Interestatal

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“Dios, sí que te los cargaste”, dice un hombre, agachándose junto a él, “¿qué fue, eso que estabas diciendo?”, y él asiente y el hombre dice: “El de la calle está muerto, no sé si lo sabes, la maldita cara aplastada, y la del otro…”, y él dice: “No quise pasar por encima de su cara, en realidad pretendía…”, y el hombre dice: “Bueno, apuntaste mal, pero el otro parece casi liquidado también… la policía y los paramédicos están en camino”, y él dice: “Se lo merecían, espero que el que está vivo se muera”, y el hombre dice: “Escucha, si quieres un consejo, no andes diciendo eso por ahí, di que fue en defensa propia, en defensa”, y él dice: “No lo fue, y a esta altura no me voy a poner a decir idioteces”, y el hombre dice: “Entonces no digas nada, cúbrete la cara con las manos como que estás muy cansado, perturbado incluso, y espera a tu abogado o al que te asignen, pero no te regales junto con diez años más por eso”, y él dice: “Responderé a lo que me pregunten, y si les cuadra, bien, que hagan lo que quieran conmigo”, y el hombre dice: “Eso es lo que piensas ahora, pero yo he estado adentro, muchacho, y después cuando estés allí vas a odiar cada día extra que te den por no haber hecho lo que te estoy diciendo, pero de acuerdo, solo estoy tratando de ayudar, y mucha suerte”, y el hombre se pone de pie y él se levanta y lo abraza.

Llegan la policía y los paramédicos. El conductor es atendido en la calle y llevado en una ambulancia, el otro tipo es colocado en una bolsa y depositado en una camioneta médica especial con las puertas de atrás abiertas, mientras la policía le pregunta a él qué fue lo que pasó aunque le aclaran que no tiene que responder o que puede esperar hasta que tenga un abogado y él dice: “Se la estaba devolviendo a esos tipos, si no lo hacía yo nunca les habría pasado nada, como por ejemplo que los encontraran, salvo por accidente, todo está escrito en alguna parte, lo que le hicieron a mi niña aquel día en la interestatal, verán que coinciden con las descripciones que di, menos el bigote, y no habrá nada sobre su altura porque nunca los vi fuera de su camioneta, hasta hoy”.

Los dos tienen prontuarios, eran buscados por una cosa u otra en otros estados, algunas fotos de la policía los mostraban con bigotes, él se niega a contratar a un abogado así que le asignan uno, su hija no puede atestiguar por él porque ni siquiera puede decir alrededor de qué edad tenían o de qué color eran esos hombres aquella primera vez en la interestatal y creía que había tres o cuatro en la camioneta, lo condenan y le dan diez años por asesinar a un hombre desarmado y causarle a otro daños cerebrales permanentes, el juez al sentenciarlo dice: “Si hubiera mostrado usted una pizca de remordimiento o expresado alguna comprensión de la falta que cometió, yo lo habría sentenciado a un puñado de años o menos, considerando por lo que ha pasado con la muerte de su hija y que nunca ha sido acusado de un delito grave y que los hombres a los que atacó tenían un historial de felonías y eran buscados por robo y asesinato, aunque no el de su hija, y ahora irónicamente no pueden ser acusados por esos otros crímenes, dado que uno de ellos está muerto y el otro será un vegetal por el resto de su vida, pero lo que usted hizo, señor, y el modo en que ha actuado desde ese momento, envía el mensaje equivocado a otros que han sido victimizados y despojados como usted, que podrían querer tomarse una brutal venganza como usted lo ha hecho, y entonces las calles serían aún más amenazantes de lo que ya son, de manera que debo concluir que usted es casi tan peligroso y acaso tan despiadado como esos hombres a los que usted llama, sin ninguna prueba, los agresores de su hija”, y él dice: “Puede usted pensar eso, no voy a ponerme a discrepar, aunque nadie va a convencerme de que no agarré a los tipos indicados, pero personalmente me siento muchísimo mejor por lo que hice, y para mí, aunque va a pasar mucho tiempo antes de que pueda disfrutarlas, las calles deben ser un lugar más seguro hoy, y sin duda lo es la interestatal, no conmigo fuera de ella sino porque esos tipos ya no están, aun si esa no es en absoluto la razón por la cual lo hice”.

Algunos presidiarios dicen que admiran lo que hizo por su niña, y la prueba está a la vista y esos tipos se lo merecían, pero la mayoría de los otros dicen que no debería haber llevado las cosas tan lejos como para ir y matarlos, porque mira lo que perdió él: mujer, la otra hija y su libertad, y además no podía estar seguro de que fueran ellos después de casi un año, y quizás todavía no atrapó a los verdaderos, que hasta podrían estar en esta misma prisión queriendo matarlo antes de que descubra su error y trate de matarlos, y además, si quieres que alguien muera, consigues a un profesional que lo haga, pero no lo intentas tú mismo de esa manera que siempre, para un amateur, termina en un trabajo desprolijo o en una metida de pata total, como eso de dejar descerebrado a ese pobre cerdo para toda la vida, y normalmente tú mismo acabas muerto o en prisión durante años, si es que no te gasea el propio Estado por haber asesinado a algún transeúnte inocente o al tipo equivocado o incluso al correcto. Por lo general dice que no tenía ni tiempo ni dinero para contratar a un asesino a sueldo, y no es que de lo contrario lo hubiese hecho, ya que no quería que lo hiciera nadie más que él, porque solo él tenía una razón para hacerlo, y el dinero para matar, no importa cuánto pueda pagar alguien, nunca podría ser una razón, y alguien dice: “¿No lo harías por diez?... ¿por veinte?... ¿por cincuenta entonces?... ¿me estás diciendo que por medio millón no liquidarías a alguien que no conoces si supieras que es bastante fácil?”, y en tal caso debería haber dejado el asunto y continuado con su vida, y si por casualidad los veía como esa vez en la calle, entonces simplemente debería decirle a la policía dónde fue y dejar las cosas ahí, y como máximo esperar lo mejor, y si era en un lugar donde los tipos seguían estando, entonces dónde, pero mantener su cuerpo completamente fuera del asunto.

Su mujer lo visita un par de meses después de que cae en prisión, aunque él le ha escrito y hablado en su máquina contestadora muchísimas veces para que viniera, sin recibir respuesta, y ella dice que quiere el divorcio y que espera que él no intente impedirlo, y él dice que no es lo que quiere, por supuesto, pero que la puso en tal miseria al dejarla abandonada y casi quebrada y con la hija mayor, además de la miseria mucho más grande, por lejos, que ella sufrió al perder a Julie mientras lo veía al mismo tiempo volverse loco, en su propia miseria y por tratar de encontrar a esos tipos, que cualquier cosa que ella quiera se la dará, hasta la última moneda en el banco y cualquier valor o posesión que todavía puedan tener, y cosas así, y cualquier arreglo que ella quiera hacer con él sobre Margo él lo firmará, aunque espera que le traiga a la niña aquí o que permita que alguien lo haga un par de veces al año, y poco tiempo después ella vuelve a casarse y da a luz a una niña que en pocos años tiene la edad que tenía Julie cuando la mató ese tipo.

Su excuñada lleva a Margo a verlo en la prisión más o menos una vez al año, desde que la niña cumplió doce, y desde que tiene dieciocho ella lo visita por su cuenta porque quiere, o porque sabe cuánto desea él que lo haga y siente pena por él y solamente responde a sus ruegos de que vaya porque ella es lo único que tiene, le dice en sus cartas, todo lo que alguna vez tendrá, y apenas un puñado de horas con ella hacen que los meses siguientes hasta su próxima visita sean mucho mejores para él, y por lo general hay una incomodidad entre ellos durante las dos horas que ella pasa allí –podrían tener más tiempo pero, por el modo en que ella no puede estarse quieta y por la expresión de su cara, él se da cuenta de que esas dos horas son un poquito más de lo que puede tolerar– y no se hablan mucho y él más que nada la observa, a ella que no lo mira o mira todo menos a él y habla cuando él dice algo, y entonces a menudo se convierte en una especie de charla vacía, qué buen aspecto tiene y cuánto más alta e incluso más bonita se está poniendo, todas las cosas que sabe que los papis –o “padres” ahora, porque ella está en esa edad– casi se supone que deben decir pero con ella es totalmente cierto, y se la oye tan madura y además madura en montones de otros buenos sentidos, y qué linda ropa lleva puesta o qué bien elegida está para su onda y para su físico, y el tiempo que hace hoy y que no se está tan mal aquí, ella no preguntó pero él le dará de todos modos su informe semestral si no le molesta, los otros prisioneros siguen dejándolo tranquilo en su mayoría porque saben que eso es lo que quiere, después de todo aquello por lo que pasó, y cuánto significa para él tenerla sentada allí delante, apenas puede creerlo después de haberlo deseado tanto durante los últimos tres meses, y se disculpa si venir aquí ha sido un gran inconveniente para ella y le ha costado más de lo que podía gastar o le impidió hacer algo o estar con alguien con quien quería estar o que quería mucho hacer, pero está bien, él también fue chico alguna vez, o joven debería decir si es que va a establecer correctamente las comparaciones entre sus edades, de modo que entiende y nunca olvidará que ella viene con bastante regularidad, que ella viene, incluso, y él sabe que no es el mejor lugar para ver al papá de uno y aprecia el esfuerzo que ella hizo al venir aquí pero eso ya lo dijo, y no menos de una vez por cada ocasión en que ella lo visita él se pone repentinamente a llorar a gritos, primero a gimotear, luego a tratar de contenerlo y por último a llorar abiertamente o a grito pelado, pero por nada, le dice después, tan solo feliz de verla, y espera que su llanto no la haga dejar de venir a verlo, y ella jura que no pero por dentro él piensa que también está llorando porque está pensando en todo lo que se ha perdido al no vivir con ella los últimos ocho, nueve, diez años, y cuando la ve también ve a Julie porque parecían casi gemelas cuando eran chiquitas, salvo por los tres años de diferencia y él se imagina que más o menos así es como probablemente se vería Julie si no hubiese muerto, o al verla piensa en Julie y en lo que le sucedió aquel día y en cómo se la veía muerta en el auto baleado, un agujero de bala en su pecho justo debajo del cuello, una expresión, cuando él retiro sus bracitos de su cara, no, no es así, el agujero estaba en alguna otra parte, en su cuello y había vidrios rotos en su mejilla y en su pecho, ¿por qué estaba erguida?, ¿por qué no se agachó?, él les había dicho a ambas que se agacharan así que ¿por qué no lo había escuchado como hizo Margo?, ¿él no gritó lo bastante fuerte?, ¿no había suficiente rabia y poder y fuerza y alarma en su voz para espantarlas a fin de que se quedaran abajo?, y un minuto o dos más temprano, cuando él estaba manejando lado a lado con la camioneta y miró rápidamente por el espejo retrovisor para ver si ellas estaban bien, y antes de eso cuando arrancaron aquel viaje en auto, de regreso de un fin de semana en Nueva York, mientras su esposa se quedaba dos días más con su familia y luego volvería en tren, hablando durante el inicio del viaje sobre en cuál parada se detendrían si no tenían que detenerse antes para que una de ellas hiciese pis, y una vez que lo decidieron, ¿en qué lugar de comidas de por ahí, Bob’s Big Boy o Roy Rogers o Sabarro, le parece que se llamaba el lugar italiano, o tal vez una combinación de los tres?, y una de las últimas veces que Margo lo vio en prisión y después de que estuvieron silenciosos un largo rato mientras ella miraba cualquier cosa menos a él, ella de pronto dice algo que siempre quiso decir pero nunca tuvo la entereza o el coraje o lo que sea que haga falta, dice, ojalá que él no hubiese salido tan impulsivamente detrás de aquellos hombres, y no es broma, tal como su madre y ella le dijeron, hace años y años, que no hiciera, aunque de acuerdo, ella era solo una niña entonces de manera que él apenas la escuchaba, pero ¿a su esposa?, porque qué bien había hecho incluso si los había matado a los dos, y si es que esos hombres eran los verdaderos, y lo que casi era más importante –y la sorprendía que él no hubiese pensado en esto entonces–, qué tan bueno era él como padre después de eso, cuando ella realmente necesitaba uno, no solamente durante el año o dos que siguieron al shock de haber perdido a Julie y toda esa sangre y demás, sino durante todo su crecimiento, e incluso ahora él no está ahí las pocas veces que ella todavía podría aprovecharlo para que la aconseje o confronte sus puntos de vista, o meramente estar ahí para ella, con o sin su madre, o llevarla adonde ella necesite ir hasta que tenga su propio auto, o lo que se suponga que los verdaderos padres biológicos son útiles para hacer por sus hijos, aparte del dinero que ella realmente podría usar para la universidad y que el marido de su madre no tiene, o si lo tiene no va a compartirlo tan fácilmente porque tiene sus propios hijos con su madre y con su primera esposa a quienes mantener, y él dice: “El dinero, ¿qué puedo decirte?... no me pagan gran cosa aquí y no tienen ningún plan de matrícula universitaria para los hijos de sus trabajadores, pero en cuanto a lo demás... apoyo moral y todo, aquí me tienes, estoy aquí, ¿dónde más si no? No soy ningún fantasma, y te escribo casi todos los días, eres la única a quien le escribo, así que en ese respecto tienes más comunicación conmigo, y más aún si me contestaras alguna carta de vez en cuando, de la que tal vez la mayoría de las chicas de tu edad tienen con sus padres, que se van a trabajar la mitad de la jornada y luego traen consigo el trabajo a casa y cosas así... simplemente no se interesan, muchos de ellos, o tan solo se interesan en las cosas que ellas no... Pero tal vez ni siquiera lees la mitad de mis cartas, lo que estaría muy bien, ya que te envío tantas”, y ella dice: “Yo también te escribo, pero no siempre tan cuidadosamente, porque tengo mucho que hacer para el preparatorio a fin de conseguir el dinero para la futura universidad que tú no podrás darme, y afrontémoslo, papi, a veces dices una y otra vez lo mismo en tus cartas o algo bastante parecido o te repites de diferentes maneras, así que es como repetirse demasiado y como que se vuelve aburrido si puedo decirlo... después de un tiempo no hay mucho sobre lo que escribir en prisión, cosa que comprendí hace ya bastantes años, pero supongo que es para lo que se supone que debe servir este lugar... para hacerte desear no haber hecho lo que hiciste para que te metieran aquí, y además para hacer que una vez que salgas quieras pasarte al mundo no criminal, donde podrás tener algo nuevo que hacer y sobre lo que hablar y por Dios nunca nunca volver a caer adentro, con toda esa monotonía y la mala comida y el mal dormir y la falta de privacidad, y esos baños horribles y todos esos televisores encendidos y las conversaciones idiotas, y ni hablar de vacaciones en el verano como dijiste en broma un centenar de veces, y esa música que escuchan los otros prisioneros y que tú odias, y estoy segura de que nada de mujeres e incluso algún miedo a los demás hombres”, y él dice: “Es verdad, aunque puede ser que no te haya contado todo, si bien nada de lo que no te he dicho haría que quiera quedarme, pero además te llamo cada vez que puedo y estoy en condiciones de pagarlo, y tú puedes llamarme en los horarios prescritos para eso cuando tengas ganas, pero lamentablemente no es de cobro revertido, tampoco dan esa ventaja aquí, o incluso desde el teléfono de tu mamá, ¿por qué no? Le dejé sin la menor queja todo lo que teníamos y todas nuestras posesiones cuando nos separamos, no es que hubiera mucho, lo admito, o que me arrepienta siquiera de una moneda de todo eso, aunque una casita con una gran hipoteca no deja de ser algo si uno ya ha pagado algunos años de intereses y el mercado no se viene abajo, de modo que tal vez lo menos que ella podría hacer por ambos –y si eso te hace sentir mejor, debería ser bueno para ella también, ¿verdad?– es dejarte llamarme desde su teléfono alguna que otra vez, o simplemente dile que calcule todas las llamadas que me hagas y su costo –¿por qué no se me ocurrió esto hace mil años?–, y cuando haya salido y esté trabajando de verdad, o incluso con las pocas monedas que hago aquí por día, se lo pagaré al interés bancario cualquiera sea ahora, pero en fin, de todos modos me doy cuenta de que nada de eso es como si estuviera allá afuera, para ti, cuando me necesitas, y no hay modo de darlo vuelta para hacerlo parecer bueno, pero ¿qué más me querías decir?... dijiste que había algo”, y ella dice: “Esto no va a gustarte”, y él: “Solo dilo, nada que tenga que ver contigo puede enojarme”, y ella dice: “Sin embargo te va a poner triste, me temo”, y él: “Si estás enferma, pero quiero decir en las últimas, entonces por supuesto”, y ella: “Tan pronto como me gradúe, en junio, me voy a Seattle o a algún lugar en la Costa Oeste donde va la gente joven, a buscar trabajo y una habitación compartida con otras chicas que sacaré de los anuncios, y con suerte conseguiré estatus de residente allá, de manera que pueda ir a la universidad por poca plata, así que para serte honesta estaré viniendo menos aún de lo que he venido, y hoy podría ser la última vez durante algún tiempo, lo siento mucho, papi”, y él dice: “Bueno, eso no fue tan malo, ya me estoy reponiendo porque sé que es lo que tú quieres, y debería ser bueno para ti si es que es seguro, y además, como saldré de aquí en menos de dos años, no va a ser un trecho demasiado largo antes de verte si no vienes otra vez, pero dime dónde estarás. Ahora, en cuanto a lo que ustedes dos me dijeron que no hiciera con esos tipos que mataron a Julie, ya que estamos hablando con toda sinceridad, salir detrás de ellos, podría decirse, tan empecinada y ciegamente, no debería haberlo hecho, acaso tan solo porque destruyó lo que podría haberse considerado un matrimonio bastante bueno hasta ese momento, aunque el solo hecho de perder a Julie ya podría haber provocado eso, todo se fue al demonio a partir de ahí, pero también me separó de ti, y luego de manera permanente cuando ella me dejó, aunque si se hubiera quedado, quién sabe, tal vez para cuando vi a esos tipos, ya me hubiera hartado, por así decir, no los hubiera perseguido ni golpeado la cabeza del que seguía vivo contra la calle, pero la verdad es, y gracias por llamarme papi –nunca lo dices, no lo has dicho en diez años, de manera que tal vez sea como, en fin, tu última visita, una especie de suvenir para mí–, pero dudo mucho que hubiera podido estar así de harto de aquello cuando los vi, incluso de una manera bestialmente asesina, de modo que, aun si tu mamá no me hubiese dejado, habría hecho exactamente lo que hice y me habrían dado incluso más años, porque con ustedes dos todavía a mi lado el juez habría podido decir: ‘Vaya, aún tenía consigo a su familia, así que su esposa no lo dejó porque pensara que estaba loco y él además no estaba loco porque ella lo había dejado llevándose a su única otra hija, de modo que él tenía más razones aún para no hacer lo que hizo’, o algo así... no puedo poner palabras en la boca de un juez, ellos pertenecen a otra casta y su jerga legal me es más que ajena. La otra verdad es que sigo estando contento con lo que les hice a esos tipos, el peor de los dos liquidado para siempre, ya que nadie en el mundo se lo merecía más, excepto tal vez los carniceros nazis de un millar de niños en un día, o los japoneses en la Segunda Guerra Mundial con niños chinos en sus bayonetas si es que esa historia no había sido inventada para que odiáramos y matáramos más japoneses, y lo que yo muchas veces desearía –incluso a veces para bien de ese conductor de la camioneta, aunque los buenos sentimientos por él no duran nunca demasiado, porque él habría podido decirle al tipo de la pistola que dejara de hacer eso, sabes, podría haber gritado en la camioneta: ‘¡Basta, hay niños en ese auto, basta!’– es haberlo liquidado también a él, aunque por hacer eso sin duda me habrían dado una condena más larga, o tal vez no lo deseo porque posiblemente ya he cumplido toda mi condena aquí, más los dos años para salir, y ya casi puedo irme”.

 

Tiene que cumplir su sentencia completa, menos unos pocos meses, y lo dejan ir, regresa a su antigua ciudad y alquila una habitación, consigue un trabajo en un lugar de hamburguesas baratas, trabajo que aprendió a hacer en la prisión, no tanto las hamburguesas ni nunca los bifes desde luego, aunque son bastante fáciles, los bifes un poquito más complicados, sino tan solo pesar y freír y asar y hervir y recalentar montones de comida y servirla, todo al mismo tiempo y en una escala mucho más grande, y donde era uno entre muchos cocineros en lugar de ser el único detrás del mostrador, como ahora que incluso tiene que lavar parte de la vajilla. La hija se casa pero no le dice dónde ni cuándo –ella dejó de escribirle unos pocos meses después de aquella última visita y su madre, cuando él la llamó al salir de prisión para pedirle el teléfono y la dirección de Margo, le contó lo de la boda y dijo: “Le diré que llamaste la próxima vez que hable con ella, podría ser esta semana o la próxima, y si ella quiere mantenerse en contacto contigo le daré tu número de teléfono y tu dirección... ¿cuáles son?, y a propósito, ¿cómo estás?”, y él dijo: “Agotado, desmoralizado, liquidado, en la lona, ¿pero no podrías llamarla hoy y decirle que salí y que tengo muchas ganas de verla, o al menos de oírla?”, y ella dijo: “Lo intentaré”–, muy pronto tiene un bebé, de lo que él se entera poco después por su exmujer cuando vuelve a llamarla preguntando por el número de teléfono o la dirección de Margo o al menos su ciudad y el apellido del marido, que ella no le dará: “Una vez más, es cosa de ella”, le dice, “ella tiene su forma de ser, que yo no necesariamente apruebo en lo que a ti respecta, pero nada de lo que yo pueda decirle... Seguiré reenviando tus cartas y paquetes para ella si me los sigues mandando aquí a nombre mío o de Dave, aunque en el caso de los paquetes, como nosotros tampoco estamos en muy buena situación financiera, tal vez podrías enviarlos con tarifa normal en lugar de la reducida para que no tengamos que poner nosotros el franqueo adicional... y Margo dice, bueno en realidad por ahora no ha dicho nada sobre no querer recibir tus envíos, de manera que tal vez un día, estoy segura de que va a ser así... todavía es una nena, aunque ya tenga su propio bebé, y felicitaciones, abuelo, estoy segura de que nadie te había llamado así antes, y los niños cambian... ya se le va a pasar”, y él dice: “¿Qué cosa: no querer verme o escucharme, o algo más profundo de lo que no estoy enterado? ¿O tan solo lo obvio, que la avergüenza que yo haya estado preso, o que le doy miedo porque una vez golpeé a un tipo hasta matarlo, ahora que ella es madre?”, y ella dice: “Ojalá lo supiera, Nat, ella no suelta una palabra sobre todo eso, pero te acuerdas cómo era de chiquita –hipersensible y siempre muy lectora, jamás dispuesta a la charla o la introspección excepto para hablar de sus sueños o sus libros–, de hecho me regaña cuando le pregunto qué le pasa contigo”, y él dice: “Implora por mí, Lee, por favor implórale por mí... dile que la prisión me esterilizó y me debilitó, que me he convertido en el hombre más inofensivo, que aporreo hamburguesas, vuelvo a casa y leo los diarios, y en mis días libres salgo a caminar y voy a ver películas y museos, y al parque a mirar a los niños en los juegos hasta que empieza a verse sospechoso, y en el zoológico les tiro panes viejos del restaurante a esos pájaros que se paran en una sola pata, los flamencos, y toda clase de patos que no vuelan... suena artificial, lo sé, pero no lo estoy diciendo a fin de parecerte más inofensivo para que puedas decirle a ella lo inofensivo que soy, porque eso es lo que soy, o en lo que me convertí... ¿cuál de las dos?, porque realmente me he olvidado mucho de lo que yo era antes de sacudir a esos tipos... porque no me quedan amigos ni nada de antes, los empleos que tuve en los que conocí gente quedaron tan atrás en doce años, y sin duda la prisión y lo que hice para ir a parar allí no ayudaron mucho, que no volverían a darme trabajo, todo lo cual ya se lo dije interminablemente a ella en mis cartas, y eso de que soy inofensivo, pero tal vez lo capte mejor viniendo de ti”, y ella dice: “Lo voy a intentar, pero no hasta el punto de que después no quiera hablar conmigo”, y él dice: “Entonces, ¿vive cerca de tu casa?”, y ella: “No, ¿por qué lo dices?”, y él: “No lo sé... aunque si viviera cerca yo podría lograr que lo dijeras y tal vez incluso dónde, y si no viviera cerca y lo dijeras, también sabría eso, cosa que ahora sé y no me ayuda para nada, y solamente muestra lo desesperado que estoy por saber aunque sea el menor indicio de ella, y simplemente por verla, discúlpame”, y ella dice: “¿Alguna vez has pensado que tal vez esa desesperación es lo que podría estar alejándola?”, y él: “¿Por qué sería así? Solo soy un padre sin familia que expresa un sentimiento de pérdida y un amor completamente normal después de tantos años, probablemente con alguna congoja remanente que se remonta a nuestra pobre Julie, ¿o acaso tú te olvidas alguna vez?”, y ella dice: “No quiero hablar de eso”, y él: “De acuerdo, tú tienes otras personas con quienes hacerlo, cosa de la que me alegro por ti, y además tienes otra hija, ¿pero Margo te lo dijo, eso de alejarla?”, y ella: “Con toda honestidad, no”, y algunos años después Margo lo llama al trabajo –él le había escrito el número en sus cartas, siempre arriba a la izquierda debajo de su dirección, junto con el número de teléfono de su casa y qué días y en qué horarios solía estar en cada lugar– y dice: “Hola, soy Margo, tu hija, ¿cómo estás?”, y él: “Margo, cielo santo, oh Dios, ¿de dónde me llamas, cómo estás?”, y ella dice: “Traté de encontrarte en tu casa durante varias horas, pero nadie respondía y no tienes contestadora”, y él dice: “Mis horarios no son como los de otros, y ¿una contestadora, yo?, pero creía que te había dado los horarios de mi trabajo y de mi casa en las cartas, para el caso de que llamaras, y no han cambiado en años”, y ella dice: “No recuerdo haberlos visto y... ¿está bien que te llame aquí?”, y él dice: “Por el momento, claro, prácticamente dirijo este tugurio, pero no vayas a colgar sin decirme dónde estás”, y ella dice: “¿Eres el gerente?”, y él: “Solo cocinero y encargado de mostrador, pero de larga data, y tan honesto que saben que nunca podrían encontrar otro como yo”, y ella dice: “Y eso de los horarios en realidad fue una mentirita... ahora me acuerdo... lo recordaba cuando los mencioné hace un momento, pero no los copié, solo tus números de teléfono y la dirección de tu casa”, y él dice: “De acuerdo, de acuerdo, ¿y tú estás bien, en casa todo bien?, no ha pasado nada malo, espero, con tu familia o tu madre o tu otra hermana, la hija de Lee con su nuevo marido... nuevo, viejo, su segundo marido”, y ella: “No, solo te estoy llamando, y escúchame, lamento no haberme contactado antes, no haber estado en contacto, punto, no estoy segura de por qué no lo hice pero sé que es imperdonable, y más imperdonable aun no haber contestado siquiera a una fracción de tus maravillosas cartas”, y él dice: “No eran maravillosas, eran más bien sensibleras y tontas y quizás demasiado pedigüeñas, ¿verdad?”, y ella: “Eran muy lindas, ninguna demanda excesiva hacia mí ni reproches, lo cual habría podido servir para que te respondiera, y también por los libros y las cosas que mandaste para mí y los regalos de cumpleaños, en las que tú creías que eran las fechas de los cumpleaños de mis muchachos”, y él dice: “No sabía las fechas exactas, y solo en este momento me estoy enterando de su género exacto, sino tan solo las fechas aproximadas con un mes o dos de margen, que es todo lo que tu madre me dijo... ella decía que tenías que decírmelo tú misma, y cuando yo le dije: ‘¿Qué puede haber de malo en que sepa las fechas exactas?’ –aunque no la estoy culpando– ‘de hecho será más claro para sus hijos’, le dije, ‘por qué están recibiendo estos regalos, y si sé cuál es su sexo puedo darles regalos aún más adecuados, muñecas para los varones, guantes de béisbol para las niñas, etcétera’, solo estoy bromeando, ella decía que eso era todo lo que podía decirme, que posiblemente ni siquiera debería haberme dicho que tenías hijos, así que simplemente conjeturé el sexo y las fechas exactas con la esperanza, astuto de mí, de que respondieras con una nota, no tanto para agradecerme sino más bien para corregirme, pero como sea, olvidémoslo, ya solo escuchar tu voz significa todo para mí y estoy hablando demasiado como para oírla mucho, y se te oye tan distinta, ni parecido a como sonabas antes, tu manera de hablar, el uso de las palabras y la pronunciación correcta... me haces sentir como un bobo en comparación... ¿estás segura de que la que habla es mi Margo y no alguna bromista?, solo bromeaba otra vez... tan solo sopórtame, mi amor, estoy tan emocionado que no puedo cerrar la boca, ¿pero dónde estás, en tu ciudad, en el campo?”, y ella dice: “No, en la tuya, con mi marido y mi hijo mayor”, y él dice: “Es formidable, tres, y varones, ahora lo sé, y a todos los tuviste al mismo tiempo que trabajabas y además ibas a la universidad y después hacías no uno sino dos posgrados, me lo dijo tu mamá, y en campos muy difíciles”, y ella dice: “Disciplinas rigurosas tal vez, pero no difíciles... Debo haber comprendido el truco, así como probablemente no habría podido hacer ni siquiera los deberes de la carrera que tú hacías antes, ¿qué era?”, y él dice: “¿Antes de qué?”, y ella: “Del trabajo que haces ahora”, y él dice: “Técnico dental, una cosa que mi padre quería que yo hiciera porque pensaba que era un campo en el que siempre tendría trabajo, pero para el momento en que salí... pero espera un momento, ¿la ciudad?, ¿aquí?, ¿en esta?”, y ella dice: “Glen, mi esposo, está asistiendo a una convención de ventas y la empresa matriz de su firma quería que se hiciera aquí, por todas las atracciones de la zona costera y porque el lugar, supongo, provee todo lo necesario, así que pensé que podía convertirlo en unas minivacaciones para mí y en un paseo para nuestro hijo, y también en una ocasión para ver a los pocos amigos que me quedan aquí”, y él dice: “Oh, ¿y quiénes son?”, y ella dice: “Gente, pero volviendo a lo de antes, supongo que ese es en parte el motivo por el que, si no te molesta que lo diga, aunque tengo ganas de soltarlo... así es como me he vuelto, así de franca, aunque no estoy diciendo que sea la mejor de las cualidades ni me estoy jactando, ni es que de cuando en cuando no pueda ser más diplomática...”, y él dice: “En todo caso, ¿qué era lo que decías?”, y ella dice: “Que parte de los motivos por los que dejé de tener contacto contigo es porque quería cortar con mi antigua vida, incluidos mis amigos de la infancia, aunque tal vez no con mami –eso hubiera sido una cirugía demasiado radical–, para expandirme por mi cuenta, si es que puedes aceptar eso”, y él: “Muy bien, eso es interesante, algo en lo que pensar, pero hablando de cortar, mi amor, y esto de ninguna manera es una reacción a lo que acabas de decir, ya que no hay nada en la vida que yo quiera hacer más que hablar contigo, y poco después conocer a Glen y a tu hijo, cualquiera sea su nombre”, y ella dice: “Saul”, y él dice: “Bíblico... ¿es por algo, la familia de Glen?”, y ella dice que no y él dice: “¿Y los otros dos?”, y ella dice: “Dyon y Carlos”, y él dice: “Lindos nombres también... ¿por alguien que yo conozca?”, y ella dice: “No, nos gustaban como nombres”, y él dice: “Pero yo creía que todo el mundo recibía el nombre de alguien más... Yo llevo el nombre del padre de mi madre, Nathaniel, a quien nunca conocí... se murió, es por eso, antes de que yo naciera, que es la manera en que solía hacerse... y ‘Margo’ viene del hermano de mi madre, Marvin, que murió en la guerra, y tu madre tuvo la amabilidad de aceptarlo, pero eso ya lo sabes”, y ella dice: “No los detalles, así que sigue”, y él dice: “Y, como yo era tan chico cuando murió, se puede decir que casi no lo vi nunca... en realidad como resultado de las heridas de guerra, un año después... dicen que se quedó con la mente en blanco al volante de su auto por causa del trauma de guerra, o algo por el estilo... es curioso como uno se olvida... yo me olvido, cuando en su época es la cosa más grande que existe... pero de todos modos, puesto que yo era el único hijo, sabía que eso es lo que mi madre habría querido... la hizo feliz hasta que se murió, que te llamaras Margo por él”, y ella dice: “Bueno, ¿qué puedo decir?... con cada uno de los nuestros tomamos los mejores diez nombres que encontramos en el libro de nombres más completo, consideramos el nombre de familia de Glen en relación con cada uno, y los redujimos a dos o tres...”, y él dice: “Discúlpame, pero ¿por nombre de familia te refieres al apellido?”, y ella dice que sí, y él dice: “¿Y cuál es?”, y ella: “Yo sigo usando mi apellido de soltera, aunque sea el tuyo, quiero decir el de un hombre, pero al menos no continúo con esa costumbre que no me entusiasmaba mucho, de adoptar el patronímico de mi marido”, y él dice: “No es un mal apellido, el nuestro... una sílaba, algo confuso al pronunciarlo si piensas que es Fray, lanzado así, o más bien escupido, en lugar de con una e. Como sea, mi amor, de pronto estoy en lo más fuerte del trabajo con dos clientes, y son de los hambrientos a juzgar por sus caras... de hecho, como tampoco quiero mentirte, llegaron hace más de cinco minutos y han sido muy considerados pero tienen que volver al trabajo y el negocio no ha tenido tanto movimiento, así que los necesitamos, así que dame el número de donde estás y volveré a llamarte enseguida”, y ella dice: “Puedo llamarte a tu casa más tarde... ¿cuál sería el mejor momento?”, y él dice: “No, por favor, no quiero desencontrarme, ahora que estás aquí... para serte totalmente franco, podrías cambiar de idea o tener un fallo de memoria durante todo el tiempo que pases aquí, solo bromeaba, o incluso perder mis números de teléfono –eso podría pasar, la gente pierde cosas– y no acordarte de cómo conseguirlos... el lugar donde trabajo se llama el Corner Cafe, pero sin la palabra “el” antes, solo Corner Cafe, así que figura en el directorio bajo la C de Corner, y “Cafe” a continuación, y está en la calle Abbott, como Bud Abbott y Lou Costello... Abbott y Costello los llamaban, pero tú no te debes acordar, un dúo cómico de antaño”, y ella: “Seguro, una vez vi una película con ellos en la tele, o tal vez haya sido un video, con mis hijos... algo con un fantasma, un humor de lo más trasnochado y un poco trillado, pero a ellos tampoco les gustó demasiado... tienes que comprender que no soy tan joven ni tú eres tan viejo, puede que me hayas tenido cuando tenías más de treinta pero ahora estoy llegando a los treinta yo misma”, y él dice: “No es posible”, y ella: “Te digo que sí, hasta puedo mostrarte mi licencia de conducir”, y él: “¿Quieres decir que ya tienes edad para manejar?... solo estaba bromeando, y quiero verla, muéstramela cuando nos veamos, y escucha, Margo, si no me llamas iré a buscarte de hotel en hotel, y hoy por hoy debe haber más de veinte hoteles cerca del puerto, así que ¿no sería un desperdicio de tiempo?, y además estaría poniendo en riesgo mi empleo, o a mis patrones en una situación complicada, porque no entraría a trabajar cuando se supone que debo hacerlo y cuando ellos me necesitan, y en cambio andaría por ahí buscándote”, y ella dice: “Juro que llamaré, o directamente ven a almorzar con nosotros mañana”, y él: “El almuerzo es tan corto... ya lo sé, amigos”, les dice a los clientes que están en la barra, “ya estoy con ustedes... mi hija” –señalando el micrófono del teléfono, y luego el auricular– “después de no puedo decirles cuántos años”, y los hombres asienten, dicen con las manos: “Tómate tu tiempo”, y él dice, al teléfono: “Discúlpame, tuve que hacer una pausa por cosas de trabajo, en todo caso el almuerzo es demasiado corto y no creo que pueda salir, así que ¿qué te parece cenar esta noche afuera, yo invito, los invito a los tres?”, y ella dice: “¿Cenar?, ¿esta noche?... espera un momento, papá”, y se pone a hablar lejos del teléfono... “Quiere llevarnos a cenar a todos, esta noche”... y hay otra voz que habla, pero muy confusa, y luego no oye nada, la mano de Margo debe estar amordazando el receptor, y uno de los hombres dice: “Mientras estás ahí parado, Nat, comienza a preparar la de siempre para mí”, y él dice: “Espera, de repente ella podría volver, y cuando termine seré extrarrápido, recuperaré el tiempo que les hice perder”, y otro hombre dice: “Por lo menos los cafés, o el mío, al diablo con él”, y él levanta la mano hacia ellos para que esperen y ella dice: “Muy bien... ¿Papá?”, y él dice sí y ella dice: “Esta noche, pero invitamos nosotros, Glen pensaba que no podría escaparse de una cena-cóctel que dará su compañía, pero esto está primero”, y él: “Genial, pero yo invito, insisto”, y ella dice: “Solo nos encontraremos si acatas esta única condición: esta va por nuestra cuenta”, y él dice: “Acataré, acataré, no puedo esperar para acatar”, y ella le da la dirección de un restaurante cerca de su hotel, del que ha oído decir que es bueno –“¿Te siguen gustando los mariscos, o más bien, alguna vez te gustaron los mariscos?”, y él dice: “Cualquier cosa, pizza incluso, será un manjar... verlos a ustedes es todo lo que quiero, la comida no importa, pero comeré si esa es tu segunda condición”–, y a qué hora se encontrarán, y se encuentran en la entrada del restaurante, él está ahí quince minutos antes, pensando que tal vez llegarán más temprano, no puede creer que sea ella cuando la ve entrar, aunque sabe inmediatamente que es ella, muy esbelta pero no flaca, incluso más alta, y ella ya era alta en aquel entonces, rellenita de arriba o tal vez sea lo que lleva puesto, no, todavía se estaba desarrollando la última vez que la vio, a la edad que tenía, caderas, piernas más largas, ropa a la moda al parecer, en fin, bien vestida, bonita como siempre, más bonita, hermosa y no solamente porque es su hija, cualquier hombre moriría por ella, un hombre decente honesto inteligente pero él apuesta que incluso los mirones no pueden sacarle los ojos de encima cuando camina por la calle, antes una niña, ahora una mujer, el hijo un lindo chico, alto, como ella y como él mismo pero no como su padre, que es unos centímetros más bajo, y ella no está usando tacos, el chico un poco asustado de él o tal vez tímido nada más, casi no sonríe, le tiende una mano que parece un pescado muerto, pero todavía es chico, le agrada la manera en que lo han vestido para el restaurante o para la ocasión diría, saco y corbata, el marido parece agradable, digno, educado, inteligente, viene de familia de dinero o lo ha hecho por su cuenta de una manera ética, algo aburrido o eso parece al conocerlo por primera vez, la ropa, el corte de pelo, un representante de ventas daría la impresión, ella se apresura hacia él en el segundo en que lo ve y lo besa en la mejilla, “Te conozco, tú debes ser mi papá, prácticamente no has cambiado”, sonriente, dando un paso atrás, “No has cambiado para nada, es asombroso”, presenta a su marido e hijo, él también se ha vestido para la ocasión, su única corbata con su único traje que usó en su casamiento hace casi treinta años, y que vistió día tras día en la corte y aún luce bien a pesar de todo, entró en la prisión con él únicamente para poder tenerlo cuando saliera, solo permitían llevar una única muda de ropa para que le guardasen, lo había llevado a la tintorería poco después de su liberación pero no lo había usado ni una sola vez hasta ahora, no había necesitado plancha sin embargo, conservó su forma, percha de madera en lugar de alambre y nunca salió de la bolsa de plástico, lana pesada en este día caluroso de junio, las perneras del pantalón tal vez un poco holgadas pero su peso es el mismo de siempre, acaso distribuido de otra manera pero él no puede verlo, ya que fue hace como quince años y no parece que se haya encogido para nada, la camisa es una de las dos que suele usar en el trabajo y anoche la lavó y la colgó para que se secara, la corbata la usó para algunas de sus entrevistas de trabajo algunos años atrás, se afeitó a pesar de que hoy ya se había afeitado a las seis de la mañana antes de ir a trabajar, se dijo a sí mismo en el espejo del baño, mientras se afeitaba: “Parece como si fuese a encontrarme con esa novia que hace diez años fue el amor de mi vida y por la que todavía estoy loco, y ella se acaba de separar de su marido y yo pienso que hay una oportunidad para nosotros... mírate, así de nervioso y asustado estás”, montones de preguntas mientras se sientan a su mesa y todos toman algo, el chico un Shirley Temple pero él, después de que Glen le dice a la moza lo que quieren beber, dice: “Para un varón es un Jackie Coogan, me parece”, y los tres y la moza dicen: “¿Ese quién es?” o “¿Qué es eso?”, y él dice: “El compañero de cuarto y compinche de Abbott y Costello”, y Margo se ríe y Glen dice: “Lo cual es... ¿un viejo chiste familiar?”, y la moza dice: “Pero es lo mismo que un Shirley Temple, ¿verdad? ¿Sin alcohol, un toque de granadina, una cereza?”, y se va y él dice: “Puede ser que me equivoque y hasta donde yo sé un Coogan lleva soda en lugar de ginger ale, y tal vez incluso un par de gotas de whisky, ¿pero acaso yo sé algo de alcoholes fuertes?, y además, Coogan probablemente era más contemporáneo de Shirley Temple que de Bud y Lou”, y Glen dice: “Perdóneme otra vez, señor, pero ¿quiénes son?”, y él: “¿En qué clase de familia reservada –cuál es la palabra, escondida, aislada– creciste para no conocerlos?... en la mía nos aseguramos de que mis hijas aprendieran cosas importantes como esa... solo estaba bromeando”, y Saul dice: “Dijiste ‘mis hijas’, abuelo... ¿tuviste alguna otra hija después de que tú y la abuela Lee se divorciaron? Porque sería lindo enterarme de que tengo otra tía y un tío y primos en alguna parte, aunque solo sean primos políticos”, y él dice: “Tendrías una tía y sin duda todo lo demás, pero no queremos adentrarnos en eso ahora... era más pequeña que tú cuando falleció... ¿no es notable, Margo?, ¿es posible creer que probablemente ella era más pequeña que este hijo tuyo?... la niña más dulce”, le dice a Saul, “aparte de tu madre, por supuesto... eran igual de dulces... que jamás haya vivido”, y se pone a llorar y Saul les dice a sus padres: “¿Hice algo malo?”, y Margo dice “Papá”, y a Saul: “Te explicaré todo después”, y Glen dice: “Tal vez algún día”, para Margo una cerveza negra, para los hombres escocés con hielo y un vaso de agua, Glen lo dijo primero cuando hablaron de lo que pedirían, y él dijo: “Ah, voy a pedir lo mismo, aunque rara vez bebo, y nunca antes de las ocho o nueve las veces que lo hago, y en esos casos debo admitir que más bien me siento en mi sillón con algo para leer sobre mis rodillas y algunas papas fritas o queso a un costado, tal vez, y me voy emborrachando despacito, lo cual es horrible, lo sé, pero con qué tiene que ver eso, cualquiera salvo este chico podría adivinarlo”, y Saul dijo: “¿Con qué?”, y ella dijo: “No deberías dejar que te perturbe tanto, papá, sobre todo por tu salud”, y él dijo: “Pero cuando tu mente corre, mientras estás echando un trago, o al revés, ¿adónde más puede ir a dar?, y entonces bebes más y más hasta que te quedas frito, pero ya dije que solo ocasionalmente y tal vez eso de ocasionalmente sea muy rara vez, pero ya que has sacado el tema, trataré de abandonar incluso ese poquito”, ¿qué hace ella en una jornada laboral promedio?, ¿o ha hecho en los últimos años?, ¿qué hace Glen exactamente?, él todavía no entiende qué cosa es en particular, pero no importa, capta lo esencial, ¿a qué universidades fueron?, ¿dónde se conocieron?, algo en lo que él siempre se ha interesado con cualquier pareja casada: él y Lee, como ella bien debe saber, se conocieron al salir de un “teatro legítimo” en Nueva York: “Los dos, créanlo o no –bueno, estoy seguro de que en el caso de tu madre todavía puedes imaginarlo por su voz y por su cara o al menos por fotos de ella del pasado reciente–, queríamos ser actores, y fue ella, si puedes creer también eso, quien me abordó a mí: le parecí lindo y acaso durante una semana lo fui”, ¿dónde se crió Glen?, ¿de dónde son sus padres y qué hacen? “¿Te parece que ahora que nos conocemos mejor puedes revelarme su apellido?”, la ciudad en la que viven, ¿le dejarán saber también eso?, ha oído que es un buen sitio, seguro, de ritmo más lento, ideal para los niños, ¿alguna razón por la que ambos se casaron con un hijo único –al menos ella lo es, hasta cierto punto–? “Ah, olvidaba que Lee tuvo otro bebé poco después de que me abandonó, como a mí también me habría gustado tenerlo, casi inmediatamente, como para reponerme de lo de Julie y probablemente es lo que habríamos hecho si los dos no hubiésemos estado tan destrozados justo después, y más tarde si ella se hubiese quedado, por lo demás sentíamos que dos era más que suficiente, una para cada mano solía decir yo, y así es como cruzábamos la calle, ¿te acuerdas?”, y ella dice: “Para mí ha quedado demasiado atrás y posiblemente tengo un bloqueo, pero aceptaré tu palabra”, y Saul dice: “Dijiste que querían ser actores, ¿cómo fue que tú y la abuela Lee no hicieron eso, entonces?”, y él dice: “Ella por criar a las niñas, y yo no tenía ningún talento para empezar y lo supe en las primeras clases que tomé, y también pienso que me metí en eso solamente para conocer chicas, cosa que logré en el caso de Lee, de modo que ya no veía la necesidad de seguir, y aquello fue en la sección de localidades de pie detrás de la orquesta, en el Music Box, y no saliendo de un teatro: ella me preguntó la hora, aunque yo nunca usaba reloj”, preguntas, él tiene tantas preguntas, ¿les molesta?, por ejemplo... “A propósito, ¿cómo se conocieron ustedes dos?, y disculpen que los haya interrumpido yo mismo como lo hice”, y ella dice que en la universidad, en una clase de química: compartían el mismo mechero Bunsen y la misma cubeta, ¿cómo son sus otros chicos?, las edades y cómo son, ¿interesados en los deportes más que en los libros?, eso es bueno, como decían los griegos o algo por el estilo: la vida equilibrada, ¿color de pelo y de ojos?, los tres heredaron el rubio color miel y el verde amarillento de los ojos de Lee, lo que dejó perplejos a los genetistas ya que se supone que los de Glen son predominantemente oscuros, “Mamá dice que tú pensabas que sus ojos eran el mejor de sus rasgos, así que supongo que debemos considerar afortunados a nuestros hijos, aunque sean varones”, y él dice: “Ella tenía montones de rasgos bonitos... yo mismo debería mandarme al infierno de una patada por haberle facilitado tanto que me dejara, pero nada que yo pudiera hacer... me volví loco, como se dice... ‘chiflado’” –a Saul– “cuando lo supe, pero no podía hacer nada al respecto, y encontrar y acabar con esos tipos o golpearme la cabeza contra la pared hasta dejarla azul no iba a ayudar, y después de que dejé mi prolongada residencia... ¿cuánto es lo que sabe?”, y Glen dice: “Niente”, y Saul dice: “¿Niente, qué?”, y ella dice: “Nada, significa nada”, “... era demasiado tarde para una segunda esposa en el caso de que no pudiera ser madre, y yo estaba tan destrozado que no habría podido conseguir a nadie así de joven”, ¿cómo dijeron que son los nombres de sus otros hijos?, ¿cómo es que nadie en su familia tiene un apodo?, el suyo es Nat cosa que él odia porque suena a una mezcla de rat y nuts, como una rata loca, pero en el lugar donde trabaja no tiene escapatoria, ¿qué van a hacer este verano para las vacaciones? “Yo me voy a quedar en casa durante las dos semanas que tengo y no haré más que dormir, así de agotado estoy... ups, disculpen otra vez y también por la anterior, por no esperar sus respuestas, pero supongo que estoy demasiado apurado por hacerles saber todo sobre mí antes de que termine la cena y se vayan”, y ella dice: “No te preocupes, habrá otras ocasiones”, y él dice: “¿Cuándo, vendrán otra vez?”, y Glen dice que normalmente se van por tres semanas a una playa de la Columbia Británica, pero este verano van a ir en auto a Alaska a pasar un mes, y él dice: “Caramba, qué no habría dado yo por ir a uno de esos lugares con mi familia, pero más cerca de casa, en el este... Maine, el Alto Canadá o directamente a Canadá, a acampar y ocasionalmente detenernos en alguna especie de resort de mar no demasiado caro, a dormir y comer y lavarnos, y entrar corriendo al océano con mis dos nenas y si el agua está demasiado fría, en una piscina o simplemente pararme dentro de una piscina y salpicar y nadar un poco, casi valen la pena las otras cincuenta semanas laborables, ¿por qué nunca lo hicimos?, ¿cómo es que siempre vengo a pensar en todas esas cosas demasiado tarde?”, y ella dice: “Tal vez las hicimos y tú no te acuerdas, porque creo que una vez fuimos a Chincoteague durante un fin de semana... me acuerdo del nombre y de unos ponis salvajes o mulas al lado del océano, y que me compraste uno de esos pero de plástico, con el que me iba a dormir y que me gustaba tanto”, y él dice: “No me acuerdo, pero tendré que trabajar en ello hasta que me acuerde”, ¿y qué aspecto tenía ese muñeco?, ¿cómo era de grande?, ¿ella le había puesto un nombre?, ¿tenía crines?, ¿correas atadas o alguna clase de arreo por el estilo?, ¿montura y jinete?, pero no los tendría si era salvaje, postre, café, Glen paga y se pone de pie y palmea el hombro de Saul para que haga lo mismo, y él dice: “Bueno, supongo que yo también tendría que ir yendo”, y comienza a levantarse pero ella aferra su mano sobre la mesa: “Quédate a tomar otro café, papá, u otra cerveza... hay una disquería de usados a la que se puede ir aquí, de esas que no existen en nuestro rincón del mundo, y estoy segura de que tienes mucho de lo que hablar conmigo”, y ellos se van: “Estuvo fantástico, señor Frey, espero volver a verlo pronto”, “Nathan, o Nat si lo prefieres, a lo que prometo responder sin preguntar si el café lo quieres negro o con azúcar, con leche o crema”, “¿Qué quiere decir?”, “Nada, solo digo tonterías, y ya lo vi y a tal punto soy un profesional que probablemente no olvidaré nunca cómo te gusta el café, a menos que cambies todos los días el modo en que lo tomas”, “Me encantó conocerte, abuelo”, y él besa a Saul en la frente cuando Saul estira la mano para estrechar la suya, y ella lo mira mientras comparten otra cerveza y él dice: “¿Qué estás mirando, tan cómico me veo, como un gran vejestorio marchito?... disculpa”, y ella dice: “En absoluto, me refiero a tener que disculparte o a todas esas suposiciones tuyas, esto es un acontecimiento y lo estoy guardando en mi memoria, y guardando en mi memoria que lo estoy guardando en mi memoria para ayudarme a no olvidar, y... ¿qué estás diciendo?... te ves fantástico para tu edad, delgado, de esos tipos de los que uno dice que ‘nos van a sobrevivir a todos’, por la energía y el físico que tienen, un poco menos de pelo que en las fotografías más o menos de la época en que te vi la última vez, o de algunos años antes... no te hiciste tomar ninguna allá adentro, ¿no?, y tampoco intento ser chistosa... en muchos sentidos no pareces haber envejecido ni un día en veinte años”, y él dice: “¿En qué sentidos sí envejecí, aparte del pelo?”, y ella dice: “Tus codos, nadie puede hacer nada para ocultar cómo envejecen los codos”, y él: “Pero llevo puesta una chaqueta, y camisa de manga larga”, y ella dice: “Lo sé, así que tal vez tu sentido del humor y tu rapidez mental han sufrido un poco también... No estoy hablando en serio”, y él dice: “Escucha, no me tomes el pelo, ya no soy más que un viejo petulante, que si lo piensas no está demasiado lejos de ser pedorreante, perdóname, debe ser la cerveza y el mero hecho de verte lo que me está haciendo hablarle a mi hija de esta manera tan idiota, aunque en realidad estar hablando contigo a solas aquí... y desde antes con ellos, con Saul y Glen, ya me estaba sintiendo mejor de lo que me he sentido en años... pero contigo ahora me siento menos estúpido –incluso medio inteligente, que es algo que no siento nunca– de lo que me he sentido desde que fui a prisión, por mucho que intenté mantener y hasta mejorar mi mente allá dentro, pero aquí, incluso las palabras que me habían rehuido –como ‘rehuido’– o que simplemente había olvidado, y el mero hecho de decirlas, la fluidez con la que hablo... y ‘fluidez’, por Dios santo... debe ser que entre otras cosas eres la primera persona realmente con cerebro con la que he hablado en veinte años, al menos una que desborde destreza mental e ideas y un discurso inteligible e inteligente, si es que ese es el tiempo que hace desde que fui a parar ahí... o que hablar con alguien como tú, incluso la hija de uno a la que se supone que yo debería, supongo, poner en su lugar y tratar con superioridad, que si esa persona –yo– tenía antes algo de cabeza, entonces genera o regenera en él algo de todo eso, ¿pero hay algo que quieras saber?... y la mayor parte de eso fue bastante confuso, ¿no?”, y ella dice: “Parte, pero a qué te refieres con ‘algo que yo quiera saber’”, y él: “Y tú interrúmpeme si me extiendo demasiado, y lo estoy haciendo, pero quiero decir, si piensas que son cosas simplemente aburridas e irritantes, pero dijiste que me quedara si quería decirte algo”, y ella: “Dije que te quedaras porque puede haber cosas, e implícitamente quise decir: dado que han pasado tantos años, que solamente quieras hablar conmigo”, y él dice: “En todo caso, mi querida niña, y no estás por enojarte conmigo, ¿verdad?”, y ella dice: “No, o tan solo un poco, pero sigo siendo un poco gruñona”, y él dice: “En todo caso”, y le toma las manos y las frota contra su mejilla y las besa, “ahora que he vuelto a verte...”, y comienza a llorar sobre sus manos y ella las retira y se las limpia y dice: “Papá, por favor no, no es que sea embarazoso en un lugar público, aunque un poco lo es, o que yo odie o desapruebe verte llorar”, y él dice: “Pero no sabes lo que esto significa para mí... no, esa es una cosa demasiado tonta para andar diciéndola, y cuando la dije no estaba hablando simplemente de tomar tus manos y besarlas”, y ella dice: “Lo sé, pero qué es lo que quieres decir, porque realmente no te entiendo cuando te atragantas y toses entre lágrimas y mocos”, y él dice: “Acabo de matar la posibilidad de volver a verte alguna vez, ¿verdad?, con toda esta congoja y llanto y sentimentalismo”, y ella dice: “Nos volveremos a ver, ya oíste lo que dijo Glen”, y él dice: “Pero cuando les pregunté cuándo, a uno o el otro, los dos empezaron con evasivas o simplemente evitaron hablar de eso”, y ella: “Llamaremos, escribiremos, ahora todas las convenciones se hacen aquí, de modo que antes de lo que piensas estaremos tomando un avión, o al menos Glen lo hará y te llamará y si puede hacerse un rato o en algún momento en que tú tengas libre se verán para cenar o almorzar y él me contará todo lo que conversen”, y él dice: “Pero tú sabes lo que estaba queriendo decirte ahora, así que no necesito hacerlo, ¿verdad?”, y ella dice: “Si no es que estás muy contento de estar aquí conmigo y un poquito desanimado porque nos vamos mañana”, y él: “¿Mañana?”, y ella dice: “Mis otros niños, papá... pero quiero decir, si no es esa clase de cosas, entonces no, no lo sé”, y él dice: “Es más, pero eso también, pero desde luego, pero de acuerdo, esto: ahora que te he visto, y discúlpame por lloriquear otra vez, incluso estas lagrimitas de ahora, pero eso es bueno, ¿no?, no es malo, porque estas comparadas con las más grandes, antes, por Julie y también por tu madre que me dejó, son lágrimas radicalmente diferentes, pero ¿adónde iba?”, y ella: “‘Ahora que me has visto otra vez’...”, y él: “Y a uno de mis maravillosos nietos... salteémonos el ‘maravillosos’, obviamente es un buen chico pero sería tonto o, ¿qué?, presumido creer que ya sé realmente cómo es profundamente en su interior... presuntuoso, o que lo sepa cualquiera que no sean sus padres y más adelante su mujer y tal vez mucho más adelante sus propios hijos podrían saberlo en una época posterior, pero ahora que te he visto, por supuesto, y a Saul en menor medida, y que se te ve bastante feliz con Glen y él contigo lo mismo y todo eso, y que parece un buen tipo... dulce contigo y bueno con el niño y muy atento con los dos y toda esa clase de cosas... ay, qué mierda de cháchara horrorosa y estúpida directamente brotada del corazón de un vejestorio merdoso e imbécil, y nada de discúlpame”, y ella dice: “No, sigue, no tanto con las groserías si no te molesta, pero ya que empezaste, quítatelo de encima”, y él dice: “Las palabras que salen directamente, porque eso es esencialmente lo que iba a decir... ahora que te he visto siento que he hecho todo lo que siempre quise hacer en mi vida excepto tal vez –ningún ‘tal vez’– excepto ver a mis hijas crecer delante de mis ojos y acaso verlas casarse en su auténtico casamiento, quiero decir la ceremonia, y tal vez yo mismo haber seguido casado por otros diez años o al menos enganchado durante ese tiempo con otra persona; ahora, en cuanto a tu hermanita”, y ella dice: “No empecemos con ella otra vez, a mí también me afecta”, y él dice: “Déjame decirte solo esto sobre ella y eso será todo, no para siempre, pero te juro... que en cuanto a ella, pensar en qué edad tendría ahora como me ocurrió hace un rato, y en todas las cosas que esa maravillosa persona y gran cerebro suyo podría ser y haber hecho, además, como el casamiento que mencioné o los estudios... medicina, me imaginé siempre, porque ella cuidaba tanto a la gente, preguntándoles esto y aquello cuando estaban enfermos y diciendo que lo sentía y demás, tal vez una etapa pasajera pero realmente me impactaba eso en ella, e interesada en los libros, que solamente miraba tanto porque apenas estaba empezando a leer, y con tanta curiosidad por los bichos y las hojas y otras cosas científicas... más el hijo o hijos que habría tenido y las cosas e ideas y asuntos laterales, todo eso que aún estaba dentro de ella esperando salir, pero todavía conociéndome a través de todas esas cosas hasta el día de hoy, que me mata, literalmente me mata cada día de mi vida, porque esa es la frecuencia con que...”, y ella dice: “Ya lo sé, lo dijiste, yo no pienso en ella tan seguido, ya que tengo a mis propios hijos de un modo que tú no nos tuviste después de que ella murió, y como sigues sin tenerme a mí, y también tengo a esa segunda hermana mucho más pequeña que me dio mamá, pero ciertamente pienso en ella y la extraño o algo así, igual que tú, cuando la extraño, pero déjame decirte esto además, mamá dice que ella también piensa en Julie de esa manera, tal vez más como pienso yo y más o menos la misma cantidad o acaso mucho más que yo, pero no tanto como tú porque yo seguía viviendo con ella y bastante pronto después ella tuvo a esa otra hija, de manera que en cierto modo fue parecido para todos nosotros, puede decirse, o un poco o tal vez algo más que un poco más para ti que para mamá o para mí, o tal vez mucho más para ti pero aun así infernalmente mucho, para nosotras también, pero tú no lidiaste con eso de la misma manera que nosotras –bueno, yo era demasiado chica para lidiar con eso de cualquier otra manera que como lo hice–, pero tú simplemente lo tomaste de una manera diferente a la manera en que cualquiera lo habría hecho, y eso te cagó la vida casi por completo, ciertamente no veo cómo habrías podido hacer un mejor trabajo, dedicado a cagar las cosas para ti mismo y para nosotras, a no ser que nos reventaras los sesos también a nosotras y nos dieras por muertas cuando no lo estábamos, pues en muchos sentidos lo que le sucedió a Julie y luego lo que les hiciste a esos tipos, y como resultado de todo eso lo que te pasó a ti, nos hizo mierda la vida a nosotras también”, y él dice: “Siento lo que les hice a ti y a tu madre, te juro que no veo cómo podría sentirlo más, pero dime sin embargo, ¿no te alegras, cuando vuelves a pensar en eso, de que yo al menos, a pesar de que arruiné todo para ustedes dos en otros sentidos, haya atrapado a, ya que usaste la palabra, esa escoria de mierda que lo hizo...?, quiero decir, con toda honestidad, corazón, ¿no te alegras de que los haya hecho sufrir tanto como ellos hicieron sufrir a nuestra adorada Julie y también a nosotros, de otra manera, por ella?”, y ella dice que no y él dice: “Vamos, ahora dime la verdad, honestamente”, y ella dice: “Esa es la verdad”, y él dice: “Tiene que haber más”, y ella: “Te lo estoy diciendo, no, o no en realidad, y si me alegré fue solo alguno que otro día y esos días realmente no más de media hora y con diez años de distancia entre uno y otro, y tal vez dos de cada tres de esas veces hayan surgido de una tristeza o amargura debida a alguna otra cosa, porque esos hombres no eran nadie para mí, nada, solo unos asquerosos pedazos de mierda en los que nunca más quise volver a pensar”, y él dice: “Pero ellos me cagaron la vida, como tú dices, y como resultado de eso también la tuya, y durante algún tiempo la de Lee, además de lo que ni siquiera diremos que le hicieron a Julie”, y ella dice: “Pero también deberían haber sido nadas y nadies para ti, eso es lo que estoy diciendo, y entonces con el tiempo todo se habría alisado, casi, y habríamos estado bien”, y él dice: “Bueno, yo me alegro, y hasta donde yo sé también ustedes dos, especialmente por haber matado al que mató a Julie, que fue tal vez el momento culminante de mi vida, y perderla a ella lo más bajo de todos los tiempos, aunque el momento culminante en otros sentidos, tú me entiendes, fue tenerlas a ustedes dos –estoy hablando de los nacimientos, y sobre todo a ti que fuiste la primera– y casarme con tu madre fue otro, y antes acaso conocerla y algo así como ver claramente lo que ella iba a significar y ser para mí y para los hijos que me daría, aparte de pequeñas cosas que son grandes sin que uno lo sepa en ese momento, como ascender la colina de un parque contigo sobre mis hombros, y arriba de todo simplemente mirar, sacar una foto de ustedes dos y de mami en una bañera y que la foto no saliera, el primer día que llevé a Julie al preescolar, conducir por la interestatal contigo y con Julie jugando a las cartas en la parte de atrás, o a lo que fuera que estuviesen jugando...”. “Era un juego que tenía un tablero y piezas con imanes, pero cuál era el juego en particular ya no me acuerdo, aunque seguro no era el ajedrez ni las damas...”. “Bueno, aquel viaje antes de que llegaran esas basuras sobresale especialmente entre algunos otros, porque estaba tan apacible y alegre hasta ese momento, las dos llevándose tan bien, cosa que la mayoría del tiempo era más bien fluctuante, y era tan bonito tenerlas por una vez para mí solo en el auto, durante un largo viaje con un par de paradas... puedo malcriarlas todo lo que quiera en Bob’s Big Boy o en Roy’s, recuerdo haber pensado... y esa noche ocuparme yo solo de todo lo que necesitaran y al día siguiente, después de la escuela, ir los tres a recoger a tu mamá en la estación de tren, aunque tal vez el recuerdo sea tan enorme únicamente por el giro que tomaron las cosas con esas escorias, como sea, me alegra haberles hecho lo que les hice, nunca que yo recuerde he tenido la menor duda siquiera un solo día durante media hora, pero me apena un poco que no te hayas alegrado al menos una o dos veces o te dijeras de alguna manera que hice lo correcto o lo que era natural hacer, aunque creo que puedo entender por qué, pero olvidémoslo por ahora porque me doy cuenta de lo que toda esta conversación y este asunto y todo lo demás te está causando, y desde luego lo que me ha causado y me sigue causando a mí no requiere más comentario, ¿tengo razón?”, y ella dice: “De acuerdo”, y él dice: “¿Quieres compartir otra cerveza?... esto es algo que sin duda recordaré: la primera vez que no solo bebí sino que compartí una cerveza contigo”. “Solías dejarme tomar algún sorbo de cuando en cuando, aunque supongo que esos no cuentan, pero no, creo que mejor me voy y ayudo a Glen a meter a Saul en la cama”, “Pero él parece un hombre competente y Saul ya es un muchacho grande”, “Fue más bien una excusa, papá, estoy rendida, tanto como lo estoy disfrutando”, “Bueno, no ha sido tan maravilloso para ti, me doy cuenta, pero lo ha sido doblemente para mí”, “No hables por mí... tengo mi propia cabeza, y sí lo ha sido, fue bonito”, “Bonito no está tan bien”, “Bonito es bonito, lo cual para mí significa realmente bien, con Glen y Saul y contigo antes, y ahora solo nosotros dos, así que no empieces a arruinarlo”, “Arruinarlo como arruino todo, ¿verdad?”. “Yo no he dicho eso, pero ya lo estás haciendo otra vez, haciendo que me pregunte por qué me quedo aquí estos minutos extra”. “Lo lamento, me disculpo, trataré de no hacerlo... arruinarlo y poner mis pensamientos en tu cabeza y en tu boca y esa clase de cosas... hablar y pensar por ti lo que tú no estás pensando, pero sabes lo que quiero decir: solamente estoy –porque creo que arruiné las cosas contigo, ahora, tal vez por mucho tiempo– confundido, de manera que estos pensamientos, embrollados y demás”, y ella dice: “Todavía no lo arruinaste así que mejor para”, y él levanta sus manos en señal de parar y dice: “Lo haré, madame”, se ríe –ella– y él paga la cerveza, “‘Tienes razón, no voy a tratar de hablar y pensar por ti, punto’ es lo que quería decir o lo que debería haber dicho”, piensa, deja varios billetes de propina, ella señala el dinero y dice “No tanto”, y él: “Ah, nosotros los que trabajamos en bares y restaurantes, quiero decir incluso los barmans y hasta los cocineros que oyen a los mozos quejarse y demás, solemos dejar grandes propinas, porque sabemos lo duro que trabajamos o al menos las largas horas y cómo pueden llegar a dolerte los pies y lo que es que te dejen poca propina o nada, pero además, mi amor, este ha sido un gran día para mí, entre los mejores de mi vida, lo que tal vez no signifique mucho pero lo es”, y le besa la coronilla, “Aun así”, dice ella, “Glen ya dejó una propina más que adecuada”, y toma dos de los cuatro billetes de dólar y se los mete a él en el bolsillo de la chaqueta, “Lo que acabas de hacer”, dice él, “es algo por lo que una moza podría matarte, así que esperemos que no lo haya visto”, “Tú me protegerías”, y él: “No sé si sería capaz de controlarla, pero lo intentaría”, y la acompaña hasta el hotel, que está a unas pocas cuadras, “‘Tal vez no debería declarar que hablo o pienso por ti en ningún momento del día’, es todo lo que habría debido decir”, piensa, “pero es demasiado tarde, parecería una coletilla estudiada si lo dijese ahora”, señala algunos cambios en el horizonte urbano, nuevo edificio puntiagudo y todo de cristal que no le gusta, hermoso edificio antiguo más pequeño y con molduras ornamentales demolido seguramente para levantar algo horrible como otro alfiler de cemento o valija envuelta en vidrio, “El cambio es tan estúpido e inútil la mayoría de las veces, ¿qué opinas?, y soy sincero cuando digo que solo estoy hablando de arquitectura y, digamos, peinados y modas de cocina y esas cosas”, y ella dice: “¿Por qué, de qué otra cosa podrías estar hablando?”, y él dice: “De la gente y sus impulsivos cambios de planes, a veces de por vida, para su yo interior, me parece, ¿pero qué piensas de la arquitectura?”, y ella dice: “Ya no es mi ciudad y nunca he sentido gran cosa por ella, y los recuerdos que tengo son sobre todo malos, principalmente porque los últimos fueron los peores y por lo tanto los que mejor recuerdo, así que por mí pueden cambiar la ciudad todo lo que quieran”, “De todos modos a quién le importa”, dice él, “ya que nada de eso es importante excepto como lugar para atravesarlo caminando contigo de manera segura, y supongo que los nuevos hoteles altos y modernos y todo eso, y sus ascensores en los muros exteriores como insectos que trepan, y la gente que atrae todo esto lo vuelven más seguro, y afrontémoslo, de no haber sido por los cambios en esta parte de la ciudad la compañía de Glen no habría organizado aquí su reunión de ventas, de manera que de repente voy a tener uno de esos impulsivos cambios, acaso de por vida, en mi opinión sobre este lugar, aunque no sé si es interior, sea lo que sea que haya querido decir con interior, y decir que todo ese cambio es magnífico, porque tú no estarías aquí conmigo ahora si no fuera por lo que le han hecho a la franja costera, y el nuevo centro de convenciones y los hoteles y los restaurantes y toda clase de atracciones turísticas, los botes a pedal individuales en el puerto, por Dios santo, el acuario con peces amaestrados”, la acompaña hasta el lobby, “Bueno, eso es todo, supongo”, “Te veremos, hablaremos, papá, ¿de acuerdo?”, y le ofrece su mejilla, él la besa, toma sus manos y las besa, “Qué bonitas manos, qué bonita cara, qué maravillosa muchacha eres, ¿necesitas dinero?”. “Papá, Glen y yo somos empleados con salarios más que decentes, o por lo menos uno muy decente entre los dos, y además no somos grandes derrochadores como te gustaba llamarlos o decías que tu papá los llamaba...” –“Mi papá”– “... así que no, pero gracias”, “Bueno, si alguna vez necesitas algo por el lado del dinero, házmelo saber, ¿de acuerdo?, o los chicos, para la escuela, lo digo en serio... podría sonar tonto con mis ingresos, pero he vivido austeramente desde que salí y he ahorrado algo de dinero solamente para ti”, y ella dice que lo recordará y le agradece otra vez y lo besa en la mejilla y él se queda ahí mirándola mientras ella entra en el ascensor, se da vuelta y le tira un beso y las puertas se cierran y él piensa: “¿Y ahora qué?, ¿qué hago?, ¿adónde voy?, no vayas a emborracharte o deprimirte demasiado... eso es, llamarla mañana temprano desde el trabajo, bueno, no demasiado temprano, y tal vez ella y Saul e incluso Glen puedan pasar por el lugar antes de irse”, y se va a su casa.

 

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