Czytaj książkę: «El problema del porno»

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Introducción El problema del porno El Sexo y el Diseño de Dios El lado oscuro del porno La esclavitud del porno Libertad Verdadera Viviendo sin porno Ayudando a otros Otros Recursos Agradecimientos Guía de debate Notas al pie

V A U G H A N R O B E R T S

EL PROBLEMA DEL PORNO


CONTENIDO

Introducción

El problema del porno

El Sexo y el Diseño de Dios

El lado oscuro del porno

La esclavitud del porno

Libertad Verdadera

Viviendo sin porno

Ayudando a otros

Otros Recursos

Agradecimientos

Guía de debate

Introducción

El mundo está cambiando con rapidez.

No solo la política, la tecnología y la comunicación, sino toda nuestra cultura, moral y actitud. Los cristianos que vivimos en la cultura occidental hemos tenido la ventaja de vivir en un mundo que compartía, en gran medida, nuestras ideas sobre lo que está bien y lo que está mal; pero ya no podemos dar por hecho que esto sigue siendo así.

En tan solo dos generaciones hemos pasado a adoptar de forma generalizada los valores liberales, muchos de los cuales entran en conflicto con la enseñanza bíblica. Cada vez más, los creyentes se ven como la minoría incomprendida, sintiéndose incómodos con la dirección en la que el mundo avanza.

Pero no seamos ciegos, pues parte de ese cambio ha sido bueno. A veces los cristianos no hemos sabido diferenciar entre nuestros valores culturales y aquellos establecidos por las Escrituras. Somos tan susceptibles a caer en el fanatismo como los demás. Tenemos mucho de lo que arrepentirnos si pensamos, por ejemplo, en nuestra actitud hacia la libertad de la mujer y su papel en la sociedad, o nuestra falta de compasión y comprensión hacia los que luchan con la atracción por el mismo sexo.

Y cada vez más nos encontramos en territorio desconocido, sin estar capacitados para caminar por él. A veces resulta más fácil protestar y quejarnos por el transcurso de la historia, que volver a la Biblia y reflexionar sobre lo que Dios dice, contrastando los puntos de vista de la sociedad y los nuestros propios con la verdad que encontramos en la palabra de Dios.

En nuestros mejores momentos, los cristianos hemos estado al frente de las reformas sociales. Pensemos en los grandes reformadores del siglo XIX que lucharon contra la esclavitud, la pobreza y el sistema de prisiones: William Wilberforce, Elizabeth Fry y Lord Shaftesbury. Pero hoy nos encontrarnos casi siempre en las últimas filas, incapaces de articular una respuesta clara ante los temas candentes. Y cuando sí entendemos qué piensa Dios sobre un tema en concreto, no sabemos aplicarlo con compasión ni a nuestro discurso ni a nuestras relaciones.

Los cristianos estamos llamados a ser sabios y amables, aun cuando nos sentimos tentados a condenar las injusticias y nos enfadamos con motivo. La mejor forma de tratar estos temas es orar y con humildad intentar entender la cultura y discernir los tiempos.

Esta breve serie pretende ayudar a los cristianos a pensar de forma constructiva sobre varios temas –de carácter moral, ético y cultural– que suponen un desafío para aquellos que seguimos a Cristo como Señor. También pretende animar a los creyentes a hablar entre nosotros de estos temas, mientras profundizamos juntos en las Escrituras. El objetivo de estos libros es ayudarnos a pensar de forma bíblica, constructiva y compasiva, y a no sentirnos intimidados o quedarnos callados cuando nos pregunten o nos acusen. En estos libros encontraremos una guía bíblica sobre qué significa seguir a Dios, y qué significa amar a las personas como Él las ama.

LO QUE ESTE LIBRO NO ES…

En este libro tan breve no podemos dar respuesta a todas las preguntas que puedas tener sobre la pornografía, ya que es un tema complejo y multidimensional. Tampoco podemos abordar los muchos desafíos prácticos a los que un familiar, un amigo o tú mismo os podáis estar enfrentando. Y en ningún momento hemos pretendido presentar de forma exhaustiva todo lo que la Biblia dice sobre este tema. Si eso es lo que buscas, existen otros libros más extensos e incluso más técnicos que te ayudarán a profundizar.

LO QUE ESTE LIBRO ES…

Más bien, nuestra intención es ofrecerte una introducción a las muchas cuestiones que rodean el tema de la pornografía, que sirva de punto de partida para un debate constructivo entre cristianos y no cristianos. Nuestro objetivo es resumir en qué punto nos encontramos en cuanto a este tema en nuestra cultura, y ofrecer algunos consejos sobre cómo deberíamos pensar, hablar y actuar como cristianos.

Por otra parte, también esperamos que este libro te lleve más allá del debate: que te lleve a amar de forma compasiva y genuina a aquellos que de alguna forma son esclavos de la pornografía; y que te lleve a descubrir cómo ayudarles para que vean los peligros, busquen ayuda y encuentren la libertad. También somos conscientes de que este libro puede estar tocando un tema sumamente personal para ti. Sea cual sea tu situación, nuestra oración es que este libro sea un primer paso para entender los entresijos de este tema, y te anime a conocer y compartir el amor, la esperanza y la libertad que tenemos en Cristo.

Tim Thornborough

Editor de la serie | Enero 2018

Pornografía

Nombre femenino:

Material escrito, visual o audiovisual que contiene una descripción o exhibición explícita de órganos sexuales o de escenas de actividad sexual, ideado para estimular la excitación sexual.

Sinónimos:

Porno, arte erótico, material pornográfico, obscenidad, depravación, vicio; sexo informal, pornografía dura, pornografía blanda, revista porno o xxx.

[Fuente: Google]

El porno no se anda con rodeos, no te contesta los mensajes, el porno…te da exactamente lo que pides. ¡Te quiero,

porno! Me encantan los finales siempre felices del porno. Selección de tuits sobre pornografía

No hay dignidad alguna cuando se elimina la dimensión humana de una persona. En resumen, el problema de la pornografía no es que enseñe demasiado de la persona, sino que enseña demasiado poco. Papa Juan Pablo II

Las personas religiosas consumen un 10% más de pornografía que la gente no religiosa. Tanto sermón religioso no

hace ningún bien. Darrel Ray, psicólogo y activista ateo

Nadie cierra su portátil después de haber estado viendo pornografía y dice: ¡Qué tiempo

más productivo, conectando con el mundo! Russell Brand, comediante

La pornografía, para mí, representa la libertad.

Jenna Jamieson, estrella del porno

Habéis oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya

ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Mateo 5:27-29

Jesús respondió: “Ciertamente os aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado [...] si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres”. Juan 8:34-36

El problema del porno
CAPÍTULO UNO

La pornografía siempre ha estado ahí de una forma u otra; se han encontrado representaciones eróticas en el arte y la escultura de prácticamente toda cultura antigua. En algunas épocas y culturas, estas han sido aceptadas, accesibles y usadas de forma generalizada. Otras veces han sido reprimidas, incluso prohibidas por la ley, manteniéndolas en clandestinidad. Sin embargo, en los últimos 20 años ha ocurrido algo tremendamente drástico. Hemos vivido un auge monumental del porno, avivado por el “motor de la triple A” del cibersexo: Accesibilidad, Asequibilidad y Anonimato1.

Cuando yo era adolescente, para acceder al porno tenías que arriesgarte a pasar la vergüenza de que te viesen intentando llegar al estante más alto del mostrador de revistas, que probablemente era demasiado alto para ti, de todos modos. Además, tenías que rascarte el bolsillo y soltar bastante dinero. ¡Qué distinto es hoy en día! Ahora hay un anonimato absoluto. En la privacidad de tu casa, donde quiera que tengas un portátil o teléfono móvil, tienes porno a tu alcance y gratis.

Gran cantidad de gente lo consume. Nielsen, la prestigiosa compañía global de gestión de información, aseguró que alrededor de 60 millones de personas —más de un cuarto de los usuarios de internet estadounidenses— accedieron a una página web pornográfica durante un mes en 20102. En caso de que te creas el mito de que los consumidores de porno son prácticamente solo hombres, la misma compañía reveló en uno de sus estudios que un tercio de las personas que visitan páginas porno son mujeres3.

Las imágenes online no son en absoluto la única forma de pornografía que se consume. La ficción erótica es también fácilmente accesible, tanto en internet como en papel. Esta última se ha convertido ya en tendencia, como se ha podido ver con el éxito extraordinario que tuvo la novela Cincuenta sombras de Grey: en junio de 2015 ya se habían vendido 125 millones de copias en solo cuatro años. Las descripciones verbales, junto con las imágenes que vemos, se unen para alimentar las fantasías que nos creamos. A veces, el porno más impactante es aquel que nos imaginamos en nuestras mentes.

TOMANDO LA PERSPECTIVA CORRECTA

Si te tomas a Jesús en serio, ya habrás podido sospechar que ver y leer porno, o elaborarlo mentalmente en nuestra imaginación, es algo que no concuerda con sus enseñanzas. El dijo: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón” (Mateo 5:28).

Aun así, los cristianos no somos los únicos preocupados por el tsunami de pornografía que ha sacudido nuestra sociedad en los últimos años. Comentaristas sociales, profesionales médicos e individuos afectados señalan el impacto negativo que está teniendo, por ejemplo, sobre la imagen del cuerpo, la salud relacional y el desarrollo de la sexualidad en adolescentes. Solo el tiempo dirá qué consecuencias reales tendrá. Un escritor comenta:

No me sorprendería que nos convirtiésemos en una cultura con menos intimidad. Tal vez ni importa que algunas personas tengan problemas para intimar o conectar, porque habrá algún dispositivo robótico para suplir sus necesidades […] No tenemos ni idea de lo que esto supondrá de aquí a veinte años. Estamos en una fase evolutiva. Algunos de nosotros evolucionaremos y nos desarrollaremos en este nuevo entorno que hemos creado y otros no. Es el experimento social más grande que jamás hayamos experimentado.4

MÁS CERCA DE CASA

Sé que muchos de los que lean estas palabras no necesitan convencerse de que el porno está mal. Tal vez seas un cristiano que ama a Jesucristo, que quiere vivir para agradarle y sabe que eso implica mantener tu corazón puro sexualmente, pero eres consciente de que no ha sido así. No estás solo, pues es una realidad para todos nosotros, incluso para mí. Soy alguien sexualmente roto escribiendo a otros sexualmente rotos. No hemos dado la talla, pero la forma en la que hayamos fallado a nivel sexual puede variar. No todos los que lean este libro tendrán problemas con el porno, pero muchos seguramente sí; puede que incluso tú.

El consumo del porno suele ser algo privado y, por lo tanto, oculto a los demás. Esto puede llevar a un profundo sentimiento de culpa y vergüenza, que hace a muchos sentirse solos y apartados. A lo mejor te sientes identificado con esto. Te sientes mal por lo que has hecho y sigues haciendo, pero no te ves capaz de hablar de ello con otras personas. Puede que hasta sientas que no puedes sincerarte con Dios, por lo que se crea también una distancia dañina en tu relación con Él.

Este sentimiento de culpa afecta a ambos sexos, pero puede ser particularmente problemático para las mujeres. Si alguna vez se mencionan el porno, la fantasía sexual y la masturbación en los círculos de las iglesias —que apenas se hace— normalmente se da por hecho que solamente suponen un problema para los hombres. Eso hace que muchas de las mujeres que enfrentan esta lucha tiendan a guardárselo para sí mismas aún más. La gente casada puede verse especialmente afectada por esto también, por la creencia errónea de que los consumidores de porno son en su mayoría solteros. El resultado es que estas personas pueden sentirse demasiado avergonzadas como para compartir con alguien su lucha.

La vergüenza solitaria a menudo lleva al desánimo solitario. Puede que al leer estas palabras ya hayas perdido la esperanza. Sabes que el pecado sexual te aprisiona, pero te sientes incapaz de deshacerte de él. Estoy hablando sobre la pornografía en especial, pero estos mismos principios se pueden aplicar más allá, a todo tipo de pecado sexual o a cualquier pecado en general. Has intentado acabar con ello cientos y miles de veces y no has sido capaz, puede que incluso te hayas dado por vencido ya.

Si queremos ayudar a cristianos que se sienten atrapados por el porno, tenemos que empezar por cambiar la cultura de nuestras iglesias. Necesitamos hablar de estos temas más abiertamente y animar a quienes luchan con esto y les cuesta sincerarse con sus amigos de confianza o pastores. Así, podrán salir de la oscuridad y de las mentiras que los mantienen presos y dirigirse a la luz y la verdad de Cristo que puede hacerles libres.

La Biblia tiene grandes noticias para aquellos que empiezan a sentir que nunca verán la victoria en su lucha contra el porno. El evangelio de Jesús ofrece perdón completo y un nuevo poder, a través del Espíritu Santo, que nos capacita para luchar contra el pecado y crecer en santidad. Vivir sin pornografía es posible de verdad. Jesús es realista en cuanto al poder que el pecado ejerce sobre nosotros, pero también tiene un mensaje de esperanza gloriosa para nosotros, no importa cuán bajo hayamos caído:

Todo el que peca es esclavo del pecado [... pero] si el Hijo os libera, seréis verdaderamente libres.

Juan 8:34, 36

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