Resiliencia, sostenibilidad e informalidad

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PARTE I

ENFOQUES DE VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA

Capítulo 1

INUNDACIONES Y RESILIENCIA:

ESTRATEGIAS URBANAS Y DE GESTIóN EN ZONAS VULNERABLES DEL MUNICIPIO DE VILLAVICENCIO, DEPARTAMENTO DEL META

Adriana María Rangel Arenas*

Juan Hernando Mojica Rodríguez**

Resumen

A través de la historia el desarrollo físico del hábitat humano se ha emplazado de forma espontánea en territorios fértiles y estratégicos. En algunos casos estos asentamientos se han generado en territorios que presentan fallas geomorfológicas, las cuales reciben la atención del hombre en la medida en que se presentan hechos que afectan a la sociedad. Partiendo de este escenario, el estudio de estos temas permite definir prácticas profesionales como acciones estratégicas conjuntas que reduzcan el impacto de las inundaciones sobre el hombre y sus entornos. Por ello se realizó una investigación documental y de campo dirigida a establecer estrategias de gestión pública a través del diseño de prácticas conjuntas efectivas para la mitigación oportuna de escenarios en zonas de vulnerabilidad por inundaciones relacionadas con los cuerpos hídricos del municipio de Villavicencio (departamento del Meta, Colombia). Desarrollar prácticas y estrategias conjuntas ha permitido crear alianzas con entes públicos y privados para buscar el bien común, mediante la incorporación de la práctica profesional desde la Universidad Antonio Nariño.

TÉRMINOS, TERRITORIO Y REALIDAD

EL HOMBRE y el entorno natural han estado inmersos en escenarios de constantes amenazas. A partir de esta reiterada realidad ambos han generado de manera recíproca reacciones y resistencias que dependen de su capacidad de homeostasis y resiliencia para mantener su existencia en el territorio. Según Vargas (2002):

la protección y la facultad de reacción inmediata constituyen la homeostasis, que es la capacidad del ecosistema (y de sus elementos) para mantenerse en equilibrio, es decir, para preservar sus características básicas, la vida de sus componentes y sus condiciones de subsistencia, cuando se presenta una actividad potencialmente destructiva o desestabilizadora. La capacidad de recuperación básica y de reconstrucción constituyen la resiliencia, o capacidad del ecosistema para reponerse después de haber sido alterado por una actividad destructiva o desestabilizadora. (p. 16)

Colombia es uno de los países que no escapan de los estragos causados por amenazas naturales, antrópicas y sociales a lo largo de su historia. Hoy se aprecia que las afectaciones a las comunidades y la economía en todo el territorio son más frecuentes en la medida en que estas amenazas impactan con mayor reiteración en el entorno físico y natural.

La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD, 2015) indica que entre los años 2005 y 2013 el mayor número de emergencias se dio por eventos hidrometereológicos, que correspondieron al 76 % del total de las emergencias relacionadas. De acuerdo a los estudios del Banco Mundial (Campos et al., 2012), Colombia presenta una alta vulnerabilidad por inundaciones porque el 12 % del territorio está localizado en áreas susceptibles de inundación. En este sentido, las precipitaciones del fenómeno La Niña en el periodo 2010-2011 superaron hasta seis veces las esperadas para la temporada de lluvia, lo que dejó expuesta la vulnerabilidad del país frente a este tipo de eventos (UNGRD, 2015).

El municipio de Villavicencio (departamento del Meta) tiene particularidades en cuanto a su ubicación geográfica, la cual se conoce como pie de monte llanero, puesto que una parte del municipio se extiende sobre la falda de la cordillera Oriental y a su vez goza de una vasta zona plana o sabana que relaciona la ciudad con la región de la Orinoquia o Llanos Orientales. Una de las principales características de Villavicencio es su importante red hidrográfica: el territorio de la ciudad se extiende entre los ríos o cuencas hídricas Guatiquía, Guayuriba y Ocoa; mientras que al área urbana la atraviesan subcuencas o caños principales como Maizaro, Parrado, Gramalote, Buque, Cuerera, Tigre y Quebrada Honda.

La red hidrográfica se complementa con 164 humedales: algunos se han urbanizado y otros solo se presume que existieron. Este sistema ecológico alberga una gran variedad de especies que dotan a la ciudad de características especiales en las que se debe trabajar de forma mancomunada para recuperar, preservar y dirigir el lugar hacia la sostenibilidad ambiental.

Como varios municipios del Meta, Villavicencio es parte de este doble escenario: riqueza ambiental y alta vulnerabilidad. Si bien es cierto que se han hecho esfuerzos importantes en la gestión pública y el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) a través de entes gubernamentales, como la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo, y los Proyectos Ambientales Universitarios (PRAU) del municipio, es imprescindible desarrollar procesos conjuntos entre instituciones estatales, universidades y comunidades para promover investigaciones transdisciplinarias que den respuestas efectivas por medio de la gestión estratégica.

Con base en lo expuesto, esta investigación se enfocó en la capacidad de análisis de aspectos fundamentales para detectar los niveles de riesgo por inundaciones e impacto ambiental generados en las zonas determinadas. Para ello se aplicaron instrumentos de recolección de datos de manera conjunta con la participación de todos los actores y herramientas digitales creadas y patentadas por la Universidad Antonio Nariño, a través de investigaciones previas bajo los principios éticos y académicos establecidos por la institución.

RIESGO, AMENAZA Y VULNERABILIDAD:

formulación y realización de actividades destinadas a evaluar el riesgo

VILLAVICENCIO PRESENTA uno de los valores más negativos en cuanto a la relación entre el suelo urbano difuso y el continuo; en consecuencia, la huella urbana se ha expandido sin control superando obstáculos ambientales como el río Ocoa, el río Guatiquía y el piedemonte de la cordillera Oriental.

La lectura socioespacial del territorio a partir de la documentación cartográfica y la observación de campo muestra que las viviendas de Villavicencio son precarias y se encuentran de manera principal en las zonas de ribera de los caños y ríos Ocoa y Guatiquía; es decir, se sitúan en áreas vulnerables con peligro de inundaciones y deslizamientos o en áreas complicadas de modo topográfico. Ante esto la entidad de gestión del riesgo toma medidas para implementar procesos y principios que permitan mitigar el impacto social sobre las rondas hídricas. De acuerdo a Keipi et al. (2005):

la gestión del riesgo se define como el proceso de identificar, analizar y cuantificar las probabilidades de pérdidas y efectos secundarios que se desprenden de los desastres, así como de las acciones preventivas, correctivas y reductivas que deben emprenderse. El riesgo es una función de dos variables: la amenaza y la vulnerabilidad. Ambas son condiciones necesarias para expresar el riesgo, el cual se define como la probabilidad de pérdidas en un punto geográfico definido y dentro de un tiempo específico. […] los sucesos naturales no son siempre controlables, la vulnerabilidad sí lo es. El enfoque integral de la gestión del riesgo pone énfasis en las medidas ex-ante y ex-post y depende esencialmente de:

• la identificación y análisis del riesgo;

• la concepción y aplicación de medidas de prevención y mitigación;

• la protección financiera mediante la transferencia o retención del riesgo;

• los preparativos y acciones para las fases posteriores de atención, rehabilitación y reconstrucción. (p. 8)

En la actualidad muchos de los pobladores de América Latina y el Caribe, así como gran parte de su infraestructura económica y social, son vulnerables a las amenazas naturales. La consideración de estos aspectos requiere de la formulación y realización de actividades destinadas a evaluar el riesgo y generar medidas de prevención y mitigación, para lo cual se dispone de un conjunto de herramientas vigentes y otras más en vías de actualización e implantación. Una de estas medidas es la creación de políticas, normas, marcos regulatorios y protocolos institucionales para reducir el riesgo.

A partir del marco legal establecido por las autoridades colombianas, el sistema ha dado pasos importantes sobre políticas públicas enfocadas a las vulnerabilidades y las amenazas naturales y socionaturales. Con la expedición de la Ley 1523 del 2012 se derogaron los principales sustentos legales del Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres (SNPAD), a fin de darle paso a la creación del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SNGRD) y a la adopción de una política pública en la materia.

La Ley 1523 del 2012 estructura la gestión pública mediante pautas importantes relacionadas con la gestión del riesgo, la responsabilidad, los principios, las definiciones y el SNGRD, la organización, dirección y coordinación del SNGRD e instrumentos de planificación, sistemas de información, mecanismos de financiación para la gestión del riesgo de desastres y la declaratoria de desastre, calamidad pública y normalidad. De igual forma determina que los tres niveles de gobierno (nacional, departamental y municipal) deben formular e implementar planes de gestión del riesgo para priorizar, programar y ejecutar acciones de las entidades del sistema nacional, por tanto, el Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (PNGRD) es el instrumento que define los objetivos, programas, acciones, responsables y presupuestos para ejecutar los procesos de conocimiento del riesgo, reducción del riesgo y manejo de desastres en el marco de la planificación del desarrollo nacional. La Unidad Nacional para la Gestión el Riesgo es la instancia encargada de elaborar el PNGRD con los insumos provenientes de los tres comités nacionales de gestión del riesgo y de los consejos territoriales.

 

Desastre, riesgo, amenaza, vulnerabilidad y resiliencia son algunos de los conceptos importantes en la investigación, a fin de establecer bases teóricas para alcanzar su objetivo o propósito final. Las reflexiones están acompañadas por opiniones y posturas teóricas. Desastre es un término genérico que debe estar unido por especificaciones que le den sentido a su dirección conceptual. Cada autor refleja su posición ante este término; sin embargo, la perspectiva más clara es la que expone Lavell (2001), para quien el desastre es la:

situación o proceso social que se desencadena como resultado de la manifestación de un fenómeno de origen natural, tecnológico o provocado por el hombre que, al encontrar condiciones propicias de vulnerabilidad en una población, causa alteraciones intensas, graves y extendidas en las condiciones normales de funcionamiento de la comunidad. (p. 18)

Según esta definición, para que un desastre ocurra debe existir un detonador o amenaza. Algunos autores del área de conocimiento indican que este tiene que ser natural; otros dicen que se puede generar por un fenómeno natural, pero también por elementos vinculados de modo directo a la intervención del ser humano, los cuales se denominan fenómenos socionaturales. Por otro lado, para que se produzca un desastre también debe estar presente un receptor vulnerable, por ejemplo: el hombre, las ciudades o poblaciones, las zonas de producción agrícola e industrial, el medio natural. Así, el territorio no solo está representado por el hecho físico de una población, sino también por el entorno natural. Un desastre se debe a una elevada vulnerabilidad (alto grado de exposición y baja resistencia), por lo cual no es posible evitar el riesgo ante la pérdida de vidas, del entorno natural y de los bienes.

García Acosta (2008) expresa que el significado sobre la historia de los desastres o el análisis de los desastres con una perspectiva histórica parte de “reconstruir historias en las que el desastre es el resultado de procesos sociales y económicos, y constituye el hilo conductor” (p. 12). El reconstruir la historia de las zonas de riesgo ha permitido entender desde el punto de vista fenomenológico estos escenarios y traer a la existencia el relato de sucesos que han determinado el conocimiento y análisis de los tiempos de recurrencia, el impacto y las afectaciones del hábitat, así como el desarrollo de acciones oportunas y efectivas para mitigar los efectos posteriores a través de la intervención conjunta de sus actores.

La gestión de políticas sobre el riesgo y la vulnerabilidad es un tema que se desarrolla con fuerza en diferentes países del mundo, dado que el hombre ha entendido que prevenir y tomar medidas a tiempo le permite mitigar el efecto destructivo de los fenómenos y situaciones sobre las poblaciones, y reducir las inversiones en obras de reconstrucción que se generan en el gasto público de la nación.

A partir de este escenario territorial, la investigación desarrolló sus acciones con el propósito de establecer procesos de gestión estratégica del riesgo en zonas afectadas por inundaciones, mediante la caracterización físico-ambiental y social de los afluentes, humedales y comunidades de Villavicencio. Con base en esto, se elaboraron mapas de riesgo, diseños urbanos y estrategias de formación comunitaria como insumos para la prevención de desastres y la conservación del medio ambiente. En este sentido, la investigación tuvo avances importantes en la identificación de los afluentes, humedales y comunidades que presentan afectaciones por inundaciones, las cuales se han de confrontar con la información recolectada sobre los estudios planteados de manera general en el POT.

Villavicencio cuenta con un patrimonio hídrico invaluable: los ríos Guatiquía y Guayuriba limitan el municipio, y el río Ocoa y numerosos caños lo atraviesan. Lamentablemente, el crecimiento incontrolado y no planificado del territorio ha hecho que algunos pobladores se asienten en las rondas de estas cuencas o fuentes hídricas, lo cual ha creado zonas vulnerables, cinturones de marginalidad económica y segregación socioespacial. Por tanto, se hace pertinente conocer las realidades sociales de los asentamientos y la calidad físico-ambiental de las cuencas o fuentes hídricas para desarrollar las estrategias de gestión del riesgo inherentes a estas problemáticas.

La responsabilidad social universitaria (RSU), que forma parte de los retos de las instituciones educativas y de servicio, ha permitido crear espacios para la reflexión, divulgación, acción e investigación sobre los problemas actuales —en particular sobre los de orden económico, social, ambiental y cultural— en atención al desarrollo de un nuevo paradigma de responsabilidad social. Esta relación universidad-comunidad se fundamenta en los principios de la formación y generación del conocimiento, como parte de su compromiso social responsable y de su vinculación mediante el intercambio proactivo de corresponsabilidad. Transformar significa crear y asociar en la diversidad, y reagrupar las piezas que conforman una sociedad en función del bien común. En la visión del investigador Martín Fiorino (2012):

el propósito principal de una acción universitaria responsable es el de la creación y desarrollo de una cultura de la corresponsabilidad, en la cual las iniciativas, las políticas, y los programas de responsabilidad social universitaria contribuyan a impulsar el progresivo involucramiento de los diferentes actores y sectores sociales en la construcción comunicativa del bien común. (p. 237)

Por tanto, el vincular la investigación universitaria a las funciones extensionistas permitirá crear espacios académicos de servicio a la sociedad que traspasen los límites físicos de la universidad para integrarse a la cotidianidad y realidad de las comunidades. Asimismo, el incorporar la participación de todos los actores bajo propósitos específicos generará un ambiente académico en el que docentes, estudiantes, habitantes de la comunidad, organizaciones comunales, empresa privada e instituciones gubernamentales se involucren de forma creativa, participativa y activa en la identificación de los elementos más importantes de la investigación para el desarrollo de procesos de gestión estratégica en zonas de riesgo afectadas por inundaciones, a través de la caracterización de afluentes, humedales y comunidades de Villavicencio.

RESILIENCIA URBANA COMO PRINCIPIO DE GESTIÓN EN EL DISEÑO SUSTENTABLE ANTE AMENAZAS NATURALES Y SOCIONATURALES

DESDE LOS ESPACIOS profesionales de la arquitectura y la esencia de la universidad de servicio, el crear espacios de reflexión crítica por medio de la investigación y el definir estrategias de acción con los diferentes actores han permitido establecer lineamientos iniciales a fin de desarrollar lo que se conoce como resiliencia urbana. En el mundo de la generación del conocimiento varios autores han precisado este concepto desde la mirada de los términos urbanísticos. En este sentido, Mallqui Shicshe (2013), citando a Ultramari y Denis (2007), lo define en principio como

aquella capacidad que tienen los ecosistemas urbanos —o mejor aún, sus gestores— de anticipar eventos que afectarán la dinámica urbana; y de cómo las implicaciones que ciertos factores económicos, sociales o culturales de dicha dinámica trasferirán a la ciudad elementos que le permitirán responder a las adversidades que se puedan presentar en el proceso de la gestión urbana. (p. 2)

La esencia de la resiliencia urbana se encuentra estrechamente relacionada con los ecosistemas ecológicos y sociales que se aprecian en los espacios de las ciudades. Para Holling (1973), uno de los primeros investigadores en el área, el principio entre la resiliencia urbana y los ecosistemas ecológicos está en alcanzar “el restablecimiento de la estabilidad del medio natural a través de la aplicación de principios urbanos que permitan lograr equilibrio paulatino y de resistencia entre la población y un hecho externo de amenaza” (p. 12).

El intervenir de forma estratégica espacios urbanos a fin de establecer principios de diseño ajustados a preservar el medio natural y, a la vez, a mitigar el riesgo que conlleva el impacto de las inundaciones hace pensar que el desarrollo de proyectos urbanos para la recuperación de las rondas de las fuentes hídricas puede ser la línea de acción conjunta que permita alcanzar los objetivos a largo plazo de la investigación. Para ello, todas las estrategias de gestión o lineamiento urbano deberán contener estudios previos que ayuden a conseguir una mirada al análisis de los mecanismos de adaptación y reacción que asumen la población y los actores gubernamentales, y la capacidad de recuperación que estos adopten a través de las dimensiones físico-urbanas, culturales, económicas y políticas del lugar. Para Escalera Reyes y Ruiz Ballesteros (2011):

la resiliencia de un socio-ecosistema debe ser entendida como su capacidad para hacer frente a los cambios, no para resistirse a ellos —pues son inevitables—. Se trata, por tanto, de la habilidad de un socio-ecosistema para absorber creativamente la trasformación sin perder su identidad como tal. Una débil resiliencia da paso a la vulnerabilidad de los socio-ecosistemas, que verían comprometida su continuidad ante las transformaciones externas o internas que no son capaces de integrar o asimilar. La resiliencia es un concepto paradójico, ya que refiere a la capacidad de un sistema de no cambiar sustancialmente aun cuando el cambio es su atributo permanente. (p. 115)

En este sentido, cada uno de los actores debe poder generar y gestionar de manera conjunta acciones que permitan mejorar la capacidad de la ciudad a través de su infraestructura y su estructura social de adaptación, de crecimiento frente a la adversidad y de recuperación ante hechos fortuitos que la hagan vulnerable en escenarios de riesgos naturales o socionaturales. Esto se debe entender como un proceso de reconstrucción de las piezas que han quedado sueltas y que no se han estructurado para que puedan soportar y recuperarse ante hechos de amenazas o posdesastre como lo indican algunos autores.

El involucrar a todos los actores en discusiones para que de manera crítica puedan establecer principios de diseño ajustados a los procesos de resistencia y recuperación ante riesgos por amenazas naturales o socionaturales permitirá no solo generar una sociedad empoderada y responsable desde sus respuestas urbanas, sino también establecer una reducción económica de impacto en situaciones de riesgo a través de la toma de decisiones planificadas, con identidad y oportunas ante los desafíos de la naturaleza. Así, la resiliencia urbana se debe entender como una necesidad colectiva para afrontar de forma eficiente y efectiva situaciones externas. Además, en definitiva, esta se tiene que enfocar a partir de los requerimientos locales de participación comunal con un alto apoyo profesional y gubernamental, sin dejar de lado la historia de los acontecimientos previos.

EPISTEME DEL MÉTODO

EL DESARROLLO de la investigación se dirigió con la técnica o el método científico documental y de campo, a fin de obtener, registrar y organizar la información de las fuentes vivas o documentales y del sitio de estudio. Se siguió una lógica secuencial que permitió obtener el acercamiento, el conocimiento y la comprensión del problema ante una realidad que va en crecimiento sobre una afectación cada vez más frecuente en las poblaciones y el medio ambiente del planeta, a tal punto que se ha llegado a cuestionar la existencia en el espacio y el tiempo.

 

Arias (1999) define la investigación documental como “un proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis, crítica e interpretación de datos secundarios, es decir, los obtenidos y registrados por otros investigadores en fuentes documentales, impresas, audiovisuales o electrónicas” (p. 25). Esta técnica da indicios sobre la generación de conocimientos que va más allá de la elaboración de documentos que recopilan datos de diferentes fuentes. Asimismo, Arias (1999) indica que la investigación de campo “consiste en la recolección de datos directamente de sujetos investigados, o de la realidad donde ocurren los hechos (datos primarios) (y secundarios en caso de datos provenientes de fuentes bibliográficas) sin manipular o controlar variable alguna” (p. 28).

Con estas técnicas se definieron variables de forma exploratoria, descriptiva y explicativa, las cuales permitirán profundizar en las condiciones reales de riesgo directo e indirecto en el caso de estudio establecido y en su influencia en los ámbitos local, municipal, regional, nacional e internacional.

La investigación se definió en función de su propósito principal: desarrollar procesos de gestión estratégica en zonas de riesgo afectadas por inundaciones a través de la caracterización detallada de afluentes, humedales y comunidades del municipio de Villavicencio, departamento del Meta. Para ello se propusieron tres pasos:

1. Revisión documental. Esta permite fundamentar de modo teórico el desarrollo de la investigación por medio del conocimiento de temas relacionados con desastres, riesgo, amenazas, vulnerabilidad, inundación, gestión de riesgos, participación comunitaria, diseño constructivo en zonas vulnerables, sistemas, componentes constructivos, experiencias tecnológicas, entre otros.

2. Análisis de campo. Ayuda a obtener datos generales importantes para establecer y plantear criterios en el diseño de procesos de gestión estratégica, a través de la caracterización detallada de afluentes, humedales y comunidades en zonas de riesgo afectadas por inundaciones.

3. Identificación y desarrollo de variables. Se hace a partir de la revisión documental, con el propósito de aplicar instrumentos diseñados en investigaciones previas para evaluar el nivel de riesgo del caso de estudio y establecer desde su análisis procesos de gestión estratégica en zonas de riesgo afectadas por inundaciones.

La zona o área de acción se determinó en las rondas de las cuencas o fuentes hídricas y los humedales presentes en la ciudad de Villavicencio. Los datos documentales y descriptivos suministrados durante el proceso de avance de la investigación se estudiaron con el fin de:

• Identificar las experiencias y los estudios sobre los temas inherentes a esta investigación

• Identificar las zonas urbanas más vulnerables

• Analizar las causas de la vulnerabilidad, a través de la simulación y zonificación de riesgo de inundación en la zona urbana y periurbana de Villavicencio

• Desarrollar un análisis de los perfiles topográficos del territorio y sus especificaciones ambientales para determinar la caracterización del lugar

• Analizar el impacto socioambiental de la zonificación de vulnerabilidad por inundación

• Identificar el periodo de retorno o recurrencia del fenómeno (inundación)

• Identificar la afectación y el impacto generados en los habitantes y las edificaciones de la comunidad

• Identificar las afectaciones e impacto del entorno natural

• Desarrollar procesos de gestión estratégicos en las zonas de riesgo caracterizadas, a fin de mitigar el impacto y la afectación, desarrollar poblaciones resilientes, generar equipos de acción multidisciplinaria permanente e implementar modelos matemáticos para establecer posibles escenarios futuros

Cuando se estudia una zona afectada por inundaciones, se aplican diversas metodologías e identificaciones mediante la participación de sus actores, estudios específicos e instrumentos de recolección de datos. Así, la elaboración de mapas de riesgos permitirá determinar de manera específica y detallada el nivel de riesgo que presenta cada sector del municipio afectado por este escenario. Este es un proceso metodológico de fácil aplicación en el que se involucran diferentes actores, entre ellos el más relevante: “la comunidad”, dado que esta se identifica y se apropia de su realidad.

La sensibilización y formación de las comunidades cumplen un papel fundamental en el desarrollo de ciudadanos conscientes de las realidades del contexto y resilientes ante los posibles escenarios; así, los pueden enfrentar de forma segura, a partir de la toma de decisiones conjuntas con sus pares y las instituciones involucradas.

El reconocer el peligro y el tomar medidas a tiempo son importantes para determinar acciones preventivas, estratégicas y conjuntas entre los diferentes actores. Un mapa de riesgo detallado es un instrumento de participación e integración colectiva que resulta muy útil para minimizar los efectos adversos de los fenómenos que crean trastornos en la comunidad; incluso este mapa puede contribuir a eliminar amenazas, establecer condiciones de vida más seguras, reconocer e identificar los recursos con que cuenta la población, identificar la presencia o no de planes de emergencia y de prevención de desastres y definir compromisos con los diversos actores a través del diseño de procesos de gestión estratégica en zonas afectadas por inundaciones.

CRITERIOS DEL SER Y DEL HACER EN LOS PRINCIPIOS DE DISEÑO RESILIENTES PARA ZONAS EN RIESGO AFECTADAS POR INUNDACIONES

ALGUNOS AUTORES expresan una gran realidad: el hombre y sus bienes están expuestos con mayor frecuencia a los desastres antrópicos y sociales que a los naturales y socionaturales. Esto se debe a que las amenazas de origen humano y social son provocadas con una pequeña constante de probabilidades y recurrencia en su acción, lo cual hace que la afectación e impacto sean constantes, precisos, intencionales (bajo influencias personales y sociales), y que tengan altos niveles de riesgo para los seres humanos y sus bienes. Por el contrario, los desastres provenientes de un fenómeno natural, desencadenado por las dinámicas de la naturaleza o por la intervención humana, se presentan con mayores probabilidades y periodos de recurrencia o retorno, lo cual genera que su afectación e impacto sean menos frecuentes. No obstante, esta última posición podría variar en la medida en que el calentamiento global incida con mayor fuerza sobre las condiciones ambientales de cada uno de los espacios del planeta.

La amenaza frente a la vulnerabilidad es la relación indisoluble que determina la magnitud del riesgo que incide en una población; mientras más vulnerables son los elementos que componen la conformación de esta población, mayores serán el impacto y la afectación de la amenaza sobre los habitantes, las edificaciones, las producciones, la economía, entre otros. Desde otra perspectiva, Cilento Sarli (2005) dice que “la ocurrencia de cataclismos como sismos, aludes, tsunamis, huracanes, entre otros, constituye amenazas naturales para los seres vivos, pero los seres humanos son los que convierten las amenazas en contingencias desastrosas” (p. 265).

Vargas (2002) expresa: “hay quienes plantean que el hombre es una amenaza para el ambiente, y que este último es altamente vulnerable a las acciones humanas” (p. 20). Otros autores plantean una posición opuesta; sin embargo, en ambos casos la mitigación de los riesgos de desastre tiene como objetivo la conservación de la vida humana y de sus bienes en condiciones de bienestar y sostenibilidad. Para ello es importante tener presente cuáles podrían ser los efectos y consecuencias de la intervención e influencia de un fenómeno o situación.

En Colombia los estudios históricos han cumplido un papel fundamental en la narración de los hechos que generan día a día el patrimonio o legado de acciones y escenarios que deberán entender y estudiar las futuras generaciones. Cuando se estudia el proceso histórico referente al impacto de los desastres sobre el territorio, se observa que a través de él se ha permitido conocer datos interesantes sobre las causas y los efectos ante poblaciones vulnerables, el impacto económico-social, la recurrencia de los hechos, las acciones, las decisiones asumidas, las fallas en la aplicación de las acciones, entre otros.