Activismo, diversidad y género

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Notas al pie

* Antropóloga feminista. Investigadora posdoctoral del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS). Profesora del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I). Correo electrónico: <tabaresmerino@gmail.com>.

1 Boletín “Pueblos armados de valor, trabajo, dignidad y organización”, Ayutla de los Libres, 21 de enero de 2013.

2 Entrevistas realizadas durante varios trayectos recorridos durante los años 2018 y 2019.

3 Haciendo referencia al término “jaque mate” en el juego de ajedrez y que usaba con mucha frecuencia Ernesto Gallardo Grande, actual comandante regional de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero.

4 Profesor Bulmaro Muñiz Olmedo, uno de los fundadores de la Universidad de los Pueblos del Sur, con quien realicé innumerables viajes desde Tierra Colorada hasta Ayutla de los Libres.

5 Conversaciones con Bruno Plácido, dirigente orgánico y promotor de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero.

6 Guerrero es uno de los estados principales productores de jamaica en México.

7 Entrevista con el ex comandante Vicente, de la comunidad de El Mezón, municipio de Ayutla de los Libres.

8 Durante la gubernatura de Ángel Aguirre Rivero, el 7 de junio de 1998, en la escuela primaria “Catarino Maldonado”, ubicada en el municipio de Ayutla de los Libres, los soldados dispararon contra 70 actores indígenas del pueblo mixteco, asimismo se criminalizó a la población en su conjunto.

9 Recomendación 066/2007 de la CNDH. Los hechos ocurrieron el 16 y 17 de abril de 1998.

10 Término que usan los habitantes del municipio de Ayutla para referir a los árboles de nanches, típicos de la zona.

11 Me acerqué al antropólogo Joaquín Flores Félix, fundador y en calidad de rector de la Universidad de los Pueblos del Sur (Unisur) me invitó a formar parte del equipo docente en la sede de Santa Cruz el Rincón; posteriormente, asumí, junto con el profesor Bulmaro Muñiz Olmedo (con quien viajo), la responsabilidad de la administración de la sede en El Mezón.

12 Metodología que diseñé en mi trabajo de investigación doctoral a partir de los postulados teóricos de los intelectuales kichwas de Ecuador.

13 Entrevista a Ernesto Gallardo durante la fundación de la Unisur en octubre de 2012, en la comunidad de El Mezón.

14 Asimismo coordinábamos invitaciones a profesores de universidades públicas de México para que colaboraran como talleristas.

15 Este concepto es usado tal cual en la comunidad y hace referencia a las mujeres de la tercera edad y en el caso de los varones, son quienes han ocupado todos los cargos comunitarios. Ambos, tienen un papel moral y aconsejan a las autoridades en turno sobre problemas que van surgiendo en la comunidad.

16 Comandantes, ex comandantes y fundadores del Sistema de Seguridad y Justi cia Ciudadana.

17 Testimonios recabados durante los talleres comunitarios con los policías ciudadanos del SSyJC realizados en El Mezón en 2019 y 2020.

18 De nombre Crisóforo García Rodríguez.

19 Testimonios recabados durante los talleres comunitarios con los policías ciudadanos del SSyJC realizados en El Mezón en 2019 y 2020.

20 Testimonio de mujer mezoneña y de comandantes en 2012.

21 Asistíamos una comisión de El Mezón conformada por Sotero Zúñiga Rosen-do, comisario en turno, estudiantes, docentes, el comité de padres de familia de la universidad, esta asamblea fue interesante porque asistían los primeros policías de la co munidad.

22 A partir de aquí, citaré como “testimonio anónimo” a quienes decidieron no dar su nombre o que si lo dieron, pidieron explícitamente no ser mencionados.

23 Palabras del comandante Ernesto Gallardo Grande, mismas que se retomaron para la redacción de un boletín.

24 Palabras de Bruno Plácido Valerio, promotor de la UPOEG, en 2019.

25 Esta información fue retomada de los boletines que redactamos junto con los estudiantes de la Unisur, a partir de las reflexiones de la asamblea, mismos que fueron enviados a los medios de comunicación que cubrieron el evento; por lo tanto, esta información también se puede encontrar citada en artículos de prensa.

26 En este contexto, este término se le asigna a una persona que vigila e informa de los procesos organizativos de lucha de los pueblos indígenas a los grupos de poderes fácticos que participan en la toma de decisiones sobre el territorio.

27 Resoluciones de la Primera Asamblea del Tribunal Popular, realizado el 31 de enero de 2013 en la comunidad de El Mezón, municipio de Ayutla de los Libres.

28 Mzepeda (2013).

29 Resoluciones de la Primera Asamblea del Tribunal Popular, realizado el 31 de enero de 2013 en la comunidad de El Mezón, municipio de Ayutla de los Libres.

30 Desde el primer día que llegué a la comunidad y hasta la actualidad, siempre he llegado a casa de la tía Ofe, principal y tía de toda la comunidad.

31 Myriam Jimeno trabajó con víctimas del conflicto armado en Colombia, principalmente con la masacre del Naya.

32 Foro de análisis de consulta sobre el Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana, “policía ciudadana”, realizado en la Escuela Secundaria número 11 “Justo Sierra”, el 16 de febrero de 2014 en la comunidad del Ocotito, municipio de Chilpancingo.

33 Fue a partir del primer foro que se realizó en Ocotito (16 de febrero de 2014), municipio de Chilpancingo, que se consultó, mediante mesas de trabajo, a las comunidades sobre la creación de una propuesta concreta para que el gobierno respetara al SSyJC y su participación, desde la perspectiva de la democracia y el pluralismo jurídico.

34 Información proporcionada por el promotor Bruno Plácido Valerio y por el comandante regional Ernesto Gallardo Grande durante la conformación del SSyJC. También es una información difundida en los boletines comunitarios del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana.

35 Reglamento interno del SSyJC, Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero.

36 Realizado en Marquelia, Guerrero.

37 Empleo el término de “usos y costumbres” tal como lo emplean y diseñan los agentes indígenas en la praxis. No es mi interés discutir este concepto en términos teóricos, ésa es una discusión únicamente en la academia, que no creo pertinente para las realidades geopolíticas de Guerrero.

38 Incorporado en la legislación nacional e internacional en materia de derechos de los pueblos indígenas

39 El 15 de junio de 2015, Manuel Vázquez Quintero, Eneida Lozano Reyes, Raymundo Nava Ventura, Hermelindo Candia Solano, María Cristina Guevara Ramírez, promovieron dicho juicio

40 SDF-JDC -545/2015.

41 SDF-JDC -295/2016.

42 El 14 de julio de 2014, el Consejo Municipal de Autoridades Civiles, Agrarias y Promotores de la UPOEG cumplieron los requerimientos y nombraron, mediante una asamblea comunitaria, como representante legal a Manuel Vázquez Quintero. Por tanto, en la arena judicial, este proceso ha sido encabezado y defendido por el abogado comunitario, quien ha mantenido una posición firme frente a las trabas en trámites administrativos y jurídicos en defensa de los derechos de los pueblos. Y quien desde su participación como promotor de la UPOEG en la Primera Asamblea del Tribunal Popular cuestionaba fielmente que las leyes fueron diseñadas sin pensar en la filosofía de los pueblos indígenas.

43 SDF-JDC -295/2016.

44 Insulto racista con el que los mestizos de la cabecera municipal se refiere a los habitantes de las comunidades.

45 Véase el artículo “Ejerciendo autonomía: las mujeres del Concejo Municipal de Ayutla de los libres”, de Laura Valladares y Gema Tabares (2019).

46 Conferencia de prensa, transmisión en vivo vía Facebook realizada el 21 de diciembre de 2019, en la Honorable Casa de los Pueblos, Ayutla de los Libres.

47 En el municipio existen cinco concesiones mineras: en el ejido Chacalinitla, ejido Tepetates, ejido Colotepec, ejido El Salto. Por las compañías Mercedes Lorenzo Carbajal. Compañía Técnica Mineral, Compañía Mineral El Patrón y por la Compañía Marcos Martínez y Alcántara y Asociados (fuente: Centro de Estudios Ecu ménicos, s/f).

48 El objetivo del plan consistía en derrocar la tiranía de Antonio López de Santa Anna y fue firmado por Adrián Florencio Villareal, Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort.

49 Conferencia de prensa, transmisión en vivo vía Facebook realizada el 21 de diciembre de 2019, en la Honorable Casa de los Pueblos, Ayutla de los Libres.

50 Actualmente la sede académica de El Mezón se encuentra en pausa, sin clases, debido al nulo interés por parte de las instituciones gubernamentales en reconocer a la Unisur como una institución de educación pública y gratuita. Bazán, junto con autoridades comunitarias, han encabezado la búsqueda por el reconocimiento sin lograr respuesta alguna.

 

51 “Raíces de identidad” (2018), tarjeta de presentación ejecutiva de la Universidad de los Pueblos del Sur.

Discriminación lingüística y vulnerabilidad: los elementos de una violencia normalizada contra las mujeres mè’phàà y na savi de la Montaña de Guerrero

Cristina Hernández Bernal*

SUMARIO: Introducción. Violencia contra las mujeres indígenas. Inconclusas. Bibliografía.

Cuando llegas a Tlapa es muy duro, yo me sentía mal porque me criticaban en la escuela de que soy india, no nos sacaban de esa palabra, y yo pues sí venía de un pueblito.

“Pinche montañera” me decían, “lleno de piojos en tu cabeza” me decían. ¡Pues yo nunca tuve piojos!, pero sí me criticaban feo […] yo les tenía mucho miedo, y no podía hablar de lo que me pasaba con mi hermano que era mayor, porque también le tenía miedo.

Lucy, mujer mè’phàà, Tlapa de Comonfort, Guerrero, 2017.

INTRODUCCIÓN

Lo que presento aquí es un trabajo eminentemente etnográfico y pretende hacer visible la “violencia normalizada” a la que están expuestas las mujeres indígenas mè’phàà y na savi que habitan en la Montaña de Guerrero, mediante la documentación de sus experiencias de exclusión y discriminación agravadas por el uso de su lengua materna. Ésta es el principal medio de comunicación de las mujeres indígenas, pero al mismo tiempo se constituye como una barrera que se genera desde una política lingüística fallida o inexistente. Esto les impide, como ciudadanas, acceder de manera plena a sus derechos humanos, civiles y culturales. Por ello resulta urgente profundizar sobre el terrible impacto social y personal de esta problemática, tomando como caso representativo las experiencias de algunas mujeres que viven en los municipios de Tlapa y Malinaltepec.

En la región Montaña del estado de Guerrero coexisten tres grupos etnolingüísticos: nahuas, mè’phàà y na savi y aglutina en su territorio a 19 municipios. Concentra ocho de los 12 municipios mè’phàà, y en cuatro de ellos comparten territorio con pueblos nahuas y na savi: Acatepec, Zapotitlán Tablas, Tlacoapa y Malinaltepec. Más allá de lo geográfico-administrativo, en términos de la medición de la pobreza, el Coneval (2014:116) destaca que

[...] la pertenencia étnica se asocia siempre a mayores niveles de precariedad que los de la población total […]. Además, conforme los rasgos étnicos se vinculan de manera más estrecha con criterios estructurales como el habla, dicha precariedad tiende a acentuarse.

Para Gisela Espinosa y Miguel Meza (2000:86, 96):

La vida en el campo sureño es difícil. Las carencias sociales son, más que graves, alarmantes, y abatir los rezagos del Guerrero rural atenuando las abismales desigualdades productivas y socioeconómicas es un reto mayúsculo. Sin embargo, se trata de un desafío no asumido, pues desde hace décadas las novedosas políticas públicas, las añejas estructuras de poder político y las fuerzas del mercado se han conjugado no para atenuar, sino para agudizar los desequilibrios de la sociedad rural guerrerense.

[Se debe añadir que] en algunos municipios de la Montaña y la Costa Chica el rezago educativo se asocia a la insuficiencia de aulas, así como a los malos caminos […] Pero la pobreza es el factor decisivo en la explicación del rezago educativo, pues muchos niños se ven obligados a trabajar desde temprana edad, o bien emigran con su familia durante algunas épocas del año. Los pueblos autóctonos son los más afectados por las carencias educativas […] Aunque la pobreza se puede encontrar en cualquier parte de Guerrero, los 20 municipios con más bajos niveles de ingreso se concentran en la Montaña (con diez municipios) y la Costa Chica (con siete). No es casual que sean también és tos los municipios de mayor población indígena.

Armando Bartra explica que Guerrero es un territorio naturalmente propenso a la sismicidad extrema y escenario también de recurrentes “terremotos políticos”. Combinando

[…] los peores rasgos del centralismo presidencialista y el regionalismo conservador, gestando un sistema político tan autoritario como conflictivo […] Guerrero bronco: despliegue de poderes direccionales que chocan entre sí y se ejercen mediante la violencia (Bartra, 2000:14-15).

Aquí pongo como un punto de anclaje el papel central que tienen la discriminación y la exclusión en accionar mecanismos para que las violencias no se cuestionen o hacerlas legítimas en el peor de los casos. Con ello, profundizo en los tratos y acciones que son en realidad violentas pero que difícilmente pueden catalogarse como tales, por ejemplo, que su participación en las decisiones familiares se encuentre extremadamente limitada hablando del espacio doméstico; o que sean víctimas de malos tratos y palabras ofensivas por parte del personal del sector salud, que son casos muy cotidianos en el ámbito público. Completando lo anterior, la discriminación y la exclusión que pesa sobre las mujeres indígenas se recrudece en los espacios públicos y de acceso a servicios como las escuelas, los comercios y las instituciones gubernamentales, haciendo cuasi nulo su valor como persona y silenciando sus voces:

Cuando yo ingresé al magisterio había mucha discriminación al indígena, cuando íbamos en Tlapa a comprar porque las maestras cambiaban sus cheques ahí, entonces pues uno no sabía expresar perfecto el español. Ya la gente te quedaba mirando y nos decían “la india”, “la montañera”; eso nos decían los comerciantes (Ale, mujer mè’phàà y profesora de preescolar, Malinaltepec, octubre de 2017).

Los distintos tipos de violencia y sus múltiples formas, de acuerdo con Philippe Bourgois (2009), se presentan en la vida cotidiana y contiene en sí misma raíces, vínculos, tentáculos, diversidad, omnipresencia y mala fe, además de encontrarse relacionada de forma estrecha con la distribución desigual de los recursos. Lo que se presenta aquí se relaciona con la discriminación y la exclusión, que se consideran como acciones sociales que se encuentran en la esfera cotidiana de las mujeres, tanto en el ámbito familiar y comunitario como fuera de él. Por ello he dejado para otro momento la discusión del racismo,1 porque denota determinadas condiciones estructurales y sistémicas que se justifican por las diferencias culturales, biológicas y de clase.

La etnografía narrativa,2 consiste en poner de relieve lo que las mujeres mè’phàà y na savi expresan sobre la discriminación de la que son víctimas, haciendo énfasis en su punto de vista, sin distorsiones ni interpretaciones de sus narraciones, pero, sí parte del análisis de los alcances dañinos a la salud integral de las mujeres. Utilicé esta metodología porque se ha empleado de manera significativa y privilegiada en contextos de exacerbada violencia y vulnerabilidad de quienes comparten fragmentos dolorosos de su vida privada.3 Gracias a este enfoque metodológico, las entrevistas aportaron datos significativos sobre el problema de la discriminación y la violencia a partir de experiencias que son pequeñas muestras de la condición de vulnerabilidad generalizada que viven. En el análisis de esa etnografía coincido con María Rodó (2013) en que los espacios en que se desarrolla la violencia son múltiples y se constituye de manera mutua con otras expresiones sociales denigrantes como lo es caso de la discriminación.

A la unidad que supone la multiplicidad y la generación mutua de factores de opresión se le ha llamado dentro de las teorías feministas como interseccionalidad:4

Este concepto trata el género, la raza, la sexualidad, la edad y la clase social, entre otras, [como] categorías interseccionadas y que las opresiones (y privilegios) que producen son vividos de forma simultánea y por tanto deben estudiarse de forma relacional. Así, se contribuye a una comprensión más compleja y dinámica de las estructuras de poder que parte de la diferencia entre categorías, intentando evitar exclusiones (Rodó, 2013:1).

Tal y como lo demostrara Rodó en su metodología denominada como “Mapas de relieves de la experiencia”, asumo en el presente caso de análisis, que las mujeres que viven en contextos rurales y deben de trasladarse a zonas urbanas experimentan la opresión de distintas estructuras de poder desarrolladas en espacios específicos, por lo que existe una variación de esas estructuras en relación con los lugares que tienen un papel primordial en la reproducción de las desigualdades.

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES INDÍGENAS

Las experiencias de discriminación que sufren las mujeres indígenas de la Montaña de Guerrero se deben a las desigualdades estructuradas a partir de lugares concretos, donde la opresión hacia ellas es permisible debido a: 1) una condición de género reforzada mediante la asignación de roles definidos en la práctica social y cultural de los pueblos mè’phàà y na savi; 2) situaciones que se agravan por la condición de clase presente en los contextos de vida indígena por la marginalidad, la exclusión y la pobreza, aunque esto es compartido por todos los miembros de las comunidades a las que pertenecen, debido a que la discriminación se relaciona de manera específica con las particularidades culturales y una ideología de poder que subordina la diversidad cultural en beneficio de una cultura homogénea; las mujeres son sometidas a prácticas de control más violentas provocando en ellas malestares que cursan lo emocional, lo psicológico y lo físico, y 3) la discriminación padecida por las mujeres se agrava por la falta de mecanismos efectivos para su acceso a los servicios de salud, procesos de impartición de justicia, programas sociales de atención y, en su caso, protección como en la atención de las instituciones gubernamentales. Esta discriminación tiene connotaciones culturales por la histórica subordinación de los pueblos originarios ante las distintas instituciones que han ostentado el poder. En estas tres formas de discriminación hay dos constantes conjugadas de manera diferenciada para que las mujeres experimenten una condición de vulnerabilidad hasta llegar a la violencia: la lengua materna y la pobreza. Por esta razón, propongo entender a la discriminación lingüística como un tipo específico de discriminación que ocurre a una persona o grupo social a causa de su lengua materna o particularidades lingüísticas y por ese motivo se le trata de manera despectiva, que se justifica en la diferenciación del habla y la comunicación incompatible que los segrega respecto al idioma nacional dominante. Junto con lo racial, es un fenómeno social, cultural y político de larga duración. En México existe una negación histórica para que los pueblos originarios se expresen en su idioma mediante la imposición de otra lengua: el español.

Cuando yo llegué a Tlapa me sentía mal, al principio yo me quería regresar al pueblo, se me hacía bien difícil hablar con la gente, hasta en la escuela también, cuando llegaba a clases me daba mucha pena con los maestros allá, que nos hacían preguntas. Para participar en clase se me hacía muy difícil, por lo mismo a lo mejor yo misma me metí la idea de que no puedo y no sé qué pasó, pero me ponía nerviosa con eso, pues porque no sabía hablar el español y expresarme bien. En la escuela siempre se burlan y cuando es en la ciudad mucho más.

Discriminan a la gente de la Montaña, a los montañeros. Cuando no hablas bien el español ya unos se empezaban a reír, hasta apodos te ponen a veces cuando uno no se sabe expresar. Yo tenía muchos compañeros de la lengua mè’phàà en la prepa, en el salón éramos varios y más otras compañeras que de plano no sabían nada, hablar para nada y se burlaban de ellas y sí les decían de cosas, se reían (Ely, mujer mè’phàà, madre y ama de casa, 32 años, Malinaltepec, agosto de 2017).

Aunque las mujeres no sufran discriminación por hablar la lengua en sus comunidades, sí la padecen en el sentido de la expresión de su opinión. Si bien cuentan con el lenguaje para expresar sus ideas, la voz femenina es, por su misma condición de género, silenciada en forma sistemática. El derecho de las mujeres para expresarse, participar y adoptar decisiones comienza en el espacio privado, es en el ámbito familiar donde emprenden su lucha para ser escuchadas y es la primera barrera a vencer para ser reconocidas dentro de los procesos que buscan el bienestar familiar, comunitario, municipal y regional.

 

Como mujeres hemos dado batalla, sin embargo, muy pocas veces se toman en cuenta en la participación comunitaria, y si se toman en cuenta se dejan en segundo plano. Por eso las mujeres necesitamos mucha ayuda de las organizaciones para que se promueva el respeto y se garantice la seguridad de las mujeres en la participación social colectiva comunitaria.

También debemos ser fuertes las mujeres para hablar en público, perder el miedo a ser juzgadas a de las posibles burlas, porque sólo así demostraremos que somos también la otra parte que se necesita. Hay que convencernos primero nosotras de eso, que somos importantes (mesa de trabajo “Las mujeres mè’phàà y na savi en la defensa del territorio”, San Miguel del Progreso, Malinaltepec, octubre de 2019).

La mirada de las mujeres respecto a los problemas que les son particulares por su condición de género ayuda a entrever cuáles son los espacios de lucha y resistencia donde se posicionan como sujetos protagónicos en el sentido de la exigencia para su incorporación en la participación comunitaria y su derecho a la no discriminación:

El contexto en el que se desarrollan las mujeres pues es muy complejo porque son varias situaciones que atraviesan las mujeres indígenas de la región, por un lado, la pobreza económica en la que están, por otro lado, porque son víctimas de violencia por parte de sus parejas; excluidas en la toma de decisiones en las comunidades y frente a las autoridades, ni hablar, hay una discriminación muy palpable, muy cruda de las autoridades frente a las mujeres. Entonces pues es un contexto muy complejo en el que se desarrollan las mujeres y esto las hace estar en una situación de mucha vulnerabilidad frente a estas situaciones, entonces para acceder a sus derechos mínimos, sus derechos humanos, es más complejo que en el caso de los hombres, si ya al hombre indígena de la Montaña, le cuesta acceder a sus derechos, la mujer lo ve aún más complicado (Maribel González Pedro, Centro de Derechos Humanos Tlachinollan, Malinaltepec, octubre de 2017).

En el caso de requerir algún servicio fuera del ámbito comunitario, el uso de la lengua materna se convierte en una barrera infranqueable y causa primaria del maltrato recibido. Es una acción característica de la discriminación lingüística. Al lado de la discriminación racial, es un fenómeno social, cultural y político de larga duración.

Con nada de respeto nos tratan en las instituciones, así nos tratan en la Secretaría de Asuntos Indígenas cuando fuimos a tramitar las becas. A parte te dejan esperando afuera de las instalaciones, estamos ahí esperando en el sol, muchas horas. Por el tono que hablas, dicen “ahí va un indio”, ya te discriminan. Otros que también sufren mucho la discriminación son los jornaleros agrícolas, los que se van a cortar jitomate, los que se van a Michoacán y Sinaloa. También hay discriminación entre etnia. Pero de todo lo que hemos pasado nosotros como pueblos, hasta ahora lo que queda es la lengua, y yo veo que es lo más importante porque la misma gente indígena podría estar en las dependencias del gobierno o en los hospitales y tratar mejor a los que son también como ellos (Yazmín, mujer mè’phàà, estudiante, 21 años, Tlapa de Comonfort, octubre de 2017).

Cuando las acciones discriminatorias se llevan a cabo para hacer una diferencia entre el sí y los Otros con base en factores raciales o étnicos como el color de la piel, la indumentaria, la apariencia física o la lengua materna; para quienes son objeto de ésta, es un evento potencialmente traumático por los prejuicios implícitos:

Se trata de imágenes negativas y rígidas, a veces naturalizadas o estigmatizadas, de actitudes de rechazo burdas o sutiles, de valoraciones negativas de sus culturas que aparecen en condiciones de dominación, cuando se percibe una amenaza a intereses específicos y privilegios y una competencia por recursos […] (Castellanos, 2000:15).

El hablar su lengua materna y que ésta sea su opción lingüística privilegiada ha resultado en el rechazo y maltrato de las mujeres en el ámbito público. Aunque ello contraviene el reconocimiento de sus derechos lingüísticos, la barrera del lenguaje se ha impuesto como uno de los mecanismos privilegiados para su exclusión, que es además una condición estructural que nace de una ideología de desvalorización, en un proceso histórico donde las distinciones culturales son utilizadas para empoderar a un grupo social sobre otro y a partir de ello justificar un sistema de dominación que se traduce en subordinación, pobreza y vulnerabilidad; características elementales del uso de la fuerza, la exclusión se encuentra también íntimamente ligada con la violencia. La definición de exclusión, hace referencia a quitar algo a alguien de un lugar que le corresponde estar; de manera más profunda la exclusión se refiere a un modo de no participación, en ese sentido el quitar algo se relaciona con elementos fundamentales que se corresponden con la idea del bienestar; tenemos así que la exclusión indica la no participación en el mundo del trabajo y en aspectos esenciales como la vivienda, la educación, la salud, la protección social y las relaciones sociales: “Se habla de estar excluido del nivel de vida, el no disfrute de los derechos, recursos y servicios, oportunidades vitales, de los que se disponen o se disfrutan en la sociedad de bienestar social” (Fabre, 2000:19). En el caso de la pobreza, ésta establece límites para el acceso a una vida de bienestar, situación que describiré con más detalle más adelante.

Siguiendo a Philippe Bourgois (2006), la discriminación se transforma en una forma de violencia cuando se hace una práctica continua, permanente, histórica; donde la opresión a los sectores culturalmente diversos es permisible por una opresión estructural, un “apartheid étnico y de clase”. Como consecuencia, hay una internalización de la opresión, que es dolorosa y altera de manera contundente la estabilidad emocional y las relaciones sociales caracterizadas por la agresión en las coacciones externas que inciden de manera negativa en los sectores vulnerables mediante los juicios de valor.

Retomo el concepto violencia normalizada5 de Bourgois (2009) para describir el amplio espectro de acciones discriminatorias que afectan la vida toda de las mujeres mè’phàà y na savi. En la violencia normalizada se encuentran diversos elementos que se conjugan para manifestarse en patrones históricos de racismo internalizado que incluyen los rituales humillantes a los que, por ejemplo, médicos y enfermeras someten a los pacientes en la asistencia diaria, como se demostrará en este trabajo etnográfico:

El concepto de violencia normalizada coincide con el argumento de Michel Taussing sobre la “cultura del terror” y el “sistema nervioso” por el cual la omnipresencia de la brutalidad y las violaciones a los derechos humanos crea un “espacio de muerte” que normaliza la muerte y la tortura y silencia la oposición [...] El reconocimiento del fenómeno de la violencia normalizada nos permite ver cómo ciertos discursos habituales vuelven invisibles unos patrones sistemáticos de brutalidad, tales como cuando el amor romántico se transforma en violencia doméstica o cuando los dictámenes de la masculinidad llevan a la tolerancia del feminicidio por parte del Estado y a que un hecho de violación sea erróneamente reconocido como inofensivo o merecido (Bourgois, 2009:31-32).

Dentro de la violencia normalizada encontramos a la discriminación, que puede ser vista también como un conflicto cultural y luego de clase; es decir, la situación de vulnerabilidad en que se encuentran los sectores más marginados de la sociedad mexicana, entre ellos los grupos indígenas y los campesinos, los ha relegado históricamente y los ha colocado en la frontera de la ciudadanía, en tanto que los beneficios a los que tienen derecho han sido sistemáticamente negados por una ideología que los ha mantenido encasillados en el paradigma del atraso, la incapacidad y el subdesarrollo. Bajo este argumento existe una manifestación profundamente despreciativa que Olivia Gall nombra “racismo anti-indígena” en México, donde:

La terrible masacre de Acteal, cuyas principales víctimas fueron las mujeres indígenas, no hizo sino demostrar una vez más dos cuestiones. La primera: hasta qué punto el tiempo del racismo es un tiempo extenso […] un tiempo que mide básicamente no las transformaciones de las estructuras sino sus permanencias, su carácter de obstáculo al cambio. Y segunda: hasta qué punto las mujeres resultan las principales víctimas de las lógicas discriminatorias de clase, raza y género que redundan en la peor manifestación del segregacionismo: el exterminio (Gall, 2004:245).