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Curiosidades antiguas sevillanas

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A 25 de Octubre del mismo año se libraron al pintor Gonzalo de Campos Guerrero 26.080 mrs. á cumplimiento de la pintura de los cuatro carros de representación que salieron el día del Corpus é invenciones de ellos62.

1602

Francisco Baçan, autor de danzas, se concertó con la Ciudad en sacar una de espadas con 20 figuras con su panderete un tamboril y unas chapas en precio de 40 ducados y otra intitulada La conquista de las amazonas, por 160 ducados.63

Luis de Vergara, autor de comedias, concertó con la Ciudad en 14 de Mayo del mismo año por ante Antonio de Alfaro á representar dos autos, en 700 ducados.64

A Baltasar de Guzmán y Pedro de la Fuente, autores de danzas, Martín de la Rumia y Gonzalo de Campos Guerrero maestros de hacer invenciones y á Anton Calvo autor de comedias los vemos citados en el Lib. de Propios del mismo año.

El segundo de los tres últimos citados era el pintor que la Ciudad ocupaba en las ocasiones que se ofrecian y de el tratamos en la pág. 22 del tom. II de nuestro «Diccionario de artífices sevillanos.»

1603

Gaspar de Porras, autor de comedias, recibio 300 ducados por los dos carros de representaciones La encomienda del hombre y Los locos; 10 de Junio del año citado y Juan de Madrid autor, de danzas sacó la de El robo de Elena, 9 de Julio del mismo año65.

Baltasar de Pineda autor de comedias contrató en 700 ducados dos carros de representaciones «La humanidad del hombre» y la «Venta del mundo»66.

«gastos de la fiesta del Corpus Christi deste año de 1603 – deue por gabriel de barahona Receptor general de la mayormía deste año 18700 mrs. que se le libraron á gonçalo de campos guerrero Pintor de Resto y a cumplimiento á los 300 ducados en que en él se Remató digo concertó la comisión de la dha. fiesta. Por la pintura de los carros de representaciones que salieron el día de la dha fiesta del Corpus xpi. con sus ynvenciones de los quales dchos 300 ducados. Por auersele librado los 250 ducados dellos conforme á su asiento y por hauer cumplido con su obligación y concierto se le libraron los 50 ducados Restante en virtud de una fee de Mateo de uilla Real escribano de comisiones que va con la libranza y de los acuerdos de su señoría. Referidos en otras partidas deste quaderno67

1604

Anton Calero y Antonio de Villegas autores de comedias citados en un asiento de 14 de Junio de 160468.

1605

Antonio de Granados autor de comedias cobró 700 ducados por dos autos de representación que hizo en las fiestas del Corpus. Libramientos de 7 de Mayo y 17 Diciembre de 1605 y acuerdo capitular de 22 de Marzo69.

1606

Melchor de León autor de comedias citado en el Lib. de Propios, 18 Mayo 1606.

1671 Y 72

Peticiones de una autora de danzas, no expresa el nombre, 29 Mayo, 11 Diciembre de 1671 y libramiento á la misma 20 Junio 1572.

Petición de Bernardo de la Vega y Alonso Caballero autores de comedias sobre la joya, por los Autos Sacramentales de la fiesta del Corpus, 27 Junio 1672.

Petición de Alonso Caballero autor de comedias para que la Ciudad le deje representar con un carro suyo el día del Corpus, 9 Abril 167270.

Petición de Alonso Cano autor de comedias sobre que se le libre la joya del Auto Sacramental del día del Corpus71.

1694

Isidoro de Herrera autor de danzas dirigió memorial á la Ciudad hallándose preso en la cárcel Real.

1739

Por escritura de 11 de Septiembre de 1739 obligóse Melchor Rendon maestro de obras de carpinteria vº. á Sta. Mª. á vestir, desnudar y aderezar los gigantes tarasca y demás agregados para el día del Corpus, siendo de su cargo vestirlos la víspera de la octava, pintar de nuevo la tarasca y caras y manos de los gigantes72.

1752

Manuel Gómez como pral. y Juan Gómez su fiador; obligáronse á sacar la danza de espadas el día del Corpus73.

Los datos consignados son sufientes para dar una idea de lo que costaba á la Ciudad la Fiesta del Corpus Christi durante los pasados siglos: el lujo que debió ostentarse en los carros y en las danzas, el ingenio de los escritores, de asuntos para aquéllos y para éstas. Los primeros rindiendo culto á la piedad, ora acudían á las enseñanzas de los Sagrados Libros, ora á procurar la corrección de costumbres, ofreciendo al pueblo por medio de alegóricos asuntos las funestas consecuencias del vicio y los galardones reservados á la virtud.

Mucho más hubiésemos podido aumentar continuando el examen de los libros y documentos de nuestro riquísimo Archivo Municipal, pero, quede reservada esta tarea á quienes especialmente se propongan escribir la historia de una solemnidad, que durante siglos fué la más celebrada de los sevillanos.

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El extravío de unas cuantas cuartillas, dejó incompleto el presente artículo, en la sucinta descripción que dejamos hecha de la Procesión del Corpus en el siglo XV. Halladas luego, estimamos que por su interés deben ser publicadas, aun fuera de su lugar, y así lo hacemos, seguros de que su contenido será visto con agrado por los curiosos que deseen conocer la historia de los gremios sevillanos, casi desconocida al presente.

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Desde muy antigua fecha prestaban esplendor en la Procesión con su asistencia los gremios todos de la ciudad, presididos por sus alcaldes, agrupados bajo sus banderas ó pendones, luciendo todos sus oficiales las mejores galas y preseas: de algunos de ellos consta que sacaban ingeniosos carros, como se veía por los documentos que extractados transcribimos.

En 1498 dirigieron los hortelanos un memorial á la Ciudad, en que decian, entre otros particulares, que al tiempo que se mandaron hacer las honras por el príncipe Don Juan, para ir al Alcázar con los oficios (gremios) y pendones «que se acostumbran á sacar el día del Corpus,» ellos se juntaron con sus alcaldes para distribuir los gastos … etc.

 

No hay duda, pues, que desde hacía mucho tiempo asistían aquellas Corporaciones á la procesión74.

En una escritura otorgada en 1.º de Mayo de 1519, ante las puertas del hospital de los tejedores de lino y lana establecido en calle Lisos, consta que manifestaron los alcaldes del gremio lo siguiente: «que era sabido que ellos tienen la costumbre de sacar en cada año el día del corpus xpi. en la fiesta que se fase dho. dia el castillo é otras cosas quel dho. hospital tiene é de cumplir el dho. día las cosas que se suelen cumplir …» El documento no es más que una subasta, para adjudicar al mejor postor á la baja, los gastos que el gremio hacia en la fiesta75.

También los carpinteros sacaban otro castillo en la procesión, pues, así consta de una escritura otorgada por el carpintero Diego Ruiz y el hospital y cofradía de San Felipe y Santiago que entonces era la advocación de los de aquel oficio, en la cual obligábase el susodicho á hacer á su costa el día del Corpus de 1530 «el oficio que los carpinteros llevan en la dicha fiesta» según las condiciones siguientes:

1.ª Obligábase á armar el castillo dos días antes del de la fiesta, costeando los herrajes que fueren menester para que pudiese ir y venir bien en la fiesta y á los doce hombres que habían de llevarlo, asi como desarmarlo terminada la fiesta.

2.ª Que el mayordomo en quien rematare aquella reparase el chapitel tejando, el tejadillo de su juncia, con ciertos cinco pendones de oropeles de manera que quede á contento del alcalde y que pusiera las cabezas del buey y de la mula donde es costumbre en el dicho castillo siendo obligado á dar «cuatro cantores para que vayan haciendo encima del castillo el oficio del nacimiento e vn jusepe e otro que sea la maria e otro que sea el angel e la maria lleue un niño chico e su corona de plata el niño otra e el angel con su alba e sus alas e vna guirlanda en la cabeça de oropel e la maría con sus ropas de seda e los pastores e el josepe lleuen sus ropas conforme al oficio que han de faser de la fiesta segund a sydo costumbre otros años e estos cantores e officiales que han de ser el dho. oficio sean los más mejores que se pudieren aver que sean sabedores para hacer los dhos. oficios e estos que sea obligado a traellos al espital para que se ensayen e fagan el dho. ofiçio delante del (alcalde) e con los ofiçiales que para ello se juntasen ocho días antes de la fiesta porque han de yr a contento de todos.»

Obligábase también á armar la tarasca, reparándola de cuanto necesitara poniéndole una lengua de la misma hechura de la vieja, y un petral de cascabeles y dos nísperos que sonasen bien, colgados de las orejas, paseándola por las calles la víspera de la fiesta.

«yten quel mayordomo sea obligado a coger vn alferez que sea hombre blanco e no negro el más alto del cuerpo que se pudiese aver que vaya bien vestido a vso de alferez «para que lleue el pendon» e lleue vna espada morisca ceñida como es vso e costumbre otros años e sea obligado el mayordomo á coger dos trompetas e que no sean negros sino hombres blancos que sean muy buenos ofiçiales e los coja desde el día que se arrematase la fiesta en ocho días e si non los cojiese dentro en los ocho días de al alcalde quatro ducados para que los coja el alcalde dende que se rematase la fiesta en quince dias e estas trompetas las trayga el mayordomo á casa del alcalde la bispera de la fiesta de mañana «para descojer el pendon»76 y tengan toda la fiesta delante del ofiçio hasta bolber al espital».

Era también de cuenta del mayordomo dar las candelas, que serian de á dos libras de buena cera blanca «con el pauilo ques de vso e costumbre desta çibdad» dando una á cada oficial y que las que sobrasen se pusieran en el castillo.

Fíjanse luego las cuotas que pagaría cada uno de los que fueran en la procesión con el gremio, 26 de Abril de 1530.

No hay duda por los pormenores que se consignan en el documento anterior y por los que contiene el que vamos seguidamente á extractar, que estos «castillos» fueron los primitivos «carros,» así como la asistencia en la procesión de los gremios con sus pendones.

Diego Toledano herrero, Cristóbal Hernández jervillero y Anton de Moguer cordonero, obligáronse mancomunadamente con el zapatero Andrés Vanegas mayordomo de dicho gremio «a sacar vn castillo de la ystoria de la bendición de ysaque» (Isaac) según la muestra que había dado, poniendo la gente vestidos y músicos que se necesitaran para el dia de la fiesta del Corpus de 1550, «e de lo dar e poner bien e cumplidamente en los cantos desta çibdad para que ande toda la procesión dandonos vos el castillo que se acostumbra dar conforme á como la çibdad lo manda» recibiendo por cuanto hicieran ocho ducados de oro «e nos obligamos á poner el dho. castillo en los dhos. cantos con el dicho auto e gente que lo a de representar ¿en los … quatro de la mañana?» 11 de Mayo, de 155077.

El mismo herrero Diego Toledano, como principal y Diego de Xerez sastre, su fiador, concertáronse con Francisco de Mesa y Francisco de Salamanca, rejeros, mayordomos de la fiesta «que anualmente sacaban» los de aquel oficio en el dia del Corpus á sacar una danza con ocho personas «que vayan vestidos de tafetan presado e blanco e sus calças blancas e su tamboril bien e cumplidamente.» Obligábanse á ensayar y dir á casa del señor Asistente con la dha. danza, por lo cual recibirian 8 ducados, 8 Mayo 155178.

Finalmente, por otra escritura, obligáronse Diego Paez sastre con Alonso de Casalla y Alonso Hernández zapateros, á sacar el auto de la Conversión de la Magdalena en el Corpus del mismo año de 1551 «con vn castillo» que era del gremio, con cinco ó seis hombres y los que fueren menester «para el dho. paso e obra» dándole vestidos de las mejores ropas. Los zapateros se comprometían á facilitar ocho hombres que llevasen el mencionado castillo y el Diego Paez á que los cantantes que mostraría el tercer día de Pascua del Espíritu Santo «para la muestra que tengo de hacer de dho. auto» fuesen los mismos que sacaría el día de la Fiesta que iría con los recitantes en el castillo, saliendo asímismo con ellos el tercer día de Pascua para el ensayo yendo el del Corpus á los cantos, y en la procesión hasta que volviese esta á la Iglesia, recibiendo seis ducados y medio de oro, 9 de Mayo de 155179.

Profesiones de Antaño

Tan radical ha sido la transformación experimentada en la vida pública ó privada de los españoles durante el espacio de cuatro siglos, que, cuesta hoy trabajo creer en la existencia de algunos. En aquellos días, para nosotros inolvidables, en que registrábamos á nuestro sabor los numerosos legajos de este Archivo general de Protocolos, ocupación gratísima, de la cual nos hemos visto privados por la suprema voluntad del actual Notario Archivista Don Antonio Lemus y Malo de Molina, que lo estima como propiedad particular suya y no permite efectuar en él investigaciones de interés histórico: ¡cuantas curiosísimas escrituras pasaron ante nuestra vista, demostrativas del espíritu, de las tendencias, de las preocupaciones de los hombres de antaño! De algunas de ellas tomamos ligeras notas, las más, allí han quedado sepultadas, bien hasta que otros mas afortunados consigan registrarlas, ó bien para que la polilla dé cuenta de ellas destruyendo un tesoro histórico insustituible.

Entre nuestros apuntes de entonces, hemos hallado uno que confirma el cambio de que hablamos, experimentado en las costumbres; porque ¿quién sospecharía que hasta los mancebos más pertinaces viciosos valíanse entonces de las escrituras públicas para procurar la enmienda de sus yerros? A este propósito bien merece consignarse la nota siguiente:

Diego de Jerez, hijo de Gonzalo González de Jerez, se obligó por juramento que hizo en escritura pública, ante los escribanos de Sevilla, á no jugar á los dados, ni entrar en casa donde supiese que jugaban, por término de diez años, sopena de perjuro é infame, 16 de Enero de 146180.

No dudamos que al lector habrán de ocurrirse sabrosos comentarios, como ocurrieron á nosotros, después de conocido el documento, pues, es de tal naturaleza, que su lectura préstase á reflexiones de índole distinta, por más de un concepto.

Como natural consecuencia de aquellas costumbres, se nos ofrece la práctica de ciertas profesiones y oficios, que alcanzaron gran boga entre nuestros antepasados.

Espectáculo, bien curioso, por cierto, sería para los que hoy vivimos, el que diariamente ofrecían las Gradas de la Catedral y la plaza del Salvador, sin contar otras calles y sitios concurridos de la ciudad, donde se pregonaban las subastas y almonedas judiciales, como las voluntarias, las cuales tenían lugar ante numeroso y abigarrado conjunto de personas de todas clases sociales, que allí confundidas esperaban la llegada del alguacil y del escribano, encargados de la venta de infinitos heterogéneos objetos, dignos algunos del Jueves ó del Boquete, y otros aplicables al atavio de las personas ó de las casas más calificadas.

Voceaba el pregonero, lo mismo las prendas de uso más íntimo y personal, como eran las camisas, calzas, jubones, sombreros y zapatos viejos, como las más preciadas telas, las tapicerías ó «paños de rás,» guadameciles, encajes, armas, vidrios, esmaltes y cuantos objetos de arte suntuario empleaban nuestros magnates en sus personas ó viviendas, juntamente con los utensilios y más insignificantes trebejos del menaje de una casa, cuya enumeración es bastante para formar juicio exacto de la vida privada y de la pública, de todas las clases sociales.

Todo era subastable entonces; baste decir, que, hasta los peines, bien es verdad que aquellos sacados á pregón, no eran como los que corrientemente usamos hoy, de despreciable pasta, caucho ó celuloide, sino de marfil ó de plata artísticamente tallados, con finos y elegantísimos adornos de renacimiento, ó con asuntos religiosos ó profanos, por lo cual, no era extraño que tales verdaderas joyas, fuesen adquiridas por sujetos muy calificados, así como las prendas de vestir, tabardos y gregüescos, capas y manteos, calzas y jubones ricamente bordados de oro, con pasamanos y encajes de subidísimo precio, sin contar aquellos jaeces de caballos, cuya simple enumeración por boca del pregonero, nos da á conocer su singular riqueza, tan singular, que hoy no se concibe.

 

Pues, si estos actos atraían la atención ó interés de todas las clases, volvamos la vista hacia el Arenal: allí presenciaríamos entre otros animados y vistosos cuadros que tan frecuentemente se sucedían, los de las públicas lecciones de esgrima, que ante numeroso concurso de la soldadesca de mar y de tierra, de rufianes y bravos de profesión, de moriscos y de indios, mulatos y negros, daba algún maestro de los muchos que entonces bullían por la ciudad, demostrando las excelencias de la espada blanca ó de la prieta, así como la bondad de las escuelas, de los maestros Francisco Roman, Bernal de Heredia ó de los sucesores de éstos, los famosos Carranza ó Pacheco de Narváez.

Tendía el maestro la amplia capa en el suelo, para que sobre ella cayesen las blancas y maravedises con que el público lo socorría; y trazada una gran circunferencia en la tierra con la punta de la espada, y empuñándola arrogante, describía círculos rectos, tajos adelante y atrás, revolvíase como energúmeno, saltaba agilísimo de un lado á otro, acometía ó bien retrocediendo, simulaba parar los golpes de su imaginado contrario, todo tal y tan verdaderamente, como nos lo pintó al vivo el gran Quevedo, en su saladísima crítica de los que elevaban la esgrima á la altura de la ciencia matemática, tan á maravilla ridiculizados en el Buscon Don Pablos …

Pero, no prosigamos por este camino, que habría materia para llenar un volumen; y vengamos al tema de este articulejo, en el cual vamos á dar á conocer algunas profesiones, que en los siglos pasados tuvieron gran auge, y cuya existencia no nos explicamos ni acertamos á comprender hoy.

Creíase entonces por altos y bajos, chicos y grandes, como verdad inconcusa, que habia sujetos dotados por la Divina Providencia de la virtud de curar enfermedades, por medios sencillísimos: llamábanlos «saludadores» y he aquí lo que de ellos nos dice el docto Covarrubias: «Saludar en otra significación, vale curar con gracia «gratis data» y á los que esta tienen llaman Saludadores, y, particularmente saludan el ganado; pero, yo mas cierto tengo auerse dicho de saliua, saliuador, por tener en ella la virtud de sanar, y assí los saludadores dan vnos bocaditos de pan al ganado, catados por su boca, y mojados en su saliua y de que esta tenga virtud para algunas enfermedades rabiosas ay lugar de Plauto … Escribe Plinio, libro 10, capit. 23. Al fin del auer costumbre de escupir en la cara al que le toma el mal de gota coral por remedio. Quienes tengan esta virtud ó no, aueriguenlo los ordinarios, porque muchos de los que se dizen ser saludadores, son embaydores y gente perdida».

Era profesión, que públicamente la practicaban no pocos embusteros, á ciencia y paciencia de los médicos de entonces, que no se quejaron, que sepamos, de sus trapacerías y engaños, las cuales pueden ponerse al nivel de la buena ventura de nuestras gitanas. Pero, entonces no había quien dudase ni por asomo, de la eficacia de aquellos privilegiados seres, que vivían y holgaban á costa de los crédulos con su lucrativo oficio, entre los cuales contábase nada menos, que con el Cabildo y Regimiento sevillanos, como prueba el siguiente documento:

«Por carta de la çibdad firmada de juan fernández alcalde e de mendoça e alonso fernández e alonso lopez escribano fecha 22 noviembre de 1441 años por la qual mando al dho. mayordomo que de ende luego a pero alonso saludador o al que les oviere de aver por el quinientos mrs. que la deha. çibdad le mandó dar por el afan e trauajo que a pasado e pasa en curar de las personas que estauan dotadas de rauía en la dha. çibdad e en su tierra los quales con la ayuda de dios todos guarecían de que se sigue mucho prouecho e bien al comun de la dha. çibdad e que tome del su carta de pago … etc.81.

¿Qué extraño es, pues, que si la Corporación municipal nada menos, confiaba en la virtud de los saludadores, fuese ésta arraigada creencia en las clases todas de la sociedad?

Pedro Martínez, saludador, dirigió una petición á la Ciudad, como consta en una hoja suelta de Actas capitulares, que comprende el comienzo del Cabildo de viernes 19 de Agosto de 1491.

Cómo esta preocupación permaneció viva en el siglo XVI, pruébanlo las siguientes notas:

Bartolomé Porras, saludador, era vecino á la Puerta de Triana en 1534 y se le halla citado en el Padrón vecinal de dho año lo mismo que á Anton Sánchez, saludador, vecino de Alcala del Río, el cual obligóse á pagar á Hernando Navarro, ropero, 48 rs. resto del importe de un manto que le había comprado, 4 Marzo, 156082.

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De saludador á curandero ó viceversa, no había más que un paso, y entre los segundos también los hubo que gozaban de crédito en la república hispalense, no siendo agenas á la profesión las mismas mujeres como p. e. Antonia Martínez de Cervantes «física y cirujana,» la cual por escritura pública ante Juan García á 11 de Diciembre de 1450, obligóse á curar en doce días á Pedro de Ortuño de la finchazón que tiene en su cuerpo e piernas e del figado e bazo e estómago … etc.83

Asi, con esta seguridad nada menos, y por ante escribano, en público documento, comprometíase la «física y cirujana,» á curar al desdichado Pedro de Ortuño, cuyo cuerpo, bien podría compararse con la famosa caja de Pandora, según los males que le aquejaban.

Igual reputación contaría en la villa de Lebrija Antonia Sánchez, mujer de Juan Gutiérrez Hidalgo, la cual durante mucho tiempo dedicábase á la especialidad de curar las quebraduras de brazos y de piernas con permiso del Licenciado Loaysa, y no obstante aquel el Licenciado Roxas, Teniente de Asistente, le prohibió que lo hiciese, por lo cual acudió al Cabildo, á fin de que le ratificara el permiso obtenido. (Siglo XVI).

No es de extrañar que si las mujeres se obligaban á curar enfermos en plazo fijo y por escritura, los hombres fuesen á la zaga y así veremos que el curandero Antonio de Vargas obligóse en 1495, por carta ante Francisco Segura, á curar de un lobanillo que tenía en el pescuezo á la mujer del librero García Fernández, y en términos de tres meses (ni uno más ni uno menos) por lo cual recibiría 5000 maravedises84.

Maestros de curar lamparones y quebraduras fueron Carlos de Villafranca y Pedro Rodríguez, los cuales obligáronse á curar á Francisca, criada de Nicolás Durango, por escritura de Miércoles 12 de Agosto de 148985.

Ya que tratamos de la ciencia de curar, aunque practicada por saludadores y curanderos, dedicaremos algunas líneas á la profesión de la «flebotomia» que es ni más ni menos que la de los sangradores, y á la cual, los poco escrupulosos amanuenses del siglo XVI, llamaban flonotomia y de aqui flonotomianos. Estos, además, solían ser dentistas y fabricantes de medicinas. Véase al propósito el siguiente documento:

«Sepan quantos esta carta vieren como yo maestre juan de peralta cirujano vecino que so desta çibdad de seuilla en la collación de santa maría digo que por quanto vos guillermo frances natural de badad tierra de francia ha syete años que entraste conmigo a me servir para aprender el oficio de sacar dientes e muelas que dizen notomia e a curas de quebrados e potras e fazer bragueros e fazer poluos para lombrizes e fazer aguardiente e otras ¿diversas? medecinas … etc. dice: que en virtud de haberle servido los dichos siete años y ser ya habil y suficiente suplica á los protomedicos de Sus Majestades que lo examinaran y diesen licencia para ejercer su oficio dándole carta de exámen». 13 de Enero de 152486. y que la profesión tenia ya de antiguo, arraigo, pruébalo la petición que los flonotomianos (sic) elevaron al Cabildo de la ciudad para que les guardasen sus privilegios, en 11 de Septiembre de 150787. Andaban, pues, entonces unidas las profesiones, y así las hemos conocido todavia en nuestra juventud, de barberos, sangradores y sacamuelas, aunque con respecto á los últimos los hallamos citados como especialistas desde los albores del siglo XVI (p. e.) Maestre Agostín que vivía en la «ysleta de calle de las Sierpes» en 1500 y á Maestre Juan de Peralta vecino en la collación de Sta María en 1541.

Citaremos por último á título de curiosidad, como médicos «especialistas» para que se vea que no es nueva la distinción que hacemos hoy de ellos, á Maestre Fernando cirujano de la Ciudad que reclamaba en 1459 que le pagasen su salario por los servicios que prestaba á la misma, entre ellos, el de ir á la guerra88.

Maestre Sancho Vizcaino maestro de curar ojos, vecino de Bilbao, hallándose en Sevilla apoderó á Pedro Ruiz para recibir ciertas cosas contenidas en una caja que le remitian desde Lisboa, 26 Febrero 150489.

Bartolomé de Mesa, maestro de curar bubas, cobraba sueldo anual de la ciudad en 11 de Octubre de 151190.

A Felipe Tovara «cirujano de la orina» le pagaba también salario el Concejo, por mandato real en 8 de Julio de 1597 y en 10 de Mayo de 160291 y por último consta que Maestre Antonio Purga ó Parga cobraba 24 ducados por curar de quebraduras; en 21 de Agosto de 160292.

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Don Diego Hurtado de Mendoza en su Lazarillo de Tormes, dice entre cosas al hablar del pícaro ciego. «En su oficio era un aguila. Ciento y tantas oraciones sabía de coro, un tono bajo, reposado, y muy sonable que hacía resonar la Iglesia donde rezaba, un rostro humilde y devoto que con muy buen continente ponía cuando rezaba sin hacer gestos ni visages con boca ni ojos, como otros suelen hacer. Allende de esto tenía otras mil formas y maneras para sacar el dinero. Decía saber oraciones para muchos y diversos efectos … pues en caso de medicina decía que Galeno no supo la mitad qué él para muelas, desmayos y males de madre. Finalmente nadie le decía padecer alguna pasión que luego no le decía, haced esto, haced estotro, coced tal yerba, tomad tal raíz. Con esto andábase todo el mundo tras él, especialmente las mujeres que cuanto les decía creían …

También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa porque me tenia mandado que en yéndose el que la mandaba rezar le tirase por el cabo del capuz. Yo así lo hacía y luego él tornaba á dar voces diciendo: ¿mandan rezar tal y tal oración? como suelen decir …

Por esta acabada pintura viénese en conocimiento que los ciegos de antaño serían en su mayoría redomados pícaros y avisados truhanes, que vivían de la piedad de las gentes, lucrándose de su buena fe y estimulando su devoción con el recitado de oraciones que tenían para todos gustos; así se comprende que el «oficio de ciego» tuviese su aprendizaje como los practicados por menestrales, y probablemente, también, como acontecía con estes, serían sometidos á exámen, pues, como adelante veremos, los desdichados ciegos parece que constituyeron hermandad, ya que no gremio, como todos los oficios mecánicos.

En tal virtud creemos curioso el siguiente documento:

«Pone por aprentis leonor rodríguez, mujer de juan sobrino ollero, vecino de triana guarda e collación de seuilla a lope su hijo ciego moço de edad de doze años poco más ó menos que esta so su poderío e administración con juan de villalobos ciego vezino desta dha. çibdad en la collación de santa Maria magdalena questa presente desde oy día fasta quatro años primeros para que en este dho. tiempo el dicho su fijo le sirua en el dho. su oficio de rezar e le acompañar en todas las otras cosas que le dixere e mandase fazer … etc. El maestro le daria al aprendiz de comer, beber, vestir, casa y lecho, enseñándole á rezar y á decir oraciones bien y cumplidamente. Lunes 14 Septbre. 149593.

El formulario natural empleado en este contrato es exactamente igual al de cualquier carta de aprendizaje celebrada entre pintores, escultores, plateros ú otro oficio, por tanto, no cabe duda, que entonces se consideraba como verdadera profesión la de los ciegos rezadores.

Y que estos estaban también agremiados, parece probarlo el siguiente documento que extractamos: Juan de la Redondela ciego …» otorgo e conozco a vos luis fernández cabron ciego vecino de la dha cibdad en la collación de señor sant viceynte «depositario de los privilegios de los ciegos» desta dha cibdad e de su arçobispado questades presente que por quanto vos … me days los preuilegios de los dhos ciegos porque goce dellos segúnd que los otros ciegos gozan «e me recibis por hermano en la hermandad de los dhos. ciegos,» por ende otorgo de dar e pagar á los dhos. ciegos e a vos el dicho luis fernandez en su nombre 24 mrs. de cada un año que será la primera paga para el día de casimodo de cada año … etc. 5 Abril 152694.

Todavía entrado el siglo XVII, además de los particulares, el mismo Concejo sevillano costeaba «oficialmente» un rezador, el cual no consta que fuese ciego, más para el caso no es esencial la diferencia.

Por acuerdo capitular de 20 de Febrero de 1636, fue nombrado el hermano Pedro Diaz de Villamayor «para que encomiende las benditas ánimas del purgatorio todas las noches á las horas acostumbradas repartiéndose por todo el lugar desde la oración del ave maria hasta que hayan tocado conforme á la costumbre y gane lo que han llevado «sus antecesores» y este nombramiento hace la ciudad por el tiempo que sea «su voluntad»95. La frase subrayada indica que era vieja la costumbre de que la ciudad pagase rezadores.

Vamos á pasar ahora «de lo religioso á lo profano.»

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Durante el siglo XV fué también oficio socorrido el de juglar, los cuales ocupábanse en divertir á magnates y pecheros, recitando poesías y cantando al par que tañían sus instrumentos, todo esto mediante remuneración.

La casualidad ha hecho llegar hasta nosotros la noticia de la existencia de algunos juglares sevillanos, entre los cuales debió de gozar de gran prestigio, un tal Guillen, que fué vecino de la collación de San Esteban, y como tal se le cita en el Libro del Mayordomazgo mayor de esta ciudad del año 1407, consignando que era «franco por privilegio del Rey.»

Este privilegio nos inclina á creer que acaso sirvió al mismo Enrique III, al cual debería la exención de todo pecho y tributo, más bien que al niño Don Juan II proclamado en 1406.

Posible es que este juglar fuera uno de aquéllos á quienes se refiere el siguiente título que va á la cabeza de unas cantigas citadas en el Cancionero de Baena.

62Libro de Propios Arch. Mun.
63Lib. de Propios 162. Arch. Mun.
6420 Junio 1602 loc. cit.
65Libs. de Propios Arch. Mun.
66Ibid, loc. cit.
67Lib. de Propios. 10 Junio 1603. Arch. Mun.
68Lib. de Propios. En dicho año á 22 de Junio tuvo lugar «el ensayo real de los carros de representación.» loc. cit.
69Libs. de Propios y de Actas. Arch. Mun.
70Acta capitular.
71Cab.º 11 Junio 1672.
72Colec. ant. Fiestas del Corpus. Los gigantes se depositaban en un almacén de la Pta. Real en este año. Titulos de propiedad. Cap. 4.
73Registro de escrituras de 1752.
74Cuad. de Actas capituls, de dicho año, Arch. Mun.
75Lib. II de escrituras de Manuel Segura, fol. 1390 Arch. de Protos.
76Ignoramos el significado de esta frase.
77Of. 11 Lib. IV de dho. año sin fol. Arh. de Protoc.
78Of. 11 Lib. 1.º que lleva en el tejuelo el de 1552. Arch. Protoc.
79Of. 11 Lib. 1.º de dho año. Arh. de Protoc.
80Libro de escras. de Juan García, 1449-1474.
81Libro del Mayordomazgo de 1441, Arch. Mun.
82Libro. 1.º de dho. año, Oficio 11. Arch. de Protocs.
83Lib. de escrituras de Juan García, 1441, loc. cit.
84Lib. de escrituras del citado escribano del dho. año. Arch. de Protoc.
85Lib. de escrituras del oficio 3.º. loc. cit.
86Lib. I de dho. año de Manuel Segura, Arch. de Protos.
87Acta capitular de dha. fecha. Arch. Mun.
88Cuadr. de Actas capituls. Arch Mun.
89Libro de escras. de Francisco Segura. Arch. de Protos.
90Lib. Mayordomazgo de dicho año. Arch. Mun.
91Lib. de Propios.
92Lib. de Propios.
93Lib. de escrituras de dho. año de Francisco Segura. Arch. de Prots.
94Lib. 1º. de dho año de Manuel Segura. Arch. de Prots.
95Acuerdos para librar de 1636. Arch. Mun.