Líderes y liderazgo

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Poder

La palabra poder proviene del latín posee, que significa ser capaz, ser fuerte. El poder recae en una persona, en un puesto o en la autoridad que lo ejerce. Como afirman Robbins y Coulter (2000), poder es la influencia que tiene A sobre B. El poder es parte de la autoridad: no puede haber poder sin autoridad ni autoridad sin poder. Sin embargo, es común encontrar personas que ejercen el poder sin autoridad o la autoridad sin poder. Algunas teorías del poder lo consideran una habilidad y otras una capacidad.

Poder como habilidad

La Enciclopedia Castellana define la habilidad como “la astucia e inteligencia para manejar un asunto o para tratar con las personas”. Es importante que el líder cuente con habilidades para usar el poder y así manejar, dirigir, coordinar e influir en sus seguidores. El líder tiene que combinar la inteligencia con la astucia para usar el poder para servir a los demás y no para su propio servicio o el de un grupo de personas.

Es posible encontrar diversos espacios donde se utiliza el poder: la oficina, la iglesia, el hogar, los deportes, la política y la escuela, por mencionar algunos. Sin embargo, en esta obra se le analiza y describe de manera general en el ámbito administrativo y el ejercicio del liderazgo.

Dubrin (1999) define el poder como la “habilidad o potencial para influir en las decisiones y controlar los recursos”. Rue y Byars (1995) explican que el poder es la habilidad de mandar o aplicar la fuerza, y no es acompañado por la autoridad en sentido estricto. El poder es la base de la influencia del líder sobre el seguidor. Mediante éste, el líder influye para que el seguidor respete su autoridad y le dé seguimiento a una política de trabajo que le impone.

Poder como capacidad

Hodge et al. (1998) afirman que “poder es la capacidad de una persona para influir de la manera deseada en la conducta de otro”. Gibson (1994) asegura que “es la capacidad de lograr que alguien haga algo que uno quiere o que sucedan las cosas como uno las desea”. Por su parte, Cordón (1997) dice que “poder es la capacidad real o en potencia para influir en otros en el sentido deseado”. De estas definiciones se desprende que el líder es quien tiene la capacidad de guiar e influir en las acciones y la toma de decisiones de cada uno de los miembros de su equipo.

Hersey y Blanchard (1998) consideran “el poder como la influencia potencial: es el recurso que permite al líder ganarse la obediencia o el compromiso de los demás”. Así, van más allá de considerarlo una simple capacidad, ya que mencionan la influencia del líder para comprometer a su equipo de trabajo.

Tipos de poder

Poder de posición. El líder llegó a serlo desde arriba, alguien que tiene un poder social superior le confirió un cargo con cierto poder.

Poder personal. La persona llegó a ser líder desde abajo: su poder es fruto del reconocimiento que determinadas personas o grupos manifiestan respecto a sus cualidades y objetivos, y esto la lleva a una promoción social.

Tipos de poder en las relaciones interpersonales

Coerción. Es la capacidad de obligar a otra persona a que haga lo que se le manda mediante el uso de la fuerza física.

Conexión. El que ordena se apoya en algo que está unido o conectado a una fuente de poder.

Recompensa. Una persona que no haría algo por una simple petición, lo hace porque recibirá una retribución.

Legitimidad. Una persona se siente motivada a actuar o no en determinada forma porque reconoce en alguien la fuerza de la ley, aun sin elementos coercitivos.

Información. Una persona dirige la conducta de otro por la información que posee y de la cual depende el segundo.

Negociación. Resulta de unas cualidades que hacen a una persona ganarse la voluntad de los demás para que cooperen en el logro de sus propósitos.

Experto. Es la capacidad de hacer que una persona cumpla lo que se le indica porque reconoce una competencia en el otro.

Afecto. Una persona accede a los requerimientos de otra porque se siente unido a ella por lazos de cariño que no le permiten contrariarla.

Cuando las personas se reúnen en grupos y equipos de trabajo, se ponen en práctica estos tipos de poder y se manifiestan comportamientos políticos.

Sedes del poder

El poder y la autoridad se concentran en los puestos o en las estructuras de una organización y recaen en las personas que ocupan tales puestos. En México, el Poder Ejecutivo recae en un solo individuo, al que se denomina Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, según el artículo 80 de nuestra Constitución Política.

En el transcurso de la historia, durante mucho tiempo el poder de los pueblos se albergó en grandes castillos. En la ciudad de México, la Plaza de la Constitución se construyó hace cientos de años. Es sede de distintos poderes: al oriente, el Palacio Nacional, recinto oficial del Poder Ejecutivo Federal; al sur, el gobierno del Distrito Federal, y al norte se encuentra la sede del poder religioso, la catedral. La misma estructura urbana tienen otras ciudades capitales como Guadalajara, Monterrey, Puebla y Oaxaca.

En Corea, los palacios de la Casa Azul se construyeron en el siglo XIV para representar la grandeza de la monarquía; hoy en día son museos. En Argentina, el poder tiene su sede en la Casa Rosada. En Italia, la Colina del Quirinal, en Roma, tiene una larga historia, pues a través de los años ha sido sede del poder en todas sus dimensiones. Lanz (2001) menciona que la Casa Blanca de Estados Unidos es la sede del poder que tiene un amplio dominio mundial.

De esta forma, el poder tiene nombre (el líder en una organización o institución), autoridad (nombramiento o puesto) y sede (lugar).

¿Qué tienen en común estas construcciones? ¿Que fueron construidas en el siglo XVIII o albergan el representante del poder de su país? ¿Que son los palacios de los líderes del país? ¿Que representan la sede del poder? ¿Son la manifestación del nepotismo de un país? Depende del ángulo desde el cual se enfoque o del estudio que usted haga. Lo indudable es que son las sedes del poder. ¿Hay alguna diferencia entre esta sede y la de una monarquía, dictadura o gobierno democrático?

Redes internas y externas de poder

Los líderes utilizan el poder como un medio para lograr las metas del grupo. El poder no implica compatibilidad de metas, sólo dependencia. Sin embargo, el liderazgo requiere cierta congruencia entre las metas del líder y las de aquellos a quienes dirige.

Según Dubrin (1999) el uso sistemático de contactos internos (dentro de la organización) y externos (fuera de la organización) proporciona grandes dividendos al líder, ya que le brinda más poder a él y a la organización. Cuanto más poder adquiere el líder en forma individual, más poder adquiere el grupo que representa.

Cuadro 3.1. Cómo incrementar el poder del líder


Forma Factores de análisis
Intercambio de informaciónLas respuestas a estas preguntas le dan cierto poder ¿En qué piensa la gerencia?¿Cuáles son los cambios de personal que están por venir y qué implicaciones tienen para su grupo?¿Existen rumores de posible fusión?
Respuestas rápidasLa capacidad de obtener respuestas rápidas le ayuda a resolver los problemas y reforzar su calidad como líder ¿Qué tan confiable es cierto directivo o vendedor?¿Dónde se pueden localizar empleados confiables ante una situación emergente de ventas o de operación?
Apoyo a sus ideas Al proponer una idea a sus superiores es importante considerar el apoyo de otras personas. Esto podría ser justamente lo que se necesita para que su jefe acepte sus ideas
Fuente: Adaptado de Dubrin (1999).

Conformar una red de contactos implica establecer relaciones personales útiles con base en una comunicación efectiva con la gente a la que se considera importante. Algunas sugerencias para mantener viva la red de contactos son:

 

1.Determinar el objetivo con cada contacto.

2.Continuar siendo una persona honesta y digna.

3.Mantener la comunicación con sus contactos por diferentes medios.

4.Mostrar una actitud positiva y segura.

5.Agradecer y reconocer los favores recibidos.

6.Ser un bienhechor.

Coaliciones y poder

Una coalición es la unión de fuerzas con otras personas o grupos para que todos alcancen mayor poder. Las coaliciones se utilizan cuando alguien desea ser figura pública en el gobierno o los negocios, pues en la medida en que haya más personas a su lado habrá mayores beneficios para él y la misión que persigue.

Las coaliciones a menudo buscan aumentar el tamaño de las organizaciones; según la ciencia política, se mueven en dirección opuesta al grupo que tiene el poder y tienden a ser lo suficientemente grandes como para ejercer el poder que requiere el logro de sus objetivos. Las coaliciones son necesarias y vitales, pero es función del líder vigilar que tengan una base amplia que apoye los objetivos de la organización. Siempre será más probable que se creen coaliciones cuando haya una gran cantidad de tareas, una fuerte interdependencia de recursos humanos y abundancia de materiales.

La formación de coaliciones se verá influida por las verdaderas tareas que desempeñen los trabajadores. Mientras más rutinaria sea la tarea de una persona, más grande será la posibilidad de sustituirla y mayor su dependencia; por lo tanto, será más posible que se formen coaliciones como una manera de equilibrar tal dependencia. Por ello los sindicatos son más atractivos para quienes no están calificados ni son profesionistas que para los obreros calificados y los que tienen un grado universitario.

El poder del liderazgo

Dos teóricos contemporáneos de los negocios, Gilder (1989) y Toffler (1990), respaldan con argumentos serios la teoría de que el poder es la fuerza que mueve a la sociedad y a nuestras organizaciones cambiantes. Toffler pinta la imagen de los cambios en el poder, inexorables e imposibles de predecir, como principios que acompañan el cambio, y señala: “porque dentro del mundo de los negocios, igual que en el gran mundo exterior, la fuerza, la riqueza y el conocimiento, como en los tiempos antiguos la espada, las joyas y los espejos, siguen siendo los instrumentos primarios del poder”.

La voluntad de poder

El poder de los grandes líderes fue tomado, no dado. Es lo que Nietzche llamó “voluntad de poder”, es decir, la habilidad de una persona de arrebatar el poder y hacerse líder cuando los demás tienen miedo o están inseguros. Adler (1999) ha llamado a esto el “factor autoactualizador” del impulso natural e intuitivo a la superioridad. El líder que tiene potencial de poder normalmente es agresivo y su personalidad evoca a la de Prometeo.

Bases del poder

Si comparamos al presidente de Estados Unidos en 2010, Barack Obama, con el expresidente George W. Bush, encontramos que el primero tiene la investidura del liderazgo y el segundo la envestidura del poder.

En las organizaciones empresariales y en la esfera política, en las últimas décadas se ha mostrado rechazo al poder, en especial en sociedades de alta entropía. Los sindicatos o partidos políticos progresistas han dado una dura batalla contra el poder y lo atacan en nombre de la democracia, la autorrealización, el derecho a la espontaneidad o la defensa del proletariado. El caso es que el poder tiene mala fama y muchas personas sienten pánico ante la posibilidad de ser manejadas.

Para conocerlo mejor y no temerle, hay que analizar las bases que sostienen el poder en los representantes de las organizaciones, que son la investidura, la compra y el liderazgo.

La investidura

Tiene sus raíces en el mundo institucional y en las organizaciones. Cuando se habla de investidura se hace referencia al poder que se origina en la posesión de un cargo. Un cargo en cualquier institución genera poder y brinda la posibilidad de otorgar o negar recursos para algo que otro quiere hacer, configurar las cosas de cierta manera, administrar un presupuesto, contratar y despedir. El flujo del poder por investidura es vertical y descendente; se trata de un poder de arriba abajo y su ejercicio suele confundirse con el mando.

En general, el poder por investidura se hace operativo por los procedimientos de avance. El estilo de mando tiene que ver con la mezcla y la dosis de dichos procedimientos, la personalidad del directivo y la cultura organizacional de la empresa. Cuando el líder liga la envestidura del puesto con la misión y visión de la empresa, logra alcanzar sus metas.

La compra

El poder se compra creando dependencias. Esta fuente de poder no es exclusiva de una jerarquía determinada ni fluye en un sentido preciso dentro de la estructura. El poder de la compra opera sobre todo entre iguales o entre personas no ligadas en forma jerárquica de manera explícita, aunque naturalmente también se da en otros casos y es imprescindible para una buena dirección. La compra puede llegar a constituir una extensa red de interdependencias, cuyo manejo exige buen instinto estratégico y táctico.

Una característica peculiar del poder basado en la compra es que suele oponerse al obtenido por investidura e incluso lo invierte. A veces hemos observado una dependencia hacia abajo, del jefe hacia el subordinado, cuando este último compra poder.

El liderazgo

La tercera base del poder es el liderazgo. Se trata de un poder que el seguidor entrega, por ello su flujo es de abajo arriba. En cierto sentido, este poder representa la reciprocidad del propio liderazgo: el líder se subroga, suscribe los afanes personales del seguidor y éste a cambio le otorga el poder. El liderazgo es, por lo tanto, un empoderamiento del líder basado en el sentimiento de orgullo que se va estableciendo entre los seguidores.

El poder de liderazgo no nace de la potestad del cargo ni de pequeñas dependencias concretas que el líder genera en las personas que están abajo; en lugar de ello, lo que hace es seducirlas. En estos términos, el liderazgo se basa en una gran dependencia del seguidor respecto al líder. El liderazgo actúa como elixir mágico, como elemento de seducción. Así, los hombres no hacen las cosas por temor ni porque se les ofrezca un premio, sino de modo mucho más espontáneo y natural.

El buen directivo mezcla y aprovecha las tres bases mencionadas para edificar el poder en sí mismo. Pero cabe destacar que el liderazgo otorga a la conducción de una organización mayor riqueza y prestancia, una fluidez que no se consigue usando sólo los otros dos componentes.

El poder del liderazgo se relaciona de modo más estrecho con la influencia que con el poder propiamente dicho. La magia del liderazgo altera la perspectiva; la gente ve por los ojos del líder y cambia sus opiniones de acuerdo con los planteamientos de éste. Por ello la dirección con liderazgo es más amable; todo sucede con mayor espontaneidad y en apariencia se usa mucho menos el poder.

El líder persigue el poder

Varios autores coinciden en que es natural aceptar que las personas y los líderes persigan el poder, e incluso les parece válido cuando lo hace alguien que se piensa que tiene mejores valores que quienes manejan de manera errónea las riendas del poder, desempeñan una gestión mediocre, persiguen finalidades poco rectas o se aferran a un cargo para servirse de él y no para actuar a favor de los demás. Mateo y Valdano (2000) mencionan que el poder es la palanca que mueve al mundo. Esto confirma que el líder persigue el poder como el más sublime elemento de la motivación humana.

En cierto sentido el liderazgo es la fuente más ennoblecida de poder, porque lo otorgan libremente los gobernados. Sin embargo, es elemental para el líder entender el instinto gregario del humano. Freud (2000), en su estudio sobre psicología de masas, dice que “los numerosos lazos afectivos dados en la masa bastan ciertamente para explicarnos uno de sus caracteres: la falta de independencia e iniciativa del individuo”. A esto se agrega la necesidad de pertenencia que tiene el individuo, que es campo fértil para el líder que sabe manejar el poder y la integración de los individuos para el logro de un objetivo común.

Símbolos de poder

El símbolo es una señal o representación de algo; puede representar una idea, cualidad, sentimiento, imagen o institución. Los símbolos fueron la primera fuente de comunicación del hombre y siguen representando un medio de comunicación y delimitación de poder y autoridad. Por medio de los símbolos se determina el aspecto, prestigio y estatus de la organización y de los individuos que forman parte de ella.

Martínez (2001) menciona que “los símbolos de poder son elementos importantes y característicos dentro de la vida organizacional, se presentan de manera muy notoria, ya que la mayoría de las veces hacen elevar la imagen de quien los utiliza; también se presentan de una forma muy sutil”.

Todos los seres humanos están involucrados en el fenómeno del poder. En cualquier ámbito institucional (la familia, la escuela, la fábrica, el Estado), en el transcurso de la historia y en todas las civilizaciones, los individuos ejercen el mandato y la obediencia voluntaria o involuntariamente, pues en toda sociedad existe el dominio de unos sobre otros (Cevallos, 1994). Para alcanzar estos dominios, los líderes utilizan símbolos.

El poder como delirio

Este fenómeno se da principalmente en los líderes falsos. Sin embargo, es una enfermedad que puede afectar a cualquier directivo si no tiene claro el objetivo de la organización y desconoce lo elemental de cómo guiar a las personas.

A quien tiene fama y prestigio no le satisface el incremento de su capital en dinero o en hombres; su meta es otra: “coleccionar coros”. Escuchar las voces, mirar los aplausos, sentir los halagos y la reverencia; eso sí que sacia la sed egocéntrica del famoso, el empresario o el adinerado en quien predomina el delirio del protagonismo. Podríamos reflexionar en cuántos de nuestros dirigentes llegan al poder por esta razón y no por espíritu de servicio.

Una característica de las personas con delirio de poder es disponer a su antojo de los bienes y la vida de sus súbditos —como se manifestó Fernández de Cevallos cuando fue candidato a la presidencia en 1994— la cual prevalece en el estilo de mando de directivos que se enferman organizacionalmente. El arte de la gestión y dirección es situacional. Nada es perpetuo salvo que el director sea dueño de su empresa. Pero esto no le da autoridad para manejar a su antojo la vida laboral de sus trabajadores.

Centralización del poder en la organización

La distribución del poder tiene consecuencias importantísimas en el desempeño de una organización. En algunas organizaciones las decisiones son tomadas por una o muy pocas personas que están en los puestos más altos de la estructura organizacional. En estos casos las reglas, la supervisión estrecha y el centralismo son los medios para garantizar un desempeño consistente de los trabajadores, y el equipo de trabajo es menos profesional.