Dimensiones de la migración en Colombia.

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elementos económicos, […] la regularización migratoria de estas poblaciones como una opción con miras de superar una provisionalidad documental en un país que le puede ofrecer mayores beneficios, […] la desfronterización de la población refugiada, tanto del lugar de proveniencia como del lugar de destino, como de la creciente tendencia económica y migratoria de la ubicación sectorial laboral han sido elementos de persuasión para la creciente regularización de la migración colombiana en Ecuador. (Polo, Serrano y Cardozo, 2019, p. 149)

Dentro de la tendencia migratoria dominante en la región, y contraria a la naturaleza de los anteriores casos, Chile es un destino sui generis dentro de las lógicas de la migración colombiana en los destinos consolidados en América del Sur. Dentro de sus diversas particularidades, no solo resalta su gran atractivo como destino de vanguardia económica y de proximidad cultural al colombiano, sino que también ha sido un destino directamente condicionado por los procesos derivados del reasentamiento de refugiados en el norte de Chile. Estas condiciones han influenciado directamente en las condiciones de dispersión territorial de la diáspora, en la que no solamente se ha enfocado en la Región Metropolitana de Santiago, sino que también ha gravitado sobre otros centros de gran importancia económica, como lo han sido regiones como Valparaíso y Antofagasta, ya que

el impacto colateral de los migrantes hacia Chile por el programa de reasentamiento de 1999, el cual influyó en un ‘efecto llamado’ que provocó el aumento de las migraciones hacia las regiones del norte de Chile, caracterizadas por su alta producción minera y fácil acceso por tierra desde el punto fronterizo de Chacalluta en Perú. (Polo y Serrano, 2018c, p. 185)

En las características de esta tendencia, se destaca el crecimiento exponencial que ha recibido esta migración durante los últimos 17 años. Se ha pasado de estimar la presencia de 4.097 colombianos en Chile para 2002 a registrar la cifra de 100.242 según el último registro censal del INE (ver tabla 3). Este crecimiento vertiginoso se ha dado como resultado de diversos factores que afianzaron la migración colombiana en este país, en el que la existencia de un creciente potencial económico, la relativa proximidad geográfica y diplomática entre ambos países, la posibilidad de la transitoriedad por vía terrestre para ingresar a Chile, la remigración proveniente de países como Ecuador, Perú y Argentina, entre otros elementos, han configurado una posibilidad logística sin precedentes para Chile como destino migratorio del colombiano.

Dentro de los destinos en vías de consolidarse como destinos tradicionales, tales como Brasil, Argentina y Perú, estos se han caracterizado por ser destinos de relativa proximidad geográfica y cultural que, por la permanencia de elementos condicionantes dentro de dimensiones de orden económico, político y social, no han sido plenamente determinantes en su consolidación como un país receptor de flujos sostenidos de migrantes colombianos durante los últimos años. De los tres países mencionados, resalta el caso de Argentina como un destino que todavía no se ha afianzado dentro del proceso migratorio de la diáspora colombiana. La naturaleza de las migraciones colombianas, a pesar de tener una predominancia marcada por las migraciones estudiantiles, así como de una dispersión territorial de baja escala centrada en la población de la zona metropolitana de Buenos Aires (Polo & Serrano, 2018d, p. 148), las condiciones de deterioro económico, inflación y desempleo han influido directamente en el inicio de un proceso de decrecimiento demográfico, pasando de 17.576 colombianos registrados en 2010, a 8.791 para 2019 (ver tabla 3); condición que rompe con una tendencia de crecimiento notable percibida entre 2001 y 2010. En complemento de lo anterior, es posible mencionar que

el avance migratorio de los últimos quince años de la población colombiana en Argentina se ha definido por un proceso de ralentización, […] experimentando un escenario de transición económica que ha derivado en un progresivo deterioro de la economía que, con las consecuentes reformas económicas realizadas desde 2015, han derivado en unas condiciones que han sido menos favorables para la proliferación de la migración. (Polo & Serrano, 2018d, p. 147)

Por otra parte, otra de las condiciones características de estos destinos ha sido su condición híbrida, que comparte tanto elementos migratorios de país fronterizo como de destino migratorio de focalización migratoria lejana. Las migraciones colombianas en Brasil han experimentado un crecimiento sostenido en el que ha comenzado a invertir la tendencia migratoria de que haya una predominancia migratoria en la región del Río de la Plata sobre el aporte relativo de la diáspora colombiana en este país. Por ejemplo, se ha pasado de registrar 6.851 colombianos residentes en Brasil para 2010, a estimar la presencia de 9.211 para 2017 (ver tabla 3), lo cual tiende a superar el volumen de dicha población en Argentina. No obstante, es importante resaltar dos tendencias que se han consolidado como dominantes en estos procesos migratorios. En primer lugar, la presencia de migraciones, tanto laborales como estudiantiles, de corta duración focalizada en los principales centros urbanos del sudeste y sur de Brasil, en el que “gran parte de los colombianos en Brasil son estudiantes o funcionarios de empresas transnacionales […] que cuenta con estudios profesionales labora en compañías o son independientes (sic)” (Cancillería, 2015; en Polo, Serrano & Triana, 2018e, p. 125). Por otra parte, en los movimientos transamazónicos que comprenden los países que están dentro de la cuenca hidrográfica del río Amazonas, se comparte una tendencia similar a la migración fronteriza mediante la interacción fluvial y aérea, además de la condición de comunidades transfronterizas de las poblaciones indígenas, lo cual reduce considerablemente su radio de amplitud geográfica pero, a su vez, aumenta la fluidez de estos intercambios. Acorde con estas tendencias,

personas de ambos países traspasan a diario la línea limítrofe por su recorrido de la vivienda al trabajo, en busca de bienes y servicios según las disponibilidades locales o lo que resulte más conveniente adquirir en uno u otro lado, más aún cuando al menos el 40 % de la población de Leticia, Tabatinga y Santa Rosa tienen triple nacionalidad: colombiana, brasileña y peruana. (Ramírez, 2006; en Polo, Serrano y Triana, 2018e, p. 129)

Por último, el caso de Perú se destacó, hasta hace poco, como uno de los destinos migratorios de la región con menor variabilidad en la dimensión del volumen de la población colombiana. Aunque Perú ha sido un país próximo a Colombia, en el que ha tenido un auge turístico y económico reciente que ha significado una gran inversión extranjera, gracias a “fortalezas que lo vienen sosteniendo: estabilidad económica, rentabilidad, atractivos turísticos, culinarios, nuevas posibilidades para propios y extraños” (OIM, 2012c, p. 41). Sin embargo, la migración colombiana en este país no ha significado ser un componente de peso mayoritario. Dentro de las diversas particularidades, y en similitud con la condición híbrida de Brasil como destino migratorio, Perú comparte características de país de destino migratorio, de tránsito y de interacción fronteriza que, a su vez, ha estado directamente marcado por la invariabilidad del tamaño de esta población, a pesar de que se registra un incremento limitado de 3.612 registrados para 2010, a 8.588 para 2017, según el más reciente censo del INEI (ver tabla 3). Acorde con lo anterior, se resaltan dos elementos: “el surgimiento de nuevas tendencias migratorias de dicha población con respecto a los destinos como Chile y Argentina se han destacado como nuevos destinos migratorios de considerable proporción migratoria para el colombiano, así como la perfilación a Perú como un país plataforma para la remigración del colombiano hacia estos países” (Polo, Serrano & Jiménez, 2019e, p. 160-162).

Finalmente, respecto de los países en fase exploratoria de la diáspora colombiana tales como Bolivia, Uruguay y Paraguay, además de mantener la tendencia general del incremento de la diáspora colombiana al exterior durante la tercera ola migratoria, el crecimiento del número de colombianos se ha visto directamente afectado por la existencia de destinos próximos de mayor atractivo, además de ofrecer algunas condiciones de tránsito migratorio para llegar hacia otros destinos. Bolivia, dentro de los tres destinos comentados, se ha perfilado como el de mayor crecimiento de la diáspora, en el que se registró un incremento que registró de 2.086 colombianos para 2012, a estimar la presencia de 3.236 para 2019 (ver tabla 3). Esta condición se puede caracterizar así: además de las facilidades que tienen los colombianos para migrar a Bolivia acorde con la vigencia de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) como eje articulador diplomático y migratorio, puede estar experimentando una condición similar a los países emergentes anteriormente estudiados en América Central como un posible foco de apertura de negocios e inversiones de orden privado como consecuencia del reciente auge económico de Bolivia durante los últimos cinco años.

En el caso de Uruguay, la población colombiana ha sido una de las de mayor dinamismo en su crecimiento entre 2011 y 2015 (Mides, 2017, p. 44), la cual se ha incrementado de 749 colombianos para 2011, a 1.945 para 2017 (ver tabla 3). No obstante, una de las posibles razones por las cuales Uruguay no se ha consolidado como un destino dominante dentro de las migraciones colombianas puede obedecer al fuerte influjo de Buenos Aires como centro económico de la región, en el que ha tendido a centralizar las migraciones que se radican en esta región. No obstante, es posible que a raíz del deterioro económico argentino, Uruguay pueda tener mayor protagonismo como destino de remigración, dentro del cual los colombianos podrían seguir manteniendo una tendencia de crecimiento dinámico. Por último, Paraguay no se ha logrado establecer de forma continua como un destino de migración atractivo para el colombiano. A pesar de la vigencia del Convenio de Nacionalidad entre Colombia y Paraguay en 1980, en el que los colombianos pueden disponer del derecho a reclamar la nacionalidad paraguaya, no ha habido una presencia relevante de los colombianos en este país, a pesar de registrar un crecimiento importante de 652 personas para 2012, a 933 para 2017 (ver tabla 3). Este caso puede compartir similitudes tendenciales con el caso de Uruguay, además de que Paraguay no ha sido un destino de confluencia migratoria general durante las últimas décadas.

 

Conclusiones

Las condiciones actuales de la migración colombiana en Norteamérica se han caracterizado por estar directamente influidas por elementos económicos y culturales, además de mantener condiciones tendenciales tanto del volumen como de los flujos migratorios de los colombianos hacia estos destinos, que la han determinado como una región de gran impacto dentro de la diáspora. Sin embargo, la proporcionalidad acentuada a la predominancia migratoria de Estados Unidos es nutrida por el establecimiento de elementos determinantes en el establecimiento de un sistema migratorio que ha podido perdurar a lo largo del tiempo, tanto por el establecimiento sostenido de instituciones culturales de la migración, como por el fortalecimiento de una comunidad migrante que facilita los procesos de adaptación social dentro de los países receptores.

Dentro de los procesos migratorios en América Central y el Caribe, se resalta la presencia de tendencias marcadas por las diversas lógicas políticas y sociales, tanto fronterizas como transnacionales, en las que ha gravitado la presencia de casos de refugio. No obstante, a pesar de dicha predominancia, estos procesos no son el principal factor de impulso de las migraciones colombianas en las regiones, puesto que se manifiesta un proceso de diversificación de intereses y condiciones migratorias que han prohijado expansiones comerciales facilitadas por procesos de articulación económica de orden regional. Las inversiones y la expansión de mercados ha sido un vehículo de fortalecimiento migratorio que ha permitido consolidar una influencia considerable dentro del plano económico de la región, la cual ha profundizado los procesos migratorios dentro de la región más allá de destinos consolidados como Panamá, Costa Rica y México.

Tabla 3. Evolución del número de colombianos en América del Sur, 1990-2019


Fuente: elaboración propia basada en datos censales oficiales de cada país compilados por el Proyecto IMILA-Celade y REDATAM de la Cepal (2019).

*Los datos con asteriscos fueron tomados de estimaciones de Naciones Unidas (2017 y 2019).

Por último, es posible concluir que las migraciones en América del Sur se han caracterizado por los diversos elementos que la componen, cuyas condiciones van desde el establecimiento de destinos migratorios de larga data, pasando por la consolidación parcial o total de destinos intermedios, como la existencia de destinos aún lejanos en la mentalidad del migrante colombiano. Dentro de sus diversas tendencias, es posible aducir los diversos perfiles de los países revisados, lo cual señala de manera general y casi unánime el fenómeno de expansión demográfica de la diáspora colombiana durante la tercera ola migratoria. A pesar de las diversas particularidades de cada uno de los casos revisados, las cuales son una veta inacabable para investigaciones futuras, se mantiene una tendencia dominante sobre la naturaleza del colombiano al migrar y sus diversos perfiles que, a pesar de mantener una relativa similitud, se adaptan a las diferentes condiciones a las que se somete al momento de migrar.

Figura 2. Emigración colombiana en América


Fuente: Proyecto IMILA-Celade de la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas (2017) y United Nations Global Immigration Stock Database (2019).

Europa

Los flujos migratorios de Europa a América Latina se impusieron desde el descubrimiento del continente americano en el siglo XV. Este acontecimiento histórico permitió la migración de europeos a América Latina y, así mismo, pequeños flujos de América a Europa. El resultado de esta dinámica fue el cambio poblacional del continente americano con la llegada de los europeos y con ellos los africanos como esclavos. Estos dos momentos fueron los primeros sucesos en materia migratoria en que ambos continentes tuvieron flujos migratorios entre sí. En la actualidad, la migración latinoamericana a Europa está liderada por Brasil, Colombia, Ecuador y México, esto dependiendo del país de destino y la razón por la cual migran en primera instancia. El caso colombiano, según las cifras censales de los países estudiados, representa entre el segundo y tercer grupo de latinoamericanos en los diferentes territorios.

Es por eso que este acápite se centra en la migración colombiana transcurrida en las últimas décadas en Europa y, a su vez, la dinámica migratoria en dicha región, la cual es dividida de la misma forma que lo hace la Cancillería de Colombia separando a Europa, en 461 países, donde los más significativos en flujos migratorios de origen colombiano son España, Italia, Francia, Alemania y Reino Unido. Por ende, estos países son el centro del análisis de este acápite, no solo porque representan cuantitativamente la mayor presencia de colombianos, sino también porque simbolizan, cualitativamente, el perfil del colombiano en Europa.

Europa se ha caracterizado por sus migraciones, en búsqueda de nuevos territorios durante los procesos de colonización y conquista de varios países del mundo. En efecto, la colonización de América Latina marcó los principales destinos y flujos migratorios desde y hacia Europa, luego, con los hechos que propagaron las guerras del siglo XX y las masivas oleadas de personas huyendo de dicha situación hacia otro país e incluso hacia otro continente, fue la época de mayor emigración europea al continente americano después de los respectivos periodos de independencia de las antiguas colonias.

Cabe aclarar que la emigración europea marcó una tendencia durante 25 años, debido a que se redujo de forma generalizada la emigración, haciendo que existiera un mayor número de inmigrantes en la región. Esto ha ido cambiando en los últimos cinco años, cuando la emigración europea volvió a aumentar hasta los casi 20 millones, un nivel similar al de 1990 (OIM, 2018). Es decir, en Europa en la década de 1990 se registraba “prácticamente la misma cantidad de europeos viviendo fuera de Europa que ciudadanos no europeos viviendo en la región” (OIM, 2018). Esta fue la única vez en la historia migratoria europea que existió un equilibrio entre los residentes no europeos dentro de la región y los europeos fuera de Europa.

En la actualidad, de los 244 millones de migrantes internacionales registrados en 2015, 76 millones se encuentran viviendo en Europa (Undesa, 2016). Además, según el último informe de la OIM, asegura que “la población de migrantes no europeos en Europa superó los 35 millones” (OIM, 2018). Más allá del análisis cuantitativo, habría que decir también que la situación migratoria actual en Europa representa un debate continuo sobre los temas relacionados con la migración en tres dimensiones. En primer lugar, el aspecto político y el auge de los diferentes partidos políticos en contra de la migración, en segundo lugar, las grandes oleadas de inmigrantes tras la crisis siria y las diferentes problemáticas africanas. Por último, la desinformación social y aspectos cotidianos de los ciudadanos de los respectivos países.

A pesar de eso, Europa sigue siendo la región con más migración intrarregional, los ciudadanos europeos migran dentro de la región, lo cual es “posible gracias a los acuerdos de libre circulación, que permiten que los ciudadanos crucen las fronteras internas sin ser some-tidos a controles fronterizos” (OIM, 2018). Dicho de otra forma, el espacio Schengen2, que no solo facilita el movimiento humano entre países, sino también actúan en bloque si un extranjero quiere visitar dichos territorios como turista, en el caso colombiano, desde el 3 de diciembre del 2015 no es necesario una visa de turista pero debe contar con los documentos requeridos para su ingreso a dicho territorio (Cancillería, 2015). Al mismo tiempo, fuera del espacio Schengen, en la región son muy pocos los países que exigen una visa para su entrada a los colombianos, estos son Irlanda, Reino Unido, República Belarús y Ucrania (Cancillería, 2016).

Ahora bien, profundizando el caso colombiano, la tendencia de flujos migratorios a Europa se fortaleció a partir de la segunda mitad del siglo XX, donde España se perfiló como el principal país de destino de las migraciones colombianas a Europa. Es probable que la comunidad colombiana haya considerado este país debido a la cercanía histórica, a la similitud en las costumbres y, sobre todo, por la facilidad lingüística al hablar el mismo idioma. Asimismo, hasta el año 2002 con el proceso de la Unión Europea se estableció como requerimiento de entrada la visa Schengen. En otras palabras, antes de esa fecha no existía una visa para los colombianos que querían ingresar a varios países europeos como Francia, Italia y España, esto representaba una ventaja comparativa en relación con Estados Unidos, que implicaba un costo mucho mayor que migrar a Europa.

De este modo, España se convierte en uno de los cuatro principales focos de migración colombiana, tal como lo afirma Mejía, “entre 1998 y 1999 más de 11.000 nuevos residentes procedentes de Colombia, [llegaron a España] como preámbulo de una gran oleada, que continuó durante toda la primera década del siglo y alcanzó su valor máximo de llegadas (71.575) en 2001” (Mejía-Ochoa, 2012). De igual manera, según Migración Colombia (2018), el número sigue creciendo, para el año 2018 ingresaron 810.6043 colombianos, lo cual demuestra una tendencia de crecimiento constante de los flujos de emigrantes colombianos en España. Igualmente, según la base de datos de OCDE en Migración para el 2017 habían 362.152 colombianos como residentes en dicho país (OCDE, 2019), lo que significa el mayor número de colombianos en Europa.

De igual forma, el aumento de la emigración colombiana a España también significó el incremento de los flujos a otros países europeos, como lo son: Italia, Francia y Alemania; países con mayor cantidad de migrantes nacidos en Colombia hoy en día. Habría que decir también que la migración colombiana se ha encontrado “sesgada”, de cierta manera, por las grandes olas de migrantes que han llegado a Europa, para citar algunos ejemplos, la llegada de los africanos a Francia y España, los polacos en Alemania, los rumanos en Italia, o los indios en Reino Unido. Estos grupos migratorios hacen que el porcentaje de colombianos no represente la misma relevancia en cifras, ni mucho menos a la hora de establecer estudios referentes a la comunidad colombiana en dicho continente, que la importancia dada a los ejemplos citados anteriormente.

Pues, a su vez, la llegada de los colombianos a Europa incrementó debido a la creación de redes sociales receptoras, refiriéndose al conjunto de conexiones entre personas que ayudan a establecer particularidades que facilitan la llegada y traslado a un lugar determinado (Gincel Collazos, 2010). Estas redes se convierten en la principal razón por la cual se incrementan las migraciones colombianas a Europa, donde el imaginario del apoyo en la búsqueda de vivienda e incluso de trabajo hace que se tome la decisión de migrar y facilitando a su vez el proceso de adaptación en los países de destino.

 

En Europa, se dio en un primer momento a España, tal como se analizó anteriormente. Sin embargo, muchos de estos colombianos una vez obtuvieron “la nacionalidad española, deciden volver a migrar a países vecinos, tendencia que se hizo visible a mayor dimensión desde la crisis económica del 2008” (Entrevista n.o 3, mujer, 9 de enero de 2019), donde sucedieron dos fenómenos migratorios relacionados al contexto del momento. Por un lado, el retorno a Colombia, siendo un caso atípico en comparación con los otros países latinoamericanos debido a los pocos colombianos que retornaron. Por otro lado, la mayoría de los inmigrantes colombianos decidió volver a migrar, hecho que representó nuevas problemáticas asociadas al país de destino como una nueva cultura, un nuevo entorno y, sobre todo, un nuevo idioma.

Este último factor es el más controversial, dado que las diferentes comunidades de connacionales permitieron crear un entorno donde no es necesario aprender el idioma del país de residencia, el claro ejemplo de esta situación es Elephant and Castles en Londres, un centro comercial que se convirtió, paulatinamente, en el epicentro de la comunidad colombiana en Inglaterra, donde es posible “conseguir cualquier producto colombiano, comprar una propiedad en Colombia, hablar español” (Entrevista n.o 10, hombre, 1 de febrero 2019) y realizar cualquier actividad como si estuviera en Colombia. Otro ejemplo son los barrios

en donde hay numerosos hogares de colombianos, los apartamentos son espacios abiertos; los vecinos comparten un momento de su tiempo con las otras familias, y en varios casos los amigos llegan sin avisar, tal y como se acostumbra en ciertas regiones de Colombia. (Gincel Collazos, 2010, p. 71)

La cuestión lingüística es una de las características más subrayadas dentro de la población colombiana en países como Francia, Alemania o Reino Unido, donde los testimonios reafirman esta hipótesis, puesto que conocen colombianos que no hablan el idioma del país de residencia. Empero, en general, los casos de personas que no poseen conocimiento lingüístico son personas que llevan alrededor de 20 años en dicho país, que laboran en trabajos de limpieza y construcción o que reciben alguna ayuda económica del Gobierno, los cuales se relacionan socialmente, solamente, entre la comunidad colombiana.

Aunque de manera general no existe el equivalente de una “pequeña Colombia” (GIZ & CIM, 2015) o el barrio colombiano, más allá de un centro comercial como es el caso de Londres o todo un vecindario de colombianos, de este modo se cree que el constante “sentimiento básico de desconfianza” (GIZ & CIM, 2015) hace que en muchas ocasiones no exista una comunidad organizada y consolidada a gran escala dentro de los países europeos (GIZ & CIM, 2015). Evidentemente, la comunidad colombiana en Londres es la unión de connacionales más desarrollada al contar con un centro comercial, esto se puede presumir dado a la larga data de los colombianos en dicho territorio, puesto que la principal razón de este proceso fue debido a que el Reino Unido, en los años setenta, “autorizó el enganche de mano de obra no calificada para empleos en los sectores de servicios comerciales, industria hotelera y restaurantes. La mayoría de emigrantes fueron mujeres, provenientes de los departamentos del Viejo Caldas y el Valle del Cauca” (Cárdenas & Mejía, 2006, p. 5).

Esto sirvió para la creación de redes sociales y, a su vez, la llegada de futuras migraciones al Reino Unido. En las últimas décadas, la comunidad colombiana se ha diversificado en diferentes profesiones más allá de los primeros casos de los años setenta, asimismo, después de la crisis española se convirtió en el primer país de “remigración” colombiana en Europa, es así como, según el registro de Office for National Statistics, los colombianos son la población latinoamericana de habla hispana más significativa y la segunda originaria de América Latina después de Brasil (ONS 2016). En la actualidad, aproximadamente 22.703 colombianos (OCDE, 2019) viven en Reino Unido, lo que lo cataloga entre los 5 países europeos con mayor población colombiana.

De igual modo, como factor denominador, la gran mayoría de los colombianos en Europa se concentra en las grandes ciudades, ya sea por ser la capital oficial del país o por ser el centro financiero de este; la mejor ilustración de esta afirmación es Alemania, donde la población colombiana para el 2017 era 22.190 (OCDE, 2019) convirtiéndose en el tercer país latinoamericano con más población en su territorio, la cual se distribuye, principalmente, entre Berlín (11 %), como capital del país, y Fráncfort (7 %)” (GIZ & CIM, 2015), como centro económico, siendo la segunda ciudad con más colombianos en Alemania. “Relativamente pocos colombianos han elegido asentarse en los nuevos Estados federados” (GIZ & CIM, 2015). De igual forma, sucede en los demás países europeos.

Asimismo, en Francia, la mayoría de los migrantes colombianos se encuentran en París (Gincel Collazos, 2010), pues es la ciudad francesa que representa las dos características mencionadas anteriormente, “en Francia, la dinámica de la migración colombiana ha sido tan acelerada que los colombianos llegaron a ser el segundo [país] […] después de los brasileños” (Gincel Collazos, 2010, p. 64), tal como lo muestra la tabla 4, donde se reflejan los resultados de los censos de 1982, 1990 y 1999 en los que se percibe un incremento sustancial durante estos periodos.

Tabla 4. Evolución del número de colombianos en Francia, 1982-2019


Fuente: elaboración propia con información de Institut national de la statistique et des études économiques (2014) y de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (2019)

Hoy en día, hay alrededor de 27.644 migrantes colombianos (OCDE, 2019) que se encuentran viviendo en Francia, empero, la migración irregular dificulta los diferentes procesos censales en estos países. Si bien las estadísticas en temas migratorios se contradicen entre sí, en Francia “hay algunos cálculos hechos a partir del número de solicitudes de regularización depositadas en las prefecturas de policía. Según algunos especialistas en el tema, esas solicitudes tendrían que multiplicarse por veinte para estimar la cifra real de colombianos” (Gincel Collazos, 2010, p. 65).

No obstante, sería una estimación exagerada a comparación de las cifras oficiales. Tal como lo muestran las tablas, evidentemente, la población colombiana en España es considerada superior a los demás países europeos, asimismo, el incremento de colombianos en Reino Unido, después de la crisis económica del 2008, le da más solidez al argumento de la “remigración” desde España a los países vecinos, sobre todo al Reino Unido, duplicando en 10 años la cifra de colombianos que alcanzó los 24.649 en el 2010.

La migración colombiana en Italia representa otra característica dentro del perfil colombiano en Europa, en donde predomina la migración femenina, así “se verifica una alta feminización de los flujos con el patrón migratorio de las mujeres […] que, una vez adquirida una cierta estabilidad estructural, ponen en marcha procesos de reunificación familiar” (Ciurlo, 2014, p. 130). No obstante, la población colombiana en Italia mantiene la misma tendencia que en el inicio del siglo XXI, en temas laborales representa una diferenciación en la migración altamente calificada, pues la ausencia de acuerdos académicos binacionales dificulta la búsqueda y la aceptación en un empleo acorde a la experiencia y estudios realizados. En resumen, tal como Ciurlo (2014) concluye, “en este momento Colombia está perdiendo capital humano mientras que en Italia este capital se desperdicia”.

No obstante, Italia es el segundo país europeo con mayor número de colombianos residiendo en su territorio; según la base de datos de la OCDE, para el 2017 había 40.227 colombianos residentes en dicho país (OCDE, 2019), por lo que se puede presumir que esa cifra no ha cambiado radicalmente en Italia. La Santa Sede, a pesar de estar ubicada geográficamente dentro de Italia, cuenta con personalidad de ciudad-Estado, por lo cual tiene sus propios flujos migratorios separados a los de Italia. Desde el 2013, según Migración Colombia, se inicia un flujo de migrantes entre Colombia y la Santa Sede, pasando de no tener información a una media de 40 colombianos que residen en dicho territorio.