Cazador de narcos II

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Capítulo 8

Washington DC

Media hora de conversaciones informales con una taza de café de por medio, distendió las tensiones acumuladas durante el razonamiento del Comandante de la DEA.

La conferencia reanudó cuando Parker abrió su portafolios sobre el escritorio de caoba, y extrajo una carpeta con un sello cruzado en la tapa de color rojo, “Confidential – Top Secret”, y pasó a tratar el delicado tema de Frank.

– Lo que he propuesto anteriormente con referencia a las reformas de la legislación, necesitará su tiempo. En este momento debemos cumplir con nuestro deber en las condiciones existentes. Les propongo analizar un plan, que he desliado cuidadosamente, como si fuese una momia del antiguo Egipto, a raíz de conocer que Frank está escondido dentro de los Estados Unidos.

– La situación actual es muy confusa, pero no deja de ser interesante. Contra más compleja, se presta mejor para desarrollar planes más sofisticados y de efectos más destructores para el narcotráfico.

– Frank está vivo... y cree que nosotros no lo sabemos. Es una gran ventaja. Pidió ayuda al Cartel de Medellín para salir del País... es señal de que huele el peligro que representa aguantar escondido en los Estados Unidos y también, de que sus huestes no son ahora efectivas. Si escapa, difícilmente volverá, pues siempre tendrá un pedido de captura pendiente. Si lo encarcelamos, debemos esperar con toda seguridad que otro tome su puesto.

– Hemos arrestado a personas muy poderosas, que mantienen CEOS sin escrúpulos para aumentar sus ganancias aunque ellos estén presos.

– Otro tema candente: Está ingresando una cantidad indeterminada, pero muy importante, de heroína asiática, y la mafia china ocupa día a día los territorios de la mafia americana. Por las buenas… o por las malas.

– ¡Y entre las dos no sé con cual quedarme!

– Si empezamos a combatir a los chinos, será la lucha desigual de siempre. Su poderío económico se renueva día a día, y nuestro presupuesto y el número de agentes dispuestos a poner la cabeza en la boca del tigre es bastante reducido. En definitiva, será tiempo perdido.

– Kevin Beck entabló amistad con el jefe narco de Medellín, Pedro Bucci, no estoy seguro si realmente lo aprecia, o lo marea con atenciones para usarlo. Es un punto que me preocupa y debo clarificar para no exponerlo a que lo maten.

– Ahora, el escenario para diseñar las estrategias es el siguiente: el capo de Medellín encargó a Kevin Beck el rescate de Frank. Aquí hay tres posibilidades, pudiera ser para probarlo, o tal vez por considerarlo idóneo. Incluso, también existe una tercera posibilidad, de que nuestro agente haya cambiado de bando y ahora sea un infiltrado en la DEA.

– Esta dualidad de posibilidades siempre me preocupa, así que debo tener ambas presentes en todos los análisis. Ya demostró su capacidad para moverse en el bajo mundo y el Capo de Medellín sabe elegir a sus hombres. Ahora, Kevin nos pide decidamos si aceptamos o no la “fuga” de Frank de los Estados Unidos a Colombia.

El silencio y la atención de los presentes eran absolutos. El puesto de alguno de ellos dependía de la decisión adoptada y sobre todo, del desenlace de esa locura...

– Mi análisis es el siguiente:

– ¿Qué les parece a ustedes, si la DEA, en lugar de combatir a los carteles Colombianos, a la mafia norteamericana, y a la mafia del Sudeste Asiático, se dedicara a planear y dirigir “una guerra” entre los tres?

– Tenemos básicamente dos bandos: Los americanos y los asiáticos. Yo los llamaría en código los Leones y los Tigres. Esos frentes del conflicto, por origen y por intereses superpuestos son enemigos naturales. Sería una lucha equilibrada, pues los dos grupos tienen suficiente dinero y mercenarios, buscan obtener los mismos mercados y los mismos clientes... Y tiene las mismas leyes: pueden liquidarse sin trámites burocráticos.

– Se podría decir, que la DEA se arrogaría un papel afín al que asumen los fabricantes de armas, cuando interfieren psicológicamente en las relaciones entre dos naciones hasta que se desconocen como perros y comienza la guerra. A río revuelto, ganancia de pescadores…

– Iniciar una guerra es más factible que detenerla, solo hace falta el primer disparo de un bando para que el otro responda con dos… El detonante de la dinamita.

– Tendríamos un costo mínimo, y quizás lo autofinanciemos como sucedió con la Operación Anaconda. No perderíamos nuestros agentes... ¡Y cazamos tres buitres sin un sólo tiro!

El Comandante general, Weeb Sullivan, contestó: – Parece utópico que la DEA digite las acciones de ambos bandos, ya que no podemos intervenir en sus decisiones. Posiblemente, si los dejamos actuar, se reúnan y formen la Supermafia.

Parker esbozaba una sonrisa detrás de su pipa llena de tabaco, sin encender...

– En una situación corriente eso sería lo que podría suceder, ¡pero Frank está vivo y pide ayuda! Y esa es la clave del momento que nos permite mover nuestras piezas al casillero adecuado.

– Tener presente el efecto mariposa de la teoría del caos: Las pequeñas variaciones afectan en gran magnitud sistemas complejos y mayúsculos, tal como un pequeño cambio de vía que casi no precisa energía, lleva un tren completo a otro destino.

– ¡Debemos hacer ese cambio de vía!

– Si ayudamos a Kevin Beck a desenterrarlo con tremendas dificultades y arriesgando su vida, ¡el siciliano le estará eternamente agradecido! Es la falla de los sicilianos, son gente de palabra, le deberá la vida… ¡y se la deberá en serio!

– Con eso ubicamos a Kevin Beck en Medellín, junto a Pedro Bucci y sus miles de millones de dólares y junto a Frank y sus miles de millones de dólares. Kevin sería un virus mutante inyectado en el cerebro de nuestros enemigos... y con leves sugerencias debería hacer el cambio de vía.

– Como Frank no podrá retornar, confiaría sus gestiones a Beck, que al mismo tiempo, debido a su amistad y algún tipo de magia que parece tener, es un Consejero ad honoren de Pedro Bucci, con lo que tenemos a un mercenario que cuenta con el apoyo de los narcos sudamericanos, la Mafia y la DEA. ¡Un súper agente! Más bien diría, el mejor simulador que conozco; todo lo arregla con una sonrisa, y jamás usa ningún tipo de armas.

– Si Kevin Beck llevase a los Leones un plan viable para destruir a la Mafia china y recuperar el negocio, y por otro lado, contando con nuestra secreta ayuda, hacemos algo para que se infiltre en la mafia amarilla, conocería el camino de la heroína, sus contactos y modus operandis… y allí también puede hacer otro cambio de vía.

– Entonces completaríamos la utopía total. ¡Un agente de la DEA que estaría bien relacionado y actuando en las más altas esferas entre los narcotraficantes colombianos, la mafia norteamericana y la mafia china! Sería una fuente de información vital, con la ventaja de poder influir en las decisiones que adoptará cada grupo según nuestros planes.

– La posibilidad es muy remota, y me parece utópico lograr semejante complot con solo un agente.

– No estaría solo. Podríamos aprovechar la infraestructura existente de la Operación Anaconda, sobre todo la mansión, el túnel y a David Callaghan, que es un excelente contacto invisible entre Kevin y la DEA. Nadie sospechará, no habrá cambios.

– Para iniciar el efecto mariposa tan sólo necesitaré el apoyo del Grupo Táctico Central de la DEA.

– ¿Cómo sería el procedimiento? Preguntó interesado Sullivan.

– El procedimiento será sumamente dinámico, diagramado según las normas militares en emergencias extremas, con diversidad de opciones y rectificaciones continuas.

– De acuerdo con los informes que nos aporte Kevin Beck planificamos minuto a minuto el paso siguiente, y él tratará de introducirlo entre las partes en conflicto, para que Pedro Bucci y Frank Victorio Dordoni, manden sus “regimes” a destruir por nuestra cuenta a la competencia asiática. De alguna manera nos encargaremos de que los asiáticos sepan quienes son sus enemigos... ¡y armen una fiesta acorde a las circunstancias!

En los rostros de esos hombres, curtidos por las responsabilidades y el peso de llevar las riendas de la Nación, asomó una sonrisa.

– ¡Eres peor que Maquiavelo! Le dijo el Comandante Sullivan meneando despaciosamente la cabeza. Si ese plan llegase a funcionar, podríamos considerar que la DEA cumple con creces su deber con la Patria. Tienes mi voto favorable.

El Senador Nacional Patrick Scherer, siempre evitando comprometerse directamente, lo aprobó ad referéndum del Presidente de la Nación. El Dr. Macnamara sencillamente lo felicitó estrechando sus manos y deseándole suerte.

David Kant, estaba encantado de volver a dirigir desde el tablero de las computadoras de la DEA y desde el mismísimo Pentágono, una obra dramática internacional, con actores que perderían la vida violentamente si no interpretaban estupendamente el papel asignado.

El Gran Teatro de la humanidad empezaba a descorrer nuevamente el telón...

– Si el Presidente lo aprueba, comenzaremos la “Operación Tormenta en el Infierno”, que esperamos sea tan positiva como fue la Operación Anaconda. Dijo vehemente Weeb Sullivan estrechando la mano de su subalterno.

Esa misma noche, el Comandante Parker tendría una cena de trabajo con el Presidente de los Estados Unidos. Había invitado al Comandante General de las fuerzas armadas y al Director General de la CIA. Todos estuvieron de acuerdo en la necesidad de profundizar los temas que Parker lanzaba como propuestas transformadoras en la intimidad del Sistema Judicial. Del mismo modo aprobaron por unanimidad la génesis de la Operación Tormenta en el Infierno, que se vería fortalecida con el apoyo logístico de un selecto grupo de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, de la CIA.

 

Capítulo 9

La Florida – Miami

El retorno del Comandante Parker desde Washington a Miami produjo un revuelo en el interior de la DEA.

La reunión se realizó a puertas cerradas con el capitán Andrés Smith, encargado de las acciones especiales y espionaje, el teniente William Foster, experto en electrónica, interferencias y explosivos temporizados, además del capitán Albert Steward, responsable de la información. Además, participaba el Dr. Carl Stenmark, en el área medicina legal y productos químicos, y el teniente David Kant, experto en “enamorar computadoras”, o lo que es lo mismo, en que le entreguen sus secretos.

El Comandante Parker, con su inseparable pipa rojiza, se sentó en la cabecera de la mesa y empezó a llenar de un fragante tabaco ese instrumento que seguía usando como talismán más que para lanzar bocanadas.

– Amigos, debemos planificar una línea de tareas acaso más demoledora que la Operación Anaconda. Las condiciones están dadas y la acción dependerá de nuestra estrategia. Usaremos toda la inteligencia del equipo concentrada exclusivamente en este operativo. No debe haber ni una sola falla. Como siempre, todo lo tratado aquí será considerado Top Secret.

– He dispuesto las tareas que cada uno debe desempeñar en los próximos días, pues debemos ayudar a Kevin Beck a sacar del país al Capo mafioso Frank Victorio Dordoni...

– Sus compañeros se miraron sorprendidos. Para todos, Frank estaba en la panza de los tiburones.

– ¿Recuerdan mis dudas? Pues… simplemente se cumplieron. Apuntó el Comandante resignado, haciendo un amplio ademán con sus manos. ¡Ese siciliano tiene una clarividencia digna de un General de División! Nunca debemos subestimarlo.

– Iniciaremos en este acto la Operación Tormenta en el Infierno…

– Tras una concisa exposición de la situación imperante, se inició el cónclave.

– En este operativo, ampliaremos la acción al territorio asiático.

– Debemos plantear todas las situaciones para que, dentro de unas semanas, Kevin Beck pueda sacar a Frank de los Estados Unidos. Tenemos que pertrechar un gran escenario donde representaremos una función tragicómica, que para Frank debe ser la imprevisible realidad de cada instante. Es imperioso que Frank valore lo que es capaz de hacer Kevin Beck en los momentos en que las papas queman.

– Necesitamos crear en una mente muy curtida, extremadamente sutil y recelosa a un héroe, inteligente, decidido, valiente y fiel, y a la vez darle tiempo para que se conozcan y entablen cierta camaradería durante el viaje de rescate. Esa imagen debe ganársela durante la acción de recate, que será estrictamente controlada y protegida de manera totalmente invisible por el grupo táctico central, “CENTAC”.

– Para poder organizar el apoyo logístico, debemos saber dónde está escondido. Le pediremos a Kevin Beck que hable a Medellín con Pedro Bucci, confirmando las posibilidades de rescate y diciéndole que necesita entrevistarse en secreto con Frank, pues debe obtener su fotografía y huellas dactilares para la ejecución de la documentación adecuada.

– Con ese primer paso, conoceremos su aguantadero, podremos vigilarlo, y verificaremos con certeza que se trata de Frank y no de otra jugarreta de los narcos.

– La división de tareas será la siguiente: El Dr. Stenmark se encargará de ubicar algún “médico sobornable” cerca de la zona donde se encuentre Frank, para realizar los certificados de la enfermedad y lo necesario para un buen camuflaje del mafioso, pero no debe tener ningún contacto personal ni dejar rastros que orienten a cualquiera hacia la DEA.

– A Frank lo prefiero disfrazado de enfermo, pero debe ser un paciente que no tenga movilidad propia ni pueda utilizar armas. Tú sabrás como hacerlo. También es importante que su aparente enfermedad sea real para los que lo miren y sobre todo para él mismo… ¡debe sentirse enfermo!

– El Capitán Steward se ocupará de las gestiones necesarias para poder obstaculizar la ruta de escape a un nivel que se transforme en alarmante, pero investigando las rendijas más convenientes para lograr cada tramo de la evasión cumpliendo con todas las normas legales vigentes... La evasión no debe ser al estilo de Hollywood y menos de pura suerte, sino de verosimilitud innegable y en un escenario cotidiano y real. Recuerden que tratan con Frank, y a la menor sospecha podemos perder la perdiz…

– No quiero nada artificioso que haga sospechar al viejo zorro de una trampa. Deberán tener especial cuidado que no se meta en la línea algún policía fuera del programa y arruine el plan, siempre manteniendo la rutina habitual de las fuerzas armadas.

– Tampoco debe recelar nadie entre las fuerzas de seguridad ni controles aduaneros que hacemos una farsa, para eso tenemos poder de decisión en los altos mandos. Nadie debe conocer nada del procedimiento, salvo los actores especiales colocados en los puntos estratégicos y sin interferencias.

– El Capitán Smith tiene ubicado el escondrijo del principal falsificador de los Estados Unidos, de tal forma que Kevin lo contacte por su cuenta y obtenga documentación de primer nivel. Necesitamos disponer de pasaportes polacos originales en blanco.

– Ninguno de los extras debe sospechar que la DEA tiene injerencia en el asunto. Obtengan información indirecta, pero los trámites los hará siempre en forma personal y solitaria el propio Kevin Beck.

– El guion del drama deber ser aproximadamente el siguiente: El comandante les explicó detalladamente su plan y recabó las ideas que cada uno de ellos aportó desde su experiencia.

– Tenemos otro integrante que se incluirá en este operativo. Será la señorita Rocío Monterrey, una mexicana que está comprometida en casamiento con Kevin. Eso le dará credibilidad y confianza ante el mafioso, pues conoce el historial narco de esa tal Rocío. Antes trabajaba con el Dr. Ocampo, el Manager del Cartel de carteles. La deben recordar. También salvó a Beck cuando lo descubrieron. Será una buena ocasión para entrever su capacidad y juzgar si sirve para otras misiones. Ella deberá hacer un papel especial muy cercano al mafioso.

– Ahora pasaremos a las facetas técnicas…

– El teniente William preparará dos relojes idénticos para Kevin Beck con las siguientes características: serán tipo estándar, de buena calidad pero nada exclusivo. Creo que dos Relojes Citizen Eco Drive idénticos con correa de goma serían adecuados, no llaman la atención pero dan cierta jerarquía, son de caja grande y fuertes, tal como precisamos para instalar nuestro secreto.

– Al principio pensé usar los modernos relojes computarizados utilizados en atletismo de élite, podíamos grabar el recorrido, pero creo que crearía recelos en Frank al poder enviar datos. Colocaremos un nanograbador en cada uno con capacidad de grabado continuo de al menos una semana. Necesitamos dos, uno para que lo use, y otro totalmente idéntico para intercambiarlo mientras extraemos la grabación. También deberán preparar una cartera especial para Rocío, con un microfilmador de espionaje militar incrustado en el interior del emblema metálico la marca. No debe producir brillo, ni emitir señales de ningún tipo, ni crear sospechas. Un error en estos diseños podría acarrearle la muerte a ambos.

– Al teniente David Kant, le pido un informe minucioso de todo lo que sabemos sobre el tráfico de heroína y especialmente de sus personajes, con pelos y señales, si es posible con detalles mínimos de sus gustos, costumbres y posición jerárquica dentro de la Mafia china.

En un rincón secreto del bullicioso Miami, el Comandante Parker intentaba crear el libreto de una obra teatral donde no habría entradas para el público, aunque los actores de la vida real expondrían sus vidas sin saberlo.

Capítulo 10

Yellowstone National Park – Wyoming

La comunicación recibida por Kevin Beck desde el teléfono rojo del Cartel de Medellín en Colombia, le indicó que Frank estaba invernando en alguna cueva del Yellowstone National Park, pero no el sitio exacto. No confiaba. Las providencias eran precisas, minuciosas y redundantes. Habían sido fraguadas por Frank y remitidas al Capo de Medellín.

Kevin Beck debería ingresar en solitario con su propio automóvil, su coupé Mercedes Benz 500 SEC, por la ruta sur del Grand Teton National Park. Exactamente por Jackson National Fish Hatchery. Debería respetar una velocidad de 60 km/h constantes hacia Moose, luego girar hasta Jackson Lake Lodge, donde debía pasar la noche. A la mañana siguiente, saldría a las 08 a.m. hacia Lizard Creek y Snake River, para ingresar al Nacional Yellowstone Park por la South Entrance. Seguiría hacia el norte hasta Grant Village, tomando el camino que lleva al Old Faithful, desde allí continuaría la ruta norte hasta Mammoth Hot Spring. En aquel lugar debería permanecer por una hora, sentándose en el capot del automóvil como señal de que todo estaba en orden, nadie lo seguía y estaba dispuesto para el primer contacto.

Luego, seguiría por la ruta este hasta Tower Junction, Petrified Tree y debería pasar otra noche en Roosevelt Lodge. Al día siguiente, exactamente a las 08 a.m. debería volver hacia el Visitor Center de Grant Village, por el camino de Canyon Village y Fishing Bridge.

En cualquier instante y lugar de ese recorrido, un automóvil se ubicaría atrás del vehículo y haría tres señales consecutivas con las luces altas. El Mercedes debería responder con tres golpes de la luz de frenos en indicio de que todo seguía en orden. El coche de Frank repetiría los destellos y se estacionará en la banquina.

Allí se concretarían los siguientes pasos de acuerdo a las instrucciones de Frank.

El Comandante Parker esbozó una sonrisa. Frank sabía moverse.

Si alguien lo buscaba, tenía muchos Kilómetros para esconderse y observar, podía seguir al coche de Beck o cruzarlo para verificar si alguien lo seguía. También podía analizar la situación en los lugares de paradas obligatorias. Cuando todo estuviese protegido, recién entonces aparecía Frank en escena.

– Coloquemos un radiotransmisor en el coche de Kevin. Sugirió el Teniente Foster.

– Estamos tratando con Frank… Le contestó el Comandante. Seguramente verificará la existencia de esos aparatos. No debemos incluir nada que emita o reciba ondas detectables. Es un profesional, y si llegase a sospechar de Kevin Beck todo el plan se derrumba. Debemos arriesgarnos y tener confianza en nuestro agente. De todos modos es el primer contacto.

Kevin salió de Miami hacia Wyoming por la autopista 75. Llegó a Atlanta, desde allí tomó la Nº 24 hacia St. Louis y luego la autopista Nº 70 hasta Kansas City. Lo acompañaba Rocío, ayudándolo a conducir y aprovechando el viaje para conocer el interior de Norteamérica.

– ¡Estoy impresionada con todo lo que he visto! Exclamó. Este país es más grande de lo uno se imagina cuando lo mira en un mapa… Durmieron en un cómodo hotel y al amanecer, continuaron por la autopista Nº 70 hacia Denver, Colorado. Tomaron más tarde la Nº 80 hasta Rock Spring y desde allí, rumbeó al septentrión, en dirección a Jackson, por la ruta Nº 191, Muy cerca del lugar en que comenzarían al día siguiente la búsqueda de Frank.

– Mañana recorreremos uno de los lugares más hermosos de Norteamérica, dijo Kevin, espero que Frank nos permita disfrutar el panorama.

– ¡Conoces el mundo como la palma de tu mano! Contestó asombrada Rocío, al tiempo que se ajustaba un pañuelo de seda blanco en su cabellera azabache.

A las siete de la mañana, en el tiempo que pronosticaban en los noticiosos televisivos un día espléndido, salieron rumbo a Fish Hatchery, lugar desde donde partirían al interior de los dos Parques Nacionales exactamente a las ocho de la mañana. El Mercedes se tragaba los kilómetros despaciosamente, a 60 Km/h. Rocío estaba vigilante.

Se cruzaron con muchos automóviles, pero ninguno dio señales de interesarse en ellos. Llegaron al sitio de su primera parada, Jackson Lake Lodge. Estacionaron el vehículo y almorzaron espléndidamente chuletas de cerdo con raíz de rábano silvestre, acompañado con una ensalada de alcachofas crudas y trufas, rematando el ágape con un budín frío de castañas.

– ¿Quieres tomar un café en aquel bar del frente? Preguntó Kevin.

 

Rocío aceptó encantada.

El agente de la DEA pidió un café y Rocío un jugo de naranja con hielo. Conversaban entusiasmados sobre las facetas de esta misión, cuando...

Un hombre, de unos treinta años, corpulento y bien parecido, con el estilo típico de los americanos criados en los suburbios de las ciudades, vestido con apretados pantalones vaqueros y una camisa roja escocesa desabrochada, los miraba con palmaria insistencia desde la barra del bar. Tenía colocadas dos muñequeras de cuero charolado atadas con hebillas metálicas y una gorra negra ladeada a la izquierda. Sorbía un whisky calladamente, recostando su cuerpazo sobre el mostrador junto a otros amigotes que hablaban acaloradamente sobre quién fue el mejor jugador de todos los tiempos en la National Basketball Asociation. Se escuchaba a unos vociferar el nombre de Jordan de Chicago, otros aseguraban que fue Wilkins de Atlanta, y otros apoyaban a Bird de Boston, Barkley de Philadelphia, y Malone de Utah, en una inútil discusión que tenía por fin pasar el tiempo.

Kevin supuso algún contacto. ¡Pero se dio cuenta que las miradas eran hacia Rocío más que hacia él!

–Creo que tienes un admirador en la barra del bar. Le murmuró distraídamente.

Rocío, halagada y vencida por la curiosidad, miró solapadamente. El bebedor de whisky le hizo una leve insinuación con la cabeza.

– ¿Quién será? Preguntó Rocío. Quizás sea el contacto de Frank.

Pero no lo era.

Se acercó hacia la mesa con una mano encajada entre el cinto de sus vaqueros, caminando cachazudamente con movimientos estudiados bastante fanfarrones, y el vaso de whisky entrechocando los trozos de hielo en la otra. En la barra del bar se hizo un silencio expectante y las miradas se dirigieron hacia ellos.

El hombretón los estudió fijamente a cada uno, como calibrando sus reacciones, y dejó el vaso con prepotencia sobre la mesa, clavando los ojos desfachatadamente sobre Rocío como si Kevin no existiera.

– ¡Una hembra como tú necesita un macho como yo, no un fofo maniquí! Exclamó directamente al oído de Rocío, al tiempo que señalaba despectivamente sin siquiera ojear al pasmado agente especial. Enganchó una silla y se sentó a horcajadas con el respaldar hacia delante frente a Rocío, ignorando completamente a Kevin, que no reaccionaba esperando descubrir qué buscaba ese sujeto.

Podía ser una artimaña de Frank…

El imprevisto visitante pesaría más de cien kilos, con un anchuroso tórax velludo y algunos tatuajes en los bíceps donde relucían figuras de sirenas azules y nombres exóticos, que asomaban bajo una camisa de mezclilla, arremangada para resaltar su musculatura. Olía a alcohol de varios tipos…

Kevin supo por sus narices, que ese pesado no tenía nada que ver con su tarea y también, que debía sacárselo de encima.

Comenzó a levantarse... Cuando un puñetazo al revés se estrelló en plena cara tirándolo al suelo con silla y todo.

Por poco queda fuera de combate con un sólo mamporro. Intentó levantarse, pero no pudo. La cabeza le daba vueltas como si estuviese colgado bocabajo del puente de un barco pirata y los ojos se nublaban a ramalazos, en tanto que vislumbraba con impotencia cómo el intruso agarraba con fuerza el brazo de Rocío y la levantaba en vilo de su silla.

Rocío no ofreció resistencia... Sonreía descaradamente al forzudo, que puso al instante cara de galán de telenovela venezolana.

¡Bravo Bobby!

Atronaba la pandilla desde la barra. – ¡Así se conquistan las mujerzuelas en estas tierras! Lástima que no sea rubia… una de esas perras latinas me contagió los piojos cuando la llevamos al rancho, ¡pero esa zorra parece que está en forma!

Bobby ofrecía a sus amigos su amplia sonrisa de Casanova, en tanto que arrastraba brutalmente de la muñeca a Rocío, que lo seguía con aires marcadamente seductores. Se tomó todo el whisky de un sólo trago sin soltarla, tiró el vaso sobre otra mesa, y le enseñó una sonrisa de conquistador irresistible ensombrecida por el alcohol.

Pero la sonrisa le duraría muy poco...

Rocío se detuvo y, ante la sorpresa de todos, se cruzó delante de Bobby y levantó su precioso rostro entornando los ojos y frunciendo los labios con uno de sus irresistibles pucheritos, para que el libertino la emprendiera a los besuqueos allí mismos.

El grandote se sorprendió de su atractivo y la caterva de amigotes estalló en hurras y aullidos estentóreos, que llenaron el bar de trapatiesta y a Kevin Beck de espanto.

Como si hubiese un director de orquesta, el griterío cesó de golpe...

Un fortísimo puntapié a las entrepiernas perpetrado con precisión de cirugía, le hizo soltar las manos y doblegarse con un gruñido de dolor. Al inclinarse, una silueta felina, vertiginosa como un relámpago, giró emitiendo un sonido sibilante, el grito de combate Kiaííí... propio de los guerreros samuráis al atacar, al tiempo que ejecutaba con maestría una perfecta toma de judo Ashi–Guruma.

El corpachón de Bobby surcó los aires, en tanto que Rocío daba unos retorcimientos direccionales con su mano, que estamparon al gigantón en el embaldosado con un espeluznante trastazo de espalda. La cabeza, al golpear la nuca, sonó feamente contra el piso. Unas mañas de combate muy poco deportivas…

Rocío tenía la certeza que ese tipo no se movería por un largo rato.

Fue a auxiliar a Kevin, que no podía creer lo que acababa de ver.

– ¡Estoy de novio con Bruce Lee! Exclamó sorprendido.

Rocío lo tomó del brazo y examinó su cara, donde un pómulo empezaba a hincharse de manera alarmante. Pronto tendría el ojo derecho cerrado por la hinchazón.

– ¡Mierda! Masculló Kevin, con una bronca que no podía disimular. ¡Estoy avergonzado! ¡Cuando salgo a defender a mi novia del primer tarado que se me cruza en la vida, me cierra el ojo de un puñetazo! Y antes de que reaccione, ¡mi delicada mujercita lo deja fuera de combate sin despeinarse ni uno de sus cabellos!

Los parroquianos del local, sorprendidos al principio al ver fuera de combate temieron muerto a su compinche, y se acercaron olfateando a Bobby sin tocarlo, pero cuando empezó a retorcerse gimiendo como una vaca parturienta, desorientado y confuso, aplaudieron a Rocío al tiempo que se reían a carcajadas del Casanova, que mugía nocaut en el suelo, sin poder levantarse, y de Beck, que aún estaba bastante mareado.

Era el momento ideal para divertirse de las desgracias ajenas.

– ¡Después dicen que los hombres llevan los pantalones! ¡Ahora sabemos quién manda en esa casa! ¡Con esa morena ganábamos Viet–Nam! Y otras alabanzas para destacar la hombría de Kevin Beck y la inolvidable cagada que recibió el conquistador de latinas.

– Iremos al hotel, ordenó Rocío, allí pediremos hielo y trataré de que ese ojo sirva para ver algo mañana. Kevin la seguía como un mocoso apaleado sigue a su madre, entre las risotadas humillantes de los amigos de Bobby.

Allí les dejaba a ese superhombre quejándose en el suelo. Sería el hazmerreír de la barra de vagos por toda su vida.

Recostó a Kevin en la cama, sacó hielo del freezer y lo envolvió en una toalla. Luego, lo colocó con cuidado sobre el pómulo de Beck, que sufría más en su amor propio que por el traicionero puñetazo.

– ¿Dónde aprendiste a pelear así? Preguntó Kevin a Rocío.

– Desde niña mis padres me mandaron a practicar el judo, el jiu–jitsu y la acrobacia, con el tiempo me gustó y llegué a cinturón negro. Soy cuarto Dan. Tenía una academia en México… además, veo que no conoces mucho sobre deportes, pues también representé a mi país en las olimpíadas…

– ¡Mierda! ¡Eres un peligro andante! Creo que debo darte las gracias, ¡pero me siento el príncipe cobarde! ¡Si agarro a ese tipo lo mato!

– No te preocupes, lo dejé caer en una posición que necesitará más de una semana para andar derecho, si es que puede andar derecho por mucho tiempo. Con esa toma me hubiesen expulsado en el acto de cualquier campeonato… Rocío lo besó cariñosamente, pero Kevin apenas respondió a sus caricias. Estaba bramando de rabia por el papelón ante su prometida.

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