Una cosa sencilla

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Los comentarios más tempranos del Yoga Sutra fueron escritos por el antiguo sabio Vyaas (un Vyaas diferente de mi profesor de sánscrito). En su comentario, describe cómo la mente posee cinco patrones básicos, o estados. (13) Podemos ver con claridad que estos cinco patrones no han cambiado para nada en estos dos mil años. Los primeros dos estados no son propicios para la práctica del yoga, pero los últimos tres sí lo son. Sin embargo, solo los dos últimos estados favorecen el samadhi, o la completa concentración. Podemos describir estos estados como:

1. inquieto

2. aturdido

3. distraído

4. unidireccionado

5. totalmente inhibido

Una persona con la mente agitada nunca querrá practicar yoga, porque no podrá mantenerse enfocada durante ningún período de tiempo. La mente salta de aquí para allá, nunca se encuentra fija ni siquiera por un momento, como si padeciera un Trastorno de Déficit de Atención (TDA). Conozco a muchas personas con TDA que son muy productivas y exitosas, pero tienen problemas con la práctica del yoga de forma consistente, y con frecuencia encuentran que las prácticas como la Meditación Trascendental (MT) son más accesibles para ellas. Una persona con una mente aturdida está obsesionada con sus problemas, y rumia, da vueltas y se mortifica con sus pensamientos. Todos hemos experimentado un problema, un conflicto, una pena o una decepción que se convierte en la única cosa en la que podemos pensar, a veces hasta el punto de que nuestra familia o nuestros amigos nos sacuden y nos dicen “¡Supéralo de una vez!”. La mente aturdida la pasa muy mal en cualquier tipo de práctica contemplativa, o al hacer cualquier cosa, en realidad, a excepción de obsesionarse con sus propios problemas. El trastorno obsesivo compulsivo es un ejemplo extremo de una mente aturdida.

La mente distraída –una extraña descripción de la mente de un practicante espiritual– es el estado de la mente de la mayoría de aquellos que practicamos yoga. Somos capaces de concentrarnos por breves períodos de tiempo, pero enseguida volvemos a la distracción. Este es un estado de la mente que casi todos los practicantes de yoga conocemos bien: podemos mantenernos enfocados por un rato, y luego nuestra mente empieza a deambular; y una de las actividades básicas que entrenamos en nuestra práctica de yoga es la posibilidad de regresar al lugar de inicio, y es alcanzable incluso para una mente propensa a la distracción. Este es uno de los sellos distintivos de la mente distraída, que puede estar calma durante un momento e inquieta al instante siguiente. Ese cambio de estado que ocurre en la distracción es también el estado que nos enseña cómo empezar a aprovechar el poder de la atención: tenemos la opción de trabajar en sujetar a la mente cuando empieza a estar inquieta. Las personas con este tipo de mente han experimentado tanto la calma como la distracción, y les gustaría fortalecer su habilidad para permanecer en un estado más calmo y relajado. Es por esto que se dice que la mente de una persona que viene a practicar yoga está predominantemente en este tercer estado, el estado distraído. Si te identificas como una persona cuya mente es propensa a la distracción, entonces tengo buenas noticias: ¡eres el perfecto candidato para el yoga!

Los últimos dos estados de la mente –unidireccionado y totalmente inhibido– son el terreno en el que el samadhi puede manifestarse. Según las palabras de Swami Hariharananda: “Debemos tener en cuenta que nuestra debilidad mental es solo nuestra incapacidad para retener nuestras buenas intenciones fijadas en la mente; pero si las fluctuaciones de la mente son superadas, debemos ser capaces de mantenernos sujetos a nuestras buenas intenciones y, por lo tanto, adquirir el poder mental. Mientras crezca nuestra calma (mental), también crecerá este poder. El pináculo de esta calma es el Samadhi”. (14) Particularmente, me gusta esta cita, porque la idea es clara: el yoga no se trata de restringir la mente a un estado fijo de atención, o el cuerpo a una postura complicada; se trata de la serenidad y de llenar la mente con un estado natural de bondad. Es una característica natural e intrínseca que ha sido cubierta por un exceso de pensamiento. A veces, cuando me siento a meditar, no hago nada más que sentir o percibir ese estado genuino de bondad que existe dentro de mí. Como muchas personas, me juzgo a mí mismo con excesiva severidad; prefiero la crítica antes que los elogios porque prefiero superarme a mí mismo hasta un punto de perfección, y escuchar lo que anda bien solo se interpone en el camino del progreso. Pero no todo necesita ser arreglado; a veces, es bueno dejar que las cosas simplemente sean como son. De manera que cuando me siento a meditar y percibo esa bondad genuina que vive en mí, efectivamente me inunda una sensación de calma. Es una sensación reconfortante, porque desde este punto de vista, la bondad no es un estado que intentamos ser u obtener, sino algo que ya está aquí. Simplemente, debemos permitir que esté un poco más presente.

En los dos últimos estados de la mente de la lista de Vyaas, el unidireccionado y el totalmente inhibido, ocurre el samadhi, también conocido como “el estado del yoga”. En el estado unidireccionado, puedes depositar tu atención en cualquier objeto que elijas contemplar, puede ser tu respiración, un mantra o cualquier cosa, por el tiempo que desees. No es una hazaña sencilla. Es dificultoso mantener la mente en una sola cosa, incluso por pocos segundos. En el estado totalmente inhibido, o detenido, no hay pensamientos, no hay fluctuaciones, y tampoco hay ningún objeto separado de ti en el que puedas apoyar tu mente. El sujeto y el objeto dejan de existir, habilitando la experiencia de una consciencia sin punto fijo. Donde quiera que mires, escuches, huelas o toques, solo hay consciencia. En los estados profundos de samadhi, ya no existen los objetos; solo permanece el sujeto. Esto se llama vishesha, o lo que queda luego de que todos los objetos cambiantes del mundo ya no tiñen nuestra experiencia. A veces, esto se describe como “consciencia de unidad”.

EL YOGA COMO CAMINO

El maestro del sur de la India, Sri K. Pattabhi Jois, escribió que la palabra yoga tiene diferentes significados. Algunos de ellos son: “relación”, “medio”, “unión”, “conocimiento”, “materia” y “lógica”. (15) Él fue excepcional al definir la práctica del yoga según uno de los sutras de Patanjali, el sutra 2.26, que indica que el yoga es upaya, un camino. (16) ¿Qué tipo de camino es? Uno que pone fin a la confusión de la mente, a través de una forma especial de discernimiento mental que nos guía hacia el autoconocimiento, una discriminación que nos permite distinguir la consciencia de la película que creamos sobre nuestras vidas, los pensamientos y los deseos que proyectamos en su pantalla. La práctica del yoga, por ende, es el medio de liberación del pensamiento condicionado.

Jois escribe:

Por ahora, digamos que el significado del yoga es upaya, lo cual quiere decir sendero, o el camino que seguimos o el medio por el cual alcanzamos algo. ¿Cuál es, entonces, el camino que deberíamos seguir? ¿Qué o a quién deberíamos tratar de alcanzar? La mente debe tratar de alcanzar lo más enaltecido […] De esta forma, el camino de establecer la mente en el Ser se debe conocer como yoga. (17)

La idea de upaya está estrechamente unida al concepto de relación que Jois menciona primero en su definición del yoga. Ya que –mediante la práctica del yoga y otras prácticas contemplativas– accedemos a una relación íntima con nuestro cuerpo, respiración, mente, emociones y sentido de propósito. Desarrollar esta intimidad con nosotros mismos nos guía hacia la autoconfianza y bienestar en relación con quiénes somos y lo que estamos haciendo aquí. Esto, naturalmente, nos llevará hacia una pregunta más profunda e importante: ¿Quién soy más allá de la suma total de mis identidades basadas en el cuerpo, las emociones, los pensamientos o las memorias? Estas son las cuestiones importantes de la vida: ¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo aquí? Mi maestra de noveno grado, la señora Jane Bendetson, nos presentó estas preguntas como las más significativas para nuestra autoindagación, y añadió: ¿Qué debería hacer ahora? Estas preguntas son, de hecho, la única cosa interesante que recuerdo haber aprendido en la escuela secundaria.

Ante todo, el yoga es una práctica. Los yoguis consideran que deberíamos practicar yoga de la misma manera en que nos cepillamos los dientes cada día, con la misma disciplina. Mediante la práctica de asanas de yoga (posturas) y la respiración, como discutiremos en cada capítulo del libro, limpiamos internamente nuestro cuerpo y fortalecemos los músculos, los huesos, los órganos internos, el sistema nervioso, la mente y las emociones. Un poco de práctica sirve de mucho; no necesitamos practicar durante horas y todos los días, hasta llegar al agotamiento. Solamente tenemos que hacer un poquito de práctica cada día para que se torne una prioridad en nuestras vidas, y hacemos esto hasta que se convierta en un hábito, una parte integral de nuestra rutina diaria, o una parte del ritual que compone el ritmo de nuestra vida. Cualquier práctica, ya sea espiritual, física o artística, solo brinda sus frutos cuando se realiza con regularidad y sinceridad. Uno de los sutras más famosos de Patanjali, 1.14, se trata se esto:

Sa tu dirgha kala nairantarya satkara sevito drdha bhumih.

||||||

La práctica se establece cuando se realiza ininterrumpidamente, durante mucho tiempo, con devoción.

Quizás más importante que la idea de disciplina es lo que la disciplina crea. El neurocientífico y psicólogo Rick Hanson ha escrito extensamente sobre este tema en su libro Hardwiring Happiness, en el que describe las diferencias entre los estados mentales y los rasgos mentales. Con frecuencia, somos víctimas de nuestros estados mentales: ira, celos, juicios, venganza, pereza, apatía, aburrimiento, deseo; y a veces actuamos en base a estos estados, y nos identificamos con ellos. Pero estos estados son transitorios; van y vienen. Sin embargo, una vez que impulsan nuestras acciones, es muy probable que se repitan con frecuencia. Al realizar una práctica regular, empezamos a crear una cualidad mental de consciencia inherente, que es más confiable y más abierta que esos estados efímeros. Mediante la práctica, desarrollamos una cualidad de consciencia intrínseca que es calma, que posee perspectiva y que puede ayudarnos a pausar antes de dejarnos llevar por las emociones abrumadoras.

 

Desarrollar cualidades mentales saludables es, entonces, la verdadera meta de una práctica dedicada. Patanjali no define la práctica por el nivel de destreza en las posturas de yoga; la define como un medio para crear una cualidad mental de consciencia profunda que nos lleva al discernimiento. Los estados cambiantes son aquellos a los que se refería Vyaas cuando hablaba de la mente distraída, y una de las primeras cosas que el yoga nos ofrece es la habilidad para observar los estados transitorios sin perdernos en ellos. Muchos han experimentado que luego de practicar yoga, incluso por un breve período de tiempo, se enojan con menos frecuencia, o se contienen antes de hablar sin reflexionar sobre las repercusiones de sus palabras. Esto se debe a la cualidad intrínseca de la consciencia que comienza a prevalecer por encima de los estados transitorios.

SADHANA, EL MEDIO

Como sucede con muchas de las ideas yóguicas y muchas palabras en sánscrito, una palabra llevará a otra que invita a todavía más sutilezas de significado. La práctica del yoga tiene una palabra especial asociada con ella, sadhana, que describe las técnicas o prácticas que usamos para avanzar hacia el autoconocimiento, la consciencia o la liberación. Sadhana a menudo se traduce como “práctica espiritual”, y el propósito detrás de la práctica espiritual, en general, es la liberación del sufrimiento: la liberación de la identificación con cualquier cosa ajena a la consciencia. Los sadhanas son los medios que usamos para encontrar la noción de consciencia en nuestro interior, para remover las capas de confusión, las narrativas y los deseos que nos impiden ser quienes somos de verdad.

A. G. Mohan, un influyente profesor de yoga de Chennai, dijo algo maravilloso acerca de las diferentes capas de significado y experiencia, que en la tradición hindú han sido comparadas con las capas de una cebolla. Esta analogía se utiliza a menudo para describir las etapas de la práctica espiritual: continúas pelando y pelando las capas de identificación hasta que solo quede la consciencia. “Pero”, dice Mohan, “¿quién es el que peló la cebolla? Aquel que peló la cebolla no desaparece”. Sadhana es pelar la cebolla; el que pela la cebolla es nuestro impulso interior a conocer.

Sadhana es el compromiso con transformar nuestras metas espirituales en una prioridad, y crear el tiempo para ellas. Una meta espiritual puede ser:

 Practicar yoga.

 Practicar meditación.

 Practicar la bondad, la gratitud o el perdón.

 Llevar una vida equilibrada.

 Practicar la aceptación y mantener nuestras mentes serenas.

 Ayudar a aquellos que lo necesitan.

 Vivir una vida contemplativa y reflexiva.

 Practicar la paciencia.

 Profundizar la capacidad de escuchar.

Si decimos que queremos cualquiera de estas cosas, pero no tomamos medidas activas para realizarlas, entonces no podemos decir realmente que las queremos. Si yo digo que quiero ser un buen meditador, pero no dedico el tiempo necesario para practicar meditación todos los días, entonces quizás no quiero ser un buen meditador. Las cosas en las cuales invertimos tiempo son las cosas que queremos, y a veces los objetivos o las ideas que tenemos no son reales (son solo ideas que nos suenan bien). En el sadhana, es importante que determinemos: ¿Qué quiero realmente? Y si en verdad lo quiero, entonces invertiré tiempo haciendo eso. Así de sencillo.

No te preocupes por no hacer las cosas que realmente no quieres hacer. Si dices que quieres meditar, pero nunca encuentras el tiempo para hacerlo, entonces es probable que no quieras meditar. Si aceptas que no quieres meditar, entonces no te sentirás mal por no hacerlo, y puedes tacharla de la lista de cosas que crees que quieres hacer, esas cosas que otra gente hace y que suenan muy interesantes pero que, a la hora de la verdad, no son para ti. Entonces puedes reemplazarla por algo que realmente quieras hacer. A veces queremos aprender o practicar algo, pero nos damos cuenta de que es difícil disponer del tiempo para eso (si este es el caso, quizás necesites ejercitar la disciplina, y tolerar algunos obstáculos). En sánscrito, esto se llama tapas. Desde aquí surgen la satisfacción, el éxito e incluso la excelencia: de superar el obstáculo de comenzar o finalizar algo en su totalidad. Saber lo que quieres es sadhya, o la meta; el sendero que recorremos para llegar allí es upaya, el sadhana.

Como Dice Timothy Ferriss en su libro Tribe of Mentors: “La vida castiga el deseo impreciso y recompensa la tarea específica. Después de todo, la reflexión consciente es, en gran parte, preguntarte y responderte preguntas. Si quieres confusión y angustia, realiza preguntas vagas. Si quieres claridad inusitada y resultados, realiza preguntas excepcionalmente claras”. Las siguientes tres palabras despliegan el plan concreto, o mapa de ruta, de la práctica espiritual:

1. Sadhya: establecer nuestra meta.

2. Sadhana: nuestra práctica, o el medio para alcanzar la meta.

3. Upaya: comprometernos con el camino.

La meta que elegimos no necesariamente tiene que ser la liberación. El objetivo puede ser simplemente mover nuestro cuerpo durante treinta minutos por día, por razones de salud; puede ser meditar por siete minutos al día para aquietar nuestras mentes; puede ser recitar un mantra 108 veces para expresar nuestra devoción. La meta que elijamos debe ser asequible, de lo contrario, nos desanimaremos. Si puedes elegir una pequeña meta realizable y alcanzarla, entonces poco a poco tus metas se volverán más sutiles. Por ejemplo, la meta puede ser enojarte menos, o no irritarte demasiado por nimiedades. Comenzará a suceder naturalmente una vez que establezcas una disciplina diaria.

Existe otra definición de upaya que me gusta mucho, y es una que se utiliza en Jyotish, o la astrología védica. En astrología, un upaya es un remedio que el astrólogo le da a alguien que padece un dosha, o defecto, en algún lugar de su carta natal y que está generando perturbaciones u obstáculos en su vida. El astrólogo puede sugerirle que repita algún mantra en particular, o que vista algún color específico, que alimente a cierto tipo de animal, todo en el mismo día de la semana, durante algún período de tiempo, con el propósito de desatar ese nudo. Este tipo de upaya es un remedio en forma de ritual que remueve un obstáculo. En el yoga, el mayor obstáculo que tenemos es una mente indisciplinada que está acostumbrada a pensar todo el tiempo, que está aferrada a nuestras opiniones, juicios e ideas, lo que nos lleva a falsas identificaciones: soy un demócrata, soy un republicano, soy un vegano, soy un ashtangui, soy un yogui de Iyengar, soy una persona mala, soy una persona genial. Todos estos son patrones en los que hemos elegido creer, por alguna razón. Las prácticas del yoga, especialmente las ocho ramas del ashtanga yoga, son los remedios que utilizamos para remover el defecto creado por estas percepciones que nos atan a una autopercepción falsa, una autopercepción que no nos aporta satisfacción ni felicidad, ni que satisface nuestro propósito como seres humanos únicos. El yoga elimina el defecto de una mente que está muy aferrada a su propia noción de rectitud.

Entonces, para resumir nuestra exploración acerca de la palabra yoga:

 Yoga viene de la raíz verbal yuj, que significa “ligar, o unir”.

 Describe un tipo especial de concentración, en el que nuestra mente se vuelve complemente absorbida por el objeto al cual dirigimos nuestra atención.

 El yoga es un upaya, un remedio que alivia la identificación con ideas y objetos que están más allá de nuestra consciencia interior.

 La relación en el yoga se refiere al vínculo que tenemos con nuestros cuerpos, emociones, pensamientos, memorias, con nuestra autopercepción interna y nuestro propósito.

 Las prácticas meditativas del yoga revelan nuestra bondad innata.

 El yoga propone las preguntas más importantes que podemos hacernos: ¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué debería hacer ahora?

1. Sebastien Manrique, Travels of Fray Sebastien Manrique 1629-1643, vol. 1. New York: Routledge, 2016.

2. Ver el fascinante libro de Ananda Bhattacharya: A History of the Dasnami Naga Sannyasis.

3. David N. Lorenzen, “Warrior Ascetics in Indian History”, Journal of the American Oriental Society 98, Nº 1 (enero-marzo 1978), 61-75. https://www.jstor.org/stable/600151?origin=crossref&seq =1#page scantab_contents [6/11/2019].

4. La publicación del Yoga Makaranda, de Krishnamacharya, en 1934 –escrito por el mandato del maharajá de Mysore– fue principalmente dirigida a revitalizar la práctica del yoga, que fue desapareciendo de India por la influencia de Occidente. “Nuestros jóvenes, quienes tienen la habilidad y la inteligencia necesarias para competir con los foráneos, podrán, estoy seguro, revivir y elevar nuestra cultura”.

5. Swami Sivananda, de Rishikesh, realizó dos tours alrededor de toda India para diseminar el conocimiento del yoga y la espiritualidad. En 1950 viajó al norte y al sur de India, así como a Sri Lanka (antes llamado Ceilón), visitando a millones de personas a lo largo del camino. Sus anotaciones están registradas en Sivananda’s Lectures During All India and Ceylon Tour, 1950, editado por Swami Venkatesananda (Rishikesh, India: Divine Life Publications, 2009).

6. Annie Gowen, “India’s New Prime Minister, Narenda Modi, Aims to Rebrand and Promote Yoga in India”, Washington Post, diciembre, 2014: “Shripad Yesso Naik, el nuevo ministro del yoga de la India, sueña con el día en el que los saludos al sol y la postura del perro que mira hacia abajo sean tan populares en su país como lo son en el resto del mundo”. http://www.washingtonpost.com/world/asiapacific/indias-new-prime-minister-narendra-modi-wants-to-rebrand-and-promote-yoga-in-india/2014/12/02/7c5291de-7006-11e4-a2c2-478179fd0489story.html? utmterm=.0e4cd7edc2a3 [6/11/2019].

7. Una búsqueda rápida en Internet te mostrará listas de muchas organizaciones que proveen estos servicios. La David Lynch Foundation, por ejemplo, se especializa en enseñar Meditación Transcendental a veteranos de guerra, a mujeres rescatadas de la trata de personas y a niños en las escuelas, solo por nombrar una organización.

8. Por ejemplo, en 2015 en Encinitas, California, se llevó adelante un juicio que buscó distinguir entre el yoga como una práctica de bienestar social/emocional y una práctica religiosa: Steven Sedlock et al. v. Timothy Baird et al., Court of Appeals, Fourth Appellate, Division One, State of California, D064888, 3 de abril, 2015. https://cases.justia.com/california/court-of-appeal/2015-d064888.pdf?ts=1428084026 [6/11/2019].

9. Ver en Yoga Sutras 2.31: “Sin embargo, las restricciones se convierten en un gran voto cuando se tornan universales, y son irrestrictas en relación con la clase social, el país, el tiempo o el deber (en cualquier persona)” (Jātideśakālasamayānavichhinnāh sārvabhaumā mahāvratam).

10. Patañjali, Yoga Philosophy of Patañjali: Containing His Yoga Aphorisms with Vyāsa’s Commentary in Sanskrit and a Translation with Annotations Including Many Suggestions for the Practice of Yoga, comentado por Swami Hariharānanda Āraṇya. Albany: State University of New York Press, 1983, 3.

 

11. La seis son: Brahma Sutras, Yoga Sutras, Purva Mimamsa Sutras, Vaisheshika (o Kanada) Sutras, Sankhya Karika y Nyaya Sutras.

12. Yogaschittavritti nirodhah, Yoga Sutras 1.2.

13. Patañjali, Yoga Philosophy of Patañjali, 1.

14. Ibíd., 8.

15. Sri K. Pattabhi Jois, Yoga Mala: Las enseñanzas originales del Maestro del Ashtanga Yoga Sri K. Pattabhi Jois. Buenos Aires: El hilo de Ariadna, 2017, 37.

16. Vivekakhyātir aviplavā hānopāh, Yoga Sutras 2.26.

17. Jois, Yoga Mala, 37-38.