Educación católica en Latinoamérica

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Una segunda mirada aborda las regulaciones y reformas que ocurren en la región, y que afectan a las instituciones católicas. Los capítulos que aquí se reúnen dan cuenta de regulaciones a las que la educación católica en América Latina se ve sometida en el presente, dado un contexto de permanente ajuste y reforma administrado por el nivel central. Se trata de regulaciones de tipo legal, así como de gestión y cultura organizacional al interior del subsistema educativo católico y sus establecimientos. Diego Durán, actual rector de la Universidad Católica del Maule, analiza en el capítulo 4 las tensiones que las regulaciones generan en las instituciones educativas católicas.

La tercera mirada radica en la identidad e identidades propias de las instituciones de educación católica, a nivel de los estudiantes que se educan en instituciones católicas, de los docentes y líderes que trabajan en esas instituciones, y en la misma institución educativa católica como organización en un contexto público. De este modo, en el capítulo 5, Mariana Molina se pregunta por las dificultades que supone la coexistencia de valores morales distintos, cuando no contradictorios, en un sistema social determinado, y por qué relevancia adquiere la educación católica en tales contextos. Para ello provee de dos casos de estudio: Chile y México. Por su parte, en el capítulo 6, Patricia Imbarack y María Angélica Guzmán-de la Pontificia Universidad Católica de Chile- estudian el fenómeno de la elección de escuelas católicas en Chile, indagando en qué es aquello que hace atractivo un proyecto escolar con una identidad católica. Finalmente, en el capítulo 7, Rodrigo Mardones y Alejandra Marinovic evalúan los lineamientos y enseñanzas del Magisterio que definen la identidad de la educación católica vis a vis los principios declarados por la política pública de educación ciudadana en Chile.

La cuarta mirada es hacia la sala de clases. Aquí, Andrés Moro expone, en el capítulo 8, perspectivas y propuestas respecto a pedagogía y currículo en instituciones educativas católicas en Chile, desde el punto de vista de la enseñanza de la religión. A continuación, en el capítulo 9, José Ivo Follman s.j. presenta una reflexión sobre el cambio experimentado desde los años 60 en la escuela católica en Brasil. En concreto, muestra cambios a la organización nacional de la educación católica en un contexto de fuerte competitividad de mercado, y un reciente debate sobre las formas más apropiadas de prácticas de inclusión socioeducativa al interior de las salas de clases en entidades educacionales católicas y similares. Cerrando esta sección, Jaime Bonilla hace lo propio, en el capítulo 10, para el caso de Colombia. Sin restringirse a la enseñanza religiosa, el autor la ubica como centro de la discusión dada su importancia como lugar de transmisión de la fe.

La última mirada se dirige hacia la persona como sujeto de una educación católica. Se trata de una reflexión por Aldo Giacchetti. En el capítulo 11, asume una comprensión relacional de la educación, y es desde ese espacio que propone una mirada integral a la persona que se educa, revisitando la tradición sapiencial como posible alternativa en el contexto actual de cambio de época y declive de aproximaciones globales al rescate de la educación católica.

Esperamos que estas cinco miradas permitan a los distintos tipos de lectoras y lectores, la posibilidad de leer, ahí donde más necesiten, iluminación para estimular su trabajo académico, docente o pastoral. Para algunos, la lectura completa será una necesidad, mientras que para otros, la focalización en una mirada específica será suficiente. Sea cual sea la elección, esperamos que este esfuerzo de una comunidad intelectual sirva al propósito de llevar la buena noticia de Jesús hasta los confines de las instituciones educativas católicas de nuestra región… y más allá.

Los editores

Referencias

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Casanovas, J. (2011). The secular, secularizations, secularisms. En C. Calhoun, M. Juergensmeyer y J. VanAntwerpen (Eds.), Rethinking secularism (pp. 54–74). Oxford, UK: Oxford University Press.

Dills, A. K. y Hernández‐Julián, R. (2012). Negative publicity and catholic schools. Economic Inquiry, 50(1), 143-152.

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Schumacher, E. F. (1990). El mayor recurso: la educación. Madrid: Hermann Blume.

Ratzinger, J. (2007). Fe y futuro. Desclée de Brouwer.


CAPÍTULO 1

LA EDUCACIÓN CATÓLICA EN AMÉRICA LATINA: ESCUELAS DEL CONO SUR QUE INTENTAN SALIR AL ENCUENTRO DE SOCIEDADES QUE CAMBIAN

ADRIANA ARISTIMUÑO

Departamento de Educación,

Facultad de Ciencias Humanas

Universidad Católica del Uruguay

En este capítulo se presenta una revisión a los cambios sociales, culturales y religiosos que han tenido lugar en América Latina en la última década. También se destacan como fuentes de cambio las nuevas tecnologías de la información, el uso de redes sociales, y la internacionalización. El capítulo analiza cómo dichos cambios han afectado la manera en que las instituciones educativas escolares católicas en el continente han reaccionado a ellos.

Adriana Aristimuño

Profesora Titular del Departamento de Educación de la Universidad Católica de Uruguay, e Integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Sus áreas de investigación son política educativa, reforma y cambio en educación, y educación media.

Contacto: aaristim@ucu.edu.uy

1. INTRODUCCIÓN

En este capítulo se presenta un conjunto de cambios sociales, culturales y religiosos que han tenido lugar en las sociedades contemporáneas, y que afectan la manera en que las instituciones educativas católicas de algunos países latinoamericanos han reaccionado a ellos.

Se hace referencia a tendencias globales, con foco en América Latina, especialmente prestando atención a la manera en que estas transformaciones han impactado en los últimos años en la vida de las instituciones escolares católicas. Entre las numerosas transformaciones que han ocurrido, se seleccionaron cuatro en virtud del fuerte impacto que han tenido en los ámbitos escolares. Si bien estos cambios han afectado también a la educación superior, este nivel del análisis se ha dejado fuera del alcance del capítulo.

El enfoque analítico del apartado se basa en la reflexión y en el apoyo de evidencia, ésta recogida tanto en fuentes documentales como entrevistas. Se incluye información empírica de fenómenos y experiencias que tienen lugar sobre todo en los países del cono sur del continente, por la proximidad y un mayor conocimiento de la autora de estos contextos. Un abordaje que incluyera al conjunto del continente, además, requeriría una extensión mayor.

2. LA DISMINUCIÓN EN EL NÚMERO DE RELIGIOSOS

El número de católicos bautizados ha aumentado un 7,4% desde 2010 hasta hoy en el mundo. Sin embargo, en varias regiones, entre las cuales se encuentra América Latina, se ha vivido una marcada disminución en el número de religiosos que se dedican a la educación, disminución que ha estado motivada por una crisis en el número de vocaciones. Cabe señalar que se trata de un fenómeno propio de algunas áreas geográficas, ya que no es un hecho generalizado a nivel mundial. Para comprender el fenómeno en su globalidad, resulta necesario considerar algunas cifras recientes en diferentes regiones.

En 2017 los sacerdotes religiosos en el mundo eran 134.752, creciendo en África (+169) y en Asia (+768) respecto al año anterior, pero disminuyendo levemente en Oceanía (-38) y muy fuertemente en América (-477) y Europa (-742). También disminuyó el número global de religiosas, que en 2017 eran 702.529, perdiéndose más de 10.000 respecto del año anterior. Aumenta su número también en África y Asia en cerca de 2900, pero disminuye su número en Oceanía (-232), y muy drásticamente en América (-4288) y Europa (-9051).

La orden religiosa más numerosa, y con una especial dedicación a la educación desde hace 450 años -la Compañía de Jesús- ha disminuido en forma significativa en los últimos 40 años, pasando de contar con 36.038 jesuitas en 1965, a 17.287 en 2013.

Una de las preocupaciones más importantes del conjunto de los católicos hoy es la disminución en el número de vocaciones sacerdotales. El Anuario Pontificio de 2017 plasma el tema con las siguientes palabras:

 

“Por último, el dato que merece especial atención es el relativo a la marcha de las vocaciones sacerdotales. Efectivamente, el número de seminaristas, después de alcanzar un máximo en 2011, sufre una contracción gradual. La única excepción es África, que no parece por el momento afectada por la crisis de vocaciones y se confirma como la zona geográfica con el mayor potencial”.

Esta disminución, tanto de sacerdotes como de religiosas, tiene varias consecuencias, sobre todo si se tiene en cuenta su rol en la educación católica, y que la educación y los sistemas escolares constituyen espacios privilegiados para la labor de la Iglesia en la sociedad. Una de las consecuencias más directas de esta disminución y que requiere respuestas más rápidas es el hecho de contar con menos religiosos en los centros educativos formales y en todas las obras educativas católicas de la sociedad. En los últimos años se ha producido un paulatino traspaso de la conducción de las obras educativas de la Iglesia a manos de laicos, y uno de los desafíos más grandes que esto implica es el de mantener el carisma vivo.

¿Qué impacto tiene sobre una obra educativa católica que la conducción sea llevada adelante por laicos, cuando siempre ha sido conducida por religiosos? ¿Trae esto implícita una disminución de la fuerza del mensaje? ¿Qué medidas han debido tomar las jerarquías de la Iglesia y las órdenes en particular para que este traspaso se produzca de la manera menos traumática posible? ¿Genera esto alguna transformación saludable?

Todas son preguntas pertinentes que no tienen una respuesta única. Como tendencia, se puede señalar que desde hace por lo menos 30 años en América Latina este fenómeno ha provocado un paulatino traspaso de muchas instituciones educativas católicas a manos de laicos, o a lo sumo a una conducción compartida con ellos, lo que ha requerido una preparación y una definición renovada de roles y responsabilidades.

La crisis de las vocaciones también ha traído consecuencias importantes en el terreno material. De hecho, muchas instituciones educativas formales ubicadas en contextos de pobreza han debido cerrar sus puertas, acuciadas por las dificultades económicas derivadas de no poder contar más con personal religioso no remunerado, que debía ser sustituido por laicos remunerados. Las ecuaciones económicas en muchos casos no han resistido el cambio y el cierre ha sido la única opción. Al respecto, el especialista en educación católica Gerald Grace, señala que la baja de las vocaciones religiosas de los últimos años ha debilitado mucho el servicio a los más pobres, una de las claves de la educación católica (Grace, 2016).

El problema del progresivo cierre de instituciones educativas católicas ubicadas en contextos de pobreza ha afectado de manera especial a algunos países de la región. Desde la década pasada, ya se planteaba la necesidad de apelar a la solidaridad entre pares para impedir que siguiera deteriorándose el servicio que la Iglesia ofrecía a los pobres (Aristimuño, 2007), proponiendo una suerte de padrinazgo de los colegios más débiles por parte de los más fuertes económicamente. Conocedor de esta realidad, y respondiendo a la pérdida que ello ha implicado para la Iglesia de Uruguay, hace 4 años el Arzobispo de Montevideo creó la Fundación Sophia, como una red de instituciones católicas con una conducción clara y muy definida, orientada a la innovación y el trabajo colaborativo destinado a fortalecer las instituciones católicas más débiles en lo pedagógico, lo organizacional y lo económico. La Fundación comenzó con un puñado de instituciones, y apenas en cuatro años ya reúne una red de 20 colegios en todo el país, cubriendo cerca de 4000 estudiantes. La estructura de red facilita la existencia a nivel central tanto de una coordinación pedagógica, como de gestión administrativa, lo que les permite a las instituciones enriquecerse de aportes técnicos, a la vez que les alivia de gastos de gestión que son compartidos, dotados de coherencia y racionalizados gracias a las coordinaciones centrales.

3. LA DESIGUALDAD Y LA CRECIENTE VIOLENCIA SOCIAL ESPECIALMENTE PRESENTE EN LOS CONTEXTOS POBRES

Un segundo conjunto de cambios de la sociedad que ha impactado las instituciones escolares católicas tiene que ver con los elevados niveles de desigualdad social que todavía enfrenta la región latinoamericana y con el impacto negativo de la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico, sobre todo en los contextos de pobreza. Si bien la región ha vivido recientes años de bonanza económica, y una saludable mejora en la distribución de la riqueza, ambos palpables en diferentes indicadores que han mejorado para casi todos los países (crecimiento del PBI, descenso del coeficiente de Gini), la desigualdad todavía marca fuertemente el panorama social de la región. Esto es particularmente desafiante en países donde la pobreza y la desigualdad incluyen a millones de niños y adolescentes. Por otra parte, algunos de los países latinoamericanos tienen altos porcentajes de población carcelaria muy joven1.

La educación católica, tal como le sucede a los Estados, se enfrenta así a un fuerte desafío. El mandato para ella es el de profundizar y fortalecer sus obras y su trabajo en los contextos de pobreza, ofreciendo una alternativa de valores, esfuerzo, educación y proyecto de vida, frente al atajo de la vía rápida hacia el dinero fácil. En definitiva, en estos contextos los niños son disputados entre, por un lado, las obras educativas y, por otro, las fuerzas de la criminalidad, que están haciendo mella en los contextos de pobreza en toda la región, reclutando adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad. En países como Uruguay, donde deficitarios servicios estatales de educación llevan a que miles de adolescentes abandonen los centros educativos cada año, el desafío adquiere dimensiones nunca antes vistas. Si bien sus vecinos Argentina y Chile logran que se gradúen en la secundaria superior más del 80% y 90% respectivamente, Uruguay apenas llega al 40%. Esto implica que miles de jóvenes cada año quedan fuera de los circuitos de socialización que garantiza la educación escolar, y pocas alternativas y oportunidades les son ofrecidas. La desigualdad, la pobreza, y la creciente violencia que los rodea generan un ambiente altamente negativo para ellos, sus familias y la sociedad en su conjunto.

El número de organizaciones de la sociedad civil (OSC) dedicadas a la educación ha aumentado, muchas de ellas promovidas y puestas en marcha por organizaciones católicas. Este desafío es muy similar al que Gerald Grace señalara hace 10 años para los líderes de escuelas urbanas católicas de Inglaterra: “entre los principales retos que se han señalado figuran la alimentación de la espiritualidad de los jóvenes, para contrarrestar la presión externa del secularismo, el hedonismo y el materialismo…” (2007: 320).

La Iglesia Católica ha estado presente de muchas maneras en los contextos de pobreza de América Latina desde la época de la Colonia. Las instituciones educativas católicas de todos los contextos suelen dedicar una parte importante de su trabajo social y de voluntariado a la atención y promoción de la población ubicada en contextos de pobreza y marginalidad y de hecho el sistema escolar católico se ha constituido, a través de ellas, en un importante actor social. También existen numerosas instituciones escolares ubicadas estratégicamente en estos contextos, para un servicio directo. Y existe, además, otra forma de estar presentes, que emerge de la creación de instituciones especialmente diseñadas para contextos de pobreza, como las escuelas de la red Fe y Alegría, que constituyen una respuesta nacida en América Latina y un claro testimonio de la labor de las instituciones de raíz católica frente a los problemas de la marginalidad de la niñez y la adolescencia.

En el continente, los contextos sociales de pobreza y, sobre todo, de marginalidad albergan altos porcentajes de niños. En la Tabla 1 puede verse cómo la proporción de niños pobres en relación a la población total, en lugar de disminuir ha crecido en algunos países de la región. Asimismo, como dato puntual, puede verse cómo, en el país con los mejores niveles de igualdad social del continente (medido por su coeficiente de Gini de 0,38), como es Uruguay, la situación de la niñez pobre empeora con el tiempo. Esto, en términos concretos, significa que en dicho país casi la mitad de los niños y jóvenes en edad de asistir a la educación obligatoria vive en hogares del quintil más bajo de ingresos (INEEd, 2017: 20).

Tabla 1.

Niños pobres por cada adulto pobre en 3 países de América Latina, años 2006 y 2014


20062014
Chile1.51.7
Perú1.31.45
Uruguay1.92.1

Fuente: Adaptado de INEEd (2017).

Además de requerir respuestas específicas por parte del sistema escolar estatal, esta situación ha disparado la inquietud de las familias de estos niños, así como de diferentes sectores de la sociedad. Es precisamente en este marco que han surgido numerosas respuestas de la sociedad civil, antes inéditas en Uruguay, para la fundación y concreción de diferentes iniciativas educativas propias del sistema escolar, para atender estas realidades. Así, en el lapso de menos de 20 años no solo se instala el ya mencionado movimiento Fe y Alegría en el país, sino que también surge una miríada de centros educativos escolares ubicados en contextos de extrema pobreza, dirigidos al ciclo de educación media inferior, que es donde se producen los niveles de fracaso más notorios del sistema educativo estatal, como los centros Jubilar, Providencia, Impulso, Los Pinos, Francisco y Espigas. Exceptuando a dos de ellos, los demás están animados por un definido carisma católico. Estos centros no solo logran mejores resultados educativos que los estatales en estos desafiantes contextos, sino que además realizan un silencioso trabajo de promoción social y comunitaria de las comunidades que los albergan.

4. CAMBIOS EN EL ROL DE LA MUJER Y EN LAS FORMAS QUE ASUME LA INSTITUCIÓN FAMILIAR

En paralelo a los cambios anteriores, se han producido otros que abarcan a todos los estamentos sociales, ligados a transformaciones que han ocurrido en el rol de la mujer y en las diversas formas que asume la familia.

El acceso creciente de la mujer al mercado del trabajo ha transformado no solo la vida laboral, sino también la vida familiar. Ya hace décadas que las familias están constituidas en su mayoría por madres que trabajan, lo que ha llevado a nuevas formas de organización interna de la familia, y a una renovación de la manera en que hombres y mujeres asumen la paternidad. Hoy se suman otros fenómenos relacionados con el crecimiento de la tasa de divorcios, y con la aparición de nuevas formas familiares, como las familias ensambladas, producto de matrimonios en segundas nupcias de cónyuges con hijos de uniones anteriores, o familias constituidas a partir de parejas del mismo sexo. Todos estos cambios en la familia se hacen presentes en forma inmediata en los centros educativos: la escuela es la primera institución de la sociedad que debe hacer frente e integrar estos cambios.

Al respecto, en estos temas resulta revelador conocer de primera mano cómo se viven estos cambios en dos ambientes institucionales de raíz católica, pero que atienden dos sectores sociales diferentes. Se trata del colegio privado católico de mayor matrícula y prestigio académico del país, y la fundación Sophia ya mencionada, que reúne y gestiona los colegios católicos más pobres y en peligro de desaparición.

En relación a la presencia de las madres de los alumnos en el mercado laboral, el Rector del Colegio del Sagrado Corazón, P. Marcelo Coppetti SI, manifiesta que esto ha implicado un pasaje paulatino de la institución al doble horario, inclusive en el nivel de la educación inicial, que hasta hace 2 años era de un solo turno (comunicación personal, 14.06.18). En el ámbito de los colegios de la Fundación Sophia, el doble turno es imprescindible para que el colegio sobreviva. Según lo expresa su Director, el P. Julio Fernández Techera, SI: “un solo turno no funciona, si no se hace extensión horaria, el colegio se muere” (comunicación personal, 11.06.18).

Esta necesidad de cubrir más horas de la vida de los estudiantes no solo reviste un tema de cantidad de horas, sino de calidad de los procesos educativos y de las actividades y contenidos a desarrollar, lo cual coloca un componente de mayor exigencia para la conformación de la propuesta educativa. En estos extensos horarios se busca un equilibrio de diferentes actividades, lo que ha llevado a las instituciones educativas a incorporar elementos que antes corrían por cuenta de las familias: más opciones en arte, en deportes, en idiomas, en definitiva, en promoción de la formación integral.

 

Las nuevas formas familiares han implicado también un proceso de armónica integración de esta realidad a la vida institucional de los centros educativos. En el caso del Colegio del Sagrado Corazón, las familias que lo componen están integradas en general por estamentos de clase media-alta. De acuerdo a una encuesta que aplican a los alumnos al ingresar, un 93% de los padres y madres posee un título profesional y el 75% vive en el marco de una familia nuclear, lo que luego disminuye a lo largo de la escolaridad por efecto de los divorcios que se van produciendo. La misión principal que se plantea el colegio es acompañar y atender en forma adecuada esa realidad. Hace unos 6 o 7 años surgió una preocupación por parte de algunas familias, ante la situación que detectaban de algunos padres que se encontraban a punto de una separación. El colegio se hizo eco de dicha inquietud, comenzó a reunir a los padres y se formalizó un espacio de matrimonios que acompañan a otros matrimonios, del cual hoy participan unas 350 personas (comunicación personal, 14.06.18). También se hacen presentes nuevas situaciones familiares, como parejas en unión libre que inscriben a sus hijos en la institución. Asimismo, en el colegio se respeta la orientación homosexual de sus alumnos, no discriminándolos en ninguna forma, como ha sucedido cuando se han postulado para tareas de voluntariado y se los ha seleccionado.

En el ámbito de los colegios de la Fundación Sophia, no ha habido dificultades para la integración de estas realidades. En los colegios que la integran existe un alto porcentaje de parejas en unión libre, y ya existe algún caso de padres del mismo sexo. Ante la consulta de cómo se manejan estas situaciones, la sensatez predomina: en palabras del P. Fernández Techera SI, se manejan “con sentido común” (comunicación personal, 11.06.18).

5. UN MUNDO GLOBALIZADO, INTERCONECTADO Y ALTAMENTE TECNOLÓGICO

Resulta evidente que los centros educativos católicos se inscriben en sociedades interconectadas de múltiples maneras a la información y a nuevas formas de comunicación, donde tienen un lugar destacado las redes sociales. Los niños y adolescentes están como nunca antes -en todos los niveles sociales- conectados a flujos permanentes de información de todo tipo. Esto jaquea a docentes y familias desde múltiples ángulos: la saturación de información e imágenes a la que son sometidos los niños desde muy pequeños, los peligros a la salud y la integridad física y psicológica, el ciberacoso y varios relacionados. Familias y educadores deben estar permanentemente actualizados sobre viejas y nuevas maneras en que la tecnología afecta a los niños y adolescentes, así como encontrar maneras positivas y educativas para sacarles provecho. Este es un nuevo desafío que consume no pocas energías y tiempo.

Los educadores deben tomar en cuenta a la tecnología no solo en lo que afecta la vida en general de sus alumnos, sino también en cómo integrarla a su trabajo profesional. Actualizarse en el uso de las llamadas TICs (tecnologías de la información y la comunicación) es un reto permanente y exigente para los profesionales de la educación, ya sean docentes, directivos o gestores y administradores. La tecnología invade todo y lo transforma en forma constante. La irrupción de la tecnología también genera en la educación católica la preocupación sobre cuál es la mejor manera de realizar esta integración sin perder de vista el carisma y la misión evangelizadora.

Desde la conducción de los sistemas educativos se han lanzado diferentes iniciativas destinadas a la incorporación de las TICs en la enseñanza, como “Perúeduca, sistema digital para el aprendizaje”, “Enlaces” de Chile que se iniciara en 1992, o el “Plan Ceibal” de Uruguay, en marcha desde 2008, entre muchos otros. Todos ellos tienen presente la necesidad de disminuir la brecha digital que existe en sus poblaciones, e integrar en forma inteligente y atractiva para los estudiantes diferentes formas de tecnología en las aulas.

También debe tenerse en cuenta que la alfabetización digital constituye hoy una competencia tan importante como la alfabetización en la lengua materna, o la alfabetización matemática. Al respecto, la educación católica tampoco escapa a este interés, y su desempeño como tal es relevante, en el conjunto de los centros educativos en cada país. Es creciente el interés por saber cómo se encuentra cada país en esta alfabetización cada vez más crítica para los ciudadanos del siglo XXI. Es por ello que se afianza la aplicación en los países latinoamericanos de una prueba internacional que evalúa esta competencia, llamada ICILS por sus siglas en inglés (International Computer and Information Literacy Study), en el que ya ha participado Chile y al que se aprestan a integrarse otros. Este será un nuevo terreno en el que la educación católica será evaluada.

Por otro lado, los límites del “horizonte” de los niños y adolescentes hoy día son bastante más amplios que los límites que dicho horizonte tenía décadas atrás, en gran parte debido al amplio mundo que despliega la tecnología. Hoy día quien accede a la tecnología tiene literalmente al mundo a un click de distancia, y esto afecta la manera en que concibe la realidad y, por tanto, su familia, su educación y a sí mismo. Las nociones de privacidad e intimidad se ven fuertemente cuestionadas (Vargas Llosa, 2012), y la construcción de la autoimagen, tan crucial en el desarrollo psicológico, se ve afectada por todo ello. Esto mueve límites que en el pasado otorgaban mucha seguridad, y al mismo tiempo abre múltiples oportunidades que la educación puede aprovechar y, de hecho, aprovecha.

Por razones de espacio se presentan algunos de estos fenómenos en forma sintética, así como sus derivaciones positivas y negativas para la educación, en la siguiente tabla.

Tabla 2.

Cambios recientes de la globalización y el desarrollo tecnológico y sus derivaciones en los centros educativos


Cambios en la sociedadDerivaciones positivas, oportunidadesDerivaciones negativas, dificultades
Fuerte presencia de la tecnología en el acceso a la información y en las formas de comunicación.Amplias posibilidades para crear desarrollos didácticos que motiven e interesen a los estudiantes.Creación de entornos virtuales de aprendizaje que permiten la cercanía a pesar de distancias físicas.Oportunidad de crear redes de aprendizaje y enseñanza tanto para estudiantes como para docentes.Acceso a múltiples fuentes de información útiles y pertinentes para la enseñanza.Si el acceso a la tecnología no está facilitado, se crean nuevas brechas.Desafío para los docentes de integrar la tecnología a sus dinámicas de enseñanza.Desafío para los docentes ante el manejo ágil y experto de sus alumnos que los descoloca de su antiguo rol.Para las instituciones, exige realizar inversiones en tecnología.
Acceso y presencia diaria de niños y adolescentes en las redes socialesNuevas formas de comunicación que permiten cercanía e inmediatez en las comunicaciones.Para la educación católica, es una oportunidad de fortalecer su propuesta en valores y la centralidad del amor en su antropología.Ciberbullying.Grooming.Dificultades para controlar las relaciones que los niños y adolescentes entablan en el mundo virtual tanto para los padres como para los educadores.
Internacionalización, entendida como un horizonte mayor al del contexto cotidiano en que se reside.Acceso a realidades lejanas al entorno inmediato de los estudiantes, amplía su capacidad de comprensión y tolerancia.Mayor riqueza en las propuestas educativas, se comienzan a integrar pasantías e intercambios con más frecuencia.Para la educación católica es una oportunidad de profundizar su antropología universal.Para las instituciones, exige la presencia en redes y una activa participación en ellas.Exige un mayor conocimiento del entorno internacional e invertir recursos en los programas internacionales.

Fuente: Elaboración propia.