Psicología del lenguaje

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A partir de esos tres tipos de conductas, que no dependen de saber qué se está discutiendo (y que podrían distinguirse bastante bien, a juicio de Bales, aunque el observador no entendiera el idioma hablado), se derivan tres dimensiones a lo largo de las cuales se ubican los integrantes:

• DOMINACIÓN ↔ SUMISIÓN

• SIMPATÍA ↔ ANTIPATÍA

• ACEPTACIÓN DE LA TAREA ↔ RESISTENCIA A LA TAREA

El autor sugiere el modelo teórico de un espacio tridimensional construido a partir de estas dimensiones, el que permite resumir mucho de los que se conoce acerca de las características de personalidad, actitudes y valores de los integrantes en la dinámica de la interacción. El eje vertical corresponde a la dimensión dominación versus sumisión como rasgo de personalidad. El eje horizontal se ocupa de los sentimientos positivos (comportamiento amistoso con los demás, simpatía) versus sentimientos negativos. La dimensión aceptación versus rechazo de la tarea (o del trabajo) se representa en el eje en ángulo recto con los otros dos, que se visualiza como extendiéndose hacia delante y hacia atrás en la fig. 5.4.


Figura 5.4

El espacio tridimensional a partir de rasgos de personalidad que se dan en la dinámica interaccional en grupos pequeños.

Del trabajo, abundante en observaciones muy agudas, extractamos algunos puntos útiles para el educador, especialmente los relacionados con rasgos de personalidad que suelen caracterizar a los integrantes en la dinámica grupal, según dónde se ubican en el "espacio tridimensional".

La dimensión vertical (dominación-sumisión como rasgo de personalidad) se hace evidente en la comunicación según cuánto habla una persona y también de acuerdo a cuánta comunicación se le dirige.


• Quien ocupa un lugar inferior en la jerarquía, tiende a dirigir sus comunicaciones a uno que esté más alto, con la esperanza de que sus ideas sean aceptadas y que así obtenga mayor estatus en el grupo.

• La persona en la posición más alta no está motivada, por lo general, a dirigir sus comunicaciones a una más baja, sino a otra aún más alta o al grupo total.

• Es posible que las personas ubicadas arriba en la jerarquía obtengan puntajes altos en rasgos de personalidad tales como dominación, extraversión, actividad, audacia, y que valoren el éxito personal y el poder.

• Se puede ser dominante y también amable, con tendencia a estar de acuerdo y pedir la opinión de otros. Estas personas suelen tener puntajes altos en sociabilidad, conducción y acaso tiendan a valorar el éxito social y la popularidad.

• La dominación también puede combinarse con hostilidad y tendencia a estar en desacuerdo: estas personas tiene puntaje alto en tests de personalidad en dominación, con inclinación a trastornos de personalidad y hostilidad. Se caracterizan por un modo de autoafirmación testaruda en el trato con los demás.

• En el extremo inferior están los que hablan poco, reciben poco y pocas veces se dirigen al grupo total. Tienden a limitarse, cuando hablan, a dar información más que opiniones y sugerencias, evitando bromear o hacer cualquier cosa exhibicionista y dramática. Se les considera introvertidos y tal vez depresivos, y muestran predisposición a infravalorarse en sus actitudes y creencias.

La dimensión horizontal (sentimientos positivos-sentimientos negativos o simpatía-antipatía) está marcada, en uno de sus extremos, por el comportamiento amistoso, en el que se pide a los demás sus opiniones y se está de acuerdo con ellos y, en el otro, por el comportamiento contrario.


• Las personas en el extremo positivo tienen puntajes altos en sentimientos estables, serenidad y confiabilidad, con un control integrado de sus sentimientos y funciones intelectuales. Suelen ser estimadas y ellas estiman y aprecian a los demás. Demuestran actitudes y poseen valores igualitarios y humanitarios.

• Las personas en el extremo negativo de esta dimensión suelen ser hostiles, alienadas o aisladas, y tienden a estar en desacuerdo. En los tests de personalidad demuestran sentimientos de ansiedad, suspicacia, celos, dudas, temor o culpa. Pueden valorar el aislamiento individual y la autosuficiencia.

• La antipatía, observa Bales, no es simplemente lo opuesto a la simpatía. La antipatía en la mayoría de los grupos no se centra en una persona sencillamente ubicada en el extremo negativo, sino sobre la que es negativa y al mismo tiempo dominante y acepta el trabajo, es decir, moralista y dictatorial.

La dimensión en ángulo recto con las otras dos, hacia adelante y hacia atrás (aceptación-rechazo de la tarea o trabajo), tiene que ver con las actitudes de los integrantes del grupo en lo que concierne al trabajo que los reúne, la tarea que deben llevar a cabo. La manera de acometerla depende en parte de sus características de personalidad.


• Las personas que bromean mucho se encuentran en el extremo de resistencia al trabajo, junto con quienes tienen preferencia por la fantasía como proceso organizador de su acción. Estos últimos, prefieren a menudo "actuar" o "dramatizar" sus deseos, más que analizar problemas por medio de la lógica y tratar de convencer a los demás.

• El líder reconocido del grupo, si lo hay, estará cerca del extremo de aceptación del trabajo, posiblemente del lado dominante (eje vertical) y de la dimensión positiva (eje horizontal). Un líder simplemente dominante, aceptador de la tarea y sin componente positivo, encontrará problemas.

• En los grupos que llevan a cabo tareas asignadas por una autoridad externa, las personas muy aceptadoras de la tarea son probablemente capaces de aceptar la autoridad o de considerarse sus legítimos representantes. Pueden ser convencionales y conservadores.

• Quienes aceptan la tarea y están en el polo de la sumisión, si son positivos, impresionarán como altruistas y dóciles; si son negativos, parecerán algo masoquistas y quejumbrosos, evidenciando inhibición y tensión.

• El que resiste el trabajo y está en los polos dominante y negativo, puede ser un individualista vigoroso, en cierto modo "fuera de la ley". Si está en el polo positivo, en cambio, es a menudo un defensor del "amor incondicional", apoya emocionalmente a los que no quieren o no pueden conformarse, y es cálido y espontáneo con sus compañeros.

El trabajo de Bales11 demuestra cómo las diferencias en personalidad entre los miembros del grupo pueden afectar decisivamente la capacidad de trabajar juntos. Lo complementó con interesantes observaciones acerca de los tipos de liderazgo, la atmósfera grupal y etapas en la resolución de problemas y toma de decisiones. Desarrolló influyentes modelos destinados a conocer las relaciones en el interior del grupo y a mejorar las pautas de comportamiento del conjunto. Un buen manejo aumenta la cohesión de los miembros del grupo y permite reducir las tensiones internas. Lo hemos expuesto con algún detalle, por los aportes que supone para una observación más acabada de la conducta y comunicación no verbal en el contexto de la interacción grupal. Los "trabajos grupales" constituyen una modalidad frecuente de interacción en las prácticas pedagógicas.

Sobre comunicación no verbal, hay varios trabajos recientes en Chile y Latinoamérica, como puede constatarlo el lector revisando revistas especializadas. A modo de ejemplo, y de interés para los temas que revisaremos relativos al desarrollo del lenguaje y la comunicación, Farkas (2007) publicó en Revista Psykhé Comunicación Gestual en la Infancia Temprana: Una Revisión de su Desarrollo, Relación con el Lenguaje e Implicancias de su Intervención. Junto con describir diferentes tipos de gestos utilizados por los bebés, la autora hace ver que potencian y no obstaculizan el desarrollo del lenguaje. "Gestos y lenguaje se desarrollan en forma paralela y comparten habilidades simbólicas subyacentes". Explica también que las intervenciones educativas en bebés y sus familias fomentan el desarrollo intencionado de la comunicación gestual simbólica. El lector puede acceder fácilmente a su versión electrónica, que la autora comienza en estos términos:

La comunicación constituye un proceso central a través del cual se intercambian y construyen significados con otros, a lo largo de todo el ciclo vital. Dentro de este proceso, el lenguaje gestual ocupa un importante lugar. Ya desde los primeros meses de vida los niños utilizan este lenguaje para manifestar sus necesidades, expresar sus sensaciones y sentimientos, y vincularse con otras personas así como con el mundo que los rodea.

El uso de gestos para comunicarse, las fases a través de las cuales éstos se desarrollan, y la relación específica de los gestos simbólicos con el lenguaje así como con otros aspectos del desarrollo, ha sido ampliamente estudiada y documentada. Es así que el objetivo de este artículo es presentar la información que actualmente se dispone, abordando primero el desarrollo inicial de los gestos como una vía espontánea de comunicación y su relación con el lenguaje, para luego revisar los resultados que han conseguido programas de intervención cuyo objetivo ha sido desarrollar de manera intencional este tipo de comunicación en infantes y niños pequeños.

 

1 Petitto, L. & Marentette, M.: "Babbling in the manual mode: Evidence for the ontogeny of language". Science, 251, 1493-95, 1991.

2 Fisonomía, fisionomía: aspecto particular del rostro de una persona. Aspecto exterior de las cosas (RAE).

3 Jourard, S.M. Self-disclosure: an experimental analysis of the transparent self. Wiley Interscience, Nueva York, 1971.

4 Snyder, M. Self-monitoring: public appearances versus private realities. En G. Brannigan & M. Merrens (eds.) The social psychologists: research adventures. McGraw-Hill, Nueva York, 1985.

5 Al antropólogo R. Birdwhistell, quien afirma que la comunicación es un asunto multicanal, se le considera "el padre de la kinésica". Su analogía "lingüístico-kinésica" incluye en su sistema de observación y notación términos tales como "kinemas", "kinemorfemas", "construcciones kinesintácticas"... Escribió Introduction to kinesics. Louisville, 1952.

6 Apunta, entre sus curiosas observaciones, que los varones latinoamericanos se saludan con un abrazo estereotipado: la cabeza por sobre el hombro derecho del compañero, tres palmadas en la espalda, la cabeza sobre el hombro izquierdo, y otras tres palmadas.

7 La proxémica incluye, en un sentido más amplio, desde cómo el hombre inconscientemente estructura su microespacio (la distancia entre las personas en las transacciones de la conducta diaria), hasta la organización del espacio en el hogar, edificios y el trazado de las ciudades (Littlejohn, 1983).

8 Hall, E.T. Supuestos implícitos en la comunicación social. En R. Zúñiga: Psicología social n°8. La influencia social primaria. Ediciones UCV 1973. Entre las obras más influyentes de Hall: Silent language (1959), The hidden dimension (1966).

9 Para cada una de estas cuatro distancias, Hall establece una zona cercana y una zona lejana. Hace, al respecto, la siguiente observación: "Si una mujer le permite a un hombre entrar en su zona personal cercana, estando a solas, quiere decir que está disponible para ser tocada. Si no retrocede, está implicando que desea ser tocada". En Supuestos implícitos en la comunicación social. Ver nota anterior.

10 Explica Bales que normalmente se considera "que uno no debería estar de acuerdo con el otro simplemente por simpatía, pero de hecho la cantidad de acuerdo y desacuerdo que una persona recibe a lo largo de un período de tiempo pueden revelar de cuánta simpatía goza".

11 Robert Freed Bales (1916-2004). Nació en Ellington (Missouri). Estudió en la Universidad de Oregón y se doctoró en psicología en Harvard, en 1944, bajo la dirección de Talcott Parsons. Dirigió el Departamento de Relaciones Sociales, unidad interdisciplinaria de sociología, psicología y antropología. Su reconocido prestigio internacional se debe a sus estudios de la comunicación en pequeños grupos a través del sistema o modelo "symlog'"creado por él. Su trabajo ha sido reconocido con las más altas distinciones de la American Psychological Foundation y de la American Sociological Association, de cuya sección de psicología social fue presidente.

Entre sus libros, algunos con la participación de colaboradores: Interaction process analysis: A method for the study of small groups (1950). Small groups: studies in social interaction (1967). Personality and interpersonal behavior (1970). Symlog: a system for the multiple level observation of groups (1979). Social interaction systems: theory and measurement (1999).

Capítulo 6

UNIDADES Y NIVELES DE ANÁLISIS LINGÜÍSTICO.

Primera parte

Temas del capítulo

El plano fónico: fonética y fonología • Correspondencia fonema-grafema • El nivel morfosintáctico • Morfología • Sintaxis • La oración simple • La oración compuesta • Algunos modelos gramaticales

En este capítulo -y el que sigue- nos centraremos en una temática de la cual se han ocupado de manera especial, aunque no exclusivamente, los lingüistas. El conocimiento de los niveles en que se estructura la lengua, su dinámica interna, sus unidades y constituyentes complejos, y de cómo esta sorprendente "arquitectura" posibilita comunicarse y referirse al mundo (incluido el propio hablante), representarlo y caracterizarlo, resulta fundamental para una psicología y una psicopedagogía del lenguaje. Los educadores y otros profesionales que deben evaluar o estimular el desarrollo psicolingüístico, o que necesitan estimar con precisión fortalezas o debilidades en la competencia comunicativa de niños, jóvenes o adultos, necesariamente tienen que estar al tanto de los aportes que los lingüistas han puesto a su servicio.

El capítulo (así como el libro, en general) está destinado a educadores y estudiantes de pedagogía no especializados en lenguas. El tratamiento del tema es, en consecuencia, de carácter más bien introductorio, procurando entregar algunos conceptos esenciales. Resultará elemental para quien tenga conocimientos avanzados en estas materias. Parte de lo que se expone, los lectores han tenido que aprenderlo (muchas veces con escaso entusiasmo) en su etapa escolar en las unidades de sus clases de lenguaje dedicadas a "gramática".

El manual Nueva gramática de la lengua española (NGLE), de la RAE, con participación de la Asociación de Academias de la Lengua Española (2010), adelanta algunos de los conceptos básicos:

En su sentido más estricto, la GRAMÁTICA estudia la estructura de las palabras, las formas en que estas se enlazan y los significados a los que tales combinaciones dan lugar. En este sentido, la gramática comprende la MORFOLOGÍA, que se ocupa de la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones, y la SINTAXIS, a la que corresponde el análisis de la manera en que se combinan y se disponen linealmente, así como el de los grupos que forman. La gramática es, pues, una disciplina combinatoria, centrada, fundamentalmente, en la constitución interna de los mensajes y en el sistema que permite crearlos e interpretarlos.

No son partes de la gramática la SEMÁNTICA, que se ocupa de todo tipo de significados lingüísticos (no solo de los que corresponden a las expresiones sintácticas), y la PRAGMÁTICA, que analiza el uso que hacen los hablantes de los recursos idiomáticos. Aun así, las consideraciones pragmáticas se hacen necesarias en la descripción de numerosos aspectos de la gramática.

En un sentido más amplio, la gramática comprende, además, el análisis de los sonidos del habla, que corresponde a la FONÉTICA, y el de su organización lingüística, que compete a la FONOLOGÍA (pág. 3).

En los apartados que siguen nos referiremos a los diferentes planos en que está organizada la lengua, con algún énfasis en la gramática, haciendo presente que no todos los lingüistas coinciden en cuanto a los límites de esta más allá de la morfosintaxis.

EL PLANO FÓNICO: FONÉTICA Y FONOLOGíA

Las "ciencias fónicas", vale decir la fonética y la fonología, se ocupan del plano del sonido en el estudio de los fenómenos lingüísticos. Son disciplinas más directamente relacionadas con el habla que con la lengua, especialmente la fonética. En referencia al signo lingüístico -que supone una relación significante/significado- la atención se centra en este plano en las características físicas, en la composición material del significante.

El lenguaje articulado está conformado por una determinada cantidad de sonidos básicos o fonemas (gruesamente equivalentes a las vocales y consonantes), cantidad que varía de una lengua a otra, y con los cuales se estructuran las sílabas, morfemas y palabras. El español, por ejemplo, utiliza 24 fonemas; el hablado en Chile, solo 22 (5 vocálicos y 17 consonánticos). Este repertorio limitado y aparentemente escaso de sonidos básicos permite, sin embargo, comunicar infinitos mensajes: todos los mensajes lingüistificables posibles.

Chomsky (1996) dice que "esta propiedad intrigó a Galileo, quien consideró que el descubrimiento de comunicar nuestros pensamientos más secretos a otra persona, usando 24 signos pequeñitos, era la más importante de todas las invenciones humanas". Y agrega que "esta invención tuvo éxito porque ella refleja la infinitud discreta del lenguaje que tales signos representan cuando los usamos".

La descripción de los fenómenos sonoros del lenguaje, que se concretan en el habla, suele hacerse desde el punto de vista:

• de la articulación, es decir, de la pronunciación o de la producción de la secuencia sonora, con la participación de los órganos fonoarticulatorios, de lo que se ocupa en detalle la fonética articulatoria o motora, ciencia muy ligada, por su naturaleza, a la fisiología y anatomía, y

• de las características físicas de dicha secuencia, es decir, de sus propiedades acústicas (intensidad, tono, timbre, duración), de lo que da cuenta la fonética acústica, ciencia relacionada con la física, en especial con la física acústica.

Tal como lo describen los tratados que se ocupan de estas materias -como, por ejemplo, los de fonética1- los sonidos del lenguaje se deben a una variación de la corriente de aire que se genera al espirar. Los pulmones, de donde proviene la corriente de aire, y la zona nasofaríngea -que constituyen las dos cavidades que intervienen en dicha variación- están separados por la laringe, donde se ubican las cuerdas vocales, las que, al hacerse vibrar voluntariamente, producen sonido.

Nótese que esto se efectúa simultáneamente y en forma natural con la espiración (proceso en que el aire es expulsado de los pulmones) y no con la aspiración o inspiración. No se obstaculiza el proceso fisiológico de la respiración, gracias a la notable especialización del ser humano para el habla. Se suele distinguir entre órganos de la respiración (diafragma, pulmones, tráquea...), de la fonación (laringe, cuerdas vocales) y de la articulación (labios, lengua, paladar...). Dentro de estos últimos, implicados en la conformación final de los diferentes tipos de sonidos del habla en la comunicación, se distingue entre órganos activos (lengua, labios, velo del paladar) y pasivos (paladar duro, dientes y, en algunos casos, labios), de acuerdo al rol que les cabe en el proceso.

En la boca se produce fundamentalmente la matriz típica de cada sonido, con la intervención de los órganos señalados. Las cavidades que están por sobre la laringe, que incluyen la faringe (o garganta) y la boca, comprenden el "tracto vocal", cuya forma varía en la producción de los diferentes sonidos del habla. La fig. 6.1 sintetiza esta información. Si bien un tratamiento más acabado de estos fenómenos se puede encontrar en los libros o capítulos dedicados a la fisiología del habla,2 más adelante se describirá con algún detalle la articulación de los fonemas.


Figura 6.1

Los órganos del habla (Ver el texto)

Es importante distinguir entre fonética y fonología. Aunque ambas disciplinas se centran en el análisis de las unidades básicas articulatorias y perceptuales, posibles de identificar al examen consciente, hay una perspectiva diferente en cada una de ellas.3

• La fonética estudia la composición material física y fisiológica de los fenómenos sonoros del lenguaje (el aspecto que Ibarra4 describe como "lo concreto, cuantitativo y bruto del sonido; lo grabable y fotográfico", todo lo que registran los aparatos de laboratorio).

• La fonología, en cambio, en el estudio de los fenómenos sonoros del lenguaje, se fija sólo en su composición intencional de signo, en el sentido que tienen en la lengua. Es decir, únicamente en los rasgos que tienen valor significativo, desatendiendo los otros aspectos del sonido.

La fonética se ocupa de toda la gama de los sonidos o fonos, tal como son articulados, y que por combinación dan pie al significante o la expresión; la fonología o fonémica,5 en cambio, estudia los fonemas, que son los sonidos que, interpretados perceptualmente, marcan o señalan diferencias en el significado. La fonética está más próxima al plano del habla; la fonología, al de la lengua:

 

• FONÉTICA → se ocupa de los FONOS (plano del habla).

• FONOLOGÍA (fonémica) → se ocupa de los FONEMAS (plano de la lengua).

Esto lo precisa con propiedad Coseriu en su Introducción a la lingüística (Biblioteca Románica Hispánica, Gredos, Madrid, 1986) cuando afirma:

En la actualidad, la mayoría de los lingüistas distingue dos ciencias del aspecto fónico, basándose en la distinción hecha por Saussure entre langue y parole:

• Se distingue, por un lado, una ciencia de los sonidos de la parole (habla), que se ocupa del aspecto acústico y fisiológico de los sonidos: es esta la ciencia a la que se da propiamente el nombre de fonética, y que se entiende como estudio de los sonidos reales y concretos de los actos lingüísticos...

• Y por otro lado, se distingue una ciencia de los sonidos en la langue (lengua), la fonología, que estudia los sonidos como unidades funcionales, o sea, como elementos que desempeñan una determinada función lingüística (de constitución y distinción de los signos) y no como fenómenos simplemente materiales.

Hay más fonos o sonidos que fonemas, ya que estos pueden realizarse en uno o más fonos (conocidos como alófonos), equivaliendo a pronunciaciones ligeramente diferentes, las que no inciden en el significado. Nuestro "oído" está acostumbrado a percibir los fonemas, por su incidencia en la significación, y desatiende a los fonos. El fonema /n/ se articula o pronuncia de manera diferente en las palabras "enfermo" y "mano", de lo que no tiene conciencia el hablante, quien considera que se trata del mismo sonido. La verdad es que, en el primer caso articula algo parecido a emfermo, forma o variante alofónica que asume tal fonema en ese contexto determinado. En la palabra dedo, el lector podrá observar, si lo examina cuidadosamente, que el primer sonido [d] se articula de manera muy diferente al segundo sonido o alófono [d], que es más suave. Desde el punto de vista fonético, se trata de dos fonos diferentes (y los fonetistas los representan de manera diferente). Fonológicamente, en cambio, el hablante del español los interpreta como si fueran el mismo sonido: el fonema /d/, que se representa gráficamente con la letra d.

Entre dos sonidos puede haber, por tanto, diferencias fonéticas, pero sin valor fonológico.

Los fonemas vocálicos los percibimos ya sea aisladamente o integrados en sílabas ( a; o; la; no); los consonánticos, en cambio, -al menos en español- sólo integrados en sílabas (ma-no; sol), aunque resulta posible aislarlos (m-a-n-o; s-o-l). Ello se hace indispensable al escribir, ya que nuestro sistema de escritura, de tipo fonográfico alfabético, se basa en la representación de los fonemas (algunos de ellos, con dos o más signos o letras). Esto, que parece tan simple al lector avezado, resulta muy difícil a los disléxicos.6

Los fonemas, como unidades mínimas derivadas de la descomposición7 de las sílabas, son psicológicamente constantes perceptuales. Se da el mismo fenómeno que ocurre con las demás "constancias" que describe la psicología de la percepción (del tamaño, color, etc.) y de acuerdo a las cuales se interpreta la realidad. Reconocemos como rojo un objeto de ese color, pese a que con los cambios de luz (amanecer, mediodía al sol, penumbra, noche...) adquiere tonos y matices muy diferentes. El fonema es, en realidad, una abstracción. Constituye la "imagen mental" de un sonido o grupo de sonidos. Las realizaciones concretas de los fonemas en el plano del habla son sus variantes alofónicas (una o más). Lo que se articula, en sentido estricto, no es el fonema propiamente tal, sino sus alófonos (fonos, sonidos), de los cuales suele haber uno que es el mejor representante de la categoría (fonema tipo).

Lo decisivo para la comunicación humana es que los fonemas, unidades mínimas en la estructuración de las palabras y sin mayor significado en sí mismos, marcan diferencias de significado entre ellas: reconocemos como dos cosas diferentes mano y mono, a causa simplemente de un fonema vocálico que varía; lo mismo ocurre entre cama y cana, esta vez por una diferencia entre fonemas consonánticos. Identificamos, en cambio, la misma palabra en: barco y el barco, pese a la pronunciación abiertamente diferente del fonema /b/ en los dos casos. Fonológica o fonémicamente, se trata de un mismo fonema; fonéticamente, en cambio, se trata de dos realizaciones concretas diferentes.

El repertorio de fonemas y de sus respectivas variaciones alofónicas varía de lengua en lengua. Sutiles diferencias de articulación en español, que corresponden solo a fonos diferentes -es decir, que no llegan a marcar diferencias en significaciónen otras lenguas pueden constituir fonemas, y vice-versa. En inglés, por ejemplo, la oposición /b/-/v/ marca diferencias en significado.8 ya que se trata de dos fonemas diferentes; no así en español, donde existe solo el fonema /b/, pese a la existencia de los grafemas v y b. Esto suele inducir a confusión, pero la ortografía no corresponde, necesariamente, en sentido estricto a la pronunciación. Es solo una representación aproximada de ella. Más adelante se ahondará en este aspecto.

Haremos a continuación un breve comentario sobre los fonemas vocálicos y posteriormente analizaremos los consonánticos. En español, se utilizan 5 fonemas vocálicos y entre 17 y 19 consonánticos.

Los fonemas vocálicos son descritos, desde el punto de vista fonético, como sonidos articulados libres de obstáculos en su emisión (a diferencia de los consonánticos), pero que suponen ligeros movimientos de adaptación de la cavidad bucal9 (mayor o menor apertura, movimientos de la lengua y de los labios), de los que los fonetistas dan una cuidadosa descripción para cada uno. Estas adaptaciones permiten distinguir entre:

• Vocales abiertas: /e/ - /o/ - /a/ y cerradas: /i/ - /u/, diferencia que cualquier observador atento puede percibir, siendo la /a/ la que implica la máxima apertura.10

• Vocales anteriores: /i/ - /e/ y posteriores: /u/ y /o/. La /a/, según este criterio, es una vocal central. Nótese que si se quiere articular un sonido i atrás en la cavidad bucal o un sonido o adelante, se consiguen fonemas vocálicos de otras lenguas, pero no del español.

Los lingüistas se refieren a estos criterios como el modo de articulación (la abertura o apertura de la boca al pronunciarlos) y el punto de articulación (la localización o parte de la boca donde se articulan).

Se resume la información sobre los fonemas vocálicos del español en el triángulo que se muestra en la fig. 6.2 (conocido como el triángulo de Hellwag).


Figura 6.2

Cuadro que resume los rasgos de los fonemas vocálicos: /a/ localización media y apertura máxima; /e/ localización anterior y apertura media; /i/ localización anterior y apertura mínima; /o/ localización posterior y apertura media; /u/ localización posterior y apertura mínima. Este triángulo se comprende mejor al imaginar su posición respecto de la cavidad bucal. La apertura de la boca, estando la cara de perfil, se orienta hacia la izquierda.

Cuando se analizan, en cambio, los fonemas vocálicos desde el punto de vista fonológico y no ya puramente articulatorio, es decir, atendiendo ahora al papel que desempeñan en la lengua, en español tales fonemas son núcleo o centro de la sílaba: toda sílaba española (a diferencia de otras lenguas) tiene una vocal, siendo la combinación preferente o más frecuente, la sílaba CV (consonante-vocal).11

La condición para que se produzcan en español los diptongos se da cuando concurren vocales cerradas entre sí o cerradas con abiertas, integrando una misma sílaba (fig. 6.3). Los triptongos suponen la concurrencia en una misma sílaba de [cerrada + abierta + cerrada]. Nótese que si se da una secuencia de dos abiertas, no forman diptongo, y ocurren en sílabas diferentes: o-a; a-e; a-o, etc. El encuentro de dos vocales que no forman diptongo y pertenecen a sílabas distintas se denomina hiato.


Figura 6.3

Concurrencia de vocales para producir diptongos. Las flechas de puntos en el diagrama indican las combinaciones posibles para formar diptongos (iu - ui - ie - ei - ia - ai- ue - eu...).

Los fonemas consonánticos se caracterizan fonéticamente por tratarse -a diferencia de los vocálicos- de sonidos obstaculizados en su emisión. El paso del aire se ve obstruido de diferentes maneras. La tabla que muestra la fig. 6.4 resume la información básica en torno a ellos, considerando tres criterios en su clasificación:

• zona o punto de articulación

• modo de articulación

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