El pequeño doctor

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Retención de orina

Determinadas aplicaciones hidroterápicas proporcionan una buena ayuda, incluso en hombres de edad avanzada, cuando un buen día perciben que les cuesta orinar por la noche. En tales casos lo más adecuado es el baño de vapor con plantas medicinales. Para ello, se pone agua a hervir en una olla. Se apaga el fuego y se le echa manzanilla u otras plantas. Se le quita la tapa y se coloca una tablilla delgada que deje ascender el vapor de la mezcla. El paciente, bien abrigado y cubierto con paños grandes o toallas, se sienta encima, de forma que el vapor ascendente le alcance y le proporcione suficiente calor. Esta aplicación produce un gran alivio, ya que posibilita que el paciente pueda volver a orinar y no sea necesario tener que llamar al gran doctor en mitad de la noche y tenga que proceder a una cateterización, con todos los problemas que ello representa. Cuando este trastorno se debe a un padecimiento prostático, consúltese el capítulo correspondiente.

Combatir el exceso de ácido úrico

La lucha contra el exceso de ácido úrico en sangre a menudo resulta dura y tenaz. Si remedios sencillos, como la tisana de perejil, no son suficientes y los dolores en las extremidades te atormentan, toma un baño con las plantas medicinales que estén a tu disposición. Si al llegar la primavera ves que conviene renovar tus provisiones y recolectar nuevas plantas medicinales, puedes emplear las «viejas» para baños; incluso puedes emplear hierba que crezca en tu jardín para ellos. Hay que procurar que el agua de baño tenga la temperatura de la sangre (37 °C) y hay que sumergirse en ella durante diez, quince, veinte minutos o hasta media hora, de forma que, a ser posible, solo se asome la nariz para respirar. Es necesario que alguien nos ayude para que la temperatura del agua de baño vaya aumentando lentamente hasta los 38 °C y, si se soporta bien, hasta los 39 °C, según el conocido método de Schlenz (baños hipertérmicos). Mientras tanto, vamos cepillándonos la piel debajo del agua con un cepillo de cerdas duras. La toma de este baño de media hora de duración, una vez por semana, nos irá librando progresivamente de los dolores de las extremidades.

Una ayuda adicional nos la proporcionan las aplicaciones de hojas de col, junto con la toma de zumos de hortalizas crudas. Es importante, además, seguir una dieta con alimentos alcalinizantes (excedentes en bases) y evitar el consumo de vísceras, como hígado, riñones, mollejas, etc., así como la toma de bebidas alcohólicas.

Polvos de carbón de madera de tilo

Quienes padezcan de hiperacidez gástrica, de trastornos en las mucosas del estómago y del intestino o arrastren las secuelas de una ictericia deberían tomar sin falta carbón vegetal pulverizado, preferiblemente de madera de tilo. Lo podemos preparar nosotros mismos, rallando o pulverizando trozos de carbón de madera de tilo. Este polvo se puede tomar con leche. Aunque tomar leche no sea lo más recomendable en trastornos hepáticos y ante indicios de padecer ictericia, su combinación con el carbón de tilo en polvo suele dar muy buenos resultados.

Tratamiento de afecciones reumáticas y padecimientos artríticos sin medicamentos

Podemos iniciar una cura tomando cada mañana, en ayunas, medio vaso de jugo de patata cruda que podemos rebajar o diluir con un poco de agua caliente. Tanto el desayuno como la comida y la cena deben basarse en alimentos naturales. Para más información, consúltese el capítulo «Alimentación natural».

Una hora antes de la comida del mediodía se tomarán de dos a tres bayas de enebro, que no tragaremos hasta que no estén bien masticadas y ensalivadas. Después de la comida se tomarán de dos a cuatro granos de mostaza enteros. Como bebida, durante el día, se tomará caldo de patatas hervidas.

Sobre las partes doloridas y las deformaciones artríticas se aplicarán compresas o envolturas; el primer día, de hojas de col machacadas; el segundo día, de arcilla; el tercer día, de requesón, y así sucesivamente.

Quienes padezcan dolores de tipo reumático o ciática no deberían olvidar la vieja pero efectiva terapia con ácido fórmico. Basta con colocar las partes doloridas del cuerpo en un hormiguero una vez cada 14 días. Una vez que las hormigas nos lo han inyectado, se quitan con un cepillo y se deja que el ácido fórmico actúe bien sobre las zonas afectadas. Se trata, pues, de una inyección natural, sencilla y gratis de este producto.

Quienes perseveren en estos métodos sencillos y sigan, además, una alimentación natural consecuente conseguirán influir beneficiosamente incluso en casos difíciles o que la medicina oficial ha declarado como incurables. En caso de sufrir un desplazamiento vertebral o una hernia de disco intervertebral, entonces se hacen precisas las manipulaciones de un buen quiropráctico.

Papillas de maíz y mijo

Tanto la papilla de maíz como la de mijo son excelentes remedios para aplicar sobre las zonas afectadas por el reuma y la artritis. Al mantener estas papillas el calor durante bastante tiempo, proporcionan una buena irrigación sanguínea (hiperemia) sobre la zona de aplicación.

Se preparan solo con maíz o mijo y agua, sin necesidad de añadir cualquier otro componente, y se colocan tan calientes como se puedan soportar.

Picor y sensación de quemazón en el cuerpo

La sensación de picor o prurito resulta muy molesta, sea cual sea la parte del cuerpo afectada. A menudo, un buen remedio para combatir este trastorno es la aplicación externa de patatas crudas. Una vez peladas y cortadas en rodajas, o bien ralladas (papilla cruda), friccionamos con ellas las zonas cutáneas afectadas, incluidas las de la cara. De todos modos, este método no resulta suficiente por sí solo. Se hace necesario también actuar sobre los riñones (acción de «descarga»), tal como se expone en el apartado titulado «Cuidado de los riñones». Puede suceder, por otra parte, que los picores se deban a una insuficiente actividad hepática, por lo que convendrá seguir las recomendaciones apuntadas en el apartado titulado «Trastornos del hígado» y, especialmente, el que se ocupa de la «Dieta para el hígado». Dolencias como la diabetes o las lombrices intestinales pueden producir también picores en el cuerpo, así como el árnica cuando se aplica en personas con una piel sensible a esta planta.

Eczemas y psoriasis

En estos casos conviene cuidar bien el hígado, el intestino y los riñones a la vez que conviene tomar baños de suero láctico caliente, a ser posible de suero láctico ácido concentrado. Quienes puedan disfrutar de unas vacaciones campestres cerca de una lechería convendría que bañasen con regularidad sus eczemas o psoriasis en suero láctico ácido y caliente. Otra ayuda valiosa la pueden proporcionar los baños con salvado añadido. Como la curación de eczemas y psoriasis puede resultar difícil y suele precisar bastante tiempo de tratamiento, habría que preguntarse si estos trastornos se deben solo a factores externos. Hay personas cuya piel es sensible a algunas plantas, como por ejemplo el árnica, o que no toleran bien el contacto con la trementina. En estos últimos casos habría que evitar el contacto con plantas como las agujas de pino o similares y con los productos para encerar pisos u otros que las contengan. En personas especialmente sensibles, también el contacto con plantas como la manzanilla, el Rhus toxicodendron y, sobre todo, nuestras prímulas (empleadas como plantas de interior) puede producir eczemas y urticaria; estos trastornos desaparecen cuando cesa el contacto con ellas.

A veces se observan erupciones cutáneas en algunos niños cuando consumen una gran cantidad de fruta. Las propias fresas pueden producir urticaria en algunas personas. En estos casos es bueno cuidar los riñones y estimular su actividad.

Así mismo, algunas intoxicaciones en estados deficitarios de vitaminas pueden dar lugar a erupciones cutáneas. Convendría evitar, por ejemplo, los frutos secos tratados con azufre y la fruta que haya sido tratada con plaguicidas o productos similares. La toma de ensaladas a base de espinacas de cultivo biológico o que contengan brotes tiernos de ortiga, aliñadas con zumo de limón o con suero láctico concentrado, favorecen la curación de estos trastornos en poco tiempo. Las tisanas de trinitaria (Viola tricolor) constituyen también una buena ayuda en el proceso curativo.

Furúnculos y abscesos

Si en tu cuerpo aparece una zona hinchada, enrojecida y caliente, una forunculosis o un simple absceso puedes combatir estos trastornos concentrando primero el pus para poder extraerlo después. Para ello, conviene proceder de la siguiente manera: cocer en agua semillas de lino molidas o, mejor aún, semillas de fenogreco. La papilla caliente obtenida se aplica para ablandar, acumular y hacer salir después el pus. Si no se dispone de semillas de lino ni de fenogreco se puede emplear patata hervida bien caliente; esta se aplasta con un tenedor y se aplica sobre la zona afectada mientras esté todavía caliente. Una vez que se haya vaciado el pus hay que limpiar bien la herida con suero láctico concentrado diluido en agua y se espolvorea con lactosa o, todavía mejor, con calcio biológico en polvo, tras lo cual se aplican encima unas hojas de col machacadas. Con este sencillo procedimiento se consiguen buenos resultados, pero aún podemos mejorar el proceso curativo tomando extracto de levadura o levadura seca. En caso de padecer una forunculosis conviene hacerse analizar la orina por si se detecta en ella la presencia de azúcar.

 

Panadizos

Cuando se padece un panadizo o uñero, los dedos afectados aparecen engrosados y dolorosos, y uno espera librarse de este trastorno cuanto antes mejor. Se puede conseguir su curación bañando la mano con el dedo o los dedos enfermos durante una hora a 37 o 38 °C, dos o tres veces al día. En todo momento, hay que protegerlos contra el frío para que el trastorno pueda desaparecer en poco tiempo. Si este procedimiento no resultara efectivo, consulta con un buen cirujano para que haga salir el pus con una incisión y así evitar la rigidez del dedo. Además de estos baños, también puede ser beneficioso sumergir el dedo enfermo en jabón blando, vendarlo y dejar que el jabón actúe toda la noche.

Hinchazones y contusiones

Cualquier hinchazón o contusión que no sea grave se puede tratar bien y de forma rápida con aplicaciones de hojas de col. Si se produjera una reacción demasiado intensa, se pueden sustituir estas con un emplasto de arcilla (mezclando arcilla con agua) o, todavía mejor, empleando una tisana de cola de caballo u otras hierbas en vez de agua para mezclar con la arcilla. La alternancia diaria de emplastos de arcilla con las aplicaciones de hojas de col es una buena combinación, pues mientras la arcilla actúa «repartiendo o distribuyendo», la col proporciona sustancias curativas a la vez que facilita la eliminación de ciertas sustancias nocivas. Esta doble acción resulta muy efectiva y puede conducir rápidamente a la curación de dichos trastornos.

Hiedra y helecho contra picaduras de insectos

¡Qué fastidio cuando nos pica una avispa o una abeja! Sacamos rápidamente el aguijón y chupamos con fuerza para sacar el veneno inyectado lo antes posible, aunque no se sabe qué hacer a continuación. La mejor planta para calmar el dolor ocasionado por la picadura es la hiedra. Quizá dispongamos de unos retoños de hiedra entre las hojas de nuestras plantas, o tal vez en nuestro jardín haya una hiedra que ha trepado por un árbol, o puede ser que vivamos cerca de un bosque donde podamos conseguir unas hojitas y un poco de corteza de hiedra4. Las machacamos bien y las aplicamos friccionando sobre el lugar de la picadura. Aún mejor si podemos disponer de un poco de tintura de hiedra que podemos haber preparado nosotros mismos para uso doméstico. Para ello, empleamos una cantidad suficiente de hojas y de corteza tierna de hiedra. Lo trituramos bien todo y lo mezclamos con alcohol. Conseguida una buena extracción, al cabo de unos días, podemos prensar la mezcla y filtrarla para obtener así la tintura. Basta verter unas pocas gotas de esta tintura sobre la zona de la picadura y frotarlas un poco para conseguir un rápido alivio. También pueden ayudarnos las compresas de agua salada, a las que se habrán añadido unas gotas de tintura de hiedra. De este modo podemos impedir que se produzca una gran hinchazón y los síntomas manifiestos de intoxicación.

Hiedra (Hedera helix)

Tanaceto (Tanacetum vulgare)

El helecho macho es un buen remedio contra las picaduras de los mosquitos y también contra las de otros insectos. Esta planta es el remedio apropiado en aquellos lugares donde haya una plaga de mosquitos u otros insectos parecidos. Junto con las telas mosquiteras, los helechos constituyen la mejor protección en las regiones cálidas. Rellenamos con ellos almohadas y colchones, con lo que no solo aliviamos posibles molestias reumáticas, sino que combatimos la presencia de toda clase de insectos desagradables, incluidas las chinches.

Picaduras de insectos en la garganta

A veces ha ocurrido que, comiendo pan con miel o fruta en el campo, sin darnos cuenta se ha introducido una abeja o una avispa en la boca que, al sentirse presionadas por el paladar, pueden clavarnos su aguijón. Sus consecuencias son mucho peores que cuando la picadura es en la piel, ya que puede llegar a ser mortal. ¿Qué podemos hacer en estos casos? Pincelaremos lo más rápidamente posible la garganta, o haremos gargarismos, con suero láctico o con un concentrado de este producto. Si no disponemos de él, emplearemos agua salada concentrada para impedir que se produzca una gran hinchazón y el riesgo de asfixia que esto supone, con lo que conseguiremos un cierto alivio hasta que acuda el médico. Entretanto, iremos haciendo gárgaras, a menudo, con dos cucharadas soperas de sal disueltas en un decilitro de agua. Al cabo de un tiempo, el veneno se habrá dispersado algo y, en parte, habrá sido extraído por la acción del agua salada, con lo que se podrá evitar el peligro de asfixia. Posteriormente, nos servirá también de ayuda la aplicación de una envoltura de arcilla o de hojas de col alrededor del cuello para inactivar en lo posible la acción del veneno inyectado. Así mismo, convendría tomar arcilla por vía oral y, a ser posible, tabletas de calcio biológico.

Otra contramedida positiva es la adición de unas gotas de tintura de hiedra al agua salada, cuya preparación ya ha sido descrita anteriormente.

En caso de picadura de un avispón hay que acudir rápidamente al médico o al departamento de otorrinolaringología de una clínica, ya que existe peligro de asfixia por edema de glotis.

Cebolla de mar

No se trata aquí de la verdadera cebolla marina, sino del ornitógalo (Ornithogalum caudatum). Las hojas machacadas de esta planta actúan beneficiosamente en los siguientes trastornos: dolores de cabeza y de garganta (aplicadas alrededor del cuello) y en casos de reumatismo (colocadas sobre los lugares doloridos). También podemos conseguir buenos resultados en casos de intoxicación o envenenamiento de la sangre, formación de pus y en casos graves de picaduras de insectos. En caso de que una espina o astilla que se haya clavado se aloje debajo de la piel y sea difícil sacarla, facilitaremos su extracción aplicando las hojas machacadas de esta planta, con lo que evitaremos otros tratamientos menos agradables.

Espasmofilia infantil

Quizá le suenen al lector otros nombres para referirse a esta enfermedad, como convulsiones5 o espasmos en niños. Se trata de un trastorno bastante frecuente, contra el que no es fácil encontrar un remedio que solucione el problema, excepto un sencillo remedio natural poco conocido, como es la planta llamada álsine o pajarera (Stellaria media)6. Esta humilde mala hierba se puede encontrar casi todo el año en el campo hasta que empieza el frío de las heladas, por lo que las posibilidades de poder recolectarla son grandes. Los excelentes resultados obtenidos hacen que se considere el mejor remedio contra la espasmofilia infantil. Basta tomar unas pocas tisanas de esta planta (fresca o seca) para que las desagradables manifestaciones de esta enfermedad desaparezcan rápidamente y, en muchos casos, no vuelvan a presentarse jamás. Por otra parte, actúa reforzando el corazón, lo que resulta especialmente favorable en estos niños, aunque su indicación principal es el tratamiento de la espasmofilia infantil. A pesar de sus buenos resultados, debido a su reducido campo de acción (indicaciones), apenas sale descrita en los libros de plantas medicinales. En caso de necesitarla, muchos padres se alegrarán de encontrar esta pequeña planta en el campo o en su jardín.

En la meta

El pequeño doctor termina aquí esta primera parte del libro, y espera que los ejemplos de muestra os hayan gustado. ¿Os sentís animados para dedicar vuestra atención a ulteriores exposiciones de El pequeño doctor más detalladas, en las que se os revelen nuevos secretos a los que poder sacar provecho para vuestra salud? Intentadlo y veréis como no os sentiréis defraudados.

En la segunda parte, que viene a continuación, gracias a fuentes de origen muy diverso, El pequeño doctor espera poder serviros de ayuda en vuestros padecimientos o en momentos de apuro. Está claro que la vida nos trae muchas preguntas que El pequeño doctor solo puede tratar por encima o ni siquiera puede considerar. Dejado claro este hecho, no quisiera haceros esperar por más tiempo. Esperando que la vasta o extensa experiencia que ha ido acumulando os sea de provecho, a vosotros y a todos aquellos que quieren ser ayudados con remedios naturales.

Sus consejos provienen de los abundantes tesoros de la naturaleza que hemos recogido para vosotros. Enriquecerán vuestro botiquín o farmacia casera y acrecentarán vuestras habilidades y posibilidades terapéuticas.

1Viscum album: La toma de té de muérdago y preparados de muérdago puede ayudar en casos de leve hipertensión y de arteriosclerosis (no está comprobado científicamente). No existen pastillas; mayormente se usa un extracto aguado de hojas prensadas y bayas. Contraindicaciones: embarazo, lactancia, infecciones crónicas (por ejemplo, tuberculosis), fiebre alta y sensibilidad a las proteínas del muérdago.

No solo la medicina antroposófica utiliza los preparados de muérdago contra el cáncer. Refuerza las defensas propias, mitiga los efectos no deseados a consecuencia de la quimioterapia y la radioterapia. También mejora la calidad de vida de la persona afectada por el cáncer (en combinación con el tratamiento oncológico y la medicina paliativa). Las inyecciones tienen un efecto citostático (frenan la proliferación celular) y propiedades estimulantes del sistema inmunológico. Contraindicación: alergia.

2Las personas que padecen de diabetes mellitus tipo 1 han de administrarse insulina durante toda la vida. Esta enfermedad autoinmune aparece cuando las células beta del páncreas son destruidas por el sistema inmunológico del cuerpo y no pueden producir la insulina que sirve para regular la glucosa presente en la sangre.

En caso de diabetes tipo 2, el páncreas sigue produciendo insulina, pero en cantidad insuficiente, o el cuerpo ya no es capaz de emplearla eficazmente para transformar la glucosa que se halla en la sangre en energía (resistencia a la insulina). El sobrepeso y la falta de actividad física favorecen el desarrollo de esta enfermedad.

Ambos tipos precisan de atención médica.

3Grama de las boticas/Cerrillo (Agropyron repens): El rizoma posee características diuréticas y antimicrobianas y se utiliza para eliminar las toxinas en caso de infección urinaria (infección de la vejiga).

4Las hojas de hiedra son débilmente tóxicas, el contacto directo con la piel puede causar en personas sensibles reacciones alérgicas (enrojecimientos, pústulas con acumulación de pus). El helecho puede también provocar alergias al entrar en contacto con la piel.

5Espasmofilia infantil es una denominación histórica que se refiere a la epilepsia o a las convulsiones.

6En la medicina popular se decía que el álsine/hierba gallinera servía para acelerar el metabolismo y se utilizaba contra las hemorroides, las úlceras, las contusiones, las erupciones y los reumatismos. Según Hildegard von Bingen, servía como medicamento preventivo contra los hematomas tras producirse una contusión. Kneipp lo apreciaba como medicamento tranquilizador y mucolítico en caso de inflamaciones de las vías respiratorias. En el siglo XVIII, en el Alto Palatinado existía la costumbre de poner el álsine en la cuna de los niños para protegerlos de los espasmos.