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Correspondencia Oficial e Inedita sobre la Demarcacion de Limites entre el Paraguay y el Brasil

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XXIV.
Para que no corra la línea por la cordillera

Exmo. Señor: —

Asumpcion, 19 de Enero de 1793.

Acabo de saber que nuestra Corte ha entablado y está siguiendo sus conferencias con la de Lisboa, á fin de que la linea divisoria, entre los rios Paraná y Paraguay, se dirija por una cordillera que, empezando en el Salto grande del primero de dichos rios, sigue al oeste, paralelamente al curso del rio Igatimí, al sur de este, y continuando despues hácia el norte, declina al oeste para acercarse y besar el rio Paraguay en el estrecho de San Francisco Xavier, situado en 19°, 54' de latitud austral.

Aunque esta novedad no haya llegado á mí con formalidad, como la mas ligera sospecha sea bastante para que yo no pierda momento en acudir con mis conocimientos á aclarar un punto tan grave, me veo precisado á molestar á V. E. para que en primera ocasion dirija al Rey este papel, que no puedo escusar, porque me considero el principal obligado á aclarar la materia, cuya história es la siguiente:

Hace nueve años completos que llegué á esta provincia, sin mas instruccion de sus intereses y de la demarcacion, que la que tiene cualquiera y la que hallé en las instrucciones que me dieron, y no consideré suficientes para perder tiempo ni ocasion de informarme. Y como en el Señor D. Pedro Melo de Portugal, entonces Gobernador de la Provincia, conociese mas luces y celo que en el comun de los gobernadores, hablé varias veces con él; y una me dijo que, respecto á que los mapas y noticias acreditaban la existencia de la mencionada cordillera, y que esta era tal que no admitia mas paso que uno muy angosto, que se podria tomar por lindero: mucho mas, cuando solo cediamos á los Lusitanos el poco espacio que media entre los rios Igatimí y dicha cordillera, y ganábamos por el oeste los grandísimos campos que hay entre ella y el rio Paraguay, desde los 23°-½ de latitud al estrecho de San Xavier.

Me gustó este pensamiento, y lo insinué al Sr. D. José Varela y Ulloa, que era mi gefe, para que me digese si se podria promover: y me respondió que nó, porque ni los tratados ni las instrucciones daban lugar á ello, ni querrian los Portugueses.

Mas adelante, aclarándose mis luces, vine en conocimiento de mis errores, y de que nadie habia entendido este trozo de demarcacion: hallé los rios Igurey y Corrientes que señalan los tratados, y se creian imaginarios, y por fin, conocí y calculé las ventajas de primer órden que dichos rios nos proporcionan. Las escribí á V. E., y V. E. las trasladó al Rey.

Con el actual grado de claridad se vé la ignorancia y perjuicio de las ideas viejas, que son; que la línea vaya por los rios Igatimí é Ipané, ó por la referida cordillera: porque con la primera idea perdemos lo que hay desde el paralelo de Concepcion al del rio Corrientes ó Appa, y lo que media desde el Igatimí al Yaguarey ó Monici, que es el verdadero Igurey de los tratados. Porque, cuando las Cortes celebraron el penúltimo contrato, sabian que dicho Igurey estaba al norte del Salto grande del Paraná, y que era muy caudaloso: cuyas circunstancias anotaron en las instrucciones á los respectivos comisarios, para que lo conociesen; como la de que sus cabeceras estaban próximas á las del rio Corrientes, para cuyo conocimiento tambien les dieron señales por escrito. Todas las referidas circunstancias, y casi identidad en el nombre, se hallan en dicho Yaguarey ó Yaguarí, segun he hecho ver en mis oficios anteriores; y como el último tratado se formalizó innegablemente bajo de la misma fé, creencia y palabra que el anterior; esto es, que el Igurey, sea el que fuere, corre al norte del Salto grande, y con las demas circunstancias, no puede dudarse que el Yaguarey es el Igurey de los tratados.

Con mayor razon debemos desechar la línea por la mencionada cordillera, pues nos quita lo que hay de ella al Yaguarey, sin que ganemos lo que el Sr. Melo y yo nos figurabamos en las vertientes al rio Paraguay: porque, desde el rio Corrientes, para el norte, es tierra anegadiza que no permite llegar á dicho Paraguay.

Cuando lo dicho no baste para que jamas pensemos en tal cordillera, precisamente ha de bastar el saber, que solo existe desde el Salto grande hasta poco mas al norte de las cabeceras del Igatimí, segun estoy informado: por consiguiente, cuando los demarcadores se hallen sin ella, tendrán que acudir á las Cortes para que busquen el modo, y por donde caer al rio Paraguay. Y cuando se quiera pensar en que continúe la línea por lo mas alto de las tierras, supliendo así la falta de cordillera con la lomada ó cuchilla, como esta por lado alguno bese ni se acerque con mucho al rio Paraguay, siempre será imposible bajar á este: y de aquí muchas disputas y una linea interminable.

Ademas de que, como de contado entrabamos cediendo las tierras vertientes al Paraná, desde la cordillera al Yaguarey, ya no tendria cobro lo perdido. Por último, el trozo de cordillera existente segun las ídeas que tengo de ella y la esperiencia en estos países, no podrà demarcarse en muchos años; por lo menos yo tomaria vivir hasta que se acabase; cuya circunstancia sola es suficiente para preferir los rios Yaguarey y el que encabeza con él, pues ambos son conocidos, caudalosos y de todos modos preferibles.

Por si el motivo de tratarse de dicha cordillera fuese el de entablar alguna transacion, aunque, sea la que fuere, siempre nos será perjudicial y contra la justicia y el tratado, diré brevemente lo que mas nos interesa y lo que menos, para que en la necesidad de perder, sea lo menos que se pueda: y para suplir mi mala explicacion incluyo un mapilla1.

Desde la cordillera, que corre al sur del Igatimí al rio Yaguarey, hay muchos y excelentes minerales de yerba, que no se benefician por remotos; pero las tierras pasan por malsanas y de mala calidad, por carecer de barreros, ó tierras salitrosas, sin las cuales no vive aquí sino seis meses toda clase de ganados. Pero, aun cuando produjesen otros frutos, no podrian extraerse sino por el Paraná, que está cortado por el Salto grande: de forma que, dichos terrenos podrán muy bien servir para desierto que separe los dominios: aunque á los Portugueses les pudieran ser mas útiles, porque pueden comunicar con ellos por el rio Tiete.

Por lo que mira á las tierras vertientes al rio Paraguay, desde el trópico ó paralelo de Concepcion al 22° 4', que es el del rio Corrientes, por todas circunstancias se graduan como las mejores del vireynato. Salud, minerales de yerba, barreros, salinas, pastos, aguadas, maderas, y todo lo que aquí se desea, está en ellas; y tenemos el mejor rio del mundo para fomentar sus pobladores y protejerlos. De allí sacariamos abundantes auxilios para las empresas de costa arriba, y para sostener el establecimiento de los Hermanos, y otro que debemos hacer mas arriba, cuando nos dejen á Coimbra y Albuquerque: con lo que seremos dueños de una alhaja muy preciosa, que es el rio, y de Matogroso y Cuyabà, en el primer rompimiento si se quiere: y mientras tanto protejeremos y comerciaremos con los Chiquitos, observando de cerca á nuestros fronterizos.

Desde dicha latitud de 22° 4', hasta pasada la Laguna de los Xarayes, nada valen las tierras orientales del rio Paraguay: porque, aunque en lo interior tengan campos buenos, las inundaciones no permiten acercarse á la costa del rio con bastantes leguas, y por consiguiente no pueden tener navegacion ni comercio.

De forma que si, como lo determinan los tratados, llevamos la linea por el Yaguarey hasta su cabecera principal, y de allí buscamos la principal, mas próxima de otro rio, y caemos por este al del Paraguay, desalojando ademas á Coimbra y Albuquerque, que estan en lo nuestro, no dudo que, antes de muchos años, se verán mis ideas verificadas: porque no es posible que no tengamos las minas de Cuyabá y Matogroso, cuando las podemos atacar con fuerzas competentes, llevadas por el mejor rio del mundo, sin que los Portugueses puedan sostenerlas ni llegar á ellas, sino por el embudo obstruido del rio Tacuarí, en canoas y con los trabajos que nadie ignora.

Ultimamente, esta provincia tiene grave necesidad de los terrenos que hay desde Concepcion á los 22° 4' de latitud, y el solicitarlos y conseguirlos con todo lo demas que he expuesto, no es pedir favor, sino lo que prescriben los tratados y la justicia; pendiendo de ellos el tener ó no dichas minas portuguesas: cuya nacion, teniendo cubierta su navegacion de los rios Pardo y Tacuarí, con espacios casi inmensos de despoblado, no debe pretender reducir á estos pobres vasallos del Rey á una estrechez que no les basta para sus ganados. Tambien deberá acordarse de que cuanto posee lo debe á la generosidad de los Monarcas Españoles.

Nuestro Señor, &c.

XXV.
Sobre la demarcacion

Exmo. Señor: —

Asumpcion, 30 de Abril de 1793.

Para que llegue á V. E. sin lesion el mapa que he hecho del rio Paraguay, lo dí al alferez de fragata D. Anselmo Bardaxí, que salió para esa. En él verá V. E. que la inundaciones anuales de dicho rio no permiten el menor establecimiento á los Lusitanos en su costa oriental, desde el rio Corrientes ó Appa para el norte: pues, aunque el cerro del Pan de Azucar y sus inmediatos no se inunden, segun las últimas noticias, no puede hacerse establecimiento en ellos sin grandes costos, á mi ver, superiores al poder portugues, porque son de peña viva. De modo que, no queda otro arbitrio á nuestros fronterizos que el de fijarse en la angosta lengua de tierra que desde dichos cerros sigue para el este: y aun esto será muy dificil, porque apenas hay tierra, y jamas podrá ser otra cosa que una guardia muy lejana del rio y sin chácras de cultivo.

 

En este concepto vendrá V. E. en conocimiento claro de que, si la raya divisoria sigue dicho Corrientes, como lo exigen los contratos, porque parece que es el que encabeza con el Yaguarey hasta el Jaurú, dejandonos las usurpaciones que nos han hecho en Coimbra y Albuquerque, jamas podràn los Portugueses poseer, ni embarazar la navegacion del rio Paraguay, aunque llegasen á poblar, como lo idean, las tierras que hay al norte de dicho Corrientes. Porque cualquiera poblacion en ellas ha de ser languida, no teniendo minas, ni otros medios de introducir y extraer, que el de canoas por los rios Tacuarí, Pardo y Tiete, escasos de agua mucha parte del año, y llenos de arrecifes.

Al mismo tiempo verá V. E., que para comunicar esta provincia con la de Chiquitos hay dos caminos marcados en el mapa: el que empieza donde la Sierra de San Fernando, y pasado un poco el pueblo de Albuquerque, es el que llevó Juan de Oyolas fundador de esta ciudad, y por él llegó á las sierras del Perú. Segun las noticias antiguas y modernas que he podido adquirir, no tiene obstáculos, y puede abrirse para carretas, que podrán surtir los Chiquitos, poblando de nuevo las estancias que tuvo el pueblo del Corazon, ó llevando de Santa Cruz de la Sierra algunos pobladores.

Por él fueron los quince Portugueses de Albuquerque, de que dió aviso á V. E. poco há el Gobernador de Chiquitos, protestando iban à buscar negros fugitivos. El mismo fué muy frecuentado de los bárbaros Mbayás, cuando en tiempo de los Jesuitas iban á atacar á los Chiquitos, quienes lo embarazaron con un presidio, que obligó á los bárbaros á abrir el camino que vá marcado mas al sud, empezando en los 20° de latitud, y es malo, bajo, pantanoso, y tiene que atravesar el grande bosque que habitan los bárbaros Ninaquiguilas.

El famoso conquistador Domingo Martinez de Irala siguió otro camino, que empezó en el puerto que llamó de los Reyes, y es precisamente una de las dos lagunas que hay al oeste de este rio, en la latitud de 17° 57' y 17° 50': de allí tomó recto al oeste, y penetró por los Chiquitos hasta el Perú. Por el mismo fueron à Santa Cruz y Chuquisaca, el Gobernador Francisco Ortiz de Vergara con multitud de gentes, y el Obispo Latorre con Nuflo de Chaves en tiempo de la conquista, sin que ningun historiador nos diga que hallaron embarazos. En efecto pocos parece que pueden ser, porque no hay por allí nacion guerrera, y la distancia, desde dicha laguna ó puerto de los Reyes al actual pueblo del Santo Corazon, no pasa de nueve leguas, segun se ve en dicho mapa.

El sitio, donde avisé à V. E. el 19 de Julio de 1792 que habia antecedentes para creer que tenia minas de oro y diamantes, es la Sierra de San Fernando: añadiendo ahora á lo dicho entonces, que seguramente las minas que el historiador Herrera dice descubrió Nuflo de Chaves, estaban en dicha sierra; porque Chaves no vió, ni pudo ver otra en su derrota. Agrégase ademas, que las historias nos dicen que los indios habitantes de dicha sierra llevaban colgadas de las narices piedras cristalinas de varios colores, y sabemos que aun hoy cuelgan de las mismas narices alhajuelas, que no pueden obtener si no en dicha sierra, porque ni salen de ella, ni comunican con otros.

El haberse establecido en Coimbra y Albuquerque los Portugueses, su resistencia á abandonarlos, y el afán á sostenerlos contra lo literal de los tratados, es para mi otro indicio que, junto á lo que dije el dicho 19 de Julio, y á lo que refieren las historias de las piedrezuelas, me dejan poca duda de que hay minas de oro y diamantes en dicha sierra. Por lo menos no podemos prudentemente dudar de su existencia: que si fuese cierta, como la presumo, pudiera alterar el sistema del comercio, y desde luego, el valor de la pedreria que venden los Portugueses y que recogen en las sierras vecinas.

Tambien se impondrà V. E. de que los Lusitanos, con sus establecimientos de Coimbra y Albuquerque, son dueños no solo de la navegacion del rio, de los caminos, únicos que podemos abrir à los Chiquitos, y de dicha sierra y sus minas, sino tambien de que no hay medio para verificar lo que el Rey determinó y mandó á este Gobernador: – esto es, de cortar à los Portugueses su tránsito á los Chiquitos.

Por último, à fin de no molestar, dicho mapa hace palpable, que si lo fronterizos nos dejan, como es justo y lo exigen los tratados, á Coimbra y Albuquerque, que sobre estar en lo nuestro, tienen contra sí estar en la costa de rio, que es lugar prohibido por el tratado, y si la raya divisoria va por el Corrientes, nunca podràn dominar el rio, ni disfrutarlo en otro tiempo que el de nuestra voluntad: que las flotas de Cuyabá y Matogroso caeràn en nuestras manos en la boca del rio Tacuarí, ó mas arriba: que podremos en la paz chupar de sus riquezas por un comercio que, en mi juicio, ha de sernos ventajoso sin perjuicio: que podremos francamente comunicar con los Chiquitos, y entrar en las labores de las minas, que parece indudable hay en la Sierra de San Fernando: que los famosos establecimientos de Matogroso, Cuyabá y Sierra del Paraguay, serán precarios á sus ilegitimos dueños, y que al fin caeràn en nuestras manos con el tiempo, y sin mas trabajo que permitir à los Paraguayos que pueblen hasta el rio Corrientes, y hacer que los Chiquitos acerquen las estancias, y una vigía desde el pueblo actual del Corazon; y mandar al gefe de Cochabamba que funde un pueblo de Españoles hàcia la laguna ó Puerto de Candelaria, que creo que hoy llaman de la Cruz, esto es, en el camino de Oyolas; con cuyas escalas los Paraguayos subirán sin dificultad por el rio.

Por el contrario, si llega la lìnea divisoria à dicho Corrientes, quedando los bellos campos que hay libres de inundacion al sur de él, para los Portugueses, podràn estos obstruir todos nuestros designios, poblando y fortificando la costa. Igualmente si quedan por ellos Coimbra y Albuquerque, ó uno de los dos, serán àrbitros de nuestros caminos á Chiquitos, y atravesarán nuestras ideas cuando gusten. Las raras circunstancias locales no admiten medio: ó la demarcacion va por donde debe, esto es, por los rios Corrientes y Paraguay, quedando por nosotros Coimbra y Albuquerque, ó nó. Lo primero, que es lo justo, nos traerá mil utilidades, y entre ellas el dominio de los minerales portugueses: y con lo segundo todo lo perderemos, como tambien los Chiquitos.

La gravedad del asunto estimularà à V. E. á no perder momento en remitir al Rey estas reflexiones con dicho mapa, quien ademas es una demostracion palpable de cuanto he escrito á V. E. sobre esta demarcacion, en mis cartas de 13 de Octubre de 1790, 20 de Junio de 1791, 19 de Julio de 1792, y 19 de Enero de este año, cuyas reflexiones reproduzco.

Espero que V. E. abreviarà la remision de esta carta y mapa à S. M., añadiendo las reflexiones que no alcanzo; mientras me queda la satisfaccion de haber hecho cuanto he podido para aclarar unas ideas las mas interesantes y graves que pueden ocurrir en el vireynato: aunque por mi mala explicacion y poco concepto, como por ser nuevas, temo que no hagan la impresion que exige su importancia, y que en breves años la experiencia pondrà de manifiesto.

Nuestro Señor, &c.

1No lo hemos hallado en el borrador autógrafo del Señor Azara.– El editor