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Curiosidades antiguas sevillanas

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Coleccionistas antiguos

Tiénense hoy por nuevas muchas cosas que no lo son; y entre ellas, juzgan algunos que las aficiones que demuestran no pocos de reunir y coleccionar objetos artisticos, raros ó curiosos, son achaque de la cultura moderna, del refinamiento de nuestras costumbres ó nacidos puramente del capricho ú originalidad con que ciertas gentes pretenden atraerse la atención de los demas, en estos tiempos tan ansiosos de novedades, por estimar que apartándose de lo corriente y vulgar ganan plaza de hombres superiores y extraordinarios. Cierto, que, en nuestros días es muy corriente decorar y amueblar las casas con objetos antiguos, pero esto no se hace, generalmente, ni por el noble afan de salvarlos de la destrucción, ni de recrearse con su vista, ni por el cariño que siente el coleccionista, sino, en la mayor parte de los casos, por pueril vanidad, porque «es de moda y de buen tono,» como hoy se dice, ostentarlos en la propia morada, aunque á sus dueños ni se les alcance su significación ó importancia, ni menos puedan dar razón en caso de apuro, al ser interrogados respecto á las épocas á que correspondan, y por tanto, ni apreciar su mérito ó su rareza. Lo que importa es poseerlos para pasar ante el vulgo de levita por opulento y por culto.

No fueron éstos los estímulos de los antiguos coleccionistas, ni lo son tampoco á fé, los de los verdaderos aficionados contemporáneos. Aquéllos y éstos se afanaron y afanan en buscar y en reunir, inteligentemente, movidos del noble intento de evitar la pérdida ó destrucción de ejemplares que importan al conocimiento de la historia de nuestras artes; y gracias á ellos, se ha salvado en nuestra patria buen número de objetos artísticos inapreciables, que sin la diligencia, el entusiasmo y el cariño de sus dueños, habrían ido á aumentar los tesoros artisticos del extranjero.

Cuando el Renacimiento se extendió por Europa, y en los albores del siglo XVI invadió con su poderoso aliento las comarcas españolas, ofreciendo el grandioso espectáculo de la transformación del mundo viejo por un mundo nuevo, á que contribuyeron capitales sucesos, adelantos y descubrimientos portentosos, despertóse entonces vivísimo entusiasmo por las investigaciones y estudios de la antigüedad, y los más esclarecidos ingenios afanáronse por hacer surgir del lecho de polvo en que hasta entonces habían permanecido sepultadas en el olvido, las grandiosas formas del arte pagano, lo mismo en el concepto artístico que en el literario, apareciendo entonces aquella bizarrísima falanje de anticuarios, eruditos, humanistas, jurisconsultos y poetas, enamorados de la antigüedad clásica que poblaron las universidades españolas extendiendo por todas las clases el culto de las ciencias, de las letras y de las artes, despertándose nobilísima emulación entre los más ilustres ingenios italianos y españoles.

¡Qué efecto no producirían en nuestros artistas, en nuestros capitanes y literatos los esplendores de las grandes ciudades italianas al visitarlas por vez primera! ¿Cómo extrañar entonces que nuestros antepasados enamorándose de aquellas bellezas, se deleitaran con su estudio y ansiasen la posesión de aquellas preciosidades para transportarlas á sus opulentas mansiones españolas!

Muchos ilustres varones sevillanos, influidos por la cultura italiana, se nos ofrecen ya desde aquella época como entusíastas celeccionistas de libros, estampas, monedas, cuadros, armas, y en suma, de cuantos objetos artísticos ó curiosos podian adquirir, con los cuales al mismo tiempo que enriquecían sus moradas, servíanles de enseñanza y de gratísimo recreo, librándolas de las garras de la ignorancia!

La historia nos ha trasmitido el recuerdo de algunos de ellos, ocupando hasta ahora el primer lugar el insigne Don Fernando Colón, que como de todos es sabido, reunió á costa de gran suma de dinero, de infatigable diligencia y de singular erudición una de las más famosas bibliotecas del mundo, y, además, y ya este dato no es tan conocido, una numerosísima colección de estampas que basta solo tener en cuenta la época en que por él fué reunida, para estimarla inapreciable, y que si hoy existiese sería de un interés capitalísimo artística y tipográficamente considerado.

Dejó el insigne bibliófilo otra prueba más de su inteligencia y de su infatigable labor en el grueso volumen que contiene el Catálogo de dichas estampas, el cual en su primera hoja lleva M. S. el epígrafe siguiente, puesto, probablemente, por alguno de los bibliotecarios capitulares del siglo XVIII. «De picturis quas Colón adquisiverat» en lo que no anduvo cierto quien lo escribió, pues el Catálogo no fué de pinturas, seguramente, sino de estampas; bastando para confirmar tal parecer el número extraordinario de las que se describen y los epígrafes con que están clasificadas, que indican los tamaños del papel y los diferentes grupos ó series que constituían la colección; hecho todo con una minuciosidad, que asombra la suma de paciencia invertida reveladora del cariño con que don Fernando hizo el Catálogo130.

Para que el lector pueda juzgar copiamos algunos asuntos:

«Nuestro Señor desnudo y atado á la columna, estanle açotando dos judios el que esta delante de el con la diestra tiene los açotes y en la siniestra la soga de la columa no se le parece el pulgar della y junto a el esta el juez en los ¿pechos? tiene dos botones, tiene en las manos un setro sobro que … no se le paresce el pulgar della, es campo negro, ay lexos» (monograma dibujado por D. Fernando, de Alberto Durero y la fecha 1512.)

«Nuestro Señor que lo han quitado de la Cruz y esta desnudo en cueros y con un paño, tiene tapadas sus verguenzas y esta echado sobre la falda de un santo que tiene la barba endida y larga y nuestra señora la diestra tiene debajo de la barba de nuestro señor que lo quiere besar y se le parece la siniestra ay un ¿naviete? y un molino de viento.» Monograma dibujado W.

«Par de una gran peña esta uno sentado que con la diestra ayuda a tener una como redoma a una muger luego esta una con una peña a las espaldas luego otra que tiene dos trompetas, luego otro que tiene la siniestra sobre un viejo vestido de pie que esta so un portal y en la siniestra del portal esta un hombre vestido ay lexo. Monograma de una M. y F. unidas.»

Las descripciones de muchos asuntos alegóricos, como este último, confirman el concepto de que no se describen cuadros, y además en ninguno de los asientos se mencionan colores de trajes, fondos de oro y otros pormenores, que, seguramente no habría omitido D. Fernando tratándose de cuadros.

¿Dónde ha ido á parar tan singular riqueza, preguntará al lector?

De aquellos miles de estampas no ha quedado una en Sevilla. Es más, puede asegurarse que una vez ganado por el Cabildo el pleito á los frailes de San Pablo y entregada por éstos la Biblioteca, la Corporación eclesiástica no recibió la colección de estampas, pues, en los varios autos capitulares en que se trató del pleito, menciónase solamente la «Librería,» y sin duda aquella no fué tampoco á poder de los frailes de San Pablo, antes había volado yendo á parar tal vez á las manos del deudor de D. Fernando, el comerciante genovés, Francisco Leardo131.

Fué uno de los próceres más ilustres que honraron á Sevilla el Duque de Alcalá D. Perafán de Rivera, el cual por la calidad de su extirpe, por el trato con los más doctos varones de su época y por su cargo de Virrey de Nápoles no pudo sustraerse al influjo cultísimo de su época, y al de la región privilegiada en que ejerció su mando, así es que al morir, según el dicho de Zúñiga «dejó lleno el mundo de su fama» y nosotros podríamos añadir que también su palacio de Sevilla con no pocos testimonios de su cultura y de su amor por las memorias artísticas del pasado, cuidándose de enriquecer con ellas su morada; y así no es extraño, que, tomando tan noble ejemplo sus sucesores, hubiesen emulado en atesorar en la misma infinitos objetos de valía inapreciable para la historia y para el arte.

Cuidóse, pues, el insigne sevillano de salvar de la destrucción preciados monumentos escultóricos que sirviesen de ornamento á su Palacio, y á Sevilla envió gran número de estátuas antiguas de Roma que le dió el Pontífice Pío V, las cuales, dice Zúñiga, se ven en el patio y jardin de su palacio, con otras muchas insignes antiguallas, entre ellas unas que se afirman ser las estátuas mutiladas de Pasquino y Marfrodio, tan mentadas de Roma, en que nunca faltará su memoria, y el sitio que ocuparon destinado á los libelos y Pasquines, no fáciles de hacer callar, ni al castigo ni al escarmiento.

 

A 2 de Abril de 1572 murió en Nápoles tan ilustrado procer y su cadáver transportado á Sevilla, al siguiente año recibió cristiana sepultura en su Cartuja de las Cuevas, de cuya iglesia tenían el patronato los Duques de Alcalá, mediante acta notarial que fué levantada, la cual, no nos parece fuera de proposito extractar en este lugar, por el interés que despierta cuanto se relaciona con la memoria de los varones eminentes, y por ser la primera vez que vé la luz pública, el curioso documento:

En 8 de Mayo de 1573 hallándose en la celda del Rdo. P.D. Hernando Pantoja prior de las Cuevas, testamentario que dijo ser del Excmo. señor don Pedro Afán de Ribera, Duque de Alcalá, Marqués de Tarifa, Conde de los Molares, Adelantado Mayor de Andalucía y Visorey y Capitán General del Reyno de Nápoles, difunto y estando presente Baltasar de Torres mayordomo que había sido del dho. Duque y uno de los albaceas testamentarios del dho. Duque en lo que toca al Reyno de Nápoles y en presencia de Juan Pérez escribano de Su Majestad y público de Sevilla y de los testigos y uso escritos: Baltasar de Torres hizo muestra al dho. prior de «vn cofre redondo de vara y media de largo poco mas o menos con vna cubierta de baqueta, cerrado con su llaue y dixo que dentro en el dho. cofre que alli estaba presente traia y estava el cuerpo del dicho excelentísimo señor duque de alcala y que se le avia dado y entregado metido en el dho. cofre el muy reuerendo padre fray miguel ¿Rani? guardian del monasterio de la cruz que diz que es de la orden de san francisco de la hoçervancia en la dha ciudad de napoles para que lo truxesse a esta ciudad de Sevilla y lo entregase al dho. padre prior de las cuevas como tal albacea del dho. señor duque en cumplimiento de lo quel dexo dispuesto y hordenado por su testamento y que el en cumplimiento dello queria entregar el dho. cofre al dho. padre prior y luego fue abierto el dho. cofre y desliado y estava vn cuerpo que alli dixeron que hera del dho. señor duque de alcala y el dho baltasar de torres y diego melgarejo que ansi se dixo por su nombre caballerizo que dixo aver sido del dho. señor duque y francisco gonzalez clerigo presbitero capellan que dixo auer sido de su excelencia todos tres y cada vno de los sobre dhos. juraron a dios y a la cruz en forma del derecho quel dho. cuerpo de que allí hizo muestra el dho. baltasar de torres es el mismo cuerpo de su excelencia del dho. señor duque de alcala y alli lo mostraron y boluieron a liar como venia y lo metieron en el dicho cofre y se cerro y le dio y entrego el dicho baltasar de torres la llave del dicho cofre al dicho padre prior el qual se dio por entregado del dho. cofre y de la dha. llave.» Siguen las diligencias de traslación del cadáver y de su depósito en una bóveda, enterramiento del linaje de Rivera132.

No dejó legítima descendencia el Duque D. Perafán, sucediéndole en los Estados de su casa, su hermano D. Fernando Enríquez de Ribera, el cual, asímismo que los títulos y bienes de su antecesor, heredó el espíritu de cultura de aquel, que supo quilatar, al punto de merecer los mayores encomios de sus contemporáneos. De él pudo decir un ingenio sevillano lo siguiente:

«Entre los señalados varones en Letras naturales de Sevilla, pone D. Nicolás Antonio al Excmo Sr. D. Fernando Afán de Ribera Henríquez, Duque de Alcalá «Non tantum eruditioni evasit præstans atque adeo eruditorum verus alta Mæcenas.» Fué en tanto grado aficionado á las Letras, que no tenia rato en el tiempo que vacaba á los negocios públicos, en que el ocuparon los Sres. Reyes Católicos D. Felipe 3.º y D. Felipe 4.º, que no lo emplease en darse á la lección y estudios, no solo de buenas Letras, sino de las demás Ciencias, para cuyo fin juntó en su Palacio de Sevilla y en el de Bornos muchos y muy singulares Libros de que formó muy copiosas Librerias, siendo la de Sevilla una de las grandes del Reyno, no solamente por el número de Libros que juntó, sino por constar de todas facultades y de exquisitos y raros Manuscritos, así originales como copias, que puso en ellas, que aun hoy se conservan muchos de ellos, si bien deteriorados y disminuidos por la falta de la presencia de los Excmos. Sres. en quien recayó la Casa de Alcalá y descuido y poca afición de los que lo han tenido á su cuidado: y para solo poner la Librería, labró el Duque una pieza, también de singular hermosura y grandeza, capaz de tanto número de Libros, que adornó «con muchas Estátuas y piedras y monumentos antiguos,» que aun hoy se ven algunos, aunque pocos, que juntó la curiosidad de este Principe, cuyo retrato se vé en la Librería, que hace recuerdo siempre que en ella se entra, de vn Señor que tanto supo honrar las letras133

Basta decir en elogio de lo que debió haber sido el tesoro bibliográfico reunido por el Duque, que de él formaron parte las selectas librerías de Ambrosio de Morales y del Doctor Luciano de Negrón,134 según dice Zúñiga (año de 1637) consignando también que á ellas agregó lo más estimado que salió en su tiempo en todas lenguas y profesiones y muchos raros manuscritos y otros estimados rastros de la antigüedad en inscripciones, medallas, anillos y mucho de lo semejante (sic) tesoro que á no auerse disipado en las peregrinaciones de su edad mayor en que traía siempre consigo los más exquisitos para dar á la curiosidad los ratos que sobrasen á la obligación y en el desavío de su muerte fuera vno de los mayores que ha visto juntos en la edad presente, no solo la España sino la Europa toda.»

El docto Rodrigo Caro nos dice, también, que en la insigne Casa de Pilato reunieron sus dueños «muchas efigies de marmol de príncipes y varones insignes antiguos y dos grandes colosos de la diosa Palas y otra multitud de estátuas y despojes de la antigüedad y el Excelentísimo Duque Don Fernando Enriquez Afan de Rivera que hoy posee esta casa, ha juntado una gran librería y en ella tantos volúmenes de todas ciencias y letras humanas, manuscritos y medallas antiguas que compite con las más insignes del mundo.»

Qué paradero han tenido tantas riquezas bibliográficas, artísticas y numismáticas, ignórase, y cuanta diligencia hemos tenido en averiguarlo ha sido esteril. Unicamente ha llegado á nuestras manos una «Relación de las alhajas, Pinturas, Estátuas y demás que al presente existen en el Palacio del duque mi señor á la parroquia de San Esteban de esta ciudad remitida á su excelencia en el mismo día 4 de Agosto de 1751,» autorizada con las firmas de Nicolás Hortiz de Escovar y de Antonio Ruiz de Rebolledo» cuyo documento estimamos muy interesante, y en tal virtud vamos á transcribirlo. Dice así:

«Relacion individual que forma la Contaduría de los Estados Ducados y Marquesados de Alcalá que reside en Sevilla en fuerza de orden del Excmo. Sr. D. Luis Antonio Fernández de Córdoba Espínola y de la Cerda, Duque de Medinaceli, de Feria, Segorbe, Cardona, Alcalá y Camiña, Marqués de Priego, del Cogolludo y de Aitona etc. etc., mi señor Cavallero del insigne orden del Toisón de Oro, del Real de sán Genaro y del de Santiago. Gentil hombre de Cámara de S. M. su caballerizo y Vallestero de 20 de Junio del presente año de 1751, de todas las alhajas, pinturas y estátuas y demás que al presente existen en su casa Palacio de esta ciudad á la parroquia de San Esteban, con distinción de sus clases y parajes donde se hallan colocados, que todo es en la forma siguiente:

PINTURAS EN LA CAPILLA: Un lienzo del Descendimiento de la cruz, de dos varas de alto y dos y media de ancho, con moldura dorada que forma altar.

Una tabla con marco dorado de dos tercias que hace coronación al altar de Ntra. Señora con el Niño Jesús.

Un Cristo crucificado sobre una peana á modo de Risco todo de talla de vara de alto.

Un San Andrés de talla sin diadema, (que dicen la tuvo de plata) de media vara.

Una cruz de madera de pino, de poco más de dos varas y media de largo, cinco pulgadas de ancho y tres gruesos, con sus clavos, dada de color oscuro y una tarjeta en la parte inferior que expresa servía (como de hecho sirve) para andar procesionalmente el via crucis desde dicha Capilla, hasta el humilladero que llaman de la Cruz del Campo fuera de la Puerta de Carmona mensura de estas estaciones.

Una columna de jaspe colorado á vetas de cinco cuartas de alto y poco más de una cuarta de diámetro movible, que está en medio de dicha Capilla y es figurativa de la en que su Magestad Santísima estuvo atado.

Una lámpara de metal azofarado, de poco más de media vara de largo.

Cuatro candeleros de tres cuartas de largo, del mismo metal con las armas de la Casa y otros cuatro de madera que estaban en las Almonas.

Un atril de madera maqueado.

Dos cajones que sirven para guardar los ornamentos que sirven de altaritos colaterales del principal para revestirse el sacerdote, con sus frontales, que en el uno está el Santo Crucifijo arriba referido, y en el otro la Santísima Cruz.

Una imágen de talla de tres cuartas de alto de nuestra Señora de la Concepción con su corona de plata, la imagen estofada de colores y oro con su peana dorada, que es la que estaba en la Capilla de las Reales Almonas.

En los cajones de la de este Palacio hay los ornamentos siguientes:

(Citanse algunos de telas lisas, sin importancia, dos calices, etc.)

SIGUEN LAS PINTURAS. Una tabla embutida en la pared, en la meseta principal de la escalera, de ntra. Señora con el Niño Jesús, guarnecida de flores, con moldura dorada y cristal.

En la librería hay las pinturas siguientes:

El Oratorio alto de esta Casa está hoy sin uso en la librería; y se compone de un mediano retablo, y en él cuatro lienzos moderados, con la Coronación, el Padre Eterno, en medio San José, con el Niño Jesús y á los lados S. Andrés y San Francisco, todo pintura del clérigo Roelas y algo maltratadas.

Sobre la puerta de dha. librería está una tabla embutida en la pared, retrato del señor Duque Don Pedro, de medio cuerpo, armado, de mano de Ticiano y maltratado.

Dos tablas de mas de dos varas de alto y tres cuartas de ancho, de nuestro Señor y nuestra Señora con vestidura á lo antiguo, de cuerpo entero sobre campo dorado.

Un lienzo de San Francisco de Borja de una vara poco más de alto y una de ancho.

Una tabla de á vara, del nacimiento de nro. Señor Jesucristo, que dicen fué del señor Filiberto hijo del Duque de Saboya de mano de Alberto Durero.

Un retrato del capitán Pedro Navarro de media vara, maltratado.

Un retrato de medio cuerpo con gorrilla y una cadena al cuello.

Un retrato del Señor Fernando Cortés de dos tercias, maltratado.

Una copia ó retrato de Artemisa de tres cuartas, maltratado.

Un retrato de Ariosto con un reloj de arena en la mano, copia de Rafael de Urbino, maltratado.

 

Un lienzo de dos varas de alto de Señor San Juan Bautista, original de Artemisa (sic) maltratado.

Un lienzo de más de á vara de alto de medio cuerpo, armado, la mano derecha sobre un morrión, retrato del Señor Don Felipe el Hermoso.

Un lienzo de dos varas de ancho y una y media de alto con moldura dorada de un crucifijo y á sus pies Yñigo López de Mendoza y su mujer marqueses de Santillana con ropaje antiguo maltratado.

Ocho lienzos de siete cuartas de alto y vara de ancho que representan ocho artes liberales originales de Vazquez.

Una tabla de María Santísima nra. Señora con el Niño Jesús con moldura dorada de vara de alto de mano de Parma el Mozo.

Dos lienzos de más de dos varas de alto y una y media de ancho con molduras doradas de dos Emperadores á caballo maltratados.

Dos lienzos de vara de alto de dos enanos de mano de Pacheco, maltratados.

Un lienzo de Erodias con la cabeza de San Juan en un plato del racionero Céspedes.

Un lienzo de un retrato de una lámpara que el Señor Duque Don Fernando dió á San Antonio de Padua muy maltratado.

Ocho retratos de Señoras y Señoritas de la casa, de diferentes tamaños maltratados.

Otros dos cuadros de cerca de vara de unos retratos muy maltratada su pintura.

Cuatro cañones de mosquete antiguos maltratados del tiempo que dicen fueron de la batalla naval de Lepanto.

Dos escriptoritos de madera de naranjo con sus llaves, el uno de media vara de largo y más de tercia de alto con doce gavetas chicas y una más grande y el otro de dos tercias de largo y cerca de media vara de alto con diez y seis gavetas que parece servian de estudio de medallas y repartidas en dichas gavetas hay monedas y 51 medallas de plomo de caracteres de Pontífices y cosas antiguas numerables 2121 monedas y medallas de cobre de diferentes tamaños y hechuras de caracteres arriba referidos 65 de latón, 293 cerquillos de todos tamaños de Bufano que parece serían para poner en ellos las expresadas monedas ó medallas.

Estátuas de la galería alta de la librería: En esta galería que mira al jardín hay las estátuas siguientes:

Una estátua de marmol de Baco con la pantera á los pies de siete palmos de alto colocada en su nicho.

Otra estátua de Hércules de marmol moderna digo del mismo tamaño, también colocada en su nicho.

Otra estátua de marmol moderna de cinco cuartas de alto que representa un joven atado á un tronco con el cuerpo escorzado.

Otra estátua de marmol moderna de cinco cuartas de alto que representa una Venus con una paloma en la mano izquierda también en su nicho como las antecedentes.

Cinco estátuas de medio cuerpo antiguas colocadas en sus nichos que corren el ámbito de la galería.

Dos estátuas pequeñas de medio cuerpo antiguas de la parte de afuera de dicha galería mirando al jardin que á la una le falta el rostro.

Galería baja de la librería: En esta galería que está diáfana y al andar del jardin hay las estátuas y columnas siguientes:

Una estátua de marmol antigua también en su nicho de cinco cuartas y media de alto que representa la Diosa Thetis.

Otra estátua de marmol antigua en su nicho de ocho palmos de alto que representa la Diosa Salus ó Higea.

Otra estátua de marmol en su nicho de poco más de una vara de alto que representa una mujer recostada sobre un tronco.

Otra estátua de marmol antigua en su nicho de poco más de una vara que representa una Venus con una paloma en la mano izquierda sobre una columna.

Siete estátuas de medio cuerpo en sus nichos de marmol en la parte superior de dicha galería unas antiguas y otras modernas de emperadores y emperatrices romanas.

Dos columnas de marmol de tres varas y tres cuartas de alto y media vara de diámetro y sobre la una (porque la otra está tendida en el suelo) una cabeza pequeña de piedra de parangón con el cuello de jaspe blanco.

Otra columna de marmol también, tendida en el suelo de tres varas y cuarta de alto y una cuarta de diámetro.

Otra columna de jaspe verde de cuatro varas de alto y cerca de media vara de diámetro y sobre ella una cabeza de marmol antigua del Emperador Vitelio.

Otra columna de pórfido por labrar de dos varas y media largas de alto y más de cuarta y media de diámetro sobre la cual está una cabeza de marmol de Esculapio.

Dos estátuas de marmol modernas que representan dos mujeres hincadas de rodillas en acto de orar, de vara y media de alto, maltratadas, que memorias antiguas dicen que estaban en el convento de monjas de Madre de Dios.

Dos estátuas pequeñas de medio cuerpo de la parte de afuera de dicha galería sobre sus arcos mirando al jardín.

Dos Basas muy maltratadas de estátuas antiguas con sus inscripciones latinas.

Galería alta del cuarto principal: En esta galería que mira al jardín hay lo siguiente:

Una estátua de Pomona de siete cuartas de alto con la cabeza, manos y pies de piedra de parangón y el cuerpo de ágata ordinario con el brazo derecho y manos lastimados sobre su pedestal en su nicho.

Otra estátua de mujer también en su nicho del mismo alto con la cabeza manos y pies de piedra de parangon y el cuerpo de ágata ordinario.

Un sátiro de marmol antiguo también en su nicho de cerca de tres cuartas de alto que tiene en la mano un botijoncito.

Un sileno de marmol antiguo también en su nicho de cerca de tres cuartas de alto, con una botejita en la mano derecha y en la izquierda sobre el mismo hombro un canastito con frutas.

Cinco bustos ó estátuas de medio cuerpo en su nichos redondos que corren el ámbito superior de la galería.

Cuatro cabezas en nichos más pequeños de marmol antiguo sobre los antecedentes en los huecos de los arcos.

Dos estátuas pequeñas de medio cuerpo de la parte de afuera de dicha galería sobre sus arcos mirando al jardín.

Galería baja de dicho cuarto: Una estátua de Baco también en su nicho con una pantera á los pies todo de marmol de siete cuartas de alto sobre una basa de la misma piedra.

Otra estátua de la Diosa Amphitrite ó Thetis con un delfin á los pies también en su nicho de siete cuartas y media de alto sobre una basa de la misma piedra lastimadas las piernas y le faltan los dedos de las manos.

Un niño también en su nicho de cuatro cuartas y media de alto que tiene en la mano izquierda una paloma y en la derecha una concha todo de marmol.

Otra estátua de marmol también en su nicho de tres cuartas de alto de un pastor que lleva á los hombros un carnero y á los pies tiene un perrito.

Cinco bustos ó estátuas también en sus nichos en la parte superior de esta galería, todas de la propia piedra.

Dos estátuas pequeñas de medio cuerpo de la parte de afuera de dicha galería sobre los arcos mirando al jardin.

En este cuarto hay cuatro mesas de piedra una de marmol embutida de piedra de varios colores de cinco cuartas en cuadro y tres dedos de grueso puesta sobre un pedestal de piedra jaspe en cuadro, otra de piedra negra de menos de dos varas de largo y una de ancho con su pie de madera, otra de jaspe veteado de cerca de vara y tres cuartas de largo y vara y media cuarta de ancho, quebrado por una esquina con su pie de madera y otra de jaspe de colores de más de dos varas de largo y más de vara de ancho con guarnición de piedra negra embutida y su pie de madera.

Galería grande del jardín: En esta galería que es diáfana sobre arcos al plan del jardín hay lo siguiente:

Una estátua de la Fortuna de marmol antiguo de diez cuartas de alto sobre una basa de cerca de cinco cuartas de alto.

Otra estátua de Júpiter de marmol antigua de diez cuartas de alto y le faltan los dedos de la mano derecha.

Cuatro cabezas de marmol sobre las columnas que después se expresarán.

Dos mascarones de marmol sobre las columnas que después se expresarán.

Dos bolas grandes de marmol que después se expresarán.

Una columna de jaspe verde de tres varas y cuarta de alto y cerca de media vara de diámetro con su basa y capitel de marmol.

Otra columna de jaspe colorado del mismo tamaño que la antecedente con su basa y capitel de marmol.

Otra columna de jaspe extraño de cerca de cuatro varas y media de alto y media de diámetro con su basa y capitel de marmol.

Otra columna de marmol algo manchado del mismo tamaño que el antecedente con unos pernos por estar lastimada con su basa y capitel de marmol blanco.

Cuatro columnas de marmol de tres varas y tres cuartas de alto y cerca de media vara de diámetro con sus basas y capiteles.

Una tabla de jaspe labrado para mesa tendida en el suelo de dos varas y media de largo, tres cuartas y media de ancho y cuatro dedos de grueso quebrada por varias partes.

Cenador del jardín ó Galería quemada: En este cenador ó Galería que antes se quemó y hoy está techada de nuevo hay lo siguiente:

Una estátua de marmol antigua de nuevo (sic) de nueve palmos de alto maltratada en su nicho que representa una mujer con la cabeza cubierta con el manto que la memoria antigua dice ser Plotina mujer de Trajano.

Otra estátua de marmol antigua tambien en su nicho de ocho palmos y medio de alto que representa un Apolo con la lira en la mano izquierda y en la derecha el Peltro (sic) lastimada las manos.

Una estátua de marmol antigua también en su nicho de nueve cuartas de alto y que representa un Mercurio con el manto que llaman clámide sobre el hombro izquierdo, le falta una mano y el caduceo.

Otra estátua de marmol antigua también en su nicho de siete palmos y medio de alto que representa un senador romano con su toga, tiene los pies y manos rotas.

Otra estátua de marmol antigua también en su nicho de ocho palmos de alto algo lastimada y que representa otro senador romano que parece ser Cicerón.

Otra estátua de marmol antigua también en su nicho, de ocho palmos de alto que representa una matrona romana y le faltan las manos y parte de los brazos.

Siete estátuas de medio cuerpo también en sus nichos, sobre las antecedentes todas de marmol, las cinco de emperadores romanos y las otras dos de mujeres con el ropaje que cubre el pecho de jaspe.

Gruta del jardín: En la Gruta ó risco de este jardín hay una estátua de marmol antigua de una mujer desnuda que parece Susana ó Venus como dice la memoria antigua sentada para bañarse, mayor que del natural y que tiene lastimado un brazo.

Paredes del jardín: En el lienzo del jardín saliendo del cuarto principal sobre la derecha, hay embutidas en la pared once piedras de fábulas, historias y trofeos de guerra todas de relieve; unas de dos varas y otras de menos tamaño y á proporción su ancho con el grueso correspondiente como figuran (sic) tablas.

En el sitio que ocupa la escalera que sube del jardín á la librería hay cuatro nichos; el uno vacío.

En el primero está una estátua de Esculapio de marmol antigua de siete cuartas de alto maltratada.

En el tercero otra estátua de marmol antigua del mismo tamaño de un hombre desnudo (maltratada) con la cabeza de barro y le falta una mano.

En el cuarto otra estátua de marmol antigua del mismo tamaño, de otro hombre desnudo también maltratada.

130Es muy de sentir que no se haya ocurrido hasta ahora á ninguna de las sociedades que se han ocupado en esta ciudad de la impresión de obras raras impresas ó manuscritas, publicar este inapreciable Catálogo. Muchos años hace se nos aseguró que el ilustrado coleccionista de estampas londinense Mr. Thibandeau, se proponía realizar esta tan plausible obra, pero los años han transcurrido y el Catálogo permanece casi desconocido de los críticos y eruditos, á quienes tanto aprovecharía.
131Véanse las notas () de las págs. 40 y 41 y la () de la 43 de este libro. En esta última se cometió una errata de bulto que aprovechamos esta ocasión para corregirla. Refiriéndonos á la fecha de 1594 en que Leardo vendió á los religiosos de la Merced las casas y huertos, díjose que 130 años antes había establecido en ellas su fabricación cerámica Tomás de Pésaro, cuando solo fueron 19 años antes, en 1575.
132Lib. III de 1573, cf. 4 fol. 286. Arch. de protocs.
133Claros varones en Letras naturales de Sevilla que juntaba el Lic. Rodrigo Caro con notas y adiciones por D. Juan N. González de León, M. G. Bib. Colomb.
134Poseemos un testimonio del testamento del Dr. Luciano de Negrón, el mismo que tuvo á la mano su albacea el Padre Maestro Fr. Rodrigo de Quintanilla, fecho en Sevilla á 31 de Mayo de 1606: en él se lee la cláusula siguiente: Iten al licenciado sebastian suares mando cient ducados y el manteo y sotana de ¿fileyle? mios por la boluntad que le devo y le pido asista a la venta de la librería questa abaxo en la sala de azulejos y de la que está en el corredor que le tengo señalada y es toda vna para que el padre maestro haga lo que le he comunicado y remito todo lo demas al memorial que le dexo firmado de mi nombre sin que sea obligado á mostrarlo.» La librería, por tanto, sería adquirida en venta por el ilustre D. Fernando.