Lucha política y crisis social en el Perú Republicano 1821-2021

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Otro grupo de colonos chinos tuvo destino urbano, buena parte en el servicio doméstico en viviendas, donde laboraban las pocas mujeres culíes. Un aviso aparecido en el diario limeño El Comercio el 14 febrero de 1858 es muy revelador sobre el destino de estas mujeres. El aviso decía lo siguiente sobre una niña china de quince años: «Sabe cuidar niños, es amorosa con las criaturas, es ágil en los quehaceres domésticos, así como en lavar y coser» (Rodríguez Pastor, 2017, p. 146). El caso de las mujeres chinas muestra que la historia de esta comunidad está vinculada tanto al campo como a los medios urbanos. Además, una vez que recuperaron su libertad, los ex culíes prefirieron asentarse en las ciudades y especialmente en Lima.

Entre los trabajadores chinos urbanos destacaron los cocineros, que pronto abrieron fondas para alimentar a sectores populares. Otros colonos chinos en las ciudades trabajaban en talleres: sastrerías, panaderías, lavanderías, al igual que los esclavos africanos del pasado reciente. Este grupo de trabajadores urbanos creó el famoso barrio chino de Lima en la calle Capón. Esta costumbre de un barrio propio estaba extendida en todas las migraciones chinas por el mundo puesto que siempre tendieron a vivir y trabajar juntos como grupo étnico.

Como vimos, los colonos chinos de primera generación e incluso los de la segunda ola de migración fueron fundamentalmente hombres y la presencia femenina era inferior al 4%. Ese enorme desbalance ha llamado la atención de los investigadores. ¿Por qué las mujeres estaban ausentes y cuáles eran las consecuencias? Con respecto a las causas, una primera respuesta es que los hacendados locales preferían el trabajo masculino. Asimismo, en China regían un conjunto de prohibiciones a la emigración de mujeres, algunas legales y otras culturales. Sin embargo, la antropóloga Sucheta Mazumdar (2008) ha encontrado que las mujeres eran retenidas en China para cumplir una función social en sus lugares de origen, donde mantenían el hogar de los emigrantes. Algunos de ellos estaban casados cuando partieron y sus esposas continuaron trabajando en las propiedades del clan; en ocasiones sostenían por décadas una relación de pareja con alguien establecido en América. Muchos emigrantes chinos enviaban remesas a sus pueblos de origen, desarrollando una relación económica que pocas veces se perdió. Las redes familiares ampliadas no fueron ajenas a este proceso, porque se presentan casos de ex culíes que convocaban parientes o paisanos que llegaban al Perú unos años después. Así que había familia china a ambos lados del océano Pacífico y para el mantenimiento de estas redes las mujeres eran claves.

Por su lado, la ausencia de mujeres chinas obligó a la mayoría de culíes a buscar formar pareja con mujeres de extracción popular: indias, negras, mulatas y cholas. La unión interracial tuvo un efecto contradictorio. Por un lado, agudizó el racismo antichino, puesto que la competencia por mujeres despertó celos y rivalidades, enfrentando a los chinos con sectores populares. Por el otro, el matrimonio interracial permitió mitigar el racismo en el mediano plazo, porque la primera generación descendiente de chinos fue mestiza; su identidad estuvo entre dos mundos y progresivamente se incorporaron como miembros de pleno derecho en ambos.

La vida de los culíes fue terrible: largas jornadas de trabajo, ignorancia del idioma y de las costumbres, racismo desenfrenado y trabas legales complejas para acceder a la libertad. Entre otros obstáculos, se hallaba la servidumbre por deudas. En las haciendas, la única tienda autorizada era propiedad del hacendado, quien vendía al crédito y a precios elevados, para retener a los colonos después de terminar sus contratos. La servidumbre por contrato se volvía peonaje por deudas. Los culíes resistieron al sistema de plantación a través de fuga, sabotaje, homicidio, revuelta, apelación legal y hasta suicidio. Muchos huyeron más de una vez. Las fugas en ocasiones fueron masivas, involucrando a todos los colonos de una hacienda. Estudios sobre rebeliones de culíes se pueden hallar en Rodríguez Pastor (1989).

La tasa de suicidio fue muy alta, inclusive se han registrado suicidios colectivos. Algunas experiencias ocurrían en altamar, al arrojarse un grupo fuera de la borda. Luego, ya como colonos, se da una serie de suicidios a través de sobredosis de opio. El consumo de opio ha sido estudiado por la destacada sinóloga Evelyne Hu-DeHart (2009), quien estableció que los hacendados lo permitían e incluso vendían opio en la tienda de la hacienda. Para los patronos era un mecanismo de control social. El opio era tan buen negocio que el Estado peruano decidió intervenir. Siguiendo una práctica fiscal colonial, el gobierno estableció el estanco del opio. Solo el Estado podía importar la droga, que luego revendía a comerciantes y hacendados.

Por su parte, inicialmente los culíes estaban aislados y carecían de toda protección diplomática. La dinastía de los Qing los ignoraba hasta que progresivamente fue cambiando su postura hacia la protección de los colonos. Esta nueva actitud de la diplomacia imperial fue un componente del renacimiento nacionalista chino de la segunda parte del siglo XIX. En 1872 un conflicto en un barco que transportaba culíes al Perú motivó la airada reacción de las autoridades imperiales. El Perú envió como representante a Aurelio García y García, quien primero cumplió una misión en Japón. En China, el diplomático peruano se entrevistó con el comisionado del imperio, Li Hong-zhang; sus reuniones fueron agrias, pero acordaron el Tratado de Tiangin de Amistad, Comercio y Navegación, firmado en 187431.

En la historia de los chinos en el Perú se interpuso la guerra con Chile. Cuando el Perú fue invadido, muchos colonos chinos estaban trabajando en las haciendas de la costa. Algunos se pusieron al margen, pero un grupo se alineó con Chile. Era su oportunidad para librarse del sistema de plantación que los oprimía como cuasi esclavos. En el exitoso asalto del ejército chileno a la capital peruana, una división de culíes colaboró con su victoria. Días antes de la batalla, protagonizaron en Lurín un juramento que los historiadores interpretaban como lealtad a Chile, aunque últimamente se ha vuelto a interpretar el hecho como un acto ritual y tradicional de los guerreros chinos antes de una inminente batalla, comprometiéndose al valor y solidaridad. El argumento del artículo establece que los chinos habrían combatido por interés propio y solo en esa medida por Chile32.

La derrota peruana fue seguida por un intenso saqueo del barrio chino de Lima. Los destructores de Capón fueron soldados peruanos acompañados por sectores populares limeños. Además de complicidad con el enemigo nacional, se acusaba a los bodegueros chinos por rechazar el billete de emergencia que lanzó el gobierno peruano durante la guerra. En forma paradójica, la comunidad china asentada en Lima había contribuido económicamente con la causa del Perú, pero sufrió intensamente este destructor saqueo de su barrio (Chuhue Huamán, 2012). Luego, el Ejército de Chile abandonó algunas regiones que había ocupado inicialmente y a continuación ellas fueron escenario de sangrientos enfrentamientos raciales. Por ejemplo, los chinos del valle de Cañete se refugiaron en una hacienda que fue asediada por negros y cholos, quienes finalmente vencieron y provocaron una gran matanza. De este modo, los primeros pogromos antichinos en el Perú fueron consecuencia de la Guerra del Pacífico (Bonilla, 1979).

Un tema de debate entre investigadores ha sido la caracterización del trabajo de los colonos chinos: ¿prolongación de la esclavitud o paso adelante hacia el trabajo libre? La ya mencionada investigadora Hu De-Hart (1993) ha resumido este debate. Ella piensa que la cultura del trabajo en América Latina estaba vinculada a la esclavitud, que definía el puesto de todo trabajador manual. Aunque en forma algo ambigua, los colonos chinos habrían sido semiesclavos. Esta posición ha sido compartida por muchos investigadores, como por ejemplo el mencionado antropólogo Rodríguez Pastor, quien a la letra sostiene: «El chino culí tuvo la condición de semi-esclavo por haber sido un ser humano que dependía de las decisiones de otro, quien había adquirido la potestad de utilizar por un tiempo prefijado su fuerza física, sus conocimientos tecnológicos, su actitud volitiva y creativa en la producción de bienes y servicios» (Rodríguez Pastor, 2017, p. 150). Así, se sostiene que los colonos chinos eran esclavos por un tiempo determinado.

Otros autores conceptúan a los culíes como parte del impulso inicial hacia el trabajo asalariado en Latinoamérica. En esta interpretación, su condición laboral era transicional, porque su supuesta esclavitud no era hereditaria ni permanente, sino temporal. Por ello, al terminar su contrato el culí se incorporaba al trabajo libre y la esencia de su condición era una forma de trabajo en evolución. Con este debate conceptual terminamos momentáneamente el tema de los chinos del Perú. Más adelante, en los siguientes capítulos, volveremos al punto de las migraciones extranjeras en el país.

Ricardo Palma

Antes de terminar este primer capítulo, vamos a detenernos en la carrera de Ricardo Palma, el más importante intelectual de la época, cuya producción se halla como puente entre los años anteriores al conflicto con Chile y la posguerra. Palma era integrante de la generación romántica que había surgido a mediados del siglo XIX y que había llevado al país a la derrota. Durante la reconstrucción nacional, Palma fue nombrado por Iglesias director de la Biblioteca Nacional y sucesivos gobiernos lo ratificaron en el cargo. Su labor fue de reconstrucción, porque la ocupación chilena había saqueado la antigua biblioteca heredada de los jesuitas y el llamado «bibliotecario mendigo» tuvo que comenzar prácticamente desde cero, pidiendo donaciones para relanzar los fondos de la biblioteca. Gracias a este rol, Palma ocupa un puesto destacado en la construcción de la nacionalidad. Logró recrear la institución matriz de la cultura en el Estado republicano.

 

Es uno de los pocos escritores del siglo XIX que conserva vigencia. Su continuidad se debe a las Tradiciones Peruanas, que constituyen su aporte intelectual más relevante. Es un libro fascinante, bien escrito, ágil y entretenido. Conserva frescura a pesar del tiempo. Como concepción es un producto típico del romanticismo histórico. Pretende fundar la identidad nacional en experiencias compartidas por una colectividad. Para ello, las recrea y presenta un cuadro histórico que enfatiza en el periodo colonial y en las ciudades como espacios habitados por los criollos. Así, Palma habría condensado una idea fuerza del Perú del siglo XIX, que se autopercibe como occidental, criollo y urbano, pasando a segundo lugar la tradición indígena y el mundo campesino rural. Algunos intérpretes de esta forma de pensar habían anulado completamente la participación indígena en el Perú, pero no fue este el caso de Palma, quien le concedió un sitio, aunque pequeño y en nota menor33.

La propuesta de Palma ha sido motivo de numerosas investigaciones que se han preguntado por el significado de su criollismo. Entre otras interpretaciones, el recordado sociólogo Gonzalo Portocarrero le dedicó a Palma un ensayo que se halla en el libro La urgencia por decir nosotros (2015), un conjunto de artículos sobre la idea de nacionalidad en intelectuales republicanos. Según Portocarrero, Palma sabía que el régimen colonial estaba basado en el privilegio de unos pocos peninsulares, y elaboró una propuesta para generalizar el privilegio al conjunto de la sociedad criolla. El héroe de Palma burla la ley con gracia y buen humor. Su contribución intelectual consistiría en el elogio de la picardía criolla como fundamento del espíritu nacional.

Una de sus tradiciones ilustra el concepto. Se trata de Dimas de la Tijereta, un escribano limeño del siglo XVII. Dimas es muy taimado y avaro. Llega a viejo soltero, porque ha sido demasiado ruin para amar. Sin embargo, en su tercera edad se enamora perdidamente de una jovencita que tiene detrás a una tía más astuta que el mismo Dimas. Ambas le sacan dinero. Multiplica los regalos, pero la joven no cede y el escribano está desesperado. En ese momento invoca al diablo, quien acude a su llamado. Dimas y Satanás firman un contrato. En tres años el escribano le entregará al diablo su pobre «almilla» y, a cambio, obtendrá el amor de la muchacha. Dimas disfruta como nunca y cuando el diablo viene a buscarlo, revela que lo ha engañado. En efecto, la palabra usada por el escribano en este contrato era «almilla» y esta era una prenda de vestir de la época que se llevaba sobre el pecho. El infierno tronó de rabia y Dimas debió comparecer ante el tribunal de Lucifer. Ahí se defendió y salió airoso gracias a su leguleyada. Al retornar a este mundo, se escapó con su amada y vivió gozoso hasta el último de sus días. Como puede verse, la propuesta ética es cruda y sencilla. La trampa bien hecha paga.

Otros estudios de los últimos años han destacado la carrera de Palma como político. En efecto, su propia construcción como líder intelectual del país de la posguerra implicaba moverse entre la literatura y la política. Era un hombre bisagra y cabe preguntarse por sus opciones políticas. A este respecto tenemos el estudio del historiador sanmarquino Carlos Alberto Pérez Gara (2015), quien califica a Palma como liberal criollo. Durante su juventud, Palma se formó en el liberalismo. En este movimiento, Palma pertenecía a la segunda generación, llamada romántica. Pero Palma y sus pares habrían sido inconsecuentes, en ocasiones fueron liberales y en otras apoyaron gobiernos autoritarios.

El libro de Pérez revisa las distintas etapas de la actividad política de Palma. Destaca que se movió mucho y cambió de sombrero a menudo. Fue partidario de Echenique, Balta y Piérola, no obstante que Echenique y Balta eran generales con fama de corruptos, mientras que Piérola fue el artífice del contrato con Dreyfus y siempre estuvo asociado con este financista francés. El apoyo de Palma a estos tres políticos no tiene nada de casual. Son personas conectadas, pero ninguno era liberal. Por el contrario, Echenique y Balta fueron militares autoritarios y Piérola católico ultramontano. Por ello, Pérez califica a Palma como liberal criollo. Aquí criollo significa acomodaticio. Por su lado, tomada su carrera en el largo plazo, la afinidad principal de Palma fue con Piérola, los habría unido un sentimiento de animadversión hacia la élite limeña, personificada en el civilismo.

Más adelante, Pérez considera a los enemigos de Palma, que fueron Castilla y Pardo. Es decir, la burocracia militar alimentada por la renta del guano y la plutocracia constituida durante la misma era. Luego, quien lo cesó fue Leguía, y, una vez más, aparece un plutócrata autoritario de esos días. Ahora Palma parece más claro. A lo largo de su vida estuvo en favor del pierolismo y en oposición a la oligarquía. Esa actitud lo hacía horizontal, de ahí la reputación como representante de la tradición nacional popular que lo acompaña hasta hoy.

1 Carlos Daniel Valcárcel escribió el prólogo y editó los primeros tres volúmenes dedicados a la rebelión de Túpac Amaru en la monumental Colección Documental de la Independencia del Perú (1970). La interpretación de Túpac Amaru como primera piedra de la independencia fue formulada en la década de 1940 y cobró hegemonía intelectual bajo Velasco. Un libro muy influyente, Túpac Amaru el rebelde, se debió al historiador polaco Boleslao Lewin (1943).

2 El Banco Central de Reserva recopiló los artículos que Raúl Porras dedicó al personaje entre 1926 y 1961, con el título José Faustino Sánchez Carrión, el tribuno de la república peruana (2001).

3 Las memorias de Joaquín de la Pezuela registran el cambio de tendencia en este periodo de la lucha por y contra la independencia. Consultar al respecto Ortemberg y Sobrevilla, 2011.

4 En la Colección Documental de la Independencia del Perú, la recopilación sobre la rebelión del Cusco en 1814 se debe a Manuel Aparicio Vega. Por su lado, el trabajo clásico y la primera recopilación de documentos se debe a Jorge Cornejo Bouroncle, Pumacahua y la revolución del Cusco (1956).

5 Un estudio de la carrera política de Monteagudo en Montoya, 2001.

6 Carolina Freyre desarrolló estos temas en el periódico del partido pierolista. Un estudio de su producción en la tesis de licenciatura de María del Carmen Escala, 2015.

7 Una defensa de las ideas monarquistas de San Martín para el Perú en la tesis doctoral de José Agustín de la Puente y Candamo, 1948.

8 El trabajo clásico sobre el protectorado se debe a Germán Leguía y Martínez, Historia general de la Emancipación, el Protectorado (1972).

9 Una exposición integral del pensamiento de Bolívar con particular incidencia en el Perú en la obra de Víctor Andrés Belaunde, 1972.

10 Hipólito Unanue redactó la Memoria del virrey Gil de Taboada, de quien fue asesor, además de haber sido nombrado Cosmógrafo Mayor del Reino. En esta misma memoria se da cuenta de que el virrey le pidió redactar la Guía política, eclesiástica y militar del Perú, En Memorias de los virreyes que han gobernado el Perú, durante el tiempo del coloniaje español (1859).

11 La interpretación de la Confederación como una prolongación de las guerras entre caudillos en Mc Evoy, 2014, pp. 36-53.

12 La correspondencia de Gamarra fue trabajada y publicada por Alberto Tauro del Pino (1952). Años más tarde (2010), Carmen Mc Evoy y José Luis Rénique incluyeron esta obra en el primer tomo de una voluminosa compilación de cartas intercambiadas por destacados militares y jefes de gobierno de las décadas posteriores a la Independencia.

13 Basadre estudió la crisis generada por el Pacto de Tacna en el bando de Santa Cruz (1969, II, p. 140).

14 Decreto de Riva-Agüero, en El Eco del Protectorado, 15 de noviembre de 1838, p. 1.

15 El primer periódico apareció en Lima en 1700 y se publicó hasta 1711. Su editor fue Joseph Contreras y Alvarado, quien a la vez conducía la imprenta autorizada en la capital virreinal. Recientemente este diario ha sido estudiado y publicado por José Antonio Rodríguez Garrido y Paul Firbas. Una versión en línea de libre acceso en New York Public Library, digital collections. «Diario que contiene las noticias más sobresalientes de Lima y noticias de Europa».

16 Asunción Martínez Riaza ha trabajado los periódicos de la era constitucional española y la primera república (2010).

17 Carmen Mc Evoy (1996) ha sustentado que el «legado castillista» fue, básicamente, la consolidación de un Estado patrimonial: «[…] aceitado con el dinero proveniente de las exportaciones guaneras, legitimizado por el discurso cohesionador del ‘bien común’ [...] Y cimentado sobre la base de múltiples y complejos acuerdos políticos […]».

18 Una interpretación del Estado durante esta etapa se encuentra en Tantaleán, 2011.

19 Una lectura reciente de la era del guano a escala global y desde una perspectiva medioambiental es Cushman, 2018.

20 Alfonso Quiroz fue crítico del rol asumido por el Estado en la construcción de ferrocarriles, sin desestimar sus potenciales beneficios, por la enorme corrupción. Así, retrató a Meiggs como «un especulador […] bien conocido por su uso del soborno y otras aventuras ilegales que contribuyeron al colapso institucional y financiero del Perú» (2013, p. 215) y de dicho proyecto en específico, señaló que «la construcción de ferrocarriles sobresalió como el mayor negocio especulativo del momento» (p. 218).

21 Sobre el motín de 1972, puede consultarse Giesecke, 1978.

22 Rolando Rojas (2018) ha escrito sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Pardo y el empleo del asesinato como un arma política en el Perú republicano.

23 Lavalle (1994) escribió sus memorias relatando los alcances de su misión diplomática en Chile.

24 Una revisión de la estrategia de guerra naval en Ortiz, 2017.

25 En 1885, González Prada escribió un ensayo bastante elogioso de Grau, en el que también hizo referencia al carácter heroico de Bolognesi. A la letra, el texto señala lo siguiente: «Todo podía sufrirse con estoica resignación, menos el Huáscar a flote con su comandante vivo. Necesitábamos el sacrificio de los buenos i humildes para borrar el oprobio de malos i soberbios. Sin Grau en la Punta de Angamos, sin Bolognesi en el Morro de Arica ¿tendríamos derecho de llamarnos nación?» (González Prada, 1964, p. 50).

26 Una fuente clave, aunque no exenta de inexactitudes, es la enorme recopilación de documentos reunidos con loable esfuerzo por el historiador chileno Pascual Ahumada Moreno (1892).

27 El tema del imperialismo informal se halla en dos importantes historiadores británicos sobre América Latina: Ferns (1960) y Platt (1968).

28 Giovani Bonfiglio realizó numerosos trabajos sobre italianos en el Perú, un enfoque global que aborda a todos los europeos puede verse en Bonfiglio, 1986.

 

29 Rodríguez Pastor cita un censo portugués de Macao en 1867 que informa de diecisiete casas formales de emigración (2017, p. 34).

30 Sobre los hakka ver la tesis doctoral en Antropología de Patricia Castro Obando, Nosotros los Hakka, los Hakka en China y en el Perú, 2019. Una adaptación de esta tesis será publicada próximamente por el Fondo Editorial de la PUCP.

31 Un estudio sintético de las relaciones diplomáticas entre China y el Perú en García Corrochano y Tang, 2011.

32 Una interpretación proveniente de la academia chilena en Araneda Fernández, 2007. Un argumento alternativo sobre el «juramento» en Tinman, 2018.

33 Oswaldo Holguín ha escrito extensamente sobre la vida y obra de Ricardo Palma (1994, 2001, 2002).

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