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O incluso, existe la posibilidad de que alguien mal intencionado se pueda infiltrar; fingiendo ser un siervo de la nación y sacarle provecho, a toda esa maquinaria llamada Estado.

El sistema actual parece proteger y facilitar el saqueo de la riqueza de las naciones, hacia los grupos de poder.

Evidentemente, un actor mal intencionado, no expondría sus intereses en sus discursos; sino todo lo contrario, buscaría las palaras adecuadas para seducir y endulzar a quienes le otorgarán el poder de gobernar. Todo esto ocurre cada día en cualquier lado del mundo.


Las causas de la inflación no son, como suele decirse, múltiples y complejas sino simplemente el resultado de la excesiva impresión de dinero.Henry Hazlitt

Si te has preguntado ¿por qué un gobierno noble, salvador y de buen corazón regala dinero en lugar de regalar oro o plata a los ciudadanos? pues simplemente porque los metales preciosos tienen un valor que no pueden adquirir de la nada, y obtener ese valor tiene un costo real que el gobierno no asumirá; mientras que regalar billetitos con el rostro de tus héroes favoritos implica la mera acción de encender la impresora y ponerle papel; e incluso en la actualidad sólo tienen que teclear los dígitos para que aparezcan en una cuenta bancaria.

Cabe mencionar, que incluso la emisión de dinero conocida como inflación es un tipo de impuesto (no legalizado ni reconocido como tal) que sirve para extraer riqueza de los ciudadanos. Los políticos, astutamente ofrecen incrementar los salarios de los trabajadores como ayuda para la economía (y para ganar sus votos); cuando la razón de fondo es la pérdida de poder adquisitivo derivado de la misma creación “ad infinitum” de dinero que provoca el Estado.


La impresión y la centralización del dinero, permite que su distribución sea premeditada, alevosa y corrupta.

Tal vez podrías pensar: si los gobiernos pueden imprimir todo el dinero que quieran, entonces ¿por qué nos cobran impuestos?

Hay quienes dicen que es para controlar la inflación cuando en realidad la inflación se crea precisamente por emitir moneda, si fuera el caso entonces simplemente se buscaría reducir la cantidad de dinero emitido.

En mi opinión, la respuesta es sencilla, con los impuestos se crea un sentido de obligación hacia la colectividad y esto de paso crea una noción de sumisión, control y dominio por parte del Estado hacia sus ciudadanos.

Alguien que no cumpla sus obligaciones como buen ciudadano, sufrirá las consecuencias que el Estado considere adecuadas.


Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre está a salvo cuando el legislativo está reunido.Mark Twain

Al mismo tiempo, se crea una idea colectiva de correspondencia moral, donde los ciudadanos, de buena fe, cumplen con sus deudas y obligaciones; esperando a que el Estado haga su parte. Si el funcionamiento social de nuestro entorno se beneficia justamente por el cobro de impuestos, entonces es bueno hacerlo.

No obstante, el problema de fondo no es la imposición de un tributo hacia el Estado, sino más bien, el mal uso que se le concede, provocando una voracidad por incrementar siempre los impuestos y tratar de cumplir a medias con las obligaciones del Estado.

Además, no sólo es el cobro de impuestos, sino que estos representan una parte de tu tiempo y tu energía que terminan siendo mal utilizados, inclusive para pagar guerras.

Por último, para comprender como hemos llegado a este punto, haremos una pequeña revisión de la historia acerca del dinero.


Debemos recordar:1.El dinero es una herramienta de intercambio.2.El dinero es básicamente tiempo y energía humana almacenados.3.El dinero es la herramienta que permite almacenar el tiempo y la energía que una persona ha invertido al producir algo; para después ser utilizado como medio de intercambio.4.La sociedad debe ser la que establezca los acuerdos o reglas que definen al dinero, no el grupo en el poder.5.El dinero puede ser una herramienta para medir la deuda.6.El dinero centralizado puede ser una herramienta de control.7.El poder que ejercen los políticos; por medio de los Estados sobre sus ciudadanos, es debido a que pueden controlar el dinero.


Mucha gente descarta automáticamente la moneda electrónica como una causa perdida debido a todas las empresas que fracasaron desde la década de 1990. Espero que sea obvio que fue solo la naturaleza centralmente controlada de esos sistemas lo que los condenó. Creo que esta es la primera vez que probamos un sistema descentralizado y no basado en la confianza.Satoshi Nakamoto

Segunda parte.

Breve historia del dinero


Si no aprendemos de la historia, nos vemos obligados a repetirla. Cierto. Pero si no cambiamos el futuro, nos veremos obligados a soportarlo. Y eso podría ser peorAlvin Toffler

El origen del intercambio

El dinero ha sido la herramienta más poderosa jamás creada por el hombre. Su invención y su uso ha permitido el auge y caída de grandes culturas alrededor del mundo por miles de años. Incluso el libro más leído por el ser humano, la Biblia, lo menciona más de 100 veces.

Para entender la existencia y la razón del dinero, debemos preguntarnos ¿por qué las personas tenemos que realizar algún intercambio?

El intercambio es la esencia de nuestra vida social y económica.

Si no existiera el intercambio entre los individuos; no tendríamos ni una ni otra, al menos como las conocemos. El intercambio tiene su origen, en el deseo humano por cubrir sus necesidades; y dado que cada persona ocupa su tiempo limitado y esfuerzo para producir sólo una cosa a la vez; no tenemos la capacidad individual de satisfacer plenamente dichas necesidades.

Si apelamos a un ejemplo, no podemos ser buenos herreros y buenos carpinteros al mismo tiempo.

De no existir el intercambio, los hombres tendríamos que buscar la autosuficiencia; limitando la supervivencia de la especie a la capacidad de cada persona.

Cada individuo es único, y como tal posee habilidades y conocimientos; que le permiten explotar y aprovechar la gran variedad y dispersión de los recursos a su alcance.

Esta gran variedad y sus combinaciones, permite la creación extensa de valor que puede ser intercambiado.

Por ende, el intercambio se convirtió en la sangre, no solo de nuestra economía, sino de la civilización misma.

A fin de que permite una interacción fluida entre los individuos y los bienes que producen cada uno.

Por otro lado, es evidente que un intercambio voluntario sucede porque ambas partes esperan obtener un beneficio al hacerlo. El intercambio implica una elección entre las alternativas de renunciar a algunos bienes con la expectativa de adquirir otros.

Fundamentalmente, un intercambio es un acuerdo entre A y B, dónde los bienes y servicios de un hombre se transfieren por los bienes o servicios de otro.

Si lo comprendemos bien, el intercambio se originó solamente porque ambas partes dieron una valoración diferente a los dos productos. Cada uno de ellos valora más lo que recibe a cambio que lo que entrega.

Es decir, esta valoración diferente de las cosas, es relativa a cada individuo.


Si un intercambio entre dos partes es voluntario, no tendrá lugar a menos que ambas partes crean que se beneficiarán de él. La mayoría de las falacias económicas derivan del perder de vista esta simple reflexión.Milton Friedman

Por esta razón, con el pasar de los años, los intercambios han tenido que evolucionar; dándose una tendencia natural, por descartar los bienes y servicios menos atractivos como medios de intercambio hasta llegar a lo que conocemos como dinero. En la historia del dinero, que se extiende por miles de años, ha tenido, tal vez, unos cuatro o cinco cambios importantes. Hemos visto que cada cambio, trajo un nuevo tipo de dinero capaz de resolver los principales problemas que no pudo solucionar el tipo de dinero predecesor.

Recordemos que el dinero es una herramienta de uso y como tal podemos mejorarla, según sea necesario.

Trueque

El primer tipo de intercambio que surgió fue el trueque. En estricto sentido, no es dinero. Es más bien una actividad y se le ha denominado como intercambio directo. Las personas podían cambiar lo que producían por las cosas que producían otras personas, ambos con fines de uso directo.

Este tipo de intercambio es escasamente mejor que la pura autosuficiencia, porque se limita a la capacidad de dos individuos.

La gente intercambiaba todo tipo de cosas, tales como, huevos, pan, vacas, inclusive el propio trabajo y no existían medios de pago estándar.

Claramente, el trueque no resolvía grandes problemas. Por ejemplo, si tenía un cerdo y quería comer una gallina, ¿cómo podría conseguir la gallina? Tendría que buscar a alguien que tuviera las gallinas que valieran el equivalente al cerdo y que al mismo tiempo ese alguien estuviese interesado en el cerdo. Es decir, para efectuar el intercambio no sólo necesitaba hallar a alguien que tuviera lo que yo deseaba, sino que ese alguien también quisiera lo que yo tenía.

Tampoco resultaría práctico fraccionar al cerdo para adquirir una gallina. Además, sería difícil llegar a un acuerdo y fijar la tasa de cambio de cerdo por gallinas; recordemos que el intercambio implica una valoración relativa a cada persona.

 

Esto hacía que el trueque necesitara de una coincidencia de deseos temporal (al mismo tiempo) y espacial (en el mismo lugar).

Tenían que alinearse varias condiciones para efectuar un intercambio satisfactorio entre ambas partes.

Ahora, imagina tener que hacer varios intercambios cada día, solo para obtener un poco de comida; evidentemente era muy desgastante y mucha pérdida de tiempo.

Además, en una sociedad desarrollada con muchos productos, el trueque implicaría un esfuerzo excesivo.

Otro problema con el trueque es que no es escalable, es decir, no puede funcionar con grandes cantidades de personas al mismo tiempo. A pesar de ello, el trueque sigue funcionando hoy en día en ciertas comunidades o nichos. Esto debido a que todos pueden percibir claramente un valor en las cosas a intercambiar. Todos pueden verificar de primera mano si algo realmente es un cerdo o una gallina.

Intercambio indirecto

Con el paso del tiempo, el hombre descubrió como reducir los errores del trueque, dando paso al intercambio indirecto.

La aparición del intercambio indirecto, pudo ser intuitiva para las personas, al percibir que reducían tiempo y esfuerzo al realizar los intercambios.

Muchos aprendieron que al hacer trueque por un producto o mercancía que después podrían intercambiar con mayor rapidez que su producto original, eras más práctico; puesto que esto minimizaba el desgaste y la espera por las coincidencias que el intercambio directo implicaba.

Lo que significa que, a través del intercambio indirecto, las personas cambiaban su producto; no por un bien que necesitaran utilizar directamente, sino por otro bien que podían cambiar con cierta facilidad para luego obtener el bien que deseaban.

Esto encaminó a las personas hacía el intercambio de artículos raros o de colección como piedras, conchas marinas, plumas, sal, entre otros. Marcando una ventaja clave sobre el trueque “clásico” al convertirse en bienes de mayor comercialización o vendibilidad. Naturalmente, las diferentes características de estos bienes hicieron que algunos artículos fuesen más atractivos para ser utilizados como “enlaces” en la comercialización.

Algunos productos no eran perecederos y su durabilidad era obvia. Otros podían ser cómodos para trasladar; algunos más eran fácilmente divisibles en porciones más pequeñas sin perder su valor.

Eventualmente, en regiones limitadas, el tiempo permitió filtrar uno o dos tipos de bienes o productos que terminaban siendo utilizados de forma generalizada como instrumento de intercambio. Un ejemplo claro fue la sal. Los romanos la utilizaban para pagar a los soldados encargados de la seguridad de la ruta de la sal. Los soldados recibían parte de su paga en forma de bolsitas con sal, lo que se llamaba Salarium Argentum, de ahí el origen de la palabra salario. Aunque en otro sentido, estos instrumentos de cambio, presentaban otro problema a una mayor escala.

Por ejemplo, si alguien se las arreglaba para conseguir muchos de esos artículos raros, fácilmente podría beneficiarse; “saltándose” la premisa de obtener un bien por medio del trabajo y ganar poder sobre el tiempo y energía de los demás. Es decir, objetos raros pero que se pueden conseguir con cierta facilidad tampoco pueden servir como dinero. Obtenerlo debe implicar una dificultad elevada, debido a que se pretende cambiar por el tiempo y esfuerzo de alguien más.

Además de esto, el crecimiento de las sociedades y la expansión territorial de las mismas, provocaban un “traslape” entre los bienes más comerciables de una región contra los de la otra.

Cuando las personas querían comerciar fuera de su territorio, necesitaban algo que la mayoría estuviera de acuerdo en el valor que tenía.

Para resolver también estos importantes problemas, el grupo de objetos de bienes o mercancías tuvo que volverse más específico y más pequeño.

A lo largo de los siglos, distintas civilizaciones y la libre competencia del mercado convergieron y prefirieron usar como dinero a los metales preciosos; no por su belleza, sino porque cumplían con características que los convertían en buenas formas de dinero.


Debemos recordar:1.El intercambio se origina por el deseo del hombre de satisfacer sus necesidades.2.El trueque permite el intercambio directo —entre 2 personas— de productos para su consumo, siendo escasamente mejor que la auto suficiencia.3.El intercambio indirecto resolvió los problemas de coincidencia que requería el trueque.4.El mejoramiento del intercambio indirecto permitió a las personas descartar los productos menos comerciables y “valorar” los que se podían comerciar con mayor facilidad.5.Distintas civilizaciones prefirieron usar como dinero a los metales preciosos; no por su belleza, sino porque cumplían con características que los convertían en buenas formas de dinero.

Metales preciosos

Desde las civilizaciones pasadas hasta nuestros días, hemos aprendido que la forma más eficiente de representar al dinero han sido el oro y la plata.

Ambos poseen atributos tangibles que les han permitido destacar sobre cualquier otra mercancía y ser muy comerciables.

El desarrollo del libre mercado, llevó a buscar algo que fuera reconocible por todos, que pudiera transportarse fácilmente, que fuera duradero, divisible y aceptado por unanimidad. Además, eran conocidos por ser escasos y difíciles de obtener, a diferencia de otros objetos raros.

Otra característica que impulsó el uso de los metales como dinero, fue lo complicado que era falsificarlos. Esto hizo que; la escasez combinada con la dificultad de falsificación, se convirtieran en buenas opciones para servir como dinero.

Los metales preciosos, cumplieron bien con ese rol durante siglos. Por esta razón, cuando la finalidad de utilizar oro y plata como herramientas de intercambio fue clara; se inició la acuñación de las monedas para ese propósito.

Según la historia, las primeras monedas surgieron en China, y en lo que hoy es Turquía, hace unos 2.500 años. Ahora se podía “convertir” unas gallinas en su equivalente en monedas de oro, así mismo con un cerdo. De esta forma, era posible comerciar y comprar lo que se deseaba.

Como reserva de riqueza, eran buenos. Si por alguna razón alguien debía mudarse, el oro y la plata permitían almacenarse y transportarse con “cierta facilidad” como joyas o monedas.

Los metales preciosos aportaron varios de estos beneficios, pero uno lo hizo mucho mejor: el oro. Miles de años de historia y evolución lo convirtieron en el claro ganador del concurso. Gracias sobre todo a que no se descompone y que es muy difícil de encontrar y, por tanto, escaso.

También, el oro y la plata fueron muy demandados como ornamento; por lo que tuvieron un uso práctico con un valor asociado.

Esto permitió que se les conociera como “dinero mercancía”. A pesar de ello, los metales preciosos tienen al menos cuatro problemas claros como herramientas de intercambio.

El primero radica en que no hay oro accesible en cualquier parte del mundo, limitando su posesión. Esto provocó muchas guerras en el pasado por el control de este recurso.

El segundo problema gira alrededor de su custodia o resguardo. En todo caso, al ser un recurso valioso, es necesario costear el cuidado de los metales preciosos para mantenerlos seguros de malos actores. Alguien con mucho oro y plata, debe asumir el costo de almacenamiento y protección que eso implica.

El tercer problema, se presenta en los costos asociados a la transferencia o envío de grandes cantidades de metales, debido al peso de los mismos.

El cuarto problema, está asociado a su certificación o autenticidad. Debido a que existen distintas purezas de los metales, es necesario conocer la calidad del metal si son utilizados en una transacción, o bien para evitar posibles falsificaciones.

A pesar de estos inconvenientes, el oro y la plata han logrado superar la prueba del tiempo y se mantienen como una de las formas más conocidas y aclamadas como refugio de valor.

Papel moneda

Durante gran parte de su historia, China utilizó oro, plata y seda para grandes sumas y cobre para las transacciones diarias.

Las monedas de cobre eran creadas con agujeros cuadrados en el centro para poder llevarlas con una cuerda, similares a los collares. Para transacciones grandes, los comerciantes calculaban el precio como el número de cuerdas de monedas. Cada cuerda agrupaba 1000 monedas; algunos datos indican que pesaban cerca de 10 libras ó 4.5 kg. La otra forma de dinero comúnmente utilizada por los comerciantes en China fueron los rollos de seda.

Con el paso del tiempo, los comerciantes de las rutas de la seda y del té, comenzaron a dejar esas pesadas cadenas de monedas y los voluminosos rollos de seda con alguien de su confianza, que registraría la cantidad de “dinero” que el comerciante tenía en depósito en una hoja de papel. Esta variante de papel moneda apareció por primera vez durante la dinastía Tang; funcionaba como un pagaré.

Los comerciantes podían regresar y canjear el papel por las cadenas de monedas cuando lo desearan. Esto simplificó considerablemente la carga y el volumen que transportaban los comerciantes, beneficiando a la economía de la región.

Sin embargo, estos papeles no estaban estandarizados, puesto que eran emitidos por particulares. Ante esto, el gobierno local, durante la dinastía Song en 1023, decidió aprovechar la oportunidad y asumir la responsabilidad de la emisión del primer papel moneda del mundo producido por un gobierno. Estos llevaban sellos y un número de serie, y estaban decorados con patrones rojos y negros.

Con el paso de los siglos, esta “ingeniosa solución como custodia” llegó a Europa y permitió que familias comerciantes como los Medici, en el siglo XV en Florencia, actuaran como auténticas casas de subasta para estos pagarés.

Aplicaron este conocimiento al almacenamiento y resguardo de oro y plata. Para formalizar el acuerdo bastaba con sellar y firmar un vale, que respaldaba al depósito realizado. Era una especie de pagaré o cheque que se podía reclamar en cualquier momento que se quisiera.

Las personas no tardaron en darse cuenta que “los vales” al ser conocidos por todos en el rumbo —por la confianza en la solvencia que tenían los Medici— resultaban más prácticos como medios de cambio y servían como si fuesen dinero.

Fue cuestión de tiempo que la economía local pudo funcionar solo con vales y sin necesidad de los metales en circulación. Debido a que esto resultaba ser más cómodo para todos.

Los orfebres también entraron en el negocio; quienes percibieron que algunas de las monedas que almacenaban para sus clientes estaban acumulando polvo.

Esto porque las personas que las poseían no las necesitaban y preferían tenerlas guardadas.

Entonces, como buenos comerciantes, supusieron que podían dar esas monedas polvorientas en préstamo y cobrar un interés por ello. Así que decidieron prestar algunas de estas monedas de oro.

No obstante, se dieron cuenta que en realidad las personas preferían llevarse un vale —como préstamo— en lugar de cargar con las monedas. Es decir, terminaron prestando vales como dinero.

Esto les permitió una ventaja inigualable por sobre cualquier individuo o autoridad, pues literalmente tenían el control de dinero ilimitado en sus manos. Debido a que podían prestar las mismas monedas varias veces entregando solo trozos de papel como “equivalentes”.

Los nuevos banqueros notaron que las personas confiaban en esos vales como si fueran dinero real.

Y como era de suponer, se vieron tentados a abusar de esa confianza y decidieron emitir sigilosamente más vales de los que podrían respaldar con metales.

Cada vez más el papel moneda privado de los comerciantes y orfebres circuló y comenzó a competir con las monedas de las coronas.

Y el hecho de que estos nuevos banqueros representaban la concentración de la riqueza local, pronto fueron capaces de seducir a las autoridades en turno para trabajar en conjunto formando lo que llamo una “simbiosis corrupta”, que incluso aplica en nuestros tiempos modernos. Al cabo de unas pocas generaciones, la gran riqueza de los Medici, fue tanta que ayudó a impulsar al Renacimiento Italiano y elevaron a la familia a enormes niveles de poder político.

 

Así mismo, también tuvieron una formidable influencia en la sociedad al grado de poder casarse con familias reales e inclusive ser elegidos como Papas católicos.

Esto encausó que las cuestiones de dinero, poder y política ahora se concentraban a través de la Iglesia y el Estado.

El oro fue el mejor dinero, debido a su dureza para falsificarlo y producirlo. Sin embargo, tiene limitaciones muy grandes. La misma condición física que lo hizo valioso también es su mayor defecto; por lo que se optó por usar su “representación equivalente” en papel.

Sin duda este ‹‹defecto natural›› del metal precioso fue la excusa perfecta para que los gobiernos asumieran, por medio de una confianza autoasignada, el rol de controlar el suministro de dinero y la tentación que ello implica.

En síntesis, el papel moneda resolvió algunos problemas propios del dinero basado en metales preciosos. Sin embargo, este tipo dinero tuvo un problema mayor, ya que estaba estrechamente ligado a la confianza.

Para que funcionara, las personas debían de confiar plenamente en su emisor. Y dado que el emisor era un ser humano, la historia demostró que todos cayeron en los brazos de la tentación para crear más papel moneda del que debían. Y lo sigue demostrando.

De igual forma, el papel moneda se convirtió en una forma injusta de dinero; concentrando la riqueza y el poder en unos pocos; sin que estos hicieran más que el mínimo esfuerzo que implica firmar y sellar trozos de papel; otorgándose con ello, el cobro de muchos favores o deudas a sus sociedades.

El Patrón oro

Hasta el siglo XVI, algunas partes de Europa todavía utilizaban monedas metálicas como única forma de dinero.

Esto fue impulsado por la toma de territorios a través de la conquista; lo que les proporcionó nuevos recursos —como los metales preciosos— permitiendo seguir acuñando una mayor cantidad de monedas.

Las revisiones y evaluaciones teóricas tempranas del patrón oro, se abordaron desde mediados del siglo XVII en Gran Bretaña. Surgieron diversos informes sobre su acuñación legal y tecnologías disponibles para realizarlo.

En 1717, Sir Isaac Newton emitió un informe sobre la Casa de la Moneda Inglesa dirigido a los Comisionados del Tesoro; para abordar sobre el precio y la relación del oro con la plata y las posibles consecuencias de su acuñación. Dando las bases para el Patrón oro.

Sobre todo, en el siglo XVIII, el papel moneda comenzó a dominar, ya que resultaba más atractivo en lugar de cargar con las monedas de oro.

El uso del papel moneda, permitió un comercio fluido entre las naciones de Europa y también una competencia entre dichas naciones por la estabilidad del valor de sus propias monedas.

Los siglos XVII y XVIII serían tiempos de guerras increíblemente costosas, distintos territorios europeos habían entrado en conflictos bélicos; llevando a la mayoría de las principales naciones del continente al borde del colapso financiero. Ante la abrumadora situación, la acción tomada —por algunos países— fue la creación de un banco central para atender la deuda nacional. El Banco de Inglaterra fue de los primeros en asumir tal función1.

El papel moneda se había utilizado en Inglaterra y Europa durante varios cientos de años, pero su emisión nunca había estado controlada o al menos ligada directamente al oro.

Para inicios del siglo XIX, el Patrón oro surgía como un concepto innovador, el cual mezclaba las ventajas del papel moneda con las ventajas de las monedas de metal. Esto es, el Patrón oro, era dinero de papel respaldado por el metal.

En el año de 1816, se produce una nueva moneda británica de una libra hecha de oro, convirtiendo oficialmente al metal dorado como el estándar de valor en Inglaterra.

Posterior a esto, el Banco de Inglaterra dispuso de una producción no inflacionaria de billetes estándar que representaban una cierta cantidad de oro y en 1844 sus billetes emitidos se convirtieron en oficiales en el país.

El Patrón oro se hizo internacional en las primeras décadas del siglo XIX, tras su adopción por las principales economías europeas. Para inicios del siglo XX, la mayoría de las naciones desarrolladas estaban vinculadas al Patrón oro.

En los años venideros, las condiciones políticas y sociales fueron casi ideales en el mundo; debido a la confianza y estabilidad económica que ofreció el Patrón oro; debido a que, el metal dorado era el regulador de la expansión o contracción de las economías nacionales. La principal ventaja que ofreció el Patrón oro, fue la de servir como “ancla” que limitaba la creación desmedida de dinero.

Incluso, los gobiernos colaboraban juntos para que el sistema funcionara, debido al clima de tranquilidad y prosperidad generalizada que había traído en los países de Europa, fundamentalmente después de las guerras napoleónicas.

El Patrón oro incentivaba a la productividad de los países y un entorno estable de baja inflación; debido a que dichos países, “competían comercialmente” por obtener oro o al menos conservar el propio.

Cabe mencionar, que contrariamente a la creencia popular, la gente generalmente no utilizaba a las monedas de oro como medio de intercambio para andar por las calles; sino más bien, las personas usaban principalmente billetes de papel que estaban relacionados a las existencias del metal dorado.

Sin embargo, estas existencias tampoco fueron en proporciones estándares o equivalentes en todos los países. Los “ratios de reserva” variaban de entre el 40% y el 80%.

Esto es, no existía una reserva del 100% en oro, por cada billete emitido; pero al menos, no había un descontrol en la emisión monetaria.

En la historia, los humanos hemos convergido en que el oro es la forma más sólida de dinero.

A pesar de ello, el oro no pudo escapar al control de las autoridades centrales y personas de poder, quienes se las ingeniaron para acomodar las cosas a su favor.

El mismo Patrón oro, fue un intento por concentrar y centralizar el control del dinero en manos de gobiernos, bancos y bancos centrales; con la intención de transferir la riqueza de los dueños del metal hacia quienes controlaban la emisión del “dinero papel respaldado”.

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914, se terminó abruptamente con la estabilidad que el Patrón oro había proporcionado al mundo. La razón de ello, fue que los gobiernos en conflicto, necesitaron imprimir dinero sin restricción alguna para financiar el esfuerzo bélico.

Dinero en tiempos de guerra (1914-1944)


El odio hacia el Patrón oro brota de la superstición de creer que el Estado omnipotente puede generar riqueza lanzando al mercado meros trozos de papel.Ludwig Von Mises

En lo que pareciera un movimiento oportunamente anticipado, se crea en 1913 la Reserva Federal (FED) en Estados Unidos, justo antes del inicio de la Primera Guerra Mundial.

Los banqueros y los políticos estadounidenses decidieron que, por el interés del país, y el de ellos desde luego, lo mejor era tener permanentemente un banco central.

Aunque parece increíble, la mayoría de las personas desconocen que, la Reserva Federal, no pertenece al gobierno de los Estados Unidos, sino más bien, es una empresa privada que “brinda” sus servicios bancarios a la nación americana.

De reserva federal sólo tiene el nombre, el cual, fue ingeniosamente puesto para evitar el rechazo público.

Entre las funciones de esta muy privilegiada empresa, estaba aumentar o contraer el suministro de la única moneda nacional, el dólar estaba respaldado en el oro, y el control estratégico sobre él permitiría evitar los periodos de inestabilidad y caídas.

Esto le concedió al gobierno de Estados Unidos actuar de forma unilateral y con prontitud ante las exigencias que se presentarían durante los años del conflicto bélico.

Al otro extremo, con el inicio de la Primera Guerra Mundial en Europa en 1914, los gobiernos suspendieron el Patrón oro, con la intención de poder aumentar la oferta monetaria y pagar los gastos propios de la guerra. Los países comenzaron a depreciar sus monedas para poder exportar más. Fue un período de tipos de cambio fluctuantes y devaluación competitiva.

Desde luego; esto junto con el entorno bélico, provocó que muchos países perdieran el control sobre la emisión de su moneda y enfrentaran tasas de inflación muy elevadas.

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