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Música y Músicos Portorriqueños

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SECCIÓN QUINTA.
Compositores

CAPÍTULO XIX

Dedicada esta sección a la reseña de los compositores nativos y obras que han producido, con ligeros comentarios propios a cada uno, parécenos oportuno dar ligeras noticias sobre el origen de la composición, que tal vez puedan ser útiles a muchos de los que nos honran leyendo estas humildes páginas.

Decimos al empezar las anotaciones históricas del primer capítulo, que el arte musical, tal como ha llegado hasta nosotros, tiene su origen en la iglesia católica; pero es necesario indicar que el sistema musical de la era cristiana procede, en la forma melódica, de la música griega, traspasada a Roma, aunque ya en decadencia, cuando la gran nación helénica, cuna de la civilización, fué convertida en provincia romana.

La melodía y el ritmo, que son los elementos constitutivos de la música, sin los cuales la armonía no podría existir, formaban la base del sistema musical griego, cuyo estudio era considerado como parte integrante de la educación cívica.

La melodía no era una sucesión de sonidos producto exclusivo de la inspiración, sino que debía producirse de acuerdo con los tetracordes y géneros, que formaban el sistema, y completamente ajustada a las difíciles reglas del ritmo.

El primer sistema, o primera escala, como decimos hoy, componíase de cuatro sonidos a cuerdas, denominados tetracorde, de cuyos sonidos el primero y cuarto eran fijos y el segundo y tercero móviles, permitiendo esa cualidad de los intermedios, diferentes combinaciones en la sucesión de los intérvalos, de las que nacieron tres diferentes sucesiones de tonalidad, llamadas géneros diatónico, cromático y enarmónico.

Cada género tenía su carácter especial; grave y viril el diatónico, grato y patético el cromático y el enarmónico, dulce y animado, siendo el primero el de más aceptación, por el vulgo, por ser el más natural y fácil.

Con la agregación de nuevos tetracordes, se amplió la forma hasta constituirse el gran sistema, formado por quince sonidos, a los que, para completar las dos octavas, agregaban uno, antes del llamado "hypate hupaton", – correspondiente al del segundo espacio grave, clave sol, de nuestra notación – , cuyo sonido o nota denominaban, "proslambamenos", o adjunta.

Además de los géneros tenían modos, con los nombres de Dórico, Jónico, Frigio, Eólio y Lidio, según el del pueblo donde lo tomaron. Cada modo distaba de otro un semitono y ocupaba un justo medio en el gran sistema. Los diferentes modos no eran otra cosa, que una trasposición de un tono a otro, como decimos hoy.

Los modos, además se distinguieron por el punto variable que ocupaban los semitonos de la escala, la cual ya constaba de ocho sonidos o sea de dos tetracordes conjuntos.

Si en el sistema reformado, que pasó a Roma, se analizan y comparan los tetracordes de la escala griega, con los que forman la estructura de las escalas diatónicas modernas, base de nuestras tonalidades, se verá la semejanza de origen.

Por eso después de minuciosas investigaciones y estudios prolijos verificados, entre otros, por Mr. Gevaert32 y el abate Lhoumean,33 ha podido afirmarse, que el sistema melódico actual, así como el tonal de canto llano, viene del sistema musical griego, estribando las diferencias del último en la división interior de las escalas modales; los tetracordes griegos están sustituídos por exacordes.

Dice Mr. Gevaert: "el arte del ritmo, tan absolutamente necesario como el de la melodía, o las formas rítmicas creadas por el genio griego y su aplicación a la expresión de los sentimientos musicales, quedarán siempre como testimonio imperecedero de las altas dotes musicales de aquella escogida raza."

"La forma melódica griega, tenía también su parte armónica, basada principalmente en los modos en los que se han encontrado los acordes tónicos de , (modo Lidio), sol, (modo Frigio) y do, (modo Dórico). El mérito de las obras musicales lo determinaba la pureza del tono, las bellezas armónicas, – intérvalos armónicos – , y perfecta compenetración rítmica con la expresión del sentimiento."

La melodía greco-romana, aunque con orientaciones hebraicas, fué la constitutiva del cantollano y figurado de los primeros siglos del cristianismo, "quedando siempre dentro del inmenso movimiento de la polifonía moderna y del tipo general de la melodía, como elemento común e intermediario, la melodía homofónica, tipo universal e inmutable del canto vocal". (Mr. Gevaert.)

La gran belleza del arte musical contemporáneo estriba en el enlace de la melodía polífona, lo mismo vocal que instrumental, con la armonía, síntesis de la composición.

Después que San Ambrosio y San Gregorio hicieron las reformas tonales del canto llano primitivo, no se dió ningún otro paso de avance hasta finalizar el siglo IX y principios del X en que se estableció la armonía diáfana o rudimentaria de cuatro notas, atribuyéndose la innovación al monge Hucbald y al italiano Guido D'Arezzo.

En el siglo XI, cuando desaparecieron las últimas huellas de la civilización greco-romana, brotaron los primeros gérmenes de un arte nuevo que evolucionó ampliamente en el siglo XIV con los trabajos de Landino el ciego y Jaime de Bolonia. Los maestros franceses, G. Dufay y Gil Binchais, así como el inglés Juan Duntaple, – al que se atribuye el empleo de la tercera en los acordes – , perfeccionaron en el siglo XV la arquitectura de la composición, que cimentaron sólidamente en el XVI, Cristóbal Morales, Palestrina y otros maestros italianos.

El nacimiento del Gran Sebastián Bach, 1685, señaló una nueva era en la historia de la composición, ya que con su genio inmortal, creó de manera espléndida, por la variedad, pureza y profundidad de conceptos armónicos, la escuela del contrapunto y de la fuga, que hasta hoy permanece inmutable.

Bach, Hayden, Mozart y después el inmortal Beethoven, fueron los creadores del género clásico, no debemos olvidar a Gluck y Weber, – en que la sonata y la sinfonía34 son las únicas formas en la expresión, oratoria, de la música. El siglo XVIII y primer tercio del XIX, pueden considerarse como los de oro del arte de la composición.

Después, y a pesar de que Berlióz trató de introducir innovaciones, solamente Wagner, ha revolucionado la forma de construcción, principalmente en lo que al arte lírico-dramático se refiere, creando un nuevo género de armonía instrumental, que ridiculizado al principio y todavía impugnado, se ha abierto paso franco imponiendo los nuevos rumbos a los compositores del presente siglo, si bien la escuela italiana, secundando a la francesa, pugna, desde Verdi en sus últimas óperas, hasta Mascagni, Puccini, León-Cavallo y otros, por la creación de un género intermedio, más adsequible, en la primer impresión, que el nebuloso y a veces indescifrable, según impugnadores, estilo de Ricardo Wagner.

El estudio de la composición es sumamente complejo. Comprende diversas ramas que si no se estudian a conciencia y con método progresivo de enlace, nunca permitirán producir frutos sazonados y puros.

Los estudios progresivos de la composición siguen este orden: 1. – Pleno conocimiento de lo que se llama teoría musical, indispensable para ajustar la inspiración a los preceptos melódicos. 2. – Estudio de la armonía, parte científica del arte, que comprende las formas de las cadencias, modulaciones, acordes, enlace y resolución de los mismos, retardos y movimientos adecuados de las voces armónicas en las que el bajo reviste suma importancia. 3. – Secretos del contrapunto y fuga. 4. – Estudio de los distintos cuartetos instrumentales, para después aplicarlos con propiedad y elegancia en la orquestación, y últimamente, conocer las leyes fundamentales de la estética y campo de acción de los distintos géneros u órdenes de la arquitectura musical.

El compositor que posea esos conocimientos, puede ostentar con orgullo el calificativo, aunque sus obras no estén saturadas del perfume poético de la inspiración.

¿Los poseen, en mayor o menor proporción, los compositores que vamos a citar?

La crítica del futuro, despojada de los sentimientos pasionales del presente, será la que depure y aquilate, niegue o ratifique, después de un estudio profundamente analítico de las obras, los méritos y deméritos que, con relación al medio ambiente y carácter más histórico que crítico, aplicamos a los que ora por haber sido laureados en certámenes públicos, ora por su intensa y meritísima labor, son acreedores a figurar en esta sección.

 
ANDINO, Julián

Nació en San Juan en los primeros años de la cuarta década del siglo XIX. Procede de un hogar en que se rindió adoración a la música, pues además de su padre que le enseñó el arte, entre sus ascendientes hállase Domingo Andino, organista que fué de la Catedral durante 60 años.

Su temperamento, acentuadamente musical, le hizo, desde niño, realizar grandes progresos. A los 18 años era un buen violín de orquesta, ocupando después y por más de 40 años el puesto de Concertino en las orquestas de las compañías de ópera y zarzuela que actuaban en el teatro, por cuyas habilidades le felicitaban y estimaron en alto grado todos los directores de las referidas compañías.

Está considerado como uno de los mejores violinistas que han habido en el país, pues aunque todavía vive y pulsa tan bello instrumento, los 70 años le han restado algún vigor.

Como compositor su nombre adquirió resonancia, cuando efectuó la transformación rítmica de la danza regional en una que tituló La Margarita, escribiendo la parte acompañante en tresillos.

En este género ha producido con abundancia, aunque con estilo más melódico que armónico y sin otras finalidades que las inherentes al baile.

Posee conocimientos de composición y especialmente de los giros armónicos, modulaciones y ritmos.

Tiene varias composiciones de géneros distintos, algunas de las cuales han sido laureadas en certámenes extranjeros y las demás han sido siempre muy aplaudidas. Entre estas le ha proporcionado gran popularidad, el alegre Seis Chorreao conocido con el nombre de Seis de Andino.

Sus composiciones principales son: Siempre Tú, Adiós, y Rayo de Luna, romanzas para canto y piano, premiadas la primera y tercera con menciones honoríficas de tercera clase, en Catania, Italia. Figuras Chinescas, revista cómico-lírica, letra de Fernando de Ormachea; Amor e Hidrofobia, zarzuela en un acto, letra de Garrido; Agua Mansa, juguete cómico-lírico en un acto y La Soleá, zarzuela en un acto, letra de José Pérez Losada; infinidad de plegarias y otras piezas del género religioso, más los valses, polkas, mazurcas y danzas que forman una colección completa.

Julián Andino, que fué 1er. violín, por oposición de la orquesta de Capilla de la Catedral, vive aún laborando musicalmente a pesar de sus años. La expresión melódica de sus obras, es dulce, equilibrada y produce siempre agradables sensaciones.

ARANZAMENDI, Genaro

Pianista, literato y compositor perteneciente a una distinguida familia de San Juan. Se educó en Europa y ejerció la profesión musical en Bayamón y San Juan.

Como compositor salió triunfante en obras cortas para canto y piano, como romanzas, plegarias y danzas. Más melodista que armonista, saturaba sus cantos con el perfume poético de su alma soñadora.

ARCILAGOS, Pedro

Natural de Bayamón, recibió en este pueblo educación musical primaria, en la Academia que dirigía Don Sandalio Callejo, poseyendo a conciencia la teoría, solfeo y mecanismo de Trompa, de tono dulce y seguro.

Muy joven abandonó la Isla, y desde hace años reside en Caracas, Venezuela, en donde en posesión de profundos conocimientos de la composición y dirección orquestal, está reputado como uno de los primeros maestros que actúan en la Capital de aquella república, habiendo la prensa caraqueña tributado, frecuentemente, grandes elogios a sus producciones.

En el Certámen que La Liga Progresista, celebrara en Ponce en 1913, obtuvo segundo premio, especialmente recomendado por el jurado calificador, Un Cuarteto en Sol mayor, para cuerda que remitiera desde Caracas y del cual dice el jurado en su laudo: "Los temas expositivos de los cuatro movimientos están bien caracterizados y se desenvuelven de acuerdo con los preceptos establecidos por la tradición clásica. Giran dentro de las tonalidades rigurosamente adoptadas en la forma Sonata en su parte expositiva. Existe un perfecto equilibrio en todas las partes; la línea melódica no se interrumpe un sólo instante; los temas todos se desenvuelven con espontaneidad, poniendo de manifiesto que el autor del cuarteto tiene experiencia en el manejo de los instrumentos. Salvo pequeñas licencias armónicas, esta composición puede calificarse de buena, haciendo honor a su autor, quien tiene valiosos conocimientos de armonía, contrapunto e instrumentación."

Consideramos que ese juicio sintético del laudo, será suficiente para que se aprecien las grandes condiciones artísticas de Pedro Arcílagos.

No hemos podido obtener el catálogo de sus obras.

ARTEAGA, Julio C

Véase la sección Biografías, Capítulo V, página 72.

BALSEIRO DÁVILA, Rafael

Nació en Arecibo el 24 de septiembre de 1867. De alto temperamento musical, a los 9 años empezó a estudiar el arte con el connotado pianista Heraclio Ramos, que también fué el maestro de Aurea Balseiro, hoy señora de Georgetti, y que es una pianista dilettante de esmerada ejecución, delicado estilo y expresión ajustada a las obras que interpreta, aunque sumamente tímida para dejarse oir fuera del santuario de su hogar.

Rafaelito, que es como lo nombran sus amigos, después de hacer en el piano rápidos progresos con Ramos, cuyo estilo de ejecución se asimilara, mientras hacía los estudios del bachillerato en el colegio de los PP. Jesuitas de Santurce, proseguía los de piano, obteniendo siempre el primer premio al final de los cursos, perteneciendo a la Banda de música del mismo, como bombardino solista, instrumento que llegó a dominar, abandonándolo más tarde.

Los afectos paternales cohibieron la acentuada vocación artística que impulsaba sus deseos de trasladarse a Europa, – y su posición económica lo permitía – , para ingresar en un Conservatorio, del cual, aprovechando tiempo y lecciones, seguros estamos que hubiera salido un pianista compositor de renombre mundial, pues la chispa del genio ardía en su cerebro.

Trasladado su hogar paterno a Manatí, en este pueblo ejerció como profesor de piano, hasta que su señor padre lo llevó a su escritorio agrícolo-comercial como jefe de la contabilidad, con residencia en Barceloneta.

De profesional se transformó en dilettante, y en sus ratos de ocio empezó a verter al pentagrama las inspiraciones de su fantasía, netamente criolla.

Su primer producción fué la danza Amparo, recientemente editada, cuya estructura melódica es completamente distinta al estilo que después ha caracterizado todas sus composiciones. Al poco tiempo componía un vals de concierto, de extrema dificultad, titulado El Niágara, que fué premiado en la exposición de Chicago, EE. UU., con medalla de bronce y diploma.

Mimado por la fortuna y habiendo constituído hogar propio, la educación de sus hijos le hizo fijar su residencia en San Juan, en donde la fiebre de la composición se le desarrolló en alto grado, sin que hasta la fecha encuentre antídoto que la corte.

Su predilección son los valses, sobresaliendo entre los 25 que ha compuesto, además del Niágara citado, los titulados Puerto Rico, de concierto, premiado con medalla de oro y diploma en Certámen del Ateneo; Mariposas, de concierto, laureado en el torneo de la Sociedad de Escritores y Artistas de Ponce, con medalla de oro, y Tu Risa, el de factura melódica más fluída, y de expresión en consonancia con el pensamiento inicial.

Ha obtenido además de los premios referidos, Copa de plata y diploma, primer premio del Ateneo, por una danza titulada Una Perla y Diploma de honor, premio de la Junta organizadora del Carnaval de 1911, por una marcha festiva titulada El Antifaz Rojo. Es también autor de muchas marchas entre las que merece citarse la dedicada a la memoria de Sergio Lecompte, y otras obras de distinta métrica, como también de una zarzuela titulada Amor que Nace y Amor que Muere letra de Felipe Castañón, en la cual, el número más original es el Vals-Intermezzo.

"Rafael Balseiro", decíamos en nuestra conferencia de la Biblioteca: "cuando reduce a notas las idealidades de su morisca fantasía, semeja al ruiseñor que en la espesura, sin orden ni concierto, pero con inimitable agilidad y dulzura, al expresar sus amores, trina, florea, stacatta sus gammas y con piquetatos rapidísimos de entonación precisa, señala las notas del único acorde en que estriba la modalidad de sus cantos."

Es un compositor laureado, en que la preceptiva está en razón inversa a la potencialidad de su inspiración y temperamento.

CALLEJO, Sandalio

Desde que concibiéramos la idea de escribir este libro, nuestro primer acto fué concentrar en lo más íntimo del alma los sentimientos pasionales, para que las expresiones que la pluma trazara fueran, tan sólo, resultantes de pensamientos justos y veraces, con más indulgencia que severidad.

No haya por tanto temor alguno de que sea la pasión filial la que trace los méritos de Sandalio Callejo; por el contrario, estas breves notas constituirán la escepción en cuanto a la indulgencia del cronista.

Si lo hacemos figurar en esta sección, es por el hecho de haber obtenido un laudo en certámen público, pero dentro de la rigurosidad del concepto compositor, a pesar de haber producido muchas obras de los distintos géneros de la composición, y poseer conocimientos de armonía que aplicaba con suma corrección, no lo consideramos con las condiciones generales requeridas para adjudicarle el honroso calificativo.

Las características de Sandalio Callejo, fueron las de educador y organizador.

Como educador, tenía el arte especial de la trasmisión, cualidad preferible a la profundidad de conocimientos, en los que se dediquen a la enseñanza.

Sandalio Callejo "hacía músicos de las piedras" es la expresión que repetidas veces hemos oído a los maestros del arte en Puerto Rico, y como testimonio del aserto, muchos son los músicos de valer, que de él, recibieran sólidamente los conocimientos de la teoría musical, solfeo, hasta verificar rápidamente la transportación, y mecanismo elemental de todos los instrumentos, incluso el piano.

Su extremada paciencia, la rigidez de su carácter entremezclada con oportuna dulzura, la puntualidad en las lecciones, la escrupulosidad en los menores detalles de ejecución, la aplicación de sistemas de trasmisión según la idiosincrasia del alumno y la selección en los métodos que empleaba fueron las causales del prestigio que alcanzó como maestro de música.

Como organizador, también ocupaba preferente puesto. Jamás le vimos realizar nada impulsivamente; todo lo meditaba, pesando el pro y el contra, y cuando después de trazado el plan, lo llevaba a la práctica, no había obstáculo que le hiciera retroceder, ni accidentes que lo desviasen del camino emprendido.

El deber fué su religión; el trabajo artístico su culto. Fué un carácter; y como ligera prueba citaremos un hecho.

El que esto escribe, había sido aceptado como maestro de música para el pueblo de Lares. Debía tomar posesión del destino el 1º de febrero de 1882, y para ello le era necesario salir de San Juan, por mar, el 28 de enero.

El 27 de ese mismo mes fué atacado Don Sandalio por rápida y aguda pulmonía. Los médicos consideraron de gravedad el caso, y como era natural, pensamos suspender nuestro viaje hasta ver la resolución de la enfermedad. Nuestra madre aprobó la idea y cuando se la expuso, él, llamándonos a su presencia inmediatamente, nos dijo: "La palabra del hombre es sagrada; tú debes partir esta tarde para Lares a cumplir tu deber, aunque yo muera en este instante y mi cadáver esté de cuerpo presente". Y salimos para Lares dejándole muy grave, aunque afortunadamente recuperó la salud.

En Bayamón fundó una Academia de Música que dió espléndidos resultados; y en San Juan, fué director de orquesta de las iglesias de San Francisco y Santa Ana, de la escuela de música del Asilo de Beneficencia, de una Academia particular, por él fundada, y Músico Mayor, hasta su muerte, del 1er. Batallón de Voluntarios.

Su obra laureada fué, Gozos a San Vicente de Paul, para orquesta, certámen de Santa Cecilia.

A él, principalmente, debemos nuestros pocos conocimientos artísticos.

Nació en San Juan el 3 de septiembre de 1833 y murió repentinamente en junio 16 de 1883.

CORTÉS, Francisco. 35

Desde niño se revelaron sus facultades extraordinarias para el arte musical. Tavárez fué su primer preceptor y tomó a empeño hacerlo pianista. La muerte inesperada del maestro paralizó algo la carrera de Cortés, siendo éste el único que se atreviera a pulsar el piano cuando el entierro del autor de La Margarita, para despedirle con las notas de la Gran Marcha Redención.

 

Trasladado a Arecibo, se dedicó a la profesión, y organizó una compañía infantil de zarzuela, que debutó con Los Sobrinos del Capitán Grant, obteniendo éxito moral y material para poder realizar su viaje a Barcelona, en donde continuó sus estudios de piano, tomando lecciones de composición. La Diputación Provincial le concedió una pensión durante dos años, con tal objeto.

En posesión de sólidos conocimientos y lleno de legítima ambición artística, se trasladó a París, para adquirir, a ser posible, mayor suma de aquellos y abrirse paso en la Ciudad-Luz.

Sus ilusiones las vió realizadas, como premio a su constancia en el estudio. Primeramente fué clasificado entre los mejores directores de orquesta de la metrópoli francesa, y poco después, su obra La Noche de Navidad, le hizo ceñir los laureles del triunfo como maestro-compositor. La obra fué estrenada en París, repitiéndose infinidad de veces, obteniendo los beneplácitos de la crítica severa y docente y repercutiendo su fama por el extranjero.

Después de largos años de ausencia visitó su país natal, proporcionando al autor de sus días la inmensa satisfacción de que en el teatro de San Juan se le tributasen, como Director y Compositor, los aplausos y homenajes que tan justamente había alcanzado en el exterior. Dió dos o tres conciertos, marchando después para New York, en donde contrajo matrimonio con una portorriqueña de abolengo artístico y en la Babel americana fijó su domicilio dedicándose a la profesión.

CHAVIER ARÉVALO, Arístides

Véase la sección Biografías, Capítulo VI, página 78.

DUCHESNE, Casimiro

Natural de San Juan. Después de haber obtenido los conocimientos elementales del arte con un profesor, cuyo nombre ignoramos, y ya con bastantes del clarinete, en cuyo instrumento sobresalió, especialmente, por la dulzura del tono, ingresó como requinto en la Banda de Artillería, y a la vez era el primer clarinete de la orquesta de baile de Carlos Segnet. Empezó a ejercitarse en la composición de música regional, de la que fué abundante productor. Sus danzas, dentro del estilo característico de las de San Juan, se destacaban por la vivacidad del ritmo e ilación de los pensamientos melódicos, habiendo obtenido bastante popularidad, entre otras, la titulada La Mariposa.

Muerto Segnet, su orquesta continuó bajo la dirección de Duchesne, y era la preferida por los centros sociales.

Su vocación artística le hacía estudiar, solo, los textos de composición y obras de los maestros clásicos, hasta que consolidados sus estudios dió los primeros pasos por las sendas severas, con tanta fortuna, que, en 1882 obtuvo en la Feria de Ponce, medalla de plata y mención honorífica de segunda clase, por una Obertura de Concierto para orquesta.

En el certámen del Ateneo de 1887, el jurado que en Madrid laudó las composiciones concurrentes, le adjudicó una mención honorífica, por otra Obertura para orquesta, que después fué premiada con medalla de oro al ser nuevamente presentada entre un grupo de composiciones, a la Exposición de San Juan de 1894.

En 1891 fué honrado con el título de socio de mérito, medalla de plata y diploma, por una Sinfonía, que remitiera al concurso lírico del Círculo Bellini de Catania, Italia.

Produjo también obras del género religioso, entre estas, una Misa a tres voces y gran orquesta que fué premiada con medalla de oro en la Exposición de 1894. Compuso además un cuarteto de cuerda de bastante mérito.

Fué autor de la zarzuela Cada Loco con su Tema y de muchos bailables. En el Instituto de Música que fundara Segura Villalba, tenía a su cargo la clase de armonía.

Desempeñó el cargo de Músico Mayor de Voluntarios de San Juan, durante los dos últimos años de la dominación española y desde 1882 era socio de mérito del Casino Español.

Su música era a veces simpáticamente expresiva, otras parca de bellezas melódicas, siempre dentro de los preceptos de la composición, con unidad temática, enlace armónico correcto y variedad de instrumentación. Su batuta de director era débil, teniendo, en cambio, sobrada pericia como profesor de orquesta. Su modestia le hizo poseedor de grandes simpatías.

Murió en 1906.

DUEÑO COLÓN, Braulio

Véase la sección Biografías, Capítulo VII, página 90.

ESTURIO, José Damián

Poquísimos son los datos que de el Nene, por cuyo apodo se le conocía, poseemos, aunque lo conocimos y tratamos algo en nuestra adolescencia.

Sobrino e hijo adoptivo del maestro platero y director de una orquesta de baile de San Juan, de su mismo nombre y apellido, con él aprendió los rudimentos del arte hasta, por sus propios esfuerzos, alcanzar fama de buen clarinete y compositor. En Juana Díaz fijó después su residencia, como director de una academia y banda de música municipal bastante bien organizada. En dicho pueblo produjo mucha música, especialmente del género religioso, según nos han referido personas de aquella localidad, en donde fué muy apreciado hasta su muerte.

FERRER OTERO, Moncerrate

Monsita Ferrer, por cuyo nombre se le designa, es hija del Dr. Don Gabriel Ferrer de grata y venerada recordación.

Nació en San Juan y allí, bajo la competentísima dirección de Anita Otero, estudió con tenacidad, aprovechando su temperamento hereditario de artista, hasta transformarse en pianista.

Es una de las discípulas que más honran la memoria de la Vestal humacaeña.

Con Gonzalo Núñez estudió armonía y composición, por la que siente verdadero delirio.

Apenas iniciada en la ciencia de los acordes, dejó fluir la inspiración de su mente por los canales del pentagrama y con valentía espartana, concurrió con uno de sus primeros frutos al certámen de Bayamón – 1910 – , siendo laureada, con mención honorífica, por un Two-Step titulado Apolo.

Alentada por el triunfo continuó estudiando y produciendo, siendo nuevamente premiada con otra mención, por una Danza que remitiera al Certámen del Ateneo de 1914, la que, por la belleza de la melodía, estilo original, elegancia sin efectismos del acompañamiento y pureza del ritmo, placenteramente criollo, es acreedora a un primer premio.

Nocturno su última composición laureada con primera mención en el Certámen de Escritores y Artistas de Ponce, 1914, es una joyita musical. Con Chopín por modelo, pero sin plagiarlo, el alma de la artista poetizando las ensoñaciones de la mujer, combina el nostálgico pensamiento temático, con modulaciones, cadencias y giros rítmicos tan espontáneos, que imprimen el sello de original belleza a la armonía del conjunto. Si no abandona el estudio, tiene un porvenir de gloria que reflejará en la patria.

GUTIÉRREZ ESPINOSA, Felipe

Véase la sección Biografías, Capítulo VIII, página 101.

MIRANDA, Luís R

Nació en Utuado el 21 de junio de 1879.

Su vocación por el arte lírico se manifestó desde la niñez, pues frecuentemente sus padres, al notar su falta en el hogar, salían a buscarle y lo encontraban siempre oyendo embelesado la orquesta del pueblo, bien en un baile o ensayando.

Con sus familiares que poseían diversos instrumentos empezó a estudiar solfeo y prácticas del clarinete; después con profesores que ejercieron en Utuado adquirió mayor suma de conocimientos, especialmente con Jesús Muñoz, maestro de piano, – utuadeño procedente del Conservatorio de Madrid – , que le dió lecciones de armonía.

Cuando las tropas americanas formaban campamento en Utuado, él solicitó permiso del Jefe de una banda de música para agregarse a la misma como clarinete. Admitido, en ella practicó lo suficiente para después ser contratado como clarinete solista en la Banda del Regimiento de Puerto Rico, desde su fundación, que dirigía un profesor americano, y al vencimiento del término de este, fué Luís R. Miranda, en 14 de junio de 1901, nombrado Jefe de la Banda, puesto que todavía ocupa y en el cual ha ido alcanzando con tenacidad, constancia en el estudio y noble ambición, el merecido prestigio músico-personal de por goza y que ha hecho extensivo a la Banda.

Primeramente por correspondencia y después aprovechando la estadía, en el País, de Gonzalo Núñez, continuó ampliando sus conocimientos sobre el arte de componer con tanta aplicación, por los frutos empezaron a alcanzar renombre.

Sus obras laureadas en certámenes han sido: Weber, Marcha triunfal para orquesta, primera mención en el certámen de Manatí; La Reina de las Flores, Danza, primer premio del certámen de Bayamón; A Red Red Rose, poema de R. Burns, para orquesta, Lira de oro y $50, segundo premio de un certámen efectuado en Chicago, EE. UU. y Cuarteto en Re mayor para instrumentos de cuerda, $50, Insignia de oro y diploma en el Certámen de la Liga Progresista de Ponce, del cual dice el jurado en su laudo: "La contextura de este cuarteto se asemeja más a la de Hayden y Mozart que a la de Beethoven. El autor de este trabajo tiene aptitudes para cultivar este género de composiciones, pero con mayor acopio de los conocimientos contrapuntales, hubiera podido sacar un partido más ventajoso de los temas expositivos. No obstante, en algunas partes se observan ingeniosas combinaciones que dan relieve e importancia al trabajo, revelando buenas dotes el compositor. La instrumentación no es absolutamente irreprochable; las modulaciones se suceden correctamente de acuerdo con las leyes establecidas, los movimientos están bien equilibrados, aunque acaso el tercero resulte demasiado extenso dada la amplitud de la obra."

32Historie et théorie de musique de l'antiquité. – F. A Gevaert. – Gante, 1876.
33De la alteración o semitono accidental en la tonalidad del canto llano. – Lhoumean, maestro de capilla de San Andrés Niort. – 1879.
34Ricardo Wagner, denomina a las sinfonías de Beethoven: "Las Catedrales de la Música."
35Le habíamos reservado puesto de honor en la sección Biografías, pero nuestros deseos se han frustrado, porque a pesar de las gestiones practicadas entre sus familiares, no hemos podido obtener los datos necesarios. Hacemos la aclaración para evitar malas interpretaciones. – F. C.