El Pastor hacedor de discípulos

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Capítulo Tres

El Producto

Los Fundamentos Bíblicos para Hacer Discípulos

La declaración de George Orwell merece ser leída por segunda vez:

“Ahora nos hemos hundido a tal profundidad que volver a declarar lo obvio es el primer trabajo de los hombres inteligentes.”

Es obvio que la iglesia necesita mejorar su producto. Llámelo renovación, revitalización, restauración o lograrlo: Un nuevo compromiso a los claros mandamientos de Cristo es lo primero. El mejoramiento comienza con el establecimiento de fundamentos bíblicos para el producto.

Hacer discípulos tiene que ser algo enclavado en el corazón de la iglesia, pues su compromiso es producir creyentes que den fruto; estos son llamados discípulos. El mandamiento de Cristo a su Iglesia de ir y hacer discípulos está registrado en las Escrituras, en Mateo 28:18-20.

Este texto trae la claridad necesaria a los otros cuatro textos acerca de la Gran Comisión. Ningún evangélico ha desafiado seriamente el estatus de la Gran Comisión. Esta representa la agenda de trabajo ordenada a la iglesia. No debería haber confusión respecto a la última línea de la Gran Comisión. El objetivo es la evangelización mundial, el poblamiento del cielo. Estas últimas y a la vez las más importantes palabras de Cristo con relación a la tarea de la iglesia constituyen el corazón de lo que la iglesia es y hace.

Las declaraciones posteriores a la resurrección se encuentran en:

“Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.”

Juan 20:21

“Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.”

Marcos 16:15-17

“… y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. Ustedes son testigos de estas cosas.”

Lucas 24:47-48

“Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”

Hechos 1:8

Podríamos resumir las cuatro comisiones de esta manera: “Vayan y prediquen el evangelio por todo el mundo a toda persona. Vayan en el poder del Espíritu, acompañados de señales y maravillas del poder de Dios. Díganles de lo que ustedes han sido testigos. Empiecen en su tierra y desde allí, vayan al resto del mundo.”

Esta debió ser como decirle a una multitud de constructores principiantes: “Vayan y construyan casas; háganlas especiales, como si fueran premios; aquí está el dinero; constrúyanlas alrededor del mundo.” Los contratistas no saben mucho acerca de las casas. Ellos necesitan una muy detallada descripción, planos si quiere, que incluyan las especificaciones de las casas. También se necesita una metodología para construirlas. Esta es la razón por la que Mateo 28:18-20 es tan importante para comprender la Gran Comisión. Estos versículos dan la copia del plano, los métodos y la metodología para cumplir el mandamiento de Cristo:

“Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.”

Las tres palabras importantes de este texto son: vayan, bautizar y enseñar. Vayan es un imperativo circunstancial que podría entenderse “mientras van.” El mandamiento no es ir; Cristo asume y los discípulos lo entendieron así, que ganar al mundo no es para los sedentarios.

Por lo tanto, mientras usted va por la vida, ya sea viajando o que viva en un lugar específico, este trabajo es para usted. Sin embargo, note que cuando pensamos en la estrategia de Hechos 1:8 (Jerusalén, Judea, Samaria y los confines de la tierra), viajar es necesario.

Mientras que vayan es circunstancial, bautizar y enseñar tienen un mayor peso exegético. Estos califican la acción principal ordenada en el texto. El trabajo asociado a la acción ordenada es bautizar y enseñar. Bautizar convertidos requiere que los nuevos creyentes hagan una confesión pública de su fe. Un testimonio público, formal y dramático de una nueva vida, es lo importante del bautismo.

Enseñar a otros a obedecer, es una tarea que avanza fuertemente a través de la experiencia cristiana. Por ahora, déjenme decir que enseñar a otros a obedecer es el ingrediente continuo más importante para una vida cristiana significativa. Bautizar y enseñar a otros a obedecer constituyen una muy completa descripción de la labor de la Gran Comisión. Más sobre esto a su debido tiempo.

El mandamiento imperativo del texto es hacer discípulos. Esta es la fórmula para evangelizar al mundo y la metodología requerida es la de reproducir y multiplicar la misión mundial. La Gran Comisión sin multiplicación es evangelismo paralizado de la nuca a los pies. Jesús, al ordenar específicamente ir y hacer discípulos, especificó el producto final de la iglesia.

Él no dijo “hagan convertidos,” o, “hagan cristianos.” Ser un convertido o un cristiano no necesariamente se equipara a la reproducción. Muchos cristianos son espiritualmente estériles; muchos no avanzan el evangelio. Cuando se hace un discípulo, suceden dos cosas buenas: un discípulo es saludable y piadoso; los discípulos se reproducen a sí mismos y algunos se convierten en hacedores de discípulos, dando como resultado la multiplicación. Por lo tanto, los discípulos resuelven la crisis en el corazón de la iglesia. Hacer discípulos crea un producto de calidad y una fuerza de trabajo efectiva. Este es el plan de Dios para Su iglesia.

Los discípulos son el producto; bautizar y enseñar a obedecer son los requerimientos. Como mínimo, un discípulo da un testimonio público a través del bautismo y se somete a la autoridad de otros para ser instruido. Él se dispone a sí mismo para el entrenamiento y entiende la virtud del seguimiento. Él se entrega a un proceso de aprendizaje por toda la vida. Hacer discípulos no es algo que ocurra sin seguimiento. (Ver Capítulo 4).

Si deseamos obedecer la Gran Comisión no podemos ignorar la tarea progresiva de ir y hacer discípulos. Para ello, debe haber seguimiento, de lo contrario, la gente no será enseñada a obedecer. Sólo quienes se han ubicado a sí mismos en un modelo de aprendizaje verificable se convertirán en reproductores. Fuera de este grupo surgirán aquellos con dones de liderazgo y habilidades especiales, que conformarán el centro de hacer discípulos de cualquier iglesia. Ellos a su vez crean ambientes para hacer discípulos y multiplicarse. Esto llevará al crecimiento exponencial de la iglesia. Hacer discípulos es el corazón de la iglesia, porque es el corazón de la Gran Comisión.

La Iglesia Obediente

“Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes,” se refiere a la Gran Comisión en sí misma. Enseñar a la iglesia a obedecer la Gran Comisión es una labor importante pero descuidada. La pregunta que surge es: ¿Una iglesia que no obedece la Gran Comisión, está obedeciendo a Dios? ¿Es una iglesia obediente? No, no lo es. La dedicación determinada a la Gran Comisión descansa en el corazón del mandamiento de Cristo. Por cierto, también debemos preguntarnos: “¿Qué es obedecer la Gran Comisión?”

La estructura esencial de la obediencia es el esfuerzo intencional que define a un discípulo, para producir discípulos a través de los diversos medios de la iglesia. Este libro mostrará varias maneras para que el trabajo se lleve a cabo. Pero lo innegociable es el esfuerzo intencional. La obediencia requiere además un compromiso para la reproducción. La evidencia de tal compromiso aparece en el entrenamiento de las personas para evangelizar: primero, mostrándoles cómo hacerlo; luego, haciéndolo con ellos; y finalmente, dejándolos a ellos hacerlo. Crear expectativas y entrenarlos para poder llevarlas a cabo con responsabilidad, es el verdadero compromiso para la reproducción.

Un tercer componente de esa estructura esencial de la obediencia es un compromiso para la multiplicación. La evidencia de tal compromiso puede ser vista en la selección de aquellos con la capacidad de liderazgo para ser entrenados como hacedores de discípulos. Esto significa un entrenamiento especial que le enseñe a los líderes a crear entornos para hacer discípulos masivamente. Ellos aprenden cómo entrenar grupos de personas y enseñar a otros discípulos equipados con dones para que se conviertan en hacedores de discípulos. De este proceso, usted consigue ancianos, pastores, misioneros, plantadores de iglesias y otros líderes claves.

La obediencia a la Gran Comisión aplica para las tres clasificaciones: un plan intencional que defina y entrene discípulos, un compromiso para la reproducción por medio del entrenamiento en el evangelismo con responsabilidad, y, un compromiso para la multiplicación por medio del entrenamiento especial para producir líderes que hagan discípulos. Estos son los puntos esenciales de la obediencia a la Gran Comisión; cualquier otra cosa es pecado.

Los Discípulos… ¿Más que Convertidos?

Jesús nos ordenó “hacer discípulos.” Los discípulos son tanto los que complacen al Señor como los que alcanzarán el mundo. Por lo tanto, es imperativo y prioritario para la iglesia entender lo que un discípulo es y hace. La ironía de la iglesia está en que hemos soltado abiertamente la palabra discípulo, pero muy a menudo sin definición. Eso es como si una compañía de zapatos tratara de elaborar un producto sin especificaciones. El producto final de la línea de ensamble sería interesante.

 

La definición es ilusoria. ¿Un discípulo es un convertido, que sólo creyó en Cristo para su salvación? ¿Es un creyente reproductor que lleva fruto tal como Jesús lo describe en otros pasajes? ¿O es la persona totalmente comprometida que Jesús describe en Lucas 14:25-35, que pone a Cristo antes de sus posesiones, de sí mismo y de su familia?

Los Discípulos… ¿Nacen o se Hacen?

Si los discípulos nacen y no se hacen, entonces ellos deben desde el mismo momento de su nacimiento espiritual, reflejar las características y conocer los requisitos descritos por Jesús. Estas características no tienen que estar plenamente desarrolladas, aunque deberían estar presentes al menos en una etapa primaria. Ellos lucirían como creyentes constantes, obedientes y fructíferos, que glorifican a Dios, son gozosos y se aman unos a otros (Juan 15:7-17). Tendrían las prioridades del discípulo descritas por Jesús (Lucas 14:25-35) y la dedicación del seguidor que renuncia a todo por causa del evangelio (Lucas 9:23-25).

Si los discípulos nacen y no se hacen, entonces mientras estas características se desarrollan, ellos revelarían en todo momento la verdadera regeneración. Por lo tanto, cada cristiano de manera individual sería un creyente saludable y se reproduciría. Pero si ellos no reflejan el perfil del discípulo, entonces no serían cristianos.

Si los discípulos nacen y no se hacen, los no cristianos dominarían la iglesia evangélica. Un estimado generoso encontraría que no más del 25% de los evangélicos buscan el estándar de Cristo para un discípulo. Como lo dije anteriormente, sólo el 7% ha sido entrenado en evangelismo y tan sólo el 2% ha llevado a alguien a Cristo. Según la definición de Cristo, los discípulos se reproducen a sí mismos a través del evangelismo. Si alguno asume la teología de que “los discípulos nacen y no se hacen” y la une a la definición que Jesús da acerca de lo que es un discípulo, y luego agrega los hechos objetivos concernientes a la iglesia evangélica actual, los resultados son alarmantes. Al menos el 75% de los evangélicos no son cristianos, pues ellos no se miden según el estándar de Cristo de lo que significa ser un discípulo.

La teología de que “los discípulos nacen y no se hacen” tiene muchos efectos perjudiciales. Algunas facciones la aceptan porque no la han comparado detalladamente con las definiciones de Jesús. Cuando lo hagan, se crea un evangelio activo. Esto se agrega a los requisitos de la salvación. No sólo se requiere de la fe en Cristo, sino de un compromiso hacia el perfil exigido para ser un discípulo. A menos que usted se comprometa con la evangelización mundial y a trabajar en el campo de la cosecha poniendo a Cristo antes que cualquier cosa en su vida, según las palabras de Jesús, usted “no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:25-35); por lo tanto, no es salvo.

Las Escrituras enseñan la transformación definitiva como consecuencia inmediata de la salvación, pero no enseñan que todos los creyentes se convertirán en reproductores de discípulos. La madurez cristiana se enseña como un objetivo para cada cristiano en forma individual, pero no considera la evidencia de la regeneración. Las trece epístolas de Pablo dan suficiente testimonio de que la iglesia está compuesta por cristianos inmaduros que no debieran serlo. Textos como 1 Corintios 3:1-3 y Hebreos 5:11-13, suministran suficiente evidencia de que los cristianos desobedientes o carnales son aún considerados cristianos.

La confrontación entre discípulo como alguien convertido y discípulo como un creyente maduro y que se reproduce, es como la de dos hombres calvos peleando por un cepillo para el cabello. La controversia es innecesaria y producto de una pobre hermenéutica. El problema viene de las definiciones surgidas del simple significado léxico, que tratan de definir discípulo desde la etimología de la palabra sin considerar información de mayor importancia.

Otro error es argumentar que Jesús nunca hizo una distinción entre discípulo y creyente o convertido. Esto falsamente asume que cada vez que la palabra discípulo es usada, significa lo mismo. Esta palabra es mucho más fluida de lo que una hermenéutica permite.

Una definición léxica de mathetes “siempre implica la existencia de un acoplamiento personal que conforma toda la vida de aquel descrito como mathetes, y que, en su particularidad, no deja dudas en cuanto a quién está desplegando el poder formativo.”1 Para resumir el artículo de Kittel, un discípulo es un seguidor, un estudiante de un profesor particular; Juan el Bautista, Platón y Jesús tenían discípulos. Siempre implica una relación supremamente personal.

El artículo continúa mencionando que mathetes está siempre asociado con seguidor. Los discípulos hacen más que sólo creer; muchos creyeron en Cristo, pero pocos lo siguieron. Pocos dejan su rutina normal para convertirse en seguidores. Tenga en cuenta que más de quinientas personas lo siguieron a Él durante el tiempo de su mayor popularidad. Los discípulos hacen sacrificios para ajustar su estilo de vida para obedecer a Cristo; ellos fueron una clase aparte. Un discípulo fue y es una persona de acción y compromiso concretos.

Jesús describió a sus discípulos como personas de compromiso y obediencia. Ellos también sufrieron y compartieron gustosamente el trabajo. El uso principal de mathetes en los evangelios describía la relación entre los seguidores terrenales de Jesús durante su misión en este mundo: los doce, los setenta y los quinientos. Los aspectos contextuales, además de las definiciones léxicas, nos exigen pensar que un discípulo es un seguidor comprometido con Jesús. Esto significa mucho más que sólo creer, sino también demostrar su creencia por medio de la acción.

Otro uso de mathetes se encuentra en los Hechos de los Apóstoles. Una vez más, Kittel comenta: “Nótese primero que mathetes es usado por los cristianos sólo en secciones específicas de los Hechos (Hechos 6:1-21:6). Antes de Hechos 6, los cristianos son “quienes creen” o “los hermanos.” El uso de mathetes no es sistemático ni ocurre en las secciones de “nosotros” excepto en Hechos 21:4; 16.” Las secciones de “nosotros” son aquellas partes donde el autor, Lucas, estuvo presente.2

En Hechos, el término mathetes es usado por los cristianos en general, no sólo por los seguidores personales de Cristo. Esto incluye a aquellos que no conocieron a Jesús personalmente; por ejemplo, Timoteo fue llamado discípulo. La marca de un discípulo se encuentra en Hechos 6:7: obediente en la fe. Pablo tuvo discípulos (Hechos 9:26), y, en el primer viaje misionero, Pablo y Bernabé regresaron a las ciudades evangelizadas y fortalecieron a los discípulos y constituyeron ancianos (Hechos 14:21-24).

Según Jesús, ¿Qué es un Discípulo?

El factor más importante en la definición de un discípulo es la enseñanza de Jesús. Él fue el hacedor de discípulos; Él les estaba hablando a ellos cuando les dio la Gran Comisión. Las definiciones de Jesús están sobre cualquier otra. Él definió a un discípulo y consideraremos ese perfil en detalle en las siguientes páginas.

Podemos resumir las enseñanzas de Jesús sobre los discípulos como sigue. Un discípulo:

 Está dispuesto a negarse a sí mismo, llevar su cruz cada día y seguirlo a Él (Lucas 9:23-25).

 Coloca a Cristo antes que a sí mismo, su familia y sus posesiones (Lucas 14:25-35).

 Es fiel a las enseñanzas de Cristo (Juan 8:31).

 Está comprometido con la evangelización del mundo (Mateo 9:36-38).

 Ama a otros de la misma forma como Cristo ama (Juan 13:34,35).

 Soporta en Cristo, es obediente y fructífero, glorifica a Dios, tiene gozo y ama a los hermanos (Juan 15:7-17).

Jesús declara en tres ocasiones que, si alguien no está dispuesto a hacer tal clase de compromisos, “no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:25, 26, 33).

Concluir que Jesús no hizo distinción entre creer en Él y comprometerse con Él es ignorar los hechos. Jesús le habló a muchos acerca de la importancia de la vida eterna: a Nicodemo, a la mujer samaritana y al ladrón en la cruz. Él no les habló de los rigores del discipulado, pero siempre hizo énfasis en creer y confiar: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16). Juan 6:25-29 y 11:25, también hablan de las enseñanzas de Jesús acerca de la salvación como distintas de Sus enseñanzas sobre las exigencias para ser Su discípulo. Jesús hace una distinción entre la necesidad de la fe para tener la vida eterna, y la necesidad de compromiso, que lleva a seguirlo a Él y a ser Su discípulo. Por lo tanto, he llegado a cuatro conclusiones relacionadas con la definición de discípulo.

1 Los creyentes verdaderamente nacidos de nuevo son técnicamente discípulos desde el mismo momento de su nacimiento. Los verdaderos creyentes son seguidores de Jesús; esto no significa que ellos serán seguidores maduros de Jesús o que harán que sus vidas cuenten para Cristo. Ellos pueden vivir en un sueño espiritual, desperdiciando los dones y talentos de Dios. Por lo tanto, el mandamiento de ir y hacer discípulos incluye el evangelismo. Llevar personas a Cristo es el primer paso de la Gran Comisión.

2 Jesús quiso decir mucho más que “hacer discípulos.” Aún cuando cada verdadero creyente es un discípulo, Jesús quiso decir algo más que sólo “ir y evangelizar.” Los creyentes son bautizados y abiertamente identificados con Cristo, y, llamados a obedecer todo lo que Él ordenó, esto es, ser entrenados y edificados en la madurez, reproduciendo discípulos.Cuando Jesús dijo, “hagan discípulos,” necesariamente los discípulos entendieron que esto significaba mucho más que conseguir simplemente personas que creyeran en Jesús. Ellos habían visto cientos de personas venir e irse; habían visto multitudes de necesitados, interesados y superficiales, irse después de los milagros; y sabían que conseguir personas que digan simplemente, “sí, yo creo,” no era suficiente. Ellos tuvieron que interpretar lo que significaba hacer con otros lo que Jesús había hecho con ellos. El hecho mismo de que ellos hubieran tenido que contar el costo, hacer sacrificios y seguirlo a Él, significaba que era necesario un proceso largo e intencional para llegar a ser discípulo de Jesús. Su tarea empezó con la evangelización, pero ese fue sólo el comienzo. Ellos necesitaban producir personas comprometidas a ganar el mundo y a través de las cuales el evangelio pudiera multiplicarse. Hacer discípulos incluye ganarlos a ellos, pero ese es sólo el primer paso.

3 Hacer discípulos de todas las naciones está establecido como una meta. El proceso sería ganar a tantos como sea posible, para entrenar a tantos como sea posible y multiplicarse a través de ellos en tantos como sea posible. “Hacer discípulos” involucra todo el proceso, desde la conversión hasta ser entrenado como un hacedor de discípulos. Por lo tanto, el proceso de hacer discípulos es legítimo y es el mismo corazón de lo que Cristo espera de Su iglesia. Hacer discípulos lleva a las personas al Salvador, los edifica para alcanzar la madurez y los entrena para que se reproduzcan y sean efectivos para Cristo. Este es el trabajo de la iglesia y la labor encomendada al pastor.La creencia de que los discípulos nacen y no se hacen, nos lleva a concluir que hacer discípulos es lo mismo que evangelizar. Entonces, la labor encomendada a la iglesia habría sido evangelizar a expensas de la salud general de la iglesia. La principal labor encomendada a la iglesia sería evangelizar y la secundaria madurar a los santos, si el tiempo lo permite. Los discípulos nacen primero y luego se hacen. Nacen por el Espíritu de Dios, con el equipo de fábrica instalado correctamente. Ellos deben ser edificados, entrenados, enseñados y guiados en su compromiso con Jesucristo. Por lo tanto, lo ordenado por Jesús es más que evangelizar; Él ordenó llevar a todos los cristianos a la definición de lo que es un discípulo maduro.

4 Cuando Jesús comisionó a la iglesia para “hacer discípulos,” le encargó la responsabilidad de edificar discípulos que se reprodujeran. Él habló de la calidad del producto, el cual es la clave para evangelizar al mundo.Hacer discípulos dispara la multiplicación. Como estrategia y proceso, la multiplicación es la clave para la evangelización del mundo. Hacer discípulos es más que un producto, es una metodología que se requiere para ganar al mundo. En la medida en que la iglesia se dedica a hacer discípulos, es obediente a Cristo. Ahora la misión está en problemas debido a que la iglesia se ha detenido en el primer paso de hacer discípulos. Muy frecuentemente la iglesia gana y bautiza, pero no enseña ni entrena. El triste resultado es una falta de reproducción y multiplicación. Dios desea que cada cristiano sea Su discípulo. Su voluntad es que cada cristiano sea reproductivo espiritualmente.

 

Cristo comisionó a Su iglesia a hacer discípulos para asegurar que dos cosas sucedieran: que la iglesia produjera un fruto saludable (un discípulo que se reproduzca) y que la evangelización del mundo sea una realidad. Pero sólo los discípulos se reproducen y se multiplican; no hay otra forma. Por lo tanto, hacer discípulos es algo que debe estar en el corazón de la iglesia local y ser establecido como una prioridad por el pastor.

El Perfil del Discípulo

Juan 15:7-17

Jesús enseña que su relación con los discípulos es como la de una vid con sus ramas. El énfasis de esta enseñanza en el Aposento Alto es una cuarta fase de su relación. La fase del “vengan a ver” fue la introductoria y duró cuatro meses. La fase del “vengan y síganme,” estableció a los doce en los principios y duró diez meses. El paso del “vengan y permanezcan conmigo” duró veinte meses y fue el entrenamiento especializado de los doce para asumir responsablemente el ministerio. En la cuarta fase llamada “permanezcan en Mí,” Jesús explicó la analogía de la vid y sus ramas.

Jesús les habló a ellos del cambio en la relación. Él se iba, pero el Espíritu Santo vendría en Su reemplazo. Él estaría con ellos en una forma diferente pero completamente plena. La absoluta necesidad de un ministerio efectivo se establece en Juan 15:5: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.”

Permanecer en Cristo es algo innegociable para un cristiano fructífero, pero el énfasis de Cristo no está en llevar fruto, sino en permanecer en Él. Permanecer en Cristo de la manera como una rama depende de la vid, es lo que permitirá al creyente dar fruto; de hecho, él no puede evitar dar fruto. Esta enseñanza es crucial para hacer discípulos, pues Jesús dice que el creyente que da fruto complace a Dios. Él identifica a esta persona como un discípulo. Él está hablándoles a los discípulos acerca de discípulos al describir al discípulo ideal. En otras palabras, Jesús describe el producto de la Gran Comisión. El perfil del discípulo tiene seis dimensiones.

1 Un Discípulo Permanece en Cristo Juan 15:7“Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá”Juan 15:7 (negrillas agregadas)“Permanecer” viene de la palabra griega mena, que significa “permanecer o mantener contacto por un tiempo prolongado.” Lo que Cristo quiere decir es que Él y sus seguidores deben mantener una relación orgánica. Esto será esencial para dar fruto. Pero aún antes de definir lo que significa permanecer en Cristo, tenemos que considerar la primera palabra de la oración: “Si.”La palabra tiene cierto grado de duda. En el griego hay cuatro diferentes formas de decir si, pero esta forma en particular comunica claramente cierto grado de duda. La elección determinará la posible acción a seguir. Cada cristiano toma la decisión diariamente: “¿Seguiré a Cristo hoy?” “¿Me guiará Su Espíritu?” “¿Me instruirán Sus enseñanzas?” Cada persona necesita responder al llamado de Cristo: “Síganme y los haré pescadores de hombres” (Marcos 1:17).Demasiados piensan que una vez que se convierten en cristianos, encienden el piloto automático espiritual. El crecimiento cristiano es sobrenatural, no es automático. La gran diferencia está en la decisión diaria de seguir a Cristo, la cual gobierna directamente el grado de permanencia en Él. Al empezar con el condicional si, Jesús comunica claramente una responsabilidad continua de los discípulos para mantenerse unidos a Él.Tristemente, muchos cristianos han rechazado el discipulado basados en un concepto erróneo, pensando equivocadamente que esta seria alianza significa ser un Boina Verde para Cristo o pertenecer a la Fuerza Delta de Dios, y que a menos que usted esté dispuesto a invadir territorio enemigo, combatir mano a mano e ir de puerta en puerta, usted no puede ser un discípulo. Miremos los hechos. Decirle “sí” a Cristo exige dos acciones que le permiten a cualquier persona permanecer en Cristo.Estar Correctamente Relacionados con las Palabras de Cristo. El discípulo tiene un compromiso con la Escritura. Jesús lo dijo: “Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos” (Juan 8:31).Claramente, Jesús se refería a sus enseñanzas orales. Él basó muchas de sus enseñanzas en el Antiguo Testamento; vea, por ejemplo, el Sermón del Monte. La aplicación destilada del s. XXI dice que el discípulo está comprometido con las enseñanzas de Cristo que se encuentran en el Nuevo Testamento. Sin embargo, el canon completo de la Escritura es considerado Palabra de Dios; por lo tanto, el discípulo está comprometido a la autoridad de la totalidad de la Biblia. La única forma en que un discípulo puede relacionarse correctamente con la Palabra de Cristo es demostrando su compromiso con esta. Este compromiso se demuestra por sí mismo en el conocimiento de las Escrituras acerca del trabajo del discípulo, el cual, funcionalmente, tiene varias dimensiones.Estudiar. “Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).“Esfuérzate” es un llamado a ser diligente, a hacer todo el esfuerzo posible para entender la Escritura tan bien como para ser un hábil artesano, y sostener su cabeza en alto cuando sea confrontado en su conocimiento y habilidad para aplicar a su vida la Escritura. Esto significa que un discípulo leerá, estudiará, memorizará y tendrá la capacidad para enseñar y aplicar a su vida la Biblia.Pelear. “Pues aunque vivimos en el mundo, no libramos batallas como lo hace el mundo. Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:3-5).El discípulo debe conocer la Biblia lo suficientemente bien a través del estudio, para enfrentar la tentación y protegerse a sí mismo contra las ideas y filosofías del mundo. El discípulo es confrontado diariamente con miles de mensajes e ideas. Un sistema de defensa bíblico debe separar las ideas, tomar lo que obedece a Cristo y rechazar lo que no. La defensa del cristiano promedio contra las filosofías del mundo es tan eficaz como las luces de la Antigua Iglesia del Norte de Boston que advierten contra un ataque nuclear. Muchos cristianos, por no decir la mayoría, están indefensos ante los mensajes de la propaganda moderna.Cuando los jóvenes preguntan por qué es malo ver pornografía, muchos padres cristianos no saben ir y encontrar en la Biblia una respuesta adecuada, revelando la ignorancia bíblica entre los evangélicos. ¿Qué dice la Biblia acerca del aborto, la pena capital, alimentar al pobre, pedir dinero prestado a los amigos, enseñar a los niños, el manejo de la ansiedad, finanzas, matrimonio, y muchas otras cosas? Si usted no lo ha estudiado, no lo sabrá y, por lo tanto, tendrá que pelear sin armas. Cada cristiano debe enfrentar una guerra contra el mundo, la carne y el maligno. La pregunta es: “¿Se encuentra equipado para la batalla?” El discípulo lo está, la mayoría no.Defender. “Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes” (1 Pedro 3:15).El discípulo estudia la Escritura para renovar su mente y moldear su propia conducta, para saber cómo aplicar los principios de Dios a su vida, para poder pelear contra la tentación, someter cada pensamiento a la obediencia de Cristo y defender la fe entre quienes buscan entender el mensaje de Jesús.Cada discípulo debería entender suficientemente bien en qué cree para reconocer las falsas enseñanzas. Él debería ser capaz de responder las preguntas básicas que otros hacen: “¿Cómo sabe usted que la Biblia es de fiar?” “¿Por qué Dios permite el sufrimiento y la maldad?” “¿Cómo puede decir que Cristo es el único camino al Padre?” El discípulo tiene que poseer el conocimiento y la habilidad para responder a tal clase de preguntas.Estas tres habilidades funcionales -estudiar, pelear y defender-, son el resultado de un demostrado compromiso con la Escritura. El discípulo ha sido transformado por la renovación de su mente y lo que renueva su mente y reprograma su conducta es la Palabra de Dios. Dios le habla al discípulo a través de Su Palabra. Esta es la primera y más importante acción de permanecer en Cristo.La Biblia es el punto de partida para cualquier discípulo. Muchos cristianos descansan “muertos en el agua,” viviendo en un estado de reposo. Ellos necesitan desesperadamente levantar sus velas y hacer un compromiso para estudiar la Escritura. Al tratar de evitar este paso crucial, se apartan de la vid. La relación del cristiano con la Palabra de Dios es el tema más crítico para un caminar vibrante. Todo lo que sea caminar con Cristo y vivir en el mundo se basa en ella.Sin un poderoso conocimiento de la Palabra de Dios, el cristiano es débil. Pablo no exalta esa clase de debilidad en 2 Corintios 12:10 cuando escribe “porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” La deliberada negligencia en un encargo causa esta debilidad. El producto de la poco eficaz iglesia de hoy es un cristiano que no se relaciona adecuadamente con la Palabra de Dios; muchos evangélicos asisten a la iglesia y escuchan el sermón, pero todo acaba allí. Ellos tienen que ser alimentados con cuchara. Los discípulos se alimentan por sí solos; ellos saben tomar el alimento y ponerlo donde corresponde. Existe muy poca preocupación acerca de esto. Escuchar y leer la Biblia no harán de usted un discípulo que se alimenta a sí mismo, porque estas cosas por sí solas no lo ayudarán a estudiar, pelear y defenderse. No hay forma de evitar este primer paso: “Si usted planea permanecer en Mí, mis palabras tienen que permanecer en usted.”Un Compromiso para Orar. “… pidan lo que quieran, y se les concederá” (Juan 15:7), habla de la oración eficaz. Un discípulo que permanece en Cristo y entiende Su Palabra sabe qué y cómo orar, qué pedir y cómo obtenerlo y también sabe qué no orar. Este versículo no les da a los discípulos carta blanca. Debe balancearse con muchos otros comentarios sobre la oración. Otros requisitos para una oración contestada incluyen guardar los mandamientos (1 Juan 3:22) y orar de acuerdo con la voluntad de Dios (1 Juan 5:14-15). El discípulo es una persona reconocida de oración y autoridad.Comunicarse con Dios constituye la base para permanecer y la raíz de vivir como un discípulo. Dios me habla a través de la Escritura y yo le respondo a Él a través de la oración. Conocer a Dios en algunos aspectos, es como conocer a cualquier persona. Hay una conversación en la que se comparte y se intercambian ideas y opiniones. Hablarle a Dios es tan vital como que Dios nos hable a nosotros. El discípulo aprende a hablarle a Dios escuchando primero lo que Dios dice. La oración responde a lo que Dios ya ha dicho. Permanecer en Cristo requiere tanto de la Palabra de Dios como de la oración.Muchos problemas que llegan al pastor encuentran su raíz en la falta de consejo producto de una inadecuada relación con Dios y a una falta de comunión con Él. Ellos no están sacando tiempo para escuchar su voz, revelar sus corazones ni entender Su Palabra. Uno de los aspectos más preocupantes de este mal común de la falta de comunión con Dios, es que los pastores sufren tanto como la congregación.Muchos pastores estudian la Biblia porque hace parte de su trabajo: estudian la Biblia para predicar y orar y mejorar su trabajo pastoral. Ellos han profesionalizado el estudio de la Biblia y la oración. El acercamiento utilitario corrompe la comunión con Dios. Él está siendo usado como si fuera un artículo de uso personal, como cuando quiero escribir mejor y simplemente inserto mi lápiz dentro del tajalápiz. Cuando quiero predicar un sermón bien emocionante o conseguir más dinero para un proyecto, pido la ayuda de Dios en oración.No existe nada inmoral acerca de pedirle ayuda a Dios. De hecho, Él nos anima a hacerlo. La inmoralidad aparece cuando sólo le damos a Dios toda nuestra atención para pedirle algo. Él no obtiene ningún momento para alimentar nuestra alma, levantar nuestro espíritu o simplemente darnos el placer de Su compañía. ¿Cuánto durarían nuestras relaciones terrenales si sólo las usáramos?El otro asunto que enfrentan muchos líderes cristianos es la permanente necesidad de tal comunión. Los cristianos nunca dejan atrás la necesidad por lo básico. Con frecuencia, los líderes comenzaron bien su caminar con Cristo: tenían una buena disciplina de estudio bíblico, de oración, de memorización de la Escritura y de evangelismo personal. Sin embargo, al pasar el tiempo, ellos descuidaron esas disciplinas básicas y las cambiaron por lo esotérico y el elitismo del cristianismo profesional. Los pastores y los líderes cristianos con frecuencia se queman debido a que han descuidado su primer amor. La llama espiritual apenas parpadea porque el fuego no fue avivado por la constante comunión con Dios.Michael Jordan, el gran jugador de baloncesto de los Chicago Bulls, hacía cosas espectaculares en la cancha. Las personas no dejaban de asombrarse ante sus extraordinarias hazañas, pero a menos que él hubiera aprendido y practicado lo básico, no tendría fundamentos para haberlo hecho. Si él no pudiera regatear sin retener la bola, girar y brincar sin cometer faltas o hacer un pase preciso, de nada serviría que Jordan hubiera podido saltar en el gimnasio, correr como un venado y moverse tan rápido como un gato.Los cristianos deben primero dominar lo básico, lo que le da el fundamento espiritual para mantener por toda la vida su compromiso con Cristo. El cristiano puede utilizar mejor los dones espirituales, los talentos y las circunstancias de la vida cuando tiene ese fundamento. La primera señal del perfil de un discípulo es que permanece unido a Cristo al comunicarse con Dios a través de la Palabra y la oración.

2 Un Discípulo es Obediente Juan 15:9; Mateo 28:20; Juan 14:21El encargo de Jesús para “hacer discípulos” en Mateo fue “… enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.” Las personas tienen que ser enseñadas a obedecer, pues esto no es algo natural. Edmund Burke escribió: “Todos los hombres desde el lado de sus inclinaciones naturales están arruinados.” Las fortalezas se convierten en debilidades. La responsabilidad es esencial para el hacedor de discípulos exitoso, porque enseña a las personas a vivir en obediencia a Cristo. Jesús dijo que un discípulo obedece y, por lo tanto, no hay cómo hacer discípulos sin responsabilidad.Practicamos la responsabilidad diariamente en nuestros hogares y lugares de trabajo. La verdad es que sin responsabilidad, el crecimiento cristiano es también casi imposible y desequilibrado. Cuando inspecciono mi vida cristiana, veo a muchos que han contribuido conmigo, pero los que más me han ayudado han sido los que me han recriminado la responsabilidad por mis acciones.Jesús vincula la obediencia con el amor: “Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Juan 15:9-10). Momentos antes, Jesús había dicho: “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos” (Juan 14:15), y, “¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14:21).Jesús pide amorosamente la obediencia de Sus discípulos. Él enseñó que el amor es igual a la obediencia y que el mejor acto de la obediencia es el amor. El cristiano que no ha sido enseñado espera hasta sentir la acción del Espíritu para tomar acción. El creyente lleno de la Palabra actúa basado en los mandamientos de Dios, sin importar cómo se sienta al respecto. Él ora porque es obediente y da testimonio porque Dios lo ordena. Él alcanza a quienes tienen necesidad porque esta es claramente la voluntad de Dios. Muchas veces, el discípulo obediente se siente como si hiciera todas estas cosas maravillosas, pero con frecuencia no es así. La diferencia entre el discípulo y el supuesto cristiano es el compromiso del discípulo a obedecer a Dios sin importar las circunstancias, sentimientos u otra clase de presiones.Las recompensas de la obediencia son muchas. Podemos resumir que la enseñanza combinada de los textos anteriores, son como siguen: Dios nos amó primero. Él inició el proceso mandando a Su Hijo como rescate por muchos: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio…” (Juan 3:16). Dios amó y en consecuencia actuó: “Nosotros amamos a Dios porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:19).El siguiente paso es que nosotros respondamos en obediencia a lo que Dios ha hecho. Jesús dice: “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos” (Juan 14:15). Nosotros damos un paso por fe en obediencia y los resultados son maravillosos. “…Al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.” (Juan 14:21).Dios nos devuelve ese amor al enseñarnos más acerca de Sí mismo. Jesús nos enseña los secretos del Espíritu al revelarnos los detalles de los planes de Dios para nuestra vida. Los detalles y los secretos espirituales de Dios se encuentran en el camino de la obediencia. ¿Se ha preguntado por qué algunas personas parecen conocer más acerca de Dios y de cómo obra que otros? Ellos han recorrido por muchos años el camino de la obediencia y Dios les ha enseñado mucho.Sin embargo, la mayoría de los cristianos están detenidos en el borde del camino de la obediencia, esperando más información. “Dios, si me dieras más detalles acerca de mi futuro o lo que hay allí para mí, yo daría un paso de fe; estaría listo para ir.” Y Dios simplemente respondería: “No vas a tener más información hasta que no empieces a recorrer el camino de la obediencia.” El siguiente paso es suyo, así que empiece a recorrer ese camino. Si usted necesita todos los hechos antes de caminar por fe, no va a llegar a ninguna parte. Dios quiere que usted camine por fe y no por vista. La Palabra de Dios es una luz en su camino y una lámpara a sus pies. Ella suministra suficiente luz para que usted camine y vea hacia dónde dirige el siguiente paso. Si usted pudiera ver el futuro y tener toda la información, usted no iría. Si usted pudiera ver el desafío, el problema, el dolor y tuviera toda la información, escogería detenerse al borde del camino para evitar el dolor. Usted tiene un solo camino para vivir en la obediencia de la vida cristiana: caminar por fe, dar el paso en obediencia, sin importar los temores o sentimientos. Si así lo hace, Dios le promete amarlo de formas maravillosas imposibles de experimentar por otros medios.La responsabilidad estimula a seguir adelante en obediencia, sin lo cual, hacer discípulos sería algo imposible. Los discípulos mantienen sus compromisos con Dios por obediencia. Los hacedores de discípulos ayudan a otros a mantener sus compromisos con Dios a través de la responsabilidad. Todo funciona en conjunto para hacer discípulos. La vida de un discípulo es de estrecha comunión con Dios y en obediencia a Él, con responsabilidad.

3 Un Discípulo Lleva Fruto Juan 15:8, 16Continuamos con la marca de lo que un discípulo produce. “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:8). Además, “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure” (Juan 15:16).Jesús esperaba que Sus discípulos se reprodujeran. Esto es lo que significa fruto; por su misma naturaleza, ellos necesitaban producir fruto. Si la rama permanece conectada a la vid por tiempo suficiente, esta dará fruto. De igual manera, si el discípulo permanece en Cristo por un tiempo suficiente, el discípulo dará fruto. Al dar fruto, suceden por lo menos tres cosas: Dios es glorificado (Juan 15:8), las expectativas de Jesús cuando llamó a los discípulos se cumplen (v.16), y habrá gran cantidad de fruto de gran calidad (vv.8, 16).Hay una discusión acerca de la naturaleza del fruto. ¿El fruto es resultado del evangelismo personal o es simplemente genérico? Ni lo uno ni lo otro. Así como naturalmente una rama saludable conectada a la vid da fruto, un cristiano saludable dará fruto. La naturaleza del cristiano saludable reproducirá el fruto del Espíritu: “amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio” (Gálatas 5:22-23). Este fruto se caracteriza por ser activo y no pasivo. La amabilidad no es una sonrisa empalagosa; es acción, hace algo. Un simple acto de amabilidad puede ser recoger un utensilio de la mesa del comedor o llevar una persona a Cristo. El fruto del Espíritu es mucho más que evangelismo personal, pero dar fruto sin evangelismo personal es impensable.Por lo tanto, no queremos limitar al evangelismo el hecho de dar fruto, pero toda demostración del fruto del Espíritu toca el evangelismo. Ninguna cosa positiva que un creyente haga podría ser excluida de ser un testimonio de la autenticidad de Jesucristo. No debemos pasar por alto que todos los cristianos somos responsables de compartir la fe.La iglesia tiene que protegerse contra la creencia de que usted puede llevar fruto y agradar a Dios, sin compartir su fe. Eso es imposible. Un creyente que no se reproduce, no comparte su fe. Ningún discípulo deja de compartir la fe. Hay cristianos que no comparten su fe, pero ningún discípulo que glorifique a Dios dejará de hablarle al mundo acerca de Cristo.Existe una jerarquía del fruto y del alcance. El objetivo es acercar a otros al Salvador. Un discípulo que da fruto y no lleva a otros a Cristo es impensable. Lo máximo en la jerarquía del fruto es el evangelismo personal. Cunado Jesús dijo, “yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure,” seguramente quiso decir que la Palabra de Dios fuera llevada a todo el mundo. Cada discípulo sabe cómo comunicar el evangelio. Y no sólo eso, sino que comunica el evangelio y lleva a otros a Cristo. Cristo espera que cada discípulo se reproduzca.El evangelismo es vital para hacer discípulos. Demasiada gente se llama a sí misma discípulos, pero no comparten su fe. Demasiadas iglesias dicen creer en hacer discípulos y practicarlo, aun cuando no hay entrenamiento o responsabilidad hacia el evangelismo personal. No hay nada como un discípulo estéril. Los discípulos se reproducen. Esta es la razón por la cual son el producto exigido a la iglesia.La iglesia evangélica está llena de personas que han sido entrenadas de una forma equivocada. Se les ha enseñado cómo estudiar la Biblia, cómo orar, cómo tener buenas relaciones, pero el evangelismo se ha dejado por fuera; como consecuencia, el estudio bíblico se ha vuelto académico, la vida de oración aburrida y las relaciones son superficiales. Todo esto debido a que ellos han descuidado el catalizador de los tres primeros: el evangelismo personal.El plan de Dios para la iglesia es que la membresía de discípulos sea el programa de alcance. Su conducta y habilidad para penetrar su mundo para Cristo prueba su relación con Él. ¿Cómo son ellos en el campo de juego, en la oficina, en la sala de descanso de los profesores, el salón de juntas y en la corte? El hecho es que un producto de calidad se reproducirá a sí mismo. Un ejército entrenado de ministros desplegado en la comunidad local llevará mucho fruto, y fruto que permanecerá.

4 Un Discípulo Glorifica a Dios Juan 15:8El discípulo glorifica a Dios más como un resultado general que debido a una habilidad o característica específica. Lo incluyo porque esto es muy importante para la perspectiva total. “Mi Padre es glorificado cuando…” (15:8). Esto primero me golpeó cuando intentaba determinar cómo podría glorificar mejor a Dios. Ningún cristiano cuestionaría que el propósito del pueblo de Dios a través de la historia ha sido glorificarlo a Él ni que este sea el propósito de la iglesia.Al cierre de su hermosa oración en la Carta a los Efesios, Pablo lo dice perfectamente: “Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén” (Efesios 3:20-21).La iglesia glorifica mejor a Dios cuando hace discípulos, simplemente porque los creyentes que llevan fruto glorifican a Dios. Estos son llamados discípulos probados (Juan 15:8). Cristo dijo que hicieran discípulos porque ellos se reproducen y se multiplican, y, eso lleva a la evangelización del mundo.En Mateo 28, Cristo le ordenó a la iglesia “hacer discípulos.” Ahora, en Juan 15, nos ha dicho cómo definir a un discípulo: un hombre o mujer que permanece en Cristo es obediente y lleva fruto y también hacen lo mejor para glorificar a Dios. Esta clase de persona vale la pena que se dedique a producir. Ojalá que la iglesia sea obediente y aplique este santo llamado.

5 Un Discípulo Tiene Gozo Juan 15:11No conozco a nadie que esté en contra del gozo. Jesús también lo tuvo: “Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa” (Juan 15:11). Sólo los discípulos son candidatos para el gozo. El gozo es diferente a la felicidad. Doy todo por la felicidad, sin embargo, esta es más fugaz que el gozo. La felicidad viene y va dependiendo de las circunstancias de la vida. Cualquiera que tiene una buena situación puede ser feliz y esto no requiere acción alguna de Dios.El gozo, por otra parte, es un sentido sobrenatural de bienestar, el cual viene de saber que estamos complaciendo a Dios. Las personas pueden llevarse mi felicidad, pero nadie puede tocar mi gozo. Jesús tuvo gozo cuando fue a la cruz. Pablo cantó de gozo mientras estuvo en prisión. Muchos mártires y otros que han sufrido han contado historias de gozo ilimitado e incontrolable durante momentos de gran sufrimiento. Jesús le dice a cualquiera que esté dispuesto a tratar: “Puedes tener gozo al ser un discípulo: quiero que tu gozo sea completo. La manera de lograrlo es aplicando lo que te he dicho: el perfil del discípulo. Si permaneces en Mí a través de la Palabra y la oración, si me obedeces y te comprometes a reproducirte en otros, glorificarás a Dios y serás un recipiente de gran gozo.”El pastor hacedor de discípulos ama tanto a la gente, que insistirá que todos se vuelvan discípulos, porque la vida de los discípulos cuenta para algo y es una vida llena de gozo. Es un tremendo llamado a ayudar a otros a desarrollar vidas de gozo.

6 Los Discípulos Aman Como Ama Cristo Juan 15:12-14, 17“Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos… Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros”Juan 15:12-13, 17

Yo pensaría que una persona que se comunica con Dios regularmente a través de la Palabra y la oración, que camina en obediencia, que se ha reproducido en otros muchas veces y que sabe que está glorificando a Dios, lo cual le da un profundo sentido de gozo, no tendría dificultad en amar a otros. El estándar que Jesús pone es alto: “…como yo los he amado.” Él no espera perfección, pero sí imitación.

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