armadas se les dio similarmente una autoridad adicional para ejercer el control interno dentro de la estructura de la declaración del 5 de marzo de 2020 y prórroga subsiguiente de un “estado de calamidad” por el Congreso de Guatemala24, y el establecimiento del plan interagencial para “prevenir, contener y responder al covid-19” en el país25. De forma similar a la situación en El Salvador, la mayoría de las acciones de las Fuerzas Armadas de Guatemala comprendía el apoyo a autoridades civiles, en la estructura del sistema como respuesta a desastres naturales (como tormentas tropicales y terremotos) CONRED26.

En Barbados, la participación de las Fuerzas Armadas en apoyo a la respuesta del gobierno ante el covid-19 siguió una decisión del Consejo de Seguridad Nacional el 5 de febrero. La Fuerza de Defensa de Barbados (FDB) inicialmente se concentró en asegurar el puerto y el aeropuerto principales de la nación, proporcionando un apoyo logístico a las autoridades civiles, un hospital de campaña, y ayudando a trasladar tests y pacientes de covid-19. La contribución militar, llamada Operación Escudo del Tridente, también incluía la configuración de un Centro de Operaciones de Emergencia de Salud Nacional (NHEOC, por sus siglas en inglés) para la planificación entre agencias.

En Barbados y otros estados del Caribe oriental, las fuerzas armadas tenían los recursos adicionales del Sistema de Seguridad Regional (RSS, por sus siglas en inglés) que proporcionaron aviones para aumentar el movimiento de personas y muestras de tests27.

En Colombia, el apoyo militar al esfuerzo interagencial del gobierno se inició formalmente el 13 de marzo de 2020, incluido un mando integrado con Luis Guillermo Plata, a cargo de la respuesta del virus28. La respuesta de las Fuerzas Armadas de Colombia se definió con el plan de tres fases “San Roque”, que entre otras dimensiones, se concentró en el control de fronteras terrestres y marítimas, el aumento de la capacidad médica, las misiones de logística médicas y el uso de las fuerzas armadas para fabricar y suministrar equipos médicos, tests y equipos de protección personal, así como protección de las fuerzas29. Las Fuerzas Armadas de Colombia desplegaron 29.000 personas para la operación, ayudando a la policía nacional y otras autoridades en actividades que iban desde puestos de control hasta control fronterizo30.

 

En Ecuador, la función de sus Fuerzas Armadas fue guiada por el Acuerdo Ministerial 179 del 29 de mayo de 2020, que gobernó el mayor uso de la fuerza. Según este acuerdo, más de 33.500 personas en seis comandos operacionales, más una fuerza de tarea especializada en el fuertemente golpeado departamento de Guayas, fueron desplegadas en apoyo de la respuesta nacional; realizando misiones desde control fronterizo hasta seguridad de convoyes, establecimiento de hospitales de campaña y suministro de paquetes de ayuda humanitaria para los necesitados31.

En Paraguay, el presidente convocó al Consejo de Defensa Nacional y a través de las fuerzas armadas, creó un Centro de Coordinación Interinstitucional para contribuir a los esfuerzos del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social con el fin de apoyar la respuesta del covid-1932.

En Perú, después de la declaración del gobierno de un estado de emergencia el 15 de marzo de 2020, las Fuerzas Armadas, incluida la Marina de Guerra33, desplegaron 60.000 tropas en una serie de misiones, que se concentraron principalmente en el control territorial, incluidos 1.100 puestos de control34.

En Chile, el uso de las Fuerzas Armadas se habilitó de forma similar mediante la declaración gubernamental del estado de emergencia el 18 de marzo. El gobierno trató la pandemia como una crisis de salud pública, nombrando a 12 generales del Ejército, un general de la Fuerza Aérea y dos almirantes de la Marina de Guerra como comandantes de zona para organizar el apoyo al orden público y otras actividades asignadas35.

En Argentina, bajo la estructura de la Ley y Plan de Defensa Nacional de 1988, el gobierno argentino dividió el país en 14 zonas con comandantes militares conjuntos responsables de apoyar los esfuerzos gubernamentales contra la pandemia en cada zona36. Las Fuerzas Armadas proporcionaron el apoyo al gobierno según las estipulaciones de defensa civil de la Ley de Defensa Nacional para proteger y ayudar a la población civil. No obstante, a diferencia de muchos homólogos, no utilizó bases militares como instalaciones de cuarentena37.

En general, las actividades de las fuerzas armadas en la región que se enfrentan al covid-19 pueden agruparse aproximadamente en distanciamiento social y ejecución del toque de queda, restringiendo el movimiento interno a través de cordones y puestos de control, ayudando a sellar fronteras nacionales, logística médica, uso de las fuerzas armadas para aumentar capacidades de hospitales, transporte de alimentos y artículos a poblaciones vulnerables, y producción de artículos relacionados con el covid-19.

Distanciamiento social y ejecución del toque de queda

Uno de los usos más significativos de las fuerzas militares en Latinoamérica para ayudar a combatir el covid-19 incluía una variante de la misión militar tradicional de control territorial. Las fuerzas armadas en la región se desplegaron en puestos de control y patrullas, para asegurarse de que los ciudadanos cumplieran con los toques de queda ordenados por el gobierno y otras medidas de distanciamiento social.

En la mayoría de los países, la policía era la que tenía la responsabilidad principal de hacer cumplir los toques de queda ordenados por el gobierno, especialmente en áreas urbanas. Sin embargo, las fuerzas armadas apoyaron a la policía para hacerlas cumplir. Esto ocurrió, por ejemplo, en El Salvador y Guatemala38, así como en Honduras, donde la Policía Militar para el Orden Público (PMOP) desempeñó la función de ejecución del toque de queda39. En Colombia, sus Fuerzas Armadas usaron más de 29.700 miembros en misiones de control territorial40, incluido el apoyo de la policía en ejecución de toques de queda41. Las fuerzas armadas fueron utilizadas de forma similar para reforzar los toques de queda en Ecuador y Perú. No obstante, como en otras partes de esta región, la falta de voluntad de la población de respetar los toques de queda ordenados por el gobierno y otras restricciones aumentaron la dificultad de la misión42.

En Paraguay, el Ejército, de forma similar, hizo cumplir los toques de queda mediante patrullas43. Además, hicieron cumplir el distanciamiento social, el uso de mascarillas en espacios públicos, y tomaron temperaturas44. En Chile, igualmente, las Fuerzas Armadas se utilizaron para complementar a los carabineros en la ejecución del toque de queda con otras entidades de orden público45.

No obstante, las fuerzas armadas no desempeñaron esta función en todos los países. En Barbados, debido en parte al tamaño pequeño del país, dichos asuntos se dejaron en manos de las autoridades civiles46.

Restricción del movimiento interno mediante cordones y puestos de control

Como en el caso de la ejecución de los toques de queda, el uso de las fuerzas armadas para restringir el movimiento de poblaciones en el país mediante cordones y puestos de control fue una misión que conocía relativamente la mayor parte de las fuerzas armadas de la región, particularmente para aquellos involucrados en combatir grupos delictivos, terroristas e insurgentes. Las Fuerzas Armadas de El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Colombia, Perú, entre otros, llevaron a cabo dichas operaciones. En El Salvador, por ejemplo, las Fuerzas Armadas mantuvieron puestos de control para limitar el movimiento interno en el país47 como parte del programa “Quédate en casa” del gobierno48. Los infractores del toque de queda fueron llevados, con cierta controversia pública49, a centros de contención50.

En Guatemala, de forma similar, se acordonaron las ciudades51, dejando pasar solo alimentos. No obstante, esto se convirtió en un problema, en tres municipios remotos del departamento de Solola, que protestó de forma agresiva contra las restricciones de movimiento que les impidieron llevar sus productos agrícolas al mercado52.

En Colombia, se estableció un total de 800 puestos de control en el país mediante los esfuerzos combinados de las fuerzas armadas y la policía53.

En Perú, se establecieron 1.100 puestos de control54. Las Fuerzas Armadas de Perú también se usaron para aumentar los efectivos de la policía para la protección de bancos y otras instalaciones cuando el gobierno empezó a levantar el toque de queda en áreas escogidas de julio de 202055.

En Argentina, sus fuerzas armadas, aunque siguen haciendo presencia en el país, concentraron sus esfuerzos en el establecimiento de puestos de control alrededor de la gran área metropolitana de Buenos Aires56.

En lo que respecta a hacer cumplir los toques de queda, no todos los países usaron sus fuerzas armadas de esta manera. Entre las examinadas para este estudio, las de Barbados no lo hicieron.

Sellado de fronteras

Para mantener la misión militar tradicional de defensa territorial, las fuerzas armadas de la región desempeñaron una función clave en el sellado de fronteras terrestres y marítimas, incluidos puertos y aeropuertos, como medida para limitar los contagios57.

El Salvador empleó a sus fuerzas armadas en una fase relativamente temprana para hacer cumplir el cierre de sus fronteras. Sus fuerzas armadas desplegaron unos 3.000 miembros para ayudar a controlar la frontera, incluido el sellado de cruces de fronteras informales58. Guatemala, de forma similar, usó sus fuerzas armadas para cerrar sus fronteras con México, Honduras y El Salvador59, incluida la mejor forma de patrullar el terreno donde podrían producirse cruces oficiosos60. Colombia hizo énfasis en particular en la restricción de movimientos por sus fronteras con Venezuela y Brasil61. De modo similar, Ecuador y Perú62 usaron sus fuerzas armadas para cerrar sus fronteras, como lo hizo Paraguay63.

Las fuerzas navales latinoamericanas también participaron en la misión, usando sus haberes para controlar puertos y forzar cierres de fronteras marítimas64.

Una parte de las fuerzas armadas apoyan la función de asegurar fronteras en muchos países involucrados en el despliegue de puertos y aeropuertos. Se usó la FDB, por ejemplo, para asegurar el puerto principal del país, Bridgetown, y su aeropuerto internacional. De forma similar, en Chile las Fuerzas Armadas se desplegaron para apoyar controles en los aeropuertos.

Logística médica

Se utilizaron fuerzas armadas por toda la región a fin de distribuir artículos médicos, incluidos ventiladores, tests, equipos de protección personal y otros insumos. Hacia el final de mayo, la Armada de México había suministrado 3,8 millones de mascarillas protectoras, 158.780 guantes de látex y 58.512 batas quirúrgicas a hospitales de Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Jalisco, Michoacán, Nayarit y Colima en el Océano Pacífico, así como en Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en el Golfo de México65. Las Fuerzas Armadas de México también fueron el agente para la compra de ventiladores en el extranjero66.

Al igual que con otras fuerzas armadas de la región, el Ejército y la Armada de México apoyaron más el esfuerzo logístico al dar protección a puntos de distribución y hospitales67. El Ejército de México, por ejemplo, proporcionó 1.000 personas para asegurar 38 instalaciones de almacenamiento del gobierno para artículos médicos68.

En Guatemala, además de distribuir artículos médicos69, las unidades ingeniería del Ejército trabajaron para mejorar las carreteras en áreas remotas a fin de mantener abiertas las líneas logísticas de comunicación con las poblaciones necesitadas70. Las Fuerzas Armadas también proporcionaron algunos servicios de transporte, incluida la recogida de personas de nacionalidad guatemalteca de barcos de cruceros infectados71.

En Barbados, la FDB recibió, almacenó y suministró mercancías para el sistema de salud público, incluida la recogida de equipos de protección personal y otros artículos fabricados por la industria local, y su transporte a instalaciones del gobierno para su distribución. La FDB también transportó tests y personas que se sospechaba o estaba confirmado que tenían covid-1972.

En Colombia, sus Fuerzas Armadas proporcionaron servicios de ambulancia en áreas remotas, y transportaron pacientes de covid-19 a hospitales de ciudades importantes, desde lugares a lo largo de las regiones fronterizas de Brasil, Ecuador y Venezuela, donde las instalaciones médicas eran inadecuadas73. También usaron sus vehículos y aviones para transportar los resultados de los tests del covid-19 de áreas remotas a hospitales para su análisis74.

En Perú, sus Fuerzas Armadas ayudaron de forma similar a evacuar a personas enfermas, así como a transportar resultados de tests del covid-19 del campo a los laboratorios75.

El Ejército de Chile transportó a personas infectadas, de áreas donde las capacidades médicas resultaron sobrepasadas, a otras instalaciones, además de transportar equipos médicos incluidos ventiladores y otros artículos a las instalaciones donde eran necesarios76. Cuando la República Popular China (RPC) donó equipos médicos a Chile en junio, la Fuerza Aérea de Chile usó sus aviones para recoger las mercancías en la RPC77.