Una mirada al cultivo de la quinua en el departamento de Boyacá

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Z serii: Investigación #195
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Fuente: (Tapia et al., 1979).

Figura 8. Inflorescencias y hábitos de crecimiento de quinua en Boyacá.


Fuente: (Manjarres, 2020).

En cuanto a su biología reproductiva, la quinua es considerada una planta ginomonoica, es decir, que presenta flores hermafroditas y femeninas en la misma inflorescencia (Bhargava et al., 2007). Por otra parte, los estudios realizados por Mujica et al. (2001), mencionan que la quinua presenta flores hermafroditas, pistiladas y androestériles, en donde el porcentaje de cada tipo de flor depende de cada genotipo, existiendo plantas con solo flores pistiladas.

Según Bhargava & Srivastava (2013), las flores se pueden dividir según su hermafroditismo o ginoicismo, presencia o ausencia de perianto y tamaño en:

- Flor terminal hermafrodita: Esta es la flor terminal, de 2 mm de ancho, presente en el eje principal e inflorescencia axilar, y en cada racimo o grupo de flores en la inflorescencia.

- Flor hermafrodita lateral: Se encuentran dispersas entre las flores femeninas y están presentes en la parte terminal de la primera, segunda e incluso la tercera ramificación del dicasio (inflorescencia cimosa en la que, por debajo del eje principal, el cual termina en una flor, se desarrollan dos ramas laterales terminadas en flor). Este tipo usualmente tiene perianto pentámero y estambres.

- Flores femenina clamídeas grandes: Presentan un perianto pentámero, pero no tienen estambres y son justo la mitad del tamaño (1 mm) de las flores hermafroditas.

- Flores femeninas clamídeas pequeñas: Se encuentran en la última rama del dicasio. Estas son morfológicamente similares a las anteriores, excepto porque su tamaño es de aproximadamente 0.5 mm.

- Flores pequeñas aclamídeas: Son flores desnudas sin perianto y están presentes en la última rama del dicasio.

En cuanto a la biología floral de la quinua, esta inicia en la parte apical y sigue hasta la base de los glomérulos. En cada parte del glomérulo abren primero las flores hermafroditas y después las femeninas, en un período entre 5 a 13 días; por lo cual, el tiempo total de floración de una panoja es de 3 a 4 semanas. Se ha observado también que una intensa radiación solar favorece la floración (León, 2003).

En general, existe asincronía en la floración, que es un mecanismo importante para tolerar temperaturas extremas durante la floración y asegurar que parte de la inflorescencia pueda tener flores viables. En la misma panoja, la floración puede durar de 12 a 15 días. La duración de la floración es variable, en algunas variedades es corta y en otras puede tomar más tiempo. En esta fase el color de las panojas se intensifica, la defoliación de las hojas de la base continúa y el cultivo es bastante sensible a las temperaturas extremas y a la sequía (Zamudio, 2018).

Considerando que el rendimiento de los cultivos depende principalmente del proceso de floración, siendo el primer paso hacia la formación de semillas; sin embargo, el conocimiento de la base molecular de la floración de la quinua es limitado (Jarvis et al., 2017). Se ha reportado que las variedades de quinua cultivadas en América del Sur desde Colombia hasta el sur de Chile, presentan una adaptación fotoperiódica a la latitud, siendo los cultivares que crecen cerca al Ecuador, principalmente en Colombia, más sensibles al fotoperíodo, pero, esta sensibilidad no se observa en los cultivares de tierras altas como Perú, Bolivia y las partes costeras de Chile (Curti et al., 2016). Aunque aún se debate si la quinua es una planta de día corto o de día neutro (Curti et al., 2014), se han realizado algunos estudios de su morfología floral y los efectos del calor y la luz en su floración, falta la comprensión del componente genético asociado (Lesjak & Calderini, 2017).

En este sentido, Wu et al. (2019), realizaron un análisis del genoma de la quinua para identificar los genes asociados a la floración, en donde encontraron que cada gen de floración de Arabidopsis thaliana tiene dos copias ortólogas en la quinua, además fueron reconocidos 459 genes específicos expresados de forma única en la flor o meristemo, sin ortólogos conocidos en otras especies. Los genes identificados constituyen una herramienta fundamental para estudios de floración en quinua y en otras especies relacionadas. Golicz et al. (2020), estudiaron los mecanismos reguladores que dan forma a la arquitectura de la inflorescencia en C. quinoa; proporcionando también información útil para los programas de mejoramiento que buscan materiales de quinua con mayores rendimientos y adaptación.

En cuanto a las características del fruto de la quinua, este es un aquenio, que tiene forma elipsoidal o redonda de diferentes colores, dado por el perigonio que lo recubre y que se desprende fácilmente cuando está seco (Fernández, 2012). El color del fruto está dado por el perigonio y se asocia directamente con el de la planta, que puede ser verde, púrpura o rojo (Figura 9), allí está presente la saponina, que le confiere sabor amargo; la semilla está envuelta por el episperma en forma de una delgada membrana. El embrión está formado por un eje hipocótilo-radícula y los cotiledones, que envuelven al perisperma como un anillo (Figura 10). El perisperma es almidonoso, generalmente de color blanco, y constituye la mayor parte de la semilla. Los diferentes colores del perigonio, pericarpio y episperma hacen que la inflorescencia de quinua presente colores muy variados (Vásquez & Rosales, 2019).

Figura 9. Semillas de quinua producidas en Boyacá.


Fuente: (Manjarres, 2020).

Figura 10. Sección media longitudinal del grano de C. quinoa. Se observa el pericarpio (P) que cubre la semilla; el embrión consiste en un eje hipocótilo-radícula (H) y dos cotiledones (C). El endospermo (Ed) está presente en la región micropilar. R, radícula; SA, brote apical.


Fuente: (Abdelbar, 2018).

Las saponinas presentes en las semillas de quinua son de naturaleza triterpénica, las cuatro estructuras principales de agliconas o sapogeninas que se han identificado en quinua son el ácido oleanólico, fitolacagénico, serjánico y hederaaglicón, en cuanto a los carbohidratos se encuentran la glucosa, arabinosa y galactosa (Cheok et al., 2014); encontrándose en el pericarpio, sobre todo en las semillas maduras, responsables de su sabor amargo; son compuestos que afectan la digestibilidad y la absorción de nutrientes, por lo que deben ser eliminadas antes de su consumo (Costa, 2014). Su contenido permite clasificar a las variedades de quinua como dulces (<0.11%) o amargas (>0.11%) (Gómez- Caravaca et al., 2014; Ahumada et al., 2016). Su presencia no se restringe a las semillas, también se han detectado en las hojas de la planta (9 g/1000 g) y en menor proporción en las flores y frutos (Lin et al., 2019), en estas estructuras las saponinas actúan como barreras protectoras contra el ataque de patógenos y herbívoros, por lo que se justifica que las partes más vulnerables de la planta tales como hojas, tallos, frutos y raíces, sean los reservorios de este tipo de compuestos (Augustin et al., 2011; Gianna, 2013; Ahumada et al., 2016).

Dentro de las propiedades biológicas reportadas y asociadas a estos compuestos, se resaltan su capacidad antitumoral, fungicida, hemolítica y antiinflamatoria; su funcionalidad depende de la diversidad estructural y conformacional que adoptan las saponinas (Fiallos et al., 2016; García et al., 2018). Se reporta la presencia de al menos 30 saponinas triterpénicas distribuidas en todas las partes de la planta, tales como hojas, flores, frutos, semillas y episperma de las semillas, siendo su estructura química base (Figura 11) la β-amirina (Mroczek, 2015; Ahumada et al., 2016).

Figura 11. Estructura de la β-amirina, esqueleto base de las saponinas identificadas en la Chenopodium quinoa.


Fuente: (Ahumada et al., 2016).

1.4 Valor nutricional y usos

La quinua es un grano de elevado potencial nutritivo, se considera un pseudocereal por su inusual balance entre proteínas, lípidos y carbohidratos (Tabla 1) (Vega-Gálvez et al., 2010); con respecto a los cereales su contenido de proteínas está entre el 14 y 16%; en comparación con el 7 al 12% del trigo, maíz, arroz y cebada (Vilcacundo & Hernández, 2017); se sugiere que su alto contenido de proteína se debe a que en esta planta el embrión es más grande que en los cereales (García et al., 2016). La importancia nutricional de la quinua, radica en que es la única planta que posee y provee todos los aminoácidos esenciales, lo que le permite igualar a nivel nutricional a la leche materna y al huevo (Borges et al., 2010; Flívia et al., 2017).

El balance nutricional de la quinua es de 4-9% de lípidos, aproximadamente 16% pero más importante aún, el balance ideal de aminoácidos esenciales de sus proteínas y 64% de carbohidratos (Vega-Gálvez et al., 2010; Miranda et al., 2013). Además, presenta ácidos grasos omega 3, 6 y 9, y minerales como hierro y calcio. El contenido de azucares es de 3% que en su mayoría son maltosa, D-galactosa y D-ribosa, y en niveles bajos fructosa y glucosa; el total de fibra es del 7.8% (López & Recalde, 2016; Navruz-Varli & Sanlier, 2016).

 

Tabla 1. Comparación de valores nutricionales en granos de cereales y la quinua (100g).


ComposiciónQuinuaArrozCebadaTrigoMaízCentenoSorgo
Lípidos (g)6.070.551.32.474.741.633.46
Proteínas (g)14.126.819.9113.689.4210.3410.62
Cenizas (g)2.70.190.621.130.670.980.84
Fibra (g)7.02.815.610.77.315.16.7
Carbohidratos (g)64.1681.6877.7271.1374.2675.8672.09
Energía (kcal)368370352339365338329

Fuente: (Navruz-Varli & Sanlier, 2016).

Debido a su alto contenido de almidón (3-22%), este puede ser usado de la misma manera como cereales para la producción de harina, además se ha encontrado que el almidón de la quinua puede ser digerido más fácilmente por los niños y enfermos (Salcedo & Rabczuk, 2014).

La quinua es una buena fuente de vitaminas y aceites con alto contenido de linoleato y linolenato (55-66% de la fracción lipídica), antioxidantes naturales como α y g-tocoferol y un amplio rango de minerales (Navruz-Varli & Sanlier, 2016). Sobre el contenido de vitaminas, las semillas de quinua contienen piridoxina (B6) y ácido fólico en altas concentraciones, en 100g de quinua se tienen los requerimientos diarios de adultos, mientras que la riboflavina en 100g cumple el 80% de las necesidades de los niños y 40% de los adultos, además la quinua es buena fuente de vitamina E (Vargas et al., 2019).

En cuanto a los minerales como hierro, magnesio, potasio y calcio el contenido en la quinua es más alto que en los otros cereales, dado que en esta se encuentran en las formas biológicamente apropiadas y su cantidad en las semillas son suficientes para suplir los requerimientos de la alimentación humana (Navruz-Varli & Sanlier, 2016); como no contiene gluten, se ha utilizado en el desarrollo de varios alimentos para los consumidores con enfermedades celíacas (Vega-Gálvez et al., 2010; Bojanic, 2011; Miranda et al., 2013).

Por su alto valor nutricional y su potencial terapéutico, el consumo de quinua en niños, ancianos, deportistas de alto rendimiento, personas con intolerancia a la lactosa, mujeres propensas a la osteoporosis, con anemia, diabetes, obesidad y celíacos, es una excelente alternativa de alimentación (Navruz-Varli & Sanlier, 2016).

En un estudio de nutrición infantil con niños de 50 a 65 meses de edad en Ecuador, se encontró que 100g de quinua dos veces al día, durante 15 días aumentó significativamente los factores de crecimiento y la insulina en plasma en comparación con los niños del grupo control a los cuales no se les suministró quinua, lo que prueba el papel que puede desempeñar en la nutrición infantil (Ruales et al., 2002; Noratto et al., 2019).

La variedad de usos de la quinua es amplia, las semillas o granos después de eliminar las saponinas presentes en el episperma, se usan en ensaladas, entradas, guisos, sopas, pan, galletas, tortas, postres y bebidas; las semillas también se consumen cuando están germinadas, aunque esta es la parte más consumida de la planta; hoy en día se están remplazando las hojuelas de trigo por quinua por su alto valor nutricional; las hojas y plántulas tiernas también se usan para ensaladas, ají y crema; las inflorescencias tiernas se consumen como el brócoli o la coliflor (Dueñas, 2014). Otros usos que se le da a la quinua es para el consumo animal (usando toda la planta como un forraje verde), repelente de insectos (Vega-Gálvez et al., 2010) y el uso de los contenidos de pigmentos como la betalaína, la cual confiere a la planta la coloración característica, y puede ser utilizada como tinte natural; también es importante mencionar que las saponinas han sido utilizadas en la fabricación de champú y detergentes, así como en la industria farmacéutica (Romina & Rada, 2015).

Un campo que se viene explorando es el uso de la quinua en la industria para la preparación de formulaciones de bebidas malteadas (Bhargava et al., 2006). Con respecto a su almidón, este no ha sido utilizado en la alimentación, pero sí en la elaboración de películas de polietileno de baja densidad y en la manufacturación de bolsas, donde la resistencia a la tensión es importante (Cárdenas, 2017).

Las hojas, tallos y granos también se usan en medicina, principalmente debido a sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas y desinfectante, además se le atribuye propiedades antioxidantes, mejoras en la actividad neuronal, ayudante del sistema inmunológico y se ha observado efectos positivos en el índice glicémico en personas con diabetes (Vega-Gálvez et al., 2010).

CAPÍTULO II

Importancia Económica del Cultivo de la Quinua

2.1 Importancia a nivel mundial

La quinua se comercializa en mercados internacionales altamente exigentes en calidad, como Estados Unidos y la Unión Europea, especialmente la orgánica, lo que ha representado una gran oportunidad para los países productores, las empresas transformadoras y en general, para los actores locales de la cadena productiva. Según la FAO (2013), la quinua por su excepcional calidad nutritiva y sus cualidades de comida sana fue valorizándose gradualmente desde la década de los 90, principalmente por la población más exigente en calidad de los países desarrollados. A raíz del posicionamiento en el mercado internacional, también ha ido creciendo el interés mundial por la producción de este cultivo por su alta rentabilidad. Países como Chile, Ecuador, Argentina, Brasil, Francia, Estados Unidos, Canadá, China, India, Australia y otros están trabajando en adecuar tecnologías con el propósito de ingresar a los mercados de quinua (Barrientos et al., 2017).

De acuerdo a estimaciones de la FAO, se ha registrado un aumento significativo de la superficie cultivada durante los últimos años (2000-2019), principalmente en Bolivia con incrementos de 35.690 a 64.789 ha y Perú con 27.578 a 37.625 ha. Los países importadores de sus cosechas son EE.UU. (53%), Canadá (15%), Francia (8%), Países Bajos (4%), Alemania (4%), Australia (3%) y Reino Unido (2%) (Jaikishun et al., 2019; García et al., 2020).

Para el año 2002, fueron registradas 80.000 hectáreas cultivadas de quinua, las cuales se produjeron principalmente en la Región Andina (FAO, 2013). Los países que tradicionalmente han sido los principales productores, son Bolivia, Perú y Ecuador, donde la quinua ha sido parte de la base productiva y alimentaria de los pueblos precolombinos. El 90% de ésta es producida por pequeños agricultores y se estima que existen al menos 70 mil solo en Bolivia, donde cada uno cultiva en torno a una hectárea (de Estudios & Agrarias, 2017). Para el 2008 la producción de Perú y Bolivia representó el 92% de la quinua producida en el mundo y para el 2016, llegó a 148.720 toneladas, volumen menor en 45 mil toneladas respecto a lo producido en el año 2015. Perú se consolidó como primer productor mundial a partir de 1998 en adelante, salvo en los años 2001, 2012 y 2013, que la producción de Bolivia fue mayor. En el 2016, Perú aportó con el 53.3% del volumen total producido, le siguieron los países de Bolivia y Ecuador los cuales produjeron 44% y 2.7% respectivamente.

Según la FAO, el ranking de países productores lo dirige Perú con la producción de 86.011 toneladas, seguido por Bolivia, aunque este último tiene una mayor área sembrada. La producción para ambos países representa el 80% de la quinua producida en el mundo, a su vez Ecuador y Colombia, presentan niveles distintos de producción de quinua, que de acuerdo con las estadísticas son mucho menores que los otros países, pero mantienen una producción similar que es alrededor de las 1.500 toneladas.

El interés por las propiedades nutricionales de la quinua y sus derivados, ha generado un aumento considerable en la superficie destinada a este cultivo, como se puede ver en la Figura 12. Este aumento ha ocurrido en los principales países productores y también en otros del cono sur, como: Chile, Argentina, Brasil y Colombia y además en América del Norte y Europa, en búsqueda de una alternativa agrícola viable ante los fenómenos de cambio climático y degradación de suelos (MINAGRI, 2017).

Figura 12. Superficie y producción destinada al cultivo de quinua de los principales productores mundiales en el período 2017-2018.


Fuente: Modificado de FAOSTAT (2020).

Los principales países importadores de quinua son Estados Unidos, con una demanda de 34%, Países Bajos con 11%, y Canadá con 8% del volumen de importación global, para el año 2016 (MINAGRI, 2017). A nivel de Sudamérica los principales importadores son Brasil con 578 toneladas y Argentina con 249 toneladas. En la Figura 13, se presentan los diez principales países importadores de quinua en el mundo para el año 2019, donde Estados Unidos fue el mayor importador con un volumen total de casi 32 millones de kilogramos, más de tres veces la cantidad importada por Francia, además se destaca el continente europeo, con siete países entre los mayores importadores de quinua.

Figura 13. Principales países importadores y exportadores de quinua en 2019.


Fuente: Modificado de Statista (2020).

El volumen de las exportaciones de quinua a nivel mundial se incrementó en 115% entre el 2012 y el 2016, pasando de 43.7 miles de toneladas a 93.8 miles de toneladas en dicho período, impulsado por la mayor promoción y difusión del valor nutritivo de este grano andino. En el 2012 y 2013, Bolivia lideró el ranking de los principales países exportadores de quinua, pero, a partir del año 2014 en adelante, Perú ocupó el primer lugar, de modo que, en el 2016 logró exportar 44.3 Miles de toneladas, lo cual representó el 47.3% del volumen total exportado, le siguieron Bolivia (31.4%), EEUU (5.6%) y Países Bajos (3.6%). Así también, el valor de las exportaciones mundiales de la quinua sumó US$ 254.8 millones, monto inferior en 21% respecto a lo que se reportó en el año 2015 (US$ 322.1 millones) (MINAGRI-DGPA, 2017). En la Figura 13., se puede observar cuáles fueron los principales países exportadores de quinua a nivel mundial durante el año 2019, siendo Perú el mayor exportador con aproximadamente 50 millones de kg exportados, seguido por España, con un volumen de exportación de 5 millones de kg (Statista, 2020).

2.2 Importancia a nivel nacional

En el caso de Colombia, la producción de quinua, ha tenido un incremento en el transcurso del año 2017 a 2018, debido a sus excelentes propiedades nutricionales. En el país los principales departamentos productores son Cauca, Nariño, Cundinamarca y Boyacá, como se puede observar en la Figura 14.

Figura 14. Departamentos productores de quinua en Colombia, producción año 2018.


Fuente: (Manjarres, 2020).

En la Tabla 2, se observa que para los años 2017 y 2018, la mayor producción de quinua se concentró en el departamento del Cauca con 719.40 toneladas y 721.6 toneladas, respectivamente, el cual en los dos últimos años ha tenido un incremento del 20% (Santos, 2019). Nariño en el período 2017-2018, ha mostrado una mayor productividad en relación con Cundinamarca, la cual ha mantenido una productividad alrededor de 200 toneladas. Por otro lado, Boyacá para el año 2017, tuvo un área cultivada de 53.3 ha, con una producción de 88 toneladas respecto al año 2018, en donde se generó un aumento tanto en el área de siembra (72 ha), como en la producción (103 toneladas), este crecimiento ha mostrado un gran avance en el sector y así mismo en el país (Santos, 2019).

 

Tabla 2. Principales departamentos productores de quinua años 2017-2018 en Colombia.


Departamentos20172018
Área (ha)Producción (ton)Rendimiento (kg/ha)Área (ha)Producción (ton)Rendimiento (kg/ha)
Cauca158719.401.39560721.61.29
Nariño2383701.551733762.17
Cundinamarca432024.7282017.18
Boyacá53.3088.181.6572102.91.43

Fuente: Agronet (2020).

Como se muestra en la Figura 15, hay una variación en el volumen de exportación de la quinua colombiana hacia los diferentes mercados; para el año 2017, la mayor parte de las exportaciones se realizaron a Italia (66 toneladas), siendo el mayor importador, debido a que, no solo utilizan este producto para consumo sino también como materia prima para la elaboración de productos gastronómicos. En el período comprendido entre los años 2017 y 2018, se pudo observar que las exportaciones hacia los Estados Unidos se mantuvieron constantes (40 toneladas). Durante el año 2017, para España se exportaron alrededor de 5 toneladas, lo cual muestra que en este país se está abriendo mercado, ya que para el año 2018, se observa un incremento de 19 toneladas, lo cual representa un crecimiento significativo para Colombia, ocurriendo lo mismo para los Países Bajos en donde para el año 2017, se exportaron 16 toneladas y en el 2018, se incrementó a 35 toneladas (Santos, 2019).

Así, Colombia busca convertirse en el exportador N° 1 de países como Estados Unidos y Canadá, ambos libres de aranceles; el primero, caracterizándose por un aumento creciente en hábitos alimenticios saludables; aumentando así la importación de cereales y productos orgánicos, donde la quinua aparece como una excelente alternativa para estos países y especialmente para aquellos que sufren de inseguridad alimentaria (Santos, 2019).

La dinámica que ha tenido la quinua, en relación con el área sembrada y área cosechadas desde el 2007 al 2017, muestra un incremento, fruto de la expansión y la gran aceptación que ha ido ganando este cultivo, por sus diferentes cualidades nutricionales y potencial agronómico (Figura 16a). El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural con el Plan Siembra, tiene proyectado aumentar el área productiva de las diferentes cadenas en un millón de hectáreas para el 2020. Se estima con dicho plan que, para ese mismo año, el país tendrá sembradas 10.000 hectáreas de quinua orgánica y convencional con una producción aproximada a las 20.000 toneladas, con un rendimiento de 0.32 a 9.83 t. ha-1, con lo que se beneficiarán con empleo a cerca de 20.000 familias, las cuales tendrán acceso a sistemas de producción diversificada y sostenible (Bhagarva et al., 2007; Guerrero et al., 2017). El potencial para incrementar la productividad del cultivo en Colombia es prometedor, por una parte, se pueden obtener hasta dos cosechas por año, lo cual no es posible en países como Bolivia, y por otra, el cultivo se puede someter al esquema de rotación en zonas frías (FAO, 2011). En la Figura 16b, se presenta la producción y rendimiento del cultivo de la quinua durante el período 2007-2017.

La comercialización de la quinua a nivel nacional ha tomado gran relevancia, no solo porque es un alimento altamente nutritivo, sino también, por la gran cantidad de productos que de ella se pueden derivar, y es así como Colombia participa en el mercado internacional exportando quinua a países como Estados Unidos, España, Italia y Países Bajos, como se puede observar en la Figura 15.

Figura 15. Volumen de exportación de quinua en Colombia años 2017-2018.


2.3 Importancia a nivel regional

El departamento de Boyacá se encuentra localizado, en la región Centro-Oriente del país. La cordillera Oriental lo atraviesa de sur a norte, conformando una variada topografía con diversidad de pisos térmicos. Limita con los departamentos de Santander, Norte de Santander, Arauca, Casanare, Meta, Cundinamarca y Antioquia.

Por lo variado del relieve, el territorio boyacense, presenta todos los pisos térmicos. Se destacan distintas áreas pluviométricas, como el caso del altiplano central, de menor pluviosidad, con promedios anuales del orden de 1000 mm, y las vertientes altas en ambos flancos de la cordillera Central, con promedios anuales inferiores a 2500 mm. Es importante resaltar que el Altiplano Central (donde se encuentra localizada la zona de estudio) presenta un régimen de lluvias bimodal caracterizado por dos períodos, entre abril y junio, y octubre y noviembre; el resto del año se considera como período seco, aun cuando se generan lluvias aisladas (DANE, 2016; Barona et al., 2019).

El departamento de Boyacá, cuenta con una población urbana aproximadamente del 56.6% y una población rural del 43.3%, en esta se establecen cultivos de todos los pisos térmicos con un área de siembra de 157.223,87 ha. Particularmente el departamento, tiene una considerable extensión de suelo cuya vocación corresponde a áreas dedicadas a cultivos agrícolas 146.748 (ha), equivalente al 15% del total del territorio. El área dedicada a bosques corresponde a 741.409 (ha), lo cual genera limitaciones y sus restricciones, para el 74% del total del suelo del departamento. El restante 11% -105.621 (ha)- corresponde a otros usos (DNP, 2016). Presenta una infraestructura energética, vial y de servicios adecuados y una posición geográfica privilegiada que le ha permitido centrar su actividad económica en agricultura tradicional, ganadería, explotación de minerales, industria siderúrgica, comercio y turismo. En este departamento la cadena de la quinua, está compuesta por organizaciones de productores, ubicados en los municipios de Cucaita, Duitama, Tibasosa, Siachoque, Tunja, Soracá, Oicatá, Cerinza y Pachavita (Yang et al., 2016). Además de estas asociaciones legalmente constituidas, existen alrededor de otros 30 pequeños grupos de agricultores que trabajan de manera artesanal en la transformación de la quinua (Barona et al., 2019).

Actualmente en el departamento de Boyacá, se han consolidado nueve cadenas productivas con las siguientes características:

 Cadena productiva de la papa

 Cadena productiva del cacao

 Cadena de hortalizas

 Cadena productiva de frutales agroindustriales (guayaba, mora, guanábana, fresa, durazno, ciruela, pera, manzana, aguacate, tomate de árbol, curaba, cítricos y feijoa)

 Frutales exóticos (pitahaya, uchuva, gulupa, chamba, lulo, granadilla, chirimoya, agraz, arazá, maracuyá, dátil, uva, higo, papayuela)

 Cadena productiva de café

 Cadena productiva de caña y panela

 Cadena productiva de la quinua y los cereales (cebada, trigo, fríjol, maíz, arveja)

 Cadena productiva del fique.

Los cultivos de cereales continúan siendo para los productores rurales, una actividad de rotación con cultivos de mayor incidencia económica, así como parte de la economía campesina y del autoconsumo (PDA, 2020). Para el año 2020, se priorizó la cadena productiva de cereales y leguminosas, en las líneas productivas de: maíz, quinua, habichuela y arveja, en la cual se registraron 2889 productores. Los cultivos de cereales se caracterizan por estar presentes en varias sino en todas las provincias (Figura 16 a y 16b).

Figura 16. a. Producción de la cadena productiva de cereales y leguminosas en Boyacá. b. Principales municipios productores de quinua en el departamento de Boyacá.


Fuente: PDEA (2019).

Estudios económicos realizados en los últimos años, indican que existe un gran potencial de mercado inexplorado para Colombia, y sus principales departamentos productores. Los pequeños productores tienen que vincularse a cadenas de valor para que se desarrollen nuevos productos, con valor agregado que les permitan posicionarse en los mercados nacionales e internacionales. Datos generados en el estudio sobre Vigilancia competitiva de la quinua: potencialidad para el departamento de Boyacá por Dueñas (2014), establece que los problemas más importantes que afronta la cadena son la falta de asistencia técnica, la infraestructura, maquinaria y equipos para la transformación, así como la necesidad de material de siembra certificado (Morillo et al., 2017a; Infante et al., 2018). Por lo anterior, se hace necesario la implementación de investigaciones que conduzcan al conocimiento de la genética de esta especie, pues existen pocos materiales comerciales, lo cual representa un riesgo fitosanitario y una pérdida de diversidad genética y así mismo la subestimación del potencial productivo de este cultivo.

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