Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México

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1.2.1.2 Democracia interna como interrogante abierta



Ahora bien, el conjunto de trabajos al cual nos adscribimos considera que la democracia interna es una pregunta abierta que exige una respuesta. Al respecto, entre sus posibles condiciones de existencia destacan la eficiencia, el contexto, la ideología, el diseño institucional, así como el modelo de partido.



Sin duda, la respuesta más extendida es la que plantea la eficiencia como explicación a la presencia, ausencia e intensidad de la democracia interna. Así, debido a la necesidad de ser eficientes al competir en las elecciones, es fundamental mantener la cohesión y la disciplina, evitando el pluralismo interno y la participación de las bases (Michels, 1983; Duverger, 1984; Hernández, 2002). Siguiendo esta hipótesis, deberíamos encontrar que todos los partidos tienden a ser poco democráticos; sin embargo, esto no sucede en la realidad. La evidencia empírica mostrada (Freidenberg y Sánchez, 2002; Alarcón, 2009; Reveles, 2008; Sirvent, 2002) deja ver variaciones que no pueden ser respondidas apelando solamente a la eficiencia.



Una segunda respuesta pone énfasis en el contexto. Dado a que los partidos políticos han nacido en procesos autocráticos, y no en gobiernos democráticos, tanto su organización como sus reglas corresponden a organizaciones autocráticas (Breth y Quibell, 2003). Sin embargo, nuevamente la variación presentada no explica por qué algunos partidos políticos tienen ciertos métodos de toma de decisiones y no otros. No obstante, indirectamente se plantea el origen del partido como un elemento a considerar con detenimiento.



Una tercera respuesta nos lleva a plantear el tema de la ideología como una variable independiente a considerar. Reveles (2008) sostiene que dependiendo de los valores, y la consecuente relación del individuo con la autoridad, algunos partidos son proclives a ser democráticos y otros no. Ante esto habría que decir que, como Michels (1983) había planteado, incluso el partido con una ideología socialista (PSD) puede ser antidemocrático. Asimismo, Panebianco ha mostrado cómo, independientemente de la ideología, partidos ideológicamente proclives a la democracia interna son centralizados, siendo el detentador de poder un sindicato o un grupo cerrado (élite). Es decir, la ideología no es definitoria de la democracia interna.



Una cuarta respuesta pone el acento en el diseño institucional. Un partido tiene determinado tipo de democracia interna porque así lo han querido (y legitimado) ellos mismos, siendo resultado de un diseño institucional donde lo preeminente es el

locus

 de autoridad (Reynoso, 2005). Sin embargo, se debe plantear que el diseño es un momento intermedio entre la coyuntura originaria y la adopción de un modelo de partido. Asimismo, debemos tener en cuenta que los partidos políticos pueden evolucionar de forma intencionada o como respuesta a los retos (Panebianco, 1990) impuestos por la democracia interna.



Una quinta respuesta plantea el modelo de partido como un elemento fundamental (Prud’homme, 2007; 2010). En este sentido, cobran relevancia tres tipos de modelos de partido: de cuadros, carismático de masas y de masas corporativo. Sin embargo, no se debe obviar la existencia del momento originario como condicionante o, al menos, como factor crucial a la hora de asumir un modelo de partido. Tampoco se debe olvidar la existencia de otros modelos de partido y, sobre todo, la posibilidad de transitar de uno a otro, dependiendo de la dinámica interna y del ambiente. Es decir, aun cuando un partido opte por un modelo, obedeciendo a su momento originario, esto puede variar en el camino.



Precisamente en el siguiente apartado se elabora un acercamiento al tema de la democracia interna, comenzando por definir lo que el presente estudio entiende por ella, para después presentar una apuesta propia en torno al

porqué

 de la misma.






1.2.2 Democracia interna. Distribución de poder intrapartidario



Una vez discutidos los diversos estudios en torno a la democracia interna, y recordando el interés de la presente investigación sobre indagar el porqué de su presencia y posibles manifestaciones, en esta sección es necesario incluir un apartado para explorar el término que se va a utilizar. Se presentan algunos comentarios en torno a la democracia interna (debate en torno a los pros y contras). Después se muestran algunas definiciones comúnmente utilizadas; posteriormente se opta por aquella que pone el énfasis en la distribución de poder como su rasgo definitorio. Finalmente, se muestran algunos aspectos en torno a los indicadores relevantes para el estudio de la democracia interna.






1.2.2.1 Democracia interna. Diversas definiciones



Es pertinente apreciar algunas definiciones sobre democracia interna que se han (re)utilizado en investigaciones académicas. Después, se opta por una construcción conceptual propia cuyas dimensiones se nutren de los aspectos resaltados en las definiciones analizadas.



Como es de suyo evidente, si existiera una sola teoría de la democracia, y si el lenguaje fuera utilizado de manera uniforme, sería sencillo definir el término democracia interna; sin embargo, dado que no es así, la complicación subsiste en torno a qué es y cómo se observa (Flores, 1999: 25).



En ese sentido, Freidenberg (2006) presenta varios textos referidos a la democracia interna. La autora la define de manera cercana al pluralismo de Dahl, ya que supone la adopción de los principios de este sistema político al interior del partido. Esto es: “la inclusión del criterio de competencia, adopción de valores democráticos tales como la libertad de expresión y la libertad de elección para sus miembros y mecanismos competitivos en el proceso de toma de decisiones, la participación del afiliado y la existencia de canales que permitan el ejercicio efectivo del control político” (2006: 3). Por consiguiente, habrá democracia interna cuando exista una buena cantidad de los aspectos previamente mencionados. De ahí que dicha definición toma en consideración indicadores (y dimensiones) relevantes como: selección de candidatos y dirigentes (

competitividad

) por parte de la militancia (

participación

), y rendición de cuentas de los candidatos, gobernantes y dirigentes a la base (

control político

).



Por su parte, Stammer (1980), pionero en la idea de visualizar tendencias democratizadoras en los partidos políticos, entiende a la democracia interna como el predominio de la militancia sobre los dirigentes. Por ello, un partido democrático convoca y capacita a sus militantes para participar en la selección de candidatos, dirigentes y políticas del partido (voluntad del partido) (

participación

), y somete a los órganos directivos al control de los militantes que cuentan con poder de revocación (

control político

).



Por otro lado, Navarro (1999) plantea que el uso de la democracia interna es ambiguo. No obstante, sostiene que lo pertinente es entenderla como una forma de gobierno, contrapuesta a la autocracia, oligarquía o aristocracia. Lo importante, en ese sentido, es

quién

 ejerce el poder,

cómo

 se accede y el

ejercicio

 del mismo. No obstante, considera que esto es limitado, pues remiten a un conjunto limitado de reglas del juego (dimensión procedimental), por lo cual debe apelarse a dotar de alguna sustancia a la definición. Por tanto, señala que la democracia interna implica “el respeto de una serie de derechos fundamentales de los sujetos sometidos al poder, así como al establecimiento de mecanismos eficaces de garantía de los mismos frente a vulneraciones” (1990: 43). Su definición incluye una parte procedimental y otra sustancial. De ahí que la democracia interna es una forma de gobierno extendida a todos los niveles de la organización. En la parte procedimental coloca la participación de los militantes en las decisiones y en el control político sobre el gobernante, mientras la parte sustancial se compone del respeto de los derechos fundamentales de los militantes. En ambos casos subyacen las dimensiones de

participación

,

competitividad

 y

control político

.



En el plano de definiciones robustas sobre democracia interna se encuentra Reveles, quien la define como “una forma de dominación política donde existen quienes dominan y quienes son dominados” (2008: 7). Además agrega que no se trata solo de quién y cómo se gobierna (procedimental), sino a

quiénes

 beneficia el ejercicio de poder (sustancial). Los aspectos procedimentales apuntan a que el gobierno tome en consideración las preferencias de la mayoría. Para ello, un partido debe contar con aspectos como el respeto a las minorías, la libertad de expresión y asociación, el carácter colegiado de los niveles de dirección, la transparencia en el ejercicio del poder, los mecanismos de rendición de cuentas y sanciones orientadas a la fiscalización de la dirigencia, la rotación de cargos (

control político

), el voto directo, el referéndum y el plebiscito (

participación

). Un aspecto crucial que distingue a las dos últimas definiciones, de las dos primeras, es el amplio número de indicadores sobre democracia interna, más allá de los estatutos.

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En el siguiente apartado se expone detalladamente la definición de democracia interna que adopta la presente investigación, la cual recoge dimensiones relevantes de los diversos autores (participación, competencia y control político).






1.2.2.2 Democracia interna como distribución de poder. Dimensiones e indicadores



Resalta Tilly (2010: 37-42) que cuando se discute el tema de la democracia es común utilizar cuatro tipos de definiciones: la constitucional, la procedimental, la sustancial

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 y la procesal.

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 Remito al texto del citado autor para un esclarecimiento de cada una. Ahora bien, extrapolando esta tipología al tema de la democracia interna, el primer tipo de definición se concentraría solo en las leyes que aprueba el partido referidas a la organización interna (por ejemplo, si existe carácter colegiado de los órganos en los estatutos); sin embargo, esta definición tiene como inconveniente el no ir más allá de las reglas. La segunda identificaría una serie de prácticas para determinar si un partido es o no democrático (elecciones para seleccionar dirigente o candidatos, por ejemplo); no obstante, su error es centrarse solo en lo electoral, olvidando que la democracia es algo más, como se muestra en los estudios sobre el

deber ser

. Por otro lado, la tercera definición pondría el acento en una serie de condiciones que promueve el partido independientemente de sus reglas (¿promueve la participación, pluralismo, igualdad?, por ejemplo); empero, el problema está en la prioridad entre principios, y en la determinación de cuál de ellos es más importante. La cuarta definición se enfocaría en una serie mínima de procesos “que deben estar continuamente en marcha para que una situación pueda ser calificada como democrática” (Tilly, 2010: 39).

 



La presente investigación optará por una definición de corte procesal, pues esto permitirá describir cómo opera el partido en torno al poder intrapartidario, y no solamente qué técnicas adopta para realizar sus metas. Como resaltan Stammer (1989), Navarro (1999) y Reveles (2008) la democracia interna es una forma de organización diferente de otras por la distribución del poder, es decir, por la capacidad de que la mayoría tome decisiones y controle a sus dirigentes, entre otras cosas. Esa capacidad alude a la distribución de poder intrapartidario. Este mismo razonamiento subyace en Scarrow (2005), así como Chambers y Croissant (2008).



Por consiguiente, al igual que Scarrow (2005), se afirma que la democracia interna es la distribución de poder intrapartidario, la cual se expresa en la presencia de los criterios de participación, competencia y control político. No obstante, habrá diversos grados de democracia interna; esto es, partidos más democráticos que otros, en virtud de la presencia o ausencia de los criterios mencionados. La democracia interna, para Scarrow, denota un rango de posibilidades según los cuales el poder estará más o menos distribuido.



Por lo cual una primera aproximación a la definición de democracia interna es la siguiente: habrá democracia interna cuando el partido adopte los criterios de participación, competencia y control político. Por tanto, la democracia interna indica que las relaciones entre dirigentes y dirigidos se materializarán en la toma de decisiones inclusivas y competitivas, en la existencia de control político del militante hacia el dirigente. Todo lo anterior contribuye a observar la distribución del poder intrapartidario.






1.2.2.3 Dimensiones e indicadores relevantes



Como se expresó previamente, habrá partidos más democráticos que otros en función de la presencia o ausencia de las dimensiones de participación, competencia y control político. La participación, la competitividad y el control político son dimensiones incluidas en las definiciones discutidas anteriormente, en otras palabras, son los criterios fundamentales de la democracia interna. Por ello, a continuación, se explica cada una de ellas, así como los indicadores que permiten identificar su presencia o ausencia.



1. Participación:

 alude a la inclusión de la base en las principales decisiones del partido. Por tanto, en un continuo, puede ir desde un individuo que toma las principales decisiones, hasta un extremo donde la militancia, en su conjunto, decide. Bajo esta dimensión, un partido será más democrático en la medida en que en sus decisiones participe un mayor número de militantes. La pregunta que encierra esta dimensión es: ¿quién o quiénes deciden?

Indicador:

 al menos existen dos indicadores pertinentes: la selección de dirigentes nacionales

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 y candidatos presidenciales.

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 Se trata de los procesos más importantes dentro de los partidos políticos y, generalmente, también son los más abordados en el tema de la democracia interna.



2. Competitividad:

 se relaciona con la existencia o no de varios contendientes, y con la incertidumbre al tomar una decisión. Por ende, al igual que en la dimensión anterior, puede ir, en un continuo, desde la presencia de un solo contendiente, hasta el caso extremo donde existe un alto grado de incertidumbre, dada la posibilidad de que dos o más contendientes triunfen. Así, un partido será más democrático en la medida que sus procesos electorales cuenten con cierto grado de competitividad. La pregunta que encierra esta dimensión es: ¿todos los contendientes poseen opciones reales de triunfo?

Indicador:

 la selección de candidato presidencial y dirigente nacional son momentos donde podemos observar la competitividad. Aquí cabe decir que las elecciones con participación, pero sin competencia, pueden ser más bien aclamaciones o aprobaciones de designación previa, por lo cual es importante la competitividad.

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3. Control político:

 se relaciona con la rendición de cuentas de los dirigentes hacia la militancia. En un continuo, puede ir desde una nula rendición de cuentas a la militancia por parte de algún líder u órgano interno, hasta una situación donde exista control político de la militancia, expresado en mecanismos de control político; por lo cual, un partido será democrático cuando sus dirigentes tengan: periodos de mandato fijos; no puedan reelegirse y no ocupen varios cargos al mismo tiempo; asimismo, cuando, de ser necesario, puedan ser removidos. La pregunta que encierra esta dimensión es: ¿quién o quiénes poseen el control político interno?

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Indicador:

 los mecanismos de control que se reflejan en los estatutos. Estos son: la revocación de mandato, el mandato fijo, la no reelección e incompatibilidad de cargos.



Por lo anterior, un partido será más democrático cuando sus dirigentes nacionales y candidatos presidenciales sean electos por los miembros, a través de elecciones competitivas, y cuando los dirigentes rindan cuentas a la militancia sobre sus actos. Finalmente, siguiendo a Tilly (2010), el movimiento neto del partido hacia los extremos más altos de las cuatro dimensiones podrá entenderse como democratización; mientras que el movimiento hacia los extremos bajos se considera des-democratización.



La operacionalización anterior presenta dos ventajas: primero, pese a que existen más dimensiones, las elegidas son las más destacadas por quienes abordan el tema de la democracia interna.

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 Segundo, para cada dimensión existen otros indicadores posibles; sin embargo, por razones de escasez de recursos, se prefirió adoptar aquellos que permitirán tener disponibilidad, en tiempo y forma, de los datos para tener un buen reflejo de la democracia interna.



Así pues, recapitulando, se optó por tomar en consideración el supuesto sobre que la democracia interna alude a una real distribución de poder materializada en: 1) la participación de la militancia en procesos competitivos, y 2) el control de los dirigentes por parte de la militancia. Ahora, es necesario mostrar qué podría ayudarnos a comprender el motivo de un partido para tener determinada distribución de poder (y con ello una democracia interna o no) y no otra. Dicho de otra forma, qué cuestiones conducen a dicha distribución y su variación en el tiempo”.






1.3 Origen, estabilidad y tendencia organizacional



Como ya se dijo previamente en las explicaciones para hablar de la presencia o ausencia de democracia interna, la eficiencia, en términos electorales, es fundamental, pues puede contribuir positivamente a la cohesión y disciplina al interior del partido.



La presente investigación no pretende negar que, en diversos momentos, a los partidos pueda presentárseles ese dilema. No obstante, dicha explicación parece considerar a los partidos como objetos estables en el tiempo; es decir, nacen, crecen y mueren buscando ser eficientes y, por ende, antidemocráticos. Si esto fuera cierto, lo que debería observarse en la realidad es que todos y cada uno de los partidos tienen el mismo carácter oligárquico sin diferencias entre cada organización. No obstante, la evidencia proporcionada por los diversos estudios revisados muestra la posibilidad de identificar una variedad de dinámicas internas, ya que existen partidos en los cuales quien decide puede ser el dirigente, un grupo pequeño o, incluso, la militancia. En adición, esto ha variado en el tiempo, ya que algunos partidos adoptan formas de decisión más inclusivas que las anteriores o, por el contrario, puede