¿Dónde más podrÃa haber encontrado un lugar que tuviera las mismas horas que ella? No habÃa personas groseras corriendo por los pasillos... a menos que contara a Yohji, pero él no solÃa despertar nada a menos que fuera temprano por la mañana cuando llegó a casa o por las noches justo antes de ir a trabajar.
Hablando de alquiler... la suya llegó tarde. TendrÃa que llegar a ella pronto si no querÃa tratar con Yohji, el hermano del propietario, que vivÃa al otro lado del pasillo. La última vez que habÃa llegado tarde con el alquiler, se habÃa ofrecido a negociar con ella. HabÃa parecido tan decepcionado cuando le habÃa entregado el alquiler en su totalidad menos de una hora después.
Miró su teléfono celular viendo el sÃmbolo del mensaje parpadeando y sonrió. Haciendo clic en los botones que podrÃan conectarla con algo familiar, ella escuchó la voz de su madre, sin siquiera prestar atención a lo que estaba diciendo. Ella ya sabÃa de todos modos.
"Hola Kyoko es tu madre," Kyoko imitó las palabras en el contestador automático. "Realmente deseo que llames, te extrañamos terriblemente. Nos gustarÃa saber cuándo volverás a casa para poder hacer tu cena favorita. Tama pasó un buen rato el otro fin de semana y ya está empezando a tener retiros de no verte. ¿Está comiendo lo suficiente o necesita dinero? Por favor, llámame, te amo. "
Kyoko sacudió la cabeza y dejó que el correo de voz siguiera tocando el resto de los mensajes. Uno era de Yohji recordándole que el alquiler era debido. -SÃ... sÃ... tonta. -Se borró su mensaje. La otra era de su hermano menor, Tama, diciéndole acerca de su última novia, luego le advirtió que no le dijera a su abuelo o que hubiera difundido rumores realmente embarazosos sobre ella y Tasuki. Era una amenaza vacÃa y ambos lo sabÃan.
"Vas a tener que hacerlo mejor que ese pequeño hermano", dijo Kyoko al teléfono.
HabÃa salido de casa para mantenerlos a salvo. No habÃa manera de evitarlo. Desde que era pequeña, habÃa sido consciente de los demonios en el mundo... pero eso no significaba que ella querÃa que su hermano pequeño conociera a los monstruos de las pelÃculas en las que real y esperando en la oscuridad. Era como si ella fuera la única que pudiera verlos caminando entre los inocentes... alimentándose de ellos.
Los demonios generalmente parecÃan personas normales hasta que tuvieron a su vÃctima sola. Los demonios dentro de la ciudad se estaban multiplicando a un ritmo peligrosamente rápido y ella estaba teniendo problemas para mantenerse al dÃa y ayudar incluso a las probabilidades de los seres humanos. De hecho... se sentÃa como si estuviera perdiendo la guerra.
Aquellos seres humanos que estaba tratando de proteger habÃan dado al mal un nombre a través de libros y pelÃculas... vampiros. Era sólo un nombre aunque... vampiro, demonio, para ella era lo mismo. Se encogió de hombros. Con ella era casi como un espejo de dos vÃas, porque aunque podÃa detectar a los vampiros... también sabÃan cuando entró en una habitación llena de gente. Ella no pensaba que pudieran detectar su poder... eso no era lo que parecÃa atraerlos a ella... era más como una campana de cena con ella como el plato principal.
Incluso habÃa acudido al médico una vez para ver si tenÃa un extraño tipo de sangre... pensando que eso les atraÃa. Pero el médico sólo le habÃa dado un saludable certificado. Lo que le dio escalofrÃos fue que cuando ella salÃa de la oficina, el médico la habÃa detenido y le habÃa pedido que donara sangre. Torcido... era sólo retorcido.
Por alguna razón, los vampiros siempre estaban atraÃdos por ella y tendrÃa que luchar contra ellos. Tal vez el médico no habÃa estado buscando lo correcto. Una triste expresión se deslizó por su cara sabiendo que era por eso que tenÃa que permanecer sola. Ella habÃa puesto a su familia y amigos en peligro demasiadas veces para vivir cerca de ellos. La última vez que uno habÃa seguido su casa. Era difÃcil mantener su secreto sin tener un demonio en el patio delantero.
Su abuelo fue el que la habÃa llevado a esta vida, asà que fue él quien le habÃa hecho la única pregunta que la atormentaba. ¿Cómo era el sentido del vampiro cuando estaba cerca y por qué siempre la buscaban en un lugar lleno de cientos? Recordó que él le habÃa golpeado la barbilla mientras profundamente pensaba, pero la forma en que la miraba la hacÃa sentir como si estuviera guardando algo de ella.
-Lo investigaré y te haré saber si tengo una pista. -Todo lo habÃa dicho su abuelo.
Ella habÃa dejado de preguntar por qué tenÃa el poder de golpearlos y realmente lastimarlos... no era como si no pudieran sostener sus propias veces sin embargo. Ella habÃa cojeado en casa muchas veces para pensar que era indestructible. Pero ella sanó más rápido que cualquier persona que ella conocÃa y podrÃa tomar un duro golpe mejor que... bueno, ella no conocÃa a nadie que pudiera resistir lo que ella podrÃa... cualquier humano que es.
Ahora que tenÃa una distancia segura entre ella y todo lo que amaba... Kyoko tenÃa una razón para estar enojado y una razón para pelear. Ella los culpaba... de los demonios que la acosaban. La habÃan obligado a salir de casa y abandonar todo lo que se parecÃa a una vida normal. Ahora su familia se habÃa mudado a la casa del santuario. Por supuesto, los puso más cerca de Tasuki y eso la hizo sentirse mejor.
"No es tan malo", dijo en voz alta en la soledad de su apartamento. Al salir de la cama, se dirigió a la pequeña cocina y abrió la nevera. "Está bien... tal vez sea asà de malo", sonrió Kyoko al ver que todavÃa estaba vacÃa.
Sólo tendrÃa que ir a buscar a los vampiros esta noche y si tenÃan un fajo de dinero en efectivo en el bolsillo cuando los mató, entonces que asà sea... no era como si pudieran llevarlo al infierno con ellos. Cerrando la puerta se volvió hacia la única cosa que sabÃa que tenÃa mucho. -Gracias a Dios por el café.
Levantó la taza a sus labios sabiendo que iba a ser una larga noche.
*****
Hyakuhei estaba en la cama escuchando la voz de su hermano una vez más antes de que se desvaneciera. Esto se habÃa convertido en un hábito... aunque en su opinión, era mejor que estar cara a cara. Ellos escuchaban los pensamientos de los demás la mayorÃa de las noches por los pocos momentos que tomó para que el sol se pusiera... entonces el enlace se desvanecerÃa. En los últimos tiempos, las silenciosas conversaciones se habÃan vuelto cada vez más inquietantes.
Miró hacia arriba el toldo que cubrÃa su cama... viendo el regalo de su hermano. El espejo de las almas habÃa aparecido en su habitación hace más de un mes... ya lo habÃa visto antes. Era el único espejo que podÃa arrojar el reflejo de un vampiro. HabÃa sido la preciada posesión de su hermano.
Cuando habÃa llamado silenciosamente a Tadamichi, preguntando por qué se lo habÃa dado, su hermano le habÃa respondido: «Sólo quiero recordarle lo que es usted».
Ahora contemplaba su propio reflejo y sabÃa que habÃa otra razón para el regalo. Era una manera de ver a su hermano gemelo mientras se miraba a sà mismo. Hyakuhei se pasó el brazo por los ojos, rechazando la vista.
HabÃa pensado que Tadamichi estarÃa enojado cuando le dijera que estaba matando a los vampiros mestizos dentro de la ciudad por el simple hecho de que estaban en su camino... o en el lugar equivocado en el momento equivocado. El conocimiento ni siquiera habÃa perturbado a Tadamichi. Su hermano sólo le recordó que el poder de gobernar la ciudad humana y los demonios dentro de ella eran de ellos para la toma.
Tadamichi incluso habÃa confesado que le agradaba. De algún modo torcido... su hermano gemelo estaba contento de haber proporcionado entretenimiento para él... algo que matar... de nuevo recordándole lo que era. Hyakuhei volvió a mirar al espejo pensando en la manipulación. Ãl y su hermano no eran más que monstruos en todos los sentidos de la palabra y no necesitaba ser recordado de ello.
Una cosa que Hyakuhei notó en los últimos meses fue que cuando su hermano se convirtió en un vampiro, entonces ese vampiro convirtió a un vampiro, y asà sucesivamente, todo lo que creó fue un vampiro débil y necesitado que era codicioso y descuidado. Donde estaba puro sangre... sólo se alimentaba una vez al año y no dejaba evidencia. PodÃa sobrevivir sin nada si decidÃa hacerlo o incluso participar de la comida humana. Un vampiro de raza recién convertida se alimentaba todas las noches y generalmente sacrificaba su comida antes de que terminaran.
Un verdadero vampiro no hizo eso... un vampiro de sangre pura podrÃa seducir a los humanos en su esclavitud y luego alimentarse de ellos lo suficiente para saciar su sed antes de salir y tomar la memoria de él con ellos. Nadie era el más sabio. En otras palabras, cuanto más abajo la lÃnea el vampiro era de Tadamichi... más cerca estaban de ser una responsabilidad fea como la basura de la ciudad.
PodÃa sentir la necesidad de salir a la ciudad y formar parte de ella. No necesitaba que Tadamichi le recordara quién era... ya podÃa sentir la necesidad de la caza. Su hambre crecÃa no sólo por la necesidad de alimentar... sino también por la necesidad de sentir parte de algo. Ãl culpó este antojo a su hermano.
Hyakuhei deslizó su camisa de seda negra mientras caminaba hacia la ventana, retirando la cortina ahora que el sol se habÃa ido. Entrecerró los ojos ante la vista. -Buena pared -dijo sarcásticamente-. Su paisaje era el lado de un edificio de ladrillo a través de un pequeño callejón y habÃa una razón para eso. A pesar de que podÃa soportar la luz del dÃa por unos momentos a la vez... lo último que querÃa era que fluyera a través de la ventana de su dormitorio.
Casi se dio la vuelta y se alejó, pero algo llamó su atención y miró al callejón.
AllÃ... apoyado contra la pared más alejada del alcance de las lámparas de la calle, era un joven de unos veinte años. Hyakuhei miró fijamente a la mirada bien vestida de la universidad, sabiendo que era engañosa. PodÃa oler la sangre de la última muerte del subalterno incluso a través de la ventana cerrada. El rostro sombreado se volvió un poco y Hyakuhei pudo ver el resplandor de luz artificial que emanaba de sus ojos.
Si habÃa algo que Hyakuhei podÃa decir sobre sà mismo, era que era muy territorial. Incluso él y su gemelo se quedaron en diferentes lados de la ciudad por esta razón. No permitirÃa que estos medios demonios codiciosos se alimentaran tan cerca de su edificio. Si esto era lo que su hermano deseaba... verlo matar a un asesino... asà sea.
Hyakuhei extendió la mano y abrió la ventana sin hacer ruido.
Antes de que pudiera saltar por la ventana, Hyakuhei escuchó pasos procedentes del otro lado del callejón y se detuvo. Esperó a que el estúpido humano entrara en la mortal trampa. Quienquiera que fuera... lo merecÃan por viajar por el oscuro callejón.
Demonios, donde no son los únicos peligros de la noche de la ciudad... los rufianes humanos como asaltantes y violadores también se esconden en la oscuridad de la mayorÃa de los callejones de la ciudad. Tal vez incluso dejarÃa que el vampiro tuviera su última comida antes de matarlo... era lo menos que podÃa hacer. No era como si le debÃa nada a la población humana. No le debÃa a nadie.
Se apoyó contra el alféizar de la ventana con oscuros y sombrÃos ojos. La primera cosa que Hyakuhei notó fue el largo cabello castaño mientras el humano se deslizaba de las sombras hacia la tenue luz que habÃa debajo. La mitad de ella estaba en una cola de caballo rebotando, dejando el resto en cascada por sus hombros y espalda en ondas sedosas.
Llevaba una minifalda negra y corta con senderos de encaje negro que bajaban y cubrÃan algunos de sus muslos inferiores. La camisa coincidÃa con un paño de raso negro que bajaba justo por encima de su ombligo pero también tenÃa los mismos senderos en forma de V de encaje negro que se movÃan mientras caminaba.
No perdió nada mientras su mirada acariciaba los pequeños destellos de la piel expuesta. Su aura tenÃa el tamaño de cien seres humanos y se extendió cubriendo la mayor parte del callejón. A medida que su aura pasaba cosas mundanas, los colores apagados se volverÃan vibrantes haciendo que incluso la oscuridad parezca impresionantemente viva.
Estaba tan encantado de ver a la chica que se olvidó momentáneamente de que estaba entrando en su propia trampa mortal.
Kyoko caminaba lentamente como si no tuviera un cuidado en el mundo. SabÃa que parecÃa delicada e indefensa... poco más que un niño. Ella estaba bien con eso porque ella era un buen objetivo. La noche de la ciudad estaba viva y latiendo pero si giraba la esquina equivocada, podÃa convertirse en sombras oscuras con bordes mortales... para los humanos.
Sus labios insinuaron una sonrisa engañosa mientras se volvÃa y se dirigÃa a uno de esos largos callejones oscuros. Al oÃr el leve eco de sus propios pasos, ella mantuvo su mirada frente a ella a pesar de que notó que una sombra se despegaba de la pared a mitad de camino.
Bajando las pestañas para no darse por vencido, Kyoko se cubrió la ropa y tuvo que reprimir una sonrisa. ParecÃa que venÃa de la parte rica de la ciudad. Una cosa que habÃa notado acerca de los vampiros en la ciudad era que la mayorÃa de ellos podrÃa haber tenido trabajos de modelado antes de que se convirtieran... sexy y mortal.
Ella levantó la cabeza sabiendo que el demonio estaba a punto de hacer su movimiento. Fiel a su acto... dio un grito casi silencioso... no era como si quisiera llamar la atención de la gente inocente que pasaba por la acera, era sólo una maniobra actuar asustada y despegar corriendo.
Corriendo por delante de él, corrió hacia adelante y luego se dirigió hacia el lugar más oscuro del callejón como si tratara de esconderse de él. Justo cuando ella se volvió, él se estrelló contra ella, colocando sus palmas a ambos lados de su cabeza como si intentara escapar.
El agresivo vampiro empujó su cuerpo contra el de ella mientras la miraba fijamente con frÃos ojos azules. -¿Quieres venir a cenar conmigo? Su voz tenÃa un mal humor que no debÃa atrapar.
Kyoko casi sonrió al oÃr la petición de doble filo. "Seguro... mientras sea estaca." Sus manos se deslizaron a su alrededor y él sonrió hasta que él sintió el dolor cortar en su espalda y salir por delante de él. Miró hacia abajo la punta de la luz brillante que sobresalÃa de su pecho y abrió la boca sin hacer ningún sonido.
Al ver a la chica pegada a la pared, Hyakuhei agarró el alféizar de la ventana decidiendo que serÃa egoÃsta y no permitirÃa al vampiro que la última comida. Empujándose hacia adelante, sus pies golpearon el suelo justo cuando la niña salió de la sombra solo.
Hyakuhei no se movió cuando parecÃa no darse cuenta de él. Retrocedió hacia las sombras y observó mientras sacaba unos pantalones de la oscuridad. Arqueó una ceja al darse cuenta de que era la ropa del vampiro que acababa de atacarla.
"Tiene que haber una mejor manera de deshacerse de ellos", murmuró Kyoko. "¿Quién oyó hablar de un vampiro que se derritiera de todos modos? Nunca me acostumbraré a eso. DeberÃa ser más como en las pelÃculas... Maricon y se han ido. "Ella continuó mientras se extendÃa en el bolsillo delantero de los pantalones y sacando un paquete de cigarrillos. "Guárdelas para más tarde, nunca sepa cuándo voy a necesitar un favor. ¿Por qué diablos está fumando un vampiro de todos modos? "
Ella sostuvo los pantalones delante de ella e hizo una cara con el pegote en el frente lentamente goteando abajo. "Eu," Ella dijo infantilmente antes de comenzar su búsqueda de los bolsillos traseros. -Vamos a ver -susurró ella. "Peine, más ligero... pertenencia al gimnasio local... ¿hilo dental?" Kyoko miró el producto de higiene dental antes de lanzarlo detrás de ella. "Ahora hay un pensamiento grosero."
Dejando caer los pantalones, sacó su chaqueta de los restos del vampiro y comenzó a buscar allÃ. "Está bien, esto es más prometedor," dijo ella un poco más fuerte. "Tiffany and Co., definitivamente vale la pena empeñar. HA, jackpot ", exclamó Kyoko cuando sacó la billetera de la criatura muerta.
Al abrirla, sacó las tarjetas de crédito una por una, mirándolas. "Tarjeta bancaria, MasterCard, Visa... whoa, tarjeta American Express... No salgas de casa sin ella." Dejó caer las tarjetas de crédito en el suelo y sacó el dinero. "¡SCORE!" Gritó Kyoko cuando vio cuánto habÃa allÃ. "Un mes más sin tener que tener relaciones sexuales con Yohji para un lugar donde vivir, la vida es buena." Ella terminó mientras embolsaba el dinero y dejaba caer la chaqueta en una lata de basura.
Hyakuhei arqueó una ceja escuchando a la joven. "Está loca", pensó para sÃ. Dejó que la más breve sonrisa apareciera en sus labios cuando alivió al vampiro muerto de todo su dinero. Mientras caminaba hacia la acera, salió de la oscuridad y lentamente caminó hacia el lugar donde el otro vampiro habÃa quedado.
Viendo todo lo que quedaba de él era un charco negro y polvoriento, se metió en el bolsillo un fósforo y lo encendió, arrojándolo sobre los restos. El callejón iluminó durante unos cinco segundos antes de quemarse... sin dejar nada atrás.
Estaba teniendo problemas para aceptar que una simple mujer humana habÃa hecho esto a un vampiro. Estaba vestida indecentemente, aparentemente tenÃa unos cuantos tornillos sueltos en la cabeza y era un carterista maestro considerando todas las joyas sin valor que habÃa dejado atrás. Prueba de que ser el Rolex golpear que se habÃa quemado con el resto de la mitad de raza muerta.
Inhaló aun oliendo el olor persistente de la muchacha. Qué extraño para una vestida tan provocativa aún ser virgen. Volvió a mirar el lugar quemado en el suelo ya no le importaba cómo lo habÃa matado... si no lo hubiera hecho... lo habrÃa hecho.
Mientras caminaba hacia la acera, su mirada se volvió lentamente en la dirección que habÃa tomado. Por primera vez en mucho tiempo, Hyakuhei sintió un revuelo en su sangre. Esta noche cazarÃa y antes del amanecer... la saborearÃa.
*****
Kyoko gimió al ver a la multitud que todavÃa se estaba moliendo en la puerta del metro. Era el fin de semana y el lugar parecÃa ser un punto caliente. Se deslizó alrededor de la lÃnea y se dirigió hacia el gorila, dándole un mero asentimiento antes de agacharse bajo el brazo que le abrÃa la puerta. Todos los salteros la conocÃan a la vista porque vivÃa por encima del club.
Una vez dentro, se dirigió directamente a la puerta que decÃa "No entrar". Golpeando el código de la cerradura de la puerta, extendió la mano y la abrió, dejándola cerrar detrás de ella. Ella respiró un suspiro tan pronto como el ruido se convirtió en un rugido sordo. Sintiendo que el trozo de dinero se aferraba fuertemente a su mano, subió las escaleras. Los demonios no eran lo único peligroso en la ciudad y ella no estaba caminando toda la noche con su dinero de alquiler en su sujetador.
Deteniéndose por las pequeñas cajas de cierre al final del pasillo, ella perforó otro código y lo abrió para revisar su correo. Normalmente estaba vacÃo, pero Kyoko sonrió al ver el solitario sobre que descansaba dentro y lo sacó, reconociendo la escritura de su abuelo en la etiqueta de dirección.
Cerrando el armario del buzón, subió otro tramo de escaleras. El secreto para mantenerse en forma... viven en el tercer piso sin ascensor. Se detuvo antes de golpear el piso superior y contó el dinero viendo que sólo le quedaban veinte dólares después de dar a Yohji su dinero de alquiler.
Yohji... se encogió. Kyoko sabÃa que él querÃa que ella le pidiera más tiempo para pagar el alquiler, pero que serÃa doble si no llegaba a pasar. Yohji era escoria en lo que a ella se referÃa, pero tenÃa que ser amable con él ya que él era el que coleccionaba su renta cada mes. También le correspondÃa arreglar las cosas y él tenÃa la voz, asà que en quién alquiló y quién fue expulsado.
Caminó hasta su puerta y apenas consiguió su llave en la cerradura antes de que la puerta al otro lado del pasillo se abriera. Kyoko gimió interiormente antes de dar la vuelta y dar una sonrisa forzada a Yohji. ¿Qué era... psÃquico?
"¿Cómo te va cosa caliente?" Preguntó Yohji mientras se apoyaba contra el marco de su puerta como si estuviera actuando bien.
"Se va", respondió Kyoko, deseando de repente que llevara un enorme abrigo que ocultaba todo lo que él miraba tan ligeramente. -Ah, tengo el dinero del alquiler por cierto. -Le entregó el dinero que habÃa contado cuidadosamente hacia él sabiendo que era mejor que acercarse a su puerta-. La última vez que habÃa llegado a cerrarla, la habÃa invitado a entrar.
Los hombros de Yohji se desplomaron visiblemente mientras sus ojos se arrastraban de nuevo hacia ella, "Está bien, entra y te traeré un recibo." HabÃa esperado que ella estuviera corto este mes y le rogara que dejara escapar. La esquina de sus labios se alzó en una sonrisa.
Kyoko sacudió la cabeza mientras contaba a diez. -Puedo esperar aquà afuera. Ella cruzó los brazos delante de ella como si estuviera aburrida de su mente esperando en él.
Yohji se encogió de hombros sabiendo que ese pequeño juego... lo habÃan jugado antes. Iba a buscar el recibo y ella se irÃa antes de que volviera a salir. Te lo daré más tarde.
"Está bien", Kyoko giró la llave en su cerradura y abrió la puerta de su apartamento tratando de una rápida escapada.
"¿Alguien te ha dicho lo bien que te ves en esa falda?", Preguntó Yohji de pronto justo detrás de ella.
Kyoko miró por encima de su hombro hacia él y arqueó una ceja. "¿Estás coqueteando conmigo Yohji?" Siempre se habÃa preguntado qué aspecto tendrÃa su espalda... con la nariz ensangrentada.
-¿Es importante? -preguntó, pasando una mano por su pelo clavado y sonriendo, pensando que finalmente iba a tener suerte.
"En realidad lo hace," declaró Kyoko. "No creo que a mi novio le guste mucho".
Yohji sonrió burlonamente sabiendo que ella pasaba su tiempo dentro del apartamento solo, "Ahora ambos sabemos que no tienes novio, Kyoko. Si no lo sabÃa mejor, dirÃa que tratabas de evitar lo inevitable. Presionó su gran mano contra la puerta abierta de Kyoko para que no pudiera cerrarla. -¿Qué pasa? ¿Miedo de no ser hombre suficiente para usted, o lo está guardando para ese alguien especial imaginario? "
Kyoko lo fulminó con la mirada, sus ojos esmeraldas se volvieron tempestuosos. Si estaba cansado de ser amable... entonces también lo era. "Lo siento Yohji, pero estoy más en los tipos que no se sumergen en un sabor diferente de salsa cada noche."
Kyoko jadeó cuando Yohji de repente agarró la mano que tenÃa en el pomo de la puerta y cerró la puerta y luego presionó contra su trasero, empujando su cuerpo hacia la madera implacable.
"No puedes decirme que no eres un poco curioso Kyoko," Yohji susurró en su oÃdo mientras molÃa su excitación contra su fondo. "No le diré a tu novio imaginario si no quieres."
No es imaginario. De hecho, voy a reunirme con él abajo en un rato ", Kyoko argumentó sabiendo si perdió la paciencia con el culo mudo... definitivamente serÃa expulsado y se marcharÃa en una ambulancia.
"¿Oh enserio? Dime cómo es él, "preguntó Yohji mientras se sentÃa tenso dentro de sus vaqueros. Le gustaban los que hacÃan una pequeña pelea.
Kyoko respiró hondo. "Tiene cabello sedoso largo y negro, piel pálida, ojos muy oscuros y un cuerpo por el que morir." Ella describió y sonrió mentalmente. -¡Te tomas el culo! -Y es muy posesivo.
Yohji hizo un sonido que se suponÃa que era un gruñido. Kyoko casi se echó a reÃr... si Yohji sólo sabÃa lo que sonaba la cosa real. Finalmente decidió que ya habÃa tenido suficiente y estaba a punto de encenderlo cuando una puerta más allá del pasillo se abrió.
Amni salió con un par de pantalones vaqueros apretados y camiseta negra que acentuó su cuerpo atlético. Sus ojos azules se entrecerraron y los músculos de su mandÃbula saltaron mientras entraba en el llamado casero virtualmente atacando a Kyoko. Observó cómo Yohji se alejaba rápidamente de Kyoko y la mujer de pelo castaño se volvió con una mirada.
-Déjame saber cuándo quieres el alquiler -dijo dulcemente-. "Pensándolo bien... tal vez empiece a enviarlo a tu hermano Hitomi para que no te moleste más... ¿de acuerdo?"
Antes de que Yohji pudiera detenerla, Kyoko se metió en su apartamento y cerró todas las cerraduras detrás de ella. Arrojando su chaqueta en una silla cercana, Kyoko abrió la carta de su abuelo y comenzó a leerla. Se deslizó sobre el sofá y puso los ojos en blanco ante su contenido.
"Oh, esto es rico," gruñó Kyoko suavemente. "No sólo soy una virgen de dieciocho años... ¿pero esa es la razón por la que los vampiros pueden sentirme?" Ella bufó en disgusto justo antes de que sus ojos se abrieran en la última lÃnea de la carta. "¿Quieres que lo haga?", Gritó Kyoko.
Su abuelo acababa de ordenarle que encontrara un novio o le dirÃa a Tasuki dónde encontrarla.
"Abuelo..." Ella hervÃa mientras arrugaba la carta en su puño. "¡PERFECCIONARAS TIRON, Tà PODÃAS HABER HABLADO ESTO HACE MUCHO TIEMPO!"
Amni habÃa mirado a Yohji hasta que el fluente regresó a su apartamento. "Me pondré contigo por tocarla más tarde", informó a la puerta cerrada y luego se volvió para golpear a Kyoko. Su mano se detuvo en el aire preguntándose quién estaba gritando.
Hubo un golpe suave en su puerta y Kyoko irrumpió a través de la habitación. Rápidamente desató todas las cerraduras y casi arrancó la puerta del apartamento de sus bisagras antes de mirar al pobre alma del otro lado.
-¿Qué? -preguntó ella.
Amni retrocedió un paso y alzó las manos delante de él. "TranquilÃcese con Kyoko, sólo me estaba asegurando de que estuvieras bien." Aunque admitirÃa que la ira se veÃa muy sexy en ella, especialmente cuando su pecho se elevaba y caÃa asÃ.
Kyoko suspiró y apoyó la sien en la puerta. Amni era el barman abajo en el club. HabÃan logrado un tipo de amistad poco después de que ella se mudara. Amni era muy linda con el pelo rubio que colgaba en capas alrededor de su cara y por su espalda... las capas más largas apenas tocaban sus muslos superiores. Su piel estaba libre de manchas y tenÃa un aspecto sedoso que Kyoko estaba seguro que cualquier chica podrÃa acostumbrarse.
Ãl habrÃa sido su primera opción para lo que el abuelo Hogo habÃa sugerido... demasiado malo él era un vampiro. Esa era una relación extraña, si no desastrosa, esperando que ocurriera si alguna vez llegaba a pasar... lo cual no. Amni nunca habÃa hecho ningún movimiento para matarla o acostarse con ella por lo que estaba agradecida. Fue todo para el mejor de todos modos, porque ella no serÃa atrapada muerta con un vampiro como novio, no en un millón de años.
Amni estaba pacientemente fuera de su puerta y estudió su cansada expresión. HabÃa conocido por primera vez a Kyoko en el mismo pasillo la misma noche en que se habÃa mudado. TodavÃa le hacÃa sentirse un poco alto cuando se dio cuenta de las implicaciones de esa reunión.
Acababa de salir de su habitación y la estaba cerrando cuando salió de la suya. Ambos se congelaron y se miraron el uno al otro. Su puño derecho estaba enroscado y vio el brillante dardo del espÃritu apretado firmemente dentro de él. Después de mirarle unos instantes, se volvió para mirarlo, pero se quedó junto a su puerta, apoyándose en ella.
Amni caminó cuidadosamente por el pasillo hacia las escaleras y respiró un suspiro de alivio cuando finalmente llegó al club. Más tarde esa noche, o temprano en la mañana, si lo desea, él habÃa subido arriba listo para regar los olores de la barra de su cuerpo. Otra vez vio a Kyoko de pie frente a su puerta y recordó preguntándose si habrÃa permanecido allà toda la noche.
Mientras caminaba por su lado hacia su propia puerta, ella finalmente le habló.
"Sé lo que eres," Kyoko dijo suavemente.
Amni se detuvo, pero se mantuvo de espaldas a ella esperando que ella lo viera como un signo de confianza. -Tengo una buena idea de lo que eres también.
-Entonces propongo una tregua -dijo Kyoko-.
Amni finalmente la miró con curiosidad. -¿Por qué no me mataste anoche?
Kyoko cruzó los brazos sobre su pecho, pensando en ello durante toda la noche. La verdad era... que simplemente no querÃa. "No matas a los humanos para alimentarte", ella habÃa estado más que agradecida de encontrar todas las pintas de sangre de la Cruz Roja vacÃas en su basura.
"Mi sustento es entregado una vez por semana", Amni explicó secretamente preguntándose cómo ella ya lo sabÃa.
A partir de ese momento, Amni se habÃa convertido en amigo de Kyoko, hermano, protector... quizás más. No estaba seguro de qué palabra usarÃa para describir su relación. Lo único que sabÃa era que se miraban unos a otros.
"Estoy bien", respondió Kyoko, atrayendo su atención hacia el presente. -Sólo un poco estresado.
Amni sonrió, "SÃ, Yohji puede hacerle eso. ¿CreerÃas que en realidad llegó a mà la otra noche? Hablar de doblado. "Era una mentira pero la mirada en su cara valió la pena. La verdad era que habÃa pillado a Yohji en el bar yendo a una chica que ya le habÃa dicho "No" muchas veces... pero él dejarÃa de lado ese pequeño detalle.