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Ocho divertidas formas de aprender etimologías en tiempos de COVID-19

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Tanto para estudiantes, profesores y profesoras, las redes sociales virtuales son un medio de apoyo en el aprendizaje escolar, ya que facilita el intercambio de información al realizar tareas escolares, la organización de trabajos en equipo, permite compartir libros, apuntes, información sobre materias o profesores, y la enseñanza entre pares (Erjavec, 2013), ya que a través de este recurso se puede aprender más entre los compañeros de clase (Ellison, Steinfield y Lampe, 2007). El uso de las redes sociales como herramienta didáctica podría dividirse en dos direcciones: a) en la organización del trabajo académico, y b) como medio de expresión y socialización, sobre todo en las emociones relacionadas a la escuela, como puede ser el ingreso a la universidad (Chiecher, 2014). Diversas universidades y centros educativos han integrado el uso de las redes sociales para mejorar la enseñanza (Mendiguren, Meso y Pérez, 2012), o como estrategia metodológica en alguna investigación; ejemplo de ello es el «Proyecto Facebook», el cual es una propuesta educativa que se llevó a cabo en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, a partir del año 2009, coordinado por Piscitelli y Adaime (2010), con el objetivo de crear un ambiente colaborativo y abierto en la educación, donde los alumnos fueran coparticipes de su proceso educativo, a los alumnos les agrada la novedad de Facebook en la enseñanza universitaria, así como su facilidad de uso.

Esta presencia de las tecnologías de la información y la comunicación en numerosos aspectos de la vida cotidiana, entre ellos, la esfera educativa, ha generado cambios en las nuevas generaciones. Prensky (2001), acuñó el término «nativos digitales» para hacer referencia a los sujetos que han pasado su vida rodeados por computadoras, video juegos, reproductores portátiles de música, cámaras digitales, teléfonos celulares, y demás juguetes y herramientas de la era digital, propiciando que estos sujetos piensen y procesen la información de una manera fundamentalmente distinta a la de sus predecesores, están acostumbrados a recibir la información de forma rápida, les gusta realizar múltiples tareas de forma simultánea, prefieren los gráficos que el texto, funcionan mejor cuando se organizan en redes, obtienen satisfacción en la gratificación instantánea y en las recompensas frecuentes, prefieren jugar que trabajar en serio, además de que usan un nuevo lenguaje digital para comunicarse por los medios electrónicos.

Para adecuar las estrategias que llevaba a cabo en el salón de clases al ambiente virtual, partí de que las tecnologías de la información y la comunicación, desde hace varios años, forman parte de los procesos de aprendizaje en todos los niveles educativos. Eso no era realmente lo nuevo, a lo que verdaderamente nos estamos enfrentando los profesores, alumnos y alumnas es a usar esas tecnologías para aprender durante una pandemia, es decir, aprender en medio del encierro y el distanciamiento social, así como de la incertidumbre, de los problemas económicos, psicológicos y sociales, del conocimiento del aumento de casos y muertes por covid-19, y, además de aprender en este contexto, salvar el ciclo escolar. Entonces, me tenía que centrar en la vivencia de las y los estudiantes durante esta pandemia más que en la tecnología (claro que también fue importante para podernos encontrar y aprender juntos), pero lo que tenía que considerar al adaptar las estrategias fue:

1. Aunque al menos una asignatura de las y los estudiantes del Centro Universitario de Ciencias de la Salud se lleva a cabo de manera cien por ciento virtual, este cambio repentino en el que todas sus unidades de aprendizaje (de alumnos y docentes) se desarrollarían a distancia también necesitaría de un proceso de adaptación. Por lo que las y los alumnos requerían percibir nuestra presencia, aunque esta fuera a través de una videoconferencia, o al menos a través de vídeos. Lo anterior se refuerza con los resultados encontrados en las respuestas de cien estudiantes universitarios sobre su percepción de cómo vivieron este proceso de aprendizaje durante la pandemia y cómo lo mejorarían. Refirieron que prefieren las clases presenciales a las virtuales. Sin embargo, entienden la necesidad de estudiar desde casa para evitar los contagios por covid-19. Y, un 90 por ciento de los encuestados sugieren tener más clases por videoconferencia. Una alumna manifestó: «fue muy triste el saber que ya no podía ir a la escuela, que teníamos que estudiar en línea, y tenía que acostumbrarme a esta modalidad, y saber que el virus ya estaba en nuestro país fue preocupante, aunque esta carrera debería ser clase presencial y no en línea, tenemos que acoplarnos por la situación de la pandemia». Korzenny (1978), y Korzenny y Bauer (1981), ya hacían referencia al concepto de proximidad electrónica que se tiene cuando se da una interacción por medio de una pantalla, como puede ser el caso de las teleconferencias. De acuerdo con los autores, la cercanía que se experimenta con el otro es mayor cuando la retroalimentación se da de forma instantánea que cuando la comunicación es unidireccional. Profesores y profesoras, hay que buscar desarrollar esta proximidad electrónica, a la que hacen alusión los autores, para propiciar aprendizajes significativos y generar esa cercanía a través de la pantalla. Y está cercanía no solo debe de percibirse entre alumno-maestro, también debe favorecer la proximidad que se percibe entre los estudiantes. Una alumna me comentó, después de la primera vez que nos vimos por medio de una videoconferencia: «maestra, muchas gracias, lo que más extrañaba era ver a mis compañeros, eso fue lo que más me gustó de la clase de hoy». Tengamos más videoconferencias, pero no exclusivamente para impartir una cátedra, seamos creativos, hagamos que nuestros estudiantes nos sientan cerca y que no están aprendiendo solos en casa.

2. «En la situación actual de confinamiento global en el hogar debido al brote del COVID-19, la mayoría de las personas están expuestas a situaciones estresantes sin precedentes y de duración desconocida» (Ramírez-Ortiz, Castro-Quintero, Lerma-Córdoba, Yela-Ceballos y Escobar-Córdoba, 2020, p. 8). No generemos más estrés del que la misma pandemia por covid-19 trae consigo, consideremos que el trabajo a distancia implica que tanto alumnos y alumnas como profesores y profesoras dediquemos más tiempo a la preparación y realización de las actividades que nos lleven a construir los aprendizajes necesarios. Por lo que sugiero ser sensibles en la cantidad de trabajo que dejamos. Esta recomendación la hago para todos los niveles educativos, sobre todo para los niveles básicos, que implican que los padres de familia apoyen en sus actividades a sus hijos, que en muchas de las ocasiones es más de uno, y hay que apoyarlos a todos. Sensibilicémonos con esta tarea que los padres y madres de familia han tenido que asumir, al igual que nosotros, de un día para otro. Además, hay padres y madres de familia que también son estudiantes. Dos alumnas manifestaron lo siguiente al preguntarles respecto a qué fallas encontraron en este proceso: «distracción a asuntos de tareas y de atención a mi hijo ya que a él también le dejaron bastante tarea»; «algo que fue horrible es que muchos profesores dejaron muchísima tarea en una manera desproporcionada y siento que en esto, lejos de hacernos aprender, solo nos hacía cumplir con lo mínimo necesario sin reflexionar ni comprender los temas, además de no dejarnos concentrar en otras materias».

3. El aislamiento social que se vive en una pandemia afecta de manera importante la salud mental, durante y después del brote, generando consecuencias negativas a largo plazo, como los trastornos de ansiedad y el trastorno por estrés postraumático (Ramírez-Ortiz, Castro-Quintero, Lerma-Córdoba, Yela-Ceballos y Escobar-Córdoba, 2020). Con base en lo anterior, consideré necesario incluir en las actividades la participación de las personas con quienes vive el estudiante, con lo cual obtuve resultados bastante positivos en las estrategias didácticas llevadas a cabo. Los miembros de la familia aprendieron etimologías médicas junto a los alumnos. En el caso de otras unidades de aprendizaje, la familia aprenderá los contenidos de esas asignaturas. Con base en el 85% de las respuestas de cien estudiantes universitarios, quienes me reflejaron su percepción de esta inclusión en sus actividades escolares de las personas con quienes estaban en casa, manifestaron que se divirtieron y aprendieron juntos como familia, en algunos casos hasta sus mamás y papás ya sabían de términos médicos, o incluso la novia o el novio.

4. Algo, que les recomiendo al integrar a la familia, amigos, compañeros y pareja en el proceso de aprendizaje, es agradecerles por aceptar ser ayudantes del docente allá donde no podemos estar nosotros. Comparto las respuestas de dos alumnas de la carrera de enfermería al preguntarles cuál actividad les gustó más: «La actividad que más disfruté fue la de enviar vídeos con las partes del cuerpo, fue muy divertido, mi sobrina de 9 años me ayudó y cada vez que me equivocaba o trababa nos reíamos mucho y comenzamos de nuevo a grabar. Este ejercicio fue además el que me inspiró a comenzar mi canal en YouTube ya que me demostró que no era tan mala en los vídeos como yo creía (en mi quinto vídeo le mando saludos jeje)»; «en realidad todas, su forma de enseñanza me agradó mucho, y el hecho de hacer dinámicas con mis compañeras fue muy satisfactorio». Estas dinámicas que menciona la estudiante fueron por medio de videollamada.

5. El confinamiento es aburrido para niños y jóvenes, y para todos nosotros también. Así que pongamos un poco de diversión para hacer más llevadera la pandemia por medio del aprendizaje desde casa. ¡Juguemos mientras aprendemos!

6. Hagamos uso de todos nuestros recursos, usemos las plataformas necesarias para que nuestros estudiantes alcancen los aprendizajes necesarios. Por ejemplo, si no tenemos conocimiento de cómo realizar una videoconferencia, en la web podemos encontrar numerosos tutoriales.

 

7. Tomar en cuenta que no todas y todos los alumnos tienen las mismas posibilidades de acceso a la tecnología. Seamos sensibles, empáticos, flexibles y creativos. Detectemos a los estudiantes que no tienen acceso a los dispositivos y conexión necesarios para poder llevar a cabo las actividades necesarias durante el curso. No podemos permitir que la falta de acceso a la tecnología sea un impedimento para el aprendizaje. Una vez detectados estos alumnos, preguntemos con qué recursos cuentan, por mínimos que estos sean, ya es algo con lo que podemos trabajar. Me encontré que hay alumnos que el único medio por el cual pueden establecer un contacto es por WhatsApp, en estos casos reenvié las actividades por esta aplicación. También me encontré con alumnos que no tenían computadora y se les dificultaba hacer algunas tareas; acordamos que harían sus trabajos a mano y enviarían fotografías de los mismos. Estas son solo algunas de las experiencias que tuve, pero las adaptaciones que hagamos dependerán de la situación particular de cada estudiante.

A continuación, presento una serie de estrategias didácticas para aprender etimologías de las ciencias de la salud durante la pandemia por covid-19, considerando la transición hacia la «nueva normalidad». Esta es definida por la Organización Mundial de la Salud (2020) como «un mundo más saludable, más seguro y mejor preparado». López-Gatell (2020) en conferencia de salud, explica que «la nueva normalidad implica cambiar nuestras prácticas, nuestro comportamiento», efectuar las medidas de higiene como el lavado de manos, no cubrir con las manos nuestro estornudo, implica llevar a cabo un desconfinamiento cauteloso y progresivo; es decir, «no es que todo mundo va a hacer la vida como la hacíamos antes del inicio de la pandemia».

Para volver hacia la «nueva normalidad», la Secretaría de Salud (2020) ha creado el semáforo de riesgo epidemiológico, el cual es un medio para monitorear la regulación del uso del espacio público según el riesgo de contagio de covid-19. Este se conforma por cuatro colores: 1) Rojo, solo se permiten actividades económicas esenciales; 2) Naranja, además de las actividades económicas esenciales, las empresas con actividades económicas no esenciales podrán trabajar con el 30% del personal, se abrirán espacios públicos con una cantidad reducida de personas, todo lo anterior llevando a cabo las medidas de prevención necesarias y siempre cuidando a la población vulnerable; 3) Amarillo, todas las actividades laborales son permitidas, el espacio público abierto se abre de forma regular y los espacios públicos cerrados se abren con una reducida cantidad de personas, se deben de tomar todas las medidas de prevención y el cuidado de las personas más vulnerables; 4) Verde, todas las actividades están permitidas, incluidas las escolares.

Por lo anterior, las estrategias didácticas las presento en dos escenarios. El primero, adaptadas al semáforo epidemiológico en color rojo, naranja y amarillo; el segundo, al color verde. Las estrategias se organizan por sesiones, pero cada grupo, junto con su maestro o maestra, pueden fragmentarlas de acuerdo a los tiempos que consideren adecuados. Recordemos, que en todas las estrategias didácticas propuestas debemos seguir las medidas de prevención necesarias como el lavado continúo de manos, la etiqueta respiratoria, desinfección de superficies de uso común, la sana distancia, entre otras, y siempre estar atentos a las indicaciones de las autoridades.


Las tecnologías de la información y la comunicación desde hace varios años forman parte de los procesos de aprendizaje en todos los niveles educativos. Eso no era realmente lo nuevo; a lo que verdaderamente nos estamos enfrentando los profesores, alumnos y alumnas es a usar esas tecnologías para aprender durante una pandemia, es decir, aprender en medio del encierro y el distanciamiento social, de la incertidumbre, de los problemas económicos, psicológicos y sociales, del conocimiento del aumento de casos y muertes por covid-19, y, además de aprender en este contexto, salvar el ciclo escolar. Entonces, me tenía que centrar en la vivencia de los estudiantes durante esta pandemia más que en la tecnología (aunque claro que también fue importante para podernos encontrar y aprender juntos), pero lo que tenía que considerar al adaptar las estrategias didácticas presenciales al ambiente virtual fue:1. Los estudiantes, en estos momentos, necesitan percibirnos cerca de ellos. Utilicemos aplicaciones en las que podamos hacer videoconferencias. Logremos esta proximidad electrónica (Korzenny, 1978; Korzenny y Bauer, 1981). 2. La elaboración de las actividades de aprendizaje a distancia, requieren de invertir una mayor cantidad de tiempo. Además, los estudiantes tienen más de una asignatura. Seamos sensibles con la cantidad de tareas que dejamos. 3. El aislamiento por la pandemia trae consecuencias psicológicas y sociales importantes. Apoyemos incluyendo la participación de la familia en las estrategias didácticas que llevamos a cabo y tratemos de que sean divertidas. 4. Hagamos uso de todos los recursos disponibles y seamos sensibles, empáticos, flexibles y creativos con los alumnos que no tienen acceso a las herramientas tecnológicas.