Za darmo

Diario de la expedicion reduccional del ano 1780, mandada practicar por orden del Virey de Buenos Aires

Tekst
0
Recenzje
iOSAndroidWindows Phone
Gdzie wysłać link do aplikacji?
Nie zamykaj tego okna, dopóki nie wprowadzisz kodu na urządzeniu mobilnym
Ponów próbęLink został wysłany

Na prośbę właściciela praw autorskich ta książka nie jest dostępna do pobrania jako plik.

Można ją jednak przeczytać w naszych aplikacjach mobilnych (nawet bez połączenia z internetem) oraz online w witrynie LitRes.

Oznacz jako przeczytane
Czcionka:Mniejsze АаWiększe Aa

AGOSTO

(4 leguas.) El primero de Agosto, como á las tres de la tarde, salimos de este tren, por haberse ofrecido un desmonte y venimos à parar en distancia de cuatro leguas, en una ceja de monte, donde llegamos de noche, y por lo tenebroso de ella le titulamos el Real de las tinieblas.

(7 leguas.) De donde salimos el 2, como á las 8 de la mañana, y vinimos á parar en distancia de siete leguas à las márgenes de una hermosisima laguna que forma un semicírculo, en la que se tomaron tres caimanes pequeños, por lo que se le titulò la Laguna de los caimancitos.

(4 leguas.) De esta salimos el 3, como à las 11 del dia, y à poca distancia topò á nuestro General el cacique Ketaydí, à quien recibiò con mucho agrado: y tratándole de su reduccion, dijo que la diesen á los Tobas de adelante, que luego se le daria á él: repugnándole bastante la situacion de Lacangayé para pueblo, por justas razones que alegò; siendo la principal el ser pavimento que frecuentemente lo inunda el Rio Grande. Despidíose de nuestro Comandante, y por ir de camino solo se le dieron tres reses en pié, y se fué à su rancheria. Vinimos à parar à las márgenes del rio en unos algarrobos, donde està situada una rancheria desierta, y dista del pasado real como cuatro leguas, distando cuatro de Lacangayè. Aquí paramos todo el dia 4, por haber comodidad de pastos y aguas, respecto de estar todo el campo quemado: hallandose por ahora indeciso S. S. en cuanto al sitio de nuestra residencia, y plano de las dos reducciones.

El mismo dia, como à las 5 de la tarde, se presentaron en nuestro real el cacique Keyabirí con cerca de 20 indios, y con ellos D. Juan Zea y el partidario Antonio Burgueño, (que como se dijo atras, los mandó S. S. por el Salado á que sacasen los huesos del finado P. Sena y su carruage). Recibiò S. S. à los indios con toque de tambor, y formada la gente miliciana, díoles estrechos abrazos nuestro General, el Sr. Canònigo, P. Capellan y toda la oficialidad. Dándoles á entender por el intèrprete el fin de nuestra entrada, contentos respondieron unánimes, eran muy gustosos, y que siempre estaban en lo que prometieron. Por lo que S. S. con particular jubilo les mandò batir la real bandera, que traia por hasta una cruz; y á voces claras se proclamò diciendo, Viva el Rey.

Nuestro General mandòles sentar, y que les dieran refrescos. Significòles la piedad, gratitud y amor con que el Rey su Amo y Sr. natural, estaba empeñado en buscarles por todos medios su bien y alivio, deseoso de que se reunieran al gremio del catolicismo, para cuyo fin generoso habia franqueado sus reales arcas; y que si posible le fuera buscarlos en persona lo haria, segun el amor y caridad con que los miraba, ampliándoles todas las leyes à su favor, y llenándolos de privilegios, sin otro mérito que ser conversos, pobres, míseros y desvalidos, hasta colocarlos bajo su real proteccion y patronato: y por no poder emprender estas empresas personalmente, las confiaba á sus Ministros. Oyeron todo con grande atencion, y luego respondieron estar ciertos de todo, sin embargo de que lo contrario les habian informado, á lo que no habian querido dar crédito.

Concluida la oracion, pidieron que gustarian de ver hacer el ejercicio de armas, y mandó S. S. se hiciera sin fuego. Mandólo el sargento Losada, Guarda Mayor de almacenes, y efectuado integramente con todos sus movimientos, conversiones y evoluciones, quedaron estos como pasmados de verle: con lo que mandò S. S. se retirasen á descansar y acomodar sus bestias, y luego se les proveyò de carne y bizcocho para que cenáran. Por la noche para divertirlos se dispusieron varios fuegos y dansas, que efectuaron los partidarios con grande gusto y complacencia de todos: y concluido à la retreta, se recogieron à dormir, celebrando nuestro General la satisfaccion con que los indios asistieron á la diversion.

(3 leguas.) El 5, como á las 9 del dia, celebròse el santo sacrificio de la misa en honor de Nuestra Señora de las Nieves, dia en que tambien los hijos de Salta veneran el prodigioso milagro de las lágrimas. Salimos de los Algarrobos, y venimos à parar en una ensenada sobre el mismo rio, donde habia una rancheria despoblada, distante tres leguas de la pasada, y aquì estaban alojados D. Juan Zea, y Burgueño con algunas cargas, mulas y caballos: y como sacasen el respetable cadáver del R. P. Sena, se le cantò un responso por el Sr. Arcediano y P. Capellan, acomodando los huesos para darles competente urna. Y deseando nuestro General elegir sitio para el destacamento y poblaciones, se pasó en consorcio de los caciques, de su Ayudante Sardina y del Capitan de Migueletes, D. Juan José Acevedo, á Lacangayé: y habiendo encontrado lugar aparente y de comun consenso de los indios, se regresó à nuestro real, y el dia de mañana pasaremos al lugar prefijo con el favor divino.

(1 legua.) El 6, despues de haber celebrado el Sr. Arcediano y el P. Lapa, que aplicò el sufragio por el finado P. Sena, salimos de esta ensenada como à las 12 del dia, y vinimos á parar en Lacangayé, ó Canaganayé, que en idioma Mocobí dice Tragadora de gentes, por la sumersion que cuentan hubo muchos años há en estas inmediaciones, pereciendo sepultados muchos indios de ámbos sexos que ocupaban una numerosa rancheria. Antes de llegar al lugar prefijo, encontramos grabada en un algarrobo, con letras claras, una inscripcion, que dice: Julio á 25, año de 1774. † Aquí estuvo en este lugar el Sr. Gobernador del Tucuman Matorras, con 196 hombres, y el Comandante D. Francisco Gavino Arias. Llegamos al lugar destinado, que dista del pasado tren como una legua, sin novedad considerable: de que damos incesantemente las gracias al Dios de los Egércitos, y pedimos nos acompañe, y aliente hasta la perfeccion de tan piadosa obra.

El 7 compareció en nuestro real el cacique Keyabirí con algunos indios de su nacion, y despues de haberles parlamentado S. S. por los interpretes, acerca de hallarse pronto à erigir la capilla y reduccion, respondiò este y los suyos, prestando su consenso, pero con alguna tibieza, siendo el motivo de esta inquietud, la guerra que estos actualmente mantienen con los Abipones. Imaginando nuestro General ser estos efectos de la genial veleidad de estos bárbaros, les significò con energia y resolucion, que si acaso no eran gustosos nada habia perdido: que S. S. solo venia mandado de sus superiores á cumplirles la promesa, porque viesen que el español siempre guardaba su palabra sin los resabios y novedades que ellos; y que se volveria con la misma facilidad con que habia venido, y que solo sentiria su perdicion, y el tiempo inutilmente gastado en buscarlos, con tanto costo y dispendio del real haber.

Oyeron ellos esta relacion con grande atencion y no sin fruto; porque entonces, corriendo el velo á sus cautelosos resabios, digeron que no habria novedad, y que S. S. empezase su labor cuando gustase: que si ellos callaban en muchas cosas, era porque de genio son taciturnos, y que todavia no habian perdido el miedo al español, y que poco á poco se irian entregado conforme les fuesen tratando y comunicando. Mostró S. S. quedar satisfecho de ellos, y les mandó tragesen sin recelo sus familias para vestirlos y darles raciones de carne: y al punto mandò poner una camisa al cacique, un uniforme y calzones; diósele sombrero y cuchillo, con otras gratificaciones para que llevára á la muger, y les mandó matar dos reses. Vistíose á los demas, dandoles chupa, camisa, calzon, cuchillo y sombrero: con lo que se fueron á traer sus familias.

El 8, à las 5 de la tarde, cayó de la esfera un globo igneo que causò un terrible estruendo y consternacion en los indios, cuyo estallido todos percibimos, y algunos le vieron caer en una laguna fétida y sulfúrea, que dista de nuestro real como seis leguas.

El mismo dia vino el cacique Lachequitin con los principales de su rancheria; con quienes se practicò igual diligencia que con los referidos, y tras estos vino un cristiano, natural de Salta, que se apellida Ibacachi, de madura edad, cuyo nombre aun el mismo ignora, por haberlo cautivado muy pequeño. Vive enteramente connaturalizado con los gentiles, y està casado con una india Mocobí: tiene en ella algunos hijos, y enteramente olvidado del castellano, solo habla Mocobí; y conociendo en nuestra marcha algunos parientes suyos, los ha mirado con mucho cariño. Tratòle S. S. acerca de la reduccion, y está muy gustoso en recibirla y hacer cristianos à los suyos: habiendo gastado todo este dia los partidarios en fabricar su cuartel, y vestir las indias y pàrvulos de àmbos sexos.

Por la noche vino el indio Agustin Toba, de quien antes dijimos se adelantó con el P. Lapa, y habiendo corrido hasta el Rio Pilcomayo, trajo la noticia de que por el dia 8 ò 9 de este mes, estarian con nosotros los caciques de su nacion, con los principales indios, à tratar de su reduccion que la deseaban sin novedad. A cuyo fin se le dejó venir, trayéndolo el Sr. Arcediano de su reduccion de Ledesma para este fin, como instrumento proporcionado: y efectivamente ha correspondido al concepto de su conducta.

A todo esto es digna de notarse la fineza del cacique Lachequitin, anciano Mocobí, el cual desde que salió à toparnos en el Real de los Correntinos hasta hoy, nos acompaña con mucha fineza y cariño: siendo al mismo tiempo grave y circunspecto, tan hallado con los españoles, que, abandonando su casa è hijos, no se separa de nuestro real, y cuando lo hace, pide venia à nuestro General, y tan pronto como vá se vuelve. Por lo que presumimos sea este uno de los escogidos, entre tantos llamados à nuestra Santa Fè: y cuando se le avisa de las novedades de los suyos, satisface, diciendo que no les hagan caso, que como muchachos son unos locos y bandoleros, pero que èl los ha de reducir: con lo que tenemos en este indio no pequeña columna para el intento.

 

Este dia tambien llegaron los Atalaláes como à las 4 de la tarde, pidiendo á S. S. los reuniese à su antigua reduccion de Macapillo, ofreciéndose para trabajar en la fabrica de las capillas, con tal que se les diese carne, y de vestir. Consolò S. S. al ladino Estevan, aceptando su propuesta, y mandó se alojáran inmediatos à nuestro real, como lo han hecho.

El dia 9 llegò tras estos el cacique Keyabirí, con Lachepí, Nachinquin capitan, y otros 20 indios Mocobíes, trayendo sus familias, las que se mandaron vestir, y se les proveyò de carne y bizcocho.

Nuestro General ha pensado conciliar estas dos naciones con la Abipona, á fin de que subsistan estas reducciones, y aquella no padezca las irrupciones que hasta hoy. Y contemplando medio proporcionado para el premeditado fin avistarse con su cura doctrinero, ha pensado así practicarlo, cuyas resultas, y la concordia ó discordia, se colocarà en la parte que corresponda.

Desde el dia 10 se empezaron los preparativos de adobes y cortes de madera para la construccion de la capilla y demas oficinas, dàndose órden de los sugetos que habian de custodiar los ganados y mensages: y los Atalaláes van desempeñando su promesa, sin que el 11 haya ocurrido novedad alguna, ni el dia 12.

El 13 llegaron ya los Tobas, cuyos principales son, Asakairí, Kigrí, Naponarí, Cuniquirí, con 11 capitanes: y parlamentados acerca de su ratificacion, dijeron no haber en ello novedad, y en cuanto al sitio para su reduccion, aunque intentaron fuera en la otra banda del Rio Grande, à persuasion de S. S. y del Sr. Arcediano, que les hicieron ver por el faraute los inconvenientes que tenia dicha eleccion, y persuadidos enteramente, eligieron por sitio un plano, cuya situacion queda á la parte del poniente, à un lado del carril que hemos traido, llamado Tren de Concha, cerca de Lataruec: terreno por cierto muy adecuado, en que quedaron acordes con nuestro General, sin que el 14 ni el 15 hasta el 18 haya ocurrido novedad considerable.

El 19 hízoles S. S. largo parlamento, que tambien presenciaron los Mocobìes; en el que por exordio les significó el excesivo amor que les tenia el Todo Poderoso, que á costa de su vida y de su sangre les habia facilitado su conversion, para que pudiesen por la puerta del bautismo entrar en el grémio de los fieles, en vida y en muerte, á gozar las eternas delicias de su gloria, que no han de acabarse jamas. Hízoles presente el Sr. Arcediano la inmortalidad del alma, las penas del infierno preparadas para los malos, y el prèmio de la gloria para los buenos: que bautizados serian nuestros hermanos, y de Jesú-Cristo segun la carne, quien encarnó por amor suyo y nuestro, padeciendo y muriendo en una cruz: que eran hijos de la iglesia, y por consiguiente participantes del infierno, tesoro de las gracias, indulgencias, remisiones y perdones: que bautizados se trocaban de esclavos de Satanàs en hijos de Dios y herederos de su gloria.

Que el santo leño de la Cruz era una reliquia digna de toda veneracion, así por haber muerto en ella todo un Dios humanado, cuanto por ser instrumento de nuestra redencion; y que asì, cuando se les grabase este madero, lo mirasen con toda reverencia.

Continuò nuestro General retratando la grandeza de nuestro Soberano, su cristiano celo, y deseo de la conversion suya; la generosidad con que para aliviarlos franqueaba sus arcas y tesoros. Y decifrados estos puntos con los mas vivos colores que le dictó su prudencia y amor al Soberano, les oyeron absortos y quedaron en todo muy contentos. Abrazóles S. S., el Sr. Arcediano y oficiales, con repetidos vivas; batíose el real estandarte; y mandó S. S. vistieran á los principales de uniforme, repartiéndose à todos los demas que no estaban vestidos, camisas, solapas, calzones, ponchos y sombreros, carne y bizcocho para aquel dia: se les dieron en pie 4 reses.

El 20, dia del glorioso San Bernardo, patron del Chaco, enarbolòse la Santa Cruz, que se bendijo por el Sr. Arcediano; cantóse misa solemne, con asistencia de los indios referidos, y concluido el sacrificio, hízose la adoracion de la Santa Cruz, que principió el Sr. Arcediano, vestido de capa magna, siguiendo á este el orador, que fuè el R. P. Lapa: á este, siguió nuestro General, asociado del principal cacique; siguió el Auditor asociado con otro de los caciques, y siguiendo el propio acto el Secretario, el Mayor General de òrdenes y los demas oficiales, continuó la tropa, que asistió formada haciendo sus descargas. Con lo que se concluyó esta cristiana diligencia, repicándose las campanas con universal júbilo de todos.

El 21, han facilitado los caciques camino para la ciudad de las Corrientes, que dicen distará de nuestro acampamento seis dias de camino: por lo que presumimos sean 60 leguas de distancia.

Con lo que el 22 acordó nuestro General, seria conveniente que por esta via caminase D. Jaime Nadal y Guarda, Mayor General de órdenes, con algunos partidarios, à traer ganados y otros efectos necesarios para el abasto de la gente, y de los indios à quienes se piensa despachar el 31 del corriente, lo que se anotarà en su lugar: dando màrgen para esta resolucion contemplar esta ciudad mas inmediata, y que los ganados y demas efectos estàn en ella mas baratos.

El 23 y siguiente nada ocurrió digno de nota.

El 25 caminò para Salta Silvestre Corro con cartas de nuestro General, y libranzas para sacar de las cajas reales de Jujuy los 2,000 pesos de residuo, para que, invertidos en ropa, cuchillos, granos y otros efectos necesarios para estas reducciones, los condusca á este lugar. Y este mismo dia se agravó à nuestro General el colico accidente de que adolece por lo comun, y en tanto grado la avanzò, que el 26 estuvo casi en los ùltimos periodos de la vida, y aunque le ha durado hasta hoy 28, ya ha declinado su actividad y se halla mejorado, aunque siempre en cama.

Este dia, que lo es del Dr. San Agustin, egecutaron los Mocobíes dos acciones dignas de notarse: la primera, que insinuándoles la necesidad que habia de gente para el acarreo de adobes y lo urgente del tiempo, sin que quedàra uno, desde el cacique al mas pequeño de ámbos sexos, trabajaron todos en el acarreo. Concluida esta diligencia, celebró el Sr. Arcediano misa por la salud de nuestro General, y luego al toque de la campana todos concurrieron, inclusos los caciques, á rezar y à instruirse en la doctrina: accion que hasta hoy no habian egecutado los mandones, porque solo mandaban à los párvulos.

El mismo dia por la tarde asaltó á nuestro General el propio accidente, con tanta fuerza y rigor, que desauciado del medico, no tenia ya aliento para formar testamento, y se contentò solo con otorgar su poder, pasando toda aquella noche en un lastimoso conflicto.

El 29 al amanecer, se confesó y recibió el Viàtico, y no embargante de haberle desauciado, como se mudasen los pronòsticos del accidente, se halló este dia algo mejorado: tratando de remitir al Superior Gobierno este diario con el competente informe por la via de Corrientes.

El 30, dia de la gloriosa Santa Rosa de Lima, Patrona de estas Indias, amaneció S. S. mucho mejor de sus males: por lo que el Sr. Arcediano cantò la misa de gracias con toda solemnidad, dándolas toda la oficialidad y concurrentes al todo Poderoso, por haber restablecido à nuestro General, que aunque se mantiene en cama, está ya tan placentero que desde allí distribuye diariamente las òrdenes para el trabajo y demas fatigas, mostrando en todas sus acciones el ardiente deseo que le asiste de perfeccionar esta obra, en que se interesa el servicio de ámbas Magestades.

El 31 amaneciò continuando la mejoria de nuestro General, por lo que el R. P. Lapa celebrò el santo sacrificio con la posible solemnidad, y egecutaron varias devotas preces, y deprecaciones con el mismo objeto que el dia anterior: y este dia se resolvió caminar para Corrientes el Mayor General de Ordenes, D. Jayme Nadal y Guarda, para el mismo fin que se tenia pensado.

Nomínanse los caciques y principales mandones de todas las naciones conversas, que han pedido y piden reduccion.

MATAGUAYOS

Josengo, cristiano.

Arroyo.

Amaya.

Tineo.

Luis Grande.

Luis Chico.

Lope Mozo.

Lope Viejo.

Francisco.

Que con sus familias serán como 1,000 individuos

MOCOBÍES: que ya están en pueblo, por haber muerto Paikin á manos de los Abipones, y haberse ido Lachiriquin á la reduccion de San Pedro: son los siguientes.

Que con sus familias serán en número como 300
CHUNUPÍES, MALBALAES Y SIGNIPES

General de todos ellos, Atecampibáp.

Capitan de Malbaláes, Chinchin.

Capitan de Signipés, Dupulem.

Y serán en número con sus chusmas como 400
TOBAS
Que siendo esta nacion mas numerosa, serán como 500

Por lo que debemos contar con 2,000 conversos, por la menor parte.

Expresados los principios y medios de la presente reduccional expedicion en esta ciudad, se continuaràn en otra separada los fines y operaciones de esta campaña, que concluiràn con la relacion geogràfica de toda la provincia del Gran Chaco Gualamba: cerràndose aquí nuestro diario, para dar parte con este cuerpo al Superior Gobierno, á fin de que quede enterado de las ocurrentes operaciones y estado de nuestra reduccional conquista, como se hará con la segunda cuerda, cuando se hayan cumplido las superiores disposiciones. Y para comprobante de la verídica relacion de nuestro diario, vá firmado de S. S. el Sr. Coronel y Comandante General, del Sr. Arcediano y toda la oficialidad de plana mayor, autorizado del Secretario de la expedicion. En este real acampamento de Lacangayé, en 31 dias del mes de Agosto de 1780.

Francisco Gavino Arias.Dr. Lorenzo Suarez de Cantillana.Fr. Antonio Lapa.Dr. José Antonio Arias Hidalgo.Jaime Nadal y Guarda.José de Plazaola.Juan Antonio Caro.Juan Crisostomo Sardina.Diego Angel Leiba.Juan José Acevedo.Miguel Losada.– Ante mí, Gerónimo Tomas de Matorras, Secretario.