Psicología del lenguaje

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Capítulo 5

COMUNICACIÓN NO VERBAL

Temas del capítulo

Psicología del gesto y expresión corporal • Autopresentación, autodivulga-ción y autovigilancia • Significación, expresión y comunicación • Kinésica, proxémica, paralingüística • Dimensiones no verbales en el proceso interactivo • Comunicación en grupos pequeños

PSICOLOGÍA DEL GESTO Y DE LA EXPRESIÓN CORPORAL

Expresar, según los diccionarios de la lengua, quiere decir -entre otras acepciones-manifestar con palabras, miradas o gestos, lo que uno quiere dar a entender. Si bien el término suele tener para muchas personas una connotación preferentemente verbal ("se expresa bien"), hace referencia también a medios no verbales de significar y de comunicar a través de gestos, actitudes corporales, miradas, etc. Formas más elaboradas de "expresar", tanto verbales como no verbales, constituyen lo que culturalmente se reconoce como "expresión artística".

Desde la antigüedad el hombre ha tenido conciencia del significado y efecto de las formas no verbales de comunicar, y de cómo estas pueden estar asimismo al servicio de aviesas intenciones, como el engaño, y en contradicción con lo que se dice verbalmente. En el Libro de los Proverbios, de las Sagradas Escrituras, se afirma que "el hombre malo es digno de desprecio, anda en mendacidad de boca, hace guiños con los ojos, refriega los pies, habla con los dedos". Y más adelante: "el que hace guiños con los ojos maquina engaños y el que aprieta los labios, ha hecho ya el mal".

El aspecto corporal y rasgos físicos de las personas entregan igualmente información y pueden "significar". Muchas veces se les asocia a determinadas características psicológicas, como ocurre con esta descripción de Cervantes del bachiller Sansón Carrasco en el Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha:

Era el bachiller, aunque se llamaba Sansón, no muy grande de cuerpo, aunque muy gran socarrón, de color macilento, pero de muy buen entendimiento; tendría hasta veinticuatro años, carirredondo, de nariz chata y de boca grande, señales todas de ser de condición maliciosa y amigo de donaires y de burlas, como lo demostró en viendo a don Quijote, poniéndose delante de él de rodillas, diciéndole...

Indudablemente podemos equivocarnos al esperar determinados comportamientos de las personas a partir de sus rasgos físicos y proporciones corporales, pero existe toda una tradición en psicología que definía tipos temperamentales inspirándose en el sustrato biológico y formas corporales. Sí resulta claro que los gestos y actitudes corporales están muchas veces al servicio de intenciones comunicativas. Cumplen una función esencial en los lenguajes de señas y constituyen la piedra angular de la comunicación humana. Se ha observado incluso "balbuceo manual" en bebés sordos expuestos al lenguaje de señas,1 obligados a privilegiar esta vía de comunicación.

En su excepcional tratamiento del tema de la autenticidad e inautenticidad, Lersch (1963) dedica varias páginas al estudio fenomenológico de la inautenticidad, distinguiéndola de la insinceridad. En esta "se trata de erigir una fachada exterior como encubrimiento consciente de los verdaderos procesos, sentimientos y designios internos". En aquella, la intencionalidad de la conducta se extiende no sólo a la apariencia exterior, "sino que llega más profundamente: intenta también afectar a la propia intimidad". El fenómeno expresivo es para el autor "la revelación de la intimidad y esta, el contenido inteligible del fenómeno expresivo". En el hombre auténtico, precisa: "todo lo que aparece en la fisionomía exterior está adherido a un núcleo substancial: la fisionomía2 es la expresión de la personalidad".

No es de extrañar, entonces, que el gesto, la expresión corporal, la comunicación no verbal, revistan tanta importancia para la psicología, así como han sido objeto de estudio por parte de antropólogos culturales y semiólogos. Demás está decir que para los educadores constituyen un poderoso medio de conocimiento de sus educandos, de sí mismos, y son manifestación del verdadero sentido de las interacciones.

Knapp (1980) sintetiza su trabajo sobre la comunicación no verbal, afirmando que este tipo de comportamiento puede

repetir,

contradecir,

sustituir,

complementar,

acentuar o

regular el comportamiento verbal.

Normalmente lo no verbal complementa, acentúa, reemplaza o contribuye a regular lo que decimos con palabras en la interacción con otros; en ocasiones, en cambio, lo contradice. Hay una gran variabilidad entre las personas en cuanto a su modo de interpretar las claves verbales y no verbales en el comportamiento de los demás, en especial de personas que les resultan menos familiares o desconocidas. Quienes suelen engañar, como los que embaucan creando todo un andamiaje al servicio del embuste para propio provecho (con apoyo de "empresas" de fachada con infraestructura física ad hoc), saben bien que sus eventuales víctimas ingenuamente creerán que están tratando con personas honestas. Procuran entregar claves no verbales coherentes con sus mensajes verbales.

AUTOPRESENTACIÓN, AUTODIVULGACIÓN Y AUTOVIGILANCIA

Un aspecto interesante estudiado en las últimas décadas dentro de la gran temática de la interacción social -y que guarda estrecha relación con sus componentes no verbales- es lo que se conoce como manejo de impresiones o autopresentación, y que Turner (1991) ha definido como "el proceso de presentar una imagen pública del sí mismo hacia otros".

El tema lo aborda extensamente el psicólogo inglés Gross (1998) y explica que a veces "se puede influir en personas en particular en una situación específica (por ejemplo, en una entrevista de trabajo), o se puede mantener una imagen de uno mismo que se cree que otras personas en general también comparten (por ejemplo, que se es cuidadoso o competente o atractivo). Aun así, en cualquier situación, parece que el manejo de impresiones ocurre todo el tiempo".

Apunta el autor que el manejo de impresiones exige ponerse en el lugar del otro, es decir, "se debe ser capaz, en términos psicológicos, de ponerse en los zapatos de otra persona para ver cómo se percibe la impresión desde su punto de vista y adaptar la propia conducta de acuerdo con ello". El manejo de impresiones a fin de influir en los demás ha sido comparado, en ocasiones, con la actuación:

Crear una impresión exitosa requiere del entorno adecuado, la utilería (por ejemplo, la manera en que se encuentra vestida la persona), las habilidades y una comprensión compartida acerca de lo que cuenta como ‘bambalinas'. Por ejemplo, se puede considerar que la persona que lleva la autodivulgación demasiado lejos, está trayendo a escena lo que debería conservar ‘tras bambalinas’ y con ello crea una impresión desfavorable.

Por autodivulgación se entiende esa habilidad, componente del manejo de impresiones, por la que de manera voluntaria se proporciona a los demás información acerca de uno mismo.

Basándose en Jourard,3 precisa Gross que las personas revelan cosas acerca de sí mismas de muchas maneras: "a través de lo que dicen y hacen (lo mismo que de lo que no dicen y no hacen) y esto incluye las expresiones faciales, los gestos y otras formas de comunicación no verbal". Aclara que se tiene mayor control sobre algunos aspectos de la autodivulgación que sobre otros, dado que, en general, se tiene mayor control sobre la conducta verbal que sobre la no verbal. Jourard, por su parte, cree que la decisión de autodivulgar (o de volverse "transparente") se toma de modo libre y la meta en la divulgación de uno mismo es que se me conozca, que otros me perciban como aquel que yo sé que soy.

Este mismo autor, en la revisión que hace Gross, considera que se aprende mucho acerca de uno mismo a través de la autodivulgación mutua, que aumenta la intimidad con otras personas."Es una manera tanto de lograr como de mantener una personalidad sana, pero solo si la autodivulgación mantiene el criterio de la autenticidad".

Otro concepto estrechamente ligado al de autodivulgación es el de autovigilancia, que apunta al grado en que las personas intentan adaptar su conducta para adecuarla a las demandas de situaciones sociales particulares. Explica el autor que "aunque las personas en general se preocupan de las impresiones que causan en otros, los individuos difieren en cuanto al grado en que se puede ejercer un control intencional sobre su autopresentación".

Cita a varios expertos en estas materias, entre ellos a Snyder (1995).4 Este investigador distingue entre "autovigilantes altos" y "autovigilantes bajos":

• Los autovigilantes altos (o altamente autovigilantes) se preocupan de comportarse en forma socialmente apropiada y, por tanto, están atentos a vigilar la situación (más que a sí mismos) en busca de claves sutiles de "cómo comportarse".

Tienen gran habilidad para utilizar expresiones faciales, gestos y la voz para transmitir emociones particulares... En sus manifestaciones extremas, se les puede acusar de "oportunistas interesados sólo en sí mismos, ya que cambian de opinión y forma de ser para ajustarse a la situación".

• Los autovigilantes bajos (o escasamente autovigilantes) suelen ser "ellos mismos" a pesar de la situación y en raras ocasiones ceden o se adaptan a las normas del entorno social. Lo que monitorean es su propia conducta en relación a sus propias necesidades y valores duraderos. En sus manifestaciones extremas impresionan como "insensibles, inflexibles e incapaces de llegar a un compromiso".

 

Figura 5.1

Las personas difieren en cuanto al grado en que se puede ejercer un control intencional sobre su autopresentación

Dicen Hybels y Weaver (1983) que la manera en que una persona utiliza el tiempo, el espacio, los movimientos del cuerpo -contactos visuales, expresiones faciales, gestos, poses, movimientos-, la voz y los objetos, es una parte esencial de todos los mensajes que una persona envía. Sin embargo, según estos mismos investigadores, gran parte de la comunicación no verbal existe a un nivel muy bajo de conocimiento: "con frecuencia enviamos y recibimos sugerencias no verbales de manera inconsciente".

Lo importante, desde la perspectiva de la psicología educativa, es que la conducta no verbal, tanto en su dimensión de significación como de comunicación, consciente o inconsciente, constituye una valiosa herramienta para el conocimiento de las personas.

SIGNIFICACIÓN, EXPRESIÓN Y COMUNICACIÓN

De todo lo dicho hasta aquí, resulta evidente cómo el cuerpo mediatiza toda expresión humana. En su trabajo De la expresión corporal a la comunicación interpersonal, Santiago (1985), monitora de expresión corporal y que ha desarrollado un programa tendiente a que el niño aprenda a expresarse "tal y como él es", explica que "la expresión resulta aún más primigenia que la comunicación interpersonal, puesto que aparece con el hombre desde que este nace y le acompaña ininterrumpidamente durante toda la vida. Es constitutiva de lo humano: "estar vivo es expresarse".

Los aspectos verbales y no verbales se desarrollan y refuerzan mutuamente: "si redujéramos las posibilidades expresivas del hombre a la palabra", afirma, "el resultado que obtendríamos sería un hombre bloqueado y de gran pobreza expresiva"...

Al comparar expresión con comunicación, considera que "es impensable un hecho comunicativo, una relación interpersonal, que no parta de la propia expresión, de la expresión de sí mismo". En otros términos, de "la calidad comunicativa" de la persona. Coincidiendo con la línea expuesta en nuestro apartado sobre lenguaje y comunicación, esta autora no identifica expresión corporal con comunicación (lo que ocurre con los que afirman que "expresarse es comunicarse"... "no se puede no comunicar"...). La diferencia entre expresión y comunicación la marca la intencionalidad:

"La comunicación humana es esencialmente intencional. Así, la autoexpre-sión es comunicación solo cuando la persona la carga de intencionalidad comunicativa y tiene ante sí a otro que desea recibir sus mensajes y establecer comunicación con ella: se convierte en su interlocutor".

La comunicación es siempre intencional. La expresión, no necesariamente. En otras palabras, la comunicación es siempre expresión; la expresión no siempre es comunicación. Relacionando significación, expresión y comunicación, la autora, basada en el juicio de otros expertos, explica:


Figura 5.2

Relación entre los conceptos significación, expresión y comunicación, según se les describe en el texto

Significación: "hasta una piedra puede significar algo".

Expresión: puede ser intencional, pero muchas veces no lo es.

Comunicación: siempre es intencional.

Aquellos aspectos de la expresión que no tienen valor comunicativo, nosotros los incluimos en la semiología de la significación. Los destinados a comunicar, en la semiología de la comunicación. Significación es un término más extenso que expresión.

Los círculos concéntricos que se muestran en la fig. 5.2 ilustran la relación entre los tres conceptos.

KINÉSICA, PROXÉMICA, PARALINGÜÍSTICA

Dentro de lo que se entiende por comunicación no verbal (que es parte de la conducta no verbal), es decir, la manera en que una persona utiliza el tiempo, el espacio, los movimientos del cuerpo, gestos, la voz y los objetos, con propósitos comunicativos, a impulsos de la semiótica, la antropología cultural y otras ciencias, han cobrado gran importancia tres subespecialidades:

A. Kinésica

B. Proxémica

C. Paralingüística.

Haremos una breve descripción de cada una de ellas, haciendo presente al lector que sobre estas materias hay una gran cantidad de publicaciones que le permitirán ahondar lo que en este manual se presenta de manera introductoria.

A. La kinésica se ocupa del estudio de las unidades de expresión gestual, de los movimientos corporales no verbales utilizados en la comunicación.5 Incluye gestos, posturas corporales, movimientos de la cabeza, manos, pies, expresiones de la cara, conducta ocular, etc.

Entre los diferentes gestos, movimientos y expresiones corporales, la kinésica desde sus inicios trató de establecer el límite entre expresiones y actos instintivos y los códigos gestuales de base cultural que deben aprenderse como otros sistemas simbólicos arbitrarios, inventados. Los expertos han desarrollado diferentes sistemas de clasificación y realizado interesantes estudios transculturales. Al respecto, La Barre (1973) hace ya varias décadas distinguía entre kinésica etológica, que analiza fenómenos como la risa y el llanto en su dimensión más instintiva, y kinésica cultural, que se ocupa de unidades kinésicas tales como los gestos que usamos para señalar algo o los movimientos de cabeza para decir "sí" o "no".

Demostró cómo los kinemas de saludo,6 tales como el beso, las inclinaciones y abrazos, gestos como "sacar la lengua", los gestos de desprecio, los gestos de llamada y de cortesía, etc., varían de cultura a cultura y pueden interpretarse equivocadamente fuera de aquella a la que pertenecen. Como muchas de estas conductas se aprenden implícitamente, se considera que son instintivas. Más adelante se presenta una síntesis de la clasificación de la conducta no verbal de Knapp.

B. La proxémica tiene que ver con el uso del espacio en la comunicación; cómo las personas inconsciente o conscientemente estructuran su espacio en la interacción social; cómo los participantes en dicha interacción acomodan sus posturas y distancias relativas, de acuerdo a la situación, grado de intimidad y otras variables, tales como sexo y estatus.7

Edward Hall, considerado el "padre de la proxémica", afirma también que esta es una disciplina que se ocupa de cómo el hombre llega a conocer los contenidos mentales de otros hombres a través de la evaluación de pautas de comportamiento asociadas a grados variables de proximidad con ellos".

Estas pautas se aprenden y no están genéticamente determinadas,8 variando de cultura en cultura, siendo algunas de estas más "de proximidad" y otras más "de distancia" en las interacciones. En las culturas latinas, se afirma, las distancias relativas son más pequeñas, y la gente se siente más cómoda cerca de los demás. En las culturas nórdicas ocurre lo contrario. Reconocer tales diferencias mejora el entendimiento intercultural, y ayuda a eliminar la incomodidad que la gente siente si la distancia interpersonal no corresponde a lo esperable. Adicionalmente, las distancias personales también dependen de la situación social, el sexo o género, y preferencias individuales. Cada persona suele ser muy sensible a su "espacio personal" (o espacio corporal), incomodándose si es violado sin su consentimiento. Se han descrito diferentes tipos de "distancias" entre los participantes en la interacción. Los estudios frecuentemente hacen referencia a distancias íntimas, informales y formales.

Hall da cuenta de cuatro distancias discernibles en la cultura norteamericana, de las que el antropólogo entrega cuidadosas mediciones, incluyendo observaciones respecto de los ángulos visuales implicados y otros indicadores de interacción no verbal:9

• íntima

• personal-casual

• social-consultiva y

• pública

Hybels y Weaver (1983), refiriéndose al uso del espacio en la situación pedagógica, afirman que el estudiante:

En el mismo momento en que entra en una clase, se enfrenta a una decisión que está relacionada con la manera en que se utiliza el espacio. Tiene que resolver dónde se va a sentar. Es posible que se decida por las últimas filas, ya que quiere pasar inadvertido, o por una de las primeras, quizá debido a que desea que se le preste atención...

Sus compañeros de clase pueden interpretar la elección de los primeros asientos como un "deseo desmesurado de agradar al profesor". Es muy probable que no reaccionen de modo alguno ante la elección de un asiento de las últimas filas, debido a que parece que esto es la norma: el lugar que es elegido con más frecuencia por los estudiantes.

Estos mismos autores explican cómo la proxémica considera variables tales como entusiasmo y frialdad, formalidad e informalidad, ya que "la distancia que se mantiene cuando se habla con una persona, con frecuencia refleja lo que se siente hacia dicha persona o la fuerza de las actitudes que se tienen hacia ella en aquel momento. Una menor distancia, generalmente refleja entusiasmo. Es mucho más cómodo sentarse en un sofá con dos amigos que con dos extraños".

Los alumnos en una sala de clase, en la interacción de todos los días, se forman una imagen muy decisiva de su profesora (o profesor) y de su actitud hacia ellos, de su calidez o posible frialdad o indiferencia, según la cercanía o distancia que observan guarda con ellos. Es posible que, sin darse cuenta, el maestro decididamente "ignore" a un alumno al darle siempre la espalda.

El arreglo de las distancias depende en parte de lo que ocurre en determinados lugares según la finalidad a que están destinados: un templo, una sala de clase, una consulta médica o psicológica exigen cierta formalidad que no se da en una cafetería o el patio.

A mitad de camino entre lo no verbal y lo verbal, se encuentra el paralenguaje, de cuyo estudio se ocupa la paralingüística.

C. La paralingüística estudia la forma como se dicen las cosa y no qué se dice; la entonación particular que transmite una determinada intención comunicativa: pena, alegría, gratitud, crítica, rechazo... Se interesa por los elementos que acompañan a las emisiones lingüísticas.

Al centrarse en los elementos que acompañan a las emisiones lingüísticas, va más allá de la prosodia gramatical (los enunciados afirmativos, imperativos, interrogativos, etc., tienen de por sí una entonación peculiar). Tales elementos, por lo general no verbales, constituyen señales e indicios que contextualizan y sugieren interpretaciones particulares de la información propiamente lingüística. Por ejemplo, los calificadores transmitidos por la voz -no por las palabras o la entonación gramatical- como su calidad forzada, relajada; el llanto o la risa cuando se integran en la comunicación; las modificaciones en volumen y tono motivadas por determinadas intenciones comunicativas; los silencios y pausas no gramaticales. Los oradores saben dar especial fuerza a los que dicen valiéndose de tales recursos, con lo que atraen y mantienen la atención del público.

La ironía, las amenazas, las súplicas, la crítica, las órdenes, las dudas, el alegar ignorancia, el "aire de inocencia", el querer convencer, adular, descalificar, engañar, etc., cobran buena parte de su sentido a través del "paralenguaje". A una persona se le puede decir que es "muy inteligente", dándole a entender, por medio del paralenguaje, exactamente lo contrario.

Es posible que el paralenguaje y lo kinésico revelen con mayor facilidad las verdaderas intenciones o sentimientos, contradiciendo lo verbal: Una mamá puede tratar de tranquilizar a su hijo pequeño la primera vez que lo lleva al jardín infantil, utilizando una serie de fórmulas verbales en tal sentido: Lo vas a pasar muy bien... la tía es muy buena y te va a querer mucho... vas a tener muchos amiguitos... Sin embargo, la tensión en su brazo y mano al coger la manito del niño; el tono tembloroso e inseguro de la voz están entregándole a este un mensaje muy diferente.

 

Los mensajes verbales que formula un educador pierden fuerza o inspiran desconfianza si el alumno percibe que se contradicen con actitudes o claves no verbales y paralingüísticas: una sutil hostilidad, rechazo o poco compromiso, transmitidos a través de estas claves, anulan los más elocuentes discursos verbales, llenos de (aparente) afabilidad. En general, las personas "leen" con relativa habilidad los concomitantes no verbales que acompañan a los mensajes verbales y pueden discriminar entre personas auténticas y veraces, tendiendo a desconfiar de quienes parecen no serlo. Quien deliberadamente pretende engañar, trata de controlar los aspectos pa-ralingüísticos y demás recursos no verbales, a fin de "no delatarse".

La fig. 5.3 integra a la información entregada anteriormente los elementos que estamos revisando.


Figura 5.3

Lenguajes verbales y no verbales

DIMENSIONES NO VERBALES EN EL PROCESO INTERACTIVO

En atención a la importancia que tiene la cuidadosa observación de la conducta no verbal en las personas, y para los educadores de manera muy especial la observación de la conducta no verbal de sus alumnos, incluimos una síntesis de la valiosa clasificación de Knapp (1980) -cuya obra recomendamos- y quien considera siete categorías:

1. MOVIMIENTOS DEL CUERPO O COMPORTAMIENTO KINÉSICO

El comportamiento cinésico o kinésico incluye gestos, posturas, movimientos de todo el cuerpo, cabeza, manos, pies, expresiones faciales, conducta de los ojos... Se subdivide en:

EMBLEMAS = actos no verbales que admiten una trasposición oral directa de palabras o frases: OK, paz, gestos que indican comer, dormir, direcciones (ir, venir, detenerse), saludos, insultos, estado físico, respuestas breves (sí, no, no lo sé). Pueden incluir tanto expresiones faciales (fruncir la nariz) como movimientos corporales (encogerse de hombros).

ILUSTRADORES = acompañan al habla y sirven para ilustrar lo que se dice: enfatizan enunciados; señalan objetos; describen relaciones espaciales o ritmo de acontecimientos. (Una versión estereotipada de ilustradores es la que utilizan muchos niños cuando recitan poesías...).

MUESTRAS DE EMOCIÓN (AFECTO) = configuraciones faciales o corporales que expresan estados afectivos (expresiones faciales de sorpresa, miedo, disgusto, cólera, felicidad, tristeza, etc.; una postura corporal lánguida, tensa...). Corrientemente no intentan comunicar, pero pueden, en ocasiones, ser intencionales.

REGULADORES = actos no verbales que mantienen y regulan toda la naturaleza del hablar y escuchar entre dos o más sujetos interactuantes: indican al interlocutor que continúe, repita, se extienda en detalles, se apresure, ceda el turno, etc. Especialmente, movimientos de cabeza y comportamiento visual (que abren o cierran canales de comunicación; retroalimentan; muestran emociones, actitudes...).

El contacto de ojos ha sido estudiado con mucho detalle. Para Hybels y Weaver (1983), cumple tres funciones básicas: ayuda a demostrar que se presta atención, muestra la intensidad de un sentimiento y proporciona retroalimentación.

Señalan que a medida que el número de personas con las que se está comunicando aumenta, deben aumentarse asimismo el número de contactos con los ojos para que todos sientan que se forma parte de la transacción.

ADAPTADORES = desarrollados desde la niñez como esfuerzos de adaptación para satisfacer necesidades, cumplir acciones, dominar emociones, desarrollar conductas sociales... Aparecen junto a los primeros comportamientos sociales, emocionales e instrumentales. Pueden ser:

- autodirigidos (autoadaptadores): frotarse, rascarse, pellizcarse, cubrirse los ojos, morderse las uñas... (Pueden incrementarse a medida que aumenta, por ejemplo, la angustia de una persona).

- dirigidos a objetos (implican la manipulación de objetos y pueden derivar de alguna tarea instrumental, como fumar, escribir...).

- heteroadaptadores: aprendidos junto a las primeras relaciones con otros, en el dar, recibir, atacar o protegerse, establecer proximidad o alejamiento (ejemplo, movimiento de las piernas).

2. CARACTERÍSTICAS FÍSICAS

El físico, la forma del cuerpo, el atractivo general, olores del cuerpo y aliento, altura, peso, pilosidad, cabello, color o tonalidad de la piel, no son indiferentes en la interacción. Juegan un papel importante, entre otros, desde el punto de vista de la presentación o arreglo personal, en la medida en que afectan la vida grupal y relaciones sociales, pero constituyen también aspectos que están en la base de los prejuicios.

Desde el punto de vista educativo, son variables a ser tenidas en cuenta en el desarrollo de actitudes de aceptación y valoración de la diversidad. La pura apariencia física puede resultar engañosa en la evaluación de la calidad interior de una persona.

3. CONDUCTA TÁCTIL (Para algunos, incluida en N° 1)

Factor importante desde los comienzos del desarrollo. Se manifiesta en caricias, golpes, el tocar, sostener, guiar los movimientos del otro. Son elementos importantes en la interacción con los demás, con marcadas diferencias personales, de género y culturales.

4. PARALENGUAJE

Como ya se explicó, se refiere fundamentalmente a cómo se dice algo y no a qué se dice: relacionado con el espectro de señales vocales que acompañan el habla:

- cualidades de la voz: registro, altura, ritmo, resonancia, control de la glotis, control labial de la voz...

- vocalizaciones: caracterizadores vocales (risa, llanto, suspiro, bostezo, estornudo, ronquido...); calificadores vocales (intensidad, altura, arrastre de las palabras); segregaciones vocales ( m-hmm, ah, eh...); pausas; sonidos intrusos; errores al hablar; estados de latencia...

5. PROXEMICA

Estudio del uso y percepción del espacio social y personal. Distancias íntimas, informales, formales.

Son importantes los estudios sobre la "ecología del grupo pequeño"; la disposición espacial (por ejemplo, de los asientos) relacionada con el liderazgo y flujo de la comunicación. También se incluye la distribución de elementos arquitectónicos y amoblado en las viviendas; las relaciones espaciales en multitudes y situaciones de gran densidad humana; territorialidad...

6. ARTEFACTOS

Perfumes, vestimenta, lápiz labial, lentes, pintura de ojos, productos de belleza, que tienen que ver con la presentación y arreglo personal, la "imagen" que se proyecta, etc., e igualmente, con la identificación o rechazo grupal, etc.

7. FACTORES DEL ENTORNO

Elementos que intervienen (o interfieren) en la comunicación, pero que no son parte de ella: muebles, estilo arquitectónico, decorado de interiores, condiciones de luz, olores, colores, temperatura, ruidos adicionales o música, etc.

Asimismo "huellas de acción": colillas de cigarro, cáscaras de naranja, papeles usados, botellas vacías..., que dan cuenta del tipo de interacción sostenida anteriormente.

Los detalles relativos a cada uno de los siete rubros examinados se pueden encontrar en la obra del autor, rica en ejemplos y descripción de situaciones.

COMUNICACIÓN EN GRUPOS PEQUEÑOS

Un análisis muy rico de la comunicación en grupos pequeños, de gran interés para el educador, lo llevó a cabo el psicólogo social R. Bales (en Miller, 1978). Se trata de un método que se centra en el proceso de interacción y no en el contenido tratado por el grupo, evidenciándose cómo "una sorprendente cantidad de información es transportada por la forma de interacción misma". Por la importancia que adquieren en ella los aspectos no verbales, hemos incluido el tema como apartado final del capítulo. Bales hace ver que:

• Contando el número de observaciones que cada miembro del grupo hace a los demás, registrando a quiénes se las hace; y tomando en consideración el tiempo (que es "como el dinero o la propiedad" por el cual se debe competir) que ocupa cada uno en hablar, se pueden hacer inferencias sobre el predominio relativo de los miembro del grupo.

• A partir de características formales de la comunicación como el número de acuerdos y desacuerdos que se dan entre sí los integrantes, se obtiene información sobre la actitud positiva o negativa de cada miembro del grupo hacia otro.10

• En tercer lugar, contando los actos destinados a dar opiniones o hacer sugerencias con el propósito de convencer a los otros, se pueden detectar las personas más o menos "orientadas al trabajo" o comprometidas con la tarea del grupo, a diferencia de quienes por medio de bromas, risas y otras actitudes, demuestran más bien resistencia al trabajo.